«Reconstrucción romántica del ‘Megaron de la Reina’ realizada por Émile Gilliéron (el joven), hacia 1922–1926.» A partir de los documentos de Arthur Evans relacionados con las excavaciones en Knossos, en Creta. Los originales se conservan en el Museo Ashmolean. CC BY 4.0.
La civilización minoica es la primera cultura de la Edad del Cobre y de la Edad del Bronce aparecida en la isla de Creta. A veces se usan como sinónimos de minoica los términos «cretense» o «minoana». Forma parte de las civilizaciones egeas, un término que engloba a un grupo de civilizaciones prehelénicas que se desarrollaron en la protohistoria en el espacio en torno al mar Egeo. La civilización minoica (2700-1420 a. C.), considerada una de las más antiguas civilizaciones de las que se tiene registros en Europa.
La Cerámica minoica es más que una útil herramienta para datar la civilización minoica. Su rápida secuencia de estilos artísticos revela el placer en la novedad, y además ayuda a los arqueólogos a asignar las fechas relativas de los estratos arqueológicos. Vasos conteniendo aceites y ungüentos, exportados desde siglo XVIII a. C. de Creta, han sido encontrados en sitios de las islas egeas y el continente griego, en Chipre, a lo largo de la costa de Siria y en Egipto, mostrando los altos contactos comerciales con los minoicos. La excelente cerámica llamada de Kamarés y la del Minoico final estampada de «estilo marino» son los puntos álgidos de la cerámica minoica.
En el corazón del mar Egeo, durante el III y II milenio antes de nuestra era, floreció en la isla de Creta una de las civilizaciones más fascinantes de la Antigüedad: la civilización minoica. Considerada la primera cultura avanzada de Europa, la civilización minoica se desarrolló en un contexto insular privilegiado, con contacto fluido con Egipto, el Levante y otras regiones del Mediterráneo oriental. Su cronología, que abarca aproximadamente desde el 3000 hasta el 1100 a. C., se divide habitualmente en períodos prepalaciales, protopalaciales, neopalaciales y postpalaciales, coincidiendo con la aparición, esplendor y declive de sus grandes complejos palaciales, como los de Cnosos, Festos, Malia o Zakros. Aunque aún hoy persisten muchos enigmas sobre su organización política y creencias religiosas, los hallazgos arqueológicos han revelado una sociedad refinada, estructurada en torno a centros palaciegos, con una economía basada en la agricultura, la navegación y el comercio, y una notable sensibilidad estética reflejada en todas sus manifestaciones artísticas.
La Cerámica minoica es más que una útil herramienta para datar la civilización minoica. Su rápida secuencia de estilos artísticos revela el placer en la novedad, y además ayuda a los arqueólogos a asignar las fechas relativas de los estratos arqueológicos. Vasos conteniendo aceites y ungüentos, exportados desde siglo XVIII a. C. de Creta, han sido encontrados en sitios de las islas egeas y el continente griego, en Chipre, a lo largo de la costa de Siria y en Egipto, mostrando los altos contactos comerciales con los minoicos. La excelente cerámica llamada de Kamarés y la del Minoico final estampada de «estilo marino» son los puntos álgidos de la cerámica minoica.
Uno de los testimonios más elocuentes de esta cultura es su arte, que se manifiesta de forma excepcional en la arquitectura, la pintura mural, la orfebrería y, de modo particularmente revelador, en la cerámica. La cerámica minoica no fue simplemente un objeto utilitario, sino una auténtica forma de expresión simbólica, técnica y estética, que evolucionó en paralelo con el desarrollo de la sociedad minoica. Desde sus primeras etapas, las vasijas y recipientes muestran una maestría técnica notable, con el uso del torno de alfarero y una cocción controlada que permitió acabados finos y decoraciones complejas. La decoración cerámica minoica es, en muchos sentidos, un reflejo directo del entorno natural, de las creencias religiosas y del dinamismo comercial de la isla.
Durante el período protopalacial surgió el estilo de Kamares, caracterizado por sus formas elegantes, paredes delgadas, fondos oscuros y decoración con motivos abstractos y vegetales en colores vivos como el blanco, el rojo y el naranja.
Posteriormente, en el período neopalacial, se desarrolló un estilo más naturalista, donde pulpos, peces, delfines, lirios y otros elementos del mundo marino y vegetal cobran protagonismo, representados con gran libertad compositiva y vitalidad. Esta evolución estética no solo refleja el cambio de gusto, sino también una cosmovisión en la que la naturaleza era entendida como un todo dinámico y sagrado, muy probablemente vinculado a prácticas rituales y creencias religiosas centradas en la fertilidad, la tierra y lo femenino.
Hidria con decoración marina, 1500 a. C. (Minoico Reciente). Foto: Andree Stephan. CC BY 3.0. Original file (1,122 × 1,725 pixels, file size: 1.76 MB).
La cerámica minoica cumplió funciones múltiples: domésticas, comerciales, religiosas y funerarias. Jarras, copas, ritones y grandes pithoi se han encontrado tanto en contextos cotidianos como en almacenes palaciegos o tumbas, lo que da cuenta de su papel transversal en la vida cretense. En muchos casos, los motivos decorativos pueden haber tenido un significado apotropaico o simbólico, relacionados con los ciclos naturales, la protección divina o el prestigio social. No es casual que, siglos después, la cerámica micénica heredara y reinterpretara buena parte de este lenguaje visual, extendiendo su influencia por el Egeo.
Así, la cerámica minoica no puede entenderse como una mera artesanía utilitaria, sino como una expresión cultural de primer orden. Su análisis nos permite asomarnos al alma de una civilización que, aunque anterior a la Grecia clásica, sentó muchas de sus bases estéticas, técnicas y simbólicas. Estudiar sus formas, sus técnicas y sus imágenes es, en cierto modo, acercarse al pulso vital de una sociedad que, en medio del azul del mar Egeo, alcanzó cotas extraordinarias de refinamiento y armonía con su entorno.
La cerámica minoica es una de las expresiones artísticas más destacadas de la civilización minoica, que se desarrolló en la isla de Creta durante la Edad del Bronce, aproximadamente entre el 3000 y el 1100 a.C. Esta cerámica es conocida por su calidad, diversidad de formas y estilos decorativos, y refleja aspectos importantes de la vida y cultura minoica.
1. Características de la Cerámica Minoica
La cerámica minoica, además de ser uno de los testimonios materiales más abundantes de la civilización cretense, representa un hito técnico y artístico dentro de la Edad del Bronce en el Mediterráneo. Su estudio permite reconstruir aspectos clave de la vida cotidiana, la economía y la cosmovisión minoica, al tiempo que revela una evolución estilística paralela al desarrollo de los grandes palacios de la isla.
Desde el punto de vista material, la cerámica minoica se elaboraba principalmente con arcillas locales de buena calidad, que eran purificadas, modeladas a mano en los primeros momentos y más tarde trabajadas con torno de alfarero, una innovación técnica que permitió mayor simetría y delicadeza en las formas. La cocción se realizaba en hornos cerrados que alcanzaban temperaturas suficientes para producir piezas resistentes, con superficies bien alisadas y tonos rojizos, anaranjados o marrones, sobre los que se aplicaban pigmentos minerales para la decoración.
Cerámica de Palaikastro (1900–1700 a. C.), Museo Arqueológico de Heraclión, Creta, Grecia. Foto: Olaf Tausch. CC BY 3.0. Original file (4,360 × 1,481 pixels, file size: 3.48 MB).
Las técnicas decorativas fueron evolucionando con el tiempo. En los primeros momentos predominaban incisiones y aplicaciones sencillas, pero con el paso de los siglos, sobre todo a partir del período protopalacial, se consolidaron estilos decorativos sofisticados, aplicados mediante pintura líquida antes de la cocción. Se generalizó el uso del fondo oscuro (habitualmente negro o marrón oscuro) sobre el que se aplicaban motivos pintados en colores claros —blanco, rojo, naranja o amarillo— en composiciones que combinaban elementos geométricos, espirales, motivos florales y, en épocas más avanzadas, representaciones naturalistas del entorno marino y vegetal. La calidad del trazo y el dinamismo de las composiciones son signos distintivos de la cerámica minoica, muy alejados del esquematismo propio de otras culturas contemporáneas.
En cuanto a sus usos, la cerámica minoica respondía a una gran variedad de funciones. En el ámbito doméstico, se utilizaban recipientes de distintos tamaños para almacenar, cocinar y servir alimentos y líquidos: cuencos, jarras, copas, ánforas y grandes vasijas de almacenaje conocidas como pithoi, fundamentales en la arquitectura palaciega para el almacenamiento de aceite, vino o grano. También existían recipientes de pequeño tamaño destinados a contener perfumes, ungüentos o sustancias rituales, que indican una complejidad social con prácticas refinadas tanto en el aseo personal como en los rituales religiosos.
La cerámica tenía además un claro uso ceremonial y simbólico. Ritones (vasos rituales en forma de cuerno o de cabeza animal), vasos libatorios y piezas decoradas con motivos sagrados sugieren su uso en contextos religiosos, probablemente relacionados con el culto a la diosa madre, a la naturaleza o a las fuerzas telúricas. En las tumbas, por su parte, se han hallado vasijas depositadas como ofrendas funerarias, lo que indica que la cerámica no solo servía en vida, sino también como acompañamiento simbólico en la muerte, en un gesto de continuidad entre el mundo terrenal y el espiritual.
Así, la cerámica minoica no puede entenderse al margen del sistema económico, religioso y estético de Creta. Su calidad técnica, su expresividad formal y su valor simbólico dan cuenta del grado de sofisticación alcanzado por esta cultura prehelénica, cuyo legado se proyectaría, siglos después, en el mundo micénico y en la Grecia arcaica.
La Cerámica minoica es más que una útil herramienta para datar la civilización minoica. Su rápida secuencia de estilos artísticos revela el placer en la novedad, y además ayuda a los arqueólogos a asignar las fechas relativas de los estratos arqueológicos. Vasos conteniendo aceites y ungüentos, exportados desde siglo XVIII a. C. de Creta, han sido encontrados en sitios de las islas egeas y el continente griego, en Chipre, a lo largo de la costa de Siria y en Egipto, mostrando los altos contactos comerciales con los minoicos. La excelente cerámica llamada de Kamarés y la del Minoico final estampada de «estilo marino» son los puntos álgidos de la cerámica minoica.
- Períodos Principales
- Periodo Prepalacial (3000-1900 a.C.): Desarrollo inicial de técnicas cerámicas.
- Periodo Protopalacial (1900-1700 a.C.): Innovaciones en estilo y técnica con la construcción de los primeros palacios.
- Periodo Neopalacial (1700-1450 a.C.): Apogeo de la cerámica minoica con decoraciones más elaboradas.
- Periodo Postpalacial (1450-1100 a.C.): Declive y mezcla de estilos debido a la influencia micénica.
- Formas y Tipos
- Kamares: Vasijas finas y ligeras con decoraciones en colores vivos sobre fondo oscuro, típicas del Periodo Protopalacial.
- Pithoi: Grandes vasijas de almacenamiento utilizadas para guardar aceite, vino y otros productos.
- Cántaros y Jarras: De diferentes tamaños, utilizados para almacenar y servir líquidos.
- Rhyton: Vasijas rituales en forma de cuerno, utilizadas en ceremonias religiosas.
- Técnicas de Fabricación
- Torno de alfarero: Permitió la producción de vasijas más uniformes y simétricas.
- Decoración pintada: Uso de pigmentos minerales para crear diseños coloridos.
- Incisión y relieve: Técnicas decorativas que implicaban tallar o modelar la arcilla para añadir textura.
- Estilos Decorativos
- Estilo Kamares: Decoración abstracta y geométrica con motivos espirales, ondulados y florales en colores rojo, blanco y amarillo sobre un fondo oscuro.
- Estilo Marino: Motivos marinos como pulpos, peces, delfines y algas, que reflejan la importancia del mar en la vida minoica.
- Estilo Floral: Motivos vegetales y florales, con representaciones naturalistas de flores, hojas y ramas.
- Estilo de Palacio: Más formal y estilizado, con representaciones simbólicas y ceremoniales.
- Función y Uso
- Doméstico: Utensilios de cocina, almacenamiento de alimentos y líquidos, y servicio de comida.
- Ritual: Vasijas utilizadas en ceremonias religiosas, ofrendas y rituales funerarios.
- Comercial: Cerámica exportada a otras regiones del Mediterráneo, mostrando la red comercial minoica.
Ejemplos Destacados
- Jarra con Pulpo: Un ejemplo clásico del estilo marino, con un pulpo pintado que envuelve toda la superficie de la vasija.
- Vasija de Estilo Kamares: Con diseños abstractos y colores vivos sobre fondo negro, mostrando la habilidad en el uso del torno y la pintura.
- Rhyton en Forma de Cabeza de Toro: Utilizado en ceremonias religiosas, mostrando la importancia del toro en la iconografía minoica.
Importancia Histórica y Cultural
La cerámica minoica no solo es valiosa por su belleza y técnica, sino también porque proporciona información crucial sobre la vida cotidiana, las prácticas religiosas, las redes comerciales y las interacciones culturales de la civilización minoica. La evolución de los estilos y técnicas cerámicas refleja el desarrollo cultural y tecnológico de los minoicos a lo largo de los siglos.
Conclusión
La cerámica minoica es un testimonio de la sofisticación y creatividad de la civilización minoica. Sus diversas formas y estilos decorativos ofrecen una rica fuente de información sobre la cultura, la economía y la religión de esta fascinante civilización antigua.
Friso restaurado de Cnosos mostrando cerámica minoica. Aunque el ritón (vaso cónico) parece esteatita, el resto es probablemente de cerámica. Autor: Harrieta171. CC BY-SA 3.0.
2. Periodización cerámica tradicional (Minoico Antiguo, Medio y Reciente)
La cronología tradicional para datar la civilización minoica fue desarrollada por Sir Arthur Evans en los primeros años del siglo XX. Su terminología y la propuesta por Nikolaos Platon aún se usa en general y es la que aparece en este artículo.
Evans clasificó la cerámica según los cambios en su forma y estilo de decoración. Platon se concentró en la historia episódica del Palacio de Cnosos. En la actualidad existe un nuevo método todavía en pañales, que pone el énfasis en el análisis geológico de la arena y sobre todo de pedazos de cerámica no decorados como si fueran rocas. La clasificación resultante está basada en la composición de los trozos de cerámica.
A. Minoico Antiguo
El periodo minoico antiguo es la primera fase de la civilización minoica, que se desarrolló en la isla de Creta durante la Edad del Bronce. Abarca aproximadamente desde el 3000 hasta el 2100 a. C., aunque las fechas pueden variar ligeramente según las fuentes. Este periodo se caracteriza por el surgimiento de comunidades agrícolas y pastoriles organizadas, así como por una creciente complejidad social y económica.
Durante el Minoico Antiguo se desarrollan los primeros asentamientos permanentes con arquitectura de adobe y piedra, y aparecen las primeras formas de cerámica característica, como las copas de pirámide invertida o las jarras con pico vertedor decoradas con motivos geométricos. Un estilo cerámico importante de esta época es el de Koumasa, que presenta decoraciones lineales en tonos oscuros sobre fondo claro. También se desarrollan prácticas funerarias complejas, como las tumbas comunales en forma de tholos en el sur de Creta.
Aunque no hay evidencia de palacios como en épocas posteriores, ya se observa una jerarquización social incipiente. El comercio marítimo comienza a desempeñar un papel importante, conectando Creta con otras regiones del Egeo y del Mediterráneo oriental.
Este periodo prepara el camino para el Minoico Medio, en el que surgirán los primeros palacios monumentales y una sociedad más centralizada.
En general, el período se caracteriza por un gran número de artículos locales con frecuentes paralelismos o importaciones cicládicos, lo que sugiere una población de mestizaje étnico proveniente de varios emplazamientos en el Egeo oriental o incluso de origen más amplio.
NF, MI I
La cerámica del Minoico Inicial hasta cierto punto continuó, y posiblemente evolucionó del Neolítico Final1 (NF) sin una grave ruptura. Muchos han sugerido que la civilización minoica evolucionó in situ y no fue importada del Este. Su otra característica principal es su variedad de sitio a sitio, lo cual es indicativo del localismo de las tradiciones sociales del Minoico Inicial (MI).
Estudios de la relación entre MI I y el NF han sido realizados principalmente en el Este de Creta. Allí el Neolítico Final tiene afinidad con las Cícladas, mientras ambos establecimientos del NF y MI I eran contemporáneos, con el MI I reemplazando gradualmente al NF. De las tres posibilidades, no inmigración, total reemplazamiento de nativos por inmigrantes, inmigrantes establecidos entre nativos, Hutchinson (2) tiene la siguiente opinión: 《El periodo Neolítico en Creta no finaliza con una catástrofe; su cultura se desarrolló en la Edad del Bronce bajo la presión de la infiltración de relativamente pequeñas bandas de inmigrantes del sur y del este, donde el cobre y el bronce habían sido usados mucho tiempo》.
Estantería de cerámica del Minoico Antiguo, principalmente cerámica Vasilikí, Museo de Heraclión. J. Ollé – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Cerámica de Pirgos
La cerámica de Pirgos es un tipo de alfarería que pertenece al periodo Minoico Antiguo II en la isla de Creta, aproximadamente entre los años 2600 y 2300 a. C. Recibe su nombre del yacimiento de Pyrgos, ubicado en la región sur de Mesará, una zona importante para el desarrollo temprano de la civilización minoica. Esta cerámica representa una etapa intermedia entre las producciones más primitivas del Minoico Antiguo I y los estilos más avanzados que se desarrollarán posteriormente, como el Koumasa.
Se caracteriza por una elaboración a mano con arcilla cuidadosamente trabajada y superficies bien alisadas o incluso bruñidas. Su decoración consiste en motivos pintados en tonos oscuros, como marrón o negro, sobre fondos claros o rojizos. Los diseños son principalmente geométricos, con líneas paralelas, bandas anchas, triángulos y a veces formas angulares que reflejan un estilo sobrio pero ya bastante refinado para su época.
Las formas más comunes incluyen tazas sin asa, jarras con pico vertedor y recipientes globulares. En conjunto, la cerámica de Pirgos muestra avances tanto en técnica como en estética y forma parte del proceso evolutivo que llevó al desarrollo de la sofisticada cerámica del periodo palacial en Creta. También refleja una creciente diferenciación social y una mayor organización en los asentamientos, como preludio a la complejidad de la civilización minoica en fases posteriores.
Los tipos del Minoico Inicial incluyen la cerámica de Pirgos, (3) también llamada cerámica estampada bruñida. (4) La etapa prepalacial de Creta, con nuevas gentes venidas de Asia Menor, presenta una cerámica que, en los primeros niveles del Minoico Inicial, reemplaza las formas neolíticas. La forma más característica era la de cáliz de pie alto (cáliz «arkalochori»), en la cual una copa combinada con una forma de embudo podía ser colocada sobre una superficie firme sin derramarse, junto con vasos de dos asas y cuencos globulares con asas perforadas para permitir su suspensión mediante cuerdas.(5) Cuando el yacimiento de Pyrgos era un refugio de roca usado como osario, algunos barajan la hipótesis de un uso ceremonial.6 Este tipo de cerámica era negra, gris o marrón, de superficie bruñida y decoración también bruñida con algún tipo de líneas incisas grabadas, cruzadas o quebradas. Podría haber imitado la madera.
Cerámica incisa
Otro tipo del MI I, es la cerámica incisa o ‘cerámica grabada’ y hecha a mano. Recipientes con la parte inferior redondeada, jarras oscuras bruñidas, (7) copas bulbosas y cajitas tipo píxide con dibujos de línea grabados, verticales, horizontales o dibujos en espiga. (8) Estos vasos, localizados en el norte y noreste de Creta (Agia Fotiá), parecen producidos después de la fase de Kampos de la cultura Grotta-Pelos del Cicládico Inicial I. (9) y sometidos luego a importaciones o inmigraciones.
Hagios Onouphrios, Lebena
A fines del MI I, otro estilo cerámico se extiende por toda la isla de Creta, es el denominado de cerámica de Hagios Onouphrios, por el yacimiento del mismo nombre situado en el centro de Creta.
A fines del Minoico Antiguo I, otro estilo cerámico se extiende por toda la isla de Creta. Se trata de la denominada cerámica de Hagios Onouphrios, llamada así por el yacimiento del mismo nombre situado en el centro de la isla. Este estilo representa una evolución significativa en la alfarería cretense, con una expansión amplia que sugiere contactos e intercambios entre distintas regiones de Creta. La cerámica de Hagios Onouphrios se caracteriza por decoraciones geométricas en pintura oscura sobre fondo claro, y por formas variadas como jarras, cuencos y vasos de almacenamiento. Su amplia distribución indica una cierta homogeneización cultural y posiblemente un aumento en las redes comerciales y en la organización social durante esta fase del Minoico Antiguo.
Con un fondo de color crema, la decoración pintada forma series de líneas ocres o rojas paralelas y cruzadas. La forma más importante es la jarra de pico, además de las tazas, copas cónicas y cuencos. La cerámica llegó del norte y sur de la Creta central, hecha como la cerámica Lebena de los mismos tipos pero decorada con pintura blanca sobre fondo pintado de rojo. La última provino de las tumbas del MI I.
Kumasa y Cerámica fina gris
En el Minoico Antiguo IIA, los diseños geométricos de la cerámica Koumasa parecen haberse desarrollado a partir de la cerámica de Hagios Onouphrios. Este estilo presenta decoraciones en rojo o negro sobre fondo claro, y mantiene una fuerte tendencia hacia los motivos lineales y geométricos. Las formas más comunes son copas, cuencos y jarras, muchas de ellas con pico vertedor y asas laterales. Este tipo de cerámica refleja una evolución técnica y estilística dentro de la tradición alfarera minoica temprana.
Se trata de una figurilla de una adoradora femenina danzando, procedente de Festos (Phaistos), en la isla de Creta, y datada entre los años 1700 y 1600 a. C., durante el periodo minoico medio o neopalacial. Actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Heraclión. Foto: Zde. CC BY-SA 4.0. Original file (2,641 × 3,961 pixels, file size: 8.81 MB).
La figura, modelada en arcilla, representa a una mujer en actitud de danza ritual, con los brazos levantados y el pecho descubierto, un rasgo común en las representaciones femeninas minoicas que alude posiblemente a la fertilidad, la maternidad o el culto a la diosa madre. Aunque carece de brazos completos, conserva una expresión clara de movimiento y devoción, lo que sugiere su vinculación con prácticas religiosas o ceremoniales.
Estas figurillas formaban parte de los rituales domésticos o de los santuarios, donde eran empleadas como ofrendas votivas, objetos devocionales o representaciones simbólicas de la participación femenina en los cultos. La danza tenía una función central en la religiosidad minoica, y figuras como esta reflejan el papel activo de la mujer en los rituales religiosos y en la vida espiritual de esta antigua civilización cretense. Además, su vestimenta con una falda acampanada recuerda los trajes característicos del arte minoico, reforzando su identificación como adoradora o sacerdotisa.
Paralelamente, durante esta misma etapa se desarrolla la llamada cerámica fina gris, que se caracteriza por una superficie pulida y de color gris uniforme, sin decoración pintada. Su acabado liso y brillante se consigue mediante el pulido de la superficie antes de la cocción. Las formas también incluyen copas y cuencos, con un diseño más sobrio pero de notable calidad técnica. Esta cerámica parece haber tenido un uso distinto al de la cerámica pintada, posiblemente asociada a contextos más formales o rituales. Ambos estilos coexistieron y son representativos de la diversidad cultural y la sofisticación técnica alcanzada en Creta durante el Minoico Antiguo II.
En el MI IIA los diseños geométricos de la cerámica Kumasa parecen haberse desarrollado de la cerámica de Agios Onouphrios. Los diseños son en rojo o negro sobre fondo claro. Las formas son copas, cuencos y jarras.
Existen vasijas con siluetas de animales (principalmente toros) e incluso de figuras humanas, destacando las que aparecieron en los thóloi de Kumasa y tumbas de habitación de Mojlos. De esta última es también conocido el ritón en forma de mujer embarazada cuyos senos hacían las veces de pico vertedor, una burda representación de la fecundidad.
También desde el MI IIA están los pixis cilíndricos y esféricos llamados cerámica fina gris o cerámica gris, de superficie pulida con diagonales incisas, puntos, anillos y semicírculos.
Cerámica Vasilikí
El estilo Vasilikí hace referencia a un estilo cerámico minoico desarrollado en el período Minoico Antiguo o Prepalacial (entre los años 2600 y 2300 a. C.) en la isla de Creta. Dichas cerámicas también son llamados productos flameados.
El estilo Vasilikí hace referencia a un tipo de cerámica minoica desarrollada durante el periodo Minoico Antiguo o Prepalacial, entre los años 2600 y 2300 a. C., en la isla de Creta. Recibe su nombre del yacimiento de Vasilikí, en el este de la isla, donde se encontraron algunos de los mejores ejemplos de este tipo cerámico. Estas cerámicas también son conocidas como productos flameados debido a su aspecto característico, que imita los efectos de una superficie marmórea o quemada.
La apariencia flameada se logra mediante una técnica de cocción desigual que crea manchas rojizas y oscuras sobre la superficie, a menudo en combinación con engobes pulidos. Las formas más representativas incluyen jarras con pico vertedor, copas de fondo alto y vasijas con asas modeladas. El estilo Vasilikí refleja avances en el control del horno y una mayor preocupación por la estética, y marca una fase significativa en la evolución de la cerámica minoica hacia formas más complejas y elaboradas.
El nombre deriva del descubrimiento de una colección de jarras de fondo plano, teteras, platos y otras tazas, en este estilo, encontradas en el yacimiento de Vasilikí, que toma su nombre del pueblo homónimo, en el municipio de Ierápetra, en la unidad periférica de Lasithi de la isla cretense.
La característica principal de este estilo es que tiene una superficie flameada adornada con diferentes colores, que se logró mediante una combustión no uniforme.
Cerámica del estilo Vasilikí en el museo arqueológico de Heraclión. Schuppi – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
La producción de cerámica se limitó a la parte oriental de Creta. En el año 1900, el arqueólogo británico David George Hogarth encontró en el cañón de Zakros una taza creada en este estilo.1 Durante las excavaciones de 1904 en Vasiliki por Richard Berry Seager se llegaron a encontrar hasta 180 vasos de este nuevo estilo.2
En el MI IIA y IIB la cerámica Vasilikí, llamadas así por el yacimiento minoico al este de Creta, estaba moteada con efectos vidriados, primitivos experimentos con el color, en alargadas jarras terminadas en picos semicirculares muestran los comienzos de la tradición de elegancia minoica.
Esta cerámica con predominio de la forma llamada tetera, presentaba una superficie decorada a base de pintura roja y negra dispuesta en manchas o flameada, como también se la denomina. Este tratamiento parece que comenzó siendo accidental, por haber cocido las vasijas a fuego abierto. Pero después se realizó deliberadamente para producir este efecto ornamental.
Cerámica del MI
- En la última breve transición del Minoico Antiguo III, la cerámica en el este de Creta comienza a cubrirse con engobe oscuro y se decora con líneas y espirales. Aparecen por primera vez los motivos a cuadros, así como curvas en forma de pétalos y bandas de hojas, especialmente en el yacimiento de Gournia, según Walberg en 1986. Las rosetas y espirales a veces se combinan con las bandas decorativas. Estos motivos presentan una notable similitud con los encontrados en los sellos minoicos, lo que sugiere una conexión estética y simbólica entre distintos medios artísticos. En el norte de Creta central, región donde más tarde se desarrollaría Cnosos, se observa una tendencia similar: el color oscuro predomina, interrumpido por bandas lineales claras, y comienzan a aparecer copas con pie, lo que indica una evolución en las formas cerámicas hacia diseños más sofisticados y funcionales.
- En la última breve transición (MI III), la cerámica en el este de Creta comienza a cubrirse de oscuro con decoración de líneas y espirales; los primeros motivos a cuadros aparecen; las primeras curvas en forma de pétalos y bandas de hojas aparecen, en Gournia (Walberg 1986). Rosetas y espirales aparecen a veces unidas a las bandas. Estos motivos son similares a los encontrados en los sellos. En el norte de Creta central, donde iba a surgir Cnosos, hay una pequeña similitud: el oscuro prevalece sobre luminosas bandas lineales; copas con pies comienzan a aparecer.
B. Minoico Medio
Del palacio de Cnosos y otros más pequeños como los de Festos, Malia y de otros lugares, Willetts dice:
«Estos grandes palacios eran elementos centrales de las ciudades importantes… Aparentemente, también fueron centros administrativos y religiosos para las regiones autónomas de la isla.»
El surgimiento de la cultura de palacios, de los «viejos palacios» de Cnosos y Festos y de su nuevo tipo de sociedad urbanizada, centralizada con centros de redistribución requerían de más vasijas de almacenamiento, algunas de ellas con características especialmente prepraradas para cumplir una variedad de funciones. En los talleres de los palacios, la estandarización trajo mayor supervisión de las operaciones y el surgimiento de mercancías de élite, poniendo énfasis en el refinamiento y la creatividad, de esta manera, se diferenciaron las cerámicas de los palacios de aquellas de las provincias.
Las formas de las mejores cerámicas fueron diseñadas para vajillas.
Kamarés, cerámica «cáscara de huevo»
La cerámica de Kamarés o Camares fue llamada así por la cerámica encontrada en la cueva santuario de Kamarés en el Monte Ida en 1890. Es la primera cerámica policroma de la civilización minoica, aunque las primeras expresiones de decoración proto-Kamarés es anterior a la introducción del torno de alfarero.
Con arcilla más fina, trabajada en el torno, permite mayor precisión en las formas y bajo fondos oscuros brillantes, azules o negros, se decora con colores blanco, rojo, naranja, amarillo o pardo fluidos diseños florales, con motivos como rosetas, ondas, cruces potenzadas, esvásticas o espirales. Los diseños suelen ser repetitivos y generalmente, compuestos simétricamente. Comienzan aquí los temas naturalistas, con figuras de pulpos, crustáceos, lirios, azafranes o palmeras, todos muy estilizados. Toda la superficie del recipiente está densamente cubierta, y a veces, el espacio está dividido en bandas. Una variedad es la de cáscara de huevo (en inglés: egg shell pottery) por tener su cuerpo extremadamente delgado.
Gisela Walberg en 1976 identificó cuatro etapas en la cerámica Kamarés, con un «estilo clásico de Kamares» situado en el período MMII, sobre todo en el complejo del palacio de Faistos. Se introdujeron nuevas formas, con motivos curvilíneos y radiantes.
Vaso estilo Kamares, período de los Antiguos Palacios, 2100 a. C.-1700 a. C. Wolfgang Sauber. CC BY-SA 3.0.
La cerámica de Kamarés es un tipo distintivo de cerámica producida en Creta durante el período minoico, que se remonta a MM IA (h. 2100 a. C.). Es la primera cerámica policroma de la civilización minoica, aunque las primeras expresiones de decoración proto-Kamarés es anterior a la introducción del torno de alfarero. Para el período LM IA (h. 1450), o el final del período del primer palacio, esta cerámica declina en distribución y en «vitalidad». Tradicionalmente se han interpretado como un objeto de prestigio, posiblemente usado como cerámica de mesa por la élite.( Dickinson, Oliver. 1994. The Aegean Bronze Age. Cambridge University Press.)
Vasos de Kamarés en el Museo arqueológico de Candía, Creta. Bernard Gagnon – Trabajo propio.CC BY-SA 3.0
Los diseños de kamarés suelen decorarse en blanco, rojo y azul sobre un fondo negro. Los más típicos son los florales abstractos, geométricos, vegetales y animalísticos, entre ellos de fauna marina (por ejemplo, pulpos).
Los ejemplos que sobreviven incluyen copas con borde, pequeñas jarras redondeadas con pitorro, y grandes tinajas de almacenamiento (pithoi), en las que se combinan dibujos curvilíneos abstractos y motivos marinos y de plantas estilizados se pintan en blanco y tonos de rojo naranja, y amarillo sobre fondos negros. El estilo de Kamarés es a menudo elaborado, con complejas pautas de cerámica de un grosor de cáscara de huevo. Se han encontrado conjuntos de copas y jarros, y se ha sugerido que pudieron usarse en rituales, aunque la cerámica de Kamarés presumiblemente también adornaron las mesas del primer palacio.
La primera cerámica de Kamarés que se encontró en un yacimiento no fue, sin embargo, en Creta, sino en una excavación de Lahun en Egipto, y fue descubierta por Flinders Petrie. Actualmente se encuentra en el Museo Británico. Se encontraron restos de este tipo de cerámica en Jasor, en la zona C de la ciudad inferior. Pero el nombre (Kamarés o Camares), procede de la cerámica encontrada en la cueva santuario de Kamarés en el Monte Ida en 1890.
Pequeño pithos, ca. 1800–1700 a. C., cerámica Kamares procedente de Festos, que muestra patrones de olas y peces atrapados en una red. Se considera uno de los primeros ejemplos del cambio en la pintura de vasijas minoicas hacia la representación del mundo natural. Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Heraclión, en Creta. La fotografía original fue tomada y subida por el usuario Zde el 3 de septiembre de 2014 a las 15:48:57. Esta versión de la imagen ha sido ligeramente recortada, equilibrada en blanco y con el fondo modificado a blanco sólido. Unknown author. CC BY-SA 4.0. Original file (2,652 × 3,564 pixels, file size: 11.58 MB).
Con arcilla más fina, trabajada en el torno, permite mayor precisión en las formas y bajo fondos oscuros brillantes, azules o negros, se decora con colores blanco, rojo, naranja, amarillo o pardo fluidos diseños florales, con motivos como rosetas, ondas, cruces potenzadas, esvásticas o espirales. Los diseños suelen ser repetitivos y generalmente, compuestos simétricamente. Comienzan aquí los temas naturalistas, con figuras de pulpos, crustáceos, lirios, azafranes o palmeras, todos muy estilizados. Toda la superficie del recipiente está densamente cubierta, y a veces, el espacio está dividido en bandas. Una variedad es la de cáscara de huevo (egg shell pottery) por tener su cuerpo extremadamente delgado.
Gisela Walberg en 1976 identificó cuatro etapas en la cerámica Kamarés, con un «estilo clásico de Kamares» situado en el período MMII, sobre todo en el complejo del palacio de Faistos. Se introdujeron nuevas formas, con motivos curvilíneos y radiantes, con pie, etcétera.
Edad de la Eflorescencia
Durante el período MMIIB (Minoico Medio IIB), la utilización, cada vez mayor, de motivos extraídos de la naturaleza, anunció el declive y el fin del estilo Kamares. Se caracterizaba por diseños florales unidos entre sí que cubrían toda la superficie (Matz). En el período MMIII (Minoico Medio III) comenzó a aparecer el Estilo Estampado con diseños de temática vegetal. Esta fase fue reemplazada por escenas individuales de temática vegetal, que marca el inicio del Estilo Floral. Matz se refiere a ella como la «Edad de la Eflorescencia», que alcanzó su apogeo en el período LMIA (Minoico Reciente IA). (Algunos incluyen la cerámica Kamares en el estilo floral.)
C. Minoico Reciente
El período LMI (Minoico Reciente I) marca el momento álgido de la influencia minoica en todo el sur del Egeo (Peloponeso, Cícladas, Dodecaneso y el suroeste de Anatolia). La cerámica del Minoico Reciente era ampliamente exportada y se ha encontrado en Chipre, Egipto y Micenas.
Estilos marino y floral. Jolle – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0
Estilo marino
En el MFIB el estilo marino surge también; en este estilo, quizá inspirado en los frescos, la superficie entera del vaso era cubierta con criaturas marinas, pulpos, peces y delfines, contra un fondo de rocas, algas y esponjas. El estilo marino fue el último puramente minoico; hacia el final del MFIB, todos los palacios, excepto Cnosos, fueron violentamente destruidos y muchas de las villas y ciudades.
Referencias
- Preziosi, Donald and Louise A. Hitchcock 1999 Aegean Art and Architecture ISBN 0-19-284208-0
- Platon, Nicolas, Crete (translated from the Greek), Archaeologia Mundi series, Frederick Muller Limited, London, 1966
- Hutchinson, Prehistoric Crete, many editions hardcover and softcover
- Matz, Friedrich, The Art of Crete and Early Greece, Crown, 1962
- Mackenzie, Donald A., Crete & Pre-Hellenic, Senate, 1995, ISBN 1-85958-090-4
- Palmer, L. A., Mycenaeans and Minoans, multiple editions
- Willetts, The Civilization of Ancient Crete, Barnes & Noble, 1976, ISBN 1-56619-749-X
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Cerámica minoica.
- Dartmouth College: Prehistorical Archaeology of the Aegean website:
- University of Oklahoma: Gallery of outstanding Minoan pottery vases, pouring vessels and rhyta. Archivado el 4 de diciembre de 2009 en Wayback Machine.
- Doumas Kristos’ description of local pottery and Cretan imports from the excavations at Akrothiri (Santorini)(en inglés)
- GiselaWalberg finds little influence between Minoan vase-paintings and glyptic motifs(en inglés)
- Material and Techniques of the Minoan Ceramics of Thera and Crete, Thera Foundation
- A LM IA Ceramic Kiln in South-Central Crete, Joseph W. Shaw et al., Hesperia Supplement 30, 2001.
- Victor Bryant, Web Tutorial for Potters, under Crete & Mycenae
(Periodización por fases palaciales (Prepalacial, Protopalacial, etc.)
Etapas de la cerámica minoica:
Cerámica del período prepalacial (3000–1900 a. C.)
El período prepalacial marca los inicios de la civilización minoica y abarca desde los primeros asentamientos neolíticos avanzados hasta el surgimiento de las primeras estructuras sociales complejas que desembocarían en la construcción de los palacios. Durante este largo intervalo, la cerámica constituye uno de los principales indicadores del desarrollo técnico y cultural de la isla de Creta. Formación de aldeas, cerámica inicial, aparición de tumbas y estructuras simples.
En esta etapa temprana, la producción cerámica era aún rudimentaria en comparación con épocas posteriores, pero ya mostraba una evolución sostenida hacia formas más refinadas y una creciente atención al acabado estético. Las vasijas eran elaboradas a mano, sin torno de alfarero —técnica que aún no se había introducido—, mediante modelado manual y técnicas como el enrollado o el alisado con herramientas de hueso, piedra o madera.
Los recipientes se cocían en hornos simples o incluso al aire libre, lo que generaba una cocción irregular, con superficies ásperas y colores variables, mayormente en tonos rojizos o marrones oscuros. Las formas eran principalmente utilitarias: cuencos, jarras, vasos de cuello estrecho y ánforas pequeñas, destinadas a almacenar alimentos, líquidos o granos. En los últimos siglos del período prepalacial se desarrollan también piezas más decorativas y estilizadas, aunque su uso seguía siendo eminentemente doméstico.
La imagen muestra tres piezas de cerámica minoica expuestas en la Antikensammlung (colección de antigüedades) del Museo Martin von Wagner de la Universidad de Wurzburgo, en la región de Baja Franconia, Baviera, Alemania. Estas piezas, cuidadosamente catalogadas, representan diferentes estilos y periodos dentro de la evolución cerámica de la antigua Creta.
A la izquierda se encuentra una taza de arcilla del estilo Vasilikí (número de catálogo 8), correspondiente al periodo minoico antiguo II (aproximadamente entre 2300 y 2100 a. C.). Esta cerámica se caracteriza por su superficie bruñida con tonos rojizos y oscuros, que imitan vetas naturales, y por sus formas elegantes y funcionales. El estilo Vasilikí marca un avance técnico importante en la cocción y decoración de vasijas, y fue ampliamente difundido en el este de Creta. Foto: GFreihalter. CC BY-SA 4.0. Original file (6,633 × 4,422 pixels, file size: 22.45 MB).
En el centro se observa una pequeña jarra de arcilla del estilo Kamares (catálogo 13), fechada en el periodo minoico medio, entre 2000 y 1500 a. C. Este estilo se desarrolló en el contexto de los primeros palacios y destaca por su decoración pintada en blanco, rojo y a veces amarillo sobre fondo negro, con motivos abstractos, vegetales o marinos. La jarra muestra las formas curvas y delicadas propias del repertorio cerámico de los talleres palaciegos.
A la derecha se presenta una jarra de pico vertedor (conocida como «schnabelkanne») también de arcilla, número de catálogo 9, perteneciente igualmente al periodo minoico antiguo II (2300–2100 a. C.). Esta pieza tiene una forma alargada y una boquilla saliente característica, pensada para facilitar el vertido de líquidos. Su sencillez formal contrasta con el refinamiento de las fases posteriores, pero ofrece valiosa información sobre las necesidades cotidianas y las primeras soluciones funcionales adoptadas por los alfareros minoicos.
En conjunto, estas tres piezas permiten visualizar con claridad la evolución estilística, técnica y funcional de la cerámica minoica, desde los inicios experimentales del periodo antiguo hasta la sofisticación decorativa del periodo medio. Conservadas en una colección universitaria alemana, siguen desempeñando un papel clave en la investigación y divulgación del arte y la cultura del mundo egeo.
A nivel decorativo, predominaban los motivos geométricos incisos o impresos antes de la cocción, a menudo reforzados con pintura blanca sobre fondo oscuro (la llamada cerámica de “vasos incisos”) o con la técnica de la barbotina, que permitía crear relieves rugosos o granulados sobre la superficie de la vasija. Los diseños eran sencillos: líneas onduladas, círculos concéntricos, triángulos, espirales, bandas y puntos. En esta etapa no se encuentran todavía representaciones naturalistas, que aparecerán más tarde con el arte palacial.
La función de la cerámica prepalacial no se limitaba al uso doméstico. Algunos hallazgos en contextos funerarios, especialmente en tumbas de tipo tholos en el sur de Creta, sugieren un uso ritual y simbólico de ciertos recipientes. Estas tumbas comunales, propias del período Final Prepalacial, contenían a menudo vasos cerámicos depositados como ofrendas, lo que denota un temprano desarrollo de prácticas religiosas o espirituales ligadas al más allá.
Aunque menos espectacular que la cerámica de épocas posteriores, la producción prepalacial representa la base sobre la que se construyó el refinamiento técnico y artístico minoico. La variedad de formas, el uso creciente del color y la exploración decorativa progresiva revelan una cultura en formación, sensible a lo estético y en transición hacia estructuras sociales más complejas, preludio del esplendor que alcanzaría Creta en los siglos siguientes.
El período prepalacial, correspondiente a lo que en la periodización arqueológica tradicional se denomina Minoico Antiguo (Early Minoan I–IIIA), abarca los inicios de la civilización minoica, desde los últimos momentos del Neolítico hasta poco antes de la aparición de los primeros palacios. Durante estos siglos, la isla de Creta vio emerger una cultura cada vez más compleja, con signos de jerarquización social, actividad comercial y una producción artesanal que evolucionó notablemente en formas, técnicas y repertorios decorativos. En este contexto, la cerámica fue el principal vehículo expresivo de la cultura material.
Las piezas cerámicas eran elaboradas a mano, sin uso de torno, mediante técnicas de enrollado o modelado directo. Los materiales eran arcillas locales, cocidas inicialmente en hornos sencillos, lo que generaba superficies irregulares y una gama de colores dominada por los tonos rojos, negros o grises oscuros. A lo largo de este período se desarrollaron diversos estilos, muchos de ellos con nombre asignado según los yacimientos donde se hallaron por primera vez.
Uno de los estilos más antiguos es la cerámica de Pirgos (EM I), caracterizada por su aspecto robusto, superficies rugosas y decoración incisa o aplicada. Le sigue la cerámica de Hagios Onouphrios, asociada también al Minoico Antiguo I, que destaca por sus motivos lineales en bandas pintadas en rojo o marrón sobre fondo claro, con formas simples como cuencos y jarras globulares. Esta cerámica representa una fase inicial de experimentación decorativa.
La cerámica de Lebena, próxima cronológicamente, comparte rasgos con Hagios Onouphrios pero añade mayor estilización de los motivos y un uso más marcado del contraste cromático. También en este período aparece la cerámica de Kumasa, decorada con incisiones profundas y motivos geométricos complejos, y la llamada cerámica fina gris, de textura pulida, sin decoración y apariencia metálica, posiblemente de inspiración levantina o anatolia.
Uno de los hitos más significativos de este período es la aparición de la cerámica de Vasilikí (EM IIA–B), que supone un salto cualitativo en la estética cerámica. Su rasgo más distintivo es la imitación de superficies manchadas por efectos de cocción desigual, lo que le da un acabado moteado, a menudo en tonos rojizos y negruzcos. Esta técnica, intencionada, dotaba a la pieza de una textura visual dinámica, casi pictórica, y es una de las primeras evidencias de búsqueda estética consciente. Las formas vasilikinas —como jarras con pico largo o copas de pie alto— muestran además una clara preocupación por el diseño, la elegancia y la funcionalidad, y anticipan el refinamiento formal que alcanzará la cerámica minoica en los períodos palaciegos.
A nivel funcional, la cerámica prepalacial se utilizaba tanto en el ámbito doméstico como en el funerario. En viviendas se empleaban cuencos, jarras, copas y pithoi de pequeño formato para almacenar, preparar y consumir alimentos. En contextos funerarios —especialmente en las tumbas comunales tipo tholoi del sur de Creta—, las vasijas formaban parte de los ajuares, lo que indica su valor simbólico y su posible papel en rituales vinculados al más allá.
En conjunto, la cerámica del período prepalacial es testimonio del surgimiento de una tradición alfarera rica y diversa. Cada estilo aporta matices sobre el gusto estético, las técnicas disponibles y los intercambios culturales de la época. Aunque aún alejada del virtuosismo del período palacial, esta cerámica temprana anticipa la sensibilidad artística y la complejidad simbólica que caracterizarán al arte minoico en su madurez.
El estilo Vasilikí hace referencia a un estilo cerámico minoico desarrollado en el período Minoico Antiguo o Prepalacial (entre los años 2600 y 2300 a. C.) en la isla de Creta. Dichas cerámicas también son llamados productos flameados.
El nombre deriva del descubrimiento de una colección de jarras de fondo plano, teteras, platos y otras tazas, en este estilo, encontradas en el yacimiento de Vasilikí, que toma su nombre del pueblo homónimo, en el municipio de Ierápetra, en la unidad periférica de Lasithi de la isla cretense.
La característica principal de este estilo es que tiene una superficie flameada adornada con diferentes colores, que se logró mediante una combustión no uniforme.
La producción de cerámica se limitó a la parte oriental de Creta. En el año 1900, el arqueólogo británico David George Hogarth encontró en el cañón de Zakros una taza creada en este estilo. Durante las excavaciones de 1904 en Vasiliki por Richard Berry Seager se llegaron a encontrar hasta 180 vasos de este nuevo estilo.
Cerámica del período protopalacial (1900–1700 a. C.)
La cerámica del período protopalacial en Creta, correspondiente al desarrollo de los primeros palacios minoicos, representa una etapa de gran refinamiento técnico y estético. Durante estos siglos, el arte cerámico alcanzó una notable sofisticación, especialmente con la aparición del célebre estilo Kamares, que se convirtió en el emblema cerámico de esta época.
El estilo Kamares se caracteriza por el uso de decoración policroma, con colores como el blanco, el rojo y el naranja aplicados sobre un fondo negro. Los motivos decorativos son variados y complejos, destacando formas geométricas, espirales, elementos vegetales y marinos. Muchas de estas vasijas presentan una factura sumamente delicada, con paredes muy finas que revelan el dominio técnico de los alfareros minoicos, y algunas piezas han sido descritas como “de cáscara de huevo” por su extrema ligereza.
Estas cerámicas eran elaboradas en talleres vinculados a los grandes palacios como los de Cnosos, Festos y Malia, y muchas de ellas parecen haber tenido un uso ceremonial o estaban destinadas a la élite, más allá de su posible funcionalidad cotidiana. El torno de alfarero, ya en uso, permitía crear piezas simétricas y estéticamente equilibradas, lo que contribuyó al alto nivel alcanzado en este periodo.
La cerámica protopalacial no solo es un testimonio del desarrollo artístico de los minoicos, sino también un indicador del auge económico y del creciente poder político y religioso centralizado en los palacios. Hacia el final de este período, el estilo Kamares comienza a declinar, dando paso a nuevas formas de expresión más naturalistas que dominarán la siguiente etapa, el período neopalacial.
La cerámica de Kamarés es un tipo distintivo de cerámica producida en Creta durante el período minoico, que se remonta a MM IA (h. 2100 a. C.). Es la primera cerámica policroma de la civilización minoica, aunque las primeras expresiones de decoración proto-Kamarés es anterior a la introducción del torno de alfarero. Para el período LM IA (h. 1450), o el final del período del primer palacio, esta cerámica declina en distribución y en «vitalidad». Tradicionalmente se han interpretado como un objeto de prestigio, posiblemente usado como cerámica de mesa por la élite.
Los diseños de kamarés suelen decorarse en blanco, rojo y azul sobre un fondo negro. Los más típicos son los florales abstractos, geométricos, vegetales y animalísticos, entre ellos de fauna marina (por ejemplo, pulpos).
Los ejemplos que sobreviven incluyen copas con borde, pequeñas jarras redondeadas con pitorro, y grandes tinajas de almacenamiento (pithoi), en las que se combinan dibujos curvilíneos abstractos y motivos marinos y de plantas estilizados se pintan en blanco y tonos de rojo naranja, y amarillo sobre fondos negros. El estilo de Kamarés es a menudo elaborado, con complejas pautas de cerámica de un grosor de cáscara de huevo. Se han encontrado conjuntos de copas y jarros, y se ha sugerido que pudieron usarse en rituales, aunque la cerámica de Kamarés presumiblemente también adornaron las mesas del primer palacio.
La primera cerámica de Kamarés que se encontró en un yacimiento no fue, sin embargo, en Creta, sino en una excavación de Lahun en Egipto, y fue descubierta por Flinders Petrie. Actualmente se encuentra en el Museo Británico. Se encontraron restos de este tipo de cerámica en Jasor, en la zona C de la ciudad inferior. Pero el nombre (Kamarés o Camares), procede de la cerámica encontrada en la cueva santuario de Kamarés en el Monte Ida en 1890.
Con arcilla más fina, trabajada en el torno, permite mayor precisión en las formas y bajo fondos oscuros brillantes, azules o negros, se decora con colores blanco, rojo, naranja, amarillo o pardo fluidos diseños florales, con motivos como rosetas, ondas, cruces potenzadas, esvásticas o espirales. Los diseños suelen ser repetitivos y generalmente, compuestos simétricamente. Comienzan aquí los temas naturalistas, con figuras de pulpos, crustáceos, lirios, azafranes o palmeras, todos muy estilizados. Toda la superficie del recipiente está densamente cubierta, y a veces, el espacio está dividido en bandas. Una variedad es la de cáscara de huevo (egg shell pottery) por tener su cuerpo extremadamente delgado.
Gisela Walberg en 1976 identificó cuatro etapas en la cerámica Kamarés, con un «estilo clásico de Kamares» situado en el período MMII, sobre todo en el complejo del palacio de Faistos. Se introdujeron nuevas formas, con motivos curvilíneos y radiantes, con pie, etcétera.
Ref: Dickinson, Oliver. 1994. The Aegean Bronze Age. Cambridge University Press.
Cerámica del período neopalacial (1700–1450 a. C.)
La cerámica del período neopalacial representa la cima del arte cerámico minoico, tanto en técnica como en creatividad decorativa. Esta fase corresponde a la reconstrucción y esplendor de los palacios cretenses tras los terremotos que destruyeron los primeros complejos hacia 1700 a. C. Durante este tiempo, los palacios de Cnosos, Festos, Malia y Zakros alcanzan su máxima expresión arquitectónica y artística, lo cual se refleja también en la cerámica.
A diferencia del estilo Kamares del período anterior, que era más abstracto y geométrico, en el período neopalacial predominan los motivos naturalistas. Es frecuente encontrar decoraciones inspiradas en el mundo vegetal y marino, como flores, hojas, pulpos, peces y conchas. La ornamentación se vuelve más libre, dinámica y asimétrica, adaptándose con fluidez a la forma de las vasijas.
Ánfora con motivo típico de pulpo, 1500 a. C. (Minoico Reciente). Wolfgang Sauber. Dominio Público
Este periodo se caracteriza también por una diversificación en los tipos de recipientes y su uso. Se desarrollan formas nuevas y funcionales, como ánforas, jarras, copas, ritones y vasijas de almacenamiento con múltiples asas. La cerámica fina convivía con piezas de uso cotidiano más sencillas pero igualmente bien ejecutadas.
La técnica sigue perfeccionándose con el uso avanzado del torno de alfarero, y la pintura se realiza sobre una superficie alisada con engobe claro o pulida. El color predominante en el fondo suele ser claro, con decoraciones en tonos oscuros, aunque también existe el estilo inverso.
Esta etapa finaliza con la destrucción de los palacios hacia 1450 a. C., probablemente a consecuencia de la expansión micénica. No obstante, la cerámica del período neopalacial dejó una profunda huella y fue ampliamente imitada por otras culturas del Egeo, destacándose como una de las cumbres del arte cerámico prehelénico.
Periodo Postpalacial (1450–1100 a.C.) en Creta marca el declive definitivo de la civilización minoica y la transición hacia una cultura dominada por los micénicos, procedentes del continente griego.
Contexto histórico: ¿Qué pasó en Creta?
Durante el periodo Postpalacial, que abarca aproximadamente del 1450 al 1100 a. C., la civilización minoica experimentó un marcado declive. Esta fase se inicia tras la destrucción de los grandes palacios cretenses como Knossos, Faistos, Malia o Zakros. Las causas de estas destrucciones han sido objeto de debate entre los arqueólogos, y se barajan varias hipótesis, como terremotos, revueltas internas, invasiones o incluso las consecuencias indirectas de la erupción del volcán de Thera. Sea cual fuere la razón, lo cierto es que a partir de este momento la isla de Creta pasa a estar bajo influencia micénica, procedente del continente griego. Knossos fue el único palacio que se reconstruyó, pero lo hizo ya bajo el control de los micénicos, como lo demuestra la aparición del sistema de escritura Lineal B, una forma arcaica del griego utilizada para la administración.
Pequeñas ánforas de estribo, 1390-1070 a. C. (Minoico Postpalacial). Andree Stephan. CC BY 3.0. Original file (1,859 × 1,192 pixels, file size: 2.77 MB).
En este nuevo contexto político, la cultura material también cambió, y la cerámica es uno de los indicadores más evidentes de este proceso. Frente a la riqueza decorativa del periodo neopalacial, dominado por motivos naturalistas como el estilo marino, la cerámica postpalacial presenta una notable simplificación tanto en las formas como en la decoración. Los motivos se vuelven geométricos, lineales o abstractos, y los colores tienden a ser oscuros sobre fondos claros. Las formas cerámicas también se estandarizan, con una orientación más funcional que estética. Se fabrican principalmente vasijas para almacenamiento, transporte y uso cotidiano, lo que refleja una sociedad menos centrada en la ostentación y más en las necesidades prácticas.
Este periodo se caracteriza además por la integración de Creta en el mundo micénico. El arte, la arquitectura, la religión y la organización social empiezan a reflejar influencias claras del continente, aunque con ciertos rasgos locales que todavía persisten. La tradición religiosa minoica, centrada en figuras femeninas y en cultos naturales, comienza a diluirse frente a un panteón más jerárquico y masculino, propio del mundo micénico.
Con el paso del tiempo, el sistema palacial y la administración centralizada desaparecen por completo. La isla se ruraliza, el comercio se reduce y la producción artística pierde calidad. Hacia finales del siglo XII a. C., tanto el mundo micénico como lo que quedaba de la tradición minoica colapsan en un proceso más amplio que afecta a toda la región del Egeo. Es el inicio de la llamada Edad Oscura, un periodo caracterizado por el retroceso cultural, la pérdida de la escritura y una profunda transformación social.
En suma, la etapa postpalacial marca el final de la civilización minoica como entidad cultural autónoma. La cerámica de este periodo, más sobria y adaptada a una nueva realidad política y social, es testimonio de un tiempo de transición, donde la antigua Creta palaciega da paso a una sociedad distinta, dominada por influencias continentales y encaminada hacia un mundo que también estaba a punto de desmoronarse.
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Hacia el 1450 a.C., los grandes palacios minoicos (especialmente Knossos, Faistos, Malia, Zakros) fueron destruidos de forma repentina. La causa exacta aún se debate, pero las hipótesis principales son:
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Erupción del volcán de Thera (Santorini) y sus efectos colaterales.
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Invasión o conquista por parte de los micénicos.
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Conflictos internos o terremotos.
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Solo Knossos fue reconstruido (parcialmente), pero bajo control micénico. Allí se usó el Lineal B, una forma de escritura griega arcaica, lo que confirma la presencia de una administración no minoica.
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A partir de entonces, la influencia cultural micénica se impone: en arquitectura, en administración, en religión, y también en la cerámica.
«Crátera decorada en el estilo de Kamarés. La evolución de la cerámica de Kamarés se divide en cuatro fases, desde el 2000 hasta el 1600 a. C., aproximadamente una por siglo. Objeto de la cultura minoica del Museo Arqueológico de Heraclión. Fotografía digital tomada en 2001.» Autor: Jean-Pierre Dalbéra – Flickr: Cratère (Héraklion, Crète). CC BY 2.0.