«El prestamista y su esposa» (1514). Quentin Massys (también lo encontraremos como Metsys). Óleo sobre tabla. 71 cm x 68 cm. Museo del Louvre. París, Francia.
Quentin Metsys (1465- 1530) fue un artista flamenco, el primer pintor importante de la escuela de Amberes. Nació en una familia de artistas flamencos, hijo de un herrero de Lovaina. Representó en esta tabla una de las profesiones más antiguas de la historia. Formado en Lovaina, sus obras iniciales desarrollan el estilo de los primitivos flamencos.
A partir de 1491 se estableció en Amberes, trabajó casi de modo exclusivo para la pujante burguesía del momento y fundó la escuela pictórica de la ciudad.En sus obras exhibe un fuerte sentimiento religioso y precisión en el detalle. Su tendencia a acentuar la expresión individual se puede observar en cuadros como “El cambista y su mujer” y el «Ecce Homo», donde se aprecia la influencia de El Bosco.
Las características más relevantes de sus pinturas son la plasticidad de las figuras, las arquitecturas clásicas y el colorido fluido. Su obra fue fundamental para la primera generación manierista flamenca y para la pintura española y portuguesa.Una de las primeras escenas de género (escenas cotidianas y costumbristas) de la historia del arte. Massys nos enseña el interior de la oficina de un cambista que está contando y pesando monedas.Su mujer mira como lo hace, y la vemos más interesada en los asuntos del dinero que en, por ejemplo, el libro religioso de sus manos.Una forma de satirizar dos conceptos en teoría antagónicos como son el dinero y la oración. Para Massys está claro quién vencería en este conflicto, al menos en la oficina del cambista.Durante el siglo XVI, esta célebre obra fechada y firmada por Metsys fue numerosamente reproducida y difundida por Europa. Se trata de una clara referencia a los primitivos flamencos, retomando el esquema y el detallismo del San Gil de Petrus Christus. No en balde, Quentin Metsys muestra en este cuadro la herencia directa que recibió de la pintura flamenca del siglo anterior, de aquel gran estilo practicado por Jan van Eyck, Robert Campin, Petrus Christus y otros. Metsys conoció la pintura del Cinquecento, de sus colegas italianos, lo que no incidió en su estilo tanto como en sus contemporáneos.
Hasta la época en la que Massys pinta esta obra, tenemos en la historia de la Pintura el predominio de la temática religiosa, que no sólo tiene la función de exaltar escenas y personajes de la religión, sino que también es la manera de instruir en esas cuestiones a un pueblo que no sabe leer (la imprenta se inventa recién hacia 1440, así que ni siquiera hay muchos libros).A esa pintura religiosa, podemos sumarle la de temática mitológica (que se recupera en el comienzo del Renacimiento, a partir de la admiración por la antigüedad grecorromana). Y también ya podemos ver retratos de algunos personajes “terrenales”, pero siempre relacionados con el poder.Sin embargo, en la época de esta obra y en Flandes, donde ubicamos a este artista, empezará a tomar fuerza, a convertirse en un género importante, la pintura de costumbres, llamada “costumbrista” o “de género”: la que retrata a los burgueses y a las clases más bajas en momentos cotidianos, realizando tareas ordinarias, o celebrando en las calles y cantinas.La pintura que llegará a su consagración con Bruegel el Viejo, alrededor de medio siglo después de este cuadro de Massys.Este cuadro tiene la particularidad de ser considerado como una de esas primeras escenas de género de la pintura costumbrista del siglo XVI.
Y hablando de historia, cuando se empieza a retratar a las distintas clases sociales, es natural que empiece a surgir la crítica social, el tono moralizante y el recurso de la sátira (que es exponer con inteligencia, tal vez con humor agudo, algún aspecto de la sociedad para criticarlo). Y este cuadro de Massys también tiene ese “mérito”: el de ser uno de los iniciadores de la pintura con crítica social.¿Cuál es la crítica? Mientras el prestamista pesa el oro, la esposa se “distrae” de su libro religioso observando las monedas. Es una época de prosperidad, en la que los burgueses están acumulando riquezas, y el artista satiriza sobre la avaricia que pone a esas monedas de oro por encima de la riqueza espiritual.Massys pinta al estilo flamenco y no escatima en detalles como el bodegón del fondo, llenos de diversos objetos de distintos materiales y numerosos simbolismos. Los objetos detallados componen un auténtico bodegón, como se ve en el libro ilustrado, jarrones, oro y joyas, además del espejo que hay en el primer plano.El nivel de detalle llega al punto de mostrar en la esquina superior derecha una puerta entreabierta con una diminuta escena familiar, con un hombre sosteniendo un dedo índice para advertirle al otro del peligro de entrar en estos lugares.
En la mesa del primer plano, donde están las relucientes monedas y joyas, además de un enigmático espejo.Si nos acercamos, veremos reflejado en él la ventana que llena de luz la habitación y a una figura masculina con turbante que está leyendo. No se sabe a ciencia cierta quién es este hombre. Quizás un cliente, o quizás un ladrón.ero lo que realmente refleja el espejo es «lo que no sale en el cuadro», un juego muy flamenco que veríamos unos años antes en obras de similar virtuosismo y detalle como El matrimonio Arnolfini de Van Eyck.