Mujeres. E. Media
En los documentos de la Edad Media apenas aparecen mencionadas mujeres que ocupen el cargo de maestras de obras o de taller de una catedral, pero hay indicios de que algunas tuvieron ese papel. Frente a los arquitectos varones, cuyos nombres son abundantes a partir del siglo XIII, las mujeres que dirigían una cuadrilla de trabajadores eran escasísimas. La ciudad suiza de Basilea contaba, a mediados de aquel siglo, con un importante gremio de constructores, entre cuyos miembros fueron admitidas varias mujeres, pero no se dan sus nombres. La maestra de obras más antigua documentada es una mujer llamada Grunnilda, que aparece en 1256 en los registros de la ciudad de Norwich en el momento en que se estaba erigiendo la nave central de su catedral gótica, una de las más grandes de Inglaterra. Grunnilda era miembro de la guilda, o corporación de albañiles, de Norwich, aunque no hay más datos sobre su dedicación.
Un siglo más tarde, en 1375, los estatutos del gremio de carpinteros de la misma ciudad reflejan la existencia de mujeres maestras en el seno de esta cofradía en igualdad con los hombres. En Lincoln, localidad ubicada a unos ciento cincuenta kilómetros al noroeste de Norwich y con una no menos monumental catedral gótica, la cofradía de masones (maestros albañiles) aprobó en 1389 sus nuevos estatutos, en los que se alude a la existencia de hombres y mujeres (“hermanos y hermanas”) entre sus miembros. En York, a 130 km al norte de Lincoln, se levanta una imponente catedral gótica, además de varias iglesias y monasterios. La ciudad disponía de una importante guilda de constructores, agrupados en la cofradía del Corpus Christi, que en 1408 aprobó nuevos estatutos para regular el trabajo de sus miembros, entre los que había varias maestras de taller.
MUJERES MEDIEVALES, MASONERÍA OPERATIVA, MAESTRAS DE OBRAS…
En los reinos hispanos, la presencia de mujeres en la construcción fue abundante. En 1400, según ha estudiado Sandrine Victor, las mujeres estaban ausentes de los gremios de constructores de la urbe francesa de Montpellier, pero en cambio participaban activamente en la cofradía de oficios de San Narciso, en la ciudad de Gerona, cuyos estatutos señalan la existencia de “cofrades y cofraderas”. Y en 1419, el rey Alfonso V de Aragón concedió privilegios a la cofradía de los Cuatro Santos Mártires de la misma Gerona, en la que se agrupaban con los hombres varias mujeres que ejercían como canteras, carpinteras y albañiles. Algunas de estas mujeres desempeñaron un papel capital en las obras de las catedrales góticas, pero la documentación no ayuda a fijarlo con precisión, y menos a aclarar las relaciones de género que se establecieron en las cofradías de constructores integradas por hombres y mujeres.La catedral gótica se presentaba como la obra de Dios, a quien se consideraba arquitecto del universo, de modo que una catedral no era sino un compendio del cosmos a escala humana. Dios para los cristianos es varón, el Dios Padre, y la inmensa mayoría de los maestros constructores de catedrales fueron hombres.
Pero hubo un caso extraordinario, el de una mujer que ha suscitado tal interés que su historia se ha mezclado con la leyenda hasta confundirse. Se trata de la maestra Sabina von Steinbach, conocida en Francia como Sabine de Pierrefonds. Esta mujer, de origen alemán, fue mencionada por un historiador llamado Schadeus en 1617, en un libro en el que la presentaba como maestra de obras y escultora. Citaba como referencia una inscripción, lamentablemente desaparecida, que la proclamaba como maestra de obras en la catedral de Estrasburgo.
Sabina era hija del famoso arquitecto Erwin von Steinbach (también denominado Hervé de Pierrefonds), que nació en 1244 y ejerció como maestro de obras en la catedral de Estrasburgo entre 1277 y 1318, época durante la cual se levantaron la nave central y las portadas del crucero.
A la muerte de Erwin en 1318, sus hijos Juan y Sabina heredaron el taller y el oficio de su padre, y ambos continuaron con los trabajos de aquella catedral, especialmente las obras de la entrada meridional y de la famosa torre de la fachada principal. A Sabina, una relevante escultora, se le atribuyen las estatuas del pórtico de Estrasburgo, talladas con una delicadeza formidable, sobre todo dos figuras femeninas que representan a la Sinagoga y la Iglesia, y también varias piezas en la columna llamada de Los Ángeles, en el interior del transepto.
Se ha especulado que, tras acabar su tarea en Estrasburgo, Sabina se instaló en París para intervenir en la catedral de Notre Dame, cuya estructura arquitectónica estaba prácticamente acabada, pero a la que faltaban algunas esculturas por añadir. A Sabina se le atribuye una figura femenina que representa a la Iglesia, casi idéntica a la de Estrasburgo, y otra de una mujer provista con las herramientas de los constructores medievales. Pero la atribución de estos trabajos a un maestro, o maestra, escultor concreto ofrece muchos problemas, pues la catedral de París ha sufrido numerosas alteraciones, sobre todo durante la Revolución Francesa, cuando se destruyeron muchas de sus imágenes.
#historia #medieval #arte #feminismo #8demarzo