La dinastía Xia (en chino tradicional, 夏; literalmente, ‘dinastía de verano’) fue la primera dinastía de la historia de China. (1) Según las crónicas chinas habría durado entre el siglo XXI a. C. y el siglo XVI a. C., aunque todavía existe debates respecto a su historicidad. Las Memorias históricas del historiador Sima Qian (c. 145-c. 90 a. C.) recogen los nombres de los 17 reyes de esta dinastía. Fue seguida por la dinastía Shang y, según Sima Qian, precedida por el periodo legendario de los tres dioses y cinco emperadores. El carácter que nombra a esta dinastía forma parte del nombre de la región china actual de Ningxia, y también aparece en el nombre poético de China. (2)
La historia de China, una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Huang y Yangtsé donde surgieron las primeras dinastías Xia, Shang y Zhou.

La relación entre estos períodos no siempre es clara y a menudo está envuelta en leyenda, pero la cultura de Erlitou se considera el puente más sólido entre la mitología (Xia) y la historia documentada (Shang).
El final del Período de los Cinco Emperadores se solapa con la fundación de la dinastía Xia por Yu el Grande. Según la tradición, Yu fue el primer gobernante de la dinastía Xia (aproximadamente 2070-1600 a.C.), una dinastía cuya existencia ha sido cuestionada durante siglos, pero que algunos arqueólogos relacionan con la cultura Erlitou. Erlitou muestra características de una sociedad estatal avanzada con tecnología de bronce, urbanización y jerarquía social.
La ausencia de evidencia arqueológica directa de este periodo ha llevado a los estudiosos a considerarlo más un conjunto de leyendas que historia documentada. Sin embargo, la narrativa mitológica es esencial para entender la identidad cultural china y la idea del «Mandato del Cielo» (Tianming), que justificaría la autoridad moral de los gobernantes.
Según la cronología tradicional del erudito Liu Xin (c. 46-23 a. C.), los Xia existieron entre los años 2205 y 1766 a. C. Según los Anales de Bambú (c. 300 a. C.), gobernaron entre los años 1989 y 1558 a. C. (fechas poco usadas). Según los resultados del Proyecto Cronológico Xia-Shang-Zhou realizado por la República Popular China en el año 2000, los Xia debieron existir aproximadamente entre los años 2070 y 1700 antes de nuestra era. (3) (4)
La dinastía Xia ocupa un lugar fundamental y a la vez enigmático en la historia antigua de China, al ser considerada la primera dinastía de la tradición historiográfica china. Según los textos clásicos, como el Shujing (Libro de los documentos) y las crónicas de Sima Qian, la Xia habría gobernado aproximadamente entre el 2070 y el 1600 a. C., estableciendo las primeras estructuras dinásticas y políticas en la cuenca del río Amarillo. Su importancia no radica únicamente en su papel fundacional, sino también en el hecho de que representa la transición de una organización tribal o clánica a un sistema estatal centralizado, con gobierno hereditario, jerarquía política y control territorial. Así, la Xia no solo marca el inicio de la historia dinástica china, sino que simboliza el origen mismo del modelo imperial que perduraría por más de dos milenios.
No obstante, la dinastía Xia se mueve en un terreno que oscila entre la historia y el mito. Durante siglos, los historiadores aceptaron su existencia a partir de las fuentes escritas tradicionales, pero no se contaba con evidencias arqueológicas que la confirmaran de forma definitiva. A partir del siglo XX, especialmente con las excavaciones en el sitio de Erlitou en la provincia de Henan, ha comenzado a emerger un conjunto de hallazgos que muchos estudiosos consideran vinculados con la cultura Xia. Estos restos, que incluyen palacios, tumbas, herramientas de bronce y una planificación urbana rudimentaria, han permitido reconstruir un paisaje más realista de la organización social y política de esta etapa inicial. Sin embargo, sigue habiendo debate entre los especialistas sobre si Erlitou debe identificarse plenamente con la dinastía Xia o si corresponde a una cultura distinta pero contemporánea.
Las fuentes tradicionales describen la dinastía Xia como un gobierno que surgió a partir de la figura legendaria de Yu el Grande, un héroe civilizador que logró controlar las grandes inundaciones del río Amarillo mediante obras hidráulicas de canalización. Yu fue recompensado por su hazaña con el poder político, que posteriormente transmitió a su hijo Qi, dando inicio así a la sucesión hereditaria y a la noción de poder dinástico. Este relato, aunque mitológico en su forma, refleja la profunda importancia que los antiguos chinos otorgaban al control del agua como fundamento del orden social y a la virtud moral del gobernante como legitimación del poder.
Desde el punto de vista cultural, la dinastía Xia habría sido testigo del paso de una sociedad predominantemente neolítica a una civilización con elementos tecnológicos avanzados, como el uso del bronce, la cerámica decorada, herramientas especializadas y una incipiente arquitectura monumental. El poder estaba probablemente concentrado en una élite guerrera y religiosa, con rituales de legitimación política y una economía basada en la agricultura del mijo, la domesticación de animales y el tributo de las comunidades subordinadas. Si bien no se ha encontrado un sistema de escritura plenamente desarrollado, se cree que existían formas de comunicación simbólica que preludian los caracteres chinos posteriores.
El legado de la dinastía Xia trasciende lo arqueológico. Para la cultura china posterior, representó el primer eslabón de una continuidad moral y política, un ejemplo temprano del Mandato del Cielo, es decir, la legitimidad que se concede a un soberano justo y se retira a aquel que gobierna con tiranía. La caída de la Xia, según la tradición, se debió a la decadencia y crueldad de su último rey, Jie, quien habría provocado la ira del cielo y justificado así la rebelión del clan Shang, que dio paso a la siguiente gran dinastía.
En definitiva, la dinastía Xia representa mucho más que una etapa lejana y discutida del pasado chino. Encierra el nacimiento simbólico del orden dinástico, la articulación entre mito y política, el surgimiento del poder estatal y el germen de la civilización china tal como se fue configurando en los siglos posteriores. A través de una mezcla de tradición escrita, memoria ritual y evidencia arqueológica, la Xia sigue ocupando un lugar central en la comprensión del mundo antiguo de China y en la búsqueda de sus orígenes como civilización histórica.

Verosimilitud de la dinastía Xia
Con anterioridad a las excavaciones hechas en 1928 en yacimientos de la Edad de Piedra en Anyang, provincia de Henan, no había indicios arqueológicos de la existencia de los Xia. Desde entonces, numerosas excavaciones confirman la existencia de una cultura del bronce que puede identificarse con los Xia. En 1959, se excavó un yacimiento en Erlitou, en la ciudad de Yanshi (Henan), en el que se encontraron dos grandes palacios y que se piensa pudo ser la capital de la dinastía.
Según la datación con carbono-14 pueden pertenecer al año 2100 o 1800 a. C. El territorio controlado por los Xia abarcaría aproximadamente la actual provincia de Henan y parte del oeste de Shandong y del sur de Hebei.
Independientemente de la verosimilitud de las historias legendarias sobre los reyes Xia que aparecen escritas en crónicas muy posteriores, como la de Sima Qian, se puede considerar a la civilización Xia como un periodo de transición entre las culturas neolíticas, como la de Longshan, y la sociedad urbana de los Shang.
Durante este periodo floreció la primera «civilización» china caracterizada por aldeas fortificadas, alfarería hecha con torno, herramientas de bronce y sepulturas diversificadas.
Historia
Origen y desarrollo
Antes de que se estableciera la dinastía Xia, las batallas eran frecuentes entre la tribu Xia y Chi You. La tribu Xia se desarrolló lentamente alrededor de la época de Zhuanxu, uno de los legendarios Cinco Emperadores. Las Memorias históricas y el Clásico de los Ritos dicen que Yu el Grande es el nieto de Zhuanxu, pero también hay otros registros, como Ban Gu, que dicen que Yu es la quinta generación de Zhuanxu. Sobre la base de esto, es posible que la gente del clan Xia sea descendiente de Zhuanxu.
La historia de la dinastía Xia, tal como la transmiten las fuentes clásicas chinas, comienza entrelazada con las leyendas fundacionales de la civilización china, en una época en que la línea entre mito, historia y memoria cultural es difícil de trazar. Antes de la consolidación de la dinastía como tal, existía ya una configuración tribal avanzada, en la que la tribu Xia destacaba como una de las principales agrupaciones del periodo neolítico tardío. Según la tradición, estas comunidades entraron en conflicto frecuente con otras tribus, como la de Chi You, una figura mítica asociada al caos, la guerra y la oposición al orden celeste. Estos enfrentamientos no deben entenderse únicamente como guerras entre grupos humanos, sino también como narraciones simbólicas sobre la victoria del orden social sobre la violencia tribal, un tema recurrente en los relatos de la formación del poder en China.
El origen del clan Xia se remonta tradicionalmente a los tiempos de Zhuanxu, uno de los legendarios Cinco Emperadores, descendiente a su vez del mítico Emperador Amarillo. Según las Memorias históricas de Sima Qian y el Clásico de los Ritos, Yu el Grande, el fundador de la dinastía Xia, era nieto de Zhuanxu, aunque otros textos, como los escritos por Ban Gu, sitúan a Yu como descendiente en quinta generación. Esta vinculación genealógica no es un detalle menor, ya que tiene un significado profundamente político: establecer el linaje de Yu dentro de la secuencia de los soberanos celestiales lo legitima como heredero del mandato divino, reforzando así la idea de continuidad del orden cósmico a través de la línea dinástica.
La figura de Yu el Grande ocupa un lugar fundamental en este relato. Es presentado no solo como un gobernante sabio, sino como un héroe civilizador que supo controlar las destructivas inundaciones del río Amarillo mediante un complejo sistema de canales y drenajes. Su éxito en esta empresa fue visto como una señal de que poseía la virtud moral y la capacidad técnica para gobernar, dos cualidades imprescindibles en la mentalidad política tradicional china. Yu no tomó el poder por la fuerza, sino que se lo ganó a través de su entrega, su capacidad para organizar el territorio y su respeto por los ritmos naturales, lo que lo convirtió en un modelo ideal de soberano.
Tras su muerte, Yu rompió con la costumbre de la sucesión meritocrática que caracterizó a los soberanos anteriores y designó como heredero a su hijo Qi, con lo cual se inició la transmisión hereditaria del poder. Este gesto marca, en la narrativa tradicional, el nacimiento de la dinastía Xia como la primera dinastía real de China, en contraposición a los reinados legendarios de los soberanos anteriores. A partir de Qi, el poder pasó de padre a hijo o dentro del clan, consolidando así una estructura dinástica que tendría enorme repercusión en la historia política china.
El desarrollo de la dinastía Xia se caracterizó por la organización territorial en torno a una capital móvil y una estructura de gobierno centralizado aún en formación, con fuerte dependencia de los lazos clánicos, el control del agua, la agricultura del mijo y la lealtad entre los linajes subordinados. Aunque los registros históricos son escasos y están escritos mucho después de los hechos que narran, la arqueología ha comenzado a ofrecer indicios concretos de centros urbanos, jerarquías sociales y actividad metalúrgica asociables con este periodo, especialmente en el sitio de Erlitou, que muchos estudiosos vinculan con la cultura Xia o con sus inmediatos descendientes.
En resumen, el origen y desarrollo de la dinastía Xia, más allá de su marco mítico, refleja el proceso mediante el cual la antigua China comienza a consolidar un sistema político más complejo y estable. Es el paso de la autoridad moral basada en la virtud y el mérito a la autoridad dinástica hereditaria, legitimada por el linaje, la tradición y el supuesto mandato del Cielo. Así, la Xia no solo inaugura una forma de gobernar, sino una manera de concebir la historia como continuidad sagrada, donde el pasado mítico fundamenta el presente político.
El intento de Gun para detener la inundación
Gun, el padre de Yu el Grande, es el miembro más antiguo registrado del clan Xia. Cuando el río Amarillo se desbordaba, muchas tribus unidas entre sí trabajaban para controlar y detener la inundación. Gun fue nombrado por Yao para detener la inundación. Ordenó la construcción de grandes diques para bloquear el camino del agua. El intento de Gun para detener la inundación duró nueve años, pero fue un fracaso debido a que las inundaciones se hicieron más fuertes. Después de nueve años, Yao ya había dado su trono a Shun. Gun recibió la orden de ser ejecutado por Shun en Yushan (chino:羽山), una montaña ubicada entre el moderno condado de Donghai, en la provincia de Jiangsu y el condado Linshu en la provincia de Shandong .
Gun (鯀), padre de Yu el Grande y miembro ancestral del legendario clan Xia, desempeñó un papel crucial en los primeros esfuerzos para contener las devastadoras inundaciones del río Amarillo, un problema que amenazaba regularmente la vida y las cosechas de las antiguas comunidades chinas.
Durante el reinado del emperador Yao, se produjo una gran inundación que afectó vastas regiones del norte de China. En respuesta a la catástrofe, Yao encomendó a Gun la misión de controlar las aguas. Gun optó por una estrategia basada en la construcción de enormes diques y presas para contener y redirigir el flujo del agua. Utilizó un tipo especial de tierra mágica llamado xirang (息壤), que supuestamente tenía la capacidad de crecer por sí sola, pero incluso con esta ayuda mítica, su plan resultó infructuoso.
A lo largo de nueve años, Gun persistió en su empeño, pero los métodos empleados no lograron resolver el problema. De hecho, en lugar de aliviar las inundaciones, las barreras que levantó provocaron nuevos desbordamientos al obstaculizar el curso natural del río. Cuando Shun sucedió a Yao como nuevo emperador, tomó la decisión de relevar a Gun de sus funciones. Según algunos relatos, Gun fue ejecutado por su fracaso, y la tradición sitúa su muerte en Yushan (羽山), una montaña situada entre el actual condado de Donghai, en la provincia de Jiangsu, y el condado de Linshu, en la provincia de Shandong.
El mito también contiene elementos sobrenaturales: en algunas versiones, tras su ejecución, el cuerpo de Gun no se descompuso durante tres años. Finalmente, fue abierto, y de él nació su hijo, Yu el Grande, quien lograría culminar la obra de su padre mediante una nueva estrategia basada no en contener las aguas, sino en canalizarlas.
Este episodio forma parte del rico cuerpo de leyendas que preceden la fundación mítica de la dinastía Xia, considerada por la tradición china como la primera dinastía de su historia.
Intento de Yu el grande para detener las inundaciones
Yu gozó de la mayor confianza de Shun, por lo que este lo designó para terminar el trabajo de su padre, que era detener la inundación. El método de Yu era diferente del de su padre: él organizó personas de diferentes tribus y les ordenó que le ayuden a construir canales en todos los grandes ríos que se inundan y conducir el agua hacia el mar. Yu estuvo muy dedicado a su obra. La gente elogió su perseverancia y se sintieron inspirados. Tanto es así que otras tribus se unieron en la obra. La leyenda dice que en los 13 años que tardó en completar con éxito el trabajo para detener las inundaciones, nunca volvió a su pueblo natal para parar y descansar, a pesar de que pasó por su casa, tres veces.
Establecimiento
El éxito de Yu para detener las inundaciones aumentó la producción agrícola (ya que las inundaciones eran destructivas). El poder de la tribu Xia aumentó y Yu se convirtió en el líder de las tribus circundantes. Poco después Shun envió a Yu dirigir un ejército para reprimir a la tribu Sanmiao, que abusaba continuamente de las tribus fronterizas. Después de derrotarlos, les desterró al sur de la zona del río Han. Esta victoria fortaleció el poder de la tribu Xia aún más. Como Shun envejeció, pensó en un sucesor y cedió el trono a Yu, a quien consideraba digno. La sucesión de Yu marca el comienzo de la dinastía Xia. Cuando Yu se acercaba a la muerte pasó el trono a su hijo, Qǐ, en lugar de pasarlo al candidato más capaz, estableciendo así el precedente de gobierno dinástico o sistema hereditario. La dinastía Xia comenzó un período de control familiar o de clan.
De Jie, el último rey, se decía que era corrupto. Fue derrocado por Tang, el primer rey de la dinastía Shang .
Estado Qi
Tras la derrota de Xia por Shang, se dice que Tang entregó el pequeño estado de Qi como feudo por lo que descendientes imperiales dispersos fueron absorbidos por los clanes cercanos, y otros miembros de la familia real de la dinastía Xia sobrevivieron como el Estado Qi (Henan) hasta 445 a. C.

Anexo: Memorias históricas de Sima Qian
Las Memorias históricas (chino tradicional: 史記 *s-rəʔ (C)krəʔs12, chino simplificado: 史记, pinyin: Shǐjì, también traducido como Recuerdos del gran historiador) son la obra maestra del historiador Sima Qian, compuesta entre los años 109 a. C. y 91 a. C., durante la dinastía Han. En esta obra se narran los 2500 años de historia china desde la época del legendario Emperador Amarillo hasta la época del propio autor, con algunas interpolaciones en el texto hechas después de su muerte.
Gran parte de los acontecimientos de las épocas más antiguas de China se conocen gracias a la meticulosidad de la Shijì. Las Memorias Históricas tendrán una amplia influencia sobre los historiadores posteriores y han marcado la manera en que los chinos ven su propia historia.
Es la primera historia de China hecha de forma sistemática, por lo que ha influido en gran medida en la historiografía y prosa china. Sima Qian intentó realizar una obra desprovista de errores e investigó en los siempre bien nutridos archivos de China para recabar datos. También realizó varios viajes y habló con testigos de hechos recientes para documentarse.
Sima Qian, autor de Shǐjì. Scan from 《社会历史博物馆》. ISBN 7-5347-1397-8. Portrait of Sima Qian 司馬遷画像. Dominio Público.

Sima Qian (司马迁, 145-86 a.C.) fue un historiador, astrónomo y funcionario chino de la dinastía Han, reconocido como el «Padre de la Historiografía China». Su obra más importante es el Shiji (史记) o Memorias Históricas, una crónica monumental que abarca desde los orígenes legendarios de China hasta su propia época.
Contexto y Vida de Sima Qian:
- Formación: Hijo de Sima Tan, historiador de la corte, heredó la misión de completar una obra histórica sobre China.
- Persecución: Sufrió castración por ofender al emperador Wu de Han, pero continuó su obra como una forma de trascender el desprestigio social.
Contenido de «Memorias Históricas»:
La obra consta de 130 capítulos (escritos en rollos) organizados en cinco secciones:
- Anales (本纪, Běnjì): Relatos cronológicos de los emperadores desde los tiempos míticos hasta la dinastía Han. Contienen las biografías de los mandatarios.
- Tablas (表, Biǎo): Cronologías y genealogías de personajes clave.
- Tratados (书, Shū): Descripciones detalladas de temas como astronomía, rituales y economía.
- Herencias (世家, Shìjiā): Biografías de familias nobles y gobernantes regionales.
- Biografías (列传, Lièzhuàn): Historias de personajes notables, incluyendo ministros, poetas y extranjeros.
Legado de «Memorias Históricas»:
- Primera Historia Universal China: Aborda no solo a los emperadores, sino también a figuras comunes, algo inusual en la época.
- Modelo Historiográfico: Sentó las bases para la historiografía china posterior, inspirando obras como los «Anales de la Dinastía Han».
- Valor Literario y Filosófico: Su estilo narrativo combina historia, filosofía y literatura, ofreciendo un panorama humano y profundo de la antigua China.
Sima Qian creó una obra inmortal, dejando un legado que sigue siendo referencia esencial en los estudios históricos y culturales de China.
Estilo. El texto consta de 130 capítulos y ha llegado casi completo hasta la actualidad. En muchos capítulos el autor describe las situaciones con gran viveza y pone palabras en boca de los personajes históricos, construyendo así diálogos. Su estilo literario hace que sea una obra muy apreciada no solo en China, sino también en Japón y Corea. Otros capítulos resultan de lectura árida y solo tienen interés para los especialistas en literatura e historia de China.
Enseñanzas. A pesar de que los textos oficiales de las dinastías chinas adoptaban la doctrina de Confucio y proclamaban los derechos divinos del emperador, Sima Qian escribe de una manera más liberal y objetiva, después imitada por muchos poetas y novelistas de la China antigua.
Véase también: Las Veinticuatro Historias.
- Schuessler, A. (2006). ABC etymological dictionary of Old Chinese. University of Hawaii Press.
- «Fifty Key Thinkers on History». Routledge & CRC Press (en inglés). p. 291.
- «Sima Qian: China’s ‘grand historian’». BBC News (en inglés británico).
- Estudio del Shǐjì
- Mención al Shǐjì en la literatura china
- Las memorias históricas
Primera página del manuscrito de Shiji. Autor foto: Guss. Dominio público.

Soberanos de la dinastía Xia
Según Las Memorias históricas de Sima Qian, los 17 soberanos de la dinastía Xia fueron los siguientes:
Yu el Grande
Yu el Grande (en chino, 大禹; pinyin, Dà Yǔ) (c.2200 a. C. – c.2100 a. C.) es el sobrenombre de Si Wen Ming (姒文命, Sì Wén Mìng), fundador de la semilegendaria primera dinastía de China, la de los Xia, cuya existencia real no está admitida por todos los expertos, algunos de los cuales creen que cae dentro de la mitología. Yu habría gobernado en torno al siglo XXI a. C.
En algunos casos se le identifica como uno de los Tres augustos y cinco emperadores y es recordado sobre todo por haber enseñado a los hombres a controlar las inundaciones para dominar los ríos y lagos de China.
Según los Registros del Gran Historiador Sima Qian así como el libro de los Ritos Clásicos escrito por Confucio, Yu fue nieto del Emperador Zhuanxu, lo que lo convertiría en tataranieto del Emperador Amarillo (黄帝).
El padre de Yu, Gun (鲧, 鯀, Gǔn), fue asignado por Yao (堯, 尧, Yáo) para controlar las inundaciones pero no tuvo éxito en sus intentos y fue ejecutado por el siguiente gobernante, Shun (舜, Shùn). Designado como sucesor de su padre, Yu comenzó construyendo nuevos canales, tarea que le llevó trece años y en la que participaron veinte mil trabajadores.
Yu es recordado como ejemplo de perseverancia y determinación y reverenciado como el perfecto servidor civil. Una de las historias de las muchas que abundan sobre su entrega al trabajo cuenta que durante esos trece años pasó tres veces por delante de su casa pero ninguna de ellas entró, pensando que el ver a su familia podría apartarle de su cometido. Shun quedó tan sorprendido por los esfuerzos de Yu que le nombró su sucesor en lugar de a su propio hijo.
King Yu (禹) as imagined by by Song Dynasty painter Ma Lin (馬麟). Painting is located in the National Palace Museum, Taipei. Masterpieces of Chinese Portrait Painting in the National Palace Museum. Taipei: National Palace Museum. 1971. Autor foto: Ma Lin – Digitized by NPM; image is directly from Shuge. Ver mayor resolución. Dominio Público.
De acuerdo con los textos históricos, Yu murió en el monte Kuaiji (al sur de la actual Shaoxing, en Zhejiang) mientras participaba en una cacería en la frontera sur de su imperio y fue enterrado allí, donde se le construyó un mausoleo. Muchos emperadores viajaron hasta allí para realizar ceremonias en su honor, destacando entre ellos Qin Shi Huang, el primer emperador. Existe un templo construido en ese lugar y llamado Dayu Ling (大禹陵, Dà Yǔ Líng, «La tumba de Yu el Grande»).
Con anterioridad a Yu el Grande, el título de emperador no era hereditario, sino que se otorgaba a la persona considerada por la comunidad como la de más elevada virtud. Sin embargo, su hijo Qǐ (启, 啟, Qǐ) sí heredó el trono, dando así comienzo a la dinastía Xia, la primera dinastía china.
- Wang Quangen 王泉根, (1993). Huaxia Quming Yishu 華夏取名藝術. (Taipei: Zhishu-fang Chuban Jituan 知書房出版集團), 42.
- García Noblejas, Gabriel (2007). Mitología de la China Antigua. ISBN 9788420682150.
- Tan Koom San, Dynastic China: An Elementary History (2014). «The Begining to the Xia Dynasty». Dynastic China: An Elementary History (en inglés). The Other Press. p. 12. ISBN 978-983-9541-88-5.
- 王恆偉. (2005) (2006) 中國歷史講堂 #1 遠古至春秋. 中華書局. ISBN 962-8885-24-3. p 21.
Qǐ, el hijo de Yu el Grande
Qǐ (启) era el hijo de Yu el Grande y fue el segundo soberano de la Dinastía legendaria Xia. Gobernó durante aproximadamente nueve o diez años. Fue rey de China desde 2146 a. C. – 2117 a. C. aproximadamente.
Según la leyenda, Yu se casó con Nu Jiao, pero solo estuvo con ella tres días, ya que le fue encomendada una gran tarea: frenar la inundación que asolaba el Reino. Mientras Yu trabajaba para detener la inundación, la esposa de Yu había concebido un hijo, al cual llamó Qǐ. Tras trece años, Yu había conseguido finalmente controlar la inundación. Cuando finalmente regresó a casa, el pequeño Qǐ se lanzó precipitadamente a sus brazos.
Yu murió después de 45 años de reinado. Según el historiador Sima Qian, Yu no quería que su hijo fuera rey y tuvo la intención de dar el trono a Boyi, su ministro de Ganadería, pero debido a la influencia de Yu, todos los líderes de los estados de Xia se acercaron admirar a su hijo Qǐ, en vez de a Boyi, por lo que Yu no tuvo otra opción más que pasar el trono a su hijo.
Según los anales de bambú, sin embargo, fue Boyi el que tomó el trono y se hizo Rey de China, pero más tarde Qǐ lo asesinó y secuestró el trono. Después del reinado de Qǐ, Tai Kang le sucedió como monarca.
Qǐ (启), hijo de Yu el Grande, es una figura clave en la transición entre el liderazgo meritocrático y la instauración de la herencia dinástica en la antigua China. De acuerdo con la tradición, fue el segundo soberano de la mítica dinastía Xia y gobernó aproximadamente entre los años 2146 y 2117 a. C., aunque estas fechas son aproximadas y provienen de crónicas legendarias como los Anales de Bambú o las Memorias históricas de Sima Qian.
Su nacimiento está envuelto en un relato simbólico. Yu, su padre, estaba dedicado a la colosal tarea de controlar las inundaciones del río Amarillo. Durante este largo proceso, Yu apenas convivió con su esposa, Nu Jiao. Aun así, ella dio a luz a Qǐ, quien creció prácticamente sin conocer a su padre. Según la leyenda, cuando Yu finalmente regresó tras trece años de esfuerzos, Qǐ, todavía un niño, corrió entusiasmado a abrazarlo. Este momento fue interpretado como una señal de vínculo profundo entre ambos, a pesar de la distancia.
La sucesión de Yu es uno de los aspectos más discutidos en la historia mítica china. Se dice que Yu no quería establecer una monarquía hereditaria. Su intención original era ceder el poder a un ministro capaz, Boyi, como parte del ideal de gobierno basado en el mérito que supuestamente practicaban los sabios emperadores anteriores. Sin embargo, la popularidad de Qǐ entre los clanes influyentes de Xia y la presión social condujeron a que finalmente heredara el trono. Aquí es donde comienza a perfilarse una ruptura con el modelo meritocrático que dominó los primeros relatos míticos de gobierno.
Otra versión recogida en los Anales de Bambú afirma que Boyi sí llegó a tomar el trono tras la muerte de Yu, pero Qǐ lo habría asesinado y usurpado el poder. Esta narración plantea un inicio turbulento de la dinastía Xia y sugiere que la legitimidad del poder dinástico se construyó a través de la violencia y la consolidación forzada, más que por consenso.
Una vez en el trono, Qǐ reforzó el sistema hereditario al instaurar, por primera vez en la historia legendaria china, una sucesión por linaje familiar, hecho que marca simbólicamente el nacimiento del modelo dinástico que se repetirá a lo largo de la historia imperial china. No se conocen muchos detalles de su gobierno, aunque la tradición sostiene que gobernó durante nueve o diez años. Tras su muerte, fue sucedido por su hijo Tai Kang.
La figura de Qǐ simboliza así el paso de una era idealizada, donde los gobernantes eran escogidos por sus virtudes, a una etapa en la que el poder se transmitía por herencia, algo que marcará profundamente la política y la cosmovisión china en los milenios siguientes.
Enlaces externos:
Anexo: Los Anales de bambú (en chino tradicional, 竹書紀年; pinyin, Zhúshū Jìnián), también llamados Anales Jizhong (en chino tradicional, 汲冢紀年), es una crónica de la antigua China. Comienza en los legendarios primeros tiempos (Emperador Amarillo) y se extiende hasta el periodo de los reinos combatientes (siglo V-221 a. C.), particularmente la historia del Estado Wei. Cuenta con 13 secciones.
Zhòng Kāng (仲康), el restaurador tras la crisis
Zhòng Kāng (仲康) fue el cuarto soberano de la dinastía legendaria Xia y hermano de Tai Kang, a quien sucedió tras un reinado desastroso. Su figura aparece en las fuentes tradicionales como un intento por restaurar el orden y la legitimidad dinástica, en un momento en el que el poder central se había debilitado severamente.
Tai Kang, su predecesor, había descuidado por completo el gobierno, entregándose a la caza y al placer. Esto permitió que Houyi, un caudillo de la tribu Hu, ocupara la capital y asumiera el control de facto del reino. Aunque no se sabe con certeza si Zhòng Kāng recuperó completamente el poder sobre todo el territorio Xia, su ascenso representó un esfuerzo por restaurar la autoridad legítima de la familia real.
Durante su reinado, se produjo un hecho singular que quedó registrado en la tradición: un eclipse solar. Este fenómeno fue interpretado como una señal ominosa del Cielo (Tiān), indicando una posible desaprobación divina del gobierno. La crónica destaca que los astrónomos imperiales —He y Ho— no habían predicho el eclipse, lo que causó gran alarma en la corte. En respuesta, Zhòng Kāng los castigó severamente por su negligencia, lo que indica que su administración se preocupaba por el ritual y la relación entre los fenómenos celestes y el orden político, tan importantes en la antigua China.
Aunque no hay muchos más detalles concretos sobre su reinado, se considera que Zhòng Kāng logró estabilizar al menos parcialmente la situación tras el caos heredado de Tai Kang. Fue sucedido por su hijo Xiang (相), lo que muestra que el linaje Xia consiguió mantenerse a pesar de las turbulencias.
La figura de Zhòng Kāng simboliza, en cierto modo, la capacidad de recuperación de la dinastía Xia, así como el vínculo entre el Cielo, el orden cósmico y la autoridad del soberano —una idea que estará presente a lo largo de toda la historia imperial china.
Zhòng Kāng (仲康) fue el cuarto soberano de la Dinastía legendaria Xia, hermano menor de Tai Kang, su predecesor como gobernante.
Tomó el trono debido a la mala gestión de su hermano, en el año de Jichou (己丑), y mantuvo la capital en Zhenxun.
Durante el día de Gengwu (庚戌), septiembre en el 5º año de su régimen, hubo, según diversas fuentes, un eclipse solar, (un acontecimiento importante en aquella época).
Zhòng Kāng ordenó a uno de sus generales, Zeng (胤), conducir sus tropas con el objetivo de conquistar Yihe, donde el rey local, amante del buen vino y las mujeres, daba mala vida a sus ciudadanos.
En el 6º año de su régimen, designó a Kunwu (昆吾) como su primer ministro. Su hijo, llamado Xiāng, no residiría junto a él en la capital sino que viviría en Shangqiu, bajo la tutela de otro de los ministros del rey, Pi (邳).
El legado de Zhòng Kāng
Aunque la figura de Zhòng Kāng esté envuelta en un halo de misterio, su historia ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndolo en un símbolo de justicia y valentía. Sus acciones, como la conquista de Yihe, han inspirado a innumerables artistas y escritores a lo largo de los siglos.
Zhòng Kāng es una figura clave en la mitología china, cuyo legado ha trascendido el tiempo y ha dejado una huella imborrable en la cultura china.
Ver: The Shape of the Turtle: Myth, Art, and Cosmos in Early China by Sarah Allan.
Xiāng (相), el monarca guerrero de la dinastía Xia
Xiāng (相), quinto rey de la dinastía Xia e hijo de Zhòng Kāng, gobernó durante uno de los periodos más agitados de esta etapa legendaria. Su reinado es recordado por su carácter marcadamente militarista y su política de expansión, que lo colocan como una figura destacada dentro de los soberanos Xia.
Según las crónicas tradicionales, Xiāng ascendió al trono en el año de Wuxu (戊戌), una fecha del calendario tradicional chino. A diferencia de otros reyes que gobernaron desde el centro del poder heredado, Xiāng estableció su capital en Shangqiu (商丘), una ciudad significativa en la tradición histórica china, y lo hizo alejado de la presencia de su padre Zhòng Kāng, lo cual puede indicar un intento deliberado por afirmar su autonomía política o quizás una fractura familiar interna no registrada directamente.
Desde el inicio de su reinado, Xiāng se mostró decidido a expandir su influencia. En su primer año en el poder, dirigió campañas militares contra los pueblos «bárbaros» de Huái y Fei, y al año siguiente lanzó expediciones contra las tribus de Feng y Huang. Estos conflictos reflejan tanto la fragilidad del control central de la dinastía Xia como su voluntad de someter a los clanes periféricos que no reconocían su autoridad. La literatura antigua, al referirse a estos pueblos como «bárbaros», los presenta como elementos externos a la civilización Xia, aunque muchos de ellos probablemente eran comunidades vecinas con sus propias estructuras y culturas.
Estas campañas también podrían interpretarse como una estrategia de Xiāng para reafirmar la hegemonía de la dinastía Xia tras los conflictos anteriores, como la usurpación parcial del poder por Houyi durante el reinado de Tai Kang. A través de la guerra, Xiāng buscaba no solo expandir el territorio, sino también restaurar el prestigio de la casa real.
Sin embargo, su reinado no fue duradero ni pacífico. Más adelante, sería derrocado por Han Zhuo (寒浞), un rebelde que asesinó a Xiāng mediante una emboscada, consolidando así una de las primeras grandes crisis dinásticas de la leyenda Xia. La viuda de Xiāng logró escapar y dar a luz en secreto a Shao Kang (少康), quien muchos años más tarde restauraría la dinastía Xia, en uno de los relatos más célebres de resiliencia dinástica de la antigua tradición china.
Xiāng (相), es el nombre del 5.º rey de la Dinastía legendaria Xia, que reinó en una de las etapas más intensas y conflictivas del período de esta dinastía. Consiguió su trono en el año de Wuxu (戊戌) y estableció su capital en Shangqiu (商丘), ciudad en la que vivió separado de su padre y antecesor en el cargo Zhòng Kāng.
Fue un mandatario caracterizado por su belicosidad y su expansionismo. Ya en el primer año de su mandato, envió tropas para combatir a los bárbaros de Huái y Fei. Y continuaría con esta política el año siguiente enviando tropas para amedrentar a los bárbaros Feng y Huang.
Artefacto de cerámica. Gary Lee Todd – Luoyang Museum. Xia Dynasty pottery jar. CC BY-SA 4.0. Original file (1,024 × 683 pixels, file size: 66 KB).
Según las crónicas, Xiāng ascendió al trono tras la muerte de su padre Zhong Kang, en un momento de creciente descontento entre los líderes tribales. Su autoridad fue desafiada por Han Zhuo, quien acumuló poder mediante la traición y la violencia. Los enfrentamientos culminaron en una guerra abierta en la que Xiāng fue derrotado y asesinado. Han Zhuo tomó el control del reino, usurpando el trono y estableciendo un gobierno autoritario.
La historia de Xiāng simboliza un periodo de gran inestabilidad para la dinastía Xia, con conflictos dinásticos y luchas por el poder que ilustran las dificultades que enfrentaban los primeros sistemas de gobierno centralizado en la antigua China. Aunque su existencia es parte de la tradición histórica, los relatos sobre su vida reflejan temas universales de lucha por el poder, traición y la fragilidad del mando en sociedades emergentes.
- Mungello, David E. The Great Encounter of China and the West, 1500–1800. Rowman & Littlefield; 3 edition (28 Mar 2009) ISBN 978-0-7425-5798-7 p.97.
- The Shape of the Turtle: Myth, Art, and Cosmos in Early China by Sarah Allan
Shǎo Kāng (少康), el restaurador de la dinastía Xia
Shǎo Kāng (少康), también conocido por su nombre de nacimiento Ning (宁), fue el sexto soberano de la dinastía Xia y uno de los personajes más emblemáticos de su leyenda. Hijo del rey Xiāng (相), su figura es recordada no solo por su linaje, sino por su papel fundamental en la restauración del trono tras una etapa de crisis y usurpación.
Durante el reinado de su padre, Xiāng, el reino se vio amenazado por la rebelión de Han Zhuo (寒浞), un ministro ambicioso que logró asesinar al rey mediante una emboscada. Tras el magnicidio, Han Zhuo tomó el poder y gobernó como usurpador, consolidando su dominio con la ayuda de sus propios hijos, especialmente Han Jiao (寒浇), a quien nombró comandante militar.
La madre de Shǎo Kāng, embarazada al momento de la muerte del rey Xiāng, consiguió huir del palacio y refugiarse en una región apartada. Allí, en medio del exilio y el anonimato, dio a luz a Shǎo Kāng y lo crió en secreto, lejos de los ojos de los usurpadores. Este episodio recuerda a muchas historias fundacionales de reyes ocultos o destinados a recuperar un trono perdido, como es común en muchas culturas del mundo antiguo.
Cuando Shǎo Kāng alcanzó la edad adulta, comenzó a reunir apoyos en el reino de su madre. Su linaje real y la memoria de su padre asesinado le otorgaban legitimidad, y con el tiempo consiguió alinear a diversos clanes y antiguos aliados de la casa Xia. Organizó una revuelta cuidadosamente planeada, atacando estratégicamente las fuerzas de Han Zhuo y de su hijo Han Jiao. Finalmente, logró vencerlos, derrocar al régimen usurpador y restaurar la autoridad de la dinastía Xia.
Su ascenso al poder fue celebrado como un retorno del orden legítimo y como una victoria de la virtud hereditaria sobre la traición. En muchas fuentes, se presenta como un gobernante sabio y competente que restauró el esplendor de la dinastía, reorganizó el sistema administrativo y fortaleció los vínculos con las tribus aliadas.
La historia de Shǎo Kāng fue tan influyente que, durante siglos, su figura fue considerada un símbolo de resiliencia dinástica. Incluso los historiadores confucianos como Sima Qian lo citaron como ejemplo de cómo el trono podía perderse y recuperarse si la línea moral del gobernante se mantenía intacta. Su reinado marcó una segunda fundación de la dinastía Xia y reforzó la idea, profundamente arraigada en la mentalidad china, de que el Mandato del Cielo podía ser suspendido, pero no extinguido, cuando aún sobrevivía un heredero legítimo.
Zhù (杼), la consolidación tras la restauración
Zhù (杼), hijo de Shǎo Kāng (少康), fue el séptimo rey de la dinastía Xia. Heredó el trono en un momento clave de la historia legendaria china: tras la restauración dinástica llevada a cabo por su padre, se abría una nueva etapa que exigía consolidar el orden interno y reafirmar la autoridad real sobre las distintas tribus y territorios que formaban el reino.
Poco se sabe con certeza sobre su vida y su reinado, pero las crónicas antiguas lo presentan como un monarca que supo mantener la estabilidad conseguida por Shǎo Kāng. La ausencia de grandes conflictos durante su mandato sugiere que logró sostener un gobierno eficaz y respetado, lo cual habría contribuido a reforzar la estructura dinástica y permitir una cierta continuidad institucional dentro de los límites del legendario reino Xia.
Una de las acciones destacadas atribuidas a Zhù es el traslado de la capital a una nueva ubicación, aunque las fuentes difieren sobre el nombre exacto del lugar. Este gesto podría interpretarse como una señal de renovación o de adaptación a nuevas circunstancias políticas o geográficas. Los traslados de capital eran frecuentes en los primeros tiempos legendarios de China y respondían tanto a motivos estratégicos como simbólicos.
También se le atribuyen campañas militares para contener a pueblos vecinos que no reconocían la autoridad Xia, lo que indica que, si bien se había restaurado el poder central, las tensiones con las regiones periféricas continuaban siendo una realidad constante.
Aunque su figura no brilla con la misma fuerza que la de su padre Shǎo Kāng o su bisabuelo Yu el Grande, Zhù representa la consolidación del legado dinástico tras una profunda crisis. Su reinado contribuyó a estabilizar la línea sucesoria y permitió que la dinastía Xia continuara su ciclo durante varias generaciones más.
Fue sucedido por su hijo Huái (槐), quien ocuparía el trono como octavo rey de la dinastía.
Zhù es el séptimo rey de la Dinastía legendaria Xia. Zhù tomó el trono en el año de Yiji (己巳) y vivió en Yuan (Jiyuan) (原). En el 5º año de su régimen movió su capital de Yuan a Laoqiu (Kaifeng). En el octavo año de su régimen surcó el Mar de China Oriental e invadió Sanshou.
Su reinado se ubica dentro de una fase compleja y conflictiva en la historia temprana de China, aunque los detalles sobre su vida y gobierno son escasos y están envueltos en mitos y tradiciones orales.
Según los registros tradicionales, Zhù ascendió al trono tras la muerte de su predecesor, probablemente enfrentando dificultades políticas derivadas de los conflictos que marcaron los reinados anteriores. La dinastía Xia, aún consolidándose como el primer estado dinástico de China, enfrentaba frecuentes rivalidades entre clanes y líderes tribales que cuestionaban la autoridad central.
No se tienen relatos detallados de grandes logros ni de eventos significativos atribuidos a Zhù. Sin embargo, su inclusión en la lista de reyes de la dinastía sugiere que su papel fue relevante en la continuidad del linaje Xia durante una época de inestabilidad y consolidación territorial. Los relatos históricos posteriores, especialmente los registrados por Sima Qian en el Shiji, lo mencionan brevemente como parte de la sucesión dinástica, sin ofrecer una narrativa extensa sobre su gobierno.
Como muchas figuras de esta época, su vida está más cerca de la leyenda que de la historia verificable, reflejando la dificultad de separar los mitos de la realidad en los primeros relatos historiográficos chinos
Huái (槐), continuidad en tiempos inciertos
Huái (槐), hijo de Zhù (杼), fue el octavo rey de la dinastía legendaria Xia. Su gobierno, aunque menos documentado en las fuentes antiguas, representó la continuidad de la casa Xia en un periodo en el que el equilibrio político aún se sostenía gracias a los esfuerzos restauradores de sus predecesores.
Las crónicas le atribuyen un reinado de cierta duración, aunque sin eventos sobresalientes registrados. En ese sentido, Huái aparece como una figura de transición, cuyo mérito principal consistió en preservar la estabilidad alcanzada desde la restauración de Shǎo Kāng y el fortalecimiento institucional llevado a cabo por Zhù.
Como en muchos casos de monarcas legendarios de la antigüedad china, la escasez de detalles concretos no impide su inclusión en las genealogías oficiales. Para los cronistas posteriores, lo importante era destacar la continuidad de la línea dinástica, lo que servía para reforzar la legitimidad histórica del poder imperial. En este contexto, Huái es recordado como un eslabón más en la cadena ininterrumpida de reyes Xia.
Se dice que durante su gobierno se mantuvo la capital en la misma ubicación establecida por su padre, y que el poder central pudo seguir ejerciendo una autoridad razonablemente efectiva sobre los clanes subordinados. No obstante, algunas fuentes apuntan a la aparición de tensiones regionales que, con el tiempo, erosionarían el control real.
Huái fue sucedido por su hijo Máng (芒), quien continuará la línea de los reyes Xia en medio de un contexto que comenzaba a tornarse más complejo y fragmentado.
Huái era el octavo rey de la Dinastía legendaria Xia, que posiblemente gobernó cerca de 44 años, según los Anales de Bambú, aunque según las Memorias históricas del historiador Sima Qian gobernó durante 26 años.
Consiguió su trono en el año de Wuzi, cuentan las fuentes que en el tercer año de su régimen, nueve bárbaros foráneos acudieron a la capital.
En el 16.º año de su mandato, hubo una lucha interina dentro de su gobierno entre dos de sus ministros Luobo y Fengyi.
En el 36º año de su régimen, creó el poema y la música de Huantu.
Durante su largo mandato, se cree que Huái enfrentó los desafíos típicos de la época: conflictos tribales, la gestión de recursos hídricos y la consolidación del poder central en una sociedad aún en proceso de estructuración. Aunque no se mencionan logros específicos en las fuentes históricas, su reinado prolongado sugiere una cierta estabilidad, al menos temporal, en el reino Xia.
Los Anales de Bambú, una de las principales fuentes antiguas chinas, lo incluyen en la lista de reyes, aunque sin entrar en muchos detalles sobre sus políticas o conquistas. Esto refleja la naturaleza mítica de los primeros reyes chinos, cuyas historias combinan hechos históricos con elementos legendarios, dejando una narrativa incompleta y a menudo simbólica. Huái sigue siendo una figura enigmática, representando una etapa importante en la cronología tradicional de la dinastía Xia.
Máng (芒), soberano en la sombra de sus antecesores
Máng (芒) fue el noveno rey de la dinastía Xia y sucedió a su padre Huái (槐). Su figura, como la de muchos monarcas de esta etapa legendaria, está envuelta en una neblina de escasa documentación, y su reinado aparece en las crónicas antiguas con pocas referencias concretas. Aun así, ocupa un lugar importante dentro de la genealogía real y es recordado como parte de la continuidad de la dinastía tras su restauración.
Al igual que su padre y su abuelo, Máng habría gobernado en un contexto en el que la autoridad central de la dinastía Xia seguía enfrentando desafíos territoriales y la amenaza constante de tribus periféricas que cuestionaban la legitimidad del poder real. No obstante, no se le atribuyen guerras importantes ni grandes transformaciones. Esto ha llevado a los estudiosos a suponer que su reinado fue relativamente estable, aunque carente de grandes hitos.
En algunas crónicas se señala que durante su gobierno se mantuvo la sede del poder en la misma región heredada de sus antecesores, lo que sugiere una continuidad administrativa y simbólica. Esta estabilidad, aunque modesta, fue clave para que la dinastía Xia pudiera prolongar su existencia y pasar el trono sin interrupciones a las siguientes generaciones.
Máng fue sucedido por su hijo Xiè (泄), décimo rey de la dinastía Xia. La transmisión regular del poder durante estos reinados fortalece la idea de que, pese a las escasas fuentes, la dinastía mantuvo cierto grado de organización interna y cohesión familiar, aspectos fundamentales en la visión china del buen gobierno y la legitimidad.
Máng (芒) fue el 9.º rey de la legendaria dinastía Xia, posiblemente gobernó durante 18 años.
Tomó el trono en el año de Renshen (壬申), y para celebrar su entronización celebró una gran fiesta inaugural en la que regalo jades preciosos a todos sus vasallos.
En el 33.º año de su mandato, uno de sus vasallos, Shang Zihai, movió su capital de Shangqiu (商丘) a Yin (殷) por primera vez tras la reconquista de Shǎo Kāng.
Según los anales de bambú, en la historia-leyenda: un día mientras Máng navegaba por el mar de China Oriental, consiguió atrapar a un pez de dimensiones extraordinarias (este acontecimiento se narra como un hecho singular y épico).
Xiè (泄), la dinastía se extiende
Xiè (泄), hijo de Máng (芒), fue el décimo rey de la dinastía Xia. Su figura, aunque poco desarrollada en los textos tradicionales, representa la continuidad de la dinastía tras varias generaciones de relativa estabilidad, luego de la restauración iniciada por Shǎo Kāng.
Al igual que muchos de los soberanos de esta etapa, Xiè aparece principalmente en las genealogías dinásticas, sin que se conserven muchos detalles concretos sobre su reinado. Su importancia reside en el hecho de que mantuvo el linaje y la legitimidad de la dinastía Xia, y con ello, la narrativa de una casa real que, pese a crisis y usurpaciones, lograba perdurar.
Las crónicas antiguas no registran grandes conflictos ni logros durante su gobierno, lo cual puede interpretarse como señal de un período de relativa paz, aunque también podría deberse a la escasez de fuentes fiables o a la pérdida de registros en épocas posteriores. Como en otros casos de la dinastía Xia, la tradición oral y la historiografía legendaria se centraban más en los reinados fundacionales, restauradores o conflictivos que en los gobiernos intermedios sin sobresaltos.
Xiè fue sucedido por su hijo Bù Jiāng (不降), quien continuaría la secuencia dinástica. Esta fluidez en la sucesión confirma que, al menos en el plano simbólico y cultural, la dinastía Xia se concebía como una institución consolidada, capaz de sobrevivir más allá de las figuras individuales de sus reyes.
Xiè fue el 10.º rey de la Dinastía legendaria Xia. Posiblemente gobernó durante 25 años. Ascendió al trono en el año Xinwei (辛未).
A los 12 años de su mandato, su vasallo Shang, Zihai (子亥) viajó a Youyi (易杀), donde estableció su nueva residencia, pero Zihai tuvo grandes disputas con el líder local de Youyi, Mianchen (绵臣), quien finalmente lo asesinó. En el decimosexto año de su régimen, Xiè mando a uno de sus ministros Wei (微), a vengar la muerte de Zihai. Wei condujo tropas de Hebo (河伯), hacia Youyi y tras algunas batallas invadió Youyi y mató a Mianchen.
Según los anales de bambú, durante el 21.er año de su mandato, Xiè luchó con los bárbaros circundantes a las limitaciones de su territorio de Fei (畎夷), Bai (白夷), Chi (赤夷), Xuan (玄夷), Feng (风夷) y Yang (阳夷). Tras años de lucha acabó ganando la guerra y todas las tribus obedecieron sus órdenes.
- «Bamboo Annals«.
- «Chronology of China rulers«.
- Gu, Sharron. A Cultural History of the Chinese Language.
Bù Jiàng (不降), largo reinado en la memoria mítica
Bù Jiàng (不降) fue el undécimo rey de la dinastía Xia y sucesor de Xiè (泄), según las crónicas tradicionales chinas. Aunque los detalles sobre su vida y su gobierno son escasos, se le atribuye un reinado considerablemente largo, de hasta 59 años, lo cual lo convierte en uno de los monarcas más longevos de esta dinastía según la leyenda.
Este prolongado tiempo en el trono sugiere un periodo de estabilidad dentro del relato tradicional, aunque las fuentes no mencionan campañas destacadas, reformas ni conflictos significativos. En la historia mítica china, esto suele interpretarse como un signo de continuidad administrativa y de preservación del orden ritual, aspectos fundamentales para la concepción confuciana del buen gobierno.
El nombre «Bù Jiàng», que puede traducirse como «El que no se rinde» o «El que no cede», podría tener un significado simbólico en la tradición oral, reflejando quizás una imagen de firmeza o de resistencia en el poder, aunque no se puede confirmar si este simbolismo fue añadido posteriormente.
Su largo reinado, carente de sobresaltos según los registros disponibles, representa una fase madura de la dinastía Xia, en la que el sistema de sucesión y la estructura estatal habrían alcanzado cierta consolidación, al menos desde la perspectiva de los cronistas posteriores.
A la muerte de Bù Jiàng, el trono pasó a su hijo Jiōng (扃), quien sería el duodécimo soberano de la dinastía Xia.
Bù Jiàng fue el 11.º rey de la dinastía Xia de China, posiblemente gobernó 59 años. Su padre fue el rey Xiè. Según los Anales de Bambú, durante el 6.º año de régimen de Bù Jiàng, luchó con Jiuyuan. En el 35º año de su régimen, su estado vasallo Shang derrotó a Pi.
En el 59.º año de su régimen pasó su trono a su hermano menor Jiōng. Falleció 10 años más tarde. Bù Jiàng es extensamente considerado como uno de los reyes más sabios de esa dinastía.
Bù Jiàng fue el 11.º rey de la dinastía Xia de China, posiblemente gobernó 59 años. Su padre fue el rey Xiè. Según los Anales de Bambú, durante el 6.º año de régimen de Bù Jiàng, luchó con Jiuyuan. En el 35º año de su régimen, su estado vasallo Shang derrotó a Pi.
En el 59.º año de su régimen pasó su trono a su hermano menor Jiōng. Falleció 10 años más tarde. Bù Jiàng es extensamente considerado como uno de los reyes más sabios de esa dinastía.
- Trình Doãn Thắng, Ngô Trâu Cương, Thái Thành
- Anales de Bambú
- Xia Dynasty
- Cioffi-Revilla, Claudio; Lai, David (1995). «War and Politics in Ancient China, 2700 B.C.E. to 722 B.C.E.». The Journal of Conflict Resolution 39 (3): 471-472.
- Lung, Rachel (2011), Interpreters in early imperial China, Amsterdam: John Benjamins Publishing Company, p. 5, ISBN 978-90-272-2444-6.
- Xia, la primera dinastía china
- Milton Walter Meyer: China: A Concise History.
- Las Dinastías Xia y Shang en arteHistoria
Jiōng (扃), el hermano que heredó el trono
Jiōng (扃) fue el duodécimo rey de la dinastía Xia y hermano menor de Bù Jiàng (不降). Su ascenso al trono se produjo en circunstancias inusuales dentro de la tradición de sucesión patrilineal, ya que no heredó el poder como hijo de un monarca anterior, sino como hermano del rey reinante. De acuerdo con las fuentes tradicionales, Bù Jiàng habría renunciado voluntariamente al trono en el año de Wuxu (戊戌), dejando el mando en manos de su hermano Jiōng.
Según las Memorias históricas de Sima Qian, Jiōng gobernó durante unos 21 años, mientras que los Anales de Bambú reducen este periodo a 18 años. Estas pequeñas diferencias cronológicas son comunes en las fuentes legendarias chinas, donde los datos exactos varían según el manuscrito o la escuela historiográfica.
Durante su reinado, no se registran grandes eventos militares ni conflictos destacados, lo que sugiere que Jiōng continuó con la estabilidad que había caracterizado el largo mandato de su hermano. Este periodo podría entenderse como una fase de transición tranquila dentro del ciclo de los Xia, donde el peso simbólico de la legitimidad dinástica seguía siendo más importante que los logros concretos.
Un detalle interesante es que Bù Jiàng vivió durante diez años después de ceder el trono, algo poco habitual en las narraciones de reyes legendarios. Esta coexistencia prolongada entre dos figuras de autoridad, aunque en distintos planos, podría haber influido en la estabilidad de la corte, o incluso en una forma temprana de co-gobierno no documentado como tal.
Jiōng fue sucedido por su hijo Jīn (廑), continuando así la línea hereditaria de la casa Xia. Su figura, aunque discreta en comparación con otros monarcas legendarios, ayudó a mantener la cohesión del relato dinástico, en el que cada eslabón tiene valor como símbolo de continuidad.
Jiōng (扃) fue el 12º rey de la legendaria dinastía Xia, posiblemente gobernó durante 21 años según Sima Qian, aunque los anales de bambú fechan su mandato en unos 18 años aproximadamente. Era el hermano menor de Bù Jiàng y asumió el trono tras la renuncia de su hermano en el año de Wuxu (戊戌). Cuando llevaba 10 años en el trono, su hermano Bù Jiàng falleció.
- Chinese archaeological abstracts: prehistoric to Western Zhou by Albert E. Dien, Jeffrey K. Riegel, Nancy Thompson Price.Online version.
- Chronology of China rulers
Jǐn (廑), el rey de la música y la sequía
Jǐn (廑), también conocido como Yinjia (殷甲), fue el decimotercer monarca de la dinastía Xia. Hijo de Jiōng (扃), se le atribuye un reinado de aproximadamente 21 años, según las crónicas tradicionales. Aunque su figura no es de las más destacadas de la dinastía, su gobierno presenta varios elementos culturales y climáticos dignos de mención.
Durante su reinado, trasladó la capital al Río del Oeste, según relatan los Anales de Bambú. Este tipo de traslado era una práctica común en los primeros tiempos de la historia china, muchas veces motivada por cuestiones estratégicas, recursos hídricos o presiones políticas. Este cambio de sede marca un intento de reorganización territorial o de afirmación simbólica del poder.
En el cuarto año de su gobierno, las fuentes narran que compuso o promovió una forma de música ritual llamada “Sonido del Oeste”, en referencia a su nueva ubicación. Este acto tenía connotaciones religiosas y políticas: en la antigua China, la música no era solo arte, sino también una herramienta para armonizar el reino con el orden cósmico. El hecho de que se haga referencia a esta acción sugiere que Jǐn se preocupaba por mantener o renovar los rituales de legitimación del poder.
Sin embargo, su reinado también se vio marcado por una grave sequía en el octavo año, que afectó al reino de forma severa. Estos desastres naturales eran interpretados en la tradición china como signos de desaprobación divina (fallo en el «Mandato del Cielo»), por lo que habrían tenido un fuerte impacto simbólico en la corte y entre la población.
Durante esta misma etapa, destaca también el ascenso de un personaje vasallo conocido como Ji (己), “el Abanico” o “el Admirador”, quien fue nombrado líder del territorio de Kunwu (昆吾). Inicialmente, se le asignó el gobierno de la tierra de Wei (卫), pero luego trasladó su sede a Xu (许). Este cambio podría reflejar el surgimiento de poderes regionales con cierta autonomía, un fenómeno recurrente en las fases medias y tardías de las dinastías antiguas.
El reinado de Jǐn representa así una mezcla de continuidad institucional, expresiones culturales refinadas y tensiones derivadas tanto de la naturaleza como de la compleja red de relaciones entre el poder central y los clanes periféricos.
Fue sucedido por su hijo Kǒng Jiǎ (孔甲), una figura que introducirá nuevos elementos en la narrativa legendaria de los Xia.
Jǐn (廑) fue el 13.º rey de la Dinastía Xia de China.1 Su otro nombre es Yinjia. Probablemente gobernó durante aproximadamente 21 años. Su padre era Jiōng.
Según los Anales de bambú, él movió la capital al Río del Oeste.6 En el cuarto año de reinado, Jǐn, omitió su antigua ciudad natal e hizo la música de Sonido del Oeste. En el octavo año de su régimen, cuentan las fuentes que su reino se vio sometido a una sequía muy seria.
Uno de sus vasallos, apellidado Ji (己), el Abanico (o el Admirador), fue elegido como líder de Kunwu (昆吾). Al principio fue asignado a la tierra de Wei (卫), pero movió su capital de Wei a Xu (许).
Referencias:
- Las Dinastías Xia y Shang en arteHistoria
- Asian Perspectives, Hong Kong University Press
- Sarah Allan: The Shape of the Turtle: Myth, Art, and Cosmos in Early China
- Sima Qian: Memorias históricas
- Xia Dynasty en New World Encyclopedia
- Anales de bambú
- Xia Dynasty; escrito por Valentino Križanić (Walenikino).
Kǒng Jiǎ (孔甲), el rey de los prodigios y el declive
Kǒng Jiǎ (孔甲) fue el decimocuarto rey de la legendaria dinastía Xia y sucesor de su padre Jǐn (廑). Su figura es una de las más enigmáticas y fascinantes del ciclo dinástico, ya que su reinado aparece en las fuentes tradicionales rodeado de fenómenos prodigiosos, comportamientos excéntricos y presagios que anticipan un proceso de decadencia en la casa Xia.
Se le atribuye un reinado de unos 31 años, durante los cuales el reino experimentó tanto anomalías naturales como señales sobrenaturales que, según la cosmovisión de la época, indicaban una ruptura entre el orden celestial y el poder terrestre. Las crónicas señalan que extrañas criaturas comenzaron a aparecer, y que fenómenos climáticos inusuales alteraron el ritmo habitual de las estaciones.
Uno de los aspectos más recordados de Kǒng Jiǎ es su relación con animales míticos o “dragones domesticados”, a los que supuestamente criaba en su corte. Para atenderlos, llegó incluso a nombrar a ministros encargados de su cuidado, lo que fue visto por los historiadores posteriores como una señal de desequilibrio o de alejamiento de las responsabilidades reales. Estas historias reflejan un tono crítico hacia el monarca, retratándolo como un rey excéntrico, más interesado en lo sobrenatural que en el buen gobierno.
También se le atribuyen prácticas religiosas poco ortodoxas y un uso abusivo de rituales mágicos, lo cual habría contribuido a debilitar la autoridad moral del trono. Desde la óptica confuciana, estos excesos simbolizan la pérdida del “Mandato del Cielo”, la justificación moral del poder en la antigua China. En consecuencia, su gobierno se interpreta como un punto de inflexión que anticipa el progresivo deterioro de la dinastía.
Pese a estos relatos, Kǒng Jiǎ logró mantener la sucesión en su linaje. Fue sucedido por su hijo Gāo (皋), quien heredó un trono debilitado, con crecientes tensiones internas y una legitimidad en entredicho.
El reinado de Kǒng Jiǎ se convierte así en una figura clave para entender la forma en que los antiguos cronistas transmitían advertencias morales a través de la historia: su gobierno no es solo un relato político, sino también una lección sobre las consecuencias del alejamiento de la virtud y del orden ritual.
Kǒng Jiǎ (孔甲) fue el 14º rey de la Dinastía Xia de China y el hijo de Bù Jiàng. Posiblemente gobernó 31 años. Según los Anales de Bambú, vivió como su tío Jiōng en la capital Xia de Río del Oeste (西河). Los anales no cuentan mucho de este rey, más allá de que en el tercer año de su régimen practicaba la caza en las Montañas Fu (萯山) en Dongyang (东阳) y en el quinto año compuso la canción «El sonido de Oriente» (东音), también llamada «La canción del hacha rota» (破斧之歌).
Se sabe que era muy supersticioso, pero todo lo que le preocupaba eran el alcohol y las mujeres hermosas. A raíz que su mandato avanzaba, descuidaba cada vez más sus obligaciones de estado, por lo que es precisamente en su reinado cuando el poder de la dinastía Xia comienza a disminuir. A medida que este poder disminuye, el poder de los reyes vasallos (诸侯) se va haciendo cada vez más fuertes.
Durante su régimen, despidió a uno de sus jefes de Estado, más importantes, Tunwei (豕韦) y su reino vasallo Shang, trasladó su capital desde Yin (殷) a Shangqiu.
El hijo de Kǒng Jiǎ era rey Gāo.
Gāo (皋), el protector del equilibrio
Gāo (皋) fue el decimoquinto monarca de la dinastía legendaria Xia. Hijo del excéntrico Kǒng Jiǎ (孔甲), asumió el trono tras un periodo marcado por fenómenos sobrenaturales y una cierta pérdida de autoridad ritual y política. Según las fuentes tradicionales, gobernó durante unos 11 años, tiempo en el que trató de restablecer el equilibrio institucional y mantener unido el frágil núcleo del reino.
Uno de los episodios más destacados de su breve reinado se produjo en su tercer año como soberano, cuando decidió restaurar en el poder a Tunwei (豕韦), un antiguo aliado o líder regional que su padre había depuesto injustamente. Este acto de restitución puede interpretarse como una medida política destinada a reforzar la lealtad de los clanes subordinados, fundamentales para sostener la estructura de poder del estado Xia. Este gesto sugiere una intención de reconciliación y reparación, rasgos que contrastan con el carácter desconectado y esotérico del reinado anterior.
Aunque los registros sobre su administración son escasos, se cree que su gobierno se centró principalmente en la defensa territorial y la gestión de alianzas internas, en un momento en que la dinastía empezaba a mostrar signos de debilitamiento estructural. El creciente poder de tribus vecinas y las tensiones internas presagiaban el lento declive que llevaría, décadas más tarde, al colapso del dominio Xia.
La figura de Gāo se conserva principalmente a través de fuentes historiográficas posteriores, como el Shiji de Sima Qian, y de la tradición oral transmitida a lo largo de generaciones. Como muchos soberanos de esta etapa, su historia se entremezcla con elementos legendarios, pero su perfil aparece como el de un monarca pragmático, más cercano al modelo de gobernante clásico que al de los reyes mágicos o guerreros.
Fue sucedido por su hijo Fā (發), quien continuaría la línea real en medio de una creciente fragilidad institucional, camino a la eventual transición hacia la dinastía Shang.
Gāo (皋) fue el 15º de la Xia. Posiblemente gobernó 11 años. Durante el tercer año de su régimen, restauró el poder de Tunwei (豕韦) al que su padre Kǒng Jiǎ había cesado como jefe de Estado.
Su hijo fue Fā. El gobierno de Gāo puede haber estado centrado en la defensa del territorio y en mantener la lealtad de los clanes que formaban la base de poder del estado Xia. Como muchas figuras de esta época, su historia está mezclada con la leyenda y se conserva principalmente a través de tradiciones orales y obras históricas posteriores como el Shiji de Sima Qian. Su reinado es un eslabón en la larga cadena de gobernantes que precedieron a la caída de la dinastía Xia y al ascenso de la dinastía Shang.
El declive progresivo de la dinastía Xia
La dinastía Xia, considerada tradicionalmente como la primera dinastía de China, mantuvo un prolongado dominio que, según las crónicas antiguas, se extendió por más de cuatro siglos. Sin embargo, tras varias generaciones de soberanos que lograron conservar una estructura básica de gobierno, comenzó a evidenciarse un proceso de debilitamiento progresivo. Este declive no fue abrupto ni el resultado de una única causa, sino el fruto de una combinación de factores políticos, sociales y ambientales que, a lo largo del tiempo, erosionaron la autoridad del poder central.
A medida que se sucedían los reyes, se hizo cada vez más evidente la fragmentación del territorio y la pérdida de control efectivo sobre los clanes y señoríos regionales. Muchos de estos líderes locales, que en tiempos de Yu el Grande y sus inmediatos sucesores habían actuado como aliados leales, empezaron a comportarse como poderes independientes, ignorando las órdenes del soberano y gestionando sus territorios según sus propios intereses. Las fuentes mencionan frecuentes cambios de capital, reorganizaciones internas y concesiones a líderes periféricos, lo que sugiere una corte inestable, más reactiva que proactiva.
Además, el desgaste interno coincidió con desastres naturales, como sequías y anomalías climáticas, que afectaron la producción agrícola y alteraron el equilibrio social. En la visión tradicional china, este tipo de fenómenos era interpretado como una señal de que el «Mandato del Cielo» estaba siendo retirado al gobernante de turno. El Mandato del Cielo no era simplemente una idea religiosa, sino un principio de legitimidad moral que sostenía que un rey solo podía gobernar mientras mantuviera la armonía entre el cielo, la tierra y los hombres. Cuando esta armonía se rompía, surgían rebeliones, conflictos internos y disputas por el trono.
Hacia los últimos reinados de la dinastía, el poder Xia quedó cada vez más limitado al ámbito de su clan originario, mientras otras fuerzas empezaban a crecer en las regiones cercanas. Entre ellas, destacó el clan Shang, una tribu poderosa asentada en el este, que había servido durante algún tiempo como vasalla de los Xia, pero que progresivamente fue consolidando su poder político, militar y religioso. Con el tiempo, los Shang se convirtieron en el rival más serio del poder Xia.
El último rey Xia, Jié (桀), es retratado en las crónicas como un déspota decadente, más preocupado por sus placeres personales que por el bienestar de su pueblo. Su figura, claramente distorsionada por la tradición moralista confuciana, representa el epítome del gobernante corrupto e inmoral cuya pérdida del Mandato del Cielo se convierte en un hecho inevitable. Frente a él, surgió Táng, el líder de los Shang, quien se presentaba como el portador de un nuevo orden. Según el relato tradicional, Táng derrotó a Jié en la batalla de Mingtiao, una confrontación que marca simbólicamente el fin de la dinastía Xia y el inicio de la era Shang.
Con esta transición, China entró en una etapa histórica mejor documentada, tanto por registros escritos como por descubrimientos arqueológicos, especialmente en los yacimientos de Anyang, donde se han encontrado inscripciones en huesos oraculares que confirman la existencia real de la dinastía Shang. La caída de los Xia no fue solo el fin de una línea de reyes legendarios, sino también el cierre de una etapa mítica que había servido para establecer las bases del pensamiento político, la visión cíclica del poder y el vínculo entre gobernante y cosmos que dominaría toda la historia imperial china.
Fā (發), el penúltimo soberano de una dinastía en declive
Fā (發), también conocido como Houjin (后敬), fue el decimosexto emperador de la dinastía legendaria Xia. Hijo de Gāo (皋) y padre del tristemente célebre Jié (桀), su figura ocupa un lugar importante dentro de la línea sucesoria, pues marca el tramo final de la dinastía, cuando el poder de los Xia ya mostraba signos visibles de descomposición.
Las fuentes tradicionales, como los Anales de Bambú, hacen escasa mención de su reinado. Una de las pocas escenas relatadas ocurre durante su coronación, cuando todos sus vasallos acudieron a palacio para celebrar una gran fiesta de inauguración. Este episodio, aunque breve, sugiere que al menos simbólicamente aún se reconocía su autoridad en el momento de su ascenso al trono.
Sin embargo, más allá de esta ceremonia inaugural, las crónicas apenas registran hechos destacables, salvo por un cataclismo natural: un fuerte terremoto cerca del monte Tai (泰山), en la actual provincia de Shandong. Este evento, interpretado en la tradición china como un mal presagio, es significativo, ya que refleja el vínculo entre los desastres naturales y la legitimidad política. En la mentalidad de la época, un fenómeno así no era solo una tragedia geológica, sino una señal del Cielo que anunciaba la pérdida del favor divino hacia el gobernante.
El reinado de Fā se sitúa en una etapa claramente decadente. La autoridad del soberano se encontraba debilitada por conflictos internos, la desunión de los clanes vasallos y la constante presión de tribus rivales, especialmente de los Shang, cuyo poder crecía en el este. Es probable que durante su mandato se produjeran rebeliones regionales y que el control territorial fuera más nominal que real.
Aunque las fuentes no detallan sus acciones políticas o militares, su papel dentro de la cronología dinástica es esencial: representa el último intento de sostener el trono Xia antes de que la situación se deteriorara definitivamente bajo el reinado de su hijo, Jié. Con Fā se cierra, en cierto modo, la posibilidad de recuperación; su figura, aunque menos conocida, simboliza la fase terminal de una dinastía que, nacida en el mito con Yu el Grande, llegaba lentamente a su fin entre la inercia, el desorden y la pérdida de autoridad moral.
La herencia de Fā fue, pues, una estructura ya debilitada que su hijo no supo, o no quiso, salvar. El paso al siguiente reinado marcaría el colapso definitivo de los Xia y la irrupción de una nueva dinastía, los Shang, que darían inicio a una era más documentada de la historia china.
Fā fue el 16º y penúltimo emperador de la Dinastía Xia de China. También recibiría el nombre de Houjin (后敬). Durante la celebración inaugural de coronación, todos sus vasallos se juntaron en su palacio, en una gran fiesta. A raíz de ese punto lo único que encontramos en las fuentes sobre su reinado es la enunciación de un cataclismo, un terremoto que ocurrió cerca de la Monte Tai (泰山) en Shandong.
Su reinado se ubica en la etapa final de esta dinastía, cuando la autoridad de los reyes Xia estaba seriamente debilitada debido a conflictos internos, crisis políticas y la creciente amenaza de tribus rivales.
Los textos antiguos, como los Anales de Bambú, mencionan a Fā de manera breve, sin proporcionar detalles extensos sobre su gobierno. Sin embargo, su figura es importante dentro de la secuencia histórica porque representa una época de decadencia, en la que la dinastía luchaba por mantener el control territorial y la cohesión política frente a presiones internas y externas.
Se cree que durante su reinado, la dinastía Xia enfrentó rebeliones de clanes poderosos que se resistían a la autoridad central. El debilitamiento progresivo del poder real bajo Fā preparó el camino para la llegada de Jié (桀), su sucesor y último rey de la dinastía Xia, cuyo gobierno tiránico y fallido sería decisivo para el colapso definitivo de la dinastía y el surgimiento de la dinastía Shang. Aunque su historia está envuelta en la leyenda, Fā sigue siendo una figura representativa del fin de una era marcada por luchas de poder y declive político.
El padre de Fā fue Gāo y el hijo de Fā era Jié.
Fā (發), el penúltimo soberano de una dinastía en declive
Fā (發), también conocido como Houjin (后敬), fue el decimosexto y penúltimo emperador de la dinastía legendaria Xia de China. Hijo de Gāo (皋) y padre del último rey Xia, Jié (桀), su figura marca el tramo final de esta antigua dinastía, en una época en la que el poder central estaba seriamente debilitado por conflictos internos, crisis políticas y la creciente presión de tribus rivales como los Shang.
Las fuentes tradicionales, como los Anales de Bambú, apenas ofrecen detalles sobre su gobierno. No obstante, relatan que durante su coronación todos sus vasallos acudieron a palacio para celebrar una gran fiesta, lo que indica que aún se reconocía simbólicamente su autoridad. Sin embargo, ese momento de esplendor fue breve. Poco después, se registró un terremoto en la región del monte Tai (泰山), un fenómeno que en la cosmovisión china era interpretado como un mal presagio, señal de que el gobernante había perdido el favor del Cielo.
Aunque no se conservan registros de acciones políticas concretas durante su reinado, se cree que la dinastía Xia, bajo su mandato, enfrentó rebeliones de clanes poderosos y una pérdida progresiva de control sobre sus territorios. El debilitamiento del poder real, combinado con la desunión de los linajes vasallos, fue minando la cohesión del reino. El estado Xia, fundado en la virtud de Yu el Grande, parecía haber agotado sus recursos morales y políticos.
Fā representa así una figura clave en la transición entre la decadencia y el colapso. Su reinado es el último que ofrece una posibilidad —aunque débil— de recuperación. La estructura que dejó a su hijo Jié era ya frágil, vulnerable al desorden y a la amenaza externa. Su figura, aunque poco desarrollada en las fuentes, simboliza el fin de una era: el cierre de un ciclo mítico que, con Jié, daría paso al nacimiento histórico de la dinastía Shang y de una nueva etapa más documentada en la historia de China.
Jié (pinyin: Jié; Vadear-Gil: Chieh, otro nombre otorgado a su figura fue el de Gui) fue el último rey de la Dinastía Xia de China, y es culpado de su caída. Según relatan las fuentes, Jié se convirtió en un tirano, que maltrataba a la población. Los registros posteriores sobre el mandato de Jié, más concretamente los registros encontrados en tiempos de la Dinastía Qin, narran que un año del reinado de Jié, el hielo se formó durante las mañanas de verano ocurriendo las heladas en julio. Las precipitaciones excesivas derribaron los edificios, y el tiempo era un caos, un desorden, caliente y frío, por lo que gran parte de las cosechas se echaron a perder. Algunos científicos correlacionan este acontecimiento con un invierno volcánico, posiblemente debido a la gran erupción minoica del año 1628 a. C.
Grabado en un santuario de la familia Wu en Jiaxiang, Shandong, 150 d. C. Jié porta una alabarda como símbolo de opresión y se sienta sobre dos damas simbolizando el abuso de poder.

Biografía
Alrededor del 1600 a. C., uno de los reinos vasallos, Shang, que había adquirido gran poder durante los años anteriores derrotó a Jié, poniendo fin a la Dinastía Xia y fundando la Dinastía Shang.
El historiador Sima Qian remonta el origen de la gente de Xiongnu a Chun Wei, quien era posiblemente un hijo de Jié. Esta teoría nunca ha sido probada o desaprobada.
En el Lienü zhuan escrito por Liu Xiang muchos siglos más tarde, hacia 18 a. C. cuenta que su corrupción se debió a Mo Xi, la concubina favorita del rey Jié, de quien estaba muy enamorado. Mo Xi era hermosa, pero carecía completamente de virtud. Entre otras cosas, le gustaba beber y la música, siendo aficionada a los malabaristas y las cantantes. Al parecer, le sugirió al rey Jié ordenar que le hicieran un lago de vino. Una vez que fue terminado, ella mandó que 3.000 hombres bebieran del lago hasta secarlo, para sólo reírse cuando todos ellos al alcanzar la ebriedad cayeron de cabeza y se ahogaron.
Jié consiguió su trono en el año de Renchen (壬辰), y su capital estaba en Zhenxun (斟鄩), el mismo lugar donde Tai Kang vivió.
Su reinado es recordado como un periodo de tiranía, decadencia y abuso de poder, lo que llevó al colapso de la dinastía y al ascenso de la dinastía Shang.
Según los relatos tradicionales, Jié era un gobernante despótico, conocido por su crueldad, extravagancia y desprecio por el bienestar de su pueblo. Se dice que vivía rodeado de lujos, construyendo enormes palacios y organizando fastuosos banquetes mientras su pueblo sufría hambrunas y penurias. Su relación con Mo Xi, una concubina famosa por su supuesta influencia negativa sobre él, ha sido enfatizada en los relatos como un símbolo de corrupción y decadencia.
Durante su reinado, los abusos y el descontento generalizado provocaron levantamientos y conspiraciones. Finalmente, Tang, líder del clan Shang, se rebeló contra Jié y lideró una revuelta que culminó en la derrota del ejército Xia. Jié fue capturado y exiliado, muriendo en circunstancias inciertas, aunque algunas versiones indican que fue desterrado a Nanchao (actual Anhui).
La figura de Jié ha quedado en la memoria histórica como un arquetipo del tirano corrupto cuya arrogancia y malos gobiernos llevaron a la ruina de su reino, estableciendo una lección moral en la tradición histórica china sobre los peligros del mal liderazgo.
Estudios modernos
La brecha temporal entre la supuesta época de Xia y las primeras referencias escritas a ella ha hecho que la historicidad de la propia dinastía Xia y el relato tradicional de su historia sean, en el mejor de los casos, inciertos. La Escéptica de la historia antigua china, iniciada por Gu Jiegang en la década de 1920, fue el primer grupo de eruditos de China que cuestionó sistemáticamente el relato tradicional de su historia antigua. Examinando críticamente el desarrollo de la narración de la historia temprana china a lo largo de la historia, Gu llegó a la conclusión de que «cuanto más tardía es la época, más largo es el periodo legendario de la historia temprana… la historia temprana china es un cuento contado y recontado durante generaciones, durante las cuales se añadieron nuevos elementos a la primera parte». (5)
Algunos historiadores han sugerido que los gobernantes Zhou inventaron a los Xia como pretexto, para justificar su conquista de los Shang, señalando que al igual que los Shang habían suplantado a los Xia, ellos habían suplantado a los Shang. (6) La existencia de los Xia sigue sin demostrarse, a pesar de los esfuerzos de los arqueólogos chinos por relacionarlos con la Edad del Bronce Erlitou culture. (7)
Entre otros puntos, Gu y otros historiadores señalan ciertos paralelismos entre la narrativa tradicional de la historia Xia y la historia Shang que sugerirían una probable fabricación de la época Zhou o, al menos, un embellecimiento de la historia Xia. La crítica de Yun Kuen Lee al sentimiento nacionalista en la elaboración de una explicación de la cronología de las Tres Dinastías se centra en la dicotomía de las pruebas aportadas por la investigación arqueológica frente a la histórica, en particular, la afirmación de que la cultura arqueológica Erlitou es también la dinastía histórica Xia. «Cómo fusionar las fechas arqueológicas con las históricas es un reto para todos los estudios cronológicos de la civilización primitiva». (8)
Gu Jiegang, fundador de la «Escuela para Dudar de la Antigüedad». Autor: Desconocido. Dominio público. Año 1954.

En La forma de la tortuga: Myth, Art, and Cosmos in Early China, Sarah Allan señaló que muchos aspectos de los Xia son simplemente lo contrario de los rasgos considerados emblemáticos de los Shang. Según Allan, el dualismo implícito en el sistema de mitos Shang consiste en que, mientras los Shang representan los soles, el cielo, los pájaros, el este y la vida, los Xia representan las lunas, el inframundo acuático, los dragones, el oeste y la muerte. Allan sostiene que esta mítica Xia fue reinterpretada por los Zhou como una dinastía gobernante sustituida por los Shang, un paralelismo con su propia sustitución de los Shang. (9)
Otros estudiosos también argumentan que los restos de la clase política Shang todavía existían durante la dinastía Zhou temprana, los gobernantes Zhou no podían simplemente justificar su sucesión para pacificar a los restos Shang si es totalmente inventado ya que los restos Shang, que recordaban historias anteriores, no lo creerían en primer lugar. (10) Por ejemplo, el «Clásico de la poesía» conserva los Elogios de Shang (商頌 Shāng sòng) que representan al poderoso Estado de Song, (11) cuyos gobernantes eran los descendientes directos de la dinastía Shang. (12) Entre esos panegíricos, el panegírico Chang Fa (長發) celebraba las victorias del «Rey Marcial» Tang de Shang contra Wei (韋), Gu (顧), Kunwu (昆吾) y Jie de Xia. (13) Durante la posterior dinastía Song (960-1279 d. C.), se desenterró un antiguo artefacto de bronce, «Shu Yi Zhong» (叔夷鐘), con una inscripción que describía cómo el fundador de la dinastía Shang, Tang, derrocó a la dinastía Xia. El propietario de este artefacto, Shu Yi, un alto oficial del Reino Qi durante el periodo de Primavera y Otoño (c. 600 a. C.), era en realidad descendiente directo de los gobernantes Song, lo que significa que él mismo era descendiente del pueblo Shang. Este artefacto de bronce se utilizó para conmemorar a sus antepasados Shang. La inscripción contradice la hipótesis de que la dinastía Zhou fabricó la existencia de la dinastía Xia. (14).
Aunque las inscripciones del hueso del oráculo Shang no contienen ninguna mención de los Xia, algunos estudiosos han sugerido que los estados que mencionan podrían ser restos de los Xia. Guo Moruo sugirió que un estado enemigo llamado estado Tufang de los estados Fang mencionado en muchas inscripciones podría identificarse con los Xia. (15) El historiador Shen Changyun señaló cuatro inscripciones que mencionaban Qǐ (杞), el mismo nombre que el estado de Qǐ, que según los relatos tradicionales fue establecido por la derrotada casa real de Xia. (16).
Descubrimientos arqueológicos
Los arqueólogos han descubierto yacimientos urbanos, utensilios de bronce y tumbas que apuntan a la posible existencia de la dinastía Xia en lugares citados en antiguos textos históricos chinos. Existe un debate sobre si la cultura Erlitou fue o no el emplazamiento de la dinastía Xia, centrado en gran medida en si las pruebas arqueológicas de asentamientos urbanos en toda la región antes de la dinastía Shang deben tomarse como corroboración del relato tradicional de una Xia, o esperarse independientemente de la historicidad de la Xia debido a la trayectoria del crecimiento de la población y el desarrollo agrícola en las regiones fértiles del este de China desde el neolítico hasta la historia temprana. La datación por radiocarbono sitúa los yacimientos de Erlitou entre 2100 y 1800 a. C., proporcionando pruebas físicas de la existencia de un estado contemporáneo y posiblemente equivalente a la dinastía Xia, tal y como se describe en obras históricas clásicas chinas posteriores. (17)
En 1959, se excavó un yacimiento situado en la ciudad de Yanshi que contenía grandes palacios que, según algunos arqueólogos, eran las capitales de la dinastía Xia. A lo largo de las décadas de 1960 y 1970, los arqueólogos han descubierto yacimientos urbanos, utensilios de bronce y tumbas en los mismos lugares citados en los antiguos textos históricos chinos relativos a Xia; 1 en 2011, arqueólogos chinos descubrieron los restos de un palacio de tamaño imperial -datado en torno al 1700 a. C.- en Erlitou en Henan, avivando aún más los debates sobre la existencia de la dinastía.(18) Como mínimo, la época tradicionalmente denotada como dinastía Xia marcó un periodo de urbanización y desarrollo agrícola puente entre las culturas del Neolítico tardío y la civilización urbana de la dinastía Shang. (19)
Sitios en Erlitou (negro) y capitales Xia identificadas en registros tradicionales (rojo, con números para aquellos del «texto moderno» de los Bamboo Annals). Kanguole – Trabajo propio design based on Chang, Kwang-chih (1986) The Archaeology of Ancient China, p. 319 ISBN: 0-300-03784-8. CC BY-SA 4.0.

Las pruebas arqueológicas de una gran inundación desbordada en el desfiladero de Jishi que destruyó el yacimiento de Lajia en el curso superior del río Amarillo se han datado hacia 1920 a. C.. Esta fecha se sitúa poco antes del surgimiento de la cultura Erlitou en el valle medio del río Amarillo y de la cultura Yueshi en Shandong, tras el declive de la cultura Longshan en la llanura del norte de China. Los autores sugieren que esta inundación pudo ser la base del posterior mito de Yu el Grande, y contribuyó a la transición cultural hacia el periodo Erlitou. Además, argumentan que el momento es una prueba más para la identificación de la Xia con la cultura Erlitou. (20) Sin embargo, aún no se han encontrado pruebas de inundaciones generalizadas contemporáneas en la llanura del norte de China. (21)
Los únicos instrumentos musicales datados en la dinastía Xia son dos qing, dos pequeñas campanas (una de barro, otra de bronce) y un xun. (22) Debido a esta extrema escasez de instrumentos supervivientes y a la incertidumbre general que rodea a la mayor parte de los Xia, la creación de una narrativa musical del período es poco práctica. (22)
Referencias Dinastía Xia
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- García Noblejas, Gabriel (2007). Mitología de la China Antigua. ISBN 9788420682150.
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- Tong, 1983, p. 23.
¿Qué es la cultura Erlitou y qué relación tiene con la dinastía Xia?
La cultura Erlitou es una cultura arqueológica identificada en la región del río Amarillo, que floreció aproximadamente entre 2100 y 1800/1500 a. C., y que recibe su nombre del yacimiento principal descubierto en el sitio de Erlitou, en la actual provincia de Henan, China. Este complejo arqueológico contiene restos de una ciudad planificada, palacios, talleres de fundición de bronce, tumbas reales y sistemas de caminos y drenaje, elementos que indican una sociedad altamente organizada y jerarquizada.
La relación entre la cultura Erlitou y la dinastía Xia es una de las cuestiones más debatidas entre arqueólogos e historiadores. En resumen, aunque no se ha probado definitivamente que Erlitou sea la capital de los Xia, muchos especialistas consideran que Erlitou representa la base material e histórica de la dinastía Xia descrita en los textos tradicionales.
Puntos clave que vinculan Erlitou con la dinastía Xia:
Coincidencia cronológica: La cultura Erlitou comienza alrededor del año 2100 a. C., una fecha que coincide con la cronología legendaria del ascenso de Yu el Grande y el establecimiento de la dinastía Xia. Del mismo modo, su declive se alinea con el surgimiento de la cultura Shang, lo que refuerza la idea de una transición entre ambas etapas.
Evidencia urbana: Erlitou es el primer sitio en China donde se han encontrado restos claros de urbanismo planificado a gran escala. Esto concuerda con las descripciones de un gobierno centralizado en los textos históricos sobre los Xia.
Tecnología y bronce: El sitio de Erlitou contiene los primeros ejemplos conocidos de objetos de bronce rituales en China, lo que sugiere una sociedad con una élite poderosa, sistemas de producción avanzados y rituales organizados, como se esperaría de una dinastía en funciones.
Ausencia de escritura: A diferencia de la dinastía Shang, que dejó inscripciones oraculares, no se ha encontrado escritura en Erlitou, lo que complica su identificación con certeza como los Xia. Sin embargo, esto también puede deberse a que el sistema de escritura estaba en una etapa muy temprana o no se utilizaba aún en materiales duraderos.
Reconocimiento institucional: Desde el siglo XX, el gobierno y muchas instituciones académicas chinas han identificado Erlitou como la expresión arqueológica más probable de la dinastía Xia, aunque este vínculo se acepta más ampliamente dentro de China que en la historiografía internacional, donde se prefiere mantener la cautela.
Conclusión
Incluir la cultura Erlitou en tu entrada sobre la dinastía Xia añade un puente entre la leyenda y la historia documentada. Mientras los relatos sobre Yu el Grande, Qǐ y Jié son de carácter mítico o simbólico, Erlitou representa el mundo material que pudo haber inspirado esos relatos. Así, Erlitou no confirma directamente la existencia de la dinastía Xia, pero sí le otorga un contexto realista, mostrando que en esa época y lugar existió una civilización avanzada, organizada, con jerarquía y capacidad tecnológica, muy similar a lo que describen los textos antiguos.
La cultura de Erlitou (en chino simplificado, 二里头文化; pinyin, èrlǐtóu wénhuà) es el nombre dado por los arqueólogos a una sociedad que existió en China a inicios de la Edad del Bronce hacia 2100 a. C. a 1800 a. C. o 1500 a. C. La cultura fue llamada así después de que sus vestigios fueran encontrados en un yacimiento arqueológico localizado en Erlitou, Yanshi, en la provincia de Henan. La cultura estuvo muy presente en las provincias de Henan y Shanxi. Muchos arqueólogos chinos identifican la cultura Erlitou con la dinastía Xia, a pesar de que la mayoría de los arqueólogos occidentales no están convencidos de la conexión entre ambas.
Descubierto en 1959, el yacimiento arqueológico de Erlitou es el mayor área con vestigios asociados a esta cultura antigua, con 3 km². Los vestigios indican que la cultura Erlitou poseía un monopolio en la producción de vasijas rituales de bronce. Después de la ascensión de la dinastía Shang, el área de dominio de los Erlitou disminuyó considerablemente, pero continuó habitada durante el inicio de la dinastía.
La cultura Erlitou tal vez haya surgido de la cultura de Longshan. Originalmente centrada alrededor de las provincias de Henan y Shanxi, la cultura posteriormente se esparció por las provincias de Shaanxi y Hubei.
La cultura de Erlitou quizás pudo evolucionar a partir de la matriz de la cultura de Longshan. Originalmente centrada alrededor de las provincias de Henan y Shanxi, la cultura se extendió hacia las provincias de Shaanxi y Hubei. Tras el ascenso de la cultura de Erligang, el yacimiento de Erlitou disminuyó en tamaño, si bien continuó habitado.
Descubierto en 1959 por Xu Xusheng, Erlitou es el mayor yacimiento asociado con esta cultura, con edificios palaciegos y talleres de fundición del bronce. Erlitou monopolizó la producción de jarrones rituales de bronce, incluyendo las vasijas ding más antiguas recuperadas hasta ahora. La ciudad se sitúa en el río Yi, un afluente del río Luo, que desemboca en el río Amarillo. La ciudad medía 2,4 km por 1,9 km; sin embargo, a consecuencia de los daños de las riadas solo se conservan 3 km².
Bronce jue (vasija de vino) del siglo XVIII a. C. Editor at Large – Trabajo propio. Bronze Jue (wine-drinking vessel) Attributed to the real or mythical Xia Dynasty (2100-1600 B.C.). Erlitou culture, unearthed at Erlitou, Yanshi, Henan Province, 1984. Original file (1,000 × 750 pixels, file size: 182 KB).
Fases en el yacimiento de Erlitou
El yacimiento se divide en cuatro fases, cada de una de más o menos un siglo.
Durante la Fase I, ocupando 100 ha (247,1 acre), Erlitou fue un centro regional de rápido crecimiento, pero no era todavía una civilización urbana.
La urbanización comenzó en la Fase II, expandiéndose a 300 ha (741,3 acre). Un área palaciega de 12 ha (29,7 acre) fue delimitada con cuatro caminos. Albergaba el Palacio 3 de 150×50 m, estructurado en tres patios a lo largo de un eje de 150 metros, y el Palacio 5. Una fundición de bronce se estableció al sur del complejo palaciego. Este palacio es el más antiguo de la historia de China con 3.600 años de antigüedad, y sirvió como prototipo para los palacios imperiales posteriores.
La ciudad alcanzó su apogeo en la Fase III, y pudo haber tenido una población de entre 18 000 y 30 000 personas. El complejo palaciego fue rodeado por un muro de dos metros de grosor de tierra prensada y se construyeron los Palacios 1, 7, 8 y 9. Se abandonaron los palacios 3 y 5 se reemplazaron por el Palacio 2 de 4200m² y el Palacio 4.
Previamente se consideraba a la Fase IV como un periodo de decadencia, pero excavaciones recientes han revelado una continua construcción. Se edificó el Palacio 6 como una ampliación del Palacio 2, y se construyeron los Palacios 10 y 11. La Fase IV se superpone a la fase más temprana de la cultura de Erligang (1600–1450 a. C.). Sobre el año 1600 a. C., se construyó una ciudad amurallada en Yanshi, alrededor de 6 km al noreste de Erlitou.
La producción de bronces y otros bienes de la élite cesó al final de la Fase IV, al mismo tiempo que se estableció la ciudad Erligang de Zhengzhou 85 km al este. No existen evidencias de destrucción por fuego o conflicto armado, pero durante la fase temprana Erligang (1400-1300 a. C.) todos los palacios fueron abandonados, y Erlitou se redujo a un pueblo de 30 hectáreas.
Planta del palacio (fase III). Shibo77 – Trabajo propio. 二里头一号宫殿平面图(繁体). Dominio público.

Relación con los relatos tradicionales
Un objetivo principal de la arqueología en China ha sido la búsqueda de las capitales de las dinastías Xia y Shang asentadas según la descripción de los relatos tradicionales en el valle del río Amarillo. Estas tradiciones orales originales fueron registradas mucho después en narrativas históricas como los Anales de Bambú (c. 300 a. C.) y las Memorias históricas (siglo I a. C.), y su veracidad, en particular en lo que refiere a la Xia, es un tema de debate para la Escuela escéptica de la Antigüedad de la historia china. El hallazgo de escritura bajo la forma de huesos oraculares en Yinxu, Anyang, definió definitivamente al yacimiento como la última capital de los Shang, pero tal evidencia no está disponible para yacimientos más tempranos.
Yacimientos tradicionales Xia (negro) y yacimientos Erlitou (rosa). Autor: Guss.

Cuando Xu Xusheng descubrió por vez primera Erlitou, sugirió que era Bo, la primera capital de los Shang bajo el reinado de Shāng Tāng en los relatos tradicionales. Desde finales de los 70 las especulaciones entre los arqueólogos chinos se han centrado en su relación con los Xia. El relato tradicional de la deposición de los Xia por los Shang ha sido identificado con el final de cada una de las cuatro fases del yacimiento por diferentes autores. El Proyecto de Cronología Xia-Shang-Zhou identificó las cuatro fases de Erlitou como Xia, y la construcción de la ciudad amurallada en Yanshi como la fundación de la dinastía Shang.13 Otros estudiosos, en particular fuera de China, señalan la falta de cualquier evidencia firme para tal identificación, y sostienen que el punto de vista historiográfico de la arqueología china está muy limitado.
Se han fechado en el año 1920 a. C. evidencias arqueológicas de una gran diluvio que destruyó el yacimiento de Lajia en las partes altas de la garganta del río Amarillo. La fecha de datación es poco antes de la aparición de la cultura de Erlitou en el valle medio del río Amarillo y de la cultura de Yueshi en Shandong, tras el declive de la cultura de Longshan en la Llanura del Norte de China. Los autores sugieren que esta inundación podría haber sido la base para el mito posterior, y haber contribuido a la transición de culturas. Coinciden además que la temporización es una evidencia más para la identificación de la dinastía Xia con la cultura de Erlitou. Sin embargo, todavía no se han hallado evidencias de una inundación contemporánea generalizada en la Llanura del Norte de China.
Proto símbolos sobre cerámica; del yacimientos de Yanshi cerca del yacimiento de Erlitou. Shibo77.

Referencias Erlitou
- Fairbank, 35.
- Li, 2003.
- Liu y Chen, 2012, p. 259.
- «China finds 3,600-year-old palace». Diario del Pueblo. 13 de diciembre de 2011.
- Lee, 2002.
- Wade, Nicholas (4 de agosto de 2016). «Scientific Evidence of Flood May Give Credence to Legend of China’s First Dynasty». The New York Times.
- Wu, Qinglong; Zhao, Zhijun; Liu, Li; Granger, Darryl E.; Wang, Hui; Cohen, David J.; Wu, Xiaohong; Ye, Maolin; Bar-Yosef, Ofer; Lu, Bin; Zhang, Jin; Zhang, Peizhen; Yuan, Daoyang; Qi, Wuyun; Cai, Linhai; Bai, Shibiao (2016). «Outburst flood at 1920 BCE supports historicity of China’s Great Flood and the Xia dynasty». Science 353 (6299): 579-582. doi: 10.1126/science.aaf0842.
- Normile, Dennis (2016). «Massive flood may have led to China’s earliest empire». News. American Association for the Advancement of Science.
La cultura Erlitou es considerada una de las primeras civilizaciones urbanas en la antigua China, ubicada en el valle del río Amarillo, y se cree que floreció aproximadamente entre el 1900 y el 1500 a.C. Los restos arqueológicos de Erlitou, descubiertos en la actual provincia de Henan, se asocian con una sociedad compleja y organizada, con evidencia de arquitectura avanzada, artesanía sofisticada y sistemas administrativos desarrollados.
Relación con la Dinastía Xia
La relación entre la cultura Erlitou y la dinastía Xia ha sido objeto de debate entre historiadores y arqueólogos. Muchos estudiosos chinos creen que Erlitou representa la evidencia material de la dinastía Xia, tradicionalmente considerada la primera dinastía de China según los registros históricos como los Anales de Bambú y el Shiji de Sima Qian. Sin embargo, debido a la falta de textos escritos directos de la época, esta relación sigue siendo una hipótesis respaldada principalmente por la cronología y los hallazgos arqueológicos.
Características de la Cultura Erlitou
- Urbanización: Erlitou muestra los restos de una ciudad bien organizada con palacios monumentales, calles trazadas y talleres especializados.
- Tecnología y Artesanía: La metalurgia del bronce es un aspecto clave de esta cultura. Los artefactos de bronce encontrados incluyen armas, herramientas y objetos rituales, lo que indica un alto nivel técnico.
- Cerámica y Jade: También se descubrieron piezas de cerámica finamente elaboradas y objetos de jade, usados tanto con fines decorativos como rituales.
- Sociedad Estratificada: Los enterramientos descubiertos sugieren diferencias de estatus social, con tumbas más elaboradas para la élite y entierros sencillos para el común.
Importancia Histórica
Aunque no existe una certeza absoluta de que la cultura Erlitou sea la dinastía Xia descrita en los textos históricos, su desarrollo urbano y su nivel de organización social encajan con lo que se esperaría de un estado temprano en la antigua China. La arqueología continúa explorando esta conexión, buscando más evidencias que vinculen definitivamente a Erlitou con la primera dinastía mencionada en los registros históricos chinos.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Dinastía Xia.
- Breve cronología histórica de China
- Otro cuadro cronológico de la historia de China
China Imperial en el Museo Nacional de Antropología (México).
Véase también
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La cultura de Erligang: el esplendor temprano de la civilización Shang
La cultura de Erligang (二里岡文化), datada aproximadamente entre 1600 y 1400 a. C., es una importante cultura arqueológica de la Edad del Bronce en China, que representa una de las primeras expresiones materiales plenamente desarrolladas de la dinastía Shang, la cual sucedió a la legendaria dinastía Xia. Descubierta inicialmente en el sitio de Erligang, cerca de la ciudad de Zhengzhou, en la provincia de Henan, esta cultura se caracteriza por su alto nivel de organización urbana, su dominio en la fundición del bronce y su expansión territorial.
El yacimiento principal, conocido como Zhengzhou Shangcheng, revela una ciudad amurallada con estructuras palaciegas, barrios artesanales y una extensa red de producción de bronce. Entre los hallazgos más significativos se encuentran grandes vasijas rituales y herramientas de bronce exquisitamente decoradas, lo que refleja la existencia de una élite dominante con un profundo desarrollo ceremonial y político.
La cultura de Erligang surge poco después del final de la cultura Erlitou, y para muchos arqueólogos, marca la consolidación del estado Shang como una potencia regional, capaz de unificar diversos territorios bajo una administración centralizada. En términos cronológicos, Erligang coincide con el periodo medio de la dinastía Shang, anterior a la capital establecida en Anyang, donde se encuentran los famosos huesos oraculares.
Una de las características más destacadas de esta cultura es la difusión de sus estilos cerámicos y metálicos por amplias zonas del norte de China, lo cual indica que la influencia Shang ya no se limitaba a un núcleo reducido, sino que comenzaba a irradiarse hacia otras regiones. Esta expansión cultural puede interpretarse como resultado tanto de intercambios como de conquistas.
Desde el punto de vista histórico, la cultura de Erligang sirve como confirmación arqueológica del desarrollo y consolidación de la civilización Shang, que hasta ese momento había sido conocida principalmente por relatos históricos. Mientras la cultura Erlitou sugiere una posible base para los Xia, Erligang aparece como el soporte material del dominio Shang temprano, marcando así la transición definitiva de lo legendario a lo histórico.
La cultura de Erligang (二里岡文化) (1600 – 1400 a. C.) es el término utilizado por arqueólogos para referirse a una cultura arqueológica de la Edad del Bronce, localizada en la actual China. El primer yacimiento arqueológico fue encontrado en Erligang, en las proximidades de la actual ciudad de Zhengzhou, provincia de Henan, en 1951.
Descripción
Muchos arqueólogos chinos y japoneses creen que Zhengzhou se localiza donde antes fue una antigua capital de la dinastía Shang, lo que colocaría la cultura Erligang como uno de los inicios de la dinastía Shang. La ciudad estaba rodeada por altos muros, con una circunferencia total de cerca de 7 km. Grandes talleres de artesanía se localizaban fuera de los muros de la ciudad, incluyendo un taller de huesos, uno de cerámica y dos de vasijas de bronce. La ciudad moderna de Zhengzhou se localiza en los restos de la ciudad de Erligang, haciendo prácticamente imposibles las excavaciones arqueológicas. En ese sentido, la mayoría de la información acerca de la cultura Erligang proviene de estudios realizados en otros yacimientos menores.
La cultura Erligang se centraba en el valle del río Amarillo. Erligang fue la primera cultura arqueológica china que presenta una gran difusión de artefactos de bronce. En sus primeros años, la cultura parece haberse expandido bastante, alcanzando el río Yangtze, lo que es indicado por la presencia de un gran yacimiento arqueológico en Panlongcheng, provincia de Hubei. Ya que Zhengzhou carece de acceso a metales, yacimientos como Panlongcheng eran probablemente usados para proteger y garantizar estos recursos.
La cultura fue probablemente influenciada por la cultura de Erlitou, como indican las semejanzas en las técnicas y el estilo del trabajo en bronce realizado por las dos culturas. Sin embargo, en la cultura Erligang, el estilo de las vasijas de bronce se hizo mucho más uniforme, además haberse difundido más el uso del bronce.
Mapa de estas zonas de influencia. Ismoon. CC BY-SA 4.0.

La existencia de los Xia sigue sin demostrarse, a pesar de los esfuerzos de los arqueólogos chinos por relacionarlos con la Edad del Bronce Erlitou culture.
La historia de China, una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Huang y Yangtsé donde surgieron las primeras dinastías Xia, Shang y Zhou.
La existencia de documentos escritos hace cerca de 3500 años ha permitido el desarrollo en China de una tradición historiográfica muy precisa, que ofrece una narración continua desde las primeras dinastías hasta la Edad Contemporánea. La cultura china, según el mito, se inaugura con los tres emperadores originarios: Fuxi, Shennong y finalmente el Emperador amarillo Huang, este último considerado como el verdadero creador de la cultura china. Sin embargo, no existen registros históricos que demuestren la existencia real de estas personalidades, que de acuerdo con la transmisión oral de generación en generación, habrían vivido hace unos 5000 a 6000 años.
1. Neolítico y Culturas tempranas: Desde Yangshao hasta Longshan, se desarrolla la cultura material y social que prepara el terreno para los primeros estados. Como en otras partes del mundo, el Neolítico está relacionado básicamente por el dominio de la agricultura y la ganadería. Es la llamada Revolución Neolítica, que desde estos escritos consideramos un momento crucial del ser humano.
2. Tres Augustos y Cinco Emperadores: Un período más mitológico que histórico, que vincula los orígenes legendarios de la civilización china con las primeras dinastías.
3. Dinastía Xia: Tradicionalmente considerada la primera dinastía, posiblemente identificada con la cultura de Erlitou. (gobernaron entre los años 1989 y 1558 a. C.) .
4. Erlitou y Erliang: Culturas arqueológicas que representan la transición hacia la Edad del Bronce y el surgimiento de las primeras formas de estado en China. La Edad de Bronce China.
La relación entre estos períodos no siempre es clara y a menudo está envuelta en leyenda, pero la cultura de Erlitou se considera el puente más sólido entre la mitología (Xia) y la historia documentada (Shang).
El final del Período de los Cinco Emperadores se solapa con la fundación de la dinastía Xia por Yu el Grande. Según la tradición, Yu fue el primer gobernante de la dinastía Xia (aproximadamente 2070-1600 a.C.), una dinastía cuya existencia ha sido cuestionada durante siglos, pero que algunos arqueólogos relacionan con la cultura Erlitou. Erlitou muestra características de una sociedad estatal avanzada con tecnología de bronce, urbanización y jerarquía social.
La ausencia de evidencia arqueológica directa de este periodo ha llevado a los estudiosos a considerarlo más un conjunto de leyendas que historia documentada. Sin embargo, la narrativa mitológica es esencial para entender la identidad cultural china y la idea del «Mandato del Cielo» (Tianming), que justificaría la autoridad moral de los gobernantes.
¿Cómo era la vida durante la dinastía Xia? Cronología, características y nivel de desarrollo
La dinastía Xia es tradicionalmente considerada la primera dinastía de China, con un reinado que, según fuentes como los Anales de Bambú y el Shiji de Sima Qian, se extiende aproximadamente entre el 2070 y el 1600 a. C. No obstante, como bien has comprendido, no existen fuentes escritas contemporáneas a los Xia que documenten su historia. Todo lo que sabemos sobre esta dinastía procede de registros redactados siglos después y de la correlación con hallazgos arqueológicos, principalmente de la cultura Erlitou (2100–1800/1500 a. C.).
En términos cronológicos, la dinastía Xia se ubica entre el final del Neolítico tardío y el inicio de la Edad del Bronce en China. Es decir, en un período de transición tecnológica y social: las sociedades comienzan a organizarse en centros urbanos incipientes, a estructurar jerarquías políticas más complejas y a desarrollar especializaciones artesanales, pero aún no han alcanzado la plena metalurgia del bronce que caracteriza a los Shang. Por ello, se habla de un mundo pre-metalúrgico o protometalúrgico, donde los objetos de piedra pulida, jade y cerámica seguían siendo predominantes.
La vida cotidiana durante la etapa atribuida a los Xia debió estar marcada por una economía agrícola, basada en el cultivo del mijo y el arroz en ciertas regiones, complementada por la ganadería, la pesca y la recolección. Las comunidades se asentaban cerca de ríos y llanuras fértiles, aprovechando las tierras aluviales del curso medio del río Amarillo. Las viviendas eran sencillas, probablemente de barro apisonado o estructuras de madera con techos de paja, organizadas en aldeas o pequeños centros que lentamente se fueron transformando en núcleos urbanos.
Socialmente, ya se observa una incipiente estratificación. Las tumbas descubiertas en Erlitou muestran diferencias claras entre individuos: algunas son simples, otras ricamente adornadas con objetos de jade, hueso y, en fases posteriores, bronce, lo que revela la existencia de una clase dirigente y de funciones diferenciadas dentro de la comunidad. También es probable que existiera un sistema ritual o ceremonial rudimentario, relacionado con el culto a los antepasados y a las fuerzas de la naturaleza, que legitimaba el poder de una figura central: el rey o jefe supremo.
Desde un punto de vista político, la imagen que transmiten las fuentes tradicionales es la de una monarquía hereditaria con centro en el clan Xia, que habría logrado unificar varias tribus mediante alianzas, conquistas o liderazgo moral. Aunque esto puede ser una idealización posterior, sí es posible que existiera una forma de protoestado, con una administración rudimentaria y redes de intercambio entre regiones.
El final de la dinastía Xia, marcado por el reinado de Jié, coincide con el auge de la cultura de Erligang, ya plenamente desarrollada en la metalurgia del bronce, con ciudades fortificadas y un sistema de producción especializado. Esta transición marca el paso de una sociedad agrícola protoestatal a una civilización plenamente organizada, como será la de la dinastía Shang.
En resumen, la época de los Xia no fue todavía una edad de bronce en sentido pleno, sino un período de transición entre el Neolítico final y la cultura urbana temprana, con un desarrollo cultural significativo, aunque aún carente de escritura y de estructuras estatales plenamente consolidadas. La dinastía Xia, real o no en términos históricos, representa un símbolo fundacional de la civilización china: el inicio de un orden político, moral y ritual que florecerá con plenitud en las dinastías posteriores.
Bibliografía en español sobre la dinastía Xia:
Paz, E. (2015). Historia de la antigua China: Desde las primeras dinastías hasta el fin del Imperio. Editorial Akal. Este libro proporciona una visión general de la historia de las primeras dinastías chinas, con un enfoque en la dinastía Xia y su contexto histórico.
Liu, X. (2012). La historia temprana de China: La Dinastía Xia y su legado. Editorial Espasa. Una obra que aborda la dinastía Xia desde una perspectiva arqueológica e histórica, analizando las evidencias y leyendas que rodean a esta civilización.
Sima Qian (2000). Los anales de los cinco emperadores y la dinastía Xia. Editorial Alianza. Esta traducción de la obra de Sima Qian, el gran historiador chino, ofrece un relato sobre la fundación de la dinastía Xia y las primeras etapas de la historia china, con un enfoque en las leyendas y hechos históricos que marcaron la dinastía.
Shaughnessy, E. L. (2007). La dinastía Xia: Historia y arqueología. Editorial Cátedra. Un análisis de la dinastía Xia que integra las evidencias arqueológicas más recientes con los relatos históricos tradicionales sobre el comienzo de la civilización china.
Pérez, J. (2011). Las primeras dinastías chinas: Xia, Shang y Zhou. Editorial Crítica. Este libro examina las primeras dinastías de China, con especial atención a la dinastía Xia y su relación con los avances sociales, políticos y tecnológicos de la época.
Medeiros, F. (2018). Historia antigua de China: De la dinastía Xia a la dinastía Zhou. Editorial Anagrama. Un estudio integral de las primeras dinastías de China, con un enfoque en la estructura política y las transformaciones sociales durante el reinado de la dinastía Xia.
López, M. (2014). El mito y la realidad de la dinastía Xia: Una revisión crítica. Editorial Ediciones del Lirio. Este libro analiza las leyendas en torno a la dinastía Xia, así como las pruebas arqueológicas que han emergido sobre su existencia, explorando la delgada línea entre mito e historia.
Zhao, X. (2009). Arqueología de las dinastías Xia y Shang: Un análisis comparativo. Editorial Siglo XXI. Un estudio arqueológico que compara los hallazgos de las culturas Xia y Shang, proporcionando contexto sobre el desarrollo de estas primeras sociedades en China.
Esta bibliografía te ofrecerá una variedad de enfoques sobre la dinastía Xia, desde los relatos históricos clásicos hasta la evidencia arqueológica más reciente y te permitirá profundizar en diversos aspectos de esta antigua civilización china.
La Primera Dinastia China – La Leyenda de Xia
55,2 K suscriptoresLa China antigua es muy conocida por sus dinastías, esas que forjaron las primeras sociedades del territorio, sin embargo la 1ra dinastía no se tienen tantos datos al respecto, algunos aseguran que existió, otros que es solo un mito. Si este tipo de contenido te gusta no olvides suscribirte para mantenerte al tanto y además ayudas al canal a seguir creciendo. Es importante construir una comunidad de la cual aprendamos a partir de los distintos puntos de vista y enfoques históricos, pueden expresarse libremente en los comentarios de la forma que quieran, pero solo les pido que sea sin agresión, incitación a la violencia, denigrando y con respeto, Muchas gracias. ¡¡IMPORTANTE!! El contenido del canal es realizado únicamente para entretener, no pretende ser exacto, puede haber errores en la información. Por cuestiones de tiempo tomo la información de Wikipedia chequeada con algunas fuentes populares de internet. Si hay algo incorrecto les pido disculpas y pueden marcarlo en los comentarios. Los distintos materiales utilizados para crear el video como filmaciones e imágenes no son de mi autoría, créditos a quién le corresponda, ante cualquier duda o inconveniente pueden contactarme al mail del canal AloraOneEleven@gmail.com, desde ya muchas gracias.