La música es una de las llamadas Bellas Artes, es decir, un género artístico, que consiste en conseguir efectos estéticos a través de la manipulación de sonidos vocales o instrumentales, conforme a estándares culturales de ritmo, armonía y melodía.
Ok ¿pero de donde viene esos sonidos? Pues, la música se asocia con ciertos aspectos de la mente, y el alma humana y se considera un estímulo importante para el pensamiento lógico y matemático, la adquisición del lenguaje, el desarrollo psicomotriz y otro vasto rango de actividades sociales y mentales propias del género humano. Por eso es tan importante y hasta se incluye usualmente en los distintos programas escolares.
Pero la neta, el origen de la música se encuentra cubierto de misterio, se estima comenzó en la prehistoria de la humanidad y se lo vincula con los ritos de apareamiento y con el trabajo colectivo. La danza y el canto parecen haber estado desde el principio asociados al modo en que el ser humano comprende el mundo. De hecho, formaban parte de sus manifestaciones religiosas o chamánicas, como rituales de sanación, cantos de batalla o de cacería, o bailes para atraer la lluvia.
Los instrumentos más antiguos son flautas de hueso de más de 30.000 años de antigüedad. Mucho más tarde, en Sumeria del 3.000 a. C. existían instrumentos primitivos de percusión y de cuerdas. Por su parte, en el Imperio Nuevo del Antiguo Egipto empleaban escalas de siete sonidos distintos, y diversos instrumentos como el arpa, el oboe y los tambores.
Sin embargo, los primeros tratados sobre la música de Occidente son de origen griego, Ahí tiene mucho que ver un destacado alumno de Aristóteles en su famosa escuela Aristotélica en Atenas. Se llamaba Aristóxeno de Tarento (354-300 a. C.) un filósofo, músico y teórico de la música, perteneciente a la escuela peripatética.
A la muerte de su mentor y maestro Aristóteles, se enfadó cuando su compañero de clase Teofrasto fue nombrado director de la escuela aristotélica, y no él mismo. Una anécdota recogida por el paradoxógrafo Apolonio menciona que, mientras estaba en Tebas, Aristóxeno curó, haciendo sonar la flauta, a un hombre después de que este hubiera quedado enloquecido por el sonido de una trompeta.
La tendencia empírica de su pensamiento se muestra en su teoría de que el alma y el cuerpo se relacionan con la misma armonía que las partes de un instrumento musical. En su época, la única teoría musical era la de la escuela de los pitagóricos, que consideraba que la afinación se basaba exclusivamente en proporciones numéricas armónicas. En cambio, Aristóxeno creía que lo fundamental era la experiencia auditiva.
Aristóxeno contribuyó a la creación de la notación musical griega, que tuvo gran importancia en el desarrollo posterior de la teoría de la música. Afirmaba que los intervalos de la escala no debían ser calculados mediante proporciones matemáticas ―como hacían los seguidores de la escuela pitagórica― sino por el oído. De sus tratados musicales se conservan dos libros de los Elementos de armonía, y algunos fragmentos de los Elementos de la rítmica. En sus escritos, Aristóxeno se distancia de sus predecesores al poner por primera vez en duda la subordinación de la música y su teoría a la filosofía, estableciendo una nueva impronta a la estética musical de la época.
El tratado más antiguo de música del que se tiene conocimiento es Elementos armónicos, de Aristóxeno. En este tratado se define el estudio de los intervalos, de los tetracordios y de los sistemas, separando los elementos de la melodía y los genera (diatónico, enarmónico y cromático) de los tetracordios.
La música es una cosa amplia, sin límites, sin fronteras, sin banderas. Es la voluptuosidad de la imaginación, propone una conexión entre la creación y la imaginación sin frenos.