Cariátides
Muchas cosas admirables hay y ninguna más admirable que el hombre.(Antígona de Sófocles) El pórtico de las cariátides en el Erecteión es el ejemplo mejor conservado de columnas antropomórficas de la antigüedad griega, y es por tanto el más famoso. El Erecteión hace parte del proyecto de Pericles de colmar a Atenas de belleza y prestigio a través de la reconstrucción de su acrópolis; ésta había sido destruida con la invasión persa durante la segunda guerra médica, de la que Grecia había salido victoriosa. El Erecteión fue edificado en un periodo de confianza y orgullo griego, dentro del que se desarrolló el arte clásico, junto a su interés por la naturaleza humana, la armonía y la belleza. De esta manera, este pórtico y sus seis cariátides contienen tanto del esplendor de la Atenas de Pericles como la concepción clásica de la arquitectura, la escultura y el cuerpo humano.
La palabra Cariátide proviene del griego Karyatis, que designa a las mujeres procedentes de Caria en Lacedonia; existen dos versiones que justifican la asociación en la antigua Grecia de esta palabra con las columnas antropomórficas; la primera es expuesta por Vitrubio en el capítulo primero de su tratado de arquitectura, cuando afirma que es necesario conocer la historia para justificar la utilización de un ornamento y de esta manera explica el origen de las cariátides; según él, éstas tienen como objeto inmortalizar el triunfo militar del pueblo griego sobre el de Caria, quien durante la segunda guerra medica se había aliado con los persas, enemigos de Grecia; tras la victoria helena los hombres de este pueblo del Peloponeso fueron asesinados y sus mujeres fueron retenidas como esclavas; así las cariátides están condenadas a cargar con la pesada estructura de los templos para perpetuar el triunfo ateniense. Por otro lado, una segunda versión, defendida por Lessing, afirma que la asociación de estas estructuras con las mujeres de Caria tiene más bien una connotación religiosa; en este pueblo tenía lugar un ritual en honor a Artemisa, en el que mujeres jóvenes danzaban en círculos frente a la estatua de la diosa con canastas sobre sus cabezas que contenían ofrendas en su honor; estas mujeres con canastas que servían al culto religioso son llamadas canéforas. En los templos griegos, las cariátides presentan sobre sus cabezas un cojinete moldurado en forma de canasta, que recuerda las funciones rituales de las canéforas; sobre este cojinete, por lo general coronado con un ábaco, descansa el entablamento.
La estructura con figura masculina que funciona como columna es denominada atlante o telamón; por lo general, estas figuras, a diferencia de las cariátides, no sostienen el peso sobre sus cabezas, sino sobre sus brazos, que alzados sobre estas y doblados en ángulo recto brindan una superficie plana sobre la que se apoya el arquitrabe. El nombre atlante proviene del de Atlantis, titán que, según la mitología griega, estaba condenado por Zeus a cargar la bóveda celeste para mantenerla separada de la tierra. El pórtico de las cariátides está dedicado a Pandrosia, hija del legendario rey Erecteo, de quien proviene el nombre del templo. Pandrosia es considerada la inventora del tejido, a ella rinden culto las arréforas, mujeres de la nobleza ateniense encargadas de tejer peplos, las figuras femeninas que sostienen el entablamento en el Erecteión visten esta túnica tradicional de la antigua Grecia. La tribuna de las cariátides se encuentra desplazada del eje central del edificio, formando una saliente sobre la pared desnuda al extremo sur del templo, de tal manera que sus mujerescolumnas dirigen su mirada hacia el Partenón. Éste pórtico es catalogado como jónico tetrástilo humanizado, pues, de las seis figuras antropomórficas que le sirven de columnas, cuatro se ubican en el frente de su fachada, las dos restantes a cada uno de sus lados. En la actualidad, las cariátides ubicadas en el Erecteión son réplicas, cinco de las originales son expuestas en el museo de la acrópolis en Atenas y una más se encuentra en el Museo Británico en Londres. Las cariátides del Erecteión son atribuidas al escultor Alcámenes, discípulo Fidias; Todas las figuras del pórtico tiene la misma altura (2,31 metros) y más o menos la misma estructura, pero conservan pequeñas variaciones en el rostro, el peinado y los atuendos. Las mujeres soportan su peso sobre una pierna, doblando suavemente la otra, las tres del lado derecho se apoyan sobre su pie izquierdo, mientras las tres del lado opuesto lo hacen sobre el derecho. El Erecteión fue edificado en Atenas durante un periodo de confianza, en el que los griegos prestaban especial atención al ser humano y a su impacto sobre su entorno, existía, en palabras de Pollit, “la creencia de que el hombre podía configurar su mundo según su propia visión de él.” Esta fe en lo humano permitió un marcado protagonismo del cuerpo en las representaciones artísticas, al ser éste la materialización del ser que despierta tanto orgullo. Esta marcada confianza podría entenderse gracias a tres hechos fundamentales en el mundo griego del siglo V a.C; primero, el triunfo de los atenienses sobre los persas en las guerras médicas les otorga seguridad; segundo, la filosofía griega del momento podría denominarse antropocéntrica al dirigir su atención sobre las dinámicas de las sociedad humana; y tercero, la prosperidad y el poder logrado por la ciudad de Atenas refuerza esta sensación de confianza alcanzada después de la guerra. Sin embargo, como lo señala Pollit, para que todas estas condiciones se materializaran en el arte y la arquitectura, fue necesario el interés de personajes como Pericles, Fidias y Sófocles por glorificar a Atenas a través del esplendor y la belleza en los edificios de la acrópolis. El Erecteión hace parte de este proyecto de glorificación, es por tanto testigo de esta doble confianza, en el ser humano y en la ciudad sobre la que fue construido. Este antropocentrismo puede rastrearse en la producción artística del momento, no solo de las artes visuales y la arquitectura, sino también en la literatura; los siguientes versos, extraídos de la Antígona de Sófocles, permiten percibir la confianza existente en la fortaleza e ingenio del ser humano, su dominio y acción sobre la naturaleza, su conocimiento y habilidad de supervivencia, así como en sus capacidades sociales y el desarrollo de su pensamiento.
Muchas cosas admirables hay y ninguna más admirable que el hombre. Él al otro lado del espumoso ponto avanza , en medio del viento del surtempestuoso, atravesando las olas queen torno suyo se alzan. A la más venerable de las diosas, a la Tierra, imperecedera e infatigable, la desgastas urcándola con los arados año tras año, labrándola con ayuda de la casta caballar. (…)El lenguaje, el aéreo pensamiento y los sentimientos sociables, por sí mismo aprendió, así como a huir de las penosas heladas a la intemperie y a las lluvias bien dotado de recursos; no sin recursos ante futuro alguno que le alcance. Solo contra Hadesno hallará escapatoria; pero de enfermedades incurables ha discurrido remedio. […]
LAS CARIÁTIDES DEL ERECTEIÓNEL CUERPO HUMANO COMO SOPORTE EN LA ARQUITECTURA CLÁSICA
Beatriz Quintero