El período protoelamita discurre entre alrededor del 3200 a. C. al 2700 a. C. cuando Susa, más tarde capital de los elamitas, empezó a recibir influencia de las culturas de la meseta iraní. En términos arqueológicos se corresponde con el período Banesh tardío. Esta civilización es reconocida como la más antigua de Irán y fue ampliamente contemporánea con su vecina, la civilización sumeria, la más antigua del mundo, que comenzó alrededor de 5200 a. C.
Se sabe que el territorio de Elam está habitado desde el VIII milenio a. C. En el VII milenio a. C. se inicia una civilización agrícola basada en la irrigación fluvial, en VI milenio a. C. se pasa a una irrigación artificial similar a la de Mesopotamia, en el IV milenio a. C. nos encontramos con una comunidad calcolítica muy implantada y con contactos comerciales con Mesopotamia, Beluchistán y el valle del Indo. En este milenio surge también la ciudad de Susa, la cual es tan antigua como las ciudades de Sumeria en Mesopotamia. En el III milenio a. C. se construyen muchas otras ciudades por el territorio de Elam.
La escritura protoelamita es un sistema de escritura de principios de la Edad del Bronce brevemente en uso para el antiguo idioma elamita antes de la introducción del elamita cuneiforme.
Copa de plata de Marvdasht, Fars, con una inscripción elamita-lineal en ella, III milenio a. C. Museo Nacional de Irán. Photo is By Zereshk. CC BY-SA 3.0.

Visión general
Aparte de Susa, un sitio protoelamita importante es Tappeh Sialk, donde se puede ver el único zigurat protoelamita que queda. Textos en la escritura protoelamita aún por descifrar encontrados en Susa datan de este periodo. Se cree que los protoelamitas en realidad eran elamitas (hablantes del idioma elamita), debido a muchas similitudes culturales (por ejemplo, la construcción de zigurats) y a que no parece que haya ocurrido una migración a gran escala en la región entre el período protoelamita y los posteriores elamitas. Pero dado que aún ha de descifrarse su escritura, esta teoría permanece en la incertidumbre.
Algunos antropólogos, como John Alden, mantienen que la influencia protoelamita creció rápidamente a finales del IV milenio a. C. y declinó igualmente de forma rápida con el establecimiento del comercio marítimo en el golfo Pérsico algunos siglos más tarde.
Cerámica protoelamita que se remonta a la segunda mitad del V milenio a. C. se ha encontrado en Sialk, donde se ha encontrado escritura protoelamita, la primera forma de escritura de Irán, en tablillas de esta fecha. Los primeros sellos cilíndricos vienen también del período protoelamita.
Teppe Sialk es una de las ruinas protoelamitas que quedan en Irán. Las ruinas se remontan al VI milenio a. C. en su parte más antigua.
Teppe Sialk es un yacimiento arqueológico ubicado cerca de la ciudad de Kashan, en el centro de Irán, y es considerado uno de los sitios más antiguos de la región, con evidencia de ocupación humana que se remonta al VI milenio a.C. Este lugar es un testimonio fascinante de las primeras etapas de la civilización en el Antiguo Oriente Próximo, particularmente en el contexto de la transición de comunidades nómadas hacia asentamientos sedentarios y urbanos.
La arquitectura de Teppe Sialk refleja las etapas iniciales del desarrollo cultural en Irán. En su parte más antigua, la estructura está compuesta principalmente por edificaciones de adobe, un material típico de las primeras comunidades agrícolas en regiones semiáridas. Estas construcciones cumplían funciones tanto residenciales como ceremoniales, lo que sugiere que Teppe Sialk no solo era un centro de habitación, sino también un lugar de reunión y posiblemente de culto. Las viviendas, de planta rectangular, muestran un diseño práctico, con espacios dedicados al almacenamiento de alimentos, actividades domésticas y refugio familiar. Los hallazgos de herramientas, cerámica y restos agrícolas en los alrededores confirman la importancia de estas estructuras para sostener la economía local.
Además de las viviendas, se han encontrado restos de lo que se interpreta como espacios comunitarios o religiosos. En particular, se cree que algunas áreas del yacimiento pudieron ser utilizadas para actividades ceremoniales relacionadas con cultos agrícolas o rituales propiciatorios, ya que la arquitectura estaba organizada para reunir a pequeños grupos en torno a plataformas o espacios abiertos.
Un aspecto destacado de Teppe Sialk es la evolución que muestra en sus sucesivas capas de ocupación. A medida que la comunidad protoelamita se desarrolló, se introdujeron técnicas más avanzadas de construcción y organización espacial. Los niveles más recientes del sitio, fechados alrededor del IV milenio a.C., muestran evidencia de planificación arquitectónica, con calles rudimentarias y mayor diferenciación entre las áreas residenciales, administrativas y posiblemente religiosas. Esto coincide con el auge de la civilización protoelamita en Susiana, sugiriendo contactos culturales y comerciales con otras regiones del Antiguo Oriente Próximo.
Entre los descubrimientos más notables de Teppe Sialk se encuentra una serie de entierros, que revelan la complejidad social de sus habitantes. Los enterramientos estaban acompañados de ajuares funerarios, que incluían cerámica decorada, herramientas y objetos ornamentales, lo que indica una creciente diferenciación social y un sistema de creencias en torno a la vida después de la muerte.
Desde el punto de vista funcional, las ruinas de Teppe Sialk ofrecen una visión única de la vida cotidiana en una de las primeras comunidades organizadas del mundo. Su arquitectura estaba diseñada para satisfacer las necesidades básicas de refugio, almacenamiento y defensa, pero también para facilitar las actividades colectivas, como la producción agrícola, el comercio local y la organización comunitaria. Este sitio se erige como un puente entre las primeras aldeas neolíticas y las civilizaciones más avanzadas del Cercano Oriente, mostrando cómo las sociedades protoelamitas comenzaron a desarrollar una identidad cultural propia.
En resumen, Teppe Sialk no solo es un lugar de interés arqueológico, sino también una ventana a los orígenes de la civilización en Irán. Su arquitectura, tanto funcional como simbólica, refleja el proceso de adaptación y desarrollo de las primeras sociedades sedentarias, con un enfoque en la economía agrícola, las estructuras sociales y los rituales religiosos que más tarde caracterizarían a las culturas del Antiguo Oriente Próximo.
Escritura protoelamita
Hacia el 3300 a. C. las tablillas de Susa dan a conocer mediante signos figurativos, es decir pictogramas, cifras para contar el ganado. En el 2900 a. C. aparece la escritura protoelamita. No es seguro si la escritura protoelamita puede considerarse directa predecesora del elamita lineal. Ambos alfabetos permanecen en gran medida sin descifrar y es sólo mera especulación postular una relación entre las dos.
Tablilla económica en protoelamita, Susa III, Museo del Louvre, 3100-2850 a. C. Foto: Mbzt. CC BY 3.0.
Unos pocos signos protoelamitas parecen ser préstamo de las tablillas del ligeramente más antiguo protocuneiforme (uruk tardío) de Mesopotamia, o quizás más probablemente comparten un origen común. Mientras que el protocuneiforme está escrito en jerarquías visuales, el protoelamita está escrito en un estilo en-línea: signos numéricos siguen a los objetos que cuentan; algunos signos no numéricos son imágenes de los objetos que representan, aunque la mayoría son totalmente abstractos.
El protoelamita se usó durante un período breve alrededor del 3000 a. C. (presumiblemente contemporáneo con Uruk III o Jemdet Nasr en Mesopotamia), mientras que el elamita lineal está acreditado durante un periodo breve de tiempo similar durante el último cuarto del III milenio a. C.
Quienes proponen una relación elamo-drávida han buscado similitudes entre el protoelamita y la escritura del Indo.
Corpus de inscripciones
El sistema de escritura protoelamita se usó en una amplia zona geográfica, que va desde Susa en el oeste hasta Tepe Yahya en el este, y quizás más allá. El corpus conocido de inscripciones está formado por alrededor de 1600 tablillas, la mayor parte de ellas desenterradas en Susa.
Las tablillas protoelamitas se han encontrado en los siguientes yacimientos (en orden según el número de tablillas recuperadas):
- Susa (más de 1500 tablillas).
- Malyan (más de 30 tablillas).
- Tepe Yahya (27 tablillas).
- Sialk (22 tablillas).
Jiroft (dos tablillas).- Ozbaki (una tablilla).
- Shahr-i-Shokhta (una tablilla).
Ninguno de los objetos escritos de Ghazir, Chogha Mish o Hisar pueden considerarse protoelamitas. Las tablillas de Ghazir y Choga Mish son estilo Uruk IV o tablillas numéricas, mientras que el objeto de Hissar no puede clasificarse en la actualidad. La mayoría de las tablillas de Sialk tampoco son protoelamitas, hablando en sentido estricto, pero pertenecen al período de estrecho contacto entre Mesopotamia e Irán, correspondiendo presumiblemente a Uruk V – IV.
Intentos de descifrado
Aunque el protoelamita permanece sin descifrar, el contenido de muchos textos se conoce. Esto es posible porque ciertos signos, y en particular una mayoría de los signos numéricos, son préstamo directo del sistema de escritura de la vecina Mesopotamia, protocuneiforme. Además, una serie de signos protoelamitas son imágenes reales de los objetos que representan. Sin embargo, la mayoría de los signos protoelamitas son totalmente abstractos y su significado sólo podrá ser descifrado a través de un análisis grafotáctico cuidadoso.
Mientras que el idioma elamita se ha sugerido como un candidato probable para subyacer en las inscripciones protoelamitas, no hay evidencia positiva de ello. Las más tempranas inscripciones protoelamitas, al ser puramente ideográficas, de hecho no contienen ninguna información lingüística, y después del estudio de Friberg de 1978/79 de la metrología antigua del Oriente Próximo, los intentos de descifrado se han apartado de los métodos lingüísticos.
Arte protoelamita 6000 a. C.-2700 a. C.
De alrededor del 6000 a. C. provienen ídolos femeninos de barro. A los recipientes cocidos a fuego abierto y muchas veces decorados con incisiones les suceden las cerámicas pintadas, sus motivos son abstractos hacia el 4500 a. C.. En el periodo de cerámica de Samarra se adornan con rombos, líneas en zig-zag u onduladas. Hacia el 4000 a. C. estas líneas se unen para formar figuras geométricas con formas de animales. En periodos posteriores irán ganando en realismo sin perder su carácter ornamental. Finalmente y coincidiendo con la cultura de El Obeid en Mesopotamia, aparecen animales astados y las primeras representaciones humanas, y en la última fase aparece el torno. Se han encontrado unas extrañas fuentes decoradas con animales de enormes astas que se adaptan a la forma de las vasijas, mientras que otros, como peces, patos o pájaros, aparecen extremadamente estilizados; tales fuentes se han hallado en Tall-i-Bakun cerca de Persépolis, y fueron datadas alrededor del año 3500 a. C.

La civilización protoelamita se desarrolló en el suroeste del actual Irán, principalmente en la región de Susiana, alrededor de los años 3200 a.C. a 2700 a.C., durante la transición del período Calcolítico a la Edad del Bronce. Es considerada una de las primeras etapas históricas que precedieron al surgimiento de la civilización elamita y, posteriormente, al gran Imperio persa. Se le atribuye un importante papel como precursora en la organización social, la administración económica y la urbanización en el antiguo Irán.
El nombre «protoelamita» se refiere a una fase cultural que antecede al desarrollo de la cultura elamita propiamente dicha, y su denominación proviene de los vestigios arqueológicos y textos encontrados principalmente en la ciudad de Susa. Este periodo coincide con el auge de las primeras ciudades-estado en Mesopotamia, como Uruk, lo que evidencia que existían importantes interacciones comerciales y culturales entre ambas regiones. Aunque influenciada por sus vecinos mesopotámicos, la civilización protoelamita desarrolló características únicas que la diferenciaron, como un sistema de escritura pictográfica aún no descifrado.
La escritura protoelamita es uno de los elementos más fascinantes de esta civilización. Este sistema, compuesto por más de 1500 signos, se utilizó principalmente para registros administrativos y económicos. Su estructura parece tener cierta conexión con los sistemas cuneiformes mesopotámicos, pero es independiente en términos de origen y propósito. Los textos protoelamitas, encontrados en tablillas de arcilla, indican que existía un nivel avanzado de organización social y económica, con complejos sistemas de contabilidad para registrar el comercio, la redistribución de bienes y las actividades agrícolas.
La economía de la civilización protoelamita estaba basada en la agricultura, con la fertilidad de las llanuras de Susiana permitiendo el cultivo de cereales y la cría de ganado. También existía una floreciente producción artesanal, con objetos de cerámica decorada, textiles y herramientas de metal, que eran comercializados con culturas vecinas. La sociedad protoelamita estaba jerarquizada, con una élite gobernante que controlaba los centros urbanos y administraba las actividades económicas. Por debajo de esta élite, se encontraban los artesanos, comerciantes y campesinos, quienes representaban la base de la producción.

En cuanto a sus manifestaciones culturales, el arte protoelamita refleja un estilo simbólico y funcional. Los sellos cilíndricos, que a menudo contenían grabados de animales y figuras geométricas, se utilizaban para autenticar documentos y sellar mercancías. La cerámica pintada y los artefactos decorativos sugieren una inclinación hacia la estética, aunque muchas de estas piezas también cumplían funciones prácticas. Los templos y edificios administrativos de esta etapa muestran una incipiente arquitectura monumental que más tarde sería característica de las culturas iraníes.
La religión y las creencias protoelamitas son difíciles de reconstruir debido a la falta de textos descifrados. Sin embargo, se ha inferido que la civilización veneraba fuerzas naturales y figuras simbólicas, como animales y cuerpos celestes, que se encuentran representados en su arte. Estas prácticas probablemente influyeron en las tradiciones religiosas posteriores de los elamitas y, eventualmente, en las del Imperio persa.
El declive de la civilización protoelamita alrededor del 2700 a.C. se atribuye a una combinación de factores internos y externos. Cambios climáticos, conflictos internos y presiones de culturas vecinas pudieron haber contribuido a su desaparición. Sin embargo, el legado de esta civilización persistió en la región, sentando las bases para el desarrollo del Reino de Elam, que a su vez influyó significativamente en la formación del Imperio persa.
En resumen, la civilización protoelamita representa un momento clave en la historia del antiguo Irán, marcando el inicio de la urbanización, la escritura y la organización social en la región. Aunque su periodo de esplendor fue relativamente breve, su impacto fue duradero, allanando el camino para el surgimiento de una de las civilizaciones más influyentes del mundo antiguo. Esta etapa pertenece al final del período prehistórico y los inicios de la protohistoria, en un tiempo que precede directamente al desarrollo de las grandes civilizaciones mesopotámicas y alamitas.
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