Pero el tipo de filosofía que valoro y me he esforzado por seguir es científica en el sentido de que hay algún conocimiento definitivo que debe obtenerse y que los nuevos descubrimientos pueden hacer que la admisión del antiguo error sea inevitable para cualquier mente franca. Por lo que he dicho, temprano o tarde, no reclamo el tipo de verdad que los teólogos reclaman por sus credos. Sólo afirmo, en el mejor de los casos, que la opinión expresada fue sensata de sostener en el momento en que se expresó.
Me sorprendería mucho que las investigaciones posteriores no mostraran que es necesario modificarlo. Por lo tanto, espero que quien utilice este diccionario no suponga que las observaciones que citó deben considerarse pronunciamientos pontificales, sino sólo como lo mejor que he podido hacer en su momento para promover una reflexión clara y exacta. La claridad, sobre todo, ha sido mi objetivo. ”