Cabezas de toro excavadas de Çatalhöyük en el Museo de las Civilizaciones Anatolias de Ankara. Foto: Stipich Béla. CC BY 2.5.
La adoración del Toro Sagrado era común en el mundo antiguo. Su fuente de conocimiento viene de Egipto, y luego pasó a los pueblos de la Mesopotamia Antigua y la Grecia Helenista, la misma que en su religiosidad la difundió a Roma. Es quizás más familiar a Occidente el empleo del toro por parte de Roma y su religión quienes en ciertas fiestas o acontecimientos de conquista a otros pueblos, para agradecer a los dioses hacían sacrificar a uno de estos animales nobles y fuertes en sus rituales como sinónimo de prosperidad y fortaleza, se bañaban en la sangre del animal sacrificado. Viene a colación en este hecho los sacrificios que se hacían en Roma por ejemplo después de que César conquistara las Galias.
El toro como animal sagrado
Desde épocas protohistóricas, el toro ocupó un lugar importante en la vida de los seres humanos. Tanto el nómada como el sedentario conviven de cerca con este animal, que se agrupa a su lado y del cual el hombre, muchas veces, depende para su supervivencia. Por ello aprende a conocerlo bien y a representarlo, identificándolo con la virilidad y la procreación en la naturaleza. Los objetos sagrados, ya sean animales, plantas, lugares u objetos no se veneran por sí mismos, sino que se les considera sagrados porque revelan la realidad última o porque participan de ella.
Desde los tiempos más remotos, el toro fue lunar en Mesopotamia, representando sus cuernos la luna creciente, aunque no puede recrearse un contexto específico para los cráneos de toro con cuernos (bucrania) conservados en un santuario del VIII milenio a. C. en Çatalhöyük (Anatolia oriental). El toro sagrado de los hattianos, cuyos elaborados estándares fueron hallados en Alaca Höyük junto a los del ciervo sagrado, sobrevivió en las mitologías hurrita e hitita como Seri y Hurri (‘Día’ y ‘Noche’), los toros que llevaban al dios del tiempo Teshub sobre sus espaldas o en su carro, y que pacían en las ruinas de las ciudades. (1) En Chipre se usaron máscaras rituales de toro hechas con cráneos reales. En esta isla se han hallado figuritas de terracota llevando máscaras de toro (2) y altares de piedra neolíticos con cuernos de toro.
En la mitología egipcia fue venerado el toro Apis, considerado la encarnación de Ptah y más tarde de Osiris. Una larga serie de toros, ritualmente perfectos, fueron identificados por los sacerdotes del dios, hospedados en el templo toda su vida, embalsamados y enterrados en grandes sarcófagos. Numerosos sarcófagos monolíticos se guardaron en el Serapeum de Saqqara, que fue descubierto por Auguste Mariette en 1851. Otros toros venerados fueron Mnevis o Merur, la encarnación de Atum-Ra, en Heliópolis; Bujis o Baj, el toro sagrado de Montu, en Hermontis; y el toro del dios Min, en Coptos. En el Antiguo Egipto, Ka era tanto un concepto religioso de la fuerza vital, como la palabra que designaba al toro.
El toro Apis: Saqqara. Louvre. Foto: Rama. CC BY-SA 2.0 fr
Apis (nombre egipcio: Hap, Hepu; nombre griego: Apis (Απις), Epafos), el toro sagrado, fue un dios solar, de la fertilidad, y, posteriormente, funerario, miembro de la corte de los dioses del antiguo Egipto. Era representado como toro u hombre con cabeza de toro, con el disco solar Uraeus arriba de la cabeza, al igual que otros dioses de Egipto, por ejemplo Ra.
Hijo de Isis, como vaca, fecundada por un rayo del Sol.
El toro Apis era sagrado en el antiguo Egipto. Desde el Imperio Nuevo se le consideraba el heraldo de Ptah, luego de Osiris, y más tarde de Sokar.1 Por esto último, llegó a considerarse una de los integrantes del panteón de dioses egipcios asociados con la muerte.
En otras culturas, Marduk es el «toro de Utu» y la montura del dios hinduista Shivá es Nandi, el toro.
Marduk, dios babilonio primogénito de Ea, fue el soberano de la humanidad y los países. Aparece mencionado en el Código de Hammurabi, donde el propio Hammurabi declara que Marduk es el sirviente diario del templo.
Grabado en el código de Hammurabi que representa a Shamash, dios del sol sentado frente al conquistador babilonio. Como deidad de la justicia, Shamash entrega a Hammurabi las leyes que debían seguir los hombres.Es el padre de Nabu, dios tutelar de la escritura, hijo de Ea y de Ninhursag, consorte de Sarpanitu y heredero de Anu.
En el sistema de la astronomía, Júpiter está asociado con Marduk durante el periodo de Hammurabi.
Marduk está asociado con el arma Imhullu, que además su nombre es una variante babilónica de la misma.
De acuerdo a la The Encyclopedia of Religion, Marduk probablemente se pronunciaría Marutuk. La etimología de su nombre deriva de amar-Utu. El origen del nombre de Marduk refleja una genealogía más reciente, aproximadamente hacia el tercer milenio a. C., que proviene de la antigua ciudad de Sippar, cuyo dios era Utu, dios del Sol.
Marduk y su dragón, de un sello cilíndrico babilónico. Cuando esta ciudad se convirtió en el centro político de los estados unificados del valle de Éufrates en los tiempos de Hammurabi (siglo XVII a. C.), se levantó como cabeza del panteón de dioses babilónicos. Foto: Franz Heinrich Weißbach. Este link.
Walter Burkert resumió la revisión moderna de una identificación superficial y difusa de un dios que era idéntico a su víctima sacrificial, que había creado analogías sugestivas con la eucaristía cristiana para una generación anterior de mitógrafos:
Sin embargo, el concepto del dios teriomórfico y especialmente del dios toro puede borrar también demasiado fácilmente las muy importantes distinciones entre un dios llamado, descrito, representado y adorado en forma animal, un animal real adorado como un dios, los símbolos y máscaras animales usados en el culto, y por último el animal consagrado destinado al sacrificio. La adoración animal de este tipo hallada en el culto egipcio de Apis es desconocida en Grecia. (2).
Cuando los héroes de la nueva cultura indoeuropea llegaron a la cuenca del Egeo, se enfrentaron con el antiguo Toro Sagrado en muchas ocasiones, y siempre lo superaron, en la forma de los mitos que han sobrevivido. Para los griegos, el toro estaba fuertemente relacionado con el Toro de Creta: Teseo de Atenas tenía que capturar al antiguo toro sagrado de Maratón antes de enfrentarse al toro-hombre, el Minotauro (en griego ‘toro de Minos’), al que se imaginaba como un hombre con cabeza de toro en el centro del laberinto. Los antiguos frescos y cerámicas minoicos representan rituales de taurocatapsia, en los que los participantes de ambos sexos saltaban por encima de los toros agarrándose a sus cuernos. A pesar del aviso constante de Burkert es que «es peligroso proyectar la tradición griega directamente en la Edad de Bronce», (3) sólo se ha hallado una imagen minoica de un hombre con cabeza de toro, un diminuto sello actualmente en el Museo Arqueológico de La Canea.
En el culto olímpico, el epíteto de Hera Boopis (βοώπης) suele traducirse como ‘con ojos de bovino’, pero también podría ser ‘cabeza de bovino’. (4) Los griegos clásicos nunca se refirieron por lo demás a Hera simplemente como una vaca, si bien su sacerdotisa Ío fue literalmente una ternera picada por un tábano, forma en la que Zeus se apareó con ella. Zeus adoptó papeles más antiguos y, en la forma de un toro que salía del mar, raptó a la noble fenicia Europa y la llevó, significativamente, a Creta.
Dioniso era otro dios de resurrección que estaba fuertemente vinculado al toro. En un himno de culto procedente de Olimpia, en un festival en honor a Hera, también se invitaba a Dioniso a aparecer como un toro, «con la furia de su pezuñas». «Con bastante frecuencia es retratado con cuernos de toro, y en Cízico tenía una imagen tauromorfa», cuenta Burkert, y alude también a un mito arcaico en el que Dioniso es masacrado como un ternero y comido impíamente por los Titanes. (5)
En el periodo clásico de Grecia, el toro y otros animales identificados con deidades eran separados como sus agalma, una especia de pieza heráldica que significaba concretamente su presencia numinosa.
El toro es uno de los animales relacionados con el culto sincrético romano y helenístico tardío de Mitra, en el que la muerte del toro astral, la tauroctonía, era tan central en el culto como la crucifixión en el cristianismo de la época. La tauroctonía estaba representada en cada mitreo (compárese con el muy parecido sello tauróctono de Enkidu). Una sugerencia muy discutida relaciona los restos del ritual mitraico con la pervivencia o auge de la tauromaquia en Iberia y el sur de Francia, donde la leyenda de san Saturnino de Tolosa y su protegido en Pamplona, san Fermín, está inseparablemente relacionada con los sacrificios de toros por la vívida forma que adoptaron sus martirios, fijados por la hagiografía cristiana en el siglo III, que también fue el siglo en el que el mitraísmo estuvo en su apogeo.
Tauroctonía es el nombre moderno que se da a la imagen principal del culto mitraico romano, en la que se representa a Mitra matando un toro, derivando el nombre del griego ταυροκτόνος (tauroktonos) «matanza de toros», formado por las palabras ταῦρος (tauros) «toro» y κτόνος (ktonos) «matar».
Sea como pintura o como relieve escultórico, la escena de Mitra sacrificando el toro es de representación obligada en cada mithraeum, al menos una vez y en la pared más alejada del espacio donde tenía lugar la actividad ritual. A menudo se acondicionaban nichos especiales para albergar la escena y se acompañaban de figuras secundarias.
La representación más antigua de una tauroctonía es CIMRM 593 de Rome, dedicada por un tal Alcimus, esclavo (servus vilicus) de T. Claudius Livianus, al que se identifica con T. Iulius Aquilinus Castricius Saturninus Claudius Livianus, prefecto del pretorio en el imperio de Trajano. Al igual que las otras cinco escenas tempranas que se conservan de los misterios mitraicos, está fechada alrededor del año 100.
No se debe confundir con el taurobolio, rito de los misterios de Cibeles y Atis en el que se sacrifica un toro, ya que no hay ninguna evidencia de que se hiciera lo mismo en los ritos mitraicos.
Tauroctonía de Mitra del siglo II, ahora en el Museo Británico, Londres. Mike Young.Dominio público.
La mitología irlandesa incluye importantes menciones a los toros, como en el Táin Bó Cúailnge, así como en las historias del épico héroe Cúchulainn, que fueron compiladas en el Libro de la vaca parda del siglo VII.
En algunas religiones cristianas se escenifican belenes en Navidad. La mayoría de ellos incluyen un toro o un buey echado en el pesebre, cerca del recién nacido Jesús. Las canciones navideñas tradicionales cuentan a menudo que el buey y el burro calentaban al infante con su aliento.
El toro sagrado sobrevive en la constelación Tauro.
La tauromaquia
(del idioma griego ταῦρος, taūros ‘toro’, y μάχομαι, máchomai ‘luchar’) la define la RAE como ‘el arte de lidiar toros’, (1) tanto a pie como a caballo. Sus antecedentes se remontan a la Edad de Bronce. (2) La tauromaquia reúne el concepto y las reglas que definen el arte de lidiar o toreo, (3) un arte que nació en España del que se tiene constancia en el siglo XI con la celebración de festejos taurinos en Ávila y en Zamora en el siglo XIII. (4) La forma más conocida de tauromaquia es la corrida de toros cuya expresión más moderna surgió en el siglo XVIII. (5) La Tauromaquia es además el nombre que reciben las obras o libros que tratan sobre la misma y en los que se desarrollan dichas reglas del torero. (6)
La tauromaquia en sus diferentes modalidades está presente en Europa, donde se celebran corridas de toros en España, Portugal (7) y en algunos departamentos del sur de Francia. (8), (9). En Hispanoamérica se realizan corridas en Perú, México, Colombia, Ecuador, Venezuela. (10), (11) En otros países como en China, Filipinas y Estados Unidos (12), (13) también se han celebrado corridas de toros pero en menor número. En otras partes del mundo hay otros tipos de festejos taurinos como los toros a la Tica o Fiestas de Zapote en Costa Rica, (14) el Jallikattu también conocido como Eruthazhuvuthal o Manju Virattu que se practica en Tamil Nadu (India). (15).
Referencias Tauromaquia.
- Real Academia Española. rae.es, ed. «Tauromaquia según la RAE: Arte y técnica de lidiar toros». Consultado el 14 de septiembre de 2019.
- Cossío, José María de (1996). «La fiesta desde sus orígenes a nuestros días». Los toros. Madrid: Espasa-Calpe. p. 24-54, 76-96. ISBN 8423996115. OCLC 36293808. Consultado el 4 de septiembre de 2019.
- Nieto Manjón, Luis (2004). Diccionario Espasa: términos taurinos. Madrid: Espasa. p. 602. . Consultado el 15 de octubre de 2019.
- Rodríguez Blázquez, Alfredo, Tribuna de Ávila (27 de septiembre de 2012). «El inicio de la lidia de los toros». www.tribunaavila.com. Consultado el 6 de septiembre de 2019.
- Cossío, José María de (1996). «Clases de fiestas de toros». Los toros I. Madrid: Espasa-Calpe. p. 684. Consultado el 6 de septiembre de 2019.
- Real Academia Española. «Tauromaquia: 2. f. Obra o libro que trata de la tauromaquia.». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
- «Vuelve a crecer el número de asistentes a los toros en Portugal». Revista de toros. Noticias toreros y corridas. Portal taurino. 27 de enero de 2019. Consultado el 7 de septiembre de 2019.
- Villaécija, Raquel (25 de abril de 2011). «Francia reconoce los toros como bien de interés cultural». El Mundo (París). Consultado el 7 de septiembre de 2019.
- «Los puntales del auge de las corridas de toros en Francia». El Comercio. 17 de abril de 2019. Consultado el 1 de octubre de 2019.
- «Corridas de toros en Venezuela: ¿acto salvaje o tradición cultural?». Archivado desde el original el 1 de octubre de 2019. Consultado el 1 de octubre de 2019.
- «Estos son los carteles de las principales corridas de diciembre en la América taurina». abc. 25 de noviembre de 2016. Consultado el 7 de septiembre de 2019.
- Pérez, Maribel. «El año taurino de EE. UU.». www.mundotoro.com. Consultado el 7 de septiembre de 2019.
- País, Ediciones El (24 de octubre de 2004). «Las corridas de toros llegan con entusiasmo a China». El País (España). ISSN 1134-6582. Consultado el 7 de septiembre de 2019.
- «“Corridas de Toros a la Tica” viven en la cultura costarricense». Universidad de Costa Rica. Consultado el 6 de septiembre de 2019.
- «El clamor por el Jallikattu, la impresionante corrida de toros donde no matan al animal». BBC News Mundo. 8 de enero de 2016. Consultado el 6 de septiembre de 2019.
Taurocatapsia en la Creta minoica. Foto desconocida. unknown ancient artist – ArtStudy version 2.0 (Saskia Ltd, Thomson Wadsworth)
La taurocatapsia (del griego antiguo ταυροκαθάψια) era un ejercicio en el que los gimnastas realizaban demostraciones de agilidad, a pie o a caballo con la mediación de un toro salvaje. Aunque el término taurocatapsia se usó originalmente para describir los saltos del toro que se practicaban en Tesalia en la época clásica, el término se ha generalizado para abarcar los de otras épocas y lugares. Así, es un motivo del arte figurativo de la Edad del Bronce Media, y en particular del arte minoico, en donde aparecen escenas de esta actividad en numerosas ocasiones, tanto en la decoración de paredes como en sellos y en algunas figurillas.
Referencias
- Hawkes y Woolley (1963), Vieyra (1955).
- Burkert (1985).
- Burkert (1985) p. 24.
- Diccionario Griego-Español, voz βοώπης.
- Burkert (1985) pp. 64, 132.
Bibliografía
- Burkert, W. (1985). Greek religion. Harvard University Press. ISBN 978-0-674-36280-2.
- Álvarez de Miranda, Á. (1998). Ritos y juegos del toro. Madrid, Biblioteca Nueva: Taurus.
- Campbell, J. (1964). «2. The Consort of the Bull». The masks of God: Occidental mythology. Nueva York: Viking Press. OCLC 9420557.
- Hawkes, J., Woolley, L. (1963). Prehistory and the beginnings of civilization. Nueva York: Harper & Row. OCLC 430395.
- Vieyra, M. (1955). Hittite art, 2300-750 B.C. Londres: A. Tiranti. OCLC 547104.
- Rutter, J. B. (otoño de 1968). «The Three Phases of the Taurobolium». Phoenix 22 (3): 226-249. doi 10.2307/1086636.
Véase también
- El apartado titulado «Religión, mitología y simbolismo» del artículo dedicado al toro.
- Camahueto
- Taurobolio
- Calcotauros
- El (dios semítico)
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