La conclusión final de esta filosofía es que el bien y el mal se relacionan exclusivamente con nuestra prohairesis, es decir: con nuestro libre albedrío, por lo que no dependen de las cosas externas o circunstanciales. En otras palabras, somos nuestro propio bien y nuestro propio mal, más allá de las circunstancias, puesto que la facultad de elegir en nuestro libre albedrío. Somos nosotros los que elegimos. Tenemos la facultad de elegir entre el bien y el mal y, por lo tanto, somos responsables por nuestro propio Destino ya que el mismo está en nuestras propias manos. No así la Fatalidad, que es lo que «nos sucede» y que responde a causas externas fuera de nuestro control, mientras que al Destino lo vamos construyendo con las cosas que hacemos suceder porque las elegimos.
[Prólogo de Denes Martos]“ . EPICTETO
Este fragmento resume muy bien el núcleo de la ética estoica tal como la presenta Epicteto: la distinción entre lo que depende de nosotros y lo que no depende de nosotros. La prohairesis, o la facultad de elegir, es el centro de gravedad de su filosofía moral. Para Epicteto, el bien y el mal no están en las cosas externas, sino en el uso que hacemos de nuestra voluntad racional.
Aquí algunos puntos clave del texto:
La libertad interior: Según Epicteto, aunque no podamos controlar los eventos externos (fatalidad), sí podemos controlar nuestras reacciones a ellos, es decir, lo que hacemos con lo que nos ocurre.
Responsabilidad personal: Somos responsables de nuestro destino porque está en nuestras elecciones conscientes. La fatalidad es lo que nos pasa; el destino, lo que hacemos con ello.
Autonomía moral: El ser humano tiene la capacidad de elegir el bien incluso en medio del mal exterior, y esta es la base de su dignidad.
Esta visión tiene profundas implicaciones para la vida práctica: no podemos culpar al azar, a los dioses ni al sistema de nuestras decisiones éticas. Siempre tenemos margen de acción moral, aunque sea limitado.