Museo de Ávila. Diversas formas de cuencos cerámicos. David Perez • CC BY 3.0.
La cerámica (del griego κεραμικός, keramikós,) (1) es el arte de fabricar vasijas (2) y otros objetos de arcilla u otro material cerámico por acción del calor, es decir cocida a una temperatura superior a los 900 grados (3). El resultado es una diversa variedad de piezas u objetos de terracota —o alfarería «de basto»—, de loza y del conjunto de porcelanas. Además de denominar la técnica y su actividad, también da nombre al conjunto de objetos y producción. (2)
Su uso inicial fue la fabricación de recipientes empleados para contener alimentos o bebidas. Más adelante se utilizó para modelar figurillas de posible carácter simbólico, mágico, religioso o funerario. También se empleó como material de construcción en forma de ladrillo, teja, baldosa o azulejo, conformando muros o revistiendo paramentos. La técnica del vidriado aumentó su atractivo suntuario y su uso arquitectónico. A partir del siglo XIX se aplicó a la industria como aislante eléctrico y térmico en hornos, en motores y en blindajes. La moderna cerámica se aplica a las industrias de silicatos (grupo de minerales de mayor abundancia, pues constituyen más del 95 % de la corteza terrestre) y como complemento en tecnologías de construcción asociada al cemento. También es la base de las técnicas de esmaltes sobre metal. (4)
Referencias:
- Dicha interferencia semántica, al parecer irresoluble, se mueve entre la «discusión bizantina» y disyuntivas filosóficas del tipo “qué fue antes: el huevo o la gallina”.
- Julio Casares, en su Diccionario Ideológico (1959) abre llave en cerámica con cinco voces: cerámica, plástica, alfarería, alfaharería y pichelería. Fernando Corripio, en su Diccionario de ideas afines (1985), enumera como sinónimos: alfarería, objetos de barro, loza, porcelana, arcilla cocida…, además de: arte, industria, taller, nave, obrador, artesanía, pichelería, cocimiento, fabricación y elaboración.
- Según Heródoto, su nombre provenía del griego κέραμος, (kéramos, barro o arcilla). Para Pausanias, el origen del término era el héroe Céramo, hijo de Ariadna y de Dioniso.
- Abierta contradicción, pues como ya se ha reseñado, la raíz original de alfarería es el barro, la tierra, en tanto que cerámica hace referencia al barrio ateniense donde trabajaban los artesanos del barro. También se observa una tendencia general en Occidente por evitar la palabra alfarería y en su lugar usar cerámica. Así, por ejemplo, el tomo XLII de la obra Summa Artis –Historia General del Arte. Espasa-Calpe: séptima edición 1982; primera edición 1948- se titula «Cerámica española», sin más. Las cien primeras páginas están dedicadas a cacharros de barro primitivos.
ÍNDICE:
1. Introducción
2. Los términos Alfarería y Cerámica
3. Clasificaciones y estructuración de la cerámica en arqueología
4. Alfarería
5. La cerámica de Talavera de la Reina (Toledo).
6. Tipos cualitativos en Alfarería
7. Citas bíblicas
8. Historia y origen.
- (Ver: Periodo Jomon (Japón). Cerámica China. Cultura Naquada. (Egipto). Cultura Dimini (Grecia neolítica). Cerámica cardial de la cueva de La Sarsa, Valencia.
- Véanse también: Cerámica micénica, Cerámica cicládica y Cerámica campaniense.
- Cerámica Americana (precolombina). Ver también: Cerámica Incáica.
- Cerámica de la península ibérica. (Cogotas, el Algar etc, Vaso campaniforme. Tartesos, Cultura Talayótica). Cerámica Griega. Hispania Romana. )
9. Técnicas de modelado
10. Técnicas de terminación y decoración
11. Fases de elaboración de la arcilla.
- 1. Preparación.
- 2. Composición o modelado.
- 3. Secado y peinado.
- 4. Horneados.
12. Morfología
- Obra hueca
- Obra abierta
- Obra cerrada
- Obra plana de molde.
13. Terminología en alfarería
14. Museos
15. NOTAS, REFERENCIAS y BIBLIOGRAFÍA.
16. Aspectos tecnológicos.
- Materia prima.
- Modelado y preparación de la pasta.
17. Historia de la cerámica
18. Técnicas y materiales
19. Decoración
20. Fabricación
21. Materiales
Alfarera modelando una vasija con el torno eléctrico.
Los términos alfarería y cerámica
Alfarería y cerámica son dos términos en permanente conflicto semántico (véase semántica lógica). Ambos se usan para definir el conjunto de actividades artesanales, artísticas e industriales a partir del barro cocido, así como el producto o los productos de las mismas y su cultura.No existe acuerdo entre los ceramólogos –ni entre los académicos– sobre «qué fue antes: el huevo o la gallina» (alfarería o cerámica, o viceversa); lo que por el momento hace irresoluble dicha interferencia semántica, convertida en una discusión bizantina.
En general, en los diccionarios (ideológicos y de sinónimos) y los manuales léxicos «alfarería» aparece redirigida o referida a «cerámica», dándosele así a esta última mayor valor troncal.
(Ver nota: Julio Casares, en su Diccionario ideológico (1959) abre llave en cerámica con cinco voces: cerámica, plástica, alfarería, alfaharería y pichelería. Fernando Corripio, en su Diccionario de ideas afines (1985), enumera como sinónimos: alfarería, objetos de barro, loza, porcelana, arcilla cocida…, además de: arte, industria, taller, nave, obrador, artesanía, pichelería, cocimiento, fabricación y elaboración.)
La palabra alfarería, como alfar, proviene del árabe hispánico alfaj jár, ‘barro’, y este del árabe clásico en árabe: فَخَّار, romanizado: faj jar, lit. ‘alfarería’, y a su vez del hebreo hhafar (tierra, barro). (4) En 1789 se documenta «alfaharería» y en 1866, «alfarería», finalmente. Por su parte, apoyándose en el Diccionario de Autoridades, el Diccionario de la lengua española conserva el término «alcaller» (para «alfar» y «alfarero») y «alcallería» (conjunto de vasijas de barro). (5), (6).
Por otro lado, «cerámica» procede del griego antiguo κεραμική (keramiké), femenino de κεραμικός (keramikós, hecho de arcilla), «cerámico», (7) que designaba originalmente al barrio de los alfareros de la antigua Atenas, Kerameikos, al noroeste de la Acrópolis.
(Ver nota: Según Heródoto, su nombre provenía del griego κέραμος, (kéramos, barro o arcilla). Para Pausanias, el origen del término era el héroe Céramo, hijo de Ariadna y de Dioniso.).
- Real Academia Española. «alfarería». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
- La Etnografía es el estudio descriptivo de las culturas, de su religión, creencias, mitos, etc. Su relación con la Antropología es precisamente porque es la base de la investigación antropológica. No es posible la Antropología sin la colaboración de la Etnografía. Bronislaw Malinowski (Los argonautas del Pacífico Occidental, 1922).
- Corredor-Matheos, J. Cerámica popular catalana. Edicions 62, Barcelona (1978) pp. 28-31. ISBN 84-297-1391-3
- Corominas, J. Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana. Madrid, Gredos (1954).
- Natacha Seseña, Cacharrería popular, p. 26.
- Alfarería en el DRAE
- Cerámico en el DRAE
Jarrón de cerámica, Théodore Deck, siglo XIX. Joseph Théodore Deck (Guebwiller, 2 de junio de 1823 – París, 15 de mayo de 1891) fue considerado uno de los mejores ceramistas franceses del siglo XIX. CC BY-SA 2.0 be.
Alfarería y cerámica
Existe cierta confusión, provocada desde el propio contexto de la investigación a partir del siglo XVIII, entre los conceptos alfarería y cerámica, llegando a generar un incómodo conflicto semántico (semántica lógica). (ref. Seseña, 1997, pp. 12 a 27.). Las dos palabras se usan indistintamente para nombrar las actividades artesanales, artísticas e industriales a partir del barro cocido, así como el producto o los productos de las mismas y su cultura.
La propuesta de los diccionarios (ideológicos y de sinónimos) y los manuales léxicos no ayuda a resolver la disyuntiva cuando «alfarería» aparece redirigida o referida a «cerámica», dándosele así a esta última mayor valor troncal. En el capítulo de las etimologías se indica que Alfarería, como alfar, provienen del árabe hispánico alfah hár, y este del árabe clásico fah har ‘alfarería’, y a su vez del hebreo hhafar ‘tierra, barro’.
Por su parte, Cerámica procede del griego antiguo κεραμική (keramiké), femenino de κεραμικός, keramikós ‘hecho de arcilla’; “cerámico”, que designaba originalmente al barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis.
El Cerámico (en griego, Κεραμεικός, Kerameikos) es el nombre de un demo, barrio de los alfareros de la antigua Atenas, al noroeste de la Acrópolis.
Según Heródoto, su nombre proviene del griego κέραμος keramos, tierra cocida. Para Pausanias, el nombre proviene más bien de Céramo, hijo de Ariadna y de Dioniso.
Los alfareros se establecieron en el Kerameikos por los depósitos de arcilla del Eridanos, el estrecho río que atravesaba hasta 2011 el lugar. Las zonas del Kerameikos próximas a la orilla del río sufrían continuamente sus desbordamientos, por lo que fue convertido en un cementerio, que gradualmente llegó a ser el más importante de la antigua Atenas.
Panorámica del sitio arqueológico del Cerámico desde el sureste. Badseed • CC BY-SA 3.0. Ver mayor resolución.
A comienzos del siglo XVI, el humanista Antonio de Nebrija ya mencionaba el término griego ceramion en un contexto amplio. Pero se ha atribuido al arqueólogo Giovanni Battista Passeri la responsabilidad de incluir la voz «cerámica» en el contexto lingüístico moderno, al usarlo en una obra impresa en Venecia en 1768. (Ver cita: Díaz de Santos 2005 (ed.). [ «Tecnología de los materiales cerámicos»). link . Joan Corominas completa el seguimiento del término y su uso explicando que dicho vocablo llegó a España en 1869, justo un siglo después de la propuesta de Passeri. (Ver ref. Caro Bellido, Diccionario de términos cerámicos y de alfarería, p. 70.).
Las definiciones con más peso oficial, tras admitir que ambos términos designan el arte de elaborar objetos de barro, relacionan la alfarería con los espacios de fabricación y venta, y a la cerámica con el conjunto de objetos y sus vertientes científicas asociadas a la arqueología.
Ver nota: Abierta contradicción, pues como ya se ha reseñado, la raíz original de alfarería es el barro, la tierra, en tanto que cerámica hace referencia al barrio ateniense donde trabajaban los artesanos del barro. También se observa una tendencia general en Occidente por evitar la palabra alfarería y en su lugar usar cerámica. Así, por ejemplo, el tomo XLII de la obra Summa Artis –Historia General del Arte. Espasa-Calpe: séptima edición 1982; primera edición 1948- se titula «Cerámica española», sin más. Las cien primeras páginas están dedicadas a cacharros de barro primitivos.
En un manual clásico de términos de arte, [10] ambos términos se relacionan con el «arte y técnicas del barro y la arcilla»; dándole preferencia a la alfarería en esta acepción y reservando a cerámica la definición de los objetos fabricados con dichas características y haciéndolo extensivo a otros términos más concretos como: loza, porcelana, mayólica y terracota. (ver: Terminología cerámica. ).
Emilio Sempere hace una distinción de cantidad y calidad, proponiendo que «la alfarería es la cerámica popular, la más corriente, la que se hacía en los pueblos para uso popular. Después vino la cerámica, todo aquello que es decorado, con carácter suntuario, artístico.»
En conjunto, las definiciones con más peso oficial, luego de coincidir en que ambos términos se refieren al arte de elaborar objetos de barro, relacionan la «alfarería» con los espacios de fabricación y venta, y a la «cerámica» con el conjunto de objetos y sus vertientes científicas asociadas a la arqueología.
Algunas citas:
- «La alfarería es la cerámica popular, la más corriente, la que se hacía en los pueblos para uso popular. Después vino la cerámica, todo aquello que es decorado, con carácter suntuario, artístico». Emili Francés Sempere. (Ref: «La alfarería está condenada a desaparecer; los jóvenes no saben lo que es un botijo.». Archivado desde el original el 6 de diciembre de 2012. Consultado el 2 de enero de 2016.)
- «La cerámica ocupa un lugar importante en las artes decorativas, ya que participa a la vez de la arquitectura, la escultura y la pintura. Esta palabra se emplea también no sólo para designar lo que Bernard Palissy llamaba «el arte del barro», sino sus mismos productos». (Ref: Diccionario Enciclopédico Abreviado Espasa-Calpe, tomo II, Madrid, 1957; p. 737.).
Clasificaciones y estructuración de la cerámica en arqueología
Además de las diferenciaciones según aspectos geográficos, lingüísticos, sociológicos, económicos, se ha clasificado:
- Por la fabricación: a mano, a torno (manual o de pie), con molde.
- Por la cronología.
- Por culturas.
- Por reparto espacial.
- Por análisis físico o químico.
- Por técnicas decorativas y tratamiento de superficies.
- Por tipología de cocción.
- Por la morfología de las piezas.
- Por otras clasificaciones sociales y etnográficas, según simbolismos y rituales. (14).
La base y los materiales arqueológicos para dichas clasificaciones y su investigación, por convención, son los diferentes productos del trabajo alfarero. Estructuralmente se han propuesto tres fases de investigación: la histórico-artística (del siglo XV a 1880) cuando se trata de vasos completos, la tipológica (de 1880 a 1956) en el caso de que sean fragmentos, y la fase contextual (de 1956-60 en adelante) cuando se parte de muestras microscópicas o se trabaja con conjuntos de muestras.
La alfarería y la cerámica están estrechamente relacionadas, pero tienen algunas diferencias clave:
Proceso de fabricación: La alfarería se refiere específicamente a la fabricación de objetos de arcilla mediante moldeo a mano o en un torno de alfarero. Los alfareros utilizan técnicas tradicionales para crear objetos como vasijas, platos, cuencos y otros recipientes. Por otro lado, la cerámica es un término más amplio que incluye la fabricación de objetos de arcilla no solo mediante el moldeo a mano, sino también mediante técnicas de fabricación industrial como el prensado, el colado y el torneado.
Finalidad: La alfarería tiende a enfocarse en la producción de objetos utilitarios y decorativos hechos a mano, con un énfasis en la individualidad y la artesanía. La cerámica, por otro lado, puede abarcar una gama más amplia de productos, desde vajillas industriales y azulejos hasta objetos de arte contemporáneo.
Técnicas de decoración: Si bien tanto la alfarería como la cerámica pueden decorarse de diversas maneras, la alfarería a menudo implica técnicas de decoración más tradicionales, como el esgrafiado, el engobe, la incrustación y la pintura a mano. La cerámica puede incluir estas técnicas, pero también puede involucrar métodos más modernos como la serigrafía, la impresión digital y el grabado láser.
En resumen, la alfarería es una forma específica de hacer cerámica que se centra en la fabricación manual de objetos de arcilla, mientras que la cerámica es un término más amplio que abarca una variedad de técnicas y estilos de fabricación de objetos de arcilla, tanto a mano como industrialmente.
Alfarería
Alfarería (del árabe: alfaharería) [1] es el arte de elaborar objetos de barro o arcilla y, por extensión, el oficio que ha permitido al ser humano crear toda clase de enseres y artilugios domésticos a lo largo de la historia. En el Occidente culturalmente tecnológico la alfarería popular, cacharrería ruda y evocadora obra de artesanos barreros ha pasado en gran medida a convertirse en artículo decorativo y de coleccionismo y en materia de interés etnográfico, sumado a su valor arqueológico. [2]
La industria alfarera, además de la vajilla y la cacharrería, abarca la azulejería sencilla, la tejería, la ladrillería y la fabricación de baldosas sin esmaltar.
Popularmente, alfarería es sinónimo de cerámica, si bien suele denominarse y aplicarse el término cerámica a un conjunto de técnicas más depuradas en que intervienen varias cocciones de la pieza, esmaltados más sofisticados y decoración más fina. [3] Otras técnicas cuyos términos se asocian a la alfarería y la cerámica son la loza y la terracota.
- Real Academia Española. «alfarería». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
- La Etnografía es el estudio descriptivo de las culturas, de su religión, creencias, mitos, etc. Su relación con la Antropología es precisamente porque es la base de la investigación antropológica. No es posible la Antropología sin la colaboración de la Etnografía. Bronislaw Malinowski (Los argonautas del Pacífico Occidental, 1922).
- Corredor-Matheos, J. Cerámica popular catalana. Edicions 62, Barcelona (1978)
Azulejería de los Jardines del Prado, en Talavera de la Reina.
Los jardines del Prado conforman un parque urbano histórico situado en el centro de la ciudad española de Talavera de la Reina (Provincia de Toledo). Junto con el adyacente Parque de la Alameda constituye el pulmón verde de la ciudad y mayor parque público. La basílica del Prado y la plaza de toros son los dos grandes edificios de referencia dentro del parque. Desde 2019 los jardines están declarados como Bien de Interés Cultural en la categoría de jardín histórico. (Foto: Zarateman. CC0).
Cerámica de Talavera de la Reina
La loza y azulejería producida en Talavera de la Reina (Castilla-La Mancha, España) a lo largo de sus cinco siglos de reconocida tradición cerámica, ha generado una tipología tan rica y variopinta que ha hecho necesaria una clasificación en series propuestas desde finales del siglo XIX por distintos especialistas, a fin de facilitar su estudio y catalogación.
Ver nota: A propósito del término loza preferido frente a cerámica, en este y otros contextos de investigación, descripción y estudio de la producción de los alfares de Talavera de la Reina, quizá convenga citar a la historiadora Natacha Seseña cuando describiendo las «afamadas lozas de Talavera, que por su naturaleza técnica no entrarían en la alfarería de basto», se ratificaba en su «carácter popular». Natacha Seseña: Cacharrería popular. La alfarería de basto en España; 1997, Alianza Editorial. ISBN 84-206-4255-X; p. 238.Por su parte, Balbina Martínez Caviró, especialista en estudios toledanos, escribe: «Todos los trabajos salidos de los alfares talaveranos entran dentro de la calificación general de loza, entendiéndose por tal las labores de barro cocido y esmaltado posteriormente mediante un vidriado estannífero que hace impermeables las piezas…» Balbina Martínez Caviró: La cerámica de Talavera. Colección artes y artistas, Instituto Diego Velázquez. C.S.I.C., Madrid, 1969, p. 10.
Dicha clasificación se hace extensiva a la loza producida en el vecino foco alfarero de El Puente del Arzobispo con la que la de Talavera lo tiene todo en común, excepto la fama (que de siempre acaparó la villa de la Reina, quizá por su estratégica situación en el camino real a Lisboa).
Influenciada por el arte islámico, (1) la cerámica de Talavera de la Reina adquirió peso industrial a partir del siglo XVI. Citada por Cervantes, Lope de Vega y Tirso de Molina, la loza talaverana puede documentarse asimismo en buena parte de la pintura barroca española. Usada por nobles y humildes, su monopolio mercantil en pugna constante con la loza sevillana, se vio desplazado a finales del siglo XVIII por la emergente fábrica de Alcora; en ese momento histórico se localiza uno de los primeros cambios en sus series decorativas originales. (2)
En el siglo XIX, con la destrucción de sus alfares y fábricas por el ejército francés entre 1810 y 1812, se inició un largo periodo de decadencia, que la pérdida definitiva de las colonias casi llevó a su desaparición. Uno de los artífices de la recuperación de la cerámica talaverana española fue Juan Niveiro con la fundación de la fábrica de «El Carmen»; la incorporación de operarios traídos de Manises supuso otro importante cambio en sus series decorativas. Cambios que reforzarían las series tricolores producidas por otro alfar emergente a mediados del siglo XIX: «La Menora».
En 1908, Juan Ruiz de Luna asociado al pintor y ceramista Enrique Guijo pusieron en marcha la nueva fábrica de la Virgen del Prado, recuperando formas y temas de la vieja producción talaverana renacentista y barroca con un sello de calidad. Otros alfares nacidos a lo largo del siglo XX y con un reflejo importante en la producción de series talaveranas fueron los de: «Henche», «Montemayor» y «Nueva Menora». (3)
En 2019 la Cerámica de Talavera fue declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la UNESCO bajo la denominación oficial de Fabricación artesanal de cerámica de estilo talaverano en Puebla y Tlaxcala (México) y en Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España). Esta declaración alude a las comunidades de artesanos que existen en ambos países, que fabrican con métodos tradicionales objetos de cerámica de estilo talaverano para usos domésticos, decorativos y arquitectónicos. Además, se hace referencia a la identidad de cada taller existente y que la fabricación artesanal de este tipo de cerámica es un símbolo identitario de esas ciudades. (4).
Historia de la cerámica talaverana
Abundante material arqueológico hallado en las inmediaciones de Talavera de la Reina, remontan a la ocupación romana la existencia de alfares y su producción cerámica. Sin embargo el característico diseño, las formas, esmaltes y decoración son de tradición musulmana, evolucionando los motivos vegetales y animales a otros de figuras humanas con el asentamiento de los reinos cristianos. (5)
El Renacimiento llevó hasta Talavera a maestros artesanos flamencos como Jan Floris, (6) que hacia 1558 introdujo técnicas italianas mientras trabaja en la azulejería para el alcázar de los Austrias de Madrid. (7) Posteriores maestros introdujeron las técnicas y métodos de las lozas de Delft en Holanda. Estas «talaveras» evolucionadas, más finas, que habían sido incluidas por el rey Felipe II en la vajilla del monasterio de El Escorial, no consiguieron sin embargo colocarse en las cortes europeas a la misma altura que las referidas porcelanas de Delft o las francesas de Sèvres. (8), (9).
Detalle del «jarro frailero» con el escudo obispal en San Hugo en el refectorio de los Cartujos, óleo de Zurbarán hacia 1635 (262 x 307 cm), Museo de Bellas Artes, Sevilla.
San Hugo en el refectorio de los cartujos es un cuadro de Francisco de Zurbarán, realizado en el año 1655. Junto con la Virgen de los cartujos y la Visita de san Bruno al papa Urbano II, formaba parte de un conjunto de tres pinturas, en la sacristía del Monasterio de la Cartuja, en Sevilla.
Ocaso talaverano
A lo largo del siglo XIX, un conjunto de circunstancias determinaron la paulatina decadencia industrial de las series talaveranas: (10) la competencia de Alcora y Buen Retiro, (11) preferidas por las clases ricas y sobre todo la apertura de industrias con tipos de impresión calcográfica en Sargadelos, Cartagena y Sevilla. (12) Trescientos años de historia y cierta gloria internacional sucumbieron ante una injusta y demoledora etiqueta de «cacharro de verbena», que nació en la boca ignorante del burgués y que todo aquel que pretenda presumir de cierto gusto hizo religiosamente suya. Los alfares de Guijo y Luna, pretendiendo huir de la quema, se aplican en una industria historicista intentando hacer valer un pasado que como tal recuerdo acaba convirtiéndose en «souvenir». El resultado fueron un puñado de series continuistas y un intento de lo que pudiera pasar como serie nueva, pero sin alejarse del espíritu tradicional. (13).
Entre las series consideras recuperables por los grandes talleres, se fabricaron «a imagen y semejanza» toda la temática de escenas y ramos (tanto en azul como policromía), además de lo más típico de la serie azul lineal, algunos ejemplos tardíos de la serie heráldica y otros tantos de la serie esmeralda. (14) Y entre las consideradas como innovación, se produjeron series básicas con decoración solo en naranja (copiando un ejemplo alcoreño del siglo XVIII), otras solo en manganeso y versiones populares —aún más— de las series de la pajarita y las cenefas.
Ver nota: De la que se guardan incontables ejemplos de modesta cacharrería, para la que ya no es necesaria la contratación de pintores, y cuyas decoraciones se limitan a bandas polícromas superpuestas con alguna cenefa muy sencilla alternando espacios, o bien esgrafiados lineales, hechos a peine sobre gruesas rayas de oscuro manganeso, o sinusoides con arcos concéntricos o puntos.
También se considera innovación de ese periodo decadente la producción de piezas, preferentemente jarros de vino y platos, con lemas exclamativos del tipo «Viva Jesús, María y José», «Viva mi dueño», etc. A pesar de los ostentosos leones que sostienen el escudo que encierra las leyendas, resultan proverbiales las faltas de ortografía, la pobre caligrafía y la baja calidad de esmaltes. En esta dinámica popular que se precipita en lo populachero, se producen sin embargo objetos con una belleza infantil, ingenua y a veces surrealista. (15).
Descripción del oficio alfarero en un panel de azulejos de Talavera de la Reina en una calle de Madrid. Santos Timoneda • CC BY-SA 3.0 es.
Talavera de la Reina, es un municipio ubicado en la provincia de Toledo (España) que tradicionalmente produce un tipo cerámica de gran prestigio y calidad. Es famosa por su elaborado diseño, su colorido vibrante y su larga tradición artesanal que se remonta a varios siglos atrás.
La cerámica de Talavera de la Reina se caracteriza por su técnica de decoración conocida como «sobre cubierta», que implica pintar sobre una capa de esmalte ya aplicada en la pieza de cerámica. Esto permite una mayor variedad de colores y una decoración más detallada y vibrante. Los diseños típicos incluyen motivos florales, geométricos y escenas históricas o religiosas.
La cerámica de Talavera de la Reina ha sido reconocida por su alta calidad y belleza estética, lo que la ha convertido en una de las cerámicas más apreciadas en España y en el extranjero. Ha sido reconocida con la denominación de origen, lo que significa que solo las cerámicas producidas en la región de Talavera de la Reina y sus alrededores pueden llevar la etiqueta de «Talavera de la Reina».
Además de su valor estético, también tiene un importante valor cultural e histórico. Ha sido utilizada para decorar palacios, iglesias, conventos y otros edificios emblemáticos, así como para la fabricación de vajillas, azulejos y otros objetos decorativos. Su producción artesanal ha pasado de generación en generación, manteniendo viva una tradición centenaria.
En resumen, es una cerámica icónica que representa la rica herencia artesanal y cultural de España. Su belleza, calidad y larga historia la convierten en un tesoro nacional y un símbolo de orgullo para la ciudad de Talavera de la Reina y toda la región de Toledo.
Referencia: Open Ai (2024). Chat GPT. (Gran Modelo de Lenguaje). https://chatgpt.com/chat.
Feria de la Cerámica en el año 2013. Paseo Central del Campo Grande de Valladolid, España. (Foto: Lourdes Cardenal). CC BY-SA 4.0.
Bodegón con cerezas, ciruelas, queso y jarra (hacia 1760) de Luis Egidio Meléndez, en el Museo del Prado. A la izquierda loza esmaltada con la rosa típica de la serie de la adormidera. Galería online, Museo del Prado. Dominio público.
Continuidad de las series azules en cacharrería mixta. Foto: Lourdes Cardenal – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Referencias Cerámica de Talavera (Toledo).
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- #VV.AA., Catálogo de loza española, pp. 147-174
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- Fabricación artesanal de cerámica de estilo talaverano en Puebla y Tlaxcala (México) y en Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España) UNESCO. Patrimonio inmaterial.
- Sinopsis histórica Consultado en noviembre de 2014
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- Seseña, Natacha (1989). Doble mirada a las lozas de Talavera y Puente («Las lozas de Talavera y Puente», Catálogo de la Exposición celebrada en el Mercado Puerta de Toledo). Madrid.
- «Acuerdo de 13/10/2015, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural la Cerámica de Talavera de la Reina (Toledo), con la categoría de Bien Inmaterial». Diario Oficial de Castilla-La Mancha (203): 27672-27676. 16 de octubre de 2015. ISSN 1575-0051.
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- VV.AA. (1996). Catálogo de Loza Española (Siglos XV al XX). Algeciras (Cádiz): Fundación Municipal de Cultura «José Luis Cano». Museo Municipal de Algeciras. ISBN 84-89227-04-7.
- Vaca González, Diodoro; Ruiz de Luna González, Juan (1943). Historia de la cerámica de Talavera de la Reina y algunos datos sobre la de Puente del Arzobispo. Madrid: Editora nacional.
- Casanova, María Antonia (1981). «Alcora». Cerámica esmaltada española. Barcelona: Editorial Labor. ISBN 84-335-7301-2.
Enlaces externos
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Tipos cualitativos en Alfarería
- Alfarería de basto, generalmente referida al obrador donde se producen piezas sin vidriar de escasa calidad.
En cerámica, se llama vidriado al proceso y técnica alfareros consistentes en aplicar a las piezas de barro, tras su primera cocción, una película o capa que, tras fundirse en un horno, toma una apariencia cristalina. Es por tanto un recubrimiento liso e impermeable conseguido en una segunda cocción que deberá alcanzar de 800 °C a 1300 °C. En términos generales de arte, vidriado es el baño vítreo por diferentes procedimientos tras su aplicación mediante cocción. Se hace especial referencia a dos tipos clásicos de barniz: el estannífero y el plumbífero. Su descubrimiento se sitúa en el Próximo Oriente donde se ha documentado desde el año 1500 a. C.
- Alfarería de fino, referido a los alfares con producción más cuidada, aunque no necesariamente vidriada.
- Alfarería popular, también llamada tradicional, enmarcada en lo rural preindustrial. Engloba todo tipo de cacharrería utilitaria, funcional y barata. Su entorno, originalmente, era local: arcillas y combustibles del lugar, obradores anexos o incluso dentro de la vivienda, técnicas elementales; pero con el tiempo ha incluido también la fabricada con recursos modernos pero respetando el espíritu tradicional de las piezas y su simbolismo.
Citas bíblicas
«El campo del alfarero», novela de la serie que el siciliano Andrea Camilleri dedica al comisario Montalbano, fue titulada así recogiendo una cita bíblica atribuida a Mateo el Evangelista. La presencia del término «alfarero» en un documento de probada antigüedad como los Evangelios —siglo I d. C.—, quedaría no obstante sujeta a una exhaustiva revisión léxica de ediciones y traducciones, desde el supuesto texto original escrito o dictado por el apóstol Mateo.
Mateo el Evangelista, en hebreo מתיו הקדוש (también conocido como Mateo Leví, Leví de Alfeo o Mateo el Apóstol), fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret. La tradición cristiana y la mayoría de documentos primarios históricos escritos en el mismo siglo, le atribuyen la autoría del Evangelio de Mateo, escrito originalmente en arameo. Alguna crítica secundaria actual relativiza esta atribución, al menos respecto al texto que nos ha llegado como tal, pero más probablemente el libro de Mateo fue compilado por el apóstol unos años después de dichos sucesos usando notas escritas en arameo.
Etimológicamente, el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios (Ματθαιος) y este, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa «don de Yah» (forma corta de Yahveh), es decir, ‘don de Dios’.
Referencias:
- Papias in H.E. 3.39.16, Irenaeus Her. 3.1.1, Eusebius H.E. 5.10.3, Origen Comm. in Jn. 6.17, Epiphanius Panar. 30.13.1-30.22.4
- Piñero, Antonio: Todos los Evangelios. Edaf, 2009, pág. 44.
- Piñero, Antonio (2006). Guía para entender el Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta. p. 352
Por otra parte, parece que la audiencia a la que se dirige Mateo está familiarizada con hechos que describe el Evangelio y al autor le interesa relacionar el pasado (vida de Jesús) con el momento en el que se escribió su relato, utilizando en dos ocasiones la expresión «hasta el día de hoy». Así, el autor dice que los sacerdotes, con las 30 monedas de plata que arrojó Judas Iscariote en el templo, «compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros. Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy». En este texto se da a entender que la audiencia conoce el lugar en cuestión y su nombre, por lo que es razonable pensar que pudo haber sido escrito antes de la destrucción de Jerusalén y la gran despoblación que trajo consigo.
Sea como fuere, la síntesis a la que parecen llegar algunas líneas de tesis es que literatura religiosa y de ficción coinciden en aceptar la antigüedad natural del término alfarería, escapando del uso mucho más extendido que del término cerámica se hace en los manuales científicos, desde los de arqueología a las publicaciones dedicadas a la divulgación o estudio de la propia alfarería. (Ver: Terminología cerámica. Consultado el 18 de octubre de 2012.).
Cuando se habla de que Dios crea al hombre y a la mujer del barro, generalmente se hace referencia a la narrativa bíblica del libro del Génesis en el Antiguo Testamento. Según esta narrativa, Dios creó al primer hombre, Adán, del polvo de la tierra y le dio vida al soplar en su nariz (Génesis 2:7). Luego, Dios creó a la primera mujer, Eva, de una costilla de Adán (Génesis 2:21-22).
Esta narrativa es una representación simbólica de la creencia en la creación divina de la humanidad. El uso del barro o el polvo de la tierra como material para crear al hombre enfatiza la idea de que la humanidad está intrínsecamente conectada con la tierra y es parte de la creación de Dios. Además, el acto de dar vida al hombre al soplar en su nariz sugiere que la vida humana es un regalo divino y que Dios es el dador de vida.
La narrativa de la creación del hombre y la mujer del barro es una de las historias más conocidas y veneradas en muchas tradiciones religiosas y culturales, y ha sido interpretada de diversas formas a lo largo de la historia.
Referencia: Open Ai (2024). Chat GPT. (Gran Modelo de Lenguaje). https://chatgpt.com/chat.
Historia y origen
Los primeros objetos de alfarería se remontan al período Gravetiense (Paleolítico Superior) y se trata de pequeñas representaciones de divinidades maternales y de culto a la fertilidad como la llamada Venus de Dolní Věstonice datada cerca de 29 000-25 000 a. C. [17] Una de las piezas más antigua que se conoce es una vasija del período Jōmon de la época de la prehistoria del Japón (10 000-8000 a. C.), pieza que actualmente se expone en el Museo Nacional de Tokio.
Vasija del período Jōmon Incipiente (10 000-8000 a. C.), la vasija más antigua del mundo, Museo Nacional de Tokio. Public domain.
Se han encontrado otras evidencias en la cuenca del río Amur en Rusia que han revelado rastros de cerámica que datan del 14 000-13 000 a. C. [19] [20]. Existen trozos de alfarería encontrados en el sur de China que fueron datados por carbono 14 a finales de 1990 y que se fecharon entre el 9000 y el 14 000 a. C., en nuevas excavaciones realizadas en la cueva Xianrendong en la Jiangxi los nuevos encuentros se remontan hacia el 20 000 a. C. [21]. La cerámica y porcelana china tiene una larga tradición de innovaciones técnicas y estilísticas y una gran influencia en el desarrollo de técnicas y estilos en Corea, Japón, Europa y México.
Véase también: Cerámica china
Liaoning Provincial Museum Tonyxy1992 • CC BY-SA 4.0
Una de las técnicas que caracterizan las culturas neolíticas, y que se considera una prueba para la ordenación cronológica, es la cerámica o arcilla modelada. Las pequeñas figuras de arcilla cocida ya se encontraban en el Paleolítico Superior, [22] aunque es en el Neolítico cuando aparece el vacío a partir del trabajo con arcilla y, por tanto, se encuentra una utilidad en las vasijas, que se usan para la elaboración de los alimentos cocinados al fuego. En el Próximo Oriente, se ha encontrado cerámica de uno o dos milenios anteriores a la aparición del cultivo de los cereales, por lo que esta asociación del nacimiento de la alfarería con la práctica agrícola y culinaria se encuentra aún dentro de una cierta confusión. [23]
Los primeros artesanos especializados aparecieron en Mesopotamia, que inventaron las herramientas para trabajar mejor la arcilla, como el torno de alfarero y el horno para cocerla hacia el 3400 a. C. [24] [25] Igualmente en Grecia como en los Balcanes la influencia de la cultura de Anatolia se aprecia en las vasijas con forma de tulipa y con engobe, rojo y blanco. En Grecia empezaron a decorarse las piezas con motivos geométricos, que eran los detalles más habituales junto con reproducciones de plantas y escenas cotidianas, que se hacían imitando el arte de la escultura. [26]
Estrabón y Plinio el Viejo atribuyeron la invención de la rueda del alfarero al escita Anacarsis que murió cerca de 550 a. C. Sin embargo, Homero habla ya de ella en sus obras y se sabe que el padre de la poesía griega precedió en varios siglos al discípulo de Solón. Los toscanos, en tiempo de Porsena, trabajaban tan bien en este arte que sus artefactos se pagaban a un precio más elevado en tiempos de Augusto que los mismos de plata y oro.[27]
En Europa mediterránea las piezas más antiguas son, probablemente, las encontradas en el yacimiento de Camprafaud (Lenguadoc) y Verdelpino (Cuenca), piezas datadas en el VI milenio a. C.; no presentan ningún tipo de decoración. También hay piezas del III milenio a. C. encontradas en Cataluña, Provenza, Córcega y Dalmacia; en este caso, su decoración se basa en la impresión con conchas característica de la cerámica cardial (también llamada «montserratina» por su gran abundancia en el macizo de Montserrat. [28]
Cerámica egipcia de la cultura Naqada I, circa 3700 a. C. Einsamer Schütze • CC BY-SA 3.0.
Sobre cerámica Egipcia: Los hallazgos arqueológicos en el Alto Egipto, en la fase Naqada I, hacen suponer que desde el 4500 al 3500 a. C. se practicaba la agricultura. También se enterraban los muertos en tumbas, donde era frecuente el uso de ajuares funerarios entre los que era normal encontrar vasijas de terracota roja con motivos pintados en blanco; las decoraciones que predominaban eran las de tipo geométrico, como por ejemplo triángulos, semicírculos y espigas. [29] Hacia el 4000 a. C. en el pueblo de Badari se fabricaban vasijas de alfarería de paredes finas y pulidas y del aproximadamente 3600 a. C. se han encontrado grandes cantidades de objetos pintados, con figuras de animales y también con escenas de barcos de remos. [30]
Se han hallado en Egipto hermosos objetos de cerámica pertenecientes a sus más remotas civilizaciones y en las pinturas de sus cámaras sepulcrales se han descubierto representaciones del arte del alfarero, modelando vasijas a torno, que se remontan por lo menos a la dinastía IV (unos dos mil ochocientos años antes de Cristo).
Las vasijas esmaltadas con barniz cobrizo estaban en uso ya desde la dinastía XII (unos dos mil años a. C.) y anteriormente, en los almacenes subterráneos de la Pirámide escalonada de Saqqara (hacia 2650 a. C.) se emplearon asimismo plaquetas esmaltadas para revestimiento interior de los muros. Las figuras llamadas respondientes (Ushebti) y varios amuletos de fayenza (barro cocido y esmaltado de color azul verdoso) abundan en las tumbas del Imperio Nuevo.
Las formas de vasijas funerarias más utilizadas, a juzgar por los hallazgos, debieron ser los vasos canopos (semicónicos u ovoideos y con tapa, que remata en cabeza de divinidad) y la copa con forma de flor de loto abierta, sencillas decoraciones y algún jeroglífico inciso o pintado.
Sin embargo, la cerámica egipcia nunca alcanzó la perfección y elegancia de la griega, sin duda, porque los vasos de lujo en Egipto eran de oro y alabastro.
Una de las más importantes colecciones de cerámica egipcia es la colección de trece vasijas egipcias con casi seis mil años de antigüedad conservadas en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife (España). Una de estas vasijas corresponde al período Naqada y es considerada la pieza más antigua de esta cultura en un museo español. ( Ver: Vasijas de 5.700 años en Tenerife ).
Véase también: Cerámica egipcia.
Vasija predinástica egipcia- Aoineko • CC BY-SA 1.0
Durante el Neolítico medio, la cultura Dímini, en Grecia, produjo una cerámica con una gran variedad de formas y con una ornamentación policroma, sobre todo de espirales y grecas. Al final de este periodo y a principios del Neolítico final se utilizó una alfarería negra bruñida, de influencia anatólica. El llamado Neolítico danubiano del centro de Europa, que existió a comienzos del V milenio, producía una cerámica que estaba caracterizada por la decoración de «bandas», con unas formas que eran extremadamente sencillas de vasos sin asas y de cuello ancho. Las líneas de la decoración estaban realizadas a base de incisiones paralelas y puntuados. (31).
Cerámica cardial de la cueva de La Sarsa, Valencia. José-Manuel Benito Álvarez -> Locutus Borg • Public domain.
En el mismo periodo Neolítico, la alfarería doméstica apareció en pequeñas poblaciones como en el yacimiento de Hacilar (oeste de Turquía), estas piezas se reducían en vasijas cocidas a baja temperatura y decoradas con franjas lisas pintadas con arcilla blanca no ferrosa. Del IV milenio son los grupos de alfarería encontrados en los yacimientos de Gumelnitsa, Salcutsa en Rumanía y Tripole y Cucuteni en Ucrania de formas con perfil convexo en la parte superior y cóncavo en la inferior, la decoración era geométrica. [32]
La influencia de dicho tipo de alfarería se aprecia en zonas del Adriático y de Italia con características propias, como las realizadas en Venecia y Lombardía durante el IV milenio. Entre sus peculiaridades, cabe destacar, que son vasos con boca cuadrada. La llegada e influencia de gente de dichas zonas que se establecieron en Cataluña significó la producción de piezas de cerámica similares, como son los vasos de boca cuadrada, que se han encontrado en algunas sepulturas de la llamada cultura de los sepulcros de fosa que hay especialmente por la zona del Solsonés. [33]
En el periodo inicial de la Edad del Bronce la mayor parte de las vasijas están realizadas, en la civilización micénica, a mano sin la ayuda de ninguna rueda de alfarero, que fue introducida al final de esta época, consiguiendo con ello una mejor regularidad en la producción. Casi todos las piezas están pulidas con una herramienta que deja unas marcas, la pintura primitiva se hacía con arcilla líquida y las líneas grabadas se llenaban con otra arcilla blanca. En Creta se produjo una técnica de horneado que producía un acabado de las piezas con salpicaduras en rojo y negro. Las jarras con pitorro son comunes durante el estilo cicládico y normalmente realizadas con una pintura mate. [34]
Véanse también: Cerámica micénica, Cerámica cicládica y Cerámica campaniense.
En la antigüedad americana la mayoría de sus pueblos eran agrícolas y, por tanto, sedentarios, lo que hizo que se produjeran grandes cantidades de utensilios domésticos para su uso culinario o de almacenaje. Aunque se utilizaron distintas arcillas según el territorio donde se fabricaban, el horno abierto era el único conocido en toda la América indígena. La técnica de la realización era, en general, a mano, sin ayuda de torno, y se utilizó el molde según la época y la cultura. Las formas son similares, aunque con ciertas particularidades, en las de México, por ejemplo, donde también se utilizaban los cuencos pequeños éstos tenían patas y el fondo rallado con incisiones que servían para moler el chile y otros condimentos. También se realizaron urnas funerarias, sobre todo en el territorio sudamericano. [35]
Aríbalo incaico. Museo de Arte Precolombino, Cuzco, Perú. David Monniaux • CC BY-SA 3.0.
El aríbalo incaico o urpu es la forma más representativa de la cerámica incaica, de finalidad utilitaria. Es un cántaro de boca abocinada, cuello largo, cuerpo voluminoso y base cónica. Lo había en diversos tamaños, desde pequeños hasta los que tenían la altura de una persona. Los antiguos peruanos lo llamaban maka o puyñun; el nombre de aríbalo lo impusieron los españoles, por su ligero parecido con las antiguas ánforas griegas elaboradas desde el siglo VIII a. C. (aryballos).
El origen de la cerámica se produce en la costa de la Ecuador hacia el 3200 a. C. Se hicieron unos estudios por arqueólogos norteamericanos y ecuatorianos, donde se trató de demostrar las semejanzas de esta cerámica con la de la cultura japonesa de período Jōmon. En ambos países, las formas y técnicas tenían relación con sus economías, preferentemente marítimas. [36] En Colombia se encuentran hallazgos de cerámica datadas en el año 2925 a. C. con utensilios muy toscos de cuencos semiesféricos. Ollas de color rojizo y negro aparecen en Perú ya en el período un poco más tardío, hacia el 2000 a. C. La cultura Huari, fue una civilización andina que floreció en el centro de los Andes aproximadamente desde el siglo VII hasta el XIII, entre las piezas que destacan se hallan los huacos. Una de las formas más característica de los incas peruanos fue el aríbalo incaico, utilizado principalmente para el transporte del agua. [37]
Véase también: Cerámica incaicaEn los Estados Unidos, destaca la cultura existente en la parte este del país, llamada «del bosque», aparece hacia el 2000 a. C. y es una cerámica con impresiones a base de cuerdas o tejidos, técnica que se realizaba palmeando la superficie de los utensilios con paletas de madera donde se habían enrollado, previamente, cuerdas o tejidos. (38).
Cerámica de la península ibérica
Las técnicas se fueron transmitiendo lentamente desde el Oriente Próximo hacia Europa occidental, y también a la península ibérica, con un desfase de unos dos mil años aproximadamente. [39] Este proceso evolucionó de acuerdo con una serie de factores:
- El entorno natural y climático propio del lugar: el factor geológico como base de la materia prima era necesario para obtener el material primario, la arcilla, y también era necesaria la existencia de árboles para conseguir la leña que se usaba en la posterior cocción en hornos. El clima fue un factor importante, ya que, por ejemplo, en lugares como Siberia o Patagonia no se llegó a producir cerámica. También en la península ibérica hay grandes desfases entre regiones de la costa con las de la Meseta, el Cantábrico o las Islas Baleares y Canarias. En unas zonas el progreso y evolución era constante y en otras el mismo sistema y técnica perduraba durante más años. Así mismo, se sabe que durante los meses de invierno no se llegaba a trabajar a causa del frío. [40]
- La dinámica cultural: otro factor para que la tecnología evolucione, son las circunstancias sociales y culturales. Una concentración de poder como la que sucedió en las grandes civilizaciones de la antigüedad, impulsa la necesidad de elaborar objetos suntuarios para palacios y cultos religiosos, así como vajillas, utensilios para guardar alimentos y bebidas. El influjo de otros pueblos más poderosos como los fenicios, griegos, árabes y romanos, introdujo su estilo y las formas de las vasijas a pueblos que quedaban bajo su dominio. [41]
- El aumento de la demografía y sus necesidades: es natural que cuando se produce un incremento demográfico más acelerado, las necesidades funcionales aumenten, es necesario que los productos se transporten y almacenen, como está demostrado que sucedió en una época como el Neolítico. [41]
Utensilio de Cogotas II, en el Museo Arqueológico de Valladolid. José-Manuel Benito Álvarez —> Locutus Borg • CC BY-SA 2.5.
Enterramiento de la cultura de El Argar dentro de una tinaja.
La cultura argárica es una cultura que se expresó y manifestó en poblados del sudeste de la península ibérica en el Bronce Antiguo, floreciendo entre c. 2200 y 1550 a. C., Formó una de las sociedades de mayor relevancia en la Europa del III y II milenios a. C. y creó la primera sociedad urbana y estatal del Mediterráneo occidental.
Según las últimas dataciones, se considera que las cerámicas más primitivas de este ámbito fueron las del tipo cardial, como las de los yacimientos de la Cova de l’Or (4770 a. C.) en Beniarrés, y las de Las Cenizas (4670-4160 a. C.) en Aitana de la Comunidad Valenciana. Otras dataciones obtenidas se remontan al VI milenio, como las halladas en la Cueva Fosca de Ares del Maestrazgo en Castellón, el Abrigo Grande de los Grajos de Cieza en Murcia, la Cueva de los Murciélagos de Albuñol y del Nacimiento de Pontones en Granada. [42]
Hacia el 2000 a. C., grupos de emigrantes orientales se esparcieron por la península ibérica de las costas del sur hacia el interior, desarrollándose la cultura almeriense, que dio origen a la cultura del vaso campaniforme que más tarde se extendería hacia Francia y Alemania. [43] Un poco más tarde, hacia el 1700 a. C., apareció la cultura de El Argar, al sur de la península ibérica, donde se han encontrado sepulturas realizadas en tinajas ubicadas en el propio subsuelo de las viviendas, con gran cantidad de objetos, entre ellos, gran cantidad de cerámica. Las tinajas son para personajes individuales, sin ninguna clase de ornamentación, en muchos casos bruñidas y con unas dimensiones de un metro de altura por 70-80 cm de diámetro, las mayores fueron encontradas en la región de Murcia. Se observa que cuando el difunto, como consecuencia de su tamaño, no cabía, se utilizaban dos jarras opuestas por ambas bocas. En estos ajuares funerarios se encuentran diversos tipos de vasijas: las de «tulipa», con base semiesférica y la parte superior cónica, y las «copas», con el pie bajo aunque algunas son de pie alto, con el receptáculo de forma esférica. [44]
Vaso campaniforme encontrado en Ciempozuelos, fue realizado con arcilla negra, pulido con una capa de barro fino y decorado con motivos geométricos de pasta blanca. José manuel benito Álvarez —> Locutus Borg • CC BY-SA 2.5.
Entre el 1300 y el 750 a. C. se produce la llamada cultura de los campos de urnas. El rito de la incineración se introduce en la península a través de los Pirineos en dirección hacia el noreste, en los valles leridanos de los ríos Segre y Cinca; los objetos guardan una gran similitud con los del bajo Aragón y el valle del Ebro. Las cerámicas de referencia son las «acanaladas».[45]
Una de las necrópolis más estudiadas es la de La Punta del Pi en el Puerto de la Selva que contiene unos setenta enterramientos; en la necrópolis de Espolla se han encontrado más de doscientas urnas. Las urnas se colocaban en el centro de la fosa y tienen una dimensión de 25 a 30 centímetros, la mayoría con una tapadera también de cerámica y decoradas con franjas de surcos estriados, de ahí el nombre de acanaladas. La incineración se extendió por el resto de la península, como se puede ver en las necrópolis de la Peña Negra de Crevillente, o en la Meseta Central los hallazgos de Las Cogotas de Cardeñosa en Ávila y de La Osera de Chamartín en Ávila, con más de dos mil enterramientos, donde muchas de sus vasijas se encuentran con incrustaciones de arcilla blanca que forman decoraciones. En Andalucía Occidental el tipo de urnas presenta una decoración punteada mientras que en la parte oriental son lisas y bruñidas. En toda la península se encuentra la cerámica negra. [46]
Tartessos
Artículo principal: Tartessos
Tartessos (en griego antiguo: Τάρτησσος Tártēssos; en latín: Tartessus), Tarteso o Tartesia es el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera civilización de Occidente. Posible heredera del Bronce final atlántico, se desarrolló en el triángulo formado por las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, en la costa suroeste de la península ibérica durante el Bronce tardío y la primera Edad del Hierro. Sus comienzos se dan hacia el siglo IX a. C., viendo su final hacia el siglo V a. C. Se presume que tuvo por eje el río Tartessos, que pudo ser el que los romanos llamaron luego Betis (Guadalquivir). Sin embargo, hay autores que la sitúan en la confluencia de las bocas del Odiel con el Tinto (río de Huelva), puesto que bajo la propia ciudad onubense es sabido que se hallan sepultados importantes restos. También se ha situado el núcleo del país en torno al río Barbate (Porlan, 2015).
A comienzos de la Edad del Hierro, a la cerámica se añaden pinturas policromas, barnices y se utilizan hornos de doble cámara. La vajilla presenta toda una variedad de formas y decoraciones que han ido adoptando los artesanos del lugar, a partir de las aportaciones realizadas por los fenicios, griegos y cartagineses.[47] La cultura de los Tartessos se sitúa entre las ciudades de Huelva, Cádiz y Sevilla y toda la zona de Andalucía Occidental; abarca un período que va desde el año 1000 a. C. hasta el 535 a. C., año de la Batalla de Alalia. La señal más evidente en cuanto a la cerámica es el modelado del alfarero y el horno de doble cámara. La decoración es la del tipo Carambolo, o sea, con la influencia geométrica de imitación fenicia y griega y los acabados de las piezas con asas, bordes hacia el exterior y de base plana, detalles que caracterizan la producción de Andalucía Occidental. En Carmona se encontraron vasijas decoradas con influencias orientales, probablemente iban destinadas como ofrendas a los dioses y aparecen figuras realistas de grifos, bueyes y pájaros fantásticos. [48]
Rostro tartésico de El Turuñuelo (Badajoz). Gianni86, editado por Serg!o • CC BY-SA 4.0.
Cultura talayótica
Artículo principal: Cultura talayóticaLas Islas Baleares acompañando a la arquitectura ciclópea de los talayots, navetas y taulas, presentan una cultura determinada donde se encuentran restos de cerámica, que se divide en dos fases: la primera entre el 1400 a. C. y el 700 a. C., y la segunda entre el 700 y el 123 a. C. ya en la época de la invasión romana. La cerámica talayótica proviene principalmente de los yacimientos funerarios donde se han encontrado varios tipos de vasijas, en su mayoría pequeñas, que tienen una forma cónica, con mango, copas, cazoletas, ollas y jarrones con dos asas. La realización es tosca, con el sistema de urdimbre y una textura rústica, que es una consecuencia de la arcilla empleada que contiene una gran cantidad de cuarzo. Esta cultura talayótica solamente se dio en las islas de Mallorca y Menorca. Más tarde, la cerámica imita las formas púnico-cartaginesas que se produjeron a partir del siglo III a. C. y hasta el siglo I a. C. Se encuentran muestras de este tipo de cerámica en la necrópolis del Puig des Molins de la isla de Ibiza. [49]
Cerámica griega de la necrópolis del Puig des Molins (Ibiza). Nanosanchez • Public domain
Cerámica griega
Artículo principal: Cerámica griega
Los griegos establecieron su comercio con la población ibérica entre el 600-550 a. C., sobre todo con vajillas seriadas. En general, estas piezas eran producidas para el gran consumo, y presentaban una decoración sencilla, lo que demuestra que la economía de la península no era muy buena en comparación con la de los etruscos que si compraban verdaderas obras de arte en cuanto a la cerámica griega. En esta importación peninsular destacan los Kílix, de un tamaño entre 10-15 centímetros de diámetro y con una base de unos 10 centímetros, la mayoría de estas piezas se han encontrado en Valencia y al sureste de la península. Esta vasija, junto con las cráteras, son las piezas más reproducidas por los alfareros ibéricos junto con pequeños cántaros del tipo askos. [50] Los vasos griegos encontrados en Ampurias representan más del setenta y cinco por ciento del total de los vasos encontrados en España. [51]
Durante más de cinco siglos, los griegos, celtas, iberos y cartagineses se yuxtaponen por toda la península. Las diferencias entre las diversas regiones son evidentes y se conservan hasta la Edad Contemporánea. La cerámica evoluciona a partir de la llegada de los recién llegados que se establecen en el territorio y que enseñan nuevas técnicas artesanales, así como nuevos hábitos en la agricultura y en la cultura culinaria. (52)
Utensilios de mesa iberos y griegos en Castellet de Bernabé de (Valencia). Pguerin • CC BY-SA 4.0.
Cerámica ibérica
Artículo principal: Cerámica ibérica
Los griegos fueron los que denominaron con la palabra Iberia las costas occidentales del Mediterráneo y, por tanto, los íberos eran sus habitantes. Según las excavaciones arqueológicas la zona comprendía desde Narbona hasta el valle alto del Guadalquivir. La arqueología agrupa la producción de cerámica en cinco áreas: Murcia, Valencia, Aragón, Cataluña y una gran parte de Andalucía y de Castilla-La Mancha.[53]
Entre los siglos VI a. C. y V a. C. se produce una concentración de poblamientos. Se crean nuevas pinturas para la decoración de las vasijas, obras en las que se aplican tierras naturales a base de óxidos minerales, la presencia de hierro proporciona colores anaranjados y rojizos a las piezas. El material de los pinceles es pelo animal, especialmente de la barba de la cabra. Las decoraciones van desde simples bandas geométricas a motivos florales, hasta figuras zoomórficas de caballos, toros, peces o perros, y antropomórficas, con damas y guerreros como personajes. En las alfarerías ibéricas, el mismo autor de la vasija era quien también pintaba la pieza, al contrario de los alfareros griegos que disponían de pintores para realizar las decoraciones de las piezas de artesanía. [54]
La excavación de la tumba 43 de la necrópolis ibérica del Cerro de Santuario (Baza) permitió descubrir un importante ajuar de cerámicas griegas de importación. Entre ellas esta espléndida crátera de campana de figuras rojas, atribuida al pintor de Enomao (390-375 a.C.), hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. La escena principal representa una escena dionisíaca, con Apolo sentado en el centro, mientras Dionisio y Ariadna abandonan el banquete a la derecha. El reverso muestra a tres jóvenes envueltas con manto o himatión. Este enterramiento, en el que también se encontraron huesos quemados de tres personas, debió pertenecer a una familia de élite bastetana.
Centro de Estudios Pedro Suárez (Asociación sin ánimo de lucro que trabaja por la investigación, conservación y difusión del patrimonio cultural de las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar (Granada).)
Cerámica ibérica en el Museo Arqueológico de Alicante. CC BY-SA 3.0.
Hispania romana
Artículo principal: Conquista de HispaniaCuando Hispania cae bajo la potestad de Roma, el oficio de alfarero experimenta un gran desarrollo. No solo llegan a la península grandes cantidades de cerámica, sino también operarios que traen e implantan su técnica y su saber. A partir del siglo I a. C., procedente de la Magna Grecia, se introduce en todo el territorio las primeras vajillas finas y los vasos de colores vivos, piezas que son copiadas en todos los talleres artesanos. Destacan las obras de barniz negro y barniz rojo, con paredes finas y la cubierta vidriada, y los tipos más abundantes son las ánforas, lucernas y vajillas. Las vajillas se realizan en diversas modalidades pero la de terra sigillata es la preferida y se solía realizar con una decoración en relieve, con galba de color rojo. Los centros de producción en la península se encontraban en Teruel, Granada, Andújar, Linares, Solsona, Mérida y La Rioja. [55]
Otra aplicación de la alfarería es la producción de tuberías para la conducción del agua:
«Las tuberías de cerámica tienen las siguientes ventajas: primero, en cuanto al trabajo, porque si ocurre algún desperfecto, cualquiera puede repararlas, y segundo, porque el agua resulta mucho más sana conducida por tuberías de cerámica que de plomo (…) Y por otro lado, es mejor el sabor de lo que ha pasado por tubería de cerámica: para que todos, a pesar de tener sus mesas bien provistas de vajilla de plata, sin embargo, adoptan vajillas de cerámica para beber agua, porque ellas dan mejor sabor.»Vitrubio (56)
Cuenco de terra sigillata del siglo I procedente de Linares, Jaén. Miccionis (firma en relieve) • CC BY-SA 3.0.
Terra sigillata (abreviado en algunos contextos como TS) es una expresión latina que significa «tierra (o cerámica) sellada» o que ha recibido estampilla o sello, referida a un característico tipo de cerámica romana de color rojo brillante. Es similar a la temprana cerámica aretina, siendo ambos tipos emulaciones de originales metálicos más caros, por lo que muestran características esqueomorfas (piezas que en cerámica reproducen formas concebidas en otro material). La cronología de estas producciones abarca desde el siglo I a. C. hasta mediados del siglo III aproximadamente. Normalmente tiende a dividirse en tres tipos de producciones, por zonas de procedencia y claramente diferenciables: TS itálica, sudgálica e hispánica. Un cuarto tipo podrían ser las producciones denominadas TS africana, con una cronología posterior e imitando a estas producciones anteriores.
Es citada como vajilla distinguida por Plinio:
«Esta industria no era exclusiva de Samos, sino que son igualmente renombradas las de Grecia, en Asia Menor, en Italia y en Hispania.» Plinio el Viejo, Naturalis Historia, XXX 12
Técnicas de modelado
Existen cuatro categorías básicas:
- Modelado a mano: las técnicas manuales son las más primitivas, donde las piezas son construidas mediante el estirado de la pasta en rollos, placas o bolas de arcilla, generalmente unidas mediante la preparación de arcilla líquida llamada barbotina. Una vez acabada la pieza, la superficie se alisa con la misma mano humedecida.[23] Nunca dos piezas de cerámica trabajadas manualmente serán exactamente iguales, por lo que estas técnicas no son las más apropiadas para hacer juegos de piezas idénticas, como por ejemplo vajillas de cocina, juegos de café, de licor, etc. Esta técnica permiten al ceramista usar su imaginación y crear diferentes piezas artísticas. El modelado a mano era una técnica utilizada por los pueblos primitivos y aún se encuentran numerosos artesanos que trabajan maravillosamente, tales como los alfareros de los indios Pueblo, las tribus de África central y del sur, los aborígenes australianos, Japón y toda el Asia oriental. En España podemos encontrar zonas donde se elaboran este tipo de vasijas del modo tradicional, como en Galicia, Asturias y el alto Aragón. [57]
- Modelado a torneta: llamado también «torno lento», es un artefacto formado por un pivote y una rueda, que impulsado por la mano produce un movimiento de rotación discontinuo, con lo cual se facilita el trabajo manual, ya que actúa como mesa giratoria, muchos autores están de acuerdo que este tratamiento se puede considerar un trabajo de «modelado a mano», ya que el movimiento giratorio siempre es intermitente y se tiene que ir modelado manualmente, salvo que tenga la colaboración de un ayudante que impulse la rotación a la torneta, [58] —en este caso es cuando se denomina «torno bajo»—. [59]
- Modelado a torno: llamado también «torno rápido», es muy común que las piezas hechas en torno sean terminadas manualmente. El torno de alfarero es la técnica más utilizada para la creación de piezas en serie. En la actualidad también es empleado para hacer piezas singulares o artísticas. Este método es empleado desde el año 5000 a. C. en el Antiguo Egipto, Oriente Próximo y Asia. En la península ibérica llegó hacia el siglo VIII a. C., de mano de los fenicios, si bien existen cerámicas a torno más antiguas importadas de otras zonas del Mediterráneo. Para trabajar con él, se coloca una bola o pella de arcilla en la rueda del torno, el cual es impulsado por el pie del alfarero que lo hace girar. La rueda gira velozmente mientras la arcilla es presionada de una manera determinada para que adquiera la forma deseada. El trabajo con torno requiere una gran habilidad técnica, pero un alfarero habilidoso puede producir muchas piezas casi idénticas en poco tiempo. Actualmente se utiliza más el torno eléctrico que requiere menos esfuerzo. [60] Debido a su naturaleza, los trabajos mediante el empleo de torno son casi exclusivamente piezas con simetría radial respecto de un eje vertical. Estas piezas pueden ser decoradas mediante la creación de diferentes texturas sobre su superficie al objeto de hacerlas visualmente más interesantes. Muchas veces, las piezas creadas en el torno son modificadas manualmente, agregándole asas, tapas, pies, picos y otros aspectos funcionales.[ 61]
- Modelado al vaciado o con el uso de molde: la técnica de vaciado o a molde, es probablemente la más apropiada para la producción en serie (industrial). La arcilla líquida es vertida en un molde de yeso lo que permite un ligero endurecimiento. Una vez que el molde absorbe la mayor parte del agua de la capa de arcilla que queda en contacto con el molde, la arcilla remanente es volcada fuera del molde y se deja secar la pieza. Finalmente la pieza es sacada del molde, se le corrigen las imperfecciones que pueda tener y se la deja secar al aire libre. Según el tipo de obra a reproducir se puede hacer con un molde de una sola pieza, cuando el modelo es más complicado los moldes se hacen de piezas que se pueden ir quitando independientemente y sin romperlas para su posterior utilización, hay que hacer un entalle a las piezas del molde para que una vez retirado el modelo se puedan ensamblar. [62]
Alfarero trabajando en el torno, según un grabado de Daniel Chodowiecki, hacia 1770. Daniel Chodowiecki • Public domain
Torno de alfarero o rueda de alfarero son los nombres más populares que reciben diferentes tipos de ingenios giratorios, usados por los artesanos del barro para crear una pieza o vasija a partir de la pella de barro o pasta cerámica. Como tal herramienta está documentada desde el IV milenio a. C. (Ver nota: La primera rueda de alfarero fue hallada en Ur (Mesopotamia), en 1930, durante las excavaciones realizadas por Wooley, en un nivel perteneciente al periodo de Uruk.)
Su expansión por el litoral mediterráneo occidental se sitúa entre los siglos VIII a VI a. C., con las colonias comerciales de fenicios y griegos. No se registrará su uso en el interior de la península ibérica hasta el siglo III a. C., con la colonización romana. Conviene anotar también que los pueblos germánicos centroeuropeos no conocerían la rueda de alfarero hasta el 500 d. C. (Ver ref. Llubiá, L.M.: Cerámica medieval española. Barcelona. Editorial Labor, 1967; p.14).
Alfarera chilena modelando a mano (urdiendo) una vasija. Desconocido Unknown author • Public domain
Técnicas de terminación y decoración
Antiguamente decoraban las vasijas mediante trabajos adicionales practicados en su superficie; un gran avance fue la decoración con caña, después el pulimento y finalmente el vidriado.
Pueden usarse aditivos cerámicos para darle color a la arcilla, previo a su modelado. También pueden agregarse varios aditivos para darle un aspecto más rústico. El uso de arena y otros materiales le dan al producto final un acabado con variadas texturas. Así mismo, pueden mezclarse partículas combustibles junto con la arcilla, o presionar la superficie, para obtener diferentes texturas.
Pueden crearse efectos visuales interesantes mediante el uso de arcillas de diferente color. Las arcillas de pigmentación distinta son ligeramente amasadas en una misma bola, antes de comenzar el modelado de la pieza. Aunque generalmente cualquier arcilla puede ser utilizada en este proceso, las diferentes velocidades de secado y expansión durante la cocción hacen que sea usual la utilización de solo una pasta cerámica clara, añadiéndole colorante a una parte de ella. También se puede hacer una analogía con la marquetería, presionando pequeños bloques de arcilla coloreada conjuntamente.
Las lucernas o antiguas lámparas romanas eran pequeños utensilios, hechos en piedra o de terracota, usados desde la prehistoria aunque fueron los antiguos romanos quienes explotaron su producción masiva y su uso generalizado para tener luz artificial. Eran alimentadas con aceite de oliva y tenían desde una a una docena de mechas. Algunas tenían asas, por lo que podían ser llevadas de una habitación a otra, y también podían ser llevadas por actores en las obras o por los participantes en actividades rituales.
Las lucernas mostraban en relieve escenas eróticas, gladiadores, motivos mitológicos o patrones florales. Estas lámparas se hicieron muy populares, ya que se podían coleccionar y eran relativamente baratas. Estas lucernas fueron fabricadas en masa en grandes cantidades durante el imperio, usando moldes en vez de técnicas artesanales. Como resultado de esta manufactura rápida y barata, varios miles de ejemplos pueden admirarse en museos de todo el mundo.
Lucerna romana con engobe, del siglo I encontrada en Huesca. Caligatus • Public domain.
Lucerna romana decorada con dos Gladiadores provocator luchando. CC BY-SA 3.0.
El bruñido, al igual que la técnica del mismo nombre con la que se trabaja el metal, requiere frotar la superficie de la pieza contra otra superficie pulida (generalmente se utiliza acero o piedras) hasta alisar, pulir y sacar brillo a la arcilla. Las arcillas más finas quedan más pulidas y brillantes que las ásperas, y también permiten un mejor secado de la pieza antes de bruñirla, aunque esto aumenta el riesgo de quebraduras. Para conseguir una superficie más acabada, puede aplicarse una fina capa de barbotina sobre la arcilla semiseca.[63]
Finalmente, la arcilla puede pintarse con distintas clases de esmaltes. Los engobes generalmente son aplicados cuando la pieza se encuentra cruda, en estado de «cuero». Es usual que las piezas decoradas con engobe tan solo pasen por el horno cerámico una vez. Tanto los esmaltes cerámicos como las calcinas que dan un acabado vítreo necesitan que las piezas hayan pasado una vez por el horno antes de ser aplicados, y una segunda vez para fijarlos a la cerámica, aunque algunos ceramistas hacen tres o más horneadas, dependiendo de los resultados que busquen. [63]
Fases de elaboración de la arcilla
Todas las piezas cerámicas pasan por varias fases durante su elaboración: preparación del barro, modelado, secado, primera cocción u horneado (alfarería tradicional) y cocciones de aplicación de técnicas cerámicas.
Preparación
Primero, la arcilla es amasada para que la humedad y demás partículas se distribuyan homogéneamente y para sacar cualquier burbuja de aire que tenga en su interior (lo que puede provocar explosiones durante el horneado o quema).
Arcilla del cuaternario en Estonia. Siim Sepp • CC BY-SA 3.0.
Composición o modelado
Luego, es modelada manualmente o mediante diversas herramientas. El agua es utilizada para mantener la plasticidad de la arcilla durante el modelado, sin que aparezcan rajaduras. Los trabajos realizados en torno generalmente necesitan ser desbastados o retorneados para hacer que el espesor de la pared sea uniforme en toda la pieza o para modelar el pie de la pieza. Este proceso es llevado a cabo cuando la pieza se ha secado lo suficiente como para resistir este tipo de manipulación.
Secado y peinado
La pieza se deja al aire hasta que se seca y endurece lo suficiente. Esta fase es denominada «estado de cuero». Las piezas que se encuentran así son muy quebradizas, por lo que deben ser manipuladas cuidadosamente. Una vez que la pieza se termina, se deja secar nuevamente para que pierda el resto de la humedad que aún contiene, quedando con un aspecto similar al hueso. Cuando la pieza está totalmente seca, su color es más claro, y adquiere mayor dureza. En este momento es cuando se le suele pasar una lija fina y una esponja húmeda con el fin de pulirla.
Horneados
Los hornos de alfarería y cerámica en España son estructuras o fábricas de diversa complejidad, tamaño y apariencia, destinadas a la cocción de piezas de arcilla. El modelo tradicional es un recinto con techo de bóveda provisto de chimenea y una o más bocas para cargar el combustible, habitualmente leña, y los objetos que se quieran cocer.
La función del horno, la cocción o cochura de material cerámico, es uno de los pasos fundamentales del proceso alfarero, el de mayor sentido mágico y el más determinante en la obtención del producto final.
En la geografía alfarera española existen muy diversos tipos de horno y horneado, desde la simple hoguera u «hornera con hoyo» para la cocción al aire libre (uno de los métodos primitivos ya casi desaparecidos), hasta los hornos alfareros por definición, con dos espacios separados: el hogar o caldera para la combustión y la cámara de cocción donde se hornea la cerámica. Entre ambos existen estructuras de transición de más sencilla fábrica, como el tradicional horno de pan. Asimismo, entre los hornos de doble cámara pueden diferenciarse varios tipos (por ejemplo, «de tiro superior», y «de bóveda y tiro superior»), e independientemente de tal tipología, están los hornos reductores y los hornos oxidantes.
Una lista elemental de hornos de alfarería y cerámica, sus precedentes y otros de tipo evolucionado, incluiría los de botella, de corriente invertida, de pan (o panadero), de túnel, intermitente, o el más sofisticado de tipo kiln. Otras nomenclaturas más populares que técnicas citarían los hornos árabes, moros o morunos, los hornos de «flamberas o flameras» (con la cúpula horadada por muchas chimeneas), los eléctricos en general, etc.
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- Conviene aclarar desde un principio que la denominación «árabe-moruno-moro», tan usada por los alfareros, es sinónimo de antiguo, viejo, siendo los hornos llamados árabes ingenios ya usados por romanos y por los pueblos ibéricos que, naturalmente, serían retomados más tarde por los musulmanes.
Cántaros, lebrillos y otras piezas en el exterior de un horno de alfarería de Mota del Cuervo (Cuenca). Meson de Don Quijote • Public domain.
Posteriormente es llevada al horno, en donde pierde la humedad química y adquiere una mayor resistencia y sonoridad. Puede ser que con esta cocción la pieza ya se dé por acabada, como es el caso de la alfarería, o que aún requiera de horneados posteriores, como sucede en la cerámica. (64).
Pueden requerirse varias sesiones de horno para lograr efectos decorativos especiales, como por ejemplo para obtener la llamada decoración negativa, utilizada en varias culturas ancestrales, como la Vicús. El efecto de decoración negativa se logra al cubrir con arcilla algunas partes de la vasija en la fase final de su cocción, de este modo, las partes cubiertas conservan su color original, mientras que las partes descubiertas se tornan oscuras o negras mediante la reducción. (65).
Morfología
Tradicionalmente, en alfarería se encuentran cuatro modalidades:
- Obra hueca: son las obras que tienen un cuerpo alto y abiertas por la parte superior, que se las puede tapar, suelen llevar algún tipo de asas para su transporte o para abocar su contenido, por ejemplo las ánforas, la alcarraza, el cántaro o las botijas.
- Obra abierta: son las piezas con la boca más ancha que la base, como los platos, fuentes y tapaderas para otras obras. Entran en esta categoría las que tienen unas paredes cortas (3-5 cm), como pueden ser las cazuelas o los lebrillos y algunas con la base plana de fondo cóncavo y paredes un poco mayores como los morteros, ollas o soperas.
- Obra cerrada: son las que tienen los cuerpos totalmente cerrados, que se debe terminar con el bochado (bochar en alfarería es cerrar una pieza), como las huchas, las alcuzas, las cantimploras y el botijo.
- Obra plana de molde: son las piezas dedicadas especialmente a la construcción y se realizan con el molde plano, es decir un cajón sin fondo que se coloca sobre el suelo, se rellena con la arcilla, se saca el molde y se deja secar, por ejemplo los ladrillos, baldosas y tejas. Hay también el «molde de apretón» que consiste en un molde abierto, normalmente de yeso, en el cual se presiona la arcilla con las manos y queda grabado el dibujo correspondiente en la pieza. [66]
Obra hueca: Ánfora con dos asas de Mallorca. Rafax • CC BY-SA 3.0.
Obra abierta: Olla de los Castellares (Herrera de los Navarros, Zaragoza) Siglo II. Unknown author • Public domain.
Obra cerrada: Botijo actual de La Bisbal del Ampurdán (Gerona). Oricalve • Public domain.
Terminología en alfarería
- El vocabulario alfarero abarca una gran variedad de formas con la consecuente riqueza de léxico, ya que, según las regiones o comarcas, un mismo objeto tiene distinto nombre. Hay vasijas que han ido desapareciendo y otras que, a pesar del paso de los siglos, siguen haciéndose con la misma forma y en ocasiones similar proceso de elaboración. No obstante, desde la segunda mitad del siglo XX, las piezas de alfarería, aunque no cumplen con su primitiva función, son apreciadas como elementos decorativos. [67]
- Alfar: Denomina el obrador o taller en el que trabaja el alfarero y también, de un modo más general, la localidad que ha producido o produce cerámica. [68]
- Vasijas para beber: En el argot ceramista llamadas alfarería de agua, incluyen, desde el sencillo y antiquísimo cuenco o las ánforas, al ‘sofisticado’ botijo, que sustituyó a jarros, cantimploras o porrones.
- Vasijas de cocina: principalmente servían para guardar y almacenar alimentos: tinajas para el vino y el aceite, orzas para la matanza del cerdo, tarros para conservas en dulce, cazuelas, ollas, pucheros, morteros, mieleras y parras de varios tamaños. La jarra —la más común— tiene una medida como máximo de 45-50 centímetros. Las mayores vasijas son las tinajas que llegaban a alcanzar los cinco metros de altura.
- Vasijas de mesa: antiguamente no se acostumbraba a fabricar la vajilla completa como en la actualidad y solo se consideraba vajilla de mesa lo más elemental: platos, cuencos, escudillas, vasos y copas.
- Vasijas para los animales: curiosos y muy variados recipientes para ordeñar, bebederos y comederos para gallinas, palomas, etc.
Existen también juguetes, con diferente grado de antigüedad: siurells, pitos, flautas, zambombas y figuras de belén, además de miniaturas de casi toda la vajilla. Otra pieza muy típica en barro es la hucha. Los instrumentos musicales también tienen su representación en la alfarería, como todo tipo de flautas populares, el cuerno, la ocarina —la más completa suele tener ocho agujeros y la más sencilla uno o dos—, que también se utilizan como reclamo de caza. [69] [70].
Museos
- En Madrid, el Museo Arqueológico Nacional de España, que dispone de colecciones de cerámica desde los orígenes más antiguos hasta el siglo XIX. Destacan las prehistóricas, griegas y árabes.
- En la Comunidad Valenciana, hay algunos museos dedicados a la actividad cerámica, sobre todo en Valencia y alrededores, pero están más centrados en la producción de vajillas y utensilios de lujo. En cacharrería popular destaca el Museo de Alfarería de Agost, en la comarca del Campo de Alicante.
- En Cataluña: el Museo de Arqueología de Cataluña (Barcelona), que cuenta con una interesante colección de cerámica árgarica, púnica de Ibiza y romana, además del material prehistórico. El Museo de Arqueología de Cataluña (Gerona) en el monasterio de San Pedro de Galligans. El museo de la Terracotta, en La Bisbal del Ampurdán. El Museo de Cerámica Popular en La Ametlla de Mar. Y, entre otras instituciones menores, el Centro de interpretación de la Terrissa Terracota (La Galera) (71) o el Museo del Càntir de Argentona.
- En la comunidad de Castilla y León: el Museo Arqueológico de Valladolid con una buena colección de cerámica popular española y propia de Valladolid y el Museo Etnográfico de Castilla y León con sede en Zamora, muestra objetos correspondientes a la alfarería y cerámica popular de las distintas provincias de la Comunidad Autónoma. En dicho museo se ha llevado a cabo entre otras una investigación sobre las alfarerías femeninas. (72).
Ánforas romanas en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (España).
Una ánfora (del gr.: ἀμφορεύς /ámphoreus/ «portar por ambos lados») es un recipiente cerámico de gran tamaño con dos asas y un largo cuello estrecho. Recipiente de cerámica, barro, etc., de cuello más o menos largo y delgado, generalmente con dos asas, y cuerpo ovalado u oblongo, que en las culturas antiguas se usaba para guardar y transportar líquidos o granos.
Aparecen por primera vez en las costas del Líbano y Siria, durante el siglo XV a. C. y se extienden por todo el mundo antiguo. Fueron empleadas primero por los egeos, en la ciudad cretense de Knossos, y más tarde por los antiguos griegos y romanos como principal medio de almacenamiento de la uva, el vino, las aceitunas, el aceite de oliva, los cereales, el pescado y otros productos básicos, también salsas de pescado, tipo garo. Se elaboraban a gran escala en los tiempos de la Antigua Grecia y su uso fue común en todo el Mediterráneo hasta el siglo VII, cuando fueron sustituidas por recipientes de madera y piel.
- Otros museos de la península ibérica con grandes exposiciones de cerámica: Alcoy, Cartagena, Córdoba, Cádiz, Cuenca, Denia, Ibiza, Elche, Granada, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, Linares, Lorca, Murcia, Palma de Mallorca, Reus, Sevilla, Talavera de la Reina, Tarragona, Úbeda, Zaragoza y Muelas del Pan.
- En Portugal hay que destacar el Museo Nacional de Arte Antigua, los palacios de Pena, de Ayuda, el Sintra y la fábrica de Vista Alegre.
- En Grecia: Museo Arqueológico Nacional de Atenas. (73).
- En Francia: Musée de Prehistoire Bélesta, Bélesta (Perpiñán); (74) Musée des Potiers Gallo-romaines Amphoralis. Salles-d’Aude.
- En Japón el Museo Nacional de Tokio Muestra una gran cantidad de cerámica de todos las épocas.
- En Estados Unidos: Hispanic Society of America, Nueva York. (75).
- En la Ciudad de México: el Museo de Arte Popular, cuenta con una interesante colección de cerámica de cada estado de la República Mexicana.
Notas sobre Alfarería:
- No existe acuerdo entre los ceramólogos –ni entre los académicos– sobre «qué fue antes: el huevo o la gallina» (alfarería o cerámica, o viceversa); lo que por el momento hace irresoluble dicha interferencia semántica, convertida en una discusión bizantina.
- Julio Casares, en su Diccionario ideológico (1959) abre llave en cerámica con cinco voces: cerámica, plástica, alfarería, alfaharería y pichelería. Fernando Corripio, en su Diccionario de ideas afines (1985), enumera como sinónimos: alfarería, objetos de barro, loza, porcelana, arcilla cocida…, además de: arte, industria, taller, nave, obrador, artesanía, pichelería, cocimiento, fabricación y elaboración.
- Según Heródoto, su nombre provenía del griego κέραμος, (kéramos, barro o arcilla). Para Pausanias, el origen del término era el héroe Céramo, hijo de Ariadna y de Dioniso.
- Abierta contradicción, pues como ya se ha referido, la raíz original de alfarería es el barro, la tierra, en tanto que cerámica hace referencia al barrio ateniense donde trabajaban los artesanos del barro. También se observa una tendencia general en Occidente por evitar la palabra alfarería y en su lugar usar cerámica. Así, por ejemplo, el tomo XLII de la obra Summa Artis –Historia General del Arte. Espasa-Calpe: séptima edición 1982; primera edición 1948- se titula «Cerámica española», sin más. Las cien primeras páginas están dedicadas a cacharros de barro primitivos.
- Consiguiendo progresivamente que estos términos más precisos y antiguos tiendan a desaparecer en aras de un genérico «cerámica».
Referencias
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- La Etnografía es el estudio descriptivo de las culturas, de su religión, creencias, mitos, etc. Su relación con la Antropología es precisamente porque es la base de la investigación antropológica. No es posible la Antropología sin la colaboración de la Etnografía. Bronislaw Malinowski (Los argonautas del Pacífico Occidental, 1922).
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