Introducción: Entre el mito y la historia — el origen del orden imperial chino
El llamado “Periodo de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores” (三皇五帝, Sān Huáng Wǔ Dì) constituye el umbral mítico e ideológico de la civilización china. Más que un periodo histórico documentado, es una construcción simbólica y política que articula el relato fundacional del orden, la cultura, el poder y la moral en el mundo chino. A través de estas figuras semidivinas, la tradición confuciana, daoísta y legalista proyectó modelos ideales de gobierno, virtud y armonía que influirían durante milenios en la legitimidad del trono imperial.
Los Tres Augustos (Huáng) representan los primeros modeladores del mundo: sabios civilizadores, inventores de las técnicas esenciales de la vida, vinculados a la agricultura, el fuego, el calendario, la escritura, la medicina y el orden cósmico. Ellos no solo dominaban la tierra, sino que personificaban las leyes naturales y celestes, estableciendo los cimientos de la relación entre el cielo (tiān) y el gobierno humano.
Los Cinco Emperadores (Dì), por su parte, simbolizan la primera forma de gobierno moral, estable y estructurada. Gobernaban no por la fuerza, sino por la virtud ejemplar, siendo justos, sabios y cercanos al pueblo. Entre ellos destacan figuras como Huangdi (el Emperador Amarillo), considerado el patriarca cultural de China, o Yao y Shun, modelos eternos de benevolencia y rectitud. El paso de Yao a Shun y luego a Yu el Grande —el fundador semilegendario de la dinastía Xia— representa el tránsito del mito al protoestado, de la comunidad al linaje dinástico.
Este periodo cumple una función fundacional en la narrativa histórica china: legitima la centralidad del emperador como vínculo entre el cielo y la tierra, establece el principio del Mandato Celestial, y define un ideal de poder basado en la virtud (dé), el equilibrio y el autocontrol. A través de estos relatos, China construyó no solo su memoria, sino su idea de civilización.
Aunque estos personajes no puedan ser comprobados por la arqueología con certeza plena, su papel es crucial: son arquetipos más que gobernantes, arquitectos morales más que soberanos documentados. Son, en última instancia, los pilares culturales de la historia larga de China, donde lo mítico y lo político se entrelazan de forma inseparable.

Análisis y periodización histórica. Mitos Fundacionales de China.
El territorio que hoy ocupa China ha sido habitado desde tiempos del Paleolítico, y es más, se considera una de las cunas de la humanidad, junto con el continente africano, en función a los restos óseos encontrados. Posteriormente al periodo Paleolítico, tenemos el llamado Neolítico en China que abarca aproximadamente desde el 10,000 a.C. hasta el 2000 a.C.
El territorio que hoy ocupa China ha estado habitado por el ser humano desde épocas remotas, y su relevancia para la historia de la humanidad va mucho más allá de sus civilizaciones históricas. Según los hallazgos arqueológicos, China fue una de las regiones clave en la evolución y dispersión del Homo sapiens, y en algunos casos se han encontrado restos de especies humanas más antiguas, como el Homo erectus pekinensis (el Hombre de Pekín), cuya antigüedad se remonta a más de 700.000 años.
Esta continuidad de presencia humana convirtió a la región en una de las grandes cunas de la humanidad, junto con África y el Creciente Fértil. El registro arqueológico muestra una evolución cultural constante, desde la recolección y la caza hasta la domesticación de plantas y animales, la cerámica, la arquitectura primitiva y las primeras formas de organización comunitaria.
Durante este período, surgieron diversas culturas regionales, como:
- La cultura de Yangshao (5000-3000 a.C.): Conocida por su cerámica pintada, se desarrolló en la región del río Amarillo. Desarrollada en la cuenca media del río Amarillo, la cultura de Yangshao es conocida por su cerámica pintada, sus aldeas organizadas, el uso del mijo como cultivo básico, y el desarrollo de técnicas como el telar. Los asentamientos revelan ya una cierta diferenciación social y un incipiente culto a los ancestros.
- La cultura de Longshan (3000-2000 a.C.): Esta cultura es más avanzada tecnológicamente y se asocia con la producción de cerámica negra y primeros signos de organización estatal. Considerada tecnológicamente más avanzada, especialmente en alfarería, se caracteriza por su cerámica negra pulida, la presencia de estructuras defensivas y evidencias de una incipiente jerarquización social y protoorganización estatal. Su influencia es clara en las culturas posteriores que darán origen a los primeros estados dinásticos chinos.
Estas culturas no solo establecieron los cimientos materiales de la civilización china temprana (agricultura, arquitectura, tecnología cerámica), sino que también pusieron en marcha estructuras culturales y religiosas que influirán en la cosmovisión china: el culto a la tierra, la veneración a los antepasados, la importancia del calendario agrícola y la noción de centralidad territorial. Estas culturas sentaron las bases para la civilización china temprana.
Del Neolítico al mito: el surgimiento del relato civilizatorio
A medida que estas culturas regionales se desarrollaban, comenzó a construirse también un relato simbólico sobre los orígenes del orden social, político y moral. Así nació el ciclo legendario de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores, figuras que, más allá de su historicidad, condensan la transición entre la prehistoria arqueológica y la protohistoria ideológica.
Los arqueólogos nos muestran herramientas, huesos y casas; los relatos fundacionales nos hablan de sabios que enseñan a cultivar, a medir el tiempo, a construir diques o a reinar con virtud. Ambas dimensiones —la material y la mítica— convergen para formar el núcleo de lo que hoy reconocemos como los orígenes de la civilización china.
Fases y periodos aproximados
Neolítico y Culturas tempranas: Desde Yangshao hasta Longshan, se desarrolla la cultura material y social que prepara el terreno para los primeros estados. Como en otras partes del mundo, el Neolítico está relacionado básicamente por el dominio de la agricultura y la ganadería. Es la llamada Revolución Neolítica, que desde estos escritos consideramos un momento crucial del ser humano. El llamado periodo neolítico en China representa el tránsito fundamental de sociedades cazadoras-recolectoras a comunidades agrícolas asentadas, con una notable variedad de culturas regionales que evolucionaron de forma paralela en distintas áreas del vasto territorio.
Tres Augustos y Cinco Emperadores: Un período más mitológico que histórico, que vincula los orígenes legendarios de la civilización china con las primeras dinastías. Nos ocuparemos en este artículo.
Dinastía Xia: Tradicionalmente considerada la primera dinastía, posiblemente identificada con la cultura de Erlitou.
Erlitou y Erliang: Culturas arqueológicas que representan la transición hacia la Edad del Bronce y el surgimiento de las primeras formas de estado en China. La Edad de Bronce China.
La relación entre estos períodos no siempre es clara y a menudo está envuelta en leyenda, pero la cultura de Erlitou se considera el puente más sólido entre la mitología (Xia) y la historia documentada (Shang).
El final del Período de los Cinco Emperadores se solapa con la fundación de la dinastía Xia por Yu el Grande. Según la tradición, Yu fue el primer gobernante de la dinastía Xia (aproximadamente 2070-1600 a.C.), una dinastía cuya existencia ha sido cuestionada durante siglos, pero que algunos arqueólogos relacionan con la cultura Erlitou. Erlitou muestra características de una sociedad estatal avanzada con tecnología de bronce, urbanización y jerarquía social.
La ausencia de evidencia arqueológica directa de este periodo ha llevado a los estudiosos a considerarlo más un conjunto de leyendas que historia documentada. Sin embargo, la narrativa mitológica es esencial para entender la identidad cultural china y la idea del «Mandato del Cielo» (Tianming), que justificaría la autoridad moral de los gobernantes.
Fases y periodos aproximados
La prehistoria y Edad antigua China en relación con Occidente
Encajar la prehistoria china con las etapas del horizonte occidental de la Edad de los Metales es un reto interesante, ya que el desarrollo de las tecnologías metalúrgicas en China siguió una evolución distinta, tanto en términos de cronología como en términos culturales. A continuación, te explico cómo se podría aproximar esta clasificación, así como el momento en que China entra en la Edad Antigua con la aparición de la escritura.
1. Neolítico Chino y Transición a la Edad de los Metales:
- Culturas Neolíticas (5000-2000 a.C.): Las culturas Yangshao (5000-3000 a.C.) y Longshan (3000-2000 a.C.) son las más destacadas del Neolítico chino. Durante esta etapa, predominan la agricultura, la cerámica y las primeras formas de organización social compleja. Es en este momento histórico cuando se da la Revolución Neolítica en la zona Occidental, concretamente en Oriente Próximo, Mesopotamia y Anatolia o Asia Menor. Proceso que se daría también algo posteriormente en Europa.
- Inicio de la Edad de los Metales en China: La transición hacia la metalurgia en China no sigue exactamente el patrón occidental de una secuencia clara de Cobre, Bronce y Hierro. En cambio, el desarrollo de la metalurgia del bronce parece haber sido más rápido, con la producción a gran escala de objetos de bronce ya consolidada hacia el 2000 a.C., sin pasar por una fase tan larga de uso del cobre como en el Mediterráneo o Mesopotamia.
2. Período de los Tres Augustos y Cinco Emperadores (aprox. 2852-2070 a.C.) y la Edad de los Metales:
El llamado Periodo de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores (三皇五帝, Sān Huáng Wǔ Dì) constituye un tramo esencial en el relato tradicional de los orígenes de China. Se trata de un periodo más mitológico que histórico, que enlaza el nacimiento de la civilización china con las primeras estructuras de gobierno moral y técnico. A través de estos personajes legendarios, se perfila la transición entre el mundo natural y salvaje y el surgimiento de la cultura, el orden y la civilización.
▸ Los Tres Augustos (三皇, Sān Huáng)
Aunque su número y nombres pueden variar según las fuentes, suelen identificarse como:
Fuxi (伏羲): inventor de la caza, la pesca, el matrimonio, los primeros caracteres escritos y los trigramas del I Ching.
Nüwa (女娲): diosa creadora, reparadora del cielo, vinculada a la humanidad y al orden cósmico.
Shennong (神农): “el agricultor divino”, descubridor de plantas medicinales, impulsor de la agricultura y la medicina.
Estos tres seres, semidivinos o míticos, representan las fuerzas civilizadoras primordiales: enseñar a vivir, cultivar la tierra, establecer leyes, formar familias y crear lenguaje.
▸ Los Cinco Emperadores (五帝, Wǔ Dì)
Representan la segunda fase del ciclo mítico: el establecimiento de un gobierno moral ejemplar, con figuras ya más cercanas al modelo humano, aunque idealizadas. Incluyen:
Huangdi (黄帝, el Emperador Amarillo): patriarca cultural, inventor de herramientas, armas, medicina, calendario y escritura. Se le atribuye la unificación de tribus y la creación de una protoadministración.
Zhuanxu, Ku, Yao y Shun: gobernantes sabios y virtuosos, seleccionados por su mérito, no por linaje, y recordados por su benevolencia, humildad y sabiduría en el arte de reinar.
Especial mención merecen Yao y Shun, quienes simbolizan el ideal confuciano de gobierno por virtud. La transmisión del poder de Shun a Yu el Grande, héroe del control de las inundaciones, marca la fundación de la mítica dinastía Xia, primera en la cronología tradicional china.
Este periodo no pertenece a la historia verificable por la arqueología, pero sí a la historia cultural de China: define una genealogía de valores —virtud, mérito, armonía con la naturaleza, servicio al pueblo— que impregnará la legitimidad del poder imperial durante siglos.
Es también una transición simbólica: del mito al relato nacional, de la tribu al Estado, de lo sagrado a lo político. Los Tres Augustos representan las fuerzas civilizadoras; los Cinco Emperadores, el ideal del buen gobierno; y Yu el Grande, el inicio del linaje dinástico.
Este período semilegendario es difícil de encajar de manera precisa con las etapas de la Edad de los Metales tal como se define en Occidente, pero se puede intentar un paralelismo aproximado:
- Edad del Cobre (aproximadamente 3000 a.C.): En China, no hay un «Horizonte de Cobre» claramente delimitado como en Occidente. Sin embargo, este periodo coincide aproximadamente con el Neolítico tardío y el inicio de la Edad del Bronce. Las primeras evidencias de uso de cobre en China se datan en torno al 3000 a.C., en el contexto de la cultura Longshan. Es en este momento cuando en el sector más occidental de produce la fase de la Edad de Cobre en Oriente Medio y Europa.
- Edad del Bronce (aproximadamente 2000 a.C.): Hacia el final del período de los Cinco Emperadores, ya se observa el surgimiento de culturas que trabajan el bronce, como la cultura Erlitou (1900-1500 a.C.), que algunos estudiosos asocian con la dinastía Xia. Este es el momento en que China entra plenamente en la Edad del Bronce. En paralelo: Edad del Bronce en Oriente Medio y la Civilización Minoica.
3. Edad del Hierro (a partir del 1000 a.C.):
La Edad del Hierro en China comienza más tarde que en otras regiones, alrededor del 1000 a.C., durante la dinastía Zhou occidental (1046-771 a.C.). Sin embargo, el uso del hierro no desplaza inmediatamente al bronce, que sigue siendo el metal predominante para herramientas y armas durante un tiempo.
Edad del Hierro en Oriente Medio, Europa y Grecia.
4. El Pasaje a la Edad Antigua: Escritura y Organización Estatal:
China entra en la Edad Antigua con la invención y uso de la escritura, que aparece de manera sistemática durante la dinastía Shang (aproximadamente 1600-1046 a.C.). Las primeras inscripciones que se han encontrado son los caracteres de oráculos sobre huesos y caparazones de tortuga (huesos de oráculo), conocidos como jiaguwen, que se usaban para la adivinación. En paralelo: Civilizaciones históricas en Egipto, Mesopotamia y la India.
La aparición de la escritura marca el comienzo de la historia documentada en China y, por tanto, el final de la prehistoria y la transición a la Antigüedad. Este periodo también ve la consolidación de un estado centralizado y una cultura jerárquica avanzada, lo que diferencia claramente a esta etapa de la prehistoria.
Conclusión:
La prehistoria china se puede encajar dentro de los marcos de la Edad de los Metales occidentales, aunque con algunas diferencias en el ritmo y la naturaleza de la transición. Mientras que la Edad del Cobre fue corta o poco significativa en China, la Edad del Bronce estuvo muy desarrollada desde épocas tempranas. La Edad Antigua comienza con la dinastía Shang, alrededor del 1600 a.C., cuando la escritura se convierte en un elemento central de la cultura china.

El Período de los Tres Augustos y Cinco Emperadores
El Período de los Tres Augustos y Cinco Emperadores (chino: 三皇五帝, pinyin: sān huáng wǔ dì), representa una etapa fundacional en la civilización china, entrelazando mitología y historia. Aunque es difícil de verificar arqueológicamente, es crucial para entender cómo se formaron los valores y las estructuras de poder en la sociedad china antigua. Este periodo mitológico enlaza los tiempos del Neolítico tardío con el surgimiento de los primeros estados históricos, sentando las bases para la civilización china clásica que emergería con la dinastía Xia y más tarde con la dinastía Shang.
Es un periodo (aproximadamente 2852-2070 a.C.) de carácter semilegendario en la historia china que conecta la época del Neolítico tardío con el surgimiento de la dinastía Xia, tradicionalmente considerada la primera dinastía de China. Aunque no se cuenta con evidencia arqueológica definitiva que respalde estos personajes y eventos, este periodo es fundamental en la tradición cultural y mitológica china, y refleja la transición de la sociedad tribal a la civilización.

Son figuras legendarias que, según la tradición china, habrían gobernado en la época temprana, antes de las dinastías históricas. Se considera que este período sucedió después del Neolítico y antes de la dinastía Xia (alrededor del 2852-2070 a.C.).
- Tres Augustos (San Huang): Eran figuras divinas o semidivinas, como el Emperador Amarillo (Huangdi), Fuxi, y Shennong.
- Cinco Emperadores (Wu Di): Son figuras más «humanas», como el Emperador Yao, Shun, y el Emperador Amarillo.
Este período conecta el pasado mitológico con el inicio de la civilización china, pero no tiene pruebas arqueológicas sólidas que lo respalden.

Foto: Pixabay
El Período de los Tres Augustos y Cinco Emperadores es esencialmente un conjunto de relatos míticos que han sido transmitidos a través de textos como el Shiji (Registros del Gran Historiador) de Sima Qian, el Liji (Libro de los Ritos) y otros escritos antiguos como el Clásico de los Documentos (Shangshu). En la tradición china, estos gobernantes se presentan como figuras sabias y morales que enseñaron a la humanidad habilidades cruciales como la agricultura, la domesticación de animales, la medicina, la escritura y la creación de normas sociales.
Ver enlaces:

Nǚwā sosteniendo la brújula y su hermano Fúxī la escuadra – excavaciones arqueológicas en Xinjiang. Anónimo – Zhongguo gu dai shu hua jian ding zu (中国古代书画鑑定组). 1997. Zhongguo hui hua quan ji (中国绘画全集). Zhongguo mei shu fen lei quan ji. Beijing: Wen wu chu ban she. Volume 1.v Dominio público.
A pesar del carácter legendario de las historias que se cuentan sobre estos personajes, que habrían vivido cientos de años y serían responsables de hechos milagrosos, es posible que en el origen de estas leyendas se encuentren personajes reales, jefes tribales del III milenio a. C. que habrían logrado victorias militares previas a la unificación de la también posiblemente mítica dinastía Xia.
Las fuentes históricas chinas coinciden en el número de tres augustos y cinco emperadores, pero las identidades de estos varían según las fuentes, existiendo versiones diversas tanto para los augustos como para los emperadores.
Según el mito, los Tres Soberanos eran semidioses que utilizaban sus capacidades para ayudar a crear la humanidad e impartirle habilidades y conocimientos esenciales. Los Cinco Emperadores eran sabios ejemplares que poseían un gran carácter moral y pertenecían a una edad de oro en la que «las comunicaciones entre el orden humano y el divino eran fundamentales para toda la vida» y en la que los sabios eran encarnaciones de lo divino o ayudaban a los humanos a mensajear las fuerzas divinas.
- Ver ref: Religiones del mundo: Tradiciones orientales. Editado por Willard Gurdon Oxtoby (2nd edición). Don Mills, Ontario: Oxford University Press. 2002. pp. 324, 326. ISBN 0-19-541521-3
En este periodo se utilizó el sistema de abdicación antes de que Qi de Xia tomara violentamente el poder y estableciera una monarquía hereditaria.
- (Ver ref: Feng, Shi (2009) «A Study of the Pottery Inscription ‘Wen Yi 文邑'»]. Chinese Archaeology, Vol. 9 (Issue 1), pp. 170-177. full text).
«Memorias históricas» de Sima Qian
Las Memorias históricas (chino tradicional: 史記 *s-rəʔ (C)krəʔs, chino simplificado: 史记, pinyin: Shǐjì, también traducido como Recuerdos del gran historiador) son la obra maestra del historiador Sima Qian, compuesta entre los años 109 a. C. y 91 a. C., durante la dinastía Han. En esta obra se narran los 2500 años de historia china desde la época del legendario Emperador Amarillo hasta la época del propio autor, con algunas interpolaciones en el texto hechas después de su muerte.
Gran parte de los acontecimientos de las épocas más antiguas de China se conocen gracias a la meticulosidad de la Shijì. Las Memorias Históricas tendrán una amplia influencia sobre los historiadores posteriores y han marcado la manera en que los chinos ven su propia historia.
Es la primera historia de China hecha de forma sistemática, por lo que ha influido en gran medida en la historiografía y prosa china. Sima Qian intentó realizar una obra desprovista de errores e investigó en los siempre bien nutridos archivos de China para recabar datos. También realizó varios viajes y habló con testigos de hechos recientes para documentarse.
Las Memorias Históricas de Sima Qian: el relato fundacional de la identidad china
La mayor parte de lo que sabemos sobre los orígenes legendarios de la civilización china proviene de una fuente excepcional: las Memorias Históricas (Shǐjì, 史记), obra monumental del historiador Sima Qian, escrita entre los años 109 a.C. y 91 a.C., bajo la dinastía Han. Esta obra no solo constituye el primer intento sistemático de narrar la historia completa de China, sino también un modelo de historiografía que marcaría profundamente la visión del pasado en la tradición intelectual china.
El Shǐjì abarca aproximadamente 2500 años de historia, desde el mítico Emperador Amarillo (Huangdi) hasta los tiempos del propio autor. A lo largo de sus 130 capítulos, Sima Qian organiza la obra en cinco grandes secciones: anales, cronologías, tratados, biografías y genealogías, combinando rigor documental, narración literaria y reflexión moral.
El Shǐjì abarca aproximadamente 2500 años de historia, desde el mítico Emperador Amarillo (Huangdi) hasta los tiempos del propio autor. A lo largo de sus 130 capítulos, Sima Qian organiza la obra en cinco grandes secciones: anales, cronologías, tratados, biografías y genealogías, combinando rigor documental, narración literaria y reflexión moral.
El enfoque adoptado por Sima Qian rompe con la cronología estrictamente dinástica de sus predecesores y pone el acento en los individuos —emperadores, ministros, generales, sabios e incluso personajes marginales— que, por sus acciones, influyeron en el curso de los acontecimientos. Esta perspectiva humanista, a la vez que moralizante, permite ver la historia como una lección para el presente y el futuro. Según el propio historiador, su propósito era «dar voz a los que no la tienen y preservar la memoria de los que han sido olvidados».
La figura de Sima Qian resulta aún más admirable si se tiene en cuenta que escribió gran parte de su obra después de haber sido condenado a la castración por el emperador Wu de Han, castigo que aceptó para poder completar su trabajo. Su sacrificio personal confiere a las Memorias Históricas un aura de compromiso ético con la verdad histórica que sigue siendo admirada hasta hoy.
Más que un simple compendio cronológico, el Shǐjì es una obra literaria de primer orden. El estilo cuidado, la selección de anécdotas reveladoras, los discursos puestos en boca de los personajes y el juicio implícito que atraviesa muchos pasajes lo convierten en una fuente insustituible para comprender no solo la historia, sino también la sensibilidad cultural y moral del mundo chino antiguo.
Sima Qian, autor de Shǐjì. (En dominio público)
Sima Qian (chino antiguo: 司馬遷 *Sləmˤraʔ Tsʰar, chino moderno: 司马迁, pinyin: Sīmǎ Qiān, Wade-Giles: Ssu-ma Ch’ien) (Longmen, c. 145 a. C. – 90 a. C.) fue un historiador, astrónomo y escritor chino de la Dinastía Han, probablemente el más importante de la Antigua China. Se le considera como el fundador de la historiografía china.

Estructura del texto
Los ciento treinta capítulos (escritos en rollos) se dividen en varias categorías:
12 capítulos de Běnjì (本紀) contienen las biografías de los mandatarios desde el legendario Emperador Amarillo hasta Qin Shi Huang y los reyes de las dinastías Xia, Shang y Zhou, así como las biografías de los emperadores Han y los personajes más relevantes de esta dinastía Han hasta la muerte del autor.
30 capítulos de Shìjiā (世家) contienen las biografías de mandatarios y personajes de las épocas de las Primaveras y Otoños y Reinos Combatientes.
70 capítulos de Lièzhuàn (列傳) contienen biografías de figuras importantes como Laozi, Mozi, Sunzi y Jing Ke.
8 capítulos de Shū (書) son los datos económicos y culturales de las épocas tratadas en el libro.
10 capítulos Biǎo (表) son cronografías.
Primera página del manuscrito de Shiji. Autor: Guss. Dominio Público.

Biografías. Algunos capítulos se dedican a biografías de personajes ilustres, como Laozi (老子), en una de las escasas referencias existentes como personaje histórico. En ella se explica la génesis del Tao Te King. Se cuenta como al abandonar Laozi el territorio de China para aislarse del mundo, un guardia de la frontera que conocía su fama le pidió que no se fuera hasta haber puesto por escrito su doctrina. Haciendo caso de la petición del guardia, Laozi se detuvo un tiempo y compuso con cierta rapidez el Dao De Jing (libro del Tao: Tao Te King).
El Dàodé jīng (Chino: 道德經 pronunciaciónⓘ, Wade-Giles: Tao Te Ching, también llamado Tao Te King), cuya autoría se atribuye a Lao-Tse (‘Viejo Maestro’), es un texto clásico chino.
Su nombre procede de las palabras con las que empiezan cada una de sus dos partes: 道 dào ‘el camino’, la primera del Capítulo 1, y 德 dé ‘virtud’, o ‘poder’, la primera del Capítulo 38, con el añadido 經 jīng, ‘libro clásico’. Según la tradición, fue escrito alrededor del siglo vi a. C. por el sabio Laozi, un archivista de la corte de la dinastía Zhou, por cuyo nombre se conoce el texto en China. La verdadera autoría y fecha de composición o de compilación del libro es aún objeto de debate.
Este texto es uno de los fundamentos del taoísmo filosófico y tuvo una fuerte influencia sobre otras escuelas, como el legalismo y el neoconfucianismo. Tiene un papel importante en la religión china, relacionado no solo con el taoísmo religioso, sino también con el budismo, que cuando se introdujo por primera vez en China fue interpretado usando en gran medida palabras y conceptos taoístas.
En China la filosofía de la naturaleza y la visión del mundo están impregnadas del pensamiento taoísta y así muchos artistas, pintores, calígrafos y hasta jardineros han usado este libro como fuente de inspiración. Su influencia se ha esparcido también más allá del Lejano Oriente, ayudada por las muchas traducciones diferentes del texto a lenguas occidentales.
El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse no es el nombre inmutable.
La no existencia es el principio del cielo y de la tierra.
La existencia es la madre de todo lo que hay.
Laozi en Dào Dé Jīng
Enseñanzas. A pesar de que los textos oficiales de las dinastías chinas adoptaban la doctrina de Confucio y proclamaban los derechos divinos del emperador, Sima Qian escribe de una manera más liberal y objetiva, después imitada por muchos poetas y novelistas de la China antigua.
Véase también: Las Veinticuatro Historias.
Las Veinticuatro Historias: el gran archivo del pasado imperial chino
En ninguna otra civilización antigua se ha cultivado con tanto esmero la memoria del pasado como en China. Desde los tiempos de Sima Qian, la escritura de la historia se convirtió no solo en una disciplina académica, sino en una función esencial del Estado. Este espíritu cristaliza en una vasta colección de obras conocida como Las Veinticuatro Historias (Ershisi Shi, 二十四史), una serie de crónicas dinásticas que abarcan más de dos mil años de historia, desde la legendaria dinastía Xia (supuestamente iniciada hacia el siglo XXI a.C.) hasta la caída de la dinastía Ming en el siglo XVII.
Estas historias, compuestas entre el siglo I a.C. y el siglo XVIII, constituyen el corazón de la historiografía oficial china. No se trata de simples registros cronológicos, sino de obras complejas en las que se entrelazan política, filosofía, moral y literatura. Cada una fue encargada o compilada por orden imperial, tras la caída de una dinastía, y escrita generalmente por eruditos de la siguiente. Así, el relato del pasado no solo buscaba preservar la memoria, sino también juzgarla: celebrar las virtudes del buen gobierno y denunciar la corrupción, la tiranía o el caos que explicaban la decadencia del régimen anterior.
Más que una colección de libros, las Veinticuatro Historias constituyen el canon historiográfico clásico de China, el pilar sobre el que se construyó la identidad política y cultural del mundo confuciano. En ellas, el historiador aparece como un guardián de la verdad y la moral pública, incluso a costa de su propia vida, como demuestra el caso emblemático de Sima Qian. Además, estos textos fueron durante siglos el material de estudio obligatorio para los funcionarios del imperio, moldeando generaciones enteras de gobernantes, letrados y pensadores.
La lectura contemporánea de estas obras exige una actitud crítica y contextualizada: nos hablan tanto del pasado que relatan como del presente en que fueron escritas. Son un espejo del pensamiento chino tradicional, donde el tiempo es visto como una lección y la historia, como una guía ética. Explorar las Veinticuatro Historias es, por tanto, adentrarse en el alma del Imperio del Centro, en su concepción del poder, de la virtud y del sentido mismo de la historia.
Enlaces externos
Wikisource en chino contiene el texto completo de 史記.
- Texto completo en chino
- Texto comparado del Shǐjì en la versión original y en traducción al chino moderno
- Estudio del Shǐjì
- Mención al Shǐjì en la literatura china
- Las memorias históricas
- «Sima Qian: China’s ‘grand historian’». BBC News (en inglés británico).
El idioma chino: un hilo continuo entre lengua, civilización y pensamiento
Hablar del idioma chino es hablar de una de las más antiguas y complejas formas de comunicación humana aún vivas. No se trata solo de una lengua con más de mil millones de hablantes, sino de un sistema lingüístico que ha acompañado a una de las civilizaciones más longevas de la historia, funcionando como vehículo del pensamiento, la administración, la literatura y la identidad cultural durante más de tres mil años.
A diferencia de muchas lenguas del mundo, el chino —en sus múltiples variedades habladas y en su forma escrita estandarizada— no puede entenderse solo desde una perspectiva gramatical o fonética. Su verdadera riqueza está en su capacidad de sintetizar continuidad histórica, diversidad regional y profundidad filosófica. La escritura china, por ejemplo, no es meramente un alfabeto, sino un sistema logográfico: cada carácter representa una unidad de sentido, y muchos de ellos son herencia directa de inscripciones de la época de los Zhou o incluso de las dinastías anteriores. Aprender a leer chino es, en cierto modo, aprender a leer el pasado.
El idioma chino —o más propiamente, los idiomas chinos, si atendemos a su pluralidad dialectal— constituye una familia lingüística dentro del tronco sino-tibetano. Su forma más estandarizada y oficial es el putonghua (普通话), o «habla común», también conocido como mandarín estándar, basado en el dialecto de Pekín. Pero esta variedad coexiste con otras muchas, como el cantonés, el wu (hablado en Shanghái) o el min (en Fujian y Taiwán), que pueden ser mutuamente ininteligibles, pese a compartir en gran parte una misma forma escrita.
Más allá de su funcionalidad comunicativa, el idioma chino es un reflejo del pensamiento clásico. Las estructuras lingüísticas del chino, su economía expresiva, su uso de los tonos, su carácter analítico y su ambigüedad polisémica han influido profundamente en la forma en que los chinos conciben el mundo, el tiempo, la moral o las relaciones sociales. No es casual que tanto el confucianismo como el taoísmo —dos de las grandes corrientes filosóficas de Asia— se hayan desarrollado inseparablemente del lenguaje en que fueron formulados.
Estudiar el idioma chino hoy es una puerta de entrada no solo al presente dinámico de China como potencia global, sino también a un universo cultural milenario, en el que lengua, escritura e identidad se entrelazan de manera inseparable. Es un idioma que, más que traducirse, debe comprenderse en su contexto; y más que aprenderse, debe vivirse como una experiencia intelectual, histórica y humana.
El idioma chino (en caracteres simplificados: 汉语, tradicionales: 漢語, pinyin: hànyǔ o 中文, zhōngwén) es el término utilizado para referirse a la lengua sinotibetana que representa bajo un concepto aglutinador a lo que en realidad es una rama de lenguas emparentadas entre sí pero que no son mutuamente inteligibles en su forma hablada, las lenguas siníticas, siendo el idioma mandarín en su variante pequinesa la forma utilizada como patrón del chino.
La familia sinotibetana tiene su origen en la llanura central de China, y es la principal familia lingüística entre las lenguas de Asia.
Más ocasionalmente se usa el término «idioma chino» para referirse también a otras lenguas siníticas de China diferentes del mandarín estándar (“普通话” pǔtōnghuà (AFI: [pʰùtʰʊ́ŋxwâ]) ‘habla común’).

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Origen y Evolución del Idioma Chino
- Antigüedad: El chino es una de las lenguas más antiguas del mundo con registros escritos que datan de más de 3,000 años, especialmente a través de inscripciones en huesos oraculares (甲骨文, jiǎgǔwén) de la dinastía Shang (aproximadamente 1600 a.C.).
- Familia Sino-Tibetana: El chino pertenece a la familia de lenguas sino-tibetanas, junto con otras lenguas habladas en el Tíbet, Myanmar y otras regiones del sureste de Asia. Las lenguas siníticas (como el mandarín, cantonés, wu, etc.) son ramas específicas dentro de esta familia.
- Mandarín estándar: El mandarín, en su variante pequinesa, se ha convertido en el idioma estándar (普通话, pǔtōnghuà), aunque en China se hablan múltiples dialectos y lenguas siníticas que no son mutuamente inteligibles en su forma hablada (como el cantonés o el wu).
- Cambio y adaptación: Aunque se ha mantenido bastante uniforme en cuanto a escritura (especialmente en la China imperial), las variantes orales han divergido a lo largo del tiempo y el espacio. En los tiempos modernos, el gobierno chino impulsó el uso del mandarín como lengua común en todo el país para facilitar la comunicación.
De After Wang Xizhi (王羲之, ca. 303–361).

Origen y evolución del idioma chino: de los huesos oraculares al mandarín moderno
La historia del idioma chino es una de las más largas y documentadas de la humanidad. Su evolución no puede separarse del desarrollo político, filosófico y cultural de la civilización china, ya que la lengua ha sido, desde sus inicios, un instrumento de cohesión social, legitimación del poder y transmisión del conocimiento.
1. Los primeros registros: los huesos oraculares y el chino arcaico
Los vestigios más antiguos del idioma chino escrito se remontan al segundo milenio antes de nuestra era, durante la dinastía Shang (aprox. 1600–1046 a.C.). Se trata de inscripciones sobre huesos de animales y caparazones de tortuga utilizadas en rituales de adivinación: los llamados huesos oraculares (jiǎgǔwén, 甲骨文). Estas inscripciones, ya organizadas en frases comprensibles, constituyen la forma más antigua conocida del chino escrito y un testimonio excepcional del chino arcaico.
Este primer estadio lingüístico revela ya la estructura logográfica característica del chino: cada carácter representa un concepto, una palabra o una sílaba, y muchos de ellos tienen una carga simbólica o pictográfica.
2. Chino clásico: la lengua de los sabios y de los imperios
Durante las dinastías Zhou (1046–256 a.C.) y especialmente en el periodo de los Reinos Combatientes, se desarrolló una forma literaria conocida como chino clásico o wényánwén (文言文), que se convertiría en la lengua escrita de referencia durante más de dos mil años. Con una sintaxis concisa, escasa puntuación y gran riqueza semántica, el chino clásico fue la lengua de Confucio, Laozi y Mencio, así como de todos los funcionarios imperiales hasta entrado el siglo XX.
Este tipo de lengua se mantuvo prácticamente sin cambios durante siglos, lo que permitió que generaciones separadas por mil años pudieran leerse mutuamente. Sin embargo, se alejaba progresivamente del lenguaje hablado real, que seguía evolucionando de forma regional.
3. Diversificación dialectal: el chino hablado se fragmenta
Mientras la escritura mantenía cierta estabilidad, las formas habladas del chino comenzaron a diversificarse geográficamente. Esta evolución dio lugar a variedades regionales mutuamente ininteligibles, aunque culturalmente consideradas como dialectos. Entre ellas destacan el mandarín, el cantonés, el wu, el min y otras ramas del grupo sino-tibetano.
Estas diferencias afectaban la fonética, el vocabulario e incluso la gramática, aunque todas compartían la base cultural y literaria del chino clásico y, en general, el sistema de escritura.
4. El mandarín moderno y la estandarización
En el siglo XX, tras la caída del imperio Qing y con la fundación de la República de China en 1912, comenzó un proceso de modernización lingüística. El chino clásico fue desplazado por una forma más cercana a la lengua hablada: el chino vernáculo o báihuàwén (白话文), que finalmente se consolidó con la creación de la República Popular China en 1949.
Se adoptó entonces el mandarín estándar (pǔtōnghuà, 普通话), basado en el dialecto de Pekín, como lengua oficial para la educación, los medios y la administración. Se impulsó también la creación de un sistema de transcripción fonética —el pinyin— y se simplificaron muchos caracteres tradicionales para facilitar la alfabetización, dando lugar a los caracteres simplificados.
5. Un legado vivo
Hoy, el idioma chino mantiene un delicado equilibrio entre tradición y modernidad. Mientras el mandarín es enseñado en todas las escuelas de China, otras variantes regionales siguen vivas, especialmente en Hong Kong, Taiwán y las comunidades chinas del extranjero. Al mismo tiempo, el estudio del chino clásico sigue siendo fundamental para comprender la literatura, la historia y la filosofía tradicional.
La evolución del idioma chino no es solo una historia lingüística, sino también cultural y política. A través de sus transformaciones, el chino ha logrado preservar una continuidad que une al presente con los orígenes más remotos de la civilización china. Es, en cierto modo, una lengua que ha sabido renovarse sin dejar de ser ella misma.
Particularidades de la Escritura China
Carácter logográfico: El sistema de escritura chino utiliza caracteres logográficos. Cada carácter, llamado hanzi (汉字), representa una palabra o una sílaba, y a menudo una idea o concepto. No es un alfabeto, lo que significa que no hay correspondencia directa entre los sonidos individuales y los caracteres como en los sistemas alfabéticos.
Pictogramas y evolución: Originalmente, los caracteres chinos comenzaron como pictogramas (dibujos que representaban cosas concretas), pero con el tiempo evolucionaron hacia ideogramas (símbolos abstractos que representan ideas) y caracteres fonéticos (combinación de componentes fonéticos y radicales semánticos).
Escritura simplificada y tradicional: Existen dos formas de escritura: la simplificada (utilizada en China continental) y la tradicional (usada en Taiwán y Hong Kong). La simplificada se introdujo en el siglo XX para mejorar la alfabetización, reduciendo la cantidad de trazos de muchos caracteres.
Relación con el I Ching: El sistema de caracteres y símbolos chinos está vinculado a antiguas filosofías chinas, como el I Ching, que usa trigramas y hexagramas para representar ideas abstractas y patrones de cambio.
Relación entre Escritura y Forma Oral
Falta de correspondencia directa entre escritura y pronunciación: A diferencia de los alfabetos fonéticos (como el latín o el inglés), en chino no hay una correspondencia directa entre cómo se escribe una palabra y cómo se pronuncia. Un mismo carácter puede ser pronunciado de manera diferente en distintos dialectos. Por ejemplo, el carácter «我» (yo) se pronuncia wǒ en mandarín y ngóh en cantonés.
Uso del sistema pinyin: Para ayudar en la enseñanza de la pronunciación del mandarín, se utiliza el sistema pinyin (拼音), que es una romanización fonética del chino. El pinyin indica el sonido de las sílabas y los tonos en los que se deben pronunciar.
Sistema tonal: El chino mandarín es una lengua tonal, lo que significa que el tono en el que se pronuncia una sílaba cambia su significado. El mandarín tiene cuatro tonos principales, mientras que otros dialectos como el cantonés tienen hasta nueve. Esto añade una dimensión adicional a la verbalización que no está reflejada directamente en la escritura.
Caracteres homófonos: Dado que la escritura no refleja sonidos específicos y existen muchos caracteres que se pronuncian igual (homófonos), es habitual que en la lengua hablada se usen más palabras compuestas para evitar confusión. Por ejemplo, el carácter «shi» puede tener múltiples significados dependiendo del carácter utilizado y el contexto.
Lenguas sino-tibetanas. El origen del idioma Chino
Las lenguas sino-tibetanas forman una familia de lenguas que incluye más de 250 idiomas que se hablan desde el norte de la India, al occidente, hasta Taiwán, por el sureste, y desde China, al norte, hasta la península de Malaca, por el sur. En número de hablantes, solamente la aventaja la familia indoeuropea. La procedencia de estas lenguas, que la lingüística occidental apenas ha estudiado, hay que buscarla en Tíbet, Nepal, Birmania, China occidental y el estado indio de Assam. Las lenguas del grupo se caracterizan por su tendencia a la tonalidad, aunque se discute si este es un rasgo que se remonte al antecesor común.
Mapa que muestra la hipótesis del origen de las lenguas chinas. Mapa Ksiom, Abooop. CC BY-SA 3.0. Original file (2,851 × 1,910 pixels).
A pesar de su importancia, no se han realizado muchos estudios sobre las lenguas sino-tibetanas, por lo que ha habido muchas preguntas y debates sobre su origen y ruta de expansión. En 2019, Laurent Sagart y otros investigadores utilizaron las técnicas científicas más recientes, basadas en una base de datos recién desarrollada, para derivar el origen y la ruta de expansión de las lenguas sino-tibetanas.
- Los investigadores desarrollaron una base de datos de datos lingüísticos comparativos y aplicaron el método comparativo lingüístico para identificar correspondencias de sonidos y establecer cognados.
- Los investigadores utilizaron métodos filogenéticos para inferir las relaciones entre estas lenguas y estimar la antigüedad de su origen y lugar de origen.
- Los investigadores concluyeron que el sino-tibetano se originó con los agricultores de mijo del norte de China alrededor de 7200 A.P. y sugieren un vínculo con las culturas tardías de Cishan y las primeras de Yangshao.
- Óvalo rojo = «las culturas tardías de Cishan y las primeras de Yangshao».
- Flecha negra = «rutas presuntas de expansión no sinítica»
Artículos de investigación
Similitudes y Relaciones entre Escritura y Verbalización
Composición de caracteres: Aunque no hay una correspondencia fonética directa, los caracteres chinos a menudo están formados por combinaciones de componentes que sugieren tanto el significado como la pronunciación. Por ejemplo, en el carácter «妈» (mā, «madre»), el radical «女» (nǚ, «mujer») indica el significado, mientras que el componente «马» (mǎ, «caballo») sugiere la pronunciación.
Uso de compuestos: En la lengua hablada, es común utilizar palabras compuestas de dos caracteres para clarificar el significado. Esto es útil cuando hay muchos homófonos en el lenguaje hablado. Por ejemplo, «电话» (diànhuà, «teléfono») es un compuesto de los caracteres 电 (diàn, «electricidad») y 话 (huà, «hablar»).
Contexto para interpretación: Tanto en la forma escrita como oral, el contexto es clave para entender el significado exacto, especialmente en casos de homófonos o palabras con múltiples significados. El contexto de una frase es lo que ayuda a los hablantes a descifrar el significado correcto de un carácter o palabra.
Conclusión
El chino es un idioma único debido a su historia milenaria, su sistema de escritura logográfico y su naturaleza tonal. La relación entre la escritura y la forma oral no es tan directa como en los sistemas alfabéticos, pero sigue un sistema lógico de componentes y radicales que combinan tanto el sonido como el significado. La escritura refleja ideas y conceptos más que sonidos individuales, lo que le otorga una dimensión simbólica y filosófica, especialmente dentro del contexto cultural chino.
(…) Existen correlatos arqueológicos entre la cultura neolítica de Yangshao y la prehistoria reconstruible de los pueblos sino-tibetanos. La cultura de Yangshao se originó en la cuenca del río Amarillo y las llanuras centrales del norte de China. Posteriormente estos grupos humanos se habrían dividido en un grupo meridional (tibetobirmanos) y un grupo septentrional (sínitos o proto-chinos). Naturalmente, no existen testimonios escritos de esta época, por lo que toda la información debe extraerse de los datos conjuntos de la reconstrucción lingüística y la arqueología. (…)
Ver: Idioma Chino

Los Tres Augustos
Los Tres Augustos son figuras míticas con características semidivinas. Se les atribuye haber guiado a la humanidad en los inicios de la civilización.
Se decía que los Tres Augustos, a veces conocidos como los Tres Soberanos, eran reyes-dioses o semidioses que usaban sus poderes mágicos, poderes divinos o estar en armonía con el Tao para mejorar las vidas de su pueblo. Debido a su elevada virtud, vivieron hasta una edad avanzada y gobernaron durante un período de gran paz.
La palabra tao (en chino, 道; pinyin, dào; literalmente, ‘camino’) puede traducirse literalmente por ‘el camino’, ‘la vía’, o también por ‘el método’ o ‘la doctrina’. En el taoísmo se refiere a la esencia primordial o al aspecto fundamental del universo y el ser humano; es el orden natural de la existencia, que en realidad no puede ser nombrado, en contraste con las incontables cosas «nombrables» en las que se manifiesta.
El tao también se usa en el confucianismo, el budismo chan (zen en japonés) y en la religión china, con matices distintos en cada caso. En japonés se le llama dō.
Esta palabra tenía un significado espiritual y filosófico de «camino de la naturaleza» o «camino de los cielos». Las enseñanzas de sabios como Lao-Tsé y Confucio predicaban el abandono de nuestro propio camino para seguir, en su lugar, el «gran camino».
Los Tres Augustos: sabios fundadores en armonía con el Tao
Los Tres Augustos, también conocidos como Tres Soberanos (San Huang, 三皇), son figuras míticas fundamentales en los relatos fundacionales de la civilización china. Aunque sus nombres varían según las fuentes, se les considera reyes civilizadores de tiempos primordiales, anteriores incluso al dominio del Emperador Amarillo (Huangdi). A menudo representados como semidioses o sabios con poderes sobrenaturales, su papel fue guiar a la humanidad en sus primeros pasos hacia la cultura, el orden y la vida moral.
A estos soberanos se les atribuía el haber enseñado a los seres humanos habilidades esenciales: la agricultura, la medicina, la escritura, la caza, la organización familiar o el uso del fuego. Pero más allá de su dimensión práctica, los Tres Augustos encarnaban un ideal de gobernante virtuoso que gobernaba no mediante la fuerza, sino por su sabiduría natural, su compasión y su profunda conexión con el orden del universo.
Este orden es descrito en muchas tradiciones filosóficas chinas mediante la noción del Tao (dào, 道), palabra que puede traducirse como «camino», «vía», o incluso «ley cósmica». En el pensamiento taoísta, el Tao es la esencia invisible que rige todos los fenómenos; es la naturaleza última de las cosas, el curso natural del universo al que el sabio debe alinearse. Según esta visión, los Tres Augustos gobernaban en armonía con el Tao, sin imponerse, sino fluyendo con las dinámicas naturales del mundo.
El concepto de Tao no se limita al taoísmo: también tiene una presencia notable en el confucianismo, donde se asocia más con el «camino correcto» de la conducta humana y social, y en el budismo Chan (Zen), donde se vincula con la iluminación y la superación del ego. En cada una de estas tradiciones, el Tao tiene matices distintos, pero siempre implica una fuerza profunda, silenciosa y esencial que sostiene la existencia.
Por ello, no es extraño que a los Tres Augustos se les atribuyera una longevidad sobrenatural y un reinado en tiempos de paz, equilibrio y armonía. Simbolizaban la posibilidad de una humanidad regida por la virtud, el autocontrol y el respeto a las leyes naturales y celestiales. A través de ellos, el pensamiento chino más antiguo transmitía una lección atemporal: el verdadero liderazgo nace del conocimiento de uno mismo, del entorno y del lugar que ocupamos en el gran orden del cosmos.
Mapa de tribus y uniones tribales en la antigua China, incluidas las tribus lideradas por Huang Di, Yan Di y Chi You. Mapa por: SY – Trabajo propio-. Map of tribes and tribal unions in Ancient China, including tribes of Huang Di (Yellow Emperor), Yan Di (Flame Emperor) and Chiyou. CC BY-SA 4.0. Original file (1,275 × 902 pixels).
Tienen elementos en común con Xian, como el carro de nubes del Soberano Humano y sus habilidades sobrenaturales. Tras su muerte, se «dijo que el Emperador Amarillo se había convertido» en un xian. (Ver ref: «Huangdi» (en inglés). Encyclopedia Britannica.)
A los Tres Augustos se les atribuyen varias identidades en diferentes textos históricos chinos. El Emperador Amarillo es supuestamente el antepasado del pueblo Huaxia. El Mausoleo del Emperador Amarillo se estableció en la provincia de Shaanxi para conmemorar la leyenda ancestral.
Existen varias versiones de las identidades de los tres augustos (三皇 sān huáng)
- Augusto Celestial (天皇 Tiānhuáng), Augusto Terrenal (地皇 Dìhuáng) y Augusto Tài (泰皇 Tàihuáng), según las Memorias históricas de Sima Qian.
- Augusto Celestial, Augusto Terrenal, y Augusto Humano (人皇 Rénhuáng), según la obra de la dinastía Song Tàipíng Yùlǎn (太平御覽), que cita una obra de la dinastía Han Occidental, el Chūnqiū Wěi (春秋緯). Esta lista se diferencia de la anterior solo en el uso de un nombre ligeramente diferente para el tercer augusto.
- Suiren, Fuxi (c. 2852 – 2737 a. C. o c. 2952 – 2836 a. C.) y Shennong, según el Shàngshū dàzhuàn (尚書大傳) y el Báihǔ Tōngyì (白虎通義).
- Fuxi, Nüwa y Shennong, según el Yùndòu Shū (運斗樞) y el Yuánmìng Bāo (元命苞).
- Fuxi, Shennong y el Emperador Amarillo, según el Dìwáng Shìjì (帝王世紀).
- Fuxi, Shennong y Gònggōng (共工), según el Tōngjiàn Wàijì (通鑒外紀)..m
El Baihutong (白虎通) menciona al dios del fuego Zhùróng (祝融) en lugar de Gonggong.
Mitología China; relatos del origen, la virtud y el orden cósmico
La mitología china es un vasto y fascinante conjunto de relatos, creencias y símbolos que explican el origen del universo, la creación de la humanidad, el papel de los dioses, y el sentido de la existencia en armonía con el cosmos. A diferencia de otros sistemas mitológicos más lineales, la mitología china se presenta como un tejido complejo donde lo mítico, lo filosófico y lo moral se entrelazan. Este cuerpo de leyendas está profundamente influido por corrientes como el taoísmo, el confucianismo, el budismo, así como por antiguas tradiciones chamánicas y populares de raíz ancestral.
Los mitos cosmogónicos: del caos al orden
Uno de los relatos más antiguos es el de Pangu, el gigante primordial que surgió del caos y separó el cielo de la tierra. Al morir, su cuerpo se transformó en los elementos del mundo: sus ojos se convirtieron en el sol y la luna, su aliento en el viento, sus extremidades en las montañas y su sangre en los ríos. Este mito expresa una idea fundamental en el pensamiento chino: la transformación constante de la energía vital (qi) y la fusión entre el cuerpo del cosmos y el cuerpo del ser.
Nüwa y Fuxi: la creación de la humanidad y la civilización
La diosa Nüwa, a veces considerada hermana o esposa de Fuxi, es la creadora de la humanidad. Según la leyenda, modeló a los primeros seres humanos con arcilla amarilla y reparó el cielo tras un gran cataclismo, utilizando piedras de colores. Su figura representa el principio femenino, generador y protector.
Fuxi, por su parte, es una deidad civilizadora: enseñó al ser humano a pescar, a cazar, a domesticar animales, e incluso a trazar los primeros signos de escritura. Juntos, Nüwa y Fuxi simbolizan el surgimiento de la sociedad y la cultura, y son a menudo representados con cuerpos de serpiente entrelazados, en una imagen que recuerda al yin y el yang.
Emperadores míticos y héroes civilizadores
En el corazón de la mitología china se encuentran los grandes emperadores legendarios, figuras que marcan la transición entre el mito y la historia:
Huangdi (Emperador Amarillo), uno de los Cinco Emperadores, es considerado el ancestro mítico de la civilización china. Se le atribuyen múltiples invenciones: la brújula, la agricultura, la medicina tradicional, el calendario, e incluso el arte de la guerra.
Yao y Shun, sucesores sabios y virtuosos, son modelos de gobernantes justos. No heredaron el trono por linaje, sino por mérito y virtud, lo cual ilustra el ideal confuciano del gobierno moral basado en el ejemplo personal.
Dioses, cielos e infiernos
La mitología china contempla una jerarquía celestial encabezada por el Emperador de Jade (Yuhuang Dadi), soberano del Cielo y juez supremo del orden cósmico. Su consorte, la Reina Madre del Oeste (Xiwangmu), habita en una montaña sagrada y guarda los secretos de la inmortalidad.
En el otro extremo del cosmos, el inframundo es gobernado por Yanluo Wang, señor de los muertos, quien administra los castigos a las almas según el principio del karma. Esta visión se ve influida por el budismo, que se integró profundamente en el imaginario popular chino.
Criaturas míticas: símbolos del orden natural
La fauna mitológica china está repleta de símbolos auspiciosos:
El dragón chino, criatura benévola asociada al agua, la lluvia y el poder imperial, representa sabiduría y buena fortuna.
El fénix (Fenghuang) simboliza la armonía, la virtud y la prosperidad, y suele aparecer en pareja con el dragón, reflejando la dualidad de yin y yang.
El Qilin, un ser híbrido pacífico, es símbolo de paz y nacimiento de sabios.
Los Ocho Inmortales: la conexión entre lo humano y lo divino
Otro grupo destacado en la mitología es el de los Ocho Inmortales (Ba Xian), seres divinos con atributos humanos que alcanzaron la inmortalidad por distintos caminos. Cada uno representa un sector social o una cualidad, como la longevidad, la salud, el arte, la pobreza digna o la generosidad. Son protectores populares y protagonistas frecuentes de cuentos, poemas y óperas.
Una mitología en diálogo con la filosofía
La riqueza de la mitología china se alimenta de conceptos filosóficos como el Tao (el «camino»), el yin-yang (la dualidad complementaria), y la búsqueda del equilibrio entre cielo, tierra y humanidad. En ella no hay una ruptura tajante entre lo divino y lo humano: los dioses viven en el mismo universo que los hombres, y muchos mortales pueden ascender a planos superiores a través del mérito, la virtud o la iluminación.
La mitología china es un conjunto diverso de relatos, creencias y leyendas que explican la creación del mundo, el origen de los dioses y los fenómenos naturales, así como la historia de héroes y emperadores míticos. Está profundamente influenciada por filosofías como el taoísmo, el confucianismo y el budismo, además de antiguas tradiciones populares.
Según la leyenda, Pangu surgió del caos primordial y separó el cielo de la tierra, creando el mundo. Luego, su cuerpo dio origen a los elementos de la naturaleza: montañas, ríos, plantas, etc.
- Nüwa: Es la diosa creadora de la humanidad. Se dice que modeló a los primeros humanos a partir de arcilla amarilla. También reparó el cielo tras un gran cataclismo, usando piedras de colores.
- Fuxi: Es su hermano o esposo, una deidad civilizadora que enseñó a la humanidad conocimientos como la escritura, la pesca y la caza. Juntos son figuras fundamentales en el mito de la creación.
Héroes y Emperadores:
El Emperador Amarillo (Huangdi): Es uno de los Cinco Emperadores legendarios y es considerado el ancestro mítico de la civilización china. Introdujo muchas invenciones clave, como la agricultura, la medicina y el calendario.
Yao y Shun: Fueron emperadores virtuosos cuya benevolencia y sabiduría son modelos para los gobernantes. Son parte de la narrativa de los sabios que guían al pueblo con justicia.
La mitología china incluye una jerarquía divina con deidades que gobiernan los cielos, la tierra y el inframundo. El Emperador de Jade (Yuhuang Dadi) es el gobernante supremo del cielo, mientras que la Reina Madre del Oeste (Xiwangmu) es una poderosa diosa asociada con la inmortalidad.
Dragones chinos: Son criaturas benévolas asociadas con el agua, la lluvia y el poder imperial. A diferencia de los dragones en otras culturas, en China son símbolos de buena fortuna y sabiduría.
Otras criaturas mitológicas incluyen el Qilin (un animal pacífico y auspicioso) y el Fénix chino (Fenghuang), que simboliza la armonía y la prosperidad.
En la mitología china, el inframundo está gobernado por el rey Yanluo, quien administra los castigos para las almas que no han vivido vidas virtuosas. El ciclo de reencarnación y el karma son ideas que influyen en esta visión del más allá.
Muchas historias giran en torno a los Ocho Inmortales (Ba Xian), que son seres divinos con poderes especiales. Representan diferentes aspectos de la vida humana, como la riqueza, la salud y la longevidad, y a menudo ayudan a las personas en el mundo terrenal.
La mitología china está fuertemente influenciada por el taoísmo y el yin-yang, que enfatizan el equilibrio natural y la dualidad de opuestos. También el budismo y el confucianismo moldearon muchas leyendas, fusionándose con mitos más antiguos para crear una tradición rica y diversa.
En resumen, la mitología china refleja la compleja interacción entre la naturaleza, la humanidad y lo divino, y está llena de relatos sobre creación, moralidad y el orden cósmico.
Relatos del origen, la virtud y el orden cósmico
La mitología china es un vasto y fascinante conjunto de relatos, creencias y símbolos que explican el origen del universo, la creación de la humanidad, el papel de los dioses, y el sentido de la existencia en armonía con el cosmos. A diferencia de otros sistemas mitológicos más lineales, la mitología china se presenta como un tejido complejo donde lo mítico, lo filosófico y lo moral se entrelazan. Este cuerpo de leyendas está profundamente influido por corrientes como el taoísmo, el confucianismo, el budismo, así como por antiguas tradiciones chamánicas y populares de raíz ancestral.
Los mitos cosmogónicos: del caos al orden
Uno de los relatos más antiguos es el de Pangu, el gigante primordial que surgió del caos y separó el cielo de la tierra. Al morir, su cuerpo se transformó en los elementos del mundo: sus ojos se convirtieron en el sol y la luna, su aliento en el viento, sus extremidades en las montañas y su sangre en los ríos. Este mito expresa una idea fundamental en el pensamiento chino: la transformación constante de la energía vital (qi) y la fusión entre el cuerpo del cosmos y el cuerpo del ser.
Nüwa y Fuxi: la creación de la humanidad y la civilización
La diosa Nüwa, a veces considerada hermana o esposa de Fuxi, es la creadora de la humanidad. Según la leyenda, modeló a los primeros seres humanos con arcilla amarilla y reparó el cielo tras un gran cataclismo, utilizando piedras de colores. Su figura representa el principio femenino, generador y protector.
Fuxi, por su parte, es una deidad civilizadora: enseñó al ser humano a pescar, a cazar, a domesticar animales, e incluso a trazar los primeros signos de escritura. Juntos, Nüwa y Fuxi simbolizan el surgimiento de la sociedad y la cultura, y son a menudo representados con cuerpos de serpiente entrelazados, en una imagen que recuerda al yin y el yang.
Emperadores míticos y héroes civilizadores
En el corazón de la mitología china se encuentran los grandes emperadores legendarios, figuras que marcan la transición entre el mito y la historia:
Huangdi (Emperador Amarillo), uno de los Cinco Emperadores, es considerado el ancestro mítico de la civilización china. Se le atribuyen múltiples invenciones: la brújula, la agricultura, la medicina tradicional, el calendario, e incluso el arte de la guerra.
Yao y Shun, sucesores sabios y virtuosos, son modelos de gobernantes justos. No heredaron el trono por linaje, sino por mérito y virtud, lo cual ilustra el ideal confuciano del gobierno moral basado en el ejemplo personal.
Dioses, cielos e infiernos
La mitología china contempla una jerarquía celestial encabezada por el Emperador de Jade (Yuhuang Dadi), soberano del Cielo y juez supremo del orden cósmico. Su consorte, la Reina Madre del Oeste (Xiwangmu), habita en una montaña sagrada y guarda los secretos de la inmortalidad.
En el otro extremo del cosmos, el inframundo es gobernado por Yanluo Wang, señor de los muertos, quien administra los castigos a las almas según el principio del karma. Esta visión se ve influida por el budismo, que se integró profundamente en el imaginario popular chino.
Criaturas míticas: símbolos del orden natural
La fauna mitológica china está repleta de símbolos auspiciosos:
El dragón chino, criatura benévola asociada al agua, la lluvia y el poder imperial, representa sabiduría y buena fortuna.
El fénix (Fenghuang) simboliza la armonía, la virtud y la prosperidad, y suele aparecer en pareja con el dragón, reflejando la dualidad de yin y yang.
El Qilin, un ser híbrido pacífico, es símbolo de paz y nacimiento de sabios.
Los Ocho Inmortales: la conexión entre lo humano y lo divino
Otro grupo destacado en la mitología es el de los Ocho Inmortales (Ba Xian), seres divinos con atributos humanos que alcanzaron la inmortalidad por distintos caminos. Cada uno representa un sector social o una cualidad, como la longevidad, la salud, el arte, la pobreza digna o la generosidad. Son protectores populares y protagonistas frecuentes de cuentos, poemas y óperas.
Una mitología en diálogo con la filosofía
La riqueza de la mitología china se alimenta de conceptos filosóficos como el Tao (el «camino»), el yin-yang (la dualidad complementaria), y la búsqueda del equilibrio entre cielo, tierra y humanidad. En ella no hay una ruptura tajante entre lo divino y lo humano: los dioses viven en el mismo universo que los hombres, y muchos mortales pueden ascender a planos superiores a través del mérito, la virtud o la iluminación.
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Mitología China. Emperadores Mitológicos. Figuras Legendarias (Periodo 2852 a.C-2070 a C)
Suiren: el señor del fuego en los albores de la civilización china
Suiren (燧人, Suìrén), cuyo nombre puede traducirse como “el que hace fuego” o “el hombre del fuego”, es una figura legendaria de la mitología china a quien se atribuye la invención del fuego y su utilización para cocinar los alimentos. Su aportación marca un punto crucial en la evolución de la humanidad, ya que el dominio del fuego representó un paso fundamental en la transición de la vida primitiva a la vida civilizada.
Suiren es mencionado en algunas versiones como uno de los Tres Augustos (San Huang), los sabios primordiales o semidivinos que gobernaron antes de los tiempos históricos y que simbolizan el nacimiento del orden cultural y social. Su figura aparece también en el repertorio de los Cinco Emperadores legendarios, dependiendo de la fuente, lo que pone de manifiesto la flexibilidad y riqueza de la tradición mitológica china.
Suiren (chino 燧人, pinyin Suìrén, Wade-Giles: Sui-jen), es un personaje de la mitología china a quien se atribuye la invención del fuego. Es uno de los tres augustos y cinco emperadores. Su nombre quiere decir el que produce fuego.
La invención del fuego: mito y tecnología
Según las leyendas, Suiren observó cómo ciertas ramas secas podían encenderse al ser frotadas unas contra otras. A partir de esta observación, desarrolló un método para producir fuego de forma controlada utilizando la fricción de madera. Enseñó esta técnica a su pueblo, lo que permitió cocinar los alimentos, ahuyentar animales salvajes y mantenerse caliente durante los fríos inviernos. Este descubrimiento no solo mejoró la calidad de vida, sino que también favoreció la organización de comunidades más estables.
En muchas culturas del mundo, el fuego es un símbolo de conocimiento, transformación y dominio de la naturaleza. En China, la figura de Suiren personifica estos valores, encarnando al sabio que extrae de la observación natural un beneficio para la colectividad. Su invento se interpreta no solo como una innovación técnica, sino como un acto fundacional: el inicio del proceso civilizador.
Suiren y el legado de los soberanos culturales
La historia de Suiren debe entenderse dentro del contexto más amplio de los mitos fundacionales chinos, donde los gobernantes primitivos no eran solo líderes políticos, sino también transmisores de saberes esenciales. Al igual que Fuxi enseñó a tejer redes de pesca o a escribir, y Shennong introdujo la agricultura y la medicina herbal, Suiren representa el fuego como un don cultural.
Estos soberanos civilizadores están íntimamente ligados al orden natural y al Tao, el “camino” que rige el equilibrio del universo. Suiren no impone el fuego: lo descubre como parte de ese orden mayor, y enseña a usarlo en armonía con la naturaleza.
Suiren es más que un personaje legendario: es una metáfora poderosa del despertar humano a la técnica, a la conciencia colectiva y al uso constructivo de las fuerzas naturales. Su legado ha perdurado en la memoria mitológica china como símbolo de ingenio, progreso y sabiduría práctica. En su historia resuena una de las grandes preocupaciones del pensamiento chino ancestral: cómo vivir en equilibrio con los elementos del mundo, usando el conocimiento para mejorar la existencia sin romper la armonía universal.
(Ref: Men y Lei, 2009) y Jiuzhang, Men; Lei, Guo (2009). A General Introduction to Traditional Chinese Medicine (en inglés). CRC Press. ISBN 9781420091731.
Suiren. Hampden C. DuBose – The dragon, image, and demon, or, The three religions of China
Suiren, the fire driller, brought fire to humankind according to Chinese mythology. Dominio público

Fuxi
Fuxi o Fu Xi (chino: 伏羲, pinyin Fúxī, Wade-Giles: Fu-hsi o Fu Hsi) fue el primero de los mitológicos Tres augustos y cinco emperadores de la antigua China. También se le conoce como Paoxi (庖犧; páoxī). Se representa como mitad hombre mitad serpiente.
Fuxi (伏羲): Se considera uno de los primeros gobernantes míticos. Según la leyenda, Fuxi enseñó a la humanidad a cazar, pescar y domesticar animales. También se le atribuye la invención de los primeros instrumentos musicales y la creación de los ocho trigramas del I Ching (Libro de los Cambios), que se convirtieron en la base de la adivinación china.
Fuxi: el gran civilizador y maestro del orden cósmico
Fuxi (伏羲, Fúxī), también conocido como Paoxi (庖犧, Páoxī), es uno de los más venerados y enigmáticos sabios de la mitología china. Considerado el primero de los Tres Augustos (San Huang, 三皇) y figura inaugural de los Cinco Emperadores legendarios, Fuxi representa el inicio de la cultura humana y la instauración del orden en un mundo hasta entonces salvaje y desorganizado.
Se le describe tradicionalmente como una figura mitad hombre y mitad serpiente o dragón, símbolo de la conexión entre el cielo y la tierra, lo humano y lo divino, lo racional y lo natural. Esta iconografía también lo vincula con el principio del yin-yang, la dualidad complementaria que estructura la cosmología china.
El maestro de las primeras técnicas
Según las leyendas, Fuxi enseñó a los seres humanos una serie de técnicas fundamentales para su supervivencia y desarrollo:
La caza y la pesca, con la invención de redes y trampas.
La domesticación de animales, estableciendo las bases de una vida sedentaria.
La cocina ritual, en su asociación con el nombre Paoxi, que puede vincularse al acto de sacrificar y cocinar.
La invención de la escritura rudimentaria, que facilitaría la organización social y la transmisión del saber.
Los primeros instrumentos musicales, que tendrían un papel ceremonial, armónico y educativo.
Estas atribuciones hacen de Fuxi un héroe civilizador, comparable en estatura mítica a figuras como Prometeo o Quetzalcóatl en otras culturas. Pero Fuxi no solo aportó conocimientos prácticos: también ofreció una estructura simbólica para comprender el mundo.
Los ocho trigramas del I Ching
Uno de los legados más importantes atribuidos a Fuxi es la creación de los ocho trigramas (bagua, 八卦), símbolos formados por tres líneas (continuas o partidas) que representan combinaciones de los principios yin y yang. Estos trigramas son la base del I Ching (易經, Yì Jīng o «Libro de los Cambios»), uno de los textos más influyentes de la cultura china.
Según la tradición, Fuxi los ideó observando el cielo, la tierra, los animales y los fenómenos naturales, organizando los patrones de la realidad en un sistema que permite la adivinación, pero también la meditación sobre el cambio, el equilibrio y la sabiduría en la toma de decisiones. En este sentido, Fuxi es visto no solo como un inventor, sino como un filósofo proto-taoísta, que descubre el orden oculto del universo y lo transmite a la humanidad.
Fuxi y Nüwa: la pareja primordial
Fuxi aparece a menudo junto a su hermana y esposa Nüwa, la diosa creadora de los seres humanos. Juntos forman una pareja arquetípica, símbolo del equilibrio cósmico entre lo masculino y lo femenino. En algunas imágenes, se les representa con cuerpos de serpiente entrelazados, rodeados por instrumentos rituales y cósmicos, como la escuadra y el compás.
Esta unión no solo representa la unión de opuestos, sino también el nacimiento de la sociedad ordenada, fundada sobre la complementariedad, la cooperación y la transmisión de la cultura.
Fuxi es mucho más que un personaje mitológico: es el símbolo del conocimiento originario, el arquetipo del sabio que observa el mundo, lo comprende y lo transforma en beneficio de la humanidad. En él confluyen la técnica, la ética, la música, la escritura y el pensamiento cosmológico, lo que lo convierte en uno de los pilares del imaginario cultural chino.
Según la tradición fue el descubridor de los Ocho Trigramas, o Bāgùa (八卦), que suponen es la base del I Ching y que le fueron revelados de manera sobrenatural al verlos escritos sobre el lomo de un animal mitológico, descrito como un dragón-caballo, que salió del Río Amarillo. Este dibujo es conocido como el Diagrama del Río (Amarillo) (河圖; Hétù) y se tiene también como el origen de la caligrafía china.
El siguiente párrafo, en el que se describe la importancia de Fuxi, pertenece al Báihǔ tōngyì (白虎通義), escrito por Ban Gu (32 – 92) a comienzos de la Dinastía Han Posterior:

El I Ching, Yijing o I King (en chino tradicional: 易經; en chino simplificado: 易经; en pinyin: yì jīng) es un libro oracular chino cuyos primeros textos se suponen escritos hacia el 1200 a. C. Es uno de los Cinco Clásicos confucianos.
El término i ching significa ‘libro de las mutaciones’. El texto fue aumentado durante la dinastía Zhou y posteriormente por comentaristas de la escuela de Confucio, pero su contenido original es de procedencia taoísta y no confucianista. Se cree que describe o interpreta la situación presente de quien lo consulta y aconseja el modo en que se puede resolver el futuro si se adopta ante él la posición correcta. Es un libro oracular, sapiencial y moral, a la vez que por su estructura y simbología es un libro filosófico y cosmogónico.
Fundamentación
La filosofía del I Ching supone un universo regido por el principio del cambio y la relación dialéctica entre los opuestos. Nunca presenta una situación en la que no esté incluido el principio contrario al rector del signo, que conducirá a un nuevo estado. Los cambios se suceden de manera cíclica, como las estaciones del año, lo cual muestra claramente el concepto taoísta del yin y yang.
En su aspecto cosmogónico, el I Ching describe un universo en el que la energía creadora proviene del cielo, en tanto la tierra es receptora y fecundadora de esa energía primaria.
En cierto modo el I Ching considera el cambio como la única realidad existente, el ser. En Occidente se identifica el ser con aquello que mantiene unidas la forma (principio inmaterial) y la materia (principio material) y le da la virtud formal a la forma. Para el I Ching, la materia es sólo una manifestación pasajera de un principio más profundo.
Los comentarios de Zhou y principalmente los de la escuela confuciana añaden un principio moral que debe presidir la conducta del sujeto que aspire a ser «noble». Esta filosofía moral se inspira en la naturaleza y las formas en que ésta procede, de manera que las figuras del I Ching encuentran su correlato en la vida política y se comportan como metáforas de la conducta correcta.
En el I Ching se advierte un sistema de numeración binario, a la vez geométrico y aritmético, en el que una línea continua es a la vez todos los números impares, y una quebrada, los pares. Los trazos de los hexagramas se construyen de abajo arriba, al contrario de la escritura china posterior, que se construye de arriba abajo.
El I Ching o Libro de las Mutaciones: sabiduría del cambio en la tradición china
El I Ching, también romanizado como Yijing o I King (en chino: 易經 / 易经, Yì Jīng), es una de las obras más antiguas, influyentes y enigmáticas del pensamiento chino. Considerado uno de los Cinco Clásicos del confucianismo, es al mismo tiempo un libro oracular, filosófico, moral y cosmogónico. Su núcleo textual tiene orígenes muy antiguos, probablemente hacia el 1200 a.C., aunque fue ampliado y comentado durante la dinastía Zhou y posteriormente reinterpretado por las escuelas del confucianismo y el taoísmo.
El libro del cambio
El término I Ching puede traducirse literalmente como “Libro de las Mutaciones” o “Clásico del Cambio”. Y es que en el corazón de esta obra se encuentra una idea central del pensamiento chino: la realidad está en constante transformación. Nada permanece estático; todo fluye, se mueve, alterna, se opone y se complementa. Esta visión dinámica del universo está representada en los 64 hexagramas, combinaciones de líneas continuas (yang) y partidas (yin) que simbolizan estados, situaciones o tendencias, tanto del mundo exterior como del alma humana.
Cada hexagrama se compone de seis líneas y se interpreta como una imagen simbólica del momento presente del consultante, ofreciendo una reflexión sobre cómo actuar en sintonía con las fuerzas del cambio. A diferencia de un oráculo predestinado, el I Ching no dice lo que ocurrirá, sino cómo moverse con sabiduría en el flujo del devenir.
Cosmología y estructura simbólica
Desde el punto de vista cosmogónico, el I Ching describe un universo donde el cielo (fuente creativa de energía) y la tierra (receptora y generadora) cooperan para dar origen a todas las cosas. Este dualismo creador se expresa mediante el juego del yin (lo receptivo, lo oscuro, lo pasivo) y el yang (lo activo, lo luminoso, lo masculino), dos principios opuestos pero complementarios.
Los trigramas (conjuntos de tres líneas) representan fenómenos naturales como el cielo, el trueno, el fuego, el agua, la montaña, el lago, el viento o la tierra. Combinando dos trigramas se obtiene un hexagrama, y cada uno de los 64 hexagramas se acompaña de un nombre, un juicio general y sentencias para cada línea. Esta estructura es a la vez aritmética, geométrica y simbólica, y muchos estudiosos han observado que el sistema del I Ching anticipa incluso el código binario usado por la informática moderna.
El I Ching como guía moral
Aunque su origen es probablemente chamánico y taoísta, el I Ching fue reinterpretado por los comentaristas confucianos como una guía ética para el buen gobierno y la conducta del individuo virtuoso. El sabio debe estudiar los cambios de la naturaleza y aprender de ella la conducta adecuada. Así, los hexagramas se transforman en metáforas de la vida política y social, y el ideal del «hombre noble» (junzi) emerge como arquetipo del que actúa en armonía con el cielo y la tierra.
Para los confucianos, el I Ching no solo explica el mundo: también enseña cómo vivir en él con sabiduría, humildad y sentido del deber.
El cambio como ley universal
El I Ching es mucho más que un manual de adivinación: es una filosofía de vida basada en la observación del cambio como única constante del universo. Frente a la rigidez o la obsesión por el control del futuro, propone una actitud de atención, adaptación y equilibrio. Su influencia ha trascendido la cultura china para inspirar a filósofos, psicólogos (como Carl Jung), artistas y pensadores de todo el mundo.
Estudiar el I Ching es, en última instancia, un ejercicio de introspección: una forma de alinear el pensamiento con los ritmos del mundo y de escuchar lo que el momento presente está tratando de decirnos.
Representación Nüwa y Fuxi

Fuxi enseñó a sus súbditos a cocinar, a pescar con redes, a cazar con armas de hierro. Institucionalizó el matrimonio y ofreció los primeros sacrificios. Una lápida de piedra del año 160 de nuestra era le muestra con Nüwa, su hermana y/o esposa.
Nüwa (女娲): A menudo se le representa como la esposa o hermana de Fuxi. Según la mitología, Nüwa es la creadora de la humanidad. Una leyenda cuenta que moldeó a los humanos con barro y luego reparó el cielo después de un cataclismo que lo rompió.
También se le atribuye la invención, junto a Shennong y a Huang Di, del guqin, un instrumento chino de cuerda.
Fu Hsi o Fuxi (ca. 4000 a.C.) es considerado el padre de la filosofía china del Tai Chi, basada en el yin y el yang, y por lo tanto, del I Ching. Su teoría se basaba en un sistema de ocho ‘Trigramas’ (patrones de líneas basados en los símbolos del yin y el yang, que en conjunto representan las etapas en el proceso continuo de cambio, así como las conexiones entre pasado, presente y futuro). El símbolo del ‘Yin-yang’ representa el equilibrio perfecto entre la interacción de los opuestos en el universo, y es fundamental en los principios de la medicina china. Original file (2,424 × 3,126 pixel). CC BY 4.0.
Fu xi temple in Xinle,Hebei,China. Foto: Fanghong. CC BY-SA 3.0. Original file (4,928 × 3,264 pixels, file size: 5.88 MB).
Shennong
Shennong (en chino tradicional, 神農; en chino simplificado, 神农; pinyin, Shénnóng, Wade-Giles: Shen-nung o Shen Nung), también conocido como el Emperador Yan (炎帝, Yándì), es uno de los personajes principales de la mitología china, identificado en algunas tradiciones como uno de los Tres augustos y cinco emperadores. Supuestamente vivió hace unos 5000 años y su nombre significa El Divino Granjero, ya que, según la tradición, transmitió a los antiguos la práctica de la agricultura.
Shennong: el Divino Granjero y padre de la medicina
Shennong (神農 / 神农, Shénnóng), cuyo nombre significa literalmente “el Granjero Divino”, es una de las figuras legendarias más veneradas de la mitología china. También conocido como el Emperador Yan (Yándì, 炎帝, «Emperador de la Llama»), es considerado uno de los Tres Augustos (San Huang, 三皇) y aparece también en algunas versiones como uno de los Cinco Emperadores legendarios. Su figura representa el momento en que la humanidad dio el gran salto de la vida nómada a una existencia organizada, basada en la agricultura, la salud y la sabiduría empírica.
El patriarca de la agricultura
Shennong habría vivido, según la tradición, hace unos 5000 años. Se le atribuye la invención del arado de madera, la domesticación de los cultivos y la enseñanza de técnicas agrícolas básicas como la siembra, el riego o el almacenamiento de granos. En una época en la que los humanos aún dependían de la recolección y la caza, Shennong enseñó cómo cultivar la tierra para garantizar la subsistencia regular. Este conocimiento marcó el nacimiento de la civilización sedentaria y del concepto de sociedad organizada.
Algunos relatos dicen que inventó el calendario agrícola y el mercado, e incluso estableció normas para el comercio justo de productos, promoviendo la cooperación y el orden social. Por todo ello, es venerado como el padre de la agricultura china.
El rey de la medicina
Además de su papel como maestro del cultivo, Shennong es célebre como el descubridor de las plantas medicinales. Las leyendas afirman que probó personalmente cientos de hierbas silvestres, anotando sus efectos y clasificándolas según sus propiedades curativas o tóxicas. Para ello, se dice que poseía un cuerpo especial que cambiaba de color según la toxicidad de lo ingerido. Una versión dramática relata que murió tras consumir una planta venenosa, dando su vida por el conocimiento de la humanidad.
Su obra legendaria dio lugar al texto conocido como el Shennong Bencao Jing (《神農本草經》, «Clásico de la materia médica del Divino Granjero»), considerado una de las piedras angulares de la medicina tradicional china. En él se describen cientos de remedios vegetales, muchos de los cuales siguen en uso.
Por esta razón, Shennong es también conocido como el Rey de la Medicina y es reverenciado en templos y festivales populares por campesinos, herbolarios y practicantes de medicina natural.
Ancestro de la civilización Han
Shennong es identificado en muchas fuentes como familiar directo de Huangdi, el Emperador Amarillo, a veces como su hermano o su predecesor. Ambos son considerados los ancestros míticos del pueblo chino han, que se autodenomina a menudo como “los descendientes de Yan y Huang” (炎黄子孙, Yán Huáng Zǐsūn). Esta expresión no es solo una afirmación étnica, sino también una reivindicación simbólica de una herencia civilizadora basada en la virtud, el conocimiento y la armonía con la naturaleza.
La figura de Shennong también es reconocida en otras culturas del Este Asiático. En la mitología vietnamita, por ejemplo, es venerado como antepasado común, lo que indica la amplia influencia cultural de este mito fundacional.
Shennong (神农): Conocido como el “Agricultor Divino” o “Rey de la Medicina”, Shennong enseñó a la humanidad a cultivar, introducir la agricultura y usar plantas medicinales. Según la leyenda, probó cientos de hierbas para identificar cuáles eran útiles y cuáles eran venenosas, lo que lo convirtió en una figura central en la medicina tradicional china.
Familiar cercano de Huangdi, el Emperador Amarillo, identificado a veces como su hermano, se le considera un patriarca de los chinos de etnia han, que les tienen a ambos como sus ancestros, refiriéndose a sí mismos con la fórmula «los descendientes de Yan y Huang» (炎黄子孙, Yán Huáng zisun). También en la mitología vietnamita, el pueblo vietnamita le considera su antepasado.
Shennong representa la fusión de la sabiduría práctica con la virtud moral. Su imagen sintetiza los valores fundamentales de la civilización china: el trabajo, la observación de la naturaleza, la transmisión del saber y el sacrificio personal en beneficio del colectivo. Como héroe cultural, Shennong no solo enseñó a cultivar la tierra y curar el cuerpo, sino también a organizar la sociedad según principios de equilibrio, salud y cooperación. Su legado perdura, no como un dios distante, sino como un modelo de acción sabia y generosa, al que aún hoy se rinde homenaje en el corazón del mundo rural y médico chino.
Shennong prueba las plantas para comprobar sus cualidades en sí mismo. Li Ung Bing – Li Ung Bing, Outline of Chinese History, Shanghai 1914. Shennong, the Farmer God, tasting herbs to discover their qualities. Dominio público.

Héroe intelectual. A Shennong se le atribuye la identificación, probándolas consigo mismo, de cientos de plantas medicinales y venenosas, lo que fue crucial para el desarrollo de la medicina china y la agricultura.
También se dice que descubrió el té, planta que precisamente puede ser usada como antídoto contra el envenenamiento de unas setenta especies distintas de plantas. Se le atribuye el Clásico de las raíces y hierbas del Divino Granjero (神农本草经, Shénnóng běncǎo jīng), libro recopilado por primera vez a finales de la Dinastía Han Occidental en el que se ordenan las hierbas descubiertas por él, según su tipo y rareza.
Junto con Fuxi y el Emperador amarillo, fue el inventor del guqin, un instrumento chino de cuerda.
Según la leyenda, Shennong inventó el método de cultivo y ordenó a la gente que recogiera las semillas de cereales y las sembrara en la tierra recuperada, y más tarde la gente siguió este método para cultivar los cereales.
El (《茶经》:El clásico del té)de la dinastía Tang Lu Yu decía: «Bebida de té, pelo de Shennong». La leyenda dice que el sabor de Shennong de hierbas venenosas también se utiliza para desintoxicar el té, «Shennong Ben Cao Jing» nube: «Shennong probado un centenar de hierbas, el día se encontró con setenta y dos de veneno, consiguió el té y la desintoxicación.»
Christie, Anthony (1968). Chinese Mythology. Feltham: Hamlyn Publishing.
Yellow Emperor. Emperador amarillo. Meidosensei, 水餃喵, InverseHypercube, Shizhao. Dominio público.

Leyendas. Se cuenta que su madre quedó embarazada por un rayo caído del cielo nocturno y que tras veinte años de embarazo nació Huangdi, que hablaba desde el nacimiento.Existen historias sobre su lucha con su hermano Shennong, y con un diluvio causado por un monstruo. También se cuenta que posee un tambor hecho con piel de kui (un ser mitológico que puede producir lluvia, viento o sequía). La leyenda de su retirada hacia el oeste en la guerra contra el emperador del Este, Chi You, en la batalla de Zhuolu, se considera como el establecimiento de la etnia han.
Idoeta, Iñaki Preciado (2010). Los cuatro libros del Emperador amarillo. Colección Pliegos de Oriente. Madrid: Editorial Trotta.
Contribuciones culturales
Los chinos de la etnia han consideran que Huangdi es su ancestro (junto con Shennong, al que también conocen como Yandi, ‘el emperador Yan’). Los han se refieren a sí mismos con la fórmula «los descendientes de Yan y Huang» (炎黄子孙, Yán Huáng zisun).
Entre otros logros, al Emperador Amarillo se le atribuye la invención de los principios de la medicina tradicional china: el Neijing (内經, Nèijīng) o Canon médico del Emperador Amarillo, que —según la leyenda— fue compuesto en colaboración con su médico Qi Bo (岐伯). Sin embargo, historiadores modernos consideran que fue compilado de fuentes antiguas por un estudioso entre las dinastías Zhou y Han, más de 2000 años después.
Su historiador Cang Jie habría sido el creador de los caracteres chinos.
Según otra leyenda, su mujer, Luo Zu o Leitzu (螺祖), enseñó a los chinos cómo tejer la seda de los gusanos.
Véase también
Gong Gong: el dios del agua y el caos celeste
Gong Gong (共工, Gòng Gōng) es una figura poderosa y ambigua dentro de la mitología china. Conocido como el dios de las aguas y, en algunas versiones, como un espíritu destructivo del caos, se le atribuye la responsabilidad de grandes inundaciones cósmicas y de provocar un desequilibrio en la estructura del universo. Su carácter está marcado por la furia, la transgresión y el desorden natural, en contraposición a las deidades civilizadoras como Fuxi y Shennong, con quienes a veces aparece asociado como uno de los Tres Augustos en ciertas versiones no canónicas, como el Tongjian Waiji (通鑒外紀).
El monstruo acuático y su compañero Xiang Yao
Gong Gong suele aparecer acompañado por su extraño asistente Xiang Yao (相繇), una criatura mitológica con nueve cabezas y cuerpo de serpiente, una de las muchas representaciones monstruosas del imaginario chino antiguo. Ambos encarnan fuerzas salvajes de la naturaleza, en particular las aguas desbordadas, símbolo del descontrol, la cólera y la disolución del orden cósmico.
La figura de Gong Gong está estrechamente vinculada a la pureza y poder primigenio del agua, pero también a su capacidad destructiva cuando se rompe el equilibrio. Algunas versiones dicen que su cuerpo nació del agua misma, una forma de subrayar su conexión elemental con el ciclo vital y el caos acuático.
La caída del pilar del cielo
El mito más célebre sobre Gong Gong relata su derrota en la lucha por el trono celestial. Encolerizado por su fracaso, y movido por la vergüenza y la desesperación, estrelló su cabeza contra el monte Buzhou (不周山, Bùzhōu shān), una de las montañas sagradas que, según la cosmogonía china, sostenía el cielo. Este acto desató una catástrofe cósmica: el cielo se inclinó hacia el noroeste y la tierra hacia el sureste, lo que explicaría, en la mitología, la inclinación de ciertos fenómenos naturales como la dirección de los ríos o el curso de los astros.
Este momento de ruptura fue reparado por la diosa Nüwa, quien, al ver el daño causado, fundió piedras de colores y mató a una tortuga gigante para utilizar sus patas como nuevos pilares cósmicos. Así, restauró el equilibrio del universo, aunque sin poder corregir del todo la inclinación provocada por Gong Gong, una explicación simbólica del desequilibrio estructural del mundo.
Simbolismo e interpretación
Gong Gong representa el caos desatado por la arrogancia, el orgullo herido y la falta de autocontrol. Frente a las figuras armonizadoras del mito chino —como Fuxi, Nüwa o Shennong—, él encarna el reverso: la potencia destructora que amenaza el equilibrio universal. Sin embargo, no es una figura malvada en sentido moral, sino un símbolo del poder natural cuando escapa a la regulación, una constante en las cosmovisiones antiguas.
En algunos textos se le asocia con el castigo divino, la necesidad de restauración y el rol esencial de las fuerzas femeninas (como Nüwa) para sanar las fracturas cósmicas. Su historia, como otras en la mitología china, explica fenómenos naturales a través de narrativas morales y simbólicas, en este caso, la inclinación de los cielos y la fuerza de las inundaciones.
Gong Gong (en chino, 共工; pinyin, Gòng Gōng) es un Dios chino del agua creído como responsable de las inundaciones junto con su compañero Xiang Yao (相繇), que, conforme a la mitología china, tiene nueve cabezas y cuerpo de serpiente. En el Tongjian Waiji (通鑒外紀, Tōngjiàn Wàijì) se dice que era, junto con Fuxi (el Dios de la escritura) y Shennong (el Dios de la agricultura), uno de los tres augustos míticos de China. Se dice que habitaba en lo que actualmente es el distrito de Hui de la provincia de Henan. Fue originado en el agua, por la pureza de estas.
Según la mitología china Gong Gong se sintió avergonzado por haber perdido en la lucha por el trono del cielo y en un arranque de ira golpeó su cabeza contra el monte Buzhou (不周山, Bùzhōu shān), uno de los pilares que sostenían el cielo. Nüwa se encargó de repararlo.
Gong Gong es una figura singular en la mitología china: un dios acuático que simboliza la ira, el caos y el desequilibrio, pero que también forma parte del ciclo de destrucción y restauración del orden cósmico. Su furia desatada provocó uno de los episodios más dramáticos del mito antiguo, y su recuerdo sirve como advertencia sobre los peligros del exceso y el descontrol emocional. Frente a él, el acto reparador de Nüwa reafirma uno de los grandes principios del pensamiento chino: el orden siempre puede restablecerse si se actúa con virtud, sabiduría y sacrificio.
Los Cinco Emperadores (Wǔ Dì): los sabios del gobierno moral y el orden terrestre
Los Cinco Emperadores (五帝, Wǔ Dì) representan una etapa crucial en la mitología china: la transición entre lo mítico y lo histórico, entre el reinado de los dioses y sabios semidivinos de los Tres Augustos y el surgimiento de una sociedad organizada y moralmente gobernada. A diferencia de sus predecesores más sobrenaturales, los Cinco Emperadores aparecen más humanizados, aunque no por ello menos simbólicos. Se los presenta como modelos éticos de virtud, rectitud y sabiduría política, cuyas acciones marcaron el inicio de un gobierno basado en el mérito, la ley y el ejemplo moral.
Sus reinados simbolizan la construcción de una protoestatalidad: una estructura política primitiva pero funcional, donde se introducen avances como el regadío, la escritura, el uso racional del fuego y los primeros sistemas administrativos.
Los cinco sabios gobernantes
Aunque las fuentes antiguas ofrecen listas variables, la versión más común —mencionada por Sima Qian en las Memorias Históricas, y recogida también en textos como el Shìběn o el Dàdàijì— identifica a los Cinco Emperadores con los siguientes personajes legendarios:
Huangdi (黄帝), el Emperador Amarillo – C. 2698–2598 a.C.
Fundador simbólico de la civilización china, inventor de múltiples tecnologías, organizador del orden social y considerado ancestro de los chinos han.Zhuanxu (顓頊) – C. 2495–2437 a.C.
Nieto de Huangdi, promovió el orden celestial y la moral, abolió los ritos de brujería tribal y fortaleció el gobierno patriarcal y religioso.Diku (帝嚳) – C. 2436–2366 a.C.
También conocido como Gāoxīn (高辛), fue un gobernante virtuoso que destacó por su piedad filial y su visión espiritual del mando. Padre de otros héroes legendarios.Yao (堯) – C. 2356–2255 a.C.
Modelo de emperador sabio, altruista y justo. Su reinado fue un tiempo de armonía natural y moral. Famoso por haber promovido la elección de su sucesor por méritos, no por linaje.Shun (舜) – C. 2355–2241 a.C.
Campesino humilde que fue elevado al trono por su virtud. Se le atribuyen reformas sociales y administrativas. Murió en una expedición y se convirtió en ejemplo de piedad y humildad.Variantes y simbolismo
Otras fuentes clásicas, como el Libro de los Ritos (Lǐjì), el Prefacio al Clásico de los Documentos (Shàngshū Xù) y el Dìwáng Shìjì, proponen distintas composiciones del panteón de los Cinco Emperadores, incorporando figuras como:
Taihao (太皞) – identificado con Fuxi, asociado con el Este.
Yandi (炎帝) – identificado con Shennong, el agricultor divino, vinculado al Sur.
Shaohào (少昊) – regente de la música y la armonía, vinculado al Oeste.
Zhuanxu, de nuevo, al Norte.
Huangdi, al Centro.
Esta última correlación asocia a los emperadores con los cinco puntos cardinales del pensamiento cosmológico chino, donde el «Centro» es también una dirección fundamental. Cada uno de ellos estaría asociado a un elemento, una estación y una virtud, formando un sistema simbólico que combina el orden terrestre, celeste y moral.
Interpretación
Los Cinco Emperadores son, más que personajes históricos, arquetipos morales. En una cultura que valoró profundamente la rectitud ética del gobernante como fundamento del buen orden social, estos emperadores representan los ideales confucianos de gobierno virtuoso, sabiduría transmitida por el ejemplo y respeto por los ciclos naturales.
Su figura también refleja la evolución del pensamiento chino desde un mundo regido por fuerzas sobrenaturales (los Tres Augustos) hacia un orden más humano y normativo, aunque todavía profundamente conectado con el Tao, el cielo y las leyes de la naturaleza.
Los Cinco Emperadores constituyen una parte esencial del relato fundacional de la civilización china. Son los sabios del equilibrio, los gobernantes del mérito y la virtud, y los hombres ejemplares que prepararon el camino para el surgimiento de las primeras dinastías históricas. En su figura confluyen el mito y la ética, la cosmología y la política, ofreciendo un espejo de los valores que la cultura china ha exaltado a lo largo de los siglos: justicia, piedad, armonía y responsabilidad moral.
Los Cinco Emperadores son personajes más humanizados en la mitología china, a diferencia de los Tres Augustos. Se les considera modelos de virtudes y gobernanza moral. Se dice que gobernaron sobre una sociedad más organizada y compleja, marcando la transición hacia una estructura protoestatal.
Tradicionalmente se dice que los Cinco emperadores inventaron «el fuego, la escritura y el regadío.»
Clayre, Alasdair (1985). The Heart of the Dragon (First American edición). Boston: Houghton Mifflin. pp. 37.
Las identidades más habituales de los cinco emperadores (五帝 wǔ dì) son las que se mencionan en varios escritos de la antigüedad, como las Memorias históricas, el Shìběn (世本) o el Dàdàijì (大戴記). De acuerdo con estas obras, los cinco emperadores son los siguientes:
- El Emperador Amarillo, 2697–2597 o 2698–2598 a. C.
- Zhuānxù (顓頊), c. 2495 – 2437 a. C.
- Dìkù (帝嚳), o simplemente Kù (嚳), c. 2436 – 2366 a. C.
- Tángyáo (唐堯), o simplemente Yáo (堯), c. 2356 – 2255 a. C.
- Yúshùn (虞舜), o simplemente Shùn (舜), c. 2355 – 2241 a. C.
Otras versiones de las identidades de estos cinco emperadores son la del Libro de los Ritos (禮記 Lǐjì): Tàihào (太皞) (identificado con Fuxi), Yándì (炎帝) (identificado con Shennong), el Emperador Amarillo, Shǎohào (少皞) y Zhuanxu. Por su parte, el Prefacio al clásico de los documentos (尚書序 Shàngshū Xù) y el Dìwáng Shìjì (帝王世紀) recogen otra versión: Shǎohào (escrito aquí 少昊), Zhuanxu, Gāoxīn (高辛) (identificado con Diku), Tangyao y Yushun. En ocasiones se identifica a los cinco emperadores con los cinco dioses de los puntos cardinales (en la tradición china el «centro» se considera un punto cardinal más), como en la versión recogida en las Elegías de Chu (楚辭 chǔcí): Taihao (Este), Yandi (Sur), Shaohao (Oeste), Zhuanxu (Norte) y el Emperador Amarillo (Centro).
Zhuanxu: el emperador del orden celestial y la unificación espiritual
Zhuanxu (chino tradicional: 顓頊, simplificado: 颛顼, Zhuānxū), también conocido por su nombre ancestral Gao Yang (高陽 / 高阳, Gāoyáng), es uno de los más importantes emperadores legendarios de la antigua China. Nieto directo del Emperador Amarillo (Huangdi) y parte central del linaje mítico de los Cinco Emperadores (Wǔ Dì, 五帝), Zhuanxu representa la consolidación de un orden espiritual y político más avanzado, en continuidad con los principios fundacionales de su abuelo.
Orígenes y linaje
Según las Memorias Históricas de Sima Qian, Zhuanxu era hijo del príncipe Changyi y nieto de Huangdi y su esposa Leizu, la legendaria descubridora de la seda. Su madre se llamaba Changtsu, y el joven Zhuanxu fue criado en un entorno aristocrático y ritual, preparado para el liderazgo.
Durante su reinado, el clan Shi que lideraba se trasladó hacia el este, estableciéndose en la actual región de Shandong, donde se consolidaron alianzas mediante matrimonios con pueblos Dongyi, fortaleciendo así su red de influencia tribal. Esta expansión territorial fue también un proceso de asimilación cultural y de institucionalización del poder, reflejo de su papel como unificador temprano.
Reformador del cielo y la tierra
Zhuanxu es célebre en la cosmología china por haber realizado una reforma espiritual de gran calado: prohibió la comunicación directa entre el cielo y la tierra, que hasta entonces se creía posible por medios chamánicos o rituales tribales. Según la tradición, esta decisión se tomó para evitar abusos y desórdenes que podían desatar catástrofes naturales o desequilibrios cósmicos.
Con esta medida, Zhuanxu instituyó una nueva forma de relación entre lo divino y lo humano: el gobierno humano debía reflejar el orden celeste, pero no intervenir directamente en él. Se sustituyó así la comunicación directa con los espíritus por rituales codificados, culto ancestral y meditación sobre el orden natural. Este paso marca el inicio del proceso que llevará, siglos después, al surgimiento de una religión estatal con fuerte base ritual y confuciana.
Figura de legitimidad ancestral
Zhuanxu no solo fue un reformador espiritual y político; también se convirtió en antepasado venerado por numerosas casas reales posteriores. Diversas dinastías chinas reclamaron descender de él, como:
El clan Mi de los estados de Chu y Yue.
El clan Ying del estado de Qin (fundador del primer imperio unificado).
El clan Cao del estado de Wei, durante la época de los Tres Reinos.
Su linaje, por tanto, se convirtió en una fuente de legitimidad política y espiritual para las élites aristocráticas que buscaron arraigar su poder en una continuidad con los soberanos míticos.
Zhuanxu (chino: trad. 顓頊, simp. 颛顼, pinyin Zhuānxū), también conocido como Gao Yang (t 高陽, s 高阳, p Gāoyáng), era un emperador mitológico de China antigua.
En la cuenta tradicional grabada por Sima Qian, Zhuanxu era un nieto del Emperador Amarillo quién dirigió el Shi clan hacia el este, al actual Shandong, donde con a través de matrimonios con el Dongyi el clan se amplió y aumentó sus influencias tribales.
Nieto del Emperador Amarillo, es descrito como un gobernante sabio y piadoso que expandió el territorio y fortaleció la estructura política. Zhuanxu también es importante en la cosmología china por haber prohibido la comunicación entre el cielo y la tierra para evitar desastres naturales.
Zhuanxu Era el nieto del Emperador Amarillo y su mujer Leizu por parte de padre. Su madre estuvo nombrada Changtsu según Sima Qian.
Zhuanxu fue posteriormente reconocido como un antepasado de muchas de las dinastías de historia china, incluyendo el Mi de Chu y Yue, el Yíng de Qin, y el Cao de Wei.
Zhuanxu es una figura crucial en el tránsito del mito a la estructura política: un emperador piadoso que no solo expandió su dominio físico, sino que también reordenó la relación entre el ser humano y el cosmos. Su legado es doble: por un lado, representa el ideal del sabio gobernante que actúa con moderación y previsión; por otro, establece las bases de una cosmología ritualizada que modelará siglos de pensamiento religioso, moral y político en China.
En él se funden el gobierno, la fe y el equilibrio universal, elementos inseparables en la cosmovisión china tradicional.
Zhuanxu, uno de los míticos Cinco Soberanos. La inscripción dice: «El dios Zhuanxu, Gao Yang, era el nieto del Emperador Amarillo y el hijo de Chang Yi». Mural painting from Han dynasty – Li Ung Bin, Outlines of Chinese History, Shanghai 1914. Dominio público.

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Emperador Ku (Dì Kù): el soberano blanco y el linaje de los sabios
Ku (嚳 / 喾), más conocido como Dì Kù (帝喾 o 帝嚳), también recibe el nombre ancestral de Gāoxīn Shì (高辛氏). Descendiente directo del Emperador Amarillo (Huangdi), Dì Kù es una de las figuras centrales en el panteón mítico de la antigua China, incluido entre los Cinco Emperadores (Wǔ Dì, 五帝) que simbolizan el gobierno virtuoso anterior a las primeras dinastías históricas. Su figura oscila entre la mitología, la moral y la protohistoria, proyectándose como un arquetipo de soberano iluminado y antepasado venerado por casas reales posteriores.
De Gaoxin a Emperador: el ascenso al trono moral
Antes de recibir el título imperial, fue conocido como Gaoxin, nombre tribal que lo identifica como heredero de una importante estirpe. Al asumir el mando supremo y ser reconocido como «Di» (emperador, en sentido sacro), adoptó el nombre de Ku, por lo que en muchas fuentes se le menciona como Di Ku, una convención que señala tanto su dignidad política como su estatus cósmico.
El título de «Emperador Blanco» se relaciona con la cosmología de los Cinco Elementos y los Cinco Colores del sistema simbólico chino. Dentro de esta estructura, el blanco se asocia con el metal, el otoño, el Oeste y la virtud de la rectitud. Este simbolismo refuerza su imagen como soberano justo y equilibrado, vinculado a un periodo de madurez cultural y administrativa.
Un emperador de virtud y fecundidad
Dì Kù es representado como un soberano ejemplar, poseedor de sabiduría natural, sensibilidad moral y capacidad de armonizar a su pueblo. Durante su reinado se habría consolidado la organización territorial, los ritos ancestrales y los primeros intentos de estructurar la música ritual y la astronomía primitiva.
Uno de los aspectos más notables de su legado es que fue padre de figuras trascendentales:
Su hijo Yao, considerado uno de los más sabios y justos emperadores míticos.
En algunas tradiciones, también es padre de Zhi, un soberano que precedió brevemente a Shun.
Según ciertas genealogías, es antepasado de linajes que más tarde gobernarían dinastías históricas, como la de Shang o la de Zhou.
Este papel como progenitor de sabios lo vincula con la idea del gobernante no solo como administrador, sino como fundador de una descendencia ética, una idea muy presente en el confucianismo.
Figura compleja y multifacética
Las fuentes sobre Dì Kù varían considerablemente: algunas lo presentan como un héroe casi histórico, y otras lo rodean de elementos fantásticos. Se le atribuyen capacidades visionarias, contactos con fuerzas celestes y una sensibilidad moral que lo convierte en modelo de virtud regia.
Como ocurre con otras figuras de los Cinco Emperadores, Dì Kù ocupa un lugar liminal: entre el mito y la historia, entre el hombre y el símbolo. Esta ambigüedad es deliberada: al condensar valores ideales en una figura ancestral, la mitología no busca una biografía realista, sino un modelo normativo para el ejercicio del poder.
Kù (en chino tradicional, 嚳; en chino simplificado, 喾, variante en chino tradicional, 俈) generalmente1 denominado Dì Kù (en chino tradicional, 帝嚳; en chino simplificado, 帝喾), también conocido como Gaoxin o Gāoxīn Shì (en chino, 高辛氏), era descendiente de Huangdi, el Emperador Amarillo. Pasó por el nombre de Gaoxin hasta que recibió la autoridad imperial, cuando tomó el nombre de Ku y el título de Di, siendo así conocido como Di Ku. Se le considera el antepasado de las familias gobernantes de ciertas dinastías posteriores. Algunas fuentes tratan a Ku como una figura semihistórica, mientras que otras hacen afirmaciones mitológicas o religiosas fantásticas sobre él. Además de variar en su grado de historización de Ku, las diversas fuentes también difieren en las historias específicas sobre él en las que se centran, de modo que al juntar los diversos elementos de lo que se conoce sobre Ku se obtiene una historia multifacética. Di Ku fue (según muchas versiones de la lista) uno de los cinco emperadores de los tres augustos y cinco emperadores de la mitología china. Ku, o Gaoxin, también se conoce como el «Emperador Blanco».
El emperador Ku, Gaoxin, es el bisnieto del Emperador Amarillo. An ancient artist who made the mural painting during the Han dynasty. – Li Ung Bin, Outlines of Chinese History. Shanghai, 1914. Dominio público.

Nacimiento. El linaje de Ku se deriva del descenso del legendario Emperador Amarillo, luego a través de la línea de Shaohao (a diferencia de la línea a través de Changyi, que conducía a Zhuanxu). Era hijo de Qiaoji (蟜極/蟜极), y por lo tanto nieto de Shaohao y bisnieto del Emperador Amarillo. Según las fechas especulativas calculadas después del 100 a. C. por Liu Xin, se supone que gobernó desde c. 2436 a. C. a c. 2366 a. C., aunque también se mencionan otras fechas.
Como emperador
Cuando se convirtió en emperador, Ku añadió el título Di, que significa » Dios-emperador», delante de su nombre. Después de lograr el título imperial, se decía que Ku viajaba estacionalmente montando un dragón en primavera y verano, y un caballo en otoño e invierno. Entre otras cosas, se decía que Ku era inventor de instrumentos musicales y compositor de canciones. Según el Lüshi Chunqiu, los tambores, campanas, flautas, y ocarinas fueron inventados, por orden de Ku, por su subordinado Yourui; las letras de Ku tenían partituras musicales compuestas por su asistente Xianhei; y por otra orden imperial, un fénix proporcionó un acompañamiento de baile. Aunque Ku ostentaba el título de Di, no está claro en qué territorio, si lo hubiera, podría haber estado formado su imperio. El mismo título Di fue asumido más tarde por el rey de Qin, al conquistar sus reinos vecinos y convertirlos en el primer imperio de China históricamente conocido.
Retrato del emperador Ku. Fecha: s. XIX o principios del s. XX. Autor: desconocido. Unknown Chinese artist. Enlace. Dominio público.

Esposas y descendientes
Ku tenía varias esposas. Las más conocidas de sus consortes son cuatro mujeres: Jiang Yuan, Jiandi, Changyi y Qingdu. Cada vez que cada una de estas mujeres dio a luz a un hijo (Hou Ji, Xie, Zhi y Yao, respectivamente), Ku hizo que un adivino le predijera cuál de ellos estaba destinado a gobernar el imperio, y recibió la respuesta de que los cuatro lo harían. Otra fuente menciona a una señora con la que tuvo ocho hijos, cada uno nacido después de haber soñado con tragarse el sol; aunque su nombre es incierto, se dice que es de Zoutu. Shiji también registró los nombres del linaje de la madre de Zhi como Juzi (娵訾氏) y la madre de Yao como Chenfeng (陳鋒氏).
Según algunas tradiciones, cada uno de estos cuatro hijos heredó el imperio de Ku o fue fundador ancestral de una dinastía china. El primero de los hijos de Ku en gobernar el reino fue el emperador Zhi, que era hijo de Changyi. Otro de sus hijos se convirtió más tarde en el Emperador Yao . El hijo de Ku, Xie, nacido milagrosamente de Jiandi después de que ella tragara el huevo de un pájaro negro, se convirtió en el fundador predinástico de la familia gobernante de la dinastía Shang . El hijo de Ku, Houji, nacido milagrosamente de Jiang Yuan después de que ella pisó la huella de un dios, se convirtió en el fundador predinástico del linaje de la dinastía Zhou.
Según Samguk Sagi, los reyes de Goguryeo se consideraban descendientes de héroes chinos porque él llamaba a su apellido «Go» (Hanja: 高) ya que eran descendientes de Gao Yang (Hanja: 高陽) que era nieto del Emperador Amarillo y Gaoxin ( Hanja :高辛) quien fue bisnieto del Emperador Amarillo.
En los Anales de Bambú, una de las primeras fuentes, se menciona que cuando murió el emperador Zhuanxu, un descendiente de Shennong llamado Shuqi (術 器) organizó una rebelión, pero fue derrotado por un descendiente de Huangdi, Ku (del linaje Gaoxin), el Príncipe de Xin; Ku luego ascendió al trono. También afirma que Ku «nació con dos hileras de dientes y tenía la sabiduría de un sabio», y que «hizo que los ciegos tocaran tambores, campanas y piedras sonoras, ante las cuales los fénix batían sus alas y brincaban». Los Anales registran además que en el año 16 de su reinado, envió a su general Chong a derrotar al estado de Yukwai. En el año 45, Ku designó al príncipe de Tang (su hijo Yao) como su sucesor, sin embargo, a su muerte en el año 63, su hijo mayor Zhi tomó el trono, gobernando 9 años antes de ser depuesto y reemplazado por Yao.
Ku (帝喾): Se le considera un modelo de rectitud y justicia. Según la leyenda, su gobierno se caracterizó por la estabilidad, el desarrollo agrícola y la expansión territorial. También se dice que Ku promovió rituales religiosos importantes.
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Estatua del emperador Yao en la sala Guanyun del templo Yao en Linfen (Shanxi).
Yao: el emperador sabio, modelo de virtud y gobierno justo
Yao (堯 / 尧, Yáo), quien habría reinado —según la tradición— entre los años 2356 y 2255 a.C., es uno de los más venerados soberanos míticos de la antigua China. Integrado en el grupo de los Cinco Emperadores (Wǔ Dì) y a veces incluido entre los Tres Augustos y Cinco Emperadores, Yao representa la cima del ideal confuciano del «rey sabio»: un gobernante justo, humilde, benevolente y profundamente consciente de su responsabilidad moral.
A diferencia de emperadores asociados con invenciones o conquistas, el legado de Yao es sobre todo ético y político. Fue exaltado durante siglos como un modelo de virtud, no por sus hazañas guerreras ni por avances técnicos, sino por haber encarnado el gobierno en armonía con el Cielo (Tiān), la sociedad y la naturaleza.
Un reinado de justicia y armonía
Los relatos sobre Yao lo describen como un soberano que anteponía el bienestar del pueblo a cualquier interés personal. Durante su gobierno se dice que:
Escogía ministros competentes por mérito y virtud, no por linaje.
Escuchaba a los sabios y aceptaba la crítica con humildad.
Promovía la justicia, la paz y la distribución equitativa de recursos.
Prestaba especial atención a los ciclos celestes y a los signos de la naturaleza, buscando gobernar de acuerdo con el Tao cósmico.
Una de las leyendas más simbólicas de su reinado fue la gran inundación que asoló China y que Yao intentó contener sin éxito. Su capacidad de reconocer sus propios límites y encomendar la misión a otros —como Yu el Grande, quien finalmente controló las aguas— revela el carácter colaborativo y generoso de su gobierno.
La sucesión por mérito: Shun
Quizá el acto más admirado de Yao fue su renuncia voluntaria al poder en favor de Shun, un campesino virtuoso que se había ganado la admiración por su piedad filial y su sabiduría práctica. En lugar de imponer la herencia a su hijo, Yao eligió como sucesor a alguien más digno. Esta elección simboliza el principio de que la autoridad legítima emana de la virtud, no del nacimiento. Esta acción sería largamente recordada por filósofos confucianos como un ejemplo supremo de desapego, sentido del deber y sabiduría política.
Yao en la tradición histórica y filosófica
La figura de Yao aparece destacadamente en los textos clásicos, como el Shujing (書經, «Clásico de los Documentos») y los Analectas de Confucio. En estos escritos se le presenta como el origen de la buena gobernanza, y junto a Shun y Yu el Grande, conforma una tríada de reyes sabios que precedieron a las primeras dinastías históricas.
En términos históricos, algunos sinólogos modernos consideran que estos nombres —Yao, Shun y Yu— representan jefes tribales o líderes de alianzas protoestatales, que podrían haber existido en el contexto de una transición hacia la sociedad feudal patriarcal durante el Neolítico tardío o principios del Bronce chino.
El emperador Yao (en chino tradicional, 堯; en chino simplificado, 尧; pinyin, Yáo; según la tradición c. 2356 – 2255 a. C.) fue, según varias fuentes, un dirigente chino y uno de los Tres augustos y cinco emperadores.
Legado
A menudo exaltado como el rey sabio moralmente perfecto e inteligente, la benevolencia y la diligencia de Yao sirvieron de modelo a los futuros monarcas y emperadores chinos. Los antiguos chinos a menudo hablan de Yao, Shun y Yu el Grande como figuras históricas, y los historiadores contemporáneos creían que podían representar a los líderes de tribus aliadas que establecieron un sistema de gobierno unificado y jerárquico en un período de transición a la sociedad feudal patriarcal. En uno de los Cinco Clásicos de la historia, los capítulos iniciales tratan sobre Yao, Shun y Yu.
Yao encarna el ideal moral del soberano chino: un líder no por derecho de sangre, sino por derecho de virtud. Su reinado, basado en la benevolencia, la justicia y la humildad, fue considerado por siglos como la edad de oro del buen gobierno, y su figura se convirtió en una piedra angular del pensamiento político chino tradicional. Su decisión de ceder el trono a un hombre virtuoso no solo consolidó su legado, sino que también dio forma a uno de los valores más perdurables del confucianismo: el mérito como fundamento de la autoridad legítima.
Libro chino tradicional (Confucio). User:snowyowls. CC BY-SA 2.0
El Clásico de los Ritos (礼记) fue uno de los Cinco Clásicos del Confucianismo; describía las formas sociales, los ritos antiguos y las ceremonias de la corte. Tomado en el zoológico de Pekín, Pekín, China.

Los Cinco Clásicos (chino tradicional: 五經, chino simplificado: 五经, pinyin: wǔjīng) son un corpus compuesto por cinco antiguos libros chinos, anteriores a la Dinastía Qin, relacionados con parte del canon confucionista tradicional.
Los cinco clásicos eran una serie de doctrinas recopiladas en forma de libros que Confucio enseñaba a sus discípulos y eran los textos que toda persona cultivada debía conocer. Mencio, el erudito más importante de la época en relación con el confucianismo, consideró que “Anuarios de primavera y otoño” era igual de importante que las crónicas semi-legendarias de períodos anteriores. Durante la Dinastía Han occidental, que adoptó el confucianismo como su ideología oficial, estos textos se convirtieron en una parte importante del currículum del estado. Fue entonces cuando los textos empezaron a considerarse como un conjunto, una colección, que se llamaría “los Cinco Clásicos”. Durante más de 2.000 años estos libros se utilizaron como autoridad sobre la sociedad, el gobierno, la literatura y la religión en China. Los estudiantes chinos normalmente estudiaban los cortos Cuatro Libros antes de estudiar los Cinco Clásicos.
Los Cinco Clásicos fueron enseñados desde el año 136 a. C., cuando el confucianismo se volvió la ideología de estado en China, hasta principios del siglo xx, junto con la introducción de los exámenes imperiales. El dominio de los textos era requerido para que cualquier hombre de letras accediese a un puesto de trabajo en la vasta burocracia gubernamental. Después del año 1950 solo algunos textos escogidos fueron aleccionados en escuelas públicas.
Ver artículo: Los Cinco Clásicos
Los Cinco Clásicos (Wǔjīng): el corazón doctrinal del confucianismo tradicional
Los Cinco Clásicos (chino tradicional: 五經, simplificado: 五经, wǔjīng) constituyen el núcleo del canon confuciano y representan una de las herencias intelectuales más influyentes de la historia china. Estos textos, redactados y transmitidos antes de la dinastía Qin (221–206 a.C.), fueron recopilados y enseñados por Confucio (Kǒngzǐ, 孔子), quien los utilizó como base educativa para formar a sus discípulos. Se consideran la piedra angular del sistema educativo, político y moral que rigió China durante más de dos milenios.
Orígenes y consolidación como canon
Aunque los textos existían desde épocas antiguas, fue bajo la dinastía Han occidental (206 a.C.–9 d.C.), cuando el confucianismo se convirtió en ideología oficial del Estado, que se consolidó su estatus como corpus canónico. A partir del año 136 a.C., estos cinco libros fueron incluidos como materia obligatoria para la formación de los funcionarios imperiales. Su estudio riguroso era condición indispensable para acceder a la administración pública, dentro del sistema de exámenes imperiales que perduró hasta principios del siglo XX.
A lo largo de este tiempo, los Cinco Clásicos no solo transmitían conocimientos históricos o rituales, sino que ofrecían un marco normativo para pensar el gobierno, la ética personal, la armonía social y la cosmología.
Los textos del canon:
Clásico de los Documentos (書經 / 书经, Shūjīng o Shàngshū)
Una colección de discursos, edictos, y memorias atribuidos a los primeros soberanos míticos y a los reyes de las dinastías Xia, Shang y Zhou. Es una fuente fundamental para la historia política y la teoría del poder moral en la Antigüedad.Clásico de la Poesía (詩經 / 诗经, Shījīng)
Recoge 305 poemas, canciones populares, himnos y odas rituales. Valorado tanto por su contenido lírico como por su función didáctica y moral. Según Confucio, este libro ayudaba a formar el corazón y el carácter de los jóvenes.Clásico de los Cambios (易經 / 易经, Yìjīng o I Ching)
Un texto oracular y cosmológico basado en 64 hexagramas que simbolizan estados de transformación. Considerado el libro más profundo del canon por su visión del mundo como cambio constante y su aplicación a la toma de decisiones.Clásico de los Ritos (禮記 / 礼记, Lǐjì)
Trata sobre normas rituales, etiqueta, instituciones sociales, ceremonias familiares y costumbres. Refleja la importancia del lǐ (rito, conducta adecuada) como base de la civilización y del orden social.Anales de primavera y otoño (春秋, Chūnqiū)
Una crónica del estado de Lu (patria de Confucio), escrita en estilo lacónico y valorada por su carga moral implícita. Confucio habría editado el texto, insertando juicios velados sobre la justicia y la virtud de los hechos relatados.Función cultural y legado
Durante más de 2.000 años, estos textos fueron autoridad moral, política y pedagógica en la sociedad china. Desde la dinastía Han hasta la abolición del sistema de exámenes en 1905, dominar los Cinco Clásicos fue requisito esencial para ingresar en la élite intelectual y burocrática. Se enseñaban después de los más breves Cuatro Libros, y eran objeto de memorización, comentario y análisis filológico.
A través de ellos se transmitían no solo conocimientos, sino una visión del mundo regida por el equilibrio, la tradición, la jerarquía armónica y la autoformación moral. Incluso después de la caída del sistema imperial, su influencia se ha mantenido viva en la cultura, la literatura y la filosofía chinas contemporáneas.
Los Cinco Clásicos no son simplemente textos antiguos: son el esqueleto intelectual de la civilización china tradicional, un compendio de historia, poesía, cosmología, ritual y sabiduría práctica. En ellos, Confucio y sus discípulos vieron no solo un archivo del pasado, sino una guía para vivir con virtud, gobernar con justicia y armonizar lo humano con lo celeste. Su estudio es aún hoy una puerta de entrada privilegiada al alma del pensamiento chino.
El Emperador Yao (堯) imaginado por el pintor de la dinastía Song Ma Lin (馬麟). Pergamino colgante, color sobre seda. Tamaño: 248 x 111.1 cm (alto x ancho). La pintura se encuentra en el Museo Nacional del Palacio, Taipéi. (Ver: Página 93 de 故宮圖像選萃 (Gu gong tu xiang xuan cui) Obras maestras de la pintura de retratos chinos en el Museo Nacional del Palacio. Taipéi: Museo Nacional del Palacio, 1971.).
Ma Lin – Digitized by NPM; image is directly from Shuge. Dominio público. Original file (7,890 × 17,168 pixels, file size: 33.1 MB).
Yao (尧): Es venerado como un sabio y benevolente gobernante, considerado un paradigma de la virtud confuciana. Durante su reinado, promovió la equidad, el respeto por los mayores y la armonía social. Según la tradición, Yao seleccionó a Shun como su sucesor basándose en el mérito y la moral. Reinado: 2333 a. C. –2234 a. C. (100 años).
- C.K. Yang. Religion in Chinese Society : A Study of Contemporary Social Functions of Religion and Some of Their Historical Factors (1967 [1961]). Berkeley y Los Ángeles: University of California Press.
Emperador Shun
Shun (Chino: 舜 pinyin: Shùn), también conocido como Yu Shun (Chino: 帝舜; pinyin: Dìshùn) y Chong Hua (Chino: 重華; pinyin: Chónghuá), fue un emperador legendario de la antigua China, considerado por algunas fuentes como uno de los Tres Augustos y Cinco Emperadores, siendo este el último de los Cinco Emperadores. Con medio siglo de mandato fue uno de los más largos en la historia de China. La tradición oral mantiene que vivió más o menos entre el 2294 y 2184 A.C.
Shun: el emperador virtuoso y el legado del mérito
Shun (舜, Shùn), también conocido como Dì Shùn (帝舜) o Chóng Huá (重華), es una figura clave de la tradición mítica china y el último de los Cinco Emperadores (五帝, Wǔ Dì). Según la cronología legendaria, su reinado se habría extendido entre los años 2294 y 2184 a.C., destacando no solo por su longevidad —más de medio siglo— sino por su profundo significado ético, político y simbólico.
Considerado en algunas fuentes como uno de los Tres Augustos y Cinco Emperadores, Shun encarna el ideal confuciano del gobernante virtuoso por excelencia, un hombre de origen humilde que, gracias a su integridad, sabiduría y piedad filial, fue elevado por el emperador Yao al más alto cargo del mundo conocido. Su historia es una alegoría del mérito por encima del linaje, un principio que marcará profundamente la filosofía política china.
Nombres. El nombre del ancestral clan de Shun (姓) es Yao (姚), su nombre de linaje (氏) es Youyu (有虞). Su nombre de pila era Zhonghua (重華). A veces a Shun se le conoce como El Gran Shun (大舜) o como Yu Shun (虞舜). El “Yu” en “Yu Shun” era el nombre del feudo, el cual Shun recibió de Yao; de esta manera le proporcionó el nombre de “Shun de Yu”.
Shun nació en el seno de una familia modesta. Su apellido ancestral (姓) era Yao (姚), su nombre de linaje (氏) era Youyu (有虞), y su nombre de nacimiento era Chóng Huá (重華). Al recibir un feudo llamado Yu (虞) del emperador Yao, pasó a ser conocido como Yu Shun (虞舜) o “Shun de Yu”. También es llamado con reverencia Dà Shùn (大舜), “el Gran Shun”.
La elección de estos nombres refleja la costumbre china de identificar a las figuras destacadas por su tierra de gobierno, su virtud y su linaje, configurando un retrato colectivo más que individualista.
Del campo al trono: el ascenso por virtud
La leyenda cuenta que Shun trabajaba la tierra con humildad y cuidaba de su familia, a pesar del maltrato que sufría por parte de su padre y su hermanastro. Su piedad filial (孝, xiào), considerada una de las mayores virtudes en la tradición confuciana, impresionó tanto al emperador Yao que lo eligió como su sucesor. Antes de confiarle el poder, Yao puso a prueba su carácter nombrándolo gobernador de pequeñas regiones y observando cómo resolvía los conflictos, mejoraba la vida del pueblo y ganaba el respeto de todos.
Este proceso de selección por méritos, y no por herencia directa, establece un modelo político basado en la virtud y la capacidad, que influenciará profundamente las ideas confucianas sobre el gobierno ideal.
Un reinado justo y ejemplar
Durante su mandato, Shun es retratado como un monarca sabio y equilibrado que:
Delegaba funciones según el talento de sus ministros.
Reformó el sistema judicial, haciendo énfasis en la educación moral más que en el castigo.
Continuó enfrentando la gran inundación iniciada durante el reinado de Yao, delegando la tarea a Yu el Grande, quien más tarde fundaría la dinastía Xia.
Shun es también considerado modelo de moderación, armonía social y autocontrol, principios fundamentales en la moral confuciana. Se dice que al final de su vida cedió el trono a Yu, de forma similar a como él mismo había sido elegido por mérito, cerrando así un ciclo de tres reinados ejemplares: Yao, Shun y Yu.
El legado de Shun
A lo largo de los siglos, Shun ha sido venerado como el símbolo de la virtud ascendente, el campesino justo que, sin ambición personal, se convirtió en soberano. Su historia aparece en los textos fundacionales del confucianismo, como el Shujing (Clásico de los documentos) y las Analectas, y es constantemente citada como ejemplo de cómo la virtud personal puede transformar no solo a una familia o una aldea, sino a toda una civilización.
Además, muchas dinastías posteriores reclamaron descender de Shun, como forma de legitimar su autoridad conectándose con el arquetipo moral supremo.
Shun representa el ideal de gobernante que gana el poder sin buscarlo, lo ejerce sin imponerse y lo cede sin apego. Su figura no es solo mítica, sino pedagógica: un espejo donde los futuros líderes debían mirarse. En él culmina el ciclo de los Cinco Emperadores, no con grandeza militar ni con prodigios sobrenaturales, sino con el poder silencioso de la virtud. Su reinado marca el cierre de la era mítica y la transición hacia los tiempos legendarios de la dinastía Xia, con Yu el Grande como heredero moral y político.
Emperador Shun. Mural painting from Han dynasty – Li Ung Bin, Outlines of Chinese History, Shanghai 1914. El Emperador Shun, uno de los míticos Cinco Soberanos. La inscripción dice: «El dios Shun, Zhong Hua, aró más allá del monte Li; en tres años lo había desarrollado» (Birrell, Chinese Mythology, ISBN 0-8018-6183-7, p.71). Dominio público.

Vida de Shun
De acuerdo con las fuentes tradicionales, Shun recibió el manto de liderazgo por el Emperador Yao a la edad de 53 años, y después murió a los 100 años. Antes de su muerte, se recuerda a Shun por renunciar y ofrecer su trono a Yu (禹), el fundador de la Dinastía Xia. La capital de Shun está ubicada en Puban (蒲阪), actualmente ubicada en Shanxi.
Bajo el Emperador Yao, nombrado sucesivamente como ministro de Educación, primer ministro y jefe de los Cuatro Picos, Shun consiguió poner todos los asuntos en orden en tres años. Yao quedó tan impresionado que también le nombró como sucesor al trono. Shun rogó que se eligiese a alguien más virtuoso que él, pero finalmente asumía las tareas de Yao. Se decía que “aquellos que tenían que poner una demanda no se dirigían a Danzhu, sino a Shun” (Danzhu era el hijo de Yao).
Después de subir al trono, Shun ofreció sacrificios al dios Shangdi (上帝), así como a los ríos, las colinas y al anfitrión de los espíritus (神). Después recorrió zonas del este, del oeste, del sur, y del norte del país; en cada lugar hacía ofrendas de sacrificio al Cielo de cada uno de los Cuatro Picos (Monte Tai, Monte Huang, Monte Hua y Monte Heng). Sacrificó en nombre de las laderas y los ríos, estableció un acuerdo sobre las estaciones, los meses y los días, determinó las medidas uniformes de longitud y capacidad y reforzó las leyes ceremoniales. Shun dividió el territorio en doce provincias, levantando altares por doce colinas e hizo más profundos los ríos.
Shun trató con cuatro criminales: desterrando a Gonggong, el Ministro de Trabajo de la Isla de You, encerrando a Huang-dou en el Monte Chong, encarcelando y dejando morir a Gun, que estuvo prisionero en el Monte Yu (羽) hasta su muerte, y llevando el San-Miao a San-Wei (ver Mitología China). El hijo de Gun, Yu (禹), fue más tarde elegido como Ministro de Trabajo para controlar el agua y la tierra. Después, Shun nombró a Yu como primer ministro. Yu pidió que fuese elegido para su puesto el Ministro de Agricultura, o Xie, o Gao Yao, pero al final accedió tras la insistencia de Shun. Shun, entonces, eligió a Chui como Ministro de Trabajo. Nombró también a Yi como Ministro de Ganadería para controlar las bestias y los bosques del territorio, a Bo-yi como sacerdote del Templo Ancestral para oficiar las ceremonias religiosas, a Hui como Director de Música y a Long como Ministro de Comunicaciones para contrarrestar los engaños y los informes falsos.
De acuerdo con el Canon de Shun, Shun comenzó a reinar a los 30 años, reinó junto a Yao durante 30 años y reinó 50 años más después de que Yao abdicase, después Shun murió. Los Anales de Bambú, aseguran que Yao eligió a Shun como su heredero tres años antes de abdicar del trono para ofrecérselo. Las dos fuentes afirman que después de abdicar, Yao vivió durante otros 28 años retirado durante el reinado de Shun.
En los siglos posteriores, Yao y Shun fueron glorificados por su mérito por los filósofos confucianos (ver confucianismo). Shun fue particularmente famoso por su modestia y su piedad filial (xiao 孝).
Río Xiao y río Xiang en la confluencia de la isla Ping (Pingzhou), Yongzhou, Hunan, China. Huangdan2060 – Trabajo propio. CC0.

Leyendas
Sima Qian reclamó en los Anales de los Cinco Emperadores (五帝本紀) que Shun descendió del Emperador Amarillo a través del nieto del Emperador Zhuanxu. En los Anales del Bambú (048) aparece el nombre de la madre de Shun como Woodeng (握登), y el lugar de nacimiento de Shun como Yaoxu (姚墟). Woodeng murió cuando Shun era muy joven. El padre ciego de Shun (瞽叟, literalmente: «viejo ciego»; por la extensión semántica «necio viejo») no tardó en volver a casarse después de la muerte de su mujer.
La madrastra de Shun dio a luz al medio hermano de Shun, Xiang (象), y a la medio hermana Jì (繫) (Liènǚ Zhuàn, Ch. 1). La madrastra y el medio hermano de Shun le trataron fatal, a veces incluso forzando a Shun a hacer el trabajo duro en la familia y dándole la peor comida y ropa. El padre de Shun empezó a volverse ciego y a envejecer, a veces ignoraba las buenas acciones de su hijo y siempre le culpaba por todo. Con todo y a pesar de estas condiciones en las que vivía, Shun nunca se quejó y siempre trataba tanto a su padre, como su madrastra y su medio hermano con amabilidad y respeto.
Cuando ya era prácticamente un adulto, su madrastra le echó de su casa. Shun fue forzado a vivir por su cuenta. A pesar de todo, debido a su naturaleza compasiva y a sus habilidades naturales de liderazgo, allá donde iba, la gente le seguía y fue capaz de organizar a gente para ser amables los unos con los otros y hacer todo lo que estuviese en sus manos. Cuando Shun fue por primera vez a un pueblo donde hacían alfarería, después de menos de un año, la cerámica se convirtió en lo más bello que nunca había sido. Cuando Shun fue a un pueblo pesquero, la gente al principio se peleaba con sus propios vecinos por la zona de pesca y mucha gente murió o salió herida de las peleas. Shun les enseñó cómo debían compartir y colocar el pescado, y pronto el pueblo fue prosperando y las peleas disminuyeron.
Cuando el Emperador Yao envejeció, se estresó por el hecho de que sus nueve hijos eran inútiles ya que solo sabían pasar el día ociosos con vino y música. Yao les pidió a sus consejeros, las Cuatro Montañas, que propusieran un sucesor apropiado. Yao entonces escuchó los cuentos de Shun. Wise Yao no quería simplemente creer en las historias sobre Shun, por lo que decidió poner a prueba a Shun. Yao le dio un distrito a Shun para gobernar y le casó con sus dos hijas, con una pequeña dote de una nueva casa y algo de dinero.
Aunque tiene una oficina y dinero, Shun sigue viviendo con humildad y siguió trabajando en la tierra todos los días. Shun incluso consiguió convencer a sus dos parejas, las dos princesas, llamadas Ehuang (Resplandor de hada) y Nüying (Doncella florada), quienes solían vivir bien, a llevar una vida humilde y a trabajar con la gente. Sin embargo, la madrastra y el medio hermano de Shun se pusieron muy celosos y conspiraron para matarle. Una vez, el medio hermano de Shun, Xiang, prendió fuego a un granjero y convenció a Shun para que subiese al tejado a extinguirlo, entonces Xiang quitó la escalera, dejando a Shun atrapado en el tejado en llamas. Shun, hábilmente hizo un paracaídas con su ropa y saltó desde el tejado quedando así a salvo. En otra ocasión, Xiang y su madre conspiraron para emborrachar a Shun y después tirarle a un pozo seco y después enterrarle con piedras y barro. La medio hermana, que no estaba de acuerdo con lo que querían hacer su madre y su hermano, les contó a las mujeres de Shun el plan, por lo que al enterarse, Shun se preparó. Shun les hizo creer que estaba borracho y cuando le tiraron al pozo, ya había preparado un túnel para escapar al exterior. Así, Shun sobrevivió a muchos intentos de asesinato en su vida. Sin embargo, nunca culpó a su madrastra ni a su medio hermano por lo que hacían y siempre les perdonó.
Finalmente, la madrastra y el medio hermano de Shun se arrepintieron de sus errores del pasado. Shun les perdonó a con todo su corazón e incluso ayudó a Xiang a conseguir un puesto de trabajo. Shun también influyó en los nueve hijos del Emperador Yao para que se convirtiesen en miembros útiles que contribuyesen en la sociedad.
El Emperador Yao quedó tan impresionado por todos los logros de Shun que le eligió como su sucesor y le puso en el trono en el año de Jiwei (己未). La capital de Yao estaba en Ji (冀), la cual actualmente está también en la provincia de Shanxi. Shun también es recordado como el autor de la música llamada Dashao (大韶), una sinfonía de nueve instrumentos musicales chinos.
En los últimos años del reinado de Shun, este decidió recorrer el país. Pero desafortunadamente murió pronto por una enfermedad en su viaje cerca del Río Xiang. Sus dos esposas fueron corriendo desde su casa hasta donde se encontraba su cuerpo y lloraron junto al río durante días. Sus lágrimas se convirtieron en sangre y tiñeron las cañas del río. Desde ese día, el bambú de la región se volvió rojo moteado, lo que explica el origen del bambú manchado (Spotted bamboo). Entonces, las dos mujeres, vencidas por el dolor, se lanzaron al río y se ahogaron.
Shun consideró a su hijo Shangjun (商均) como indigno y escogió a Yu, el domador de las inundaciones, como su heredero.
Shun fue elegido como el progenitor de la Dinastía Hồ por Hồ Quý Ly. La provincia china de Zhejiang, sobre los años 940 fue el origen de la familia china Hồ/Hú. (…)
Shun (舜): Sucedió a Yao y es otro ejemplo de virtud y sabiduría. Era conocido por su respeto filial y su capacidad para gobernar con justicia. Se dice que Shun delegó la administración del gobierno a los ministros más capaces y, antes de morir, seleccionó a Yu el Grande como su sucesor debido a su dedicación en el control de las inundaciones.
Véase también
Referencias
- “Canon of Shun” (舜典), Clásico de historia (書經). Tradicionalmente compilado y editado por Confucio (孔夫子), sobre el siglo quinto o sexto A.C, en lo que ahora es China. (ISBN original no disponible)
- Murck, Alfreda (2000) Poetry and Painting in Song China: The Subtle Art of Dissent. Harvard Univ Asia Center. ISBN 978-0-674-00782-6.
- Wu, K. C. (1982). The Chinese Heritage. New York: Crown Publishers. ISBN 0-517-54475-X.
El sucesor de Shun sería, Yu el Grande (en chino, 大禹; pinyin, Dà Yǔ) (c.2200 a. C. – c.2100 a. C.) es el sobrenombre de Si Wen Ming (姒文命, Sì Wén Mìng), fundador de la semilegendaria primera dinastía de China, la de los Xia, cuya existencia real no está admitida por todos los expertos, algunos de los cuales creen que cae dentro de la mitología. Yu habría gobernado en torno al siglo XXI a. C. Pero eso lo trataremos de forma particular en otra entrada llamada la primera dinastía de China, la Xia con Yu el Grande como su gobernador original.

- Breve cronología histórica de China
- Otro cuadro cronológico de la historia de China
- China Imperial en el Museo Nacional de Antropología (México).
- Página sobre las identidades de los tres augustos y los cinco emperadores (en chino)
El legado del período: virtud y orden como pilares de la civilización
El período de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores ocupa un lugar central en la memoria cultural de China no solo por su función mítica, sino porque establece los arquetipos fundacionales del buen gobierno. A través de figuras legendarias como Fuxi, Shennong, Huangdi, Yao o Shun, se transmiten modelos de conducta, autoridad y responsabilidad que marcarán profundamente la tradición política, ética y filosófica del país.A diferencia de los relatos de fundación basados en guerras o conquistas, este período pone el acento en la sabiduría práctica, la virtud moral, la armonía cósmica y el mérito personal como principios legítimos del poder. La figura del gobernante se presenta como un mediador entre el cielo y la tierra, alguien que debe actuar no por interés propio, sino por el bienestar del pueblo y en consonancia con el orden natural (Tao).El período de los Tres Augustos y Cinco Emperadores tiene un peso considerable en la cultura china porque establece los ideales de gobierno basados en la virtud, la moral y la justicia. Estos principios fueron fundamentales para el pensamiento confuciano y han influido en la cultura política china durante milenios.
Raíz del pensamiento confuciano
Estos ideales serían sistematizados siglos más tarde por Confucio (Kǒngzǐ), quien veía en los emperadores míticos el ejemplo perfecto de los llamados reyes sabios (shengwang, 聖王). Para Confucio, figuras como Yao y Shun no eran solo antiguos reyes, sino referentes éticos eternos, encarnaciones de la virtud (dé, 德) y la rectitud ritual (lǐ, 禮). Su manera de gobernar se basaba en el ejemplo moral, la modestia, la escucha y la prudencia, principios que él consideraba imprescindibles para una sociedad justa.Este legado fue asumido por el confucianismo estatal durante la dinastía Han y se mantuvo vigente durante más de dos milenios, siendo enseñado en las escuelas, reproducido en los exámenes imperiales y repetido en textos de instrucción moral y política.Una cosmovisión política enraizada en el mito
Más allá del plano filosófico, el legado de este período configura una cosmovisión política estructural en la que:
El gobernante debe gobernar con virtud, no solo con leyes.
El poder debe ejercerse en armonía con el orden natural y el cielo (Tiān, 天).
El mérito, la sabiduría y la piedad deben prevalecer sobre la herencia de sangre.
El equilibrio entre lo humano, lo terrestre y lo celeste es clave para la estabilidad social.
En este sentido, el mito no es un simple relato del pasado, sino una fuente normativa que define lo deseable y lo posible en el presente.
El período de los Tres Augustos y los Cinco Emperadores constituye el fundamento simbólico del pensamiento chino tradicional. No se trata solo de un relato de orígenes, sino de una construcción ética y política que ofrece modelos intemporales de gobernanza. Su influencia atraviesa siglos, dando forma al ideal del gobernante sabio, justo y virtuoso, en quien el pueblo puede confiar y al que el cielo confiere legitimidad. En última instancia, este legado sigue vivo, como referencia implícita o explícita, en las concepciones contemporáneas del poder, la responsabilidad y el equilibrio en la sociedad china.