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El simbolismo animal en la cultura medieval

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Simbología medieval de los arácnidos y los reptiles
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Este grupo es simbólicamente homogéneo puesto que dentro de él tenemos a los animales considerados más primitivos. Esto hace que sub-yazca un cierto resentimiento de rechazo hacia faunas que no se conocen bien, y, que no son especialmente familiares, pero que se arrastran, reptan y se asocian con plagas que perjudican al hombre.

La araña, por lo general, tiene una simbología más bien nefasta: es traicionera e hipócrita; sin duda esto se debe a su forma de cazar al acecho y con trampas, pero los comentaristas cristianos extraen algunas lecciones positivas de la misma utilizando la relación con la telaraña para ilustrar su capacidad creadora, diligencia, paciencia etc. Sin remisión es el significado de otro arácnido, el escorpión, que, en el simbolismo cristiano, representa al pueblo judío. Otro animal tan aparentemente elemental como la esponja, ejemplificaré la capacidad para absorber, no ya el agua circundante, sino el mensaje divino. Moluscos y crustáceos, muy poco habituales en los tratados medievales, tienen, sin embargo, una simbología muy clara: no es difícil deducir la gran significación que tiene la concha, asociada, desde siempre, con el peregrino —de ahí que exista una especie zoológica denominada así. En los Bestiarios la vieira resulta una locura biológica al mezclarse cantidad de datos de otras especies. Otro ejemplo, la ostra, es símbolo de la Encarnación, siendo la perla la Virgen María. El cangrejo, el crustáceo más familiar para el pueblo, representaba al pecador por su peculiar forma de andar, tanto hacia adelante como hacia atrás, como el alma que avanza y retrocede en su lucha contra el pecado.

El grupo de los insectos, no gozaba, globalmente, de mala reputación, seguramente por su adscripción al elemento aire, volátil, que significa trascendencia y elevación, y, por lo tanto, espiritualidad. No obstante la clasificación de los insectos más habituales en la simbología medieval podría corresponder a la tradicional de benéficos y maléficos que nuestros antiguos textos de bachillerato recogían en sus páginas. Hormigas, avispas, pulgas, y langostas son perjudiciales y también, en general, negativas. Gusanos de seda, mariposas, abejas, etc., son positivas y benéficas. Quizás sea la mariposa la que goza de mejor reputación —trascendente y espiritual— alegórica de la luz del alma. La abeja, laboriosa y obediente, heredaba una tradicional buena fama, que le venía de Oriente. Las langostas, como es lógico, no consiguen desembarazarse de su condición de plagas bíblicas o de las terribles referencias contenidas en el Apocalipsis. No hay que olvidar que las plagas de estos insectos eran frecuentes en los siglos medievales con sus secuelas —destrucción de cosechas— de hambre y miseria. Hay algunos insectos antitéticos (bueno/malo) caso de la abeja/avispa, como después comprobaremos con otras especies. Incluso los insectos considerados malignos pueden tener algún defensor. Tal sería el caso de la cigala asociada a la leyenda franciscana, o de las hormigas, en la tradición no cristiana portadoras del don de la adivinación, ejemplo de previsión y actividad.

Los reptiles, por último, no suelen quedar bien parados. A pesar de ello, el camaleón y el lagarto, a través de sus inventadas costumbres en los Bestiarios, sirven, especialmente el último, para aleccionar sobre la luz, el sol, que es Cristo. Los reptiles, se arrastran, reptan sinuosamente, lo que no ofrece excesiva confianza y, además, muestran su lengua bífida, o, lo que es peor, mudan de piel, signo de inconstancia. Casi ninguno goza de especial devoción. Pésima reputación tiene el cocodrilo, malo y curioso, hipócrita —lágrimas tras devorar a sus víctimas, otra exageración— animal inexistente en la Europa medieval lo que hace que los Bestiarios fantaseen con su iconografía y lo asocien al dragón en muchas ocasiones. Quien naturalmente se lleva la palma en el campo de la antipatía es la serpiente, la cual, por sus connotaciones bíblicas, es una de las simbologías más frecuentes del diablo. A pesar de ello, y de modo excepcional, algunas de las cualidades del ofidio merecen su comparación con Cristo, por ejemplo, la astucia. También se conservan representaciones iconográficas relacionándola con San Juan Evangelista. Las víboras, no tienen, ni por asomo, una lectura buena: como en el caso de los escorpiones son comparadas sistemáticamente con los judíos, los felones. No podemos concluir sin olvidar a la salamandra, cuyas costumbres, todas inventadas en los Bestiarios, la convierten en portadora de una simbología francamente positiva.

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EL SIMBOLISMO ANIMAL EN LA CULTURA MEDIEVAL
M.ª DOLORES-CARMEN MORALES MUÑIZ
UNED
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Eve offering the apple to Adam in the Garden of Eden and the serpent, c.1520-25, oil on wood, Lucas Cranach the Elder
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