Estatua de Juarismi en Jiva (Uzbekistán).
Al-Khwārizmī, cuyo nombre completo era Muḥammad ibn Mūsā al-Khwārizmī, fue un erudito persa del siglo IX considerado una de las figuras más influyentes en la historia de las matemáticas, la astronomía y la geografía. Nació hacia el año 780 en la región de Jorasán, en lo que hoy es Uzbekistán, y desarrolló la mayor parte de su carrera en Bagdad, durante la Edad de Oro del islam, bajo el mecenazgo de los califas abasíes, especialmente en la Casa de la Sabiduría, un centro de estudio y traducción de saberes del mundo antiguo al árabe.
Su legado más duradero proviene del campo de las matemáticas. Su obra más famosa, Kitāb al-mukhtaṣar fī ḥisāb al-jabr wa’l-muqābala, es el texto fundacional del álgebra. En él introduce un método sistemático para resolver ecuaciones lineales y cuadráticas, que no solo era novedoso, sino que también marcó un cambio radical respecto a la aritmética práctica griega, egipcia o babilónica. El término álgebra proviene del título de este libro, en el que al-jabr hace referencia a una de las operaciones clave descritas por el autor.
Además, el nombre algoritmo deriva de la latinización de su nombre: Algoritmi. Esto se debe a la amplia difusión de sus escritos en Europa durante la Edad Media, especialmente tras su traducción al latín en el siglo XII. Su tratado sobre los números hindúes, que introdujo el sistema decimal y el uso del cero en Occidente, fue fundamental para el desarrollo de la aritmética moderna. Este sistema numérico, aunque originario de la India, fue transmitido a Europa a través de la obra de al-Khwārizmī y contribuyó a reemplazar el engorroso sistema de numeración romano.
En astronomía, participó en la elaboración de tablas astronómicas basadas en conocimientos griegos e indios, y contribuyó a la mejora de instrumentos de observación y al cálculo de efemérides. Su obra también abarcó la geografía: realizó correcciones a los mapas de Ptolomeo y redactó una lista detallada de longitudes y latitudes que reflejaban un mundo más preciso y ampliado, adaptado a las rutas comerciales del mundo islámico.
Al-Khwārizmī representa la síntesis del saber antiguo con el pensamiento innovador del mundo islámico medieval. Su obra no fue meramente una recopilación, sino una reelaboración creativa que permitió que el conocimiento pasara a nuevas culturas y generaciones. Gracias a él, el pensamiento matemático y científico europeo pudo avanzar varios siglos más tarde durante el Renacimiento.
Murió hacia el año 850, pero su influencia sigue presente no solo en el vocabulario técnico que usamos, como álgebra y algoritmo, sino también en los fundamentos del pensamiento lógico, matemático y científico. Fue un puente entre culturas, un faro del saber en su tiempo y uno de los verdaderos padres de la ciencia moderna.