Acteón, según Parmigianino. (
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En la mitología griega, Acteón era un célebre cazador iniciado en este arte por el centauro Quirón, también maestro de Aquiles. Hijo de Aristeo y Autónoe de Beocia, sufrió la ira de Artemisa (Diana, en el caso de la romanización de la leyenda, según, por ejemplo, la versión de Ovidio). La historia también es narrada por Higino, Pausanias, Euripides, Calímaco y Esquilo, entre otros autores clásicos.
En griego antiguo se escribe Ἀκταίων (Aktaiôn).
Artemisa es una de las diosas más importantes del panteón griego. Hija de Zeus y Leto, y la hermana melliza de Apolo.
Fue la diosa helena de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas. A menudo se la representaba como una cazadora llevando un arco y flechas. El ciervo y el ciprés le estaban consagrados.
Artemisa, también consagrada a la castidad, estaba bañándose desnuda en los bosques cercanos a la ciudad beocia de Orcómeno, en compañía de su coro de ninfas, cuando un príncipe tebano, y célebre cazador llamado «Actéon», iniciado en este arte por el centauro Quirón, (maestro de Aquiles) e hijo de Aristeo y Autónoe; la encontró casualmente. Se detuvo y se quedó mirándola, fascinado por su belleza enajenante. Las ninfas lo descubrieron y corrieron a ocultar a Artemisa.
Ésta se disgustó tanto por haber sido contemplada desnuda que salpicó con agua al rostro de Acteón, quien se transformó en un ciervo, por la profanación de ver su desnudez y sus virginales misterios, y envió a los propios sabuesos de Acteón, que eran cincuenta, a que lo mataran. Estos lo hicieron pedazos y devoraron sus carnes, para después buscar a su amo por el bosque, sollozando. Entonces, encontraron al centauro Quirón, quien, para consolarlos, construyó una estatua de su difunto dueño.
Según cuenta Ovidio en Las metamorfosis (libro III, 151-252), la diosa estaba acompañada de su séquito de ninfas. En otra versión de la leyenda, Acteón alardeó de ser mejor cazador que Artemisa, por lo que ésta lo transformó en un venado que fue devorado por sus propios perros de caza.
En otra versión de la leyenda, Acteón alardeó de ser mejor cazador que Artemisa, por lo que esta lo transformó en un venado que fue devorado por sus propios perros de caza.
Existen paralelismos entre la historia de Acteón y la ceguera de Tiresias, que perdió la vista como castigo por ver desnuda a Atenea, y entre Acteón y el mito caldeo y fenicio de Aqht y la diosa Anat.
Representación artística
Se conserva una crátera (vasija cerámica para vino) del 460 a. C. aproximadamente, que recibe el nombre de Artemisa matando a Acteón. El Museo Británico guarda relieves helénicos de mármol sobre el mito.
El historiador siciliota Diodoro Sículo (90-30 a. C.) escribió variaciones de la historia.
También fue representado por numerosos pintores muy posteriores, como Tiziano, Nicolás Poussín, Parmigianino, Veronese, Rembrandt, Anníbale Carracci o Delacroix.
En 1684, Marc-Antoine Charpentier (1643-1704) musicalizó una tragedia lírica que tituló Acteón.
Interpretación
El religioso y pensador italiano Giordano Bruno (1548-1600) presentó una metáfora de Acteón como cazador que persigue con pasión el conocimiento. En su diálogo Los heroicos furores, de 1585, identificaba a Acteón con el auténtico filósofo que, en su búsqueda y contemplación de la verdad (Diana), termina a su vez cazado por esta y alcanza finalmente la beatitud.1
En su obra El ser y la nada (1943), Jean Paul Sartre establece lo que llama «complejo de Acteón», que define como el orden fisiológico y psicosexual (la mirada curiosa y lasciva) cuya sublimación desencadena el estímulo de toda búsqueda. En este sentido, advierte que el investigador es el cazador que sorprende una desnudez pasiva y la viola con su mirada. Así, el conjunto de estas imágenes revela la idea de la caza como símbolo de apropiación, así como el deseo sexual mismo, quizá más primitivo todavía, pues se caza para comer, para poseer. La curiosidad, en el animal, es siempre sexual o alimentaria. La curiosidad por necesidad lleva al conocimiento. Conocer es comer con los ojos.
El escritor polaco nacionalizado en Francia, Pierre Klossowski publicó en 1956 una breve novela llamada El baño de Diana, en la que reflexiona sobre la leyenda.
Acteón en la literatura española
El dramaturgo barroco Antonio Mira de Amescua (1577-1644) compuso sobre el mito su poema en cincuenta y ocho octavas reales Fábula de Acteón y Diana, y José Antonio Porcel (1715-1794) su fábula burlesca Acteón y Diana.
Por otro lado, José Luis Sampedro (1917-2013) en su novela El caballo desnudo introdujo el mito de Acteón en la trama de su comedia.
Diana y Acteón, obra de Tiziano. Tiziano – National Gallery of London. (Dominio Público).