Ruinas de la antigua ciudad de Babilonia. Al-Hillah, Mesopotamia (Irak). Siglos . VIII a.C – V a.C. Mohamm3dfadil – CC BY-SA 4.0
Período Paleobabilónico o Dinastía Amorrea (ca. 1894-1595 a.C.).
- Después del colapso de la Tercera Dinastía de Ur, el sur de Mesopotamia estuvo bajo el control de los amorreos, un grupo semita que fundó varios reinos, siendo el más importante el reino de Babilonia.
- La Dinastía Amorrea (también conocida como paleobabilónica) empezó en 1894 a.C. cuando los amorreos establecieron Babilonia como un reino.
- El rey más famoso de este periodo fue Hammurabi (1792-1750 a.C.), quien expandió Babilonia y estableció su famoso Código de Hammurabi.
- El imperio paleobabilónico cayó en 1595 a.C., cuando los hititas invadieron y saquearon Babilonia, debilitando su control.
Babilonia (en acadio: «Bābilim», en sumerio: «KÁ.DINGIR.RAKI» o «BAR.BARKI») (1) fue un antiguo Estado localizado en la región central-sur de Mesopotamia, teniendo su epicentro en la ciudad homónima y que llegó a extenderse por Acad y Sumeria, arrebatando la hegemonía a las dinastías amorritas de Isin y Larsa del llamado Renacimiento sumerio. Su historia se divide en dos etapas principales; el imperio paleobabilónico (1792–1595 a. C.) y el imperio neobabilónico (612–539 a. C.), durante las cuales Babilonia dominó toda Mesopotamia. Babilonia y sus dominios fueron anexados al Imperio persa aqueménida tras las conquistas de Ciro el Grande.
En Babilonia se hablaba el acadio (lengua semítica) y mantuvo el lenguaje escrito acadio para uso oficial (el idioma de su población nativa), a pesar de sus fundadores, los amorreos y sus sucesores los casitas, que no tenían el acadio como idioma nativo. Sin embargo, conservó la lengua sumeria para un uso religioso, a pesar de que en el momento en que fue fundada Babilonia, probablemente ya no era una lengua hablada. Las antiguas tradiciones acadias y sumerias jugaron un papel importante en la cultura babilonia (y asiria), y la región seguirá siendo un importante centro cultural, incluso en períodos prolongados y largos de gobiernos externos.
Etimología y referencias históricas
La forma castellana de «Babilonia» proviene del griego Babylon. Ambas reflejan el término acadio Bab-ilim; «La Puerta de Dios», originalmente escrito como (KA₂.DIG̃IR.RA) en cuneiforme. (2) (3) En el libro bíblico del Génesis se le llama «Babel».
Entre las fuentes clásicas sobre Babilonia destacan:
- Heródoto (siglo v a. C.) la menciona en Los nueve libros de historia. Entre otras, narra el matrimonio sagrado de una sacerdotisa con un dios, celebradas en un zigurat, mediante un ritual para asegurar la prosperidad del lugar. Sobre sus murallas, decía que eran tan anchas en su superficie, que un carro tirado por ocho caballos podía darse la vuelta
- Beroso el Caldeo (siglo III a. C.), sacerdote babilónico que relata su historia en su crónica griega Babiloniaka, aunque solo se han conservado citas.
- Plinio el Viejo (siglo i) la menciona en su obra Naturalis Historia, llamándola la ager totius orientis fertilissimus («la tierra más fértil de todo el Oriente»).,
Refencias
- (1) Beaulieu, Paul-Alain. “What’s in a Name? Babylon and its Designations throughout History”, in Journal of the Canadian Society for Mesopotamian Studies 14 (2019) 29-37. Consultado el 12 de junio de 2024
- (2) George, A. R. (1992). Babylonian topographical texts. Leuven/Louvain: Peeters Publishers. pp. 253-255. ISBN 90-6831-410-6.
- (3)«Babylon». Encyclopædia Britannica (1911).
- (4) Asimov, Isaac (1986). «Los amorreos: el pilar de la ley». El Cercano Oriente. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-3745-7 camila.
Mapa del Imperio Neobabilónico en su mayor extensión territorial, bajo su último rey Nabonido. Basado en el mapa de los Imperios Babilónicos producido por National Geographic (enlace), con las conquistas en Arabia por Nabonido eliminadas. Ichthyovenator Sémhur (base map). CC BY-SA 4.0. Original file (2,466 × 1,865 pixels).
A. Historia: El Imperio amorreo o paleobabilónico
Se conoce por los nombres de Imperio paleobabilónico o paleobabilonio y Primer imperio babilónico al Estado creado por Hammurabi (1792 – 1750 a. C. según la cronología media) en la Baja Mesopotamia. Bajo su mando Babilonia, una ciudad-Estado sumeria en poder de una dinastía amorrita, pasó en poco más de treinta años a controlar un territorio más extenso que el imperio de Ur (época de Ur III), anterior poder hegemónico indiscutible de la región. La I dinastía, la amorrea, terminó en el siglo XVI a. C., a causa de la invasión del Imperio hitita. Poco después se inició la dinastía casita de Babilonia.
Lévêque, Pierre (1991). Las primeras civilizaciones. 1. De los despotismos orientales a la ciudad griega. Akal. pp. 241-244. ISBN 978-84-76006757.
En Mesopotamia existen diversos problemas de datación para este periodo, de manera que ninguna fecha es absoluta. Pueden utilizarse las cronologías alta, media y baja, que sugieren fechas diferentes. Véase cronología del Antiguo Oriente Próximo.
Por extensión se denomina periodo paleobabilónico a la época que comprende la I dinastía de Babilonia. Históricamente se corresponde con la decadencia de Sumer, encuadrándose entre el periodo de auge conocido como Renacimiento Sumerio y el dominio de Asiria. Comienza con un nuevo auge de las ciudades-estado sureñas después de que Ur entre en decadencia, acosado por las continuas invasiones provenientes del oeste. Al comienzo del periodo destacan los reinos de Larsa e Isin, que van cediendo terreno a los Estados del norte de Mesopotamia (Babilonia y, en segundo grado, Asiria).
Cotterell, Arthur (2000). Historia de las civilizaciones antiguas. Crítica. pp. 186-187. ISBN 978-84-84320975.
Mapa del reino de la Primera Dinastía de Babilonia desde el inicio del reinado de Hammurabi (1792-1750 a.C. según la cronología media) hasta la caída de Babilonia en 1595 a.C. La extensión máxima del reino bajo los reinados de Hammurabi y su hijo Samsu-iluna incluye ciudades que fueron conquistadas por esos reyes, pero probablemente dominadas, en el mejor de los casos, solo por algunos años, como Tuttul, Nínive y Shekhna. La dominación de Terqa por los sucesores de Samsu-iluna es probable debido a que algunos de ellos aparecen en los nombres de los años en tablillas excavadas allí (Ammi-saduqa, Samsu-ditana).
Leyenda:
- Reino babilónico al inicio del reinado de Hammurabi (1792 a.C.)
- Territorios desde Hammurabi hasta los últimos reyes paleobabilónicos (1792-1595 a.C.)
- Extensión máxima bajo Hammurabi (1792-1750 a.C.) y Samsu-iluna (1750-1712 a.C.)
Kish: ciudad cuya ubicación es conocida
Malgium: ciudad cuya ubicación es incierta/conocida
Ur: ciudad abandonada durante el reinado de Samsu-iluna (1750-1712 a.C.).Sémhur, Zunkir, rowanwindwhistler – Este archivo deriva de: Babylone 1.PNG: OrientePróximoTopográfico.svg.CC BY-SA 3.0
Decadencia sumeria e invasiones amorritas
En torno al año 1950 a. C. los pueblos amorritas, de carácter seminómada y origen semítico, invadieron Sumer y fundaron dinastías en varias de sus ciudades. Poco después los elamitas se hicieron con Ur, que hasta entonces había sido la gran potencia local. Estos cambios políticos propiciaron la anarquía en la región, dividida en pequeños países entre los que sobresalió Mari, primero, y Babilonia, ciudad elegida por los amorritas para centralizar su poder, después. Los primeros días de Babilonia como Estado independiente, sin embargo, quedan supeditados a otras potencias amorritas más inicialmente fuertes, sobre todo Isin, Nippur y Larsa, que compitieron entre sí durante doscientos cincuenta años. (3) Al final, con las dinastías amorritas ya asentadas, en Mesopotamia emergen tres potencias equilibradas: Alepo, Asiria y Babilonia. (4)
Las tribus amorritas fueron en realidad un conjunto de pueblos llamados mar.tu en sumerio y Amurru en acadio, palabras ambas que significan oeste. Probablemente estuvieron emparentados con los cananeos. Al llegar a Mesopotamia, hicieron suyas la lengua acadia y la escritura cuneiforme, aculturizándose. Los archivos reales de Mari los describen como pastores de cabras y ovejas que interrelacionan con poblaciones sedentarias. Eran nómadas, pero sus desplazamientos, limitados a las riberas y a otros lugares donde encontrar agua y tierras de cultivo, eran pequeños y de carácter anual. Se desconocen las razones que les empujaron hacia las llanuras mesopotámicas y el modo en que se asentaron y fundaron dinastías en las ciudades que lograron conquistar. Se sabe sin embargo que, más que gracias a su poder bélico, sus conquistas fueron posibles debido al deterioro del poder político y la economía sumerias, que coincide con el cierre de las principales rutas comerciales debido a su escasa protección y el retroceso cultural, todo ello causado por el vacío de poder que sucedió al fin de Ur III y que posibilitó innumerables rebeliones que debilitaron Sumeria. Parece que los amorritas se fueron apoderando de las tierras que quedaron abandonadas por estas causas. Una vez abandonadas las tierras desérticas de las que provenían, se sedentarizaron muy rápidamente y atacaron a otros amorritas aún nómadas. (5)
Algunas tribus amorritas fueron los haneos, los benjaminitas y los suteos. Estos últimos, beligerantes, rondaron la ciudad Babilonia, muchas veces alistándose en sus ejércitos y en los de los reyes sirios, pero salvo excepciones no dejan de ser nómadas. A comienzos del II milenio diversas tribus amorritas fundan sendas poderosas dinastías en Larsa, Isin y Uruk. El periodo fue surtido en fricciones y reinos efímeros. Gungunum (1932-1906 a. C.), soberano de Larsa, conquistó Ur, convirtiéndose en el nuevo poder hegemónico local, aunque lejos de lo que había sido Ur III, y se proclama Rey de Sumer y Akkad. Larsa tiene bajo su control los dos grandes puertos del golfo Pérsico: Lagash y Ur, con lo que basa su poder en el comercio de metales preciosos y cobre. Gungunum llegó incluso a conquistar Susa, aunque por poco tiempo. No obstante, en tiempos de su hijo Abisare la ciudad de Isin cobra importancia como segundo poder regional. Isin conquista Ur y sus soberanos obtienen así el título de Reyes de Sumer y Akkad. Pero el nuevo reino es efímero, siendo destruido sólo tres meses después por el hijo de Abisare, Sumuel (1894-1866 a. C.), que reconquistó Ur y se hizo con las ciudades de Kazallu, Kish y Nippur. Al final de su reinado, una hambruna provocó el alzamiento de la población, que provoca la creación de una nueva dinastía, cuyo primer rey reconstruye Larsa y Eridu. Su hijo derrotó y asoló las ciudades-Estado de Babilonia y Ešnunna, pero en cambio no pudo atajar las rebeliones de Uruk e Isin. En el año 1835 a. C. Larsa fue conquistada por Kazallu, aunque sólo durante un año. Larsa vivirá, bajo Warad-Sin primero y Rim-Sin después, un nuevo periodo de esplendor a finales del siglo xix a. C. Babilonia, Isin y Uruk se aliaron en contra de Larsa. La alianza entre estas ciudades fue promovida por Uruk a través de emparentamientos políticos durante el reinado de Sin-Hashid. La coálición no tuvo éxito y Rim-Sin logró añadir Uruk e Isin a su dominio. El dominio de Larsa acabó ahí, pues en el año 1763 a. C. Hammurabí conquistó Larsa tras una campaña brutal. Por su parte, el valle del Diyala, en aquella época más urbanizado que la Baja Mesopotamia, no cayó bajo dominio amorrita. Todas sus ciudades eran vasallas de otra potencia local, Ešnunna, a excepción de Tuttub durante un corto espacio de tiempo. Paralelamente emerge como potencia Mari, antiguamente gobernada por ensi, delegados de Ur. Mari gana poder a partir de Iahdun-lim (1825-1810 a. C.), probablemente un amorrita de la tribu de los haneos. Iahdu-lim restaura las defensas de Mari y de Terqa, ciudad vasalla, funda una nueva población y construye un gran sistema de irrigación. Mari y Terqa, no obstante, caen pronto bajo el dominio de Assur, otra potencia local, aunque sólo hasta que el hijo de Iahdu-lim, Zimri-lin, exiliado en Alepo, logra recuperar el trono de Mari y convierte Mari en un gran núcleo comercial, aliado de Babilonia, Alepo y los pequeños reinos del Habur. Mesopotamia era, tras la caída de Ur III y la llegada al trono de Babilonia de Hammurabí, un crisol de pequeñas ciudades-Estado y de ciudades vasallas, entre las cuales ninguna destacó mucho tiempo. En este contexto Hammurabí cambió la configuración territorial, al conquistar un imperio mucho mayor. (5)
- Lévêque, Pierre (1991). Las primeras civilizaciones. 1. De los despotismos orientales a la ciudad griega. Akal. pp. 241-244. ISBN 978-84-76006757.
- Cotterell, Arthur (2000). Historia de las civilizaciones antiguas. Crítica. pp. 186-187. ISBN 978-84-84320975.
- Walker, Joseph M. (2002). Antiguas civilizaciones de Mesopotamia. Edimat Libros. p. 30. ISBN 84-8403-310-4.
- Lévêque, Pierre (1991). Las primeras civilizaciones. 1. De los despotismos orientales a la ciudad griega. Akal. pp. 226-227. ISBN 978-84-76006757.
Ciudad-Estado
Sobre los inicios de Babilonia como ciudad-Estado se conoce poco. La ciudad, ocupada por una tribu amorrita, fue administrada por un ensi desde la caída de Ur III. En el año 1894 a. C. Babilonia es, por primera vez en su historia conocida, independiente durante el reinado de Sumu-Abum, (5) de quien se especula que tuvo por padre a un hombre llamado Dadbanaya. (6) Poco conocemos de Sumuabum aparte de que conquistó Kazallu, (7) le sucedió Sumulael cuatro años después, quien aparentemente no era descendiente suyo. Sumulael fundó la dinastía de Hammurabí. Amplió considerablemente los dominios de Babilonia, llegando a conquistar las ciudades de Kish y Marad. A pesar de ello, Babilonia no podía competir aún con Larsa. Los descendientes de Sumulael, Sabium, Apil-Sin y Sin-Muballig, iniciaron una gran cantidad de obras de ingeniería y arquitectura. Sin-Muballig se unió en 1810 a. C. a Uruk e Isin para tratar de vencer a Larsa, sin conseguirlo. No obstante, el papel de Babilonia en Mesopotamia cambió con la llegada al trono de Hammurabí en el 1762 a. C. Con él Babilonia se convirtió en un imperio que, si bien igual de efímero que los anteriores, se recuerda como paradigma de su época. (5)
A comienzos del siglo xix a. C. la ciudad de Sippar, situada unos 70 km al sur de Babilonia, fue conquistada por ésta. Se cree que esta conquista pudo haber sucedido a finales del reinado de Sumulael, pues los textos datados a comienzos de su reinados nombran hasta tres gobernantes de una Sippar independiente. (8) Sumulael se casó con una de las hijas de Sin-kashid de Uruk, sellando una alianza con esta ciudad. (9)
5. Lévêque, Pierre (1991). Las primeras civilizaciones. 1. De los despotismos orientales a la ciudad griega. Akal. pp. 230-237. ISBN 978-84-76006757.
6. VVAA (1965). Journal of Cuneiform Studies. Vols 19-23 (en inglés). American Schools of Oriental Research. p. 103.
7. Nijhowne, Jeanne (1999). Politics, religion, and cylinder seals: a study of Mesopotamian symbolism in the second millennium B.C (en inglés). John and Erica Hedges. p. 17. ISBN 0860549984.
8. Cameron, Averil; y Kuhrt, Amélie (1993). Images of women in antiguity (en inglés). Routledge. p. 260. ISBN 0415090954.
9. VVAA (1967). The Near East: The early civilizations (en inglés). Delacortc Press.
Imperio
Hammurabí, que gobernó a finales del siglo XVIII a. C. y a comienzos del XVII, fue el sexto rey de la dinastía amorrita de Babilonia. Hammurabí fue capaz de vencer a los elamitas en el sur de Sumer y a los asirios en el norte, unificando la mayor parte de Mesopotamia bajo su mando. Creó una serie de divisiones administrativas y puso un gobernador al frente de cada una. No obstante Babilonia no era un imperio fuertemente unido, como se demostró durante el reinado de su hijo Samsu-Iluna. (10)
En 1763 a. C. Hammurabí no sólo logró conquistar Larsa, sino también Ešnunna, las dos grandes potencias cercanas a Babilonia. (5)
Samsu-ilana tuvo que hacer frente a una serie de revueltas que terminaron con la independencia de las regiones del sur, lo que conllevó la pérdida de la franja costera del golfo Pérsico para Babilonia. Dichas revueltas comenzaron en Larsa, ciudad a la que accedió el usurpador Rim-Sin II. Este consiguió instigar sendas insurrecciones en Isin, Ešnunna, Ur y Uruk. Samsu-ilana se vio obligado a intervenir militarmente, llegando a destruir Ur y Uruk. La debilidad que esto supuso fue aprovechada por Elam, que atacó el sur del imperio. Samsu-ilana, incapaz de actuar en todos los frentes, perdió finalmente el control de Isin, que dirigida por el rey Iluma-Ilum, ganó la costa. (11) Seguramente, Samsu-iluna debió combatir también contra los casitas. Estos aparecen en los textos desde el siglo xvii a. C. Sin embargo, para esa época habían creado un reino en la región de Hana, en el curso medio del Éufrates. (12)
Babilonia bajo Hammurabi. Mapa de la Babilonia de Hammurabi, mostrando el territorio entre su ascenso en 1792 a. C. y su muerte en 1750 a. C. La linea de costa y los cursos de los ríos son los de ese período. El norte se encuentra en su posición usual. Existen algunas dudas sobre si las ciudades de Nínive, Tttul y Asur estuvieron bajo la autoridad babilona. Mientras que en la introducción del «código de Hammurabi» se asegura su posesión, Roaf no incluye ninguna de ellas, en cuyo mapa está basado éste. Crates – Translation of File:Hammurabi’s Babylonia 1.svg. CC BY-SA 4.0.
A la muerte de Samsu-iluna, el imperio había entrado claramente en decandencia. Perdidos gran parte de sus territorios, se limitaba a la porción central de Mesopotamia. Las inscripciones parecen dar a entender que el poderío militar de Babilonia fue menguando. Durante el reinado de Abi-Eshuh (1711-1684 a. C.) el imperio se enfrentó repetidamente a los casitas. (13) Abi-eshuh trató, sin resultado, de reconquistar el País del Mar, en el sur; es decir, las tierras emancipadas bajo el gobierno de Iluma-Ilum. Para ello, incluso desvió las aguas del Tigris. A pesar de que reinó durante veintiocho años, su reinado apenas se recuerda a excepción de la citada campaña y unas pocas obras hidráulicas y estatuas. La pérdida de poder de Babilonia se acentuó espectacularmente. En el norte Babilonia también perdió terreno, a favor de un nuevo reino en Khana. (14).
La tónica fue la misma en tiempos de su sucesor, Ammi-ditana (1683-1646 a. C.), quien mandó construir diversas fortificaciones. Su sucesor, Ammi-Saduqa (1646-1626 a. C.) logró recuperar la plaza de Nippur. El último rey de la I dinastía fue Samsu-ditana, quien murió durante las guerras entre babilonios e hititas. (13).
El saqueo de Babilonia. La dinastía casita
En el año 1595 a. C. los hititas saquearon la ciudad de Babilonia y acabaron definitivamente con su imperio.
10. Walker, Joseph M. (2002). Antiguas civilizaciones de Mesopotamia. Edimat Libros. pp. 77-78. ISBN 84-8403-310-4.
11. G. Wagner, Carlos (1999). Historia del Cercano Oriente. Universidad de Salamanca. p. 155. ISBN 8474814650.
12. Marco Simón, Francisco; y Santos Yanguas, Narciso (1980). Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo. Vol. 1. Universidad de Oviedo. p. 44. ISBN 8474680352.
13. Hamblin, William James (2006). Warfare in the ancient Near East to 1600 BC: holy warriors at the dawn of history (en inglés). Routledge. ISBN 9780415255899.
14. Gadd, Cyril John (1965). Hammurabi and the end of his dynasty. Vol. 2 (en inglés). CUP Archive. p. 49.
Roux, Georges; Bottéro, Jean; y Bermejo Barrera, José Carlos (1990). Mesopotamia. Historia política, económica y cultural (2002, 4.ª edición). Akal. pp. 100-102. ISBN 8476001746.
Política y administración
Artículo principal: Historia de las instituciones en Mesopotamia
El desarrollo de la civilización mesopotámica, desde las primeras ciudades sumerias, ligó los palacios reales con los templos. La procedencia del poder era divina. Así, los gobernadores de las ciudades sumerias del III milenio a. C., los ensi y los lugal, gobernaban sobre extensiones de terreno que pertenecían a dioses locales. Lo mismo sucedió con los primeros imperios de Asiria y Babilonia. Los dioses, en este caso nacionales, eran los poseedores de la tierra. Los reyes eran solamente sus delegados, encargados tanto del país como de complacer a los dioses y de construir, restaurar y mantener sus templos. (15) Los soberanos se arrogaron el título de Reyes de Sumer y Akad, que desde la III dinastía de Ur portaban los reyes que conseguían dominar la mayor parte de la Baja Mesopotamia. (5) Asimismo, Hammurabí y otros reyes dejaron constancia de su ambición titulándose Rey del Universo y Rey de las Cuatro Partes del Mundo. (16) Pero el período paleobabilónico arrancó con una novedad: aunque la procedencia del poder real siguió considerándose divina, tras Ur III los reyes habían arrebatado las tierras a los templos, dando lugar a un nuevo modelo económico. Algo similar sucedió con la política y la justicia, cuyos cargos se secularizaron. La relación entre el pueblo y el gobierno pasó a ser directa, sin la intervención de los sacerdotes. (17)
Busto de Hammurabi, reformador de algunas de las instituciones de tradición sumeria, hábil en la diplomacia y la guerra y creador del nuevo tejido administrativo imperial. Rama y un autor más. CC BY-SA 3.0 fr.
Todas las actividades administrativas, que crecieron especialmente a causa de la complejización de las estrategias de guerra en un periodo en el que las confrontaciones y los contingentes iban en aumento, quedaban centralizadas en el palacio. Éste se desarrolló arquitectónicamente para albergar la nueva complejidad burocrática. (16)
En cuanto a la política exterior, las alianzas se sellaban mediante compromisos mutuos de colaboración y amistad que se cerraban intercambiando embajadores y regalos. Esto fue tan usual como la táctica de esperar la debilidad del Estado amigo para, una vez desgastado, enviar un ejército a su conquista. (18)
La organización del palacio, del templo y de la provincia eran similares. El rey lo controlaba todo, y ante él respondían directamente los prefectos y alcaldes. Aunque se añadieron algunos cargos administrativos en tiempos paleobabilónicos, se perdieron otros y algunos vieron modificada su importancia, las élites administrativas no variaron demasiado de las neosumerias. El término ensi, que otrora había señalado a los gobernantes de las ciudades-Estado y a los príncipes de las ciudades de Ur III, se desvalorizó hasta designar a los feudatarios del palacio. Sin embargo, mantuvo su valor inicial en otros Estados de la época. Existía también el cargo de shassukkum, cuya misión era registrar las tierras y su fruto almacenado en los graneros para los trabajadores del palacio. Los altos cargos eran los de archivero (shaduba), prefecto (shapiru) y tesorero (shanda-bakkum), que además de en el palacio real podían existir en algunas provincias. Al frente de cada provincia había un gobernador (sha nakkum), encargado del orden, el ejército y la economía locales. Por debajo de cada uno había un prefecto del país o shapiru-matim y diversos jefes de subdivisiones provinciales o bel pahatim. A su vez, respondían ante estos últimos los jefes de aldeas (suqaqu) y los jefes de ciudades o alcaldes (rabianum). Completaban el grueso de las maquinarias palaciega y provincial los escribas, correos humanos, fuerzas del orden, tesoreros, espías, jefes de los depósitos de grano (kagurrum) y jefes del catastro (shassukkum). Todos estos cargos estaban supervisados por un primer ministro o isaku. Así mismo, existía una suerte de cancillería que contaba con diversas oficinas para hacer llegar los correos entre el palacio real y los gobiernos provinciales.(19)
Aparte de esta estructura administrativa, enormemente rígida, existieron asambleas locales enraizadas en la tradición. Estas asambleas no representaban al rey y estaban vigiladas por sus funcionarios. Se les permitía administrar los bienes materiales de sus lugares de origen, incluyendo el arrendamiento de tierras, por el que recibían impuestos. (19).
15. Roux, Georges; Bottéro, Jean; y Bermejo Barrera, José Carlos (1990). Mesopotamia. Historia política, económica y cultural (2002, 4.ª edición). Akal. pp. 100-102. ISBN 8476001746.
16. 17. 18. 19 Wagner, Carlos G (1999). Historia del cercano Oriente. Universidad de Salamanca. pp. 142-143. ISBN 8474814650.
La sociedad paleobabilonia
Durante la segunda mitad del II milenio y la primera del I Mesopotamia va convirtiéndose poco a poco en un mundo urbano donde el núcleo familiar, centrado en la ciudad, va adquiriendo una importancia progresiva. Desde el III milenio muchas sociedades mesopotámicas se habían basado en el principio de libertad individual, de manera que pudieran pesar sobre los ciudadanos las cargas económicas. El final del reinado de Hammurabi marca un punto de inflexión en esta tendencia, y a partir de él todos los reyes babilonios confirman al comienzo y ocasionalmente a mitad de su reinado una serie de regularizaciones, mediante la figura del edicto, de la economía diaria. De esta manera las familias pueden tener propiedades, y no sólo los reyes o el Estado, lo que fue creando durante el II milenio una suerte de clase media. La comparación del concepto de propiedad privada y la profundización en las diferencias estructurales sociales entre los milenios III y II son difíciles, ya que careceremos de suficiente información del III milenio, especialmente de regiones ajenas a la Baja Mesopotamia. (20)
20. Goddeeris, Anne (2002). Economy and society in northern Babylonia in the early old Babylonian period (ca. 2000-1800 BC) (en inglés). Peeters Publishers. pp. 335-337. ISBN 9042911239.
La familia
La llegada de los amorreos a las ciudades mesopotámicas enfrenta dos modelos sociales y económicos. Por un lado está el neosumerio, basado en el templo y el palacio real, que monopolizan la gestión de las tierras. Por otro lado el amorreo, basado en una fuerte estructura familiar. Estos dos modelos interactuaron en época paleobabilónica, de manera que se crearon grandes grupos familiares cerrados que pasaron a controlar diversas áreas de la economía, descentralizando de algún modo el poder de la administración estatal. (21)
Pero progresivamente se va produciendo una pérdida progresiva de la solidaridad familiar concretada en la negación de la herencia. Esta realidad deviene en los tópicos literarios del huérfano y la viuda; es decir, personas que han quedado al margen de una estructura familiar y por consiguiente del sistema de sustento económico asociado a ella. A su vez, la falta de recursos provoca la petición de préstamos que, al no poder pagarse, obliga a los deudores a vender sus servicios. Si esto sucedía en una familia deudora, el cabeza de familia estaba obligado, por este orden, a pagar con sus bienes inmuebles, su esposa y sus hijos, y consigo mismo, hasta completar el monto de la deuda. En la mayoría de los casos esto significaba la servidumbre de por vida, debido a que ese trabajo sólo cubría los intereses de la deuda. Los siervos seguían siendo hombres libres, y la protección familiar era en cierta manera sustituida por la figura del rey y las disposiciones reales. (21)
21. Liverano, Mario (2008). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Crítica. pp. 267-268 y 271-272. ISBN 9788474238327.
Sistema hereditario
En el imperio paleobabilónico también existía el concepto de herencia. Ésta, en concepto de tierras fértiles, debía ser repartida por igual entre los herederos varones. (20) (22) Las mujeres recibían en su lugar dotes, que dependían del estatus social. Las mujeres de alta alcurnia podían volverse naditus; es decir, eran enviadas de niñas a un templo y se les entregaba una dote que incluía bienes inmuebles como casas y campos, y bienes muebles, consistentes normalmente en dinero. Las naditus podían disponer libremente de los bienes muebles, pero no de los inmuebles. Percibían beneficios del uso de las tierras y viviendas, pero no podían venderlas y, a su muerte, pasaban a propiedad de sus hermanos. Este sistema de herencia femenina fue característico del periodo paleobabilónico, pues se creó tras la caída de la tercera dinastía de Ur y no perduró tras la caída del imperio babilónico. Las mujeres de baja clase social se casaban y vivían dependientes de terceros (kezertu). (22).
La división de las propiedades entre los herederos condicionó un proceso de desintegración de las grandes familias existentes hasta entonces en pequeños núcleos. Del mismo modo, extendió la figura del testamento, casi inexistente en el III milenio a. C. (21).
20. Goddeeris, Anne (2002). Economy and society in northern Babylonia in the early old Babylonian period (ca. 2000-1800 BC) (en inglés). Peeters Publishers. pp. 335-337. ISBN 9042911239.
21. Liverano, Mario (2008). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Crítica. pp. 267-268 y 271-272. ISBN 9788474238327.
22. Yofee, Norman (2005). Myths of the archaic state: evolution of the earliest cities, states and civilizations (en inglés). Universidad de Cambridge. pp. 116-119. ISBN 9780521521567.
23. Snell, Daniel (2005). A companion to the ancient Near East (en inglés). John Wiley & Sons. p. 341. ISBN 9780631232933.
El rey y las élites
Los primeros reyes babilonios, al igual que sucedió en otras ciudades-Estado amorritas, se identificaban antes con su etnia que con su ciudad, y sus títulos no les separaban demasiado de sus élites respectivas. Esto propició que a lo largo de la primera mitad del II milenio los reyes fueran delegando en las élites funciones administrativas y, en lugar de disponer de una élite de funcionarios que administraran las tierras del reino, simplemente cobraba impuestos agrícolas. Este sistema contrastó profundamente con el asirio y con el posterior neobabilónico en el I milenio a. C. (23)
La realeza paleobabilónica difirió ligeramente de la sumeria. Con la división territorial en pequeños reinos amorritas, se crearon dos zonas diferenciadas. En el norte, donde los Estados eran más pequeños, el rey siguió apoyándose en las victorias militares. En el sur cobraron más importancias valores y herramientas de tradición sumeria, a saber: elaboración de himnos reales, inscripciones celebrativas, amnistías, códigos de leyes, actividades edificatorias e ingenieriles y procesos de deificación. La diferencia más notable entre los reyes del periodo paleobabilonio y los del Renacimiento sumerio es que, mientras que los segundos se centraban en transmitir una imagen de buena gestión, los primeros actuaban como guías de la población, especialmente de las clases desfavorecidas. El rey, así, obtiene un papel paternalista que contrasta con la desintegración progresiva de la solidaridad de las familias y que quizá tiene sus raíces en la naturaleza gentilicia de los amorreos. (21) Cabe decir que aunque las acciones de los reyes babilonios pudieran interpretarse como mandatos divinos (el rey hace la ley de acuerdo a la voluntad de los dioses), su legitimidad se basaba en una dinastía más o menos heroica y legendaria. Esto contrasta con la concepción neosumeria anterior, que establecía el mito de que la realeza había bajado del cielo en su origen. (24)
24. Liverano, Mario (2008). El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Crítica. p. 279. ISBN 9788474238327.
Pastores y agricultores
La vestimenta ilustra muy gráficamente la separación social y económica de los colectivos de pastores y agricultores. Los agricultores poseían ropas más elaboradas, de mejoras fibras, lo que sugiere una producción propia mejor. Los agricultores poseían una regulación de la arquitectura con fines textiles. La vestimenta no era un asunto baladí. En el poema El descenso de Innana a los infiernos se aprecia que el regalo de unas ropas finas hace que la diosa Inanna decida su matrimonio con Enkimdu, un granjero, en detrimento de Dumuzi, su otro pretendiente, que es pastor. (25)
25. Leick, Gwendolyn (2007). The Babylonian world (en inglés). Routledge. pp. 143-144. ISBN 9781134261284.
El ejército
En Babilonia se le daba al ejército una gran importancia. Los amorritas, que poseían sociedades tribales, estaban gobernados por jefes que recibían el rango militar de rab amurrum (jefe amorrita). Cuando se mezclaron con los sumerios sus tradiciones se mezclaron. Existía el ilkum, una institución dedicada al reclutamiento de soldados que servían al rey y, como recompensa, recibían concensiones de tierras. Su oficio incluía, además de la guerra, el trabajo policial y el físico en obras de ingeniería. Todo soldado reclutado estaba obligado a acudir a cada llamamiento o era muerto, según se recoge el código de Hammurabí. El ilkum garantizaba ciertos derechos. Si un soldado era hecho prisionero y la tierra que se le había concendido se le había dado a otro, tenía derecho, una vez liberado, a ser su propietario nuevamente. Su rescate, además, corría a cargo del templo o del Estado. Así mismo, si un funcionario de estas instituciones intentaba hacerse con las tierras de un soldado, era castigado, incluso con la muerte. (26),
26. De Souza, Philip (2008). La guerra en el mundo antiguo. Akal. pp. 55, 56 y 58. ISBN 9788446027669.
Batallas decisivas libradas por Hammurabi.
Crates – Image:Amurru.JPG, Margueron, Jean-Claude: Los mesopotámicos. Fuenlabrada (España): Cátedra, 2002. ISBN 84-376-1477-5.
Imperio paleobabilónico tras las conquistas de Hammurabi, hacia 1750 a. C. (cronología media)
La infantería, subdividida en tropas ligeras, y equipadas, componía el grueso del ejército, complementado con un número escaso de carros de dos ruedas tirados por caballos. Las tropas ligeras se utilizaban en escaramuzas y exploraciones. Los talleres de los palacios suministraban el material bélico a las tropas, que solían ser transportadas en botes mediante la extensa red de ríos canales de Mesopotamia. No obstante, las redes de suministro utilizaban carros tirados por animales. Algunas tropas se movían constantemente y estaban encargadas de realizar señales de fuego para alertar de ataques enemigos. Muchas de las tropas utilizadas no eran babilónicas, sino de reyes vasallos o aliados de Babilonia. El hecho de recurrir a tropas ajenas fue la tónica general de los reinos amorritas de la época.26
En el periodo casita, Babilonia parece haber adoptado la tradición hurrita del carro de guerra ligero, cuya inclusión modificó la organización y el armamento del ejército grandemente. (26)
Economía
Al comienzo del periodo paleobabilónico la economía descansaba en el concepto de las tierras comunales. La legislación estatal imponía restricciones a la privatización de las tierras. De este modo se intentaba mantener un poder adquisitivo similar entre los granjeros, que eran la base de la economía. No obstante, la fragmentación de las tierras y los ratios de interés terminaron por quebrar el sistema. Hoy distinguimos que en origen existieron dos niveles económicos, los trabajos públicos y la economía dirigida desde los palacios en sí misma, que soportaba la carga de las obras públicas y, por tanto, del engrandecimiento de la realeza. Los trabajadores implicados en las obras públicas eran pagados, bien contratados con plata o bien miembros del ejército o del palacio, en cuyo caso recibían tierras. (20)
Manufacturación textil
Entre los principales cultivos mesopotámicos figuraba el lino, recurso apreciadísimo junto con las lanas de cabra y oveja por su importancia en la manufacturación textil, uno de los pilares de la economía mesopotámica y babilonia. (25)
Sistema de préstamos
La legislación sobre la herencia en la antigua Babilonia obligaba a que cada heredero recibiera una parte igual al resto. En el caso de las tierras de cultivo, esto provocó que fueran gradualmente fraccionándose. Cuando los propietarios ya no tenían tierra suficiente para sobrevivir todo el año, se vieron obligados a pedir préstamos a propietarios más pudientes o a organizaciones, en forma de grano o de plata. En el caso de la plata, los prestamistas cobraban un interés cercano al 20%, mientras que si el préstamo era de cebada, el interés alcanzaba el 33%, a pagar con la recogida de la cosecha. En el caso de que los deudores no pudieran pagar, vendían sus tierras. Si esto no bastaba vendían sus haciendas y si aun así no alcanzaban a cubrir el monto de la deuda se vendían a sí mismos. Si la tierra o la hacienda vendidas sobraban para pagar la deuda, entonces el deudor recibía la cantidad restante. En el caso de que el deudor se esclavizara, podía reclamar sus tierras una vez pagada la deuda con sus servicios, aunque esto no siempre sucedía. En consecuencia, la mayor parte de las tierras terminó cayendo en manos de unas pocas familias, que incluso cuando no recibían las tierras de otros podían acumular dinero de las tierras de sus deudores mientras las poseían. Estas familias, aprovechándose de sus situación como acreedores, lograron concentrar las tierras aun a pesar de la disposición igualitaria de las leyes, concepto esencia de la economía paleobabilónica que, al romperse, hundió el sistema económico. (20)
Lengua y literatura
Idiomas
Artículo principal: Idioma babilonio
El babilonio o babilónico antiguo era una variante del acadio y, por tanto, una lengua semítica. Utilizaba la escritura cuneiforme, de invención sumeria. (27) Durante este periodo el sumerio subsistió como lengua culta utilizada por los sacerdotes. Existían además toda una serie de lenguas periféricas. El acadio, del cual surgió el babilonio, surgió como idioma dominante en los textos de la Baja Mesopotamia en el siglo xviii a. C. (28)
Las inscripciones entre los años 2030 y 1595 a. C. son abundantes. Se utilizaron como soportes habituales tablillas, ladrillos de adobe, vasos cerámicos, estelas, muros de piedra esculturales, jambas, sellos y gemas. La mayoría de las inscripciones nombraban a un rey y estaban escritas en sumerio o acadio. En el imperio babilonio esta riqueza de inscripciones se produce a partir de Hammurabí. Antes de él las escrituras se reducen casi únicamente a los sellos. (29)
27. Cotterell, Arthur (2000). Historia de las civilizaciones antiguas. Editorial Crítica. ISBN 8484320979.
28. Sanmartín, Joaquín, y otros (2005). Epopeya de Gilgamesh, rey de Uruk. Trotta; Universidad de Barcelona. p. 31. ISBN 84-8164-732-2.
29. Frayne, Douglas (1990). Old Babylonian Period (2003-1595 BC) (en inglés). Universidad de Toronto. p. XI (Foreward) y pág. 3. ISBN 0802058736.
Sellos
En el Oriente Próximo y Medio (antiguo), un sello cilíndrico era un cilindro grabado con motivos que representaban a los dioses o contenían los símbolos del poder. Servían, casi siempre, para imprimir estos motivos sobre la arcilla, pero se encuentran también en las tumbas reales. Aparecieron a partir del Período Uruk (4100 – 3300 a. C.). Versiones más tardías emplearán notaciones en escritura cuneiforme.
El sello estaba hecho de piedra, vidrio u otros materiales, como la hematita, obsidiana, esteatita, amatista y cornalina fueron usados para hacer sellos cilíndricos, pero el lapislázuli fue muy popular debido a la belleza de esta piedra de color azul. Tumbas y otros sitios que albergaban objetos de valor como oro, plata, abalorios y piedras preciosas incluían, a menudo, uno o dos sellos cilíndricos.
Un sello cilíndrico es un pequeño cilindro en el cual se graban motivos, con un escueto texto que identificaba a su poseedor (“X, hijo de Y, servidor de tal dios”) en los períodos posteriores a la invención de la escritura. Estaba pensado para ser grabado en la arcilla. La superficie impresa reproducía un friso, que se podía extender hasta el infinito, y era más grande que un sello normal. Esto aumentaba, por tanto, el potencial narrativo y decorativo del sello. Para su transporte, el sello cilíndrico, era taladrado en sentido vertical, de manera que podía pasarse por el una cadena o cordón para colgárselo del cuello.
Origen y difusión
El sello cilíndrico aparece, por primera vez, en el período Uruk medio, a la mitad, aproximadamente, del IV milenio a. C. El ejemplo más antiguo de su utilización se encontró en Sharafabad, al suroeste de Irán. Pero donde se encontraron más ejemplares fue en Uruk y en Susa. Se utilizó, en principio, para sellar puertas, tinajas y bolas de arcilla con contabilidad, no se utilizó, de forma masiva, sobre tablillas de arcilla hasta la Tercera dinastía de Uruk. El sello cilíndrico se expande por todo el espacio de difusión de la escritura cuneiforme desde Mesopotamia, Elam y otras partes de Irán, a los Hititas, Hurritas, Urartu, Egipto durante el Imperio Nuevo al tratar con esos pueblos e incluso hasta territorios del Asia Central. Su utilización perduró hasta la definitiva desaparición de la escritura cuneiforme y de su soporte, las tablillas de arcilla, al principio de nuestra era.
Sello cilíndrico e impresión: grupo de ganado en un campo de trigo. Caliza, Mesopotamia, período de Uruk. El sello cilíndrico estaba formado por una piedra u otro objeto de material duro de forma cilíndrica en el cual se tallaban motivos decorativos. Este sello podía hacerse rodar sobre ladrillos de arcilla aún blandos, grabando así sus motivos en ellos. Museo del Louvre, departamento de antigüedades orientales. Marie-Lan Nguyen y un autor más – Trabajo propio. Dominio Público.
Imaginería
El sello cilíndrico tenía una función estética y narrativa. Los temas que se grababan representaban la manera de pensar de su autor, especialmente en lo concerniente a la religión, por lo que fueron evolucionando en relación al lugar y al período.
Los sellos cilíndricos del período Uruk, tienen la particularidad de representar, además de los temas religiosos, otros referentes a la sociedad, la economía, las escenas de la vida cotidiana, etc. Durante las dinastías arcaicas (c. 2900-2340 a. C.), se grababan, sobre todo, temas religiosos: escenas mitológicas, combates divinos y heroicos, escenas litúrgicas. Al término de este período, empezaron a representarse, de manera evidente, las divinidades. Durante el período de Acad (c. 2340-2200 a. C.), se encuentran, sobre todo, temas mitológicos. Durante la tercera dinastía de Ur (2112-2004 a. C.), se representa la figura real (los reyes eran, por entonces, considerados divinidades encarnadas). La iconografía paleobabilónica (2004-1595 a. C.) representa, especialmente, divinidades y genios protectores, mientras que en el período siguiente (c. 1595-1100 a. C.), se encuentran numerosos motivos naturalistas. Durante la época neoasiria (911-609 a. C.) los temas predilectos eran las representaciones de las divinidades, combates mitológicos o combates de los soberanos. En el período aqueménida (c. 550-323 a. C.), las representaciones grabadas servían, también, para glorificar a la figura real.
Función
Tal y como su nombre indica, un sello cilíndrico es, ante todo, un sello y su función es la de identificar a su poseedor. Es, por tanto, un objeto personal. El grabado del sello puede modificarse, lógicamente, a lo largo de la vida y lo largo de los años en la vida antigua en mesopotamia del poseedor, especialmente cuando uno evoluciona profesionalmente o utiliza los sellos de sus antepasados que sirven para representar a la familia a la que se pertenece, como sucede, por ejemplo, en el caso de las familias reales en las que se utilizan los sellos de sus antepasados dinásticos.
No obstante, el sello cilíndrico parece haber servido, sobre todo, para determinadas funciones administrativas. Servía para sellar las tinajas cuya boca se cubría con arcilla y se le aplicaba el sello, para sellar las puertas una vez cerradas por medio de una cuerda enganchada a una pared y atada alrededor del pomo, se cubría con una capa de arcilla sobre la cual se imprimía el sello. Asimismo servía para sellar las bolas de arcilla que, en su interior, contenían las fichas en las que se detallaban las mercancías cambiadas en el curso de las transacciones comerciales. Los sellos cilíndricos fueron utilizados para autentificar las tablillas de los documentos oficiales, jurídicos, comerciales, etc. a partir de la Tercera dinastía de Ur. Cumplían la misma función que hoy cumple una firma: autenticar un documento administrativo, la legalidad de un contrato, la presencia de un testimonio, etc.
El sello cilíndrico tenía, también, un aspecto mágico, y puede funcionar como amuleto, lo que explica, a su vez, la representación común de divinidades o genios protectores.
Bibliografía
- H. Pittman, «Cylinder Seals and Scarabs in the Ancient Near East», en J. Sasson (dir.), Civilizations of the Ancient Near East, New York, 1995 ;
- {B. Teissier, Ancient Near Eastern Cylinder Seals from the Marcopoli Collection, Berkeley, 1984 ;
- D. Collon, First Impressions. Cylinder Seals in the Ancient Near East, Londres, 1987.
- D. Charpin, «Des scellés à la signature : l’usage des sceaux dans la Mésopotamie antique», en A.-M. Christin (éd.), Écritures II, Paris, 1985, p. 13-24 ; versión en Internet.
- Jarrige J.-F., Les cités oubliées de l’Indus. Archéologie du Pakistan, Musée Guimet, 1988, 208 p.
Sello cilíndrico encontrado en Uruk, probablemente en época de Samsu-iluna. Foto: Bin im Garten – Fotografía propia. CC BY-SA 3.0.
Los amorritas heredaron el sistema de ratificación de documentos oficiales basado en sellos cilíndricos, propio de los sumerios. Este sistema, durante el Renacimiento sumerio, fue una herramienta restringida a las élites de unas administraciones enormemente centralizadas. Sin embargo, la creación de los numerosos reinos amorritas propició la extensión del sistema, convirtiendo los sellos en instrumentos de una literatura incipiente; hasta entonces, la escritura había servido solo a las élites. El extensivo uso de los sellos queda demostrado por la arqueología, que ha encontrado más sellos cilíndricos durante los cuatro siglos que duraron los reinos de Babilonia, Isin y Larsa, que en cualquier otro periodo donde éstos se utilizaron. Estos artefactos, nacidos en torno al año 3400 a. C., funcionaron como marcadores de propiedades y selladores de documentos durante cerca de 3 000 años. Realizados en piedra tallada, poseían aperturas verticales para poder insertarlos en pernos y cuerdas. La piedra podía ser de muchos minerales distintos, y sus dimensiones habituales oscilaban entre los 2,5 y los 3 centímetros de largo, con diámetros que rondaban la mitad de su longitud. A veces portaban una inscripción iconográfica en el reverso, que sobre la arcilla dejaba un relieve en positivo. En el primer milenio a. C., pasado ya el periodo paleobabilónico, su uso cambió, convirtiéndonse en piezas de joyería y amuletos. (30)
30. Leick, Gwendolyn (2007). The Babylonian world (en inglés). Routledge. pp. 95-97. ISBN 9781134261284.
Los códigos legales
A finales del tercer milenio a. C. aparecieron en Mesopotamia los códices, que estipulaban castigos para determinadas ofensas y crímenes. El código de Hammurabí marcó un antes y un después en la aplicación de los leyes. El rey recopiló un conjunto de leyes en el código y las grabó en piedra como muestra de su inmutabilidad y su origen divino. Al mismo tiempo, al hacerlo, arrebató el poder judicial a los sacerdotes, que lo habían ostentado hasta entonces. Sin embargo no fue el único código legal. Del periodo paleobabilónico, aunque no se aplicaron en el Imperio babilonio, son también el Código de Lipit-Ishtar, vigente en Isin, y las Leyes de Ešnunna, vigentes en el Estado homónimo. (31).
Código de Hammurabi
El Código de Hammurabi es uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado y uno de los ejemplares mejor conservados de este tipo de documentos creados en la antigua Mesopotamia. Representa un desarrollado concepto de igualdad entre los habitantes de Mesopotamia. Se basa en la aplicación de la ley del talión (2), y es también uno de los más tempranos ejemplos del principio de presunción de inocencia, pues sugiere que el acusado o el acusador tienen la oportunidad de aportar pruebas. Fue escrito en 1750 a. C. por el rey de Babilonia Hammurabi, (4) (5) (6) (7) (8) (9) donde unifica los códigos existentes en las ciudades del imperio babilónico. Actualmente está conservado en el Museo del Louvre de París.
Entre otras recopilaciones de leyes se encuentran el Código de Ur-Nammu, rey de Ur (ca. siglo xxi a. C.), las Leyes de Ešnunna (ca. siglo xx a. C.) y el Código de Lipit-Ishtar de Isin (ca. siglo xix a. C.). (12)
referencias_:
- «El Código de Zaragoza». Proyecto Clio. Zaragoza.
- Dyneley Prince, John (1904). «The Code of Hammurabi». The American Journal of Theology (Chicago: The University of Chicago Press Stable) 8 (3): 601-609. ISSN 1550-3283. Consultado el 16 de mayo de 2014.
- Roberts, Ann (2010). Victimology: Theories and Applications (en inglés). Jones & Bartlett Learning. p. 103. Consultado el 16 de mayo de 2014.
- G. R. Driver, J. C. Miles, The Babylonian Laws, 2 vols. Oxford, 1995
- A. Fient, Le Code de Hammurapi (LAPO, 6), París, 1983
- M. Roth, Law Collections from Mesopotamia and Asia Minor, Atlanta, 1995
- M. E. J. Richardson, Hammurabi’s Laws. Text, Translation and Glosary, Sheffield, 2000
- H. D. Viel, Der Codex Hammurapi, Gotinga, 2002
- F. Lara Peinado, Código de Hammurabi, Madrid, 2003
- Lara Peinado, Federico (2005). «Hammurabi de Babilonia, príncipe piadoso». ISIMU. Revista sobre Oriente Próximo y Egipto en la antigüedad (Universidad Complutense de Madrid) VIII: 127-134. ISSN 1575-3492. Consultado el 2 de agosto de 2017.
- Claire Iselin. «Œuvre Code de Hammurabi, roi de Babylone». Museo del Louvre (en francés). Consultado el 23 de febrero de 2012.
- Davies, W. W. (2003). Codes of Hammurabi and Moses (en inglés). Kessinger Publishing.
El Código de Hammurabi es uno de los conjuntos de leyes más antiguos y mejor conservados de la historia. Fue promulgado alrededor del 1754 a.C. por el rey Hammurabi, el sexto monarca de la primera dinastía de Babilonia. Su código, inscrito en una estela de piedra, no solo refleja la organización jurídica de su época, sino que también ofrece una visión profunda de la estructura social, política y económica de la antigua Mesopotamia.
Contexto histórico
Hammurabi heredó un reino relativamente pequeño en la región central de Mesopotamia, pero durante su reinado (1792-1750 a.C., según la cronología media), logró expandir significativamente su territorio, conquistando ciudades-estado vecinas como Larsa, Eshnunna, Mari y Asiria, consolidando un vasto imperio que abarcaba gran parte de Mesopotamia.
Este contexto de expansión y consolidación territorial llevó a la necesidad de una regulación uniforme y un marco jurídico que unificara a los diferentes pueblos bajo el dominio babilónico. Aunque leyes escritas ya existían en la región (como el Código de Ur-Nammu o las leyes de Eshnunna), el Código de Hammurabi fue especialmente significativo por su extensión, detalle y por ser uno de los primeros en ser publicado en un lugar visible y accesible para todos.
En esta estela se hallan grabadas las 289 leyes del Código de Hammurabi, donde el rey Hammurabi las recibe de manos del dios Shamash. La estela fue encontrada en Susa, Irán, donde en 1200 a. C. fue llevada como botín de guerra por el rey de Elam Shutruk-Nakhunte. Se conserva en el Museo del Louvre (París).
Características
Escrito en acadio para que pudiera ser leído por cualquier persona alfabetizada, (13) su prólogo y el epílogo están redactados en un lenguaje más cuidado y con la finalidad de glorificar al dios babilonio Marduk o Shamash (14) y, a través de él, a su rey.,
Detalle de la escritura cuneiforme. (Autor: Maksim )
El rey ordenó que se colocara una estatua en la plaza de cada ciudad para que todo el pueblo conociera quién era el rey y sus castigos, para lo cual el cuerpo de la ley se expresa en lenguaje oscuro, del pueblo. Comienza con la partícula «si» (proposición condicional), describe la conducta delictiva y luego indica el castigo correspondiente. Una de sus leyes establece la ley del Talión.
Está redactado en primera persona y relata cómo los dioses eligen a Hammurabi para que ilumine al país y asegure el bienestar de la gente.
Proclama a Marduk como dios supremo, subordinando al panteón sumerio/acadio anterior.
Se puede interpretar también como una gran maniobra de propaganda política y ensalzamiento del rey, ya que, aunque las leyes estaban fijadas, no se cumplían de manera sistemática (por ejemplo, en el caso de las ejecuciones o de los precios).
Historia del Código
En él, Hammurabi enumera las leyes que ha recibido del dios Marduk para fomentar el bienestar entre la gente.
Estas leyes tuvieron una importante repercusión en el imperio babilónico.
Antes de su promulgación, los sacerdotes – que en aquella época actuaban como jueces – dictaban las sentencias según su parecer, y sin ajustarse a derecho.
Después de codificada y hecha pública la ley, el rey aumentaba su poder sobre la población y hacía que la ley no dependiera tanto de la región y del juez. También disminuyó el número de falsas acusaciones.
Ejemplos de leyes
Si un señor acusa a otro señor y presenta contra él la denuncia de homicidio, pero no la puede probar, su acusador será castigado con la muerte.
Si un señor imputa a otro señor de prácticas de brujería, pero no las puede probar, el acusado de brujería irá al río. Si este señor ha sido purificado por el río saliendo sano y salvo, el que le imputó de maniobras de brujería será castigado con la muerte. El que se arrojó al río arrebatará la hacienda de su acusador.
Si un señor aparece en un proceso para un falso testimonio y no puede probar la palabra que ha dicho, si el proceso es un proceso capital tal señor será castigado con la muerte. Si se presenta para testimoniar de grano o plata, sufrirá en su totalidad la pena de este proceso. Nunca más podrá sentarse con los jueces en un proceso.
Si un señor roba la propiedad religiosa o estatal, ese señor será castigado con la muerte. Además el que recibió de sus manos los bienes robados será castigado con la muerte. Si el ladrón no tiene con qué restituir, será castigado con la muerte. Si el vendedor es el ladrón será castigado con la muerte. El propietario del objeto perdido recobrará su objeto perdido.
El comprador recobrará de la hacienda del vendedor la plata que había pesado. El propietario de la cosa perdida recobrará su propiedad perdida. Si el propietario de la cosa perdida no presenta testigos que testimonien sobre el objeto perdido, es un estafador, dio curso a una denuncia falsa será castigado con la muerte. Si el vendedor ha muerto, el comprador tomará de la casa del vendedor hasta cinco veces de lo que había reclamado en este proceso.
Si los testigos de tal señor no estuviesen a mano, los jueces le señalarán un plazo de seis meses. Y si al sexto mes, no presenta sus testigos, este señor es un falsario. Sufrirá en su totalidad la pena de este proceso. Si un señor roba el niño menor de otro señor, recibirá la muerte.
Si un señor ayuda a escapar por la gran puerta a un esclavo estatal o a una esclava estatal o a un esclavo de un subalterno o a una esclava de un subalterno recibirá la muerte. Si un señor dio refugio en su casa a un esclavo o a una esclava fugitivos, perteneciente al estado o a un subalterno y si no lo entregó a la llamada del pregonero el dueño de la casa recibirá la muerte. Si un señor prende en campo abierto a un esclavo o esclava fugitivos y lo devuelve a su dueño, el dueño del esclavo le dará dos siclos de plata. Si retiene al esclavo en su casa después el esclavo es hallado en su posesión, el señor recibirá la muerte.
Si el esclavo huye de la casa de aquel que lo prendió, este hombre lo jurará por el dios al dueño del esclavo y se marchará libre. Si un señor abre brecha en una casa, delante de la brecha se le matará y se le colgará. Si un señor se entrega al bandidaje y llega a ser prendido, ese señor recibirá la muerte. Si es una vida, la ciudad y el gobernador pesarán una mina de plata a su gente.
Si se declara un incendio en la casa de un señor y un señor que acudió a apagarlo pone los ojos sobre algún bien del dueño de la casa y se apropia de algún bien del dueño de la casa, ese señor será lanzado al fuego.
Si un oficial o un especialista, mientras servía las armas del rey, ha sido hecho prisionero su hijo es capaz de cumplir las obligaciones del feudo, le serán entregados el campo y el huerto y él cuidará de las obligaciones feudales de su padre. Sólo quien se hizo cargo de ellos y cumplió las obligaciones del feudo se convertirá en feudatario.
Si un hombre libre le rompía un hueso a otro hombre libre, se le rompería a él también ese hueso.
Si un hijo maltrata a su padre se le amputarán las manos.
Si alguien roba un buey, carnero, puerco, asno, barca, al templo o al palacio, pagará treinta veces el valor; si se trata de un noble, diez veces el valor, y si no tiene con qué pagar, será culpable de muerte.
Si un esclavo golpea en la cabeza a un hombre libre, se le cortará una oreja.
Si alguno golpea a una mujer libre y la hace abortar, pagará por su fruto 10 siclos de plata. Si esta mujer muere, se matará a la hija del agresor.
Está grabado en una estela de basalto negro de 2,25 metros de altura, por 50 cm en su zona más ancha. En la zona superior está representado Hammurabi en Bajorrelieve, de pie, delante del dios solar de la equidad en Mesopotamia, Shamash, deidad principal de la ciudad Sumeria de Larsa, o tal vez Marduk, dios de Babilonia. Debajo aparecen, inscritos en caracteres cuneiformes acadios, las leyes que regían la vida cotidiana.
Parte superior de la gran estela. Luestling y un autor más – Trabajo propio. Dominio público.
El Código de Hammurabi es la primera ley escrita de la que se tiene constancia. La figura superior muestra al propio Hammurabi en posición humilde ante Šamaš, dios del Sol. Bajo ella están escritas casi 282 leyes con objeto de regir las decisiones de los jueces. Erigida originalmente en el templo de la ciudad de Sippar, a orillas del Éufrates, fue trasladada a Susa por Shutruk-Nakhunte en 1200 a. C. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre de París.
Contenido del Código
El Código de Hammurabi contiene 282 leyes escritas en acadio (la lengua franca de la época) sobre una estela de diorita de más de dos metros de altura. Estas leyes abarcan una amplia variedad de temas, incluyendo:
- Justicia civil: regulaciones sobre el matrimonio, el divorcio, la herencia y los derechos de la familia.
- Delitos y castigos: establecía un sistema de retribuciones severas, en muchos casos basadas en el principio de «ojo por ojo, diente por diente» (ley del talión). Por ejemplo, si una persona dañaba a otra de la misma clase social, debía sufrir el mismo daño; sin embargo, si una persona de clase baja dañaba a alguien de clase alta, el castigo sería mucho más severo.
- Regulaciones económicas: incluía normas sobre contratos, comercio, la agricultura y la propiedad. Protegía los derechos de los agricultores y pastores frente a los abusos de los terratenientes.
- Esclavitud: regulaba las relaciones entre amos y esclavos, estableciendo ciertas protecciones para los esclavos, aunque de forma limitada.
- Regulaciones profesionales: leyes que se aplicaban a profesionales como médicos, constructores o comerciantes. Por ejemplo, se imponían multas o penas si un médico realizaba una operación mal y causaba la muerte del paciente.
Estructura del Código
El Código comienza con un prólogo en el que Hammurabi afirma haber recibido la misión de Marduk, el dios principal de Babilonia, para gobernar con justicia y establecer el orden en su reino. Se presenta a sí mismo como un rey elegido por los dioses para proteger a los débiles, y sugiere que las leyes fueron dadas para traer justicia.
Después de este prólogo, se enumeran las 282 leyes, organizadas temáticamente. Finalmente, el código concluye con un epílogo, en el que Hammurabi maldice a quienes desobedezcan sus leyes o intenten cambiarlas.
Importancia histórica
Primera unificación legal: El Código de Hammurabi representó uno de los primeros intentos de crear una ley única y centralizada para un gran imperio multiétnico. Estableció precedentes legales que serían usados por culturas posteriores, incluso influyendo en las leyes de la antigua Persia y Roma.
Equidad y clases sociales: Aunque el Código es notable por intentar establecer justicia, las leyes reflejan las divisiones de clase de la época. Los castigos variaban dependiendo del estatus social de la víctima o el culpable, con leyes más severas para los delitos cometidos por las clases bajas contra las clases altas.
Ley del Talión: Aunque este principio es conocido, el Código de Hammurabi fue uno de los primeros documentos en aplicarlo. Sin embargo, a diferencia de lo que se cree, la ley del talión no aplicaba siempre «ojo por ojo», sino que a menudo se imponían multas en lugar de castigos físicos, dependiendo de la naturaleza del crimen y las personas involucradas.
Derechos de la mujer: El código ofrece una visión clara del papel de las mujeres en la sociedad mesopotámica. Aunque estaban subordinadas a los hombres, tenían derechos y protección legal en temas como el divorcio, la propiedad y la custodia de los hijos. También se establecían castigos severos para los hombres que abusaban de sus esposas.
Influencia duradera: El Código de Hammurabi no solo fue importante en su tiempo, sino que ha perdurado como un símbolo de justicia. Aunque con ciertas limitaciones y desigualdades, su objetivo era proporcionar un marco para la convivencia pacífica en un reino en constante expansión.
Legado
El Código de Hammurabi ha sido una fuente crucial para los estudiosos modernos que buscan entender las leyes y la vida cotidiana en la antigua Mesopotamia. Aunque no fue el primer conjunto de leyes, sí es uno de los más completos y mejor conservados, y ha influido en la concepción de la justicia a lo largo de la historia.
En resumen, el Código de Hammurabi es un hito en la historia de la jurisprudencia, mostrando cómo los antiguos gobernantes buscaban mantener el orden en sus sociedades complejas y multiculturales. Su énfasis en la justicia retributiva y en la regulación de la vida diaria sentó las bases para futuros sistemas legales en el mundo antiguo,
Literatura Babilónica
La literatura asirio-babilónica (1) (2) (3) (4) (5) es una de las más antiguas del mundo. Sobre la base de las tradiciones de la literatura sumeria, los babilonios compilaron una vasta tradición textual de narrativa mitológica, textos legales, obras científicas, cartas y otras formas literarias. Dada su condición de sociedad de escribas, Babilonia concedió gran prestigio a sus grandes obras literarias y a la práctica de la filología.
Véase también: literatura sumeria
Literatura en la sociedad asiro-babilónica
Buena parte de lo que se conoce de los babilonios estaba inscrito en escritura cuneiforme con una aguja de metal sobre tablillas de arcilla denominadas laterculae coctiles por Plinio el Viejo; el papiro parece que también fue empleado, pero no ha sido preservado.
Existían bibliotecas en la mayoría de los pueblos y templos. Un antiguo proverbio sumerio aseveraba que «aquel que sobresaliera en la escuela de los escribas debe alzarse con el alba». En tiempos semíticos, tanto los hombres como las mujeres aprendían a leer y escribir, lo que implicaba un conocimiento de la extinta lengua sumeria y un silabario complicado y extenso. Los sistemas muy avanzados de escritura, ciencia y matemática de los babilonios contribuyeron enormemente con su producción literaria.
Relación con otras literaturas antiguas
Una considerable cantidad de literatura babilónica fue traducida de originales sumerios y la lengua religiosa y legal continuó siendo por largo tiempo la lengua antigua aglutinativa de Sumer. Se compilaron vocabularios, gramáticas y traducciones interlineares para el uso de estudiantes, así como comentarios sobre textos más antiguos y explicaciones de palabras y frases oscuras. Los caracteres del silabario estaban ordenados y nombrados y se elaboraban listas de ellos.
La cultura y literatura asiria provino de Babilonia, pero incluso allí hubo una diferencia entre las dos tradiciones. Hubo poco de original en la literatura asiria y la educación (que había sido generalizada en Babilonia) fue mayormente restringida a una sola clase en el reino del norte. Bajo el segundo imperio asirio, cuando Nínive se convirtió en un gran centro comercial, el arameo, la lengua del comercio y la diplomacia, fue añadido a las materias que la clase educada debía aprender.
Bajo el Imperio seléucida, el idioma griego fue introducido en Babilonia: fragmentos de tablillas han sido encontradas con palabras sumerias y asirias (i.e., babilonias semíticas) transcritas en letras griegas.
Obras notables
Muchas obras literarias han sobrevivido hasta el día de hoy.
Mitología
Una de las obras mitológicas más famosas es el Poema de Gilgamesh, una epopeya en doce tablillas, traducida del sumerio original por Sîn-lēqi-unninni y arreglada bajo un principio astronómico. Cada división contiene la historia de una aventura en la vida de Gilgamesh. La historia completa es un producto compuesto y es probable que algunas de las partes hayan sido artificialmente agregadas.
Otra obra épica fue Enûma Elish que tenía como finalidad glorificar a Bel-Marduk al describir su enfrentamiento con Tiamat, el dragón del caos. El primer libro contiene un relato de la creación del mundo desde la primigenia oscuridad y el nacimiento de los dioses de la luz. Luego, sigue la historia de la lucha entre los dioses de la luz y los poderes de la oscuridad (o el orden y el caos), así como la victoria final de Marduk que formó el cielo de la mitad de su cuerpo y la tierra de su otra mitad. Después, Marduk puso en orden las estrellas, junto con el sol y la luna, dándole leyes que nunca podrían transgredir. Finalmente, creó las plantas, los animales y al hombre. En este sentido, Marduk toma el lugar de Enki, quien aparece como el creador en las leyendas más antiguas.
La leyenda de Adapa —una porción de la cual fue encontrada en la Oficina de correspondencia del faraón Akenatón en Amarna— explica el origen de la muerte. Mientras estaba pescando, Adapa rompió las alas del viento del sur, por lo que fue convocado ante el tribunal de Anu en los cielos. Ea le aconsejó no comer o beber nada allí. Adapa siguió el consejo y rehusó aceptar la comida que lo habrían hecho a él y a sus descendientes inmortales.
Entre las otras leyendas babilónicas se pueden mencionar la de Namtar, el demonio-plaga; de Erra, la pestilencia; de Etanna y de Zu; de Ereshkigal y Nergal.
Filosofía
Los orígenes de la filosofía babilónica se pueden rastrear hasta la sabiduría mesopotamia que encarnó ciertas filosofías de vida, particularmente la ética. Estas están reflejadas en la religión mesopotámica y en una variedad de literatura babilónica en las formas de dialéctica, diálogos, epopeyas, folclore, himnos, lírica, prosa y proverbios. Estas formas de literatura fueron clasificadas en primer lugar por los babilonios, quienes habían desarrollado tipos de razonamiento tanto racionales como empíricos. (6)
El Manual diagnóstico médico de Esagil-kin-apli, escrito en el siglo xi a. C. se fundaba en una serie lógica de axiomas y deducciones naturales, incluyendo la perspectiva moderna según la cual es posible determinar la enfermedad del paciente, su etiología, desarrollo futuro y las oportunidades de recuperación por medio del examen e inspección de los síntomas de un paciente. (7)
Durante los siglo VIII y VII a. C., los astrónomos babilonios empezaron a estudiar filosofía referente a la naturaleza ideal del universo y empezar a emplear una lógica interna dentro de sus sistemas planetarios predictivos. Esta fue una importante contribución a la filosofía de la ciencia. (8)
Es posible que la filosofía babilónica haya tenido una influencia en los griegos, particularmente en la filosofía helenística. El texto babilónico Diálogo del Pesimismo contiene similitudes al pensamiento agonista de los sofistas, la doctrina de Heráclito sobre los contrastes y los diálogos de Platón, así como un precursor del método mayéutico desarrollado por Sócrates. (9)
Referencias
- Varios autores (1910-1911). «Babylonia and Assyria». En Chisholm, Hugh, ed. Encyclopædia Britannica. A Dictionary of Arts, Sciences, Literature, and General information (en inglés) (11.ª edición). Encyclopædia Britannica, Inc.; actualmente en dominio público.
- «Literatura asirio-babilónica» (en inglés). 2006. Consultado el 1 de mayo de 2009.
- Hoschander, Jacob (abril de 1913). «Recent Assyro-Babylonian Literature». The Jewish Quarterly Review 3 (4): 575-598. Consultado el 1 de mayo de 2009.
- Fiore, Silvestro (1965). Voices from the Clay: The Development of Assyro-Babylonian Literature (en inglés). Norman: University of Oklahoma Press. (requiere registro).
- Epiphanius Wilson, ed. (2006). Babylonian and Assyrian Literature (en inglés). Echo Library. ISBN 1-406-80489-4.
- Ludwig Abel; Eberhard Schrader et al., ed. (1889-1900). Keilinschrifliche Bibliothek: Sammlung von assyrischen und babylonischen Texten in Umschrift und Übersetzung (en alemán). Berlín: Reuther & Reichard. Archivado desde el original el 10 de abril de 2016.
- Giorgio Buccellati (1981), «Wisdom and Not: The Case of Mesopotamia», Journal of the American Oriental Society 101 (1), p. 35-47.
- H. F. J. Horstmanshoff, Marten Stol, Cornelis Tilburg (2004), Magic and Rationality in Ancient Near Eastern and Graeco-Roman Medicine, Brill Publishers, pág. 99. ISBN 90-04-13666-5.
- ↑ D. Brown (2000), Mesopotamian Planetary Astronomy-Astrology , Styx Publications, ISBN 90-5693-036-2.
- ↑ Giorgio Buccellati (1981), «Wisdom and Not: The Case of Mesopotamia», Journal of the American Oriental Society 101 (1), págs. 35-47 [43].
Desde los tiempos de Hammurabí hasta la decadencia de su imperio, Babilonia mantuvo la capitalidad cultural y científica de Mesopotamia. Babilonia representa, por tanto, los parámetros considerados clásicos en la literatura y las ciencias de la región. (32) Se conocen compedios literarios ya en el siglo xviii a. C. que tenían por finalidad la enseñanza. (33) Buena parte de la literatura mesopotámica, desde la época sumeria hasta la persa, incluyendo la paleobabilónica, se centraba en textos destinados a describir a los reyes para la posteridad, encontrándose un gran número de textos conmemorativos de construcciones y batallas ordenados por los reyes, tanto en tablillas y estelas de arcilla como estelas y lápidas de piedra, paredes rocosas y piedras preciosas. (34) Destaca también la literatura científica, centrada en la adivinación y las matemáticas, así como la religiosa. (35) Como poemas concretos, entre otros, destaca Ludlul bêl nêmeqi (Alabaré al señor de sabiduría, en alusión a Marduk), un poema de unos 400 o 500 versos (parte se ha perdido) compuesto hacia 1700 a. C. Su importancia radica en que sus preguntas existenciales y dudas acerca del deseo de bien de la divinidad para con sus fieles se consideran precursoras del profeta bíblico Job. (36) (37) (38) (39).
La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgamesh, escrita en acadio (Museo Británico). Photograph by Mike Peel (www.mikepeel.net). CC BY-SA 4.0. Original file (2,493 × 2,686 pixels
Versiones de Gilgamesh
De época paleobabilonia destacan las composiciones que tienen por eje central la epopeya de Gilgamesh, aunque se conocen poemas anteriores. (32) Compuestas desde el siglo XXI a. C., las obras sobre Gilgameš son una constante en la literatura mesopotámica. (40) No obstante, la obra sobre Gilgameš tomada hoy por clásica se escribió en la Babilonia de los casitas, una época en que Asiria dominaba políticamente Mesopotamia y la población culta de Babilonia tenía una actitud escéptica y crítica respecto a los cánones religiosos, políticos y morales de su propia cultura. (32) Al comienzo y durante el apogeo del imperio paleobabilónico, hacia el siglo xviii a. C., las historias sobre Gilgameš no constituyen un ciclo coherente. Son series de pequeños relatos escritos en acadio y agrupados en series o sueltos. Destaca la serie Shutur eli sharri (Un gigante entre los reyes). Entre los siglos XV y XII a. C., durante la dinastía casita, se compusieron un gran número de textos. Sin embargo, se escribieron más en la periferia de Mesopotamia que en las ciudades bajo control babilonio. El texto considerado clásico de la epopeya es babilonio, datado entre los siglos XIII y XII a. C., y se cree compuesto por alguien llamado Sîn-lequi-unnini, que tituló a sus once tablillas Sha nagba imuru (El que vio lo más hondo). (40)
Literatura histórica y pseudohistórica
En época paleobabilónica se crearon dos corrientes históricas enfrentadas. Una de ellas registraba los hechos más o menos fielmente, valiéndose de las inscripciones reales, las listas reales y, también, de la recopilación y copia de cartas reales e inscripciones a partir de cuya interpretación se trata de reconstruir la historia regional. Aparecen a su vez la creación de falsas inscripciones, concebidas a imitación de las antiguas, y los poemas históricos, género literario que falsea la historia de Acad, región intermedia entre la Baja y la Alta Mesopotamia. Estos poemas quedaron estereotipados en dos grandes grupos. Unos tenían como protagonistas deidades menores que se presentan ante una deidad mayor o un rey deificado, mientras que otros son una suerte de cartas dirigidas a un dios que relatan injusticias y piden su actuación. (24)
El periodo casita
La literatura de la dinastía casita se caracterizó por la recopilación anterior (sumerio y babilónico) en grandes diccionarios o silabarios bilingües y trilingües. Mediante la reagrupación de textos, se conservaron observaciones científicas, medicinales y astronómicas. También la mayor parte de los mitos, leyendas y relatos épicos, y otro tipo de textos religiosos y filosóficos como listados de días fastos y nefastos, encantamientos y oraciones. Algunos de los textos míticos se modifican en esa época, y otros, como la leyenda de Adapa, se confeccionan entonces. Toda esta profusión literaria se escribió en una lengua que quiso ser arcaizante, y que actualmente conocemos como babilonio estándar, y que es un dialecto bien diferenciado del babilonio medio, utilizado en textos casitas que no trataban el legado cultural. Otra característica del periodo es que las grandes obras literarias, además de archivarse en templos y palacios, se internacionalizan por Anatolia, Egipto, Asiria y otras regiones, en un grado mayor que antes de los casitas. Por último, hacia el fin del periodo casita el sumerio se destierra como lengua culta en la corte y las inscripciones reales, reemplazado por el babilonio. (41)
Referencias:
32. Sanmartín, Joaquín, y otros (2005). Epopeya de Gilgamesh, rey de Uruk. Trotta; Universidad de Barcelona. p. 33-34. ISBN 84-8164-732-2.
33. Kohler, Anne Marie (2009). Atlas de la Biblia. Akal. p. 23. ISBN 9788446025818.
34. Sanmartín, Joaquín, y otros (2005). Epopeya de Gilgamesh, rey de Uruk. Trotta; Universidad de Barcelona. p. 37-38. ISBN 84-8164-732-2.
35. Simón, Francisco Marco; y Santos Yanguas, Narciso (1980). Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo. Vol. 1. Universidad de Oviedo. p. 40. ISBN 8474680352.
36. Alonso Schökel, Luis; y Sicre, José Luis (2002). Job: comentarion teológico y literario. Ediciones Cristiandad. pp. 34-37. ISBN 8470574442
38. G. Lambert, Wilfred (1960, reimpresión de 1963). Babylonian wisdom literature (en inglés). Universidad de Óxford. pp. 21-62. ISBN 0-931464-94-3.
39. Roux, Georges; Bottéro, Jean; y Bermejo Barrera, José Carlos (1990). Mesopotamia. Historia política, económica y cultural (2002, 4.ª edición). Akal. p. 117. ISBN 8476001746.
39. H Bicksler, William (2009). Job’s Spiritual Journey: The Believer and Rationalist with Questions of God and Man (en inglés). AuthorHouse. pp. 503-506. ISBN 9781438922553.
40. Sanmartín, Joaquín, y otros (2005). Epopeya de Gilgamesh, rey de Uruk. Trotta; Universidad de Barcelona. pp. 50-52. ISBN 84-8164-732-2.
41. Roux, Georges; Bottéro, Jean; y Bermejo Barrera, José Carlos (1990). Mesopotamia. Historia política, económica y cultural (2002, 4.ª edición). Akal. pp. 276-277. ISBN 8476001746.
Las ciencias
Matemáticas
Artículo principal: Matemática babilónica
Babilonia destacó grandemente en las matemáticas, en concreto en álgebra. La existencia el sistema sexagesimal está atestiguada en Babilonia desde el siglo XIX a. C.; es decir, al inicio de la dinastía amorrea. Posteriormente, durante el imperio neobabilónico, las matemáticas se aplicaron a la astronomía y puede hablarse de una paridad en conocimiento matemático entre babilonios y egipcios. Los babilonios conocían las ecuaciones de primer y segundo grado ya en tiempos paleobabilónicos. Conocían también algunas figuras geométricas ideales, como los círculos, los segmentos circulares y los conos truncados, (42) así como el cálculo de las áreas de diversas geometrías. (43) Para representar sus operaciones, los babilonios utilizaron la escritura cuneiforme. Tanto la representación de los numerales, como la manera de pensar los conceptos matemático, difieren bastante de la concepción actual occidental. (42)
No obstante, la notación algebraica de los babilonios fue inventada antes del periodo Ur III. Algunos autores han intentado demostrar que los principales avances encontrados en las matemáticas babilonias provienen en unos casos del III milenio, y en otros se basan en las matemáticas sumerias y acadias de aquella época. (44)
Adivinación
La adivinación, de la cual la astrología era una parte, era considerada la ciencia más importante en época paleobabilónica. Se desconoce si existía ya en época sumeria. Aunque es muy probable, lo cierto es que, al contrario que otros géneros literarios, los textos de adivinación encontrados están escritos en acadio, y no en sumerio y acadio. (35)
Astrología
En la antigua Mesopotamia la astrología y astronomía eran ramas del saber que iban de la mano. Durante el periodo paleobabilonio la predicción estaba ligada a los eclipses lunares. Se ha encontrado información sobre ellos en algunas tablillas de la época. También influían en las predicciones la parte del disco lunar afectada por el eclipse, el momento de la noche en que se produjera, la dirección de la sombra que cubría la luna, la duración del eclipse y la apariencia del cielo. Los datos escogidos varían según los textos. Asimismo existieron predicciones proféticas basadas en los eclipses solares. Se sabe muy poco acerca de la influencia que este tipo de predicciones tenían en la sociedad babilonia. Cualquiera que fuese, la mayor parte de las predicciones coetáneas se realizaban escrutando las entrañas de animales sacrificados. En conjunto, se han hallado muy pocos textos astrológicos en Babilonia y Asiria; sin embargo se han encontrado bastantes en regiones periféricas. Algunas de las tablillas babilonias han sido clasificadas partes o predecesoras del ciclo Enuma Anu Enlil (Cuando Anu y Enlil), (45) una serie de obras desarrolladas plenamente a comienzos del I milenio a. C. que relacionan las profecías con la mitología sumeria. (46).
Referencias:
42. Høyrup, Jens (2002). Lengths, widths, surfaces: a portrait of old Babylonian algebra and its kin (en inglés). Springer. pp. 1-2. ISBN 0387953035.
43. Friberg, Jöran (enero de 1981). Journal of Cuneiform Studies. Vol. 33, n.º 1 (en inglés). p. 57.
44. A. Powell, Marvin (1976). Historia Mathematica vol. 3, cap. 4: The antecedents of old Babylonian place notation and the early history of Babylonian mathematics (en inglés). Elsevier Inc. pp. 417-439.
45. Hunger, Hermann; y Pingree, David Edwin (1999). Astral sciences in Mesopotamia. Brill. pp. 7-8. ISBN 9004101276.
46. Hunger, Hermann; y Pingree, David Edwin (1999). Astral sciences in Mesopotamia (en inglés). Brill. p. 12. ISBN 9004101276.
Arquitectura e ingeniería
Artículo principal: Arquitectura de Mesopotamia
La arquitectura de Mesopotamia hace referencia a las características comunes de las construcciones desarrolladas en la cuenca del río Tigris desde el asentamiento de los primeros pobladores hacia el VII milenio a. C. hasta la caída del último Estado mesopotámico, Babilonia.
Los mesopotámicos construían sin mortero, y cuando un edificio ya no era seguro o no cumplía su tarea se derribaba y se volvía a construir en el mismo emplazamiento, o se rellenaba y se construía encima. A lo largo de los milenios esta práctica dio lugar a que las ciudades mesopotámicas se encontrasen elevadas en suaves colinas sobre el territorio que las circundaba; a estos promontorios se les llama tells.
Utilizaron muy poco la piedra y la madera ya que sólo podían obtenerse de los países limítrofes. El suelo es arcilloso, fangoso, y esto los llevó a utilizar el barro como principal material constructivo. Primero lo emplearon en bloques o adobes de barro con mezcla de paja y colocados humedecidos de modo que secaba la pared entera. Luego, los secaron al sol, adobe por adobe. Inventaron después los ladrillos de arcilla pura, colocados al horno; y, posteriormente, para preservarlos mejor de la humedad, los sometieron al procedimiento del esmaltado y vidriado.
Los ladrillos en los muros eran unidos con cal o asfalto, y para la cubierta, sustituyeron el sistema adintelado egipcio por la bóveda formada de arcos de medio punto contiguos.
Templo de Nippur, anejo a un zigurat. (Jasmine N. Walthall, U.S. Army). Link 1 y 2. Dominio público.
Urbanismo
A finales del II milenio a. C. muchas de las ciudades mesopotámicas eran ya antiguas. La mayoría se habían fundado sobre colinas, pero muchas de las planeadas en dicho milenio se asentaron en tierras bajas. Todas tenían común estar dedicadas a una deidad. El mundo urbano era de una gran importancia, hasta el punto de que los textos babilonios ligan a las personas con sus ciudades, siendo más importante su procedencia que su apellido. Incluso, parte de los nombres se formaban con el del dios local. (47)
La época paleobabilónica sigue los modelos geométricos basados en la ortogonalidad que se desarrollaron también en Sumeria y Egipto. Se cree que en las ciudades de nueva planta creadas en la época, proyectadas como lugares fronterizos y por tanto defensivos de los reinos, utilizaban medidas ortogonales como representación del Estado. En Babilonia el ejemplo paradigmático es la ciudad de Haradum, fundada en el siglo XIX a. C. Antes de Hammurabí constituía la frontera de Babilonia en el curso medio del Éufrates con las tierras de Mari. La ciudad fue una pequeña población fundada sobre un cuadrado casi perfecto de 120 metros de lado, amurallada y con sendos torreones esquineros.
Entrada a la ciudad por una de las puertas de la muralla. (بوابة بابل لثانية). Foto: Mondalawy. CC BY-SA 4.0.
Había una única puerta de entrada flanqueada por dos torres. Interiormente la trama era una malla ortogonal en la que destacaba una avenida que dividía en dos mitades la población partiendo de la puerta y terminando en la muralla opuesta. Un ensanche de esta calle, en el centro de la ciudad, creaba una plaza cuadrada que daba acceso al templo y a un edificio principal, probablemente ocupado por un gobernador o delegado estatal, y que contenía un archivo. La rigidez de su urbanismo demuestra su concepción estatal y, al mismo tiempo, su flexibilidad y decandencia tras la conquista de Mari en el siglo xviii a. C., explican su olvido por parte de los reyes. La ciudad se despobló a finales de ese siglo. Otras ciudades contemporáneas situadas en otros puntos de Mesopotamia, como Shaddupum, presentan características similares, (48) en tanto que otras coetáneas, como Harmal, no son tan regulares. Además de las calles, era normal que las ciudades estuvieran atravesadas por canales y cursos de agua que, al igual que las calles principales, las dividían en distritos o cuartos. (47)
En época paleobabilónica se dio un fenómeno urbanístico singular, la creación de colonias militares. Dichos poblados ya se conocían desde los tiempos del Imperio acadio, pero no fue hasta este período en que se volvieron habituales. Tienen su origen en la necesidad de recompensar a los ejércitos mercenarios, cada vez más grandes debido al aumento de belicosidad en Mesopotamia. Para ello los reyes expropiaban las tierras de los templos de las ciudades conquistadas y las repartían entre sus soldados. (21)
Ejemplos de construcciones Babilónicas. Foto: SteinsplitterBot. Original file (3,504 × 2,108 pixels, file size: 2.71 MB)
Arquitectura
Las ciudades babilónicas coinciden en el fuerte amurallamiento y la posición central de los edificios religiosos y los grandes palacios. Estos se disponían en torno al zigurat, si existía. Hay evidencias de que Hammurabí mandó concebir algunos zigurats, como el de Larsa. Este zigurat en concreto, restaurado durante el periodo casita, se amuralló, creando una sucesión de patios o recintos fortificados concéntricos. Los grandes templos estaban rodeados de pequeñas habitaciones que servían como oficinas. (47) Es singularmente difícil estudiar los palacios de la época. En concreto, el destrozo de las ruinas de Babilonia durante la Segunda Guerra del Golfo hace que sea prácticamente imposible averiguar cómo fue el palacio de Hammurabí. Otro ejemplo es el recinto palaciego de Nur-Adad en Larsa, un gran edificio rectangular construido medio siglo antes del reinado de Hammurabí, hoy seriamente dañado por el expolio. Un ejemplo típico de palacio babilonia para ser el de Mari, construido a mediados del tercer milenio pero restaurado a comienzos del segundo, y destruido por Hammurabí cuando tomó la ciudad. El palacio de Mari fue un complejo diplomático, cultural y económico, toda una ciudadela a la cual quedaba supeditada el Estado. Fue fuertemente fortificado. La entrada, situada al norte, da acceso a un gran patio de armas tras el paso por una serie de pequeñas dependencias auxiliares. En el patio existía un pozo. En el lado opuesto a la entrada debió de haber una sala de recepción con un pequeño altar. Con vistas sobre toda la zona existió una corte secundaria.
Al noroeste se situaba la Gran Corte de la Palmera, cuya logia, sala del trono y sala de audiencias, pintadas con frescos, conformaban el corazón del complejo. El trono estaba elevado sobre una plataforma. El cuarto sureste del complejo palaciego era religioso, habiéndolo ocupado los sacerdotes del rey y poseído varios altares. Otro cuarto, administrativo, fue ocupado por los escribas. (49) Cabe mencionar que en la época los palacios mesopotámicos se atribuían a los reyes. Eran ellos quienes ordenaban su construcción y colocaban la primera piedra, lo que simbólicamente santificaba el lugar y ellos se convierten en sus constructores. Su labor constructiva se graba entonces en los ladrillos del propio palacio. (50)
«Vista complementada de la Torre de Babel con su Períbolo. En primer plano, el templo Maidak ‘Esagila’, a la izquierda el puente Buplirat con el muro de contención de Nabónido, arriba la fortaleza con el castillo y el templo de Xinmach ‘Ernach’, a la derecha entre las casas el templo de Ishtar de Agade y en lo alto el palacio sobre la colina ‘Babil’.
Las viviendas ocupaban casi todo el espacio intramuros. No obstante, hasta hoy sólo se han excavado dos grandes áreas residenciales de la época paleobabilónica, Ur y Nippur. Los barrios residenciales poseían calles más pequeñas que servían a grupos de viviendas muy apretadas. Las casas, hechas de adobe al igual que la práctica totalidad de la arquitectura babilonia, se pintaban de blanco de cara a la calle, con la que se conectaban mediante puertas estrechas. Cada vivienda poseía un pequeño altar, cuyas entrada muchas veces estaba flanqueada por relieves vidriados que representaban a deidades menores. En Ur, se deduce que existieron unos pocos edificios comerciales mezclados con las viviendas; se caracterizan porque poseen ventanas que dan a la calle. La mayoría de las viviendas, en cambio, estaban focalizadas a patios interiores, normalmente uno y a veces dos, que además de proveer de luz y ventilación eran en sí mismos espacios de trabajo. La diferencia de amplitud de las casas en ambas ciudades es grande (en el caso de Ur, entre los 9,68 y los 19,25 m²); sin embargo su cercanía en las distintas agrupaciones o vecindarios ha hecho suponer que ricos y pobres estaban emparentados. Otra hipótesis alude a una cercanía de los profesionales de un mismo oficio, y una tercera, basándose en que las viviendas más grandes poseen grandes capillas, explica que esas casas pudieron pertenecer a sacerdotes. (49)
Canales
Hay textos paleobabilónicos que contienen cuentas matemáticas relacionadas con la construcción de canales. (51)
«Dibujo hipotético de la Fortaleza del Sur (Südburg) de Babilonia, palacio construido por Nabucodonosor II, por Robert Koldewey.» Foto: Robert Koldewey (1855-1925) – R. Koldewey, Das wiedererstehende Babylon, Leipzig, 1913, p. 66.. Public Domain. Original file (1,315 × 509 pixels, file size: 1.08 MB.
Muralla de la ciudad de Babilonia. Radomil, CM – Own work. CC BY-SA 3.0. Original file (1,792 × 1,200 pixels).
47. Leick, Gwendolyn (2007). The Babylonian world (en inglés). Routledge. pp. 82-84. ISBN 9781134261284.
48. Martínez Enamorado, Virgilio; García Alfonso, Eduardo (2002). II Congreso Internacional La Ciudad en al-Andalus y el Magreb. Fundación El legado andalusí; ayuntamiento de Algeciras. pp. 222-224. ISBN 8493205176.
49. Leick, Gwendolyn (2007). The Babylonian world (en inglés). Routledge. pp. 89-91. ISBN 9781134261284.
50. Leick, Gwendolyn (2007). The Babylonian world (en inglés). Routledge. p. 157. ISBN 9781134261284.
51. Shelton Kirby, Richard (1990). Engineering in history (en inglés). Courier Dover Publications. p. 14. ISBN 0486264122.
52. Perkins, Ann (1957). American Journey of Archeology. Vol. 61, n.º 1, enero de 1957 (en inglés). p. 54.
53. North Fowler, Harold (2005). A history of sculpture. Kessinger Publishing. pp. 29-30. ISBN 9781417960415.
Otras artes
Además de la arquitectura y la literatura, ya descritas, se practicaron en Babilonia otras artes plásticas y musicales. En referencia a la escultura, los artistas babilónicos se diferencian de otros contemporáneos, como los egipcios, por la pequeña escala de sus obras. Probablemente esto se debió a la escasez de la piedra en Mesopotamia, que impedía la confección de grandes relieves murales. No obstante, los babilonios pudieron pintar sobre sus muros de adobe, que se popularizaron en el siglo XVIII a. C. (se conoce la técnica en épocas prehistóricas, abandonada hasta entonces). (52) La escultura de este periodo conservada en Babilonia es muy escasa. Los reyes de la I dinastía de Babilonia fueron mecenas artísticos; no obstante, y a pesar de que en algunas piezas del periodo se observa elegancia y gracia, no se produjo ningún avance significativo en la historia de la escultura. (53).
52. Perkins, Ann (1957). American Journey of Archeology. Vol. 61, n.º 1, enero de 1957 (en inglés). p. 54.
53. North Fowler, Harold (2005). A history of sculpture. Kessinger Publishing. pp. 29-30. ISBN 9781417960415.
Terracota del periodo paleobabilónico (Museo Británico). Michel wal (travail personnel. CC BY-SA 3.0. Original file (2,592 × 3,888 pixels, file size: 2.6 MB).
Religión
Artículo principal: Mitología sumeria
En Babilonia y, en general, en Mesopotamia, la religión, politeísta, estaba presente en todos los ámbitos de la vida y el Estado. Cada ciudad estaba asociada a una deidad, de la cual sus habitantes tomaban el nombre. El templo del dios, una sucesión de recintos amurallados cuyas edificaciones cumplían funciones administrativas además de religiosas, ocupaba un lugar central de la ciudad. La sociedad babilonia se consideraba en cierta manera un reflejo de la de sus dioses. Así, la riqueza de las ropas y adornos de cada división social se correspondía con las de sus dioses, cuyos diseños variaban según los valores que representaban.
Al parecer los babilonios del II milenio a. C. adoptaron la religión sumeria sin apenas variaciones. Esa fue la tónica en toda Mesopotamia, aunque acadios, asirios y amorreos introdujeron nuevas deidades, cuyos mitos se fundieron con las historias y estructuras sumerias. Aparte de dar mayor o menos importancia a determinadas deidades, los pueblos amorritas no introdujeron grandes cambios en la religión. Genéricamente, se limitaron a poco más que a extender el culto a Adad o Amurru, la deidad del oeste, de donde procedían. El cambio más significativo quizá se produjo en la ciudad de Babilonia, cuyo dios pasó a ser Marduk, versión nacionalizada de Amurru. Aun así, el patronato de Marduk se data mediada la dinastía amorrita, y no se presenta con poderes usurpados a otras deidades hasta la época casita. Antes de eso se trataba de una deidad menor. Por su parte, los casitas introdujeron el culto a varios dioses indoarios, pero éste fue muy restringido y poco duradero.
El desarrollo de la religión quedó ligado al de la escritura, vehículo para su difusión y su enseñanza. Así, el núcleo duro de la religión proviene de los sumerios, pero los babilonios evolucionan en las formas literarias de transmisión. Esto provocó un cambio en la concepción babilonia de los mitos y los ritos, que se dinamizaron y se presentaron como luchas violentas de los dioses contra el caos, representado por un dragón hembra. En este sentido la figura de Dumuzi deja de importar tras Hammurabi, y la de Ishtar se violenta y sexualiza.
Recreación visual ciudad de Babilonia. (Fuente: Rijksmuseum). CC0.
La religión babilónica durante el periodo paleobabilónico (1894-1595 a.C.) estaba profundamente influenciada por las creencias y tradiciones mesopotámicas anteriores, especialmente las sumerias y acadias, que los babilonios adaptaron y desarrollaron a lo largo del tiempo. Esta religión era politeísta, y su panteón estaba poblado por una gran cantidad de dioses, cada uno asociado con diferentes aspectos de la vida y la naturaleza.
Características principales de la religión paleobabilónica:
Politeísmo y jerarquía divina: Los babilonios adoraban a numerosos dioses, que formaban parte de una jerarquía encabezada por dioses mayores y menores. Entre las principales deidades se encontraban:
- Marduk, el dios supremo de Babilonia, cuyo culto se consolidó durante el reinado de Hammurabi. Con el tiempo, Marduk se convirtió en el dios principal del panteón babilónico.
- Enlil, dios del viento y una de las deidades más antiguas de la región mesopotámica.
- Anu, dios del cielo.
- Ea (Enki), dios del agua y la sabiduría.
- Sin, dios de la luna.
- Shamash, dios del sol y la justicia.
- Ishtar, diosa del amor, la fertilidad y la guerra.
Marduk como dios principal: Durante el reinado de Hammurabi, Marduk, que originalmente era una deidad local, adquirió gran prominencia, reflejando la creciente importancia política de Babilonia. El mito de la Creación (Enuma Elish), que relata cómo Marduk derrotó a la diosa primigenia Tiamat, se convirtió en una de las leyendas centrales. Marduk pasó a ser el dios que organizaba el universo, lo que reflejaba el poder que Babilonia había alcanzado en Mesopotamia.
Templos y zigurats: La adoración se realizaba principalmente en templos y zigurats, grandes estructuras escalonadas que servían como centros religiosos y administrativos. Cada ciudad importante tenía su propio templo dedicado a una deidad local, pero en Babilonia, el templo más prominente era el Esagila, dedicado a Marduk.
Sacrificios y ofrendas: El culto a los dioses implicaba la realización de sacrificios y ofrendas, tanto animales como productos agrícolas. Estas ofrendas buscaban ganar el favor de las deidades y asegurar la prosperidad de la ciudad y sus habitantes.
Mitología y cosmología: Los babilonios creían en un universo ordenado por los dioses, donde la humanidad había sido creada para servir a las deidades. Según sus mitos, los dioses habían formado el mundo y los seres humanos a partir del caos primigenio. El mito de Atrahasis relata la creación del hombre y la gran inundación, una historia que comparte similitudes con relatos posteriores, como el de Noé en la Biblia.
Relación con los reyes: Los reyes paleobabilónicos, especialmente Hammurabi, veían su autoridad como una extensión de la voluntad divina. Hammurabi, por ejemplo, afirmaba que Marduk le había otorgado el poder para gobernar y promulgar leyes, como las del famoso Código de Hammurabi, que tenía un fuerte componente religioso.
Magia y adivinación: Los babilonios practicaban diversas formas de magia y adivinación para comunicarse con los dioses y conocer su voluntad. Se empleaban prácticas como la interpretación de sueños, la observación del vuelo de las aves, la inspección de hígados de animales sacrificados y el estudio de fenómenos astronómicos.
Importancia histórica:
La religión paleobabilónica no solo fue un aspecto central de la vida cultural y social de la época, sino que también influyó en las estructuras de poder y la legitimidad del gobierno. El culto a Marduk reflejaba la supremacía política de Babilonia y contribuyó a unificar a los pueblos de Mesopotamia bajo un marco religioso común. Además, los mitos, ritos y creencias de los babilonios tuvieron una influencia perdurable en las religiones de las culturas posteriores, incluidos los asirios, los persas y las tradiciones abrahámicas.
La ciudad de Babilonia en la Biblia
Babilonia tiene un papel destacado en las crónicas y narraciones de la Biblia, siendo mencionada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. A lo largo de los textos bíblicos, Babilonia es representada como un símbolo de poder, opulencia y decadencia, pero también como un instrumento de juicio divino. Aquí te ofrezco un resumen de cómo Babilonia aparece en las crónicas de la Biblia:
1. La Torre de Babel (Génesis 11:1-9):
La primera mención de Babilonia en la Biblia está asociada con el relato de la Torre de Babel. En el libro de Génesis, se narra cómo los descendientes de Noé decidieron construir una torre que llegara al cielo en la región de Sinar, donde se encontraba Babilonia. Dios, viendo su orgullo y ambición, confundió sus lenguas para que no pudieran entenderse entre sí, lo que provocó la dispersión de los pueblos por la Tierra. Esta historia marca el origen de la diversidad de lenguas humanas y es vista como un castigo por la arrogancia del hombre. Babel es el nombre que se da en este relato, que en hebreo significa «confusión», y está directamente relacionado con la ciudad de Babilonia.
2. El exilio babilónico (2 Reyes, 2 Crónicas, Jeremías, Ezequiel, Daniel):
Una de las menciones más importantes de Babilonia en la Biblia está relacionada con el exilio babilónico. Este exilio tuvo lugar en el siglo VI a.C., cuando el rey babilónico Nabucodonosor II conquistó Jerusalén, destruyó el Templo de Salomón y deportó a muchos judíos a Babilonia. Este evento es uno de los momentos más trágicos de la historia de Israel y es relatado en varios libros del Antiguo Testamento, como 2 Reyes, 2 Crónicas, y los libros proféticos de Jeremías y Ezequiel.
El exilio babilónico se interpreta como un castigo divino por la infidelidad del pueblo de Israel a Dios y su adoración a otros dioses. Durante este período, los profetas como Jeremías advirtieron sobre la destrucción de Jerusalén, mientras que Ezequiel y Daniel escribieron desde el exilio. Sin embargo, también surgió la esperanza de la redención y el retorno a la Tierra Prometida, lo cual se cumplió cuando el imperio persa, bajo el rey Ciro el Grande, permitió el regreso de los judíos a Jerusalén en el 538 a.C.
3. El libro de Daniel:
El Libro de Daniel se sitúa en gran parte en Babilonia, y relata las experiencias del profeta Daniel y sus compañeros durante el exilio. Daniel sirve en la corte de Nabucodonosor II y de otros reyes babilónicos, interpretando sueños y visiones, y demostrando la superioridad de Dios sobre los dioses babilónicos. Entre los relatos más conocidos está la interpretación del sueño de Nabucodonosor sobre una estatua que representa diferentes reinos (Daniel 2), y la historia del Horno de Fuego (Daniel 3), donde los compañeros de Daniel son arrojados a un horno ardiente por negarse a adorar una estatua del rey, pero son milagrosamente salvados por Dios.
Otra historia clave es la del banquete del rey Belsasar (Daniel 5), donde la famosa frase «Mene, Mene, Tekel, Parsin» aparece escrita en la pared, anunciando la caída de Babilonia ante los persas, lo cual ocurrió poco después.
4. Profecías contra Babilonia (Isaías, Jeremías):
Babilonia también es objeto de numerosas profecías en la Biblia, donde se predice su caída. Los profetas como Isaías y Jeremías advierten que, aunque Babilonia es usada por Dios para castigar a Israel, también será juzgada por su arrogancia, idolatría y opresión. Isaías (Isaías 13-14) profetiza la destrucción de Babilonia y su transformación en un lugar desolado. Jeremías (Jeremías 50-51) también dedica varios capítulos a condenar a Babilonia, anunciando que el imperio caerá por su maldad y que será vengada la destrucción de Jerusalén.
Estas profecías se cumplen históricamente con la caída de Babilonia ante el ejército persa de Ciro el Grande en el año 539 a.C.
5. Babilonia en el Apocalipsis:
En el Nuevo Testamento, Babilonia reaparece en el libro del Apocalipsis como un símbolo de la corrupción y el poder mundano en oposición a Dios. Aquí, «Babilonia» se utiliza de manera figurativa para representar una ciudad o sistema que simboliza la decadencia moral y espiritual, y que es enemigo de Dios. Se la describe como la «Gran Ramera» (Apocalipsis 17-18), una ciudad rica y poderosa que será destruida por su arrogancia y su persecución de los santos.
Aunque no se refiere directamente a la Babilonia histórica, esta «Babilonia» en el Apocalipsis es vista por muchos estudiosos como una metáfora de Roma, el imperio dominante en el tiempo en que fue escrito el texto. Sin embargo, el nombre Babilonia se usa porque en la tradición bíblica representaba el epitome de la opresión, la idolatría y el poder arrogante.
Importancia histórica y teológica:
Babilonia en la Biblia no es solo una ciudad histórica, sino un símbolo cargado de significados teológicos. Se la asocia con la opulencia, la idolatría y la rebelión contra Dios, pero también se la presenta como una herramienta del juicio divino. A través de Babilonia, Dios castiga a su pueblo infiel, pero también ofrece la esperanza de la redención y la restauración.
En resumen, Babilonia en las crónicas de la Biblia es tanto una entidad histórica que interactuó con el pueblo de Israel como un poderoso símbolo religioso que perdura en las escrituras.
El Imperio amorreo o paleobabilónico
Tras el colapso de la dinastía sumeria Ur III a manos de los elamitas, los amorreos, un pueblo extranjero de habla semítica del noroeste, comenzaron a migrar al sur de Mesopotamia desde el norte de Levante. Estos establecieron una serie de pequeños Estados mientras que los asirios reafirmaron su independencia en el norte.4 Uno de estos fue Babilonia, fundada por Sumu-Abum hacia el año 1894 a. C. (según la cronología media). Los amorreos, al igual que los semitas, se adaptaron fácilmente a la lengua acadia, propiciando el declive del sumerio. También se amoldaron con facilidad al panteón mixto sumerio-acadio, rindiendo culto a Marduk, deidad protectora de la ciudad.
Bajo sus primeros gobernantes —Sumu-la-El, Sabium, Apil-Sin, Sîn-Muballit—, Babilonia era una nación pequeña y simple en comparación a sus otros vecinos —Isin, Larsa, Asiria al norte y Elam al este—. Situada a ambas orillas del Éufrates, la ciudad se mantuvo en margen de la cercana y más poderosa Kiš.4 Esta situación cambió durante el reinado de Hammurabi (1792–1750 a. C.), quien expandió significativamente las fronteras de su reino y conquistó los reinos de Ešnunna, Larsa y Mari.5 Hammurabi constituyó un reino muy poderoso que su hijo Samsu-iluna (1749–1712 a. C.) logró preservar a pesar de varias revueltas. Sin embargo, una grave crisis afectó al sur del país, donde la influencia de Babilonia disminuyó y fue suplantada por la I Dinastía del País del Mar. Los reyes babilónicos posteriores se enfrentaron a la lenta desintegración de su reino y a la aparición de nuevos rivales en el norte y este (elamitas, hurritas, casitas). Finalmente fue la intervención de un poder extranjero —el reino hitita liderado por Mursili I— lo que puso fin a este primer reino babilónico, cuya capital fue saqueada y conquistada hacia el 1595 a. C.
Una de las obras más importantes de esta primera dinastía fue la compilación de un código de leyes. Esto se hizo por orden de Hammurabi después de la expulsión de los elamitas y el asentamiento de su reino. Una copia del Código de Hammurabi está preservada en el Museo del Louvre.
La piedra Michaux es un kudurru perteneciente al período de la dominación casita de Babilonia. Está escrito en lengua acadia mediante símbolos cuneiformes. Descubierta en 1782 por el botánico francés Michaux, fue el primer testimonio de la civilización mesopotámica que llegó a la Europa moderna. Foto: Millin – Édouard Charton, Voyageurs anciens et modernes, Paris. Dominio público
Es un kudurru (estela de piedra grabada, usualmente de forma rectangular o fálica y con la parte superior redondeada) y data del siglo xii a. C. en la época de la Dinastía Casita, que se extendió por Mesopotamia en la zona de los ríos Tigris y Éufrates y que conquistó Babilonia en el 1531 a. C. hasta que en el 1155 a. C., fueron derrocados por los elamitas.
La Babilonia de los casitas
Los casitas (en acadio kaššû) fueron un pueblo de origen incierto que llegó a constituir la dinastía reinante en Babilonia (o Karduniash, como ellos la llamaban), desde aproximadamente 1531 a. C. (1595 a. C. según la cronología media) hasta el año 1155 a. C. (cronología corta), en que fueron derrocados por los elamitas. Su conquista de la vieja Babilonia de Hammurabi y el territorio mesopotámico con sus diferentes ciudades-estado dio lugar a lo que se podría llamar el Estado territorial de Babilonia en la mitad sur de Mesopotamia, cuya rivalidad con el Estado de la mitad norte, Asiria, configurará el futuro de la región.
Origen
Los casitas son uno de los pueblos con el origen más misterioso de cuantos poblaron la antigua Mesopotamia. Se supone que proceden del suroeste de Irán y que llegaron a Babilonia a través de los montes Zagros. Las primeras menciones de los casitas los sitúan en el siglo XVIII a. C. cuando atacaron Babilonia en el noveno año de reinado de Samsu-iluna (1749-1712 a. C.) hijo de Hammurabi, en que fueron repelidos. Un siglo más tarde se tiene noticias de un rey casita en la ciudad de Hana situada al norte de Babilonia. Este periodo de la historia de Mesopotamia y Asiria es el peor documentado y se lo conoce como la época oscura.
Los casitas fueron un pueblo de origen incierto que ocupó una posición de gran relevancia en la antigua Mesopotamia tras el colapso del Imperio Paleobabilónico. Después de la caída de la dinastía de Hammurabi y la invasión de los hititas, los casitas asumieron el control de Babilonia y gobernaron durante aproximadamente cuatro siglos, estableciendo lo que se conoce como la dinastía casita de Babilonia (c. 1595 a.C. – 1155 a.C.). Aquí te doy un panorama detallado de su historia y relevancia:
Origen e Historia
Orígenes: Aunque su origen exacto es incierto, se cree que los casitas provenían de los montes Zagros, al este de Mesopotamia, en lo que actualmente es Irán. Eran un pueblo montañés que inicialmente vivía en pequeños clanes tribales.
Ascenso al poder en Babilonia: Tras la caída del Imperio Paleobabilónico en manos de los hititas, Babilonia quedó debilitada y vulnerable. Aprovechando esta situación, los casitas, que ya habían estado presentes en la región de Babilonia como mercenarios y vasallos, tomaron el control de la ciudad alrededor del año 1595 a.C. Así, fundaron la dinastía casita, que dominó la región durante más de cuatro siglos, un período que es conocido como la Babilonia casita.
Gobierno casita: Aunque fueron inicialmente un pueblo extranjero, los casitas rápidamente adoptaron la cultura y las instituciones babilónicas. Gobernaron con un sistema de organización similar al de sus predecesores babilonios, preservando las tradiciones administrativas y religiosas mesopotámicas. Sin embargo, también introdujeron algunas innovaciones en la gestión territorial, como un sistema de provincias más estructurado.
Cultura y religión
Sincretismo cultural: Bajo el dominio casita, Babilonia mantuvo muchas de sus características culturales babilónicas. Los casitas adoptaron la lengua acadia (la lengua diplomática y administrativa del imperio babilónico) y promovieron la cultura mesopotámica. Continuaron el culto a los dioses babilónicos como Marduk, el dios principal de Babilonia, aunque también introdujeron deidades propias casitas, como el dios Shuqamuna y la diosa Shumaliya, que adquirieron cierta importancia en los cultos locales.
Innovaciones arquitectónicas: Los casitas contribuyeron al desarrollo de Babilonia mediante la construcción de templos y palacios. El famoso templo de Marduk, Esagila, continuó siendo un centro importante de culto bajo su dominio, y también trabajaron en la restauración y mantenimiento de infraestructuras urbanas.
Política y diplomacia
Relaciones exteriores: Los casitas no solo gobernaron Babilonia durante un largo periodo de estabilidad, sino que también mantuvieron relaciones diplomáticas con otras grandes potencias de la época, como Egipto, los hititas y Asiria. Los casitas aparecen en las cartas de Amarna, una serie de correspondencias diplomáticas entre las potencias de Oriente Próximo del siglo XIV a.C., donde se evidencia su papel como actores importantes en la política internacional.
Relaciones con los asirios: Durante gran parte del período casita, Babilonia mantuvo relaciones tensas con Asiria, al norte. Aunque hubo enfrentamientos entre ambos estados, Babilonia y Asiria también tuvieron periodos de paz y alianzas, en algunos casos selladas mediante matrimonios reales.
Caída de la dinastía casita
El final del dominio casita llegó alrededor del 1155 a.C., tras la invasión del rey Tukulti-Ninurta I de Asiria, quien saqueó Babilonia y debilitó gravemente el reino. Sin embargo, el golpe definitivo vino de parte de los elamitas, quienes invadieron Babilonia y capturaron a Enlil-nadin-ahi, el último rey casita, poniendo fin a esta dinastía.
Legado de los casitas
Durabilidad política: La dinastía casita es una de las más longevas en la historia de Mesopotamia, y su gobierno se caracterizó por una notable estabilidad y continuidad administrativa, lo que permitió que Babilonia se mantuviera como una potencia regional durante siglos.
Influencia cultural y política: Aunque los casitas eran inicialmente un pueblo extranjero, supieron integrarse plenamente en el mundo babilónico y preservar su cultura y tradiciones. Su dinastía dejó una huella duradera en la historia de Mesopotamia, y su período es considerado un tiempo de prosperidad relativa, al menos hasta las últimas décadas de su dominio.
Conclusión
Los casitas jugaron un papel fundamental en la historia de Babilonia después de la caída del Imperio Paleobabilónico. Aunque eran un pueblo extranjero, lograron integrar su cultura con la de los babilonios, mantener la estabilidad del imperio y tener un impacto significativo en la historia política, religiosa y diplomática de la región. Su caída marcó el fin de una era y preparó el escenario para nuevas potencias como Asiria y los elamitas.