Sus divinidades conformaban la Tierra estableciendo un orden armonioso y justo, Maat para que el milagro de la vida pudiese seguir llevándose a cabo todos los días. Solo es el faraón, descendiente de los dioses, al que le corresponde la tarea de asegurar la sostenibilidad de esta armonía y luchar contra las fuerzas del mal que buscan romperla continuamente. Un faraón como único intermediario entre los dioses y los mortales. Pero, el mantenimiento de la armonía divina exige multitud de cultos diarios por toda la tierra de Egipto, ya que el faraón no puede por sí mismo, garantizar la ejecución material necesaria. Ese es el papel del sacerdote, ayudar, en nombre del faraón a cumplir con la celebración de los rituales diarios.
En general, en el Antiguo Egipto si existió una estructura sacerdotal centralizada, pues cada divinidad poseía un grupo de hombres o mujeres dedicados a su culto. El faraón era el primero de los sacerdotes. Nombraba a los que debían dirigir los santuarios más importantes por la necesidad de controlar al poderoso clero, donde se sucedían las dinastías de sacerdotes, y los cargos sacerdotales, se heredaban de padres a hijos.
Dos sacerdotes vestidos con piel de leopardo realizando rituales de purificación. Tumba de Userhat. XIX Dinastía. Foto:
El sacerdote recién investido debía justificar sólidos conocimientos de teología, medicina y astronomía. En particular, los sacerdotes de Ra tenían una gran reputación de tener grandes conocimientos del cielo. Gracias a sus bibliotecas, los templos de los dioses lo eran también del conocimiento. Gestionaban los templos, asegurando la celebración del ritual diario y la administración de las tierras de los dioses. Como tales, los sacerdotes formaban en la sociedad egipcia una casta privilegiada, cuidadosamente jerarquizada, que cambiaba de unos santuarios a otros. Se han constatado más de 125 funciones diferentes, del bajo al alto clero.
El faraón fue también uno de los primeros en preocuparse por el significado de sus sueños, por lo que le confiaba a un importante sacerdote lector, su interpretación, lo que le podía llevar a determinar la política del Estado.