Una exhibición de herramientas y armas de metal (probablemente depósitos votivos) encontradas en las graveras alrededor del río Sile, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de Venecia, en San Marco, Venecia.
Nota: Depósitos votivos son ofrendas rituales que se colocan en lugares sagrados como templos, santuarios o tumbas para honrar a divinidades, espíritus o antepasados. Estos depósitos suelen incluir objetos como herramientas, armas, joyas, alimentos, cerámica o estatuillas, y se ofrecen como muestra de devoción, agradecimiento o para pedir protección y favores. Suelen ser intencionalmente enterrados o dejados en sitios considerados sagrados por las culturas antiguas. Ethan Doyle White. CC BY-SA 4.0. Original file (4,896 × 2,752 pixels, file size: 6.43 MB,).
La Edad del Hierro es el periodo en el cual se descubre y populariza el uso del hierro como material para fabricar armas y herramientas necesarias para el uso cotidiano. En algunas sociedades antiguas, las tecnologías metalúrgicas necesarias para poder trabajar el hierro aparecieron en forma simultánea con otros cambios tecnológicos y culturales incluyendo muchas veces cambios en la agricultura, las creencias religiosas y los estilos artísticos aunque este no ha sido siempre el caso.
Se caracteriza por el uso extendido del hierro para fabricar herramientas y armas, lo que transformó profundamente las sociedades humanas. Su cronología varía según las regiones, pero generalmente se sitúa entre el 1200 a.C. y el 500 a.C. en gran parte del mundo antiguo.
El desarrollo de técnicas para fundir y forjar hierro permitió la creación de herramientas más duraderas y eficaces. El hierro desplazó al bronce debido a su abundancia y resistencia. Aumentaron las jerarquías sociales, con la consolidación de reinos, imperios y ciudades-estado. El surgimiento de élites guerreras y reyes fue común en muchas culturas.
El uso de herramientas de hierro mejoró la agricultura y facilitó la expansión territorial. El comercio se intensificó, incluyendo redes de intercambio de metales, cerámica y textiles.
Las armas de hierro permitieron la expansión territorial y la formación de grandes imperios.
Guerras y migraciones transformaron el panorama geopolítico.
Diversos artefactos de hierro. Einsamer Schütze. CC BY-SA 4.0. Original file (2,928 × 1,884 pixels, file size: 3.43 MB).
La Edad del Hierro es el último de los tres principales períodos en el sistema de las Tres edades, utilizado para clasificar las sociedades prehistóricas, siendo precedido por la Edad del Bronce, así mismo la fecha de su aparición, duración y contexto varía según la región estudiada. La primera aparición conocida de sociedades con el nivel cultural y tecnológico correspondiente a la Edad del Hierro se da en el siglo XII a. C. en varios lugares:
- En el antiguo Oriente Próximo.
- En la antigua India (con la civilización védica, en la época previa a la composición del Rig-veda).
- En la Europa mediterránea, durante la Edad Oscura griega, que abarca desde el colapso del mundo micénico (entre 1200-1100 a. C.) hasta la época arcaica griega (siglo VIII a. C.).
- En Europa central hasta el siglo VIII a. C. y en el norte de Europa hasta el siglo VI a. C.
- En África el primer exponente conocido del uso del hierro mediante fundición y forja se da en la cultura Nok, en la actual Nigeria, hacia el siglo XI a. C. (12) Empero, por la limitadísima difusión de dicha tecnología en el África durante los siglos subsiguintes, Oliver y Fagan estiman que la Edad del Hierro se prolonga en África del 500 a. C. al 1400 d. C. (3).
La Edad del Hierro también acabó en periodos distintos dependiendo de la región:
- En la zona del mar Mediterráneo, con el inicio de la tradición histórica durante el periodo helenístico y el Imperio romano.
- En la India, con la llegada del budismo y el jainismo (siglo VII a. C.).
- En China, con el inicio del confucianismo.
- En el norte de Europa se mantuvo hasta la Alta Edad Media.
- La Edad del Hierro se dio aproximadamente cuando su producción se constituyó en la forma más sofisticada de la metalurgia. Si bien requiere una alta temperatura de fusión, su dureza y la abundancia de fuentes de mineral de hierro lo convirtieron en un material mucho más deseable y fácil de obtener que el bronce, lo que contribuyó de forma decisiva a su adopción como el metal más usado.
- Se cree que nunca hubo una Edad del Hierro propiamente dicha en América y Australasia, y que en estas regiones las tecnologías para trabajarlo fueron introducidas por la colonización europea, aunque en Sudamérica se haya encontrado una maza de aleación de plomo, hierro, cobre y zinc. (4)
Teorías
Llegada del hierro a Europa
En Europa los primeros objetos se obtuvieron por martirio, no se sabe si se los fundía o se añadía carbono, aspectos ya conocidos por los hititas. Diferentes fragmentos de hierro y puñales se han encontrado vallados en Suecia, Países Bajos, Eslovaquia y Chequia (siglos XV-XI a. C.). Luego tenemos piezas más modernas como una hoja de hierro, en el norte de Europa, año 1100 a. C. y anillos de hierro en Austria, en el 1000 a. C. Posiblemente llegaron a través del comercio con los países orientales. Teniendo en cuenta esto hay dos vías de difusión: la marítima y la continental.
La continental: su centro de difusión fue Anatolia, Siria y Chipre. El hierro se difunde a través de los Balcanes y el Cáucaso, llegando a las islas británicas en el siglo VII a. C.
La marítima, por el mediterráneo, en la que las colonizaciones fenicia y griega desempeñaron un papel importante. Implica especialmente a los territorios ribereños del Mediterráneo, donde se implanta más rápidamente que en las tierras del norte. A Italia llega alrededor del siglo X a. C., Calabria, y un poco más tarde a la península ibérica. (5)
Teorías sobre la aceptación del hierro
Difusionismo
No hay unanimidad al respecto de estas teorías. Algunos autores, como Vere Gordon Childe, defienden que el hierro llega por invasión de gente oriental que introducen la nueva tecnología y se asientan en castros. Otros defienden un difusionismo limitado, el cual no requiere de personas foráneas, pues el factor más importante es la difusión de las técnicas. Las personas ven las ventajas del nuevo metal y por eso lo asimilan.
Autoctonismo
Estas teorías están bastante desacreditadas, e incluso tildadas de racistas, pues los autoctonistas defienden la importancia del factor receptor. Los nuevos elementos solo se adoptan donde dan una transformación conveniente a esta sociedad, en especial a las élites. Por ejemplo, el hierro no se aplica en la Europa templada en instrumentos de producción agrícola, pese a la gran importancia de estos elementos en la sociedad. La mayor parte del hierro ha sido utilizado para adornos. En cuanto al armamento, las armas de hierro son difíciles de encontrar y son halladas en depósitos funerarios. Son armas que duplican el estilo de las de bronce de la época, por tanto, elaboraciones locales. Según estudios de Mohee el 67 % de objetos de hierro de esta época son hierros dulces, armas con poco carbono y por ello escasamente eficaces; no eran armas prácticas.
La revalorización del bronce
Otros investigadores, como Geselowitz, entienden al respecto que la aparición de objetos de hierro no es por la importancia del nuevo metal sino por una revalorización del bronce. Para no perder el preciado bronce se utilizaría el hierro para enterramientos. Solo más tarde, con la conciencia de que el hierro es mejor y la perfección de su metalurgia se sustituirá por el bronce y, este último, pasará a ser un elemento de adorno.
Casa danesa de la Edad del Hierro, reconstruida. Autor: Kåre Thor Olsen. (Jernalderlandsbyen, Odense). CC BY-SA 3.0.
Hacia la Edad del Bronce medio, empezaron a aparecer en Anatolia, Mesopotamia, el subcontinente indio, el Levante, las costas del mar Mediterráneo y Egipto, cantidades cada vez mayores de objetos de hierro de fundición, distinguible del hierro meteórico por la ausencia de níquel. En algunos lugares, su uso parece haber sido ceremonial, y el hierro era un metal caro, mucho más que el oro. Algunas fuentes sugieren que el hierro se fabricaba en algunas partes como subproducto del proceso de obtención de cobre, y que no era obtenible por separado mediante la metalurgia de la época.
Sin embargo, en Anatolia el hierro se producía de forma sistemática a partir de una fuente de hierro meteórico, no muy lejos de vetas explotadas de otros metales durante la Edad del Bronce. De ahí surge el uso y producción más antiguos de objetos de hierro. Las recientes investigaciones arqueológicas en el valle del Ganges, en la India, descubrieron un primer uso y trabajo del hierro hacia el 1800 a. C. (6)
Alrededor del 1200 a. C., el hierro era profusamente utilizado en Oriente Medio, pero aún no reemplazó al uso dominante del bronce durante algún tiempo. Hacia el 1800 a. C., por razones aún desconocidas para los arqueólogos, el estaño escaseó en el Levante, lo que llevó a una crisis en la producción del bronce. El cobre también parecía escasear. Varias civilizaciones «piratas» del Mediterráneo empezaron a atacar las ciudades fortificadas a partir del 1800-1700 a. C. con la intención de saquear el bronce para refundirlo y convertirlo en armas. Anatolia había sido durante mucho tiempo un gran productor de bronce, y su uso del hierro (desde el 2000 a. C. en adelante) permitió la existencia hacia el 1500 a. C. de una tecnología de armas superiores a las de bronce.
En África occidental, la producción de hierro comenzó casi en la misma época, y parece claro que fue una invención independiente y simultánea. (7) Los lugares que contenían mineral de hierro desarrollaron una preeminencia en el último milenio a. C. que mantendrían en el futuro. La tecnología militar diseñada para aprovechar el uso del hierro se originó en Asiria, quien de hecho parece que consideraba la ciudad de Troya como un puesto comercial (una cabeza de maza encontrada en 1902 en las ruinas de Troya, fechada en el 1200 a. C., es probablemente de producción asiria). En cualquier caso, el comercio de hierro entre Asiria y la ciudad independiente de Troya estaba ya bien establecido en esas fechas, y el secreto de su producción era celosamente guardado por los asirios.
Véase también: Yacimientos de estaño y su comercio en la antigüedad
Se considera actualmente que la Edad del Hierro en el Antiguo Oriente Medio comenzó con el descubrimiento de las técnicas de fundición y forja del hierro en Anatolia o el Cáucaso a finales del siglo XIII a. C. (8) De ahí se extendió con rapidez a lo largo de Oriente Medio a medida que las armas de hierro sustituían a las de bronce a principios del primer milenio a. C. Se considera que el uso de armas de hierro por parte de los hititas fue uno de los factores más importantes en el auge de su imperio.
La tecnología del hierro se propagó al mismo tiempo por Asia y por Europa, (9) ya que se desarrolló por primera vez cerca del Egeo. Se suele asociar a los Pueblos del Mar y los filisteos con la introducción de la tecnología del hierro en Asia, así como a los dorios por hacer lo mismo en la Grecia Antigua.
En el periodo que va del siglo XII a. C. al siglo VIII a. C., la región más rica en restos arqueológicos de hierro es el Levante mediterráneo (Siria y Canaán). El bronce era mucho más abundante entre los siglos XII y X a. C., y autores como Snodgrass (10) (11) sugieren que, debido a una escasez de estaño como resultado de cortes en el comercio en el Mediterráneo, las civilizaciones de la época tuvieron que buscar una alternativa al bronce. Esto parece confirmado por el hecho de que, durante un tiempo, los objetos de bronce fueron reciclados de forma extensiva, refundiendo todo tipo de objetos para producir nuevas armas, justo antes de la introducción del hierro.
También vale la pena resaltar que las primeras instancias del Imperio asirio tenían contactos comerciales con el área en la que se estaba desarrollando la nueva tecnología del hierro.
Subcontinente indio
Artículo principal: Historia de la metalurgia en el subcontinente indio
Excavaciones arqueológicas en la India como las de Malhar, Dadupur, Raja Nala Ka Tila y Lahuradewa, en el actual Uttar Pradesh, aportan objetos de hierro datados entre el 1800 a. C. y el 1200 a. C. Algunos académicos creen que a principios del siglo XIII a. C. ya se practicaba la fundición de hierro a gran escala en la India, lo que sugiere que la tecnología era conocida desde mucho antes. (6)
A principios del I milenio a. C., la India vivió grandes avances en la metalurgia del hierro, ya que en este periodo, caracterizado por los asentamientos pacíficos, se llegó a una gran maestría de la misma. En la India Oriental se han descubierto los restos de un gran centro de trabajo del hierro de esa época. (12)
En el sur de la India (el actual Mysore) se han encontrado restos de objetos de hierro de fechas tan tempranas como el siglo XI a. C. e incluso del siglo XII a. C.; estos desarrollos eran demasiado tempranos para tener alguna relación con los encontrados en el noroeste del país. (12) En los Upanishad (en los últimos siglos a. C.) se menciona la metalurgia. (13) El periodo correspondiente al Imperio mauria en la India vivió también un gran avance tecnológico, en el que tuvo una gran influencia la metalurgia. (14) En la India se producía acero de gran calidad en fecha tan temprana como el siglo III, aunque se sospecha que el conocimiento de esa tecnología ya existía hacia el siglo IV a. C.; se empleaba el sistema conocido posteriormente en Europa como acero al crisol. Mediante este sistema, se mezclaba dentro de un crisol hierro de gran pureza, carbón y cristal, y se ponía a calentar hasta que el hierro se fundía y absorbía el carbón. (15)
Asia oriental
En China se han encontrado reliquias hechas de hierro fechadas en épocas correspondientes a la dinastía Zhou, en el siglo VI a. C. Se ha identificado de forma especulativa a una cultura de la Edad del Hierro, ubicada en el altiplano del Tíbet, con la cultura Zhang Zhung descrita en manuscritos tibetanos antiguos. En 1972 se extrajo de una excavación cerca de la ciudad de Gaocheng (藁城) en Shijiazhuang (hoy la provincia de Hebei), un tomahawk de bronce con filo de hierro (铁刃青铜钺), fechado en el siglo XIV a. C. Tras un examen científico, el hierro del filo resultó ser de origen meteórico.
Casco de hierro de la Confederación Gaya, siglo V. pressapochista. (a flickr user) . CC BY-SA 2.0.
Los objetos de hierro se introdujeron en la península de Corea mediante el comercio entre clanes y sociedades a nivel estatal a través del mar Amarillo en el siglo IV a. C., justo al final del periodo de los Estados Guerreros, pero antes de que empezara la dinastía Han en el oeste. (16)
El hierro fue introducido por primera vez en los dominios a lo largo de los valles fluviales de Corea del Norte, siguiendo aguas arriba los cauces que desembocaban en el mar Amarillo, como los de los ríos Cheongcheon y Taedong. (17) La producción de hierro tuvo un gran auge en el siglo II a. C., y los objetos de hierro empezaron a ser usados por los granjeros del siglo I a. C. en Corea del Sur. (18) Las hachas de hierro más antiguas encontradas en Corea del Sur aparecieron en la cuenca del río Geum. La producción regular de hierro coincide en el tiempo con la aparición y auge de los dominios de Samhan. Esos complejos dominios fueron los precursores de los primeros estados, como Silla, Baekje, Goguryeo, y la Confederación Gaya. (19) Los lingotes de hierro eran un elemento funerario muy importante en ese periodo, ya que indicaban la riqueza y prestigio del fallecido. (20).
Europa
La metalurgia del hierro fue introducida en Europa probablemente desde Asia Menor hacia el siglo XI a. C., y se expandió hacia el norte y el oeste durante los siguientes 500 años. Se considera comúnmente que la Edad del Hierro en Europa finaliza con la conquista romana.
Europa del este
La Edad del Hierro empezó en Europa oriental a principios del primer milenio a. C. En la estepa Póntico-caspia y el Cáucaso, la cultura de Koban, la cultura de Novocherkassk y la de Chernogorovka marcan la aparición de la Edad de Hierro temprana entre el siglo X a. C. y el siglo IX a. C. Hacia el 800 a. C. ya se estaba expandiendo hacia la cultura de Hallstatt a través de las migraciones tracio-cimerias.
Junto con las culturas de Chernogorovka y Novocherkassk, en el territorio de las actuales Rusia y Ucrania se asocia casi mayoritariamente la Edad del Hierro con los escitas, que la desarrollaron desde el siglo VII a. C. La mayoría de restos de su producción de hierro e industrias metalúrgicas entre los siglos V y III a. C. se encontró cerca de Níkopol (en Kamenskoe Gorodishche), en lo que se considera la región metalúrgica por excelencia de la antigua Escitia. (21) (22).
Desde la cultura de Hallstatt, la Edad del Hierro se desplaza hacia el oeste siguiendo la expansión celta del siglo VI a. C. En Polonia, la Edad del Hierro llega a la cultura lusaciana por esas fechas, seguida en algunas áreas por la cultura pomerania. A lo largo de los años se ha discutido de forma enconada las adscripciones étnicas de muchas culturas de la Edad del Hierro, ya que se suele considerar que la zona es cuna de los pueblos germánicos, baltos y eslavos.
Europa central
En Europa central, la Edad del Hierro se divide generalmente en Edad del Hierro Temprana (como la de la Cultura de Hallstatt), entre el 800 a. C. y el 450 a. C., y la Edad del Hierro Tardía (como la de la Cultura de La Tène), que empezó hacia el 450 a. C. En Alemania los historiadores suelen diferenciar entre una Edad del Hierro prerromana (La Tène) y otra romana (cultura de Jastorf).
Cultura de Hallstatt
La cultura de Hallstatt es una de las culturas más importantes de la Edad de Hierro temprana en Europa Central, especialmente en la región de Austria y sus alrededores. Recibe su nombre del sitio arqueológico de Hallstatt, ubicado en el lago Hallstatt, en Austria, donde se descubrieron numerosos artefactos de esta cultura. Esta cultura floreció aproximadamente entre los siglos XII a VII a.C., aunque su influencia perduró más tiempo en algunas regiones.
- Características principales:
Desarrollo y expansión: La cultura de Hallstatt se desarrolló a partir de la Edad del Bronce, especialmente durante el primer milenio a.C., y se caracteriza por una expansión de las comunidades a lo largo de Europa Central, en áreas que hoy corresponden a Austria, Alemania, Chequia, Suiza, Eslovenia, Hungría, y partes de los Balcanes. Durante esta fase, se produjeron cambios significativos en la organización social y en las prácticas de enterramiento, que reflejan una creciente complejidad y diferenciación social.
Arte y metalurgia: Uno de los rasgos más destacados de la cultura de Hallstatt es su avanzada metalurgia, especialmente el trabajo en hierro y bronce. Las herramientas, armas y adornos que producían eran de alta calidad, con formas refinadas y técnicas innovadoras. En particular, la cultura de Hallstatt es conocida por la producción de espadas de hierro, dagas , así como por la creación de calderas y jorobas ornamentadas.
Sociedad jerarquizada: La sociedad de Hallstatt estaba jerárquicamente estructurada, con una clara distinción entre las clases altas y bajas. Las élites tenían acceso a artículos de lujo, como oro, y eran enterrados en tumbas de cámara, a menudo en tumbas de gran tamaño, que reflejaban su poder y riqueza. Las tumbas de los nobles o guerreros eran acompañadas de armas, carrozas, caballos y otros objetos valiosos.
Costumbres funerarias: Los enterramientos son una fuente clave para el estudio de la cultura de Hallstatt. En muchos casos, los muertos eran enterrados en grandes tumbas de pozo o tumbas de cámara. Algunas tumbas contenían artefactos de lujo que indicaban el estatus social de la persona enterrada. En ciertas regiones, las tumbas eran de cremación, mientras que en otras, los cuerpos eran enterrados intactos.
Desarrollo del comercio: Durante esta época, la cultura de Hallstatt también estuvo marcada por un activo comercio con otras civilizaciones del Mediterráneo, como los etruscos y los griegos, lo que permitió la introducción de objetos y materiales exóticos, como ámbar, oro y cerámica. El comercio de metales y productos manufacturados fue fundamental para el crecimiento económico de la región.
Transición hacia la cultura de La Tène: A finales del siglo VII a.C., la cultura de Hallstatt comenzó a dar paso a la cultura de La Tène, que se caracteriza por el uso de nuevas formas de metalurgia y una organización social y política más compleja. Sin embargo, muchos de los rasgos culturales de Hallstatt perduraron en la nueva cultura.
Brazaletes pertenecientes a la cultura de Hallstatt. Foto: Flominator. CC BY-SA 3.0. Original file (1,874 × 775 pixels, file size: 647 KB).
Importancia de la cultura de Hallstatt:
La cultura de Hallstatt fue crucial para la evolución de las sociedades de Europa Central durante la Edad de Hierro, influenciando el desarrollo de comunidades que más tarde formarían parte de los pueblos celtas. Su legado incluye no solo los artefactos materiales, sino también un modelo social de organización que impactó en las culturas posteriores de la región.
the Hallstatt culture. See e.g. John T. Koch, Celtic Culture: A Historical Encyclopedia (2006), p. 888 [1]; Atlas of the Celtic World, by John Haywood; London Thames & Hudson Ltd., 2001, pp.30-37. Autor: Dbachmann. CC BY-SA 3.0.
La cultura de Hallstatt es una cultura arqueológica perteneciente al Bronce final y la Edad del Hierro. Fue Paul Reinecke quien primero asimiló el yacimiento de Hallstatt con los campos de urnas, creando una periodización que actualizó posteriormente Müller-Karpe. Así, Hallstatt formó parte de los campos de urnas y, a su vez, fue heredera de estos, manteniendo una clara continuidad, sin rupturas. Sin embargo, también recibió influencias diferenciadoras gracias a sus contactos con el norte de Italia (Golasecca), con colonos mediterráneos a través del Adriático y también de los pueblos de las estepas de la Europa Oriental.
Representación de las tumbas del cementerio de Hallstatt. Original file (630 × 801 pixels, file size: 66 KB).
Fue una cultura de transición entre la Edad del Bronce y la del Hierro, extendiéndose principalmente por la Europa Central, Francia y los Balcanes. Se suelen distinguir dos grandes etapas (de un total de cuatro):
- Hallstatt A y B (1200-750 a. C.), correspondiente al Bronce Final de los campos de urnas.
Hallstatt C y D (750-450 a. C.), consolidada como la Primera Edad del Hierro, aunque la C sigue perteneciendo a los campos de urnas.- Esta última fase (Fase D) enlaza con el periodo de La Tène (480-50 a. C.) o Segunda Edad del Hierro.
El nombre de esta cultura es debido a la Necrópolis de Hallstatt, situada en la localidad de Hallstatt, en Austria, cerca de Salzburgo, donde se han encontrado cerca de 2000 tumbas y más de 6000 objetos. El primero en darle esta nomenclatura fue Hans Hildebrand, y sus siguientes divisiones fueron establecidas primero por Otto Tischler y posteriormente, la que se utiliza en la actualidad, por Reinecke.
Collar de ámbar, perteneciente a la cultura de Hallstatt. Autores: Flominator. Sting. CC BY-SA 3.0. Original file (1,645 × 1,372 pixels, file size: 1.16 MB).
El uso del hierro al principio es minoritario. Sin embargo, a partir del VII a. C. se generaliza su uso poco a poco, al igual que su comercialización.
Muchos de sus asentamientos estaban fortificados y dominados por una clase social de guerreros que formaban una especie de aristocracia. Gracias al uso del hierro en vez del bronce obtenían un armamento superior.
Hay cerámicas excisas, pintadas y grafitadas, a veces con incrustaciones, mientras que, en las espadas, hay pomos incrustados en hueso, marfil o ámbar.
Esta cultura mantiene contactos con el Mediterráneo y con las estepas del este europeo. Persiste el comercio del ámbar y del estaño en los intercambios con el mundo mediterráneo.
Con respecto al rito funerario, en los períodos iniciales se impuso la incineración y deposición en una urna, pero a partir de Hallstatt C se produjo un aumento de las inhumaciones, que ya en Hallstatt D fueron predominantes. Hay claras diferencias en las tumbas, por su ajuar y por su estructuras. Los ricos preferían ser depositados en cámaras de madera, bajo túmulo.
En España, una de las muestras del paso de esta cultura se encuentra en Carrascosa del Campo, en la Necrópolis Celtibérica de Las Madrigueras, importante ya que fueron los primeros vestigios encontrados de esta cultura en la península ibérica. Se encontraron diversos tipos de urnas funerarias, lo que demuestra que población de esta cultura habitó en el centro peninsular.
Muchos arqueólogos consideran que tanto por el período histórico como por la coincidencia en el espacio con los primeros pueblos documentados, muy posiblemente la mayor parte de los pueblos que compartían la cultura de Hallstatt habrían hablado una lengua cercana al idioma protocelta.
Referencias
- Blasco, Mª Concepción (1993). «El Bronce final». Madrid (primera edición) (Editorial Síntesis). pp. 28-31. ISBN 84-7738-195-X.
- «Los Celtas | Contrebia Leucade». www.contrebialeucade.com. Consultado el 3 de febrero de 2020.
- López Serrano, Alfredo (2003). «Los celtas. Origen y persistencia de una seña de identidad». Documentos para la Docencia: 6. Consultado el 3 de febrero de 2020.
Cultura de La Tène
La cultura de La Tène es una de las principales culturas de la Edad de Hierro en Europa, que sucedió a la cultura de Hallstatt y se desarrolló aproximadamente entre el siglo VI a.C. y el siglo I a.C. Esta cultura es especialmente conocida por su expansión por gran parte de Europa, incluyendo áreas que hoy comprenden Francia, Suiza, Alemania, Austria, Chequia, y el sur de Escocia, entre otras. La Tène es considerada una cultura celta y se caracteriza por grandes avances en la tecnología, el arte y la organización social.
Extensión aproximada de los pueblos Celtas.(800-400 bC). Dbachmann. Vector: Karl Udo Gerth. CC BY-SA 3.0.
La cultura de La Tène es una cultura perteneciente a la Edad del Hierro, también conocida como Edad del Hierro II.
Es una cultura mayoritariamente celta, cuyo núcleo está en los Alpes, aunque en su apogeo terminará por extenderse por el centro de Europa, Francia, oeste de la península ibérica, islas británicas y parte del este de Europa.
Esta civilización posee dos tipos de asentamientos:
- Fortificados, con un baluarte de piedras, rodeados por un foso. En su interior hay casas de madera, de planta rectangular.
- Hábitat rural: son pequeñas aglomeraciones de viviendas de madera, tanto de planta rectangular como cuadrangular. Son comunes los asentamientos en valles.
En el período final de esta cultura, el hábitat característico será el oppidum, que son auténticas fortalezas, según Julio César. Estos oppida se situaban cerca de yacimientos de materias primas o en vías comerciales, y eran un auténtico centro económico.
Con respecto a las necrópolis, son bastante comunes los enterramientos con carros de dos ruedas, y también los vasos cerámicos de procedencias griega y etrusca. En los ajuares masculinos predominan las armas, mientras que en ajuares femeninos lo normal son adornos y aderezos para el vestido. El rito funerario durante los siglos IV y III a. C. es de inhumación sin túmulo mayoritariamente, mientras que en el siglo II a. C. aumenta el rito de incineración.
Periodización de La Tène
En 1885, el alemán Otto Tischler (1843-1891) ―sobre la base de la evolución de espadas, puñales y fíbulas― divide el período de Hallstatt en 2, y el de La Téne en 3.
En 1902, Paul Reinecke (1872-1958) lleva a cabo una periodización, hoy considerada clásica: sitúa a los grupos transicionales (grupos humanos que introducen la cremación) en la Edad del Bronce, estableciendo 4 períodos del Hallstatt (A, B, C, D). Los dos primeros corresponden al Bronce Final y el resto a la I Edad del Hierro. Se aprecia esa continuidad en el desarrollo de Hallstatt en esta nueva periodización.
El siguiente paso sería La Tène, con el sueco Hans Hildebrand (1842-1913) como protagonista, quien divide La Tène en 3 períodos (hoy en día se dividen en 4).1
La utilización del yacimiento epónimo (La Téne) para extrapolarlo a toda una cultura ocasiona dificultades. De estas 4 fases, en La Téne (el yacimiento epónimo) no existe la fase A, sino en otros.
Finalmente nos encontramos con el estadounidense Peter S. Wells (1948-), que divide La Tène en 4 períodos:
- La Tène A: 475-400 a. C.
- La Tène B: 400-275 a. C.
- La Tène C: 275-130 a. C.
- La Tène D: 130-18 a. C.
Historia. La Tène A. 475-400 a. C.
Los principados hallstatticos declinan, desaparecen los grandes asentamientos y van apareciendo cada vez menos túmulos principescos. Vuelven las aldeas tradicionales. Estos individuos emprendedores se dedican ahora al pillaje y a la colonización. Al sur de Francia y en la zona entre el Rin y el Mosela se verá surgir un nuevo protagonismo. Aumenta la demografía en el siglo V a. C. Surgen extensas necrópolis, frecuentes elementos de estatus, en especial los vistos en periodos anteriores: carros, juegos de bebida y armas.
Importancia entendida desde distintas visiones. Primero se pensó en el concepto de principados que se extienden a las zonas más occidentales, evolucionando por el contacto. Por otro lado se piensa en el área de La Tène y el contacto mediterráneo, Italia y Grecia. Los productos llegarían con retraso, están más al norte, y por eso evolucionan más tarde. No obstante, parece que las causas han de buscarse en circunstancias internas. En esta zona se ve una concentración en áreas ricas en hierro. Este nuevo metal se aplica a la producción agrícola, aumentando la productividad. La mayor complejidad social llevaría a una concentración de poder.
Lo que más varía en este momento son las tipologías, no tanto los objetos. Aparece un modelo de armas singular, la espada de La Tène. Espada de 70 cm de hoja, propia de combates aislados, ineficaces en la formación cerrada. También se ven puñales de empuñadura antropoide, en tumbas más ricas.
La época de las invasiones. La Tène B (400-275 a. C.) y La Tène C (275-130 a. C.)
En el 400, aparecen las invasiones célticas, el rasgo más definitorio de este período. Son expediciones de indoeuropeos que se dirigen desde el norte hacia el mar Mediterráneo. Son mencionados por escritores clásicos. Llegan a saquear Roma (en la península itálica) y el santuario de Delfos (en Grecia), asentándose algunos en el Reino gálata (en la costa del mar Negro, en la actual Turquía). No hay que pensar siempre en un carácter militar.
En la actualidad se conoce los nombres de los invasores por los textos. También se sabe su origen por su cultura material. Procedían del este de Francia y el sur de Alemania.
No hay unanimidad en cuanto a fechas.
El historiador romano Tito Livio (59 a. C. – 17 d. C.) los ubica en el siglo VI a. C..
El escritor y militar romano Plinio el Viejo (23-79), en su Historia natural, los ubica entre el siglo V y el siglo IV a. C..
Sin embargo, ni la lingüística ni la arqueología corroboran estas fechas, sino que indican que eran más recientes.
Pompeyo Trogo habla de una disensión interna causante de esta migración, calculando en 300 000 los desplazados.
En la primera expedición, en el año 390 a. C., saquean Roma. Después se retiran a Panonia (al sur del río Danubio).
Existen pruebas arqueológicas de su presencia en las necrópolis de la Etruria padana (en el norte de la península italiana) y de los montes Apeninos. La región de Celsina (en la actual Bulgaria) pasa a llamarse Bononia. Más al este están Hungría y Yugoslavia del 400 a. C., sobre todo entre el 300-200 a. C. En el siglo siguiente llegan a Bulgaria y de ahí pasan a Grecia y saquean la ciudad de Delfos. Un año después se instalan en Asia Menor (en la actual Turquía), convirtiéndose en los llamados gálatas.
La disensión, según Pompeyo Trogo se debería a la presión demográfica y el intento de solucionarla a corto plazo. No se intensifica la producción sino que se exporta un excedente de población.
El estadounidense Peter Wells (1948-) ―fijándose en la procedencia de los invasores, con mayor influencia griega en el siglo VI-siglo V a. C.― considera que las incursiones se explican por la interrupción de las relaciones comerciales. A principios del siglo V a. C. el comercio cesa. La causa debió ser, según este, el establecimiento en el 520 de Adria y Spina. Se fundan para abrir las tierras de los Alpes. El valle del Po estaba más cercano que la colonia de Massalia (actual Marsella). El traslado era más barato y rápido. Además son épocas de rivalidades entre etruscos, cartagineses y griegos. Esta interrupción de relaciones debió ser catastrófica para aquellos emprendedores. Pierden su prestigio y poder al no controlar ya el comercio de lujo. Algunos individuos pensaron en organizar bandas de guerreros para, de nuevo, conseguir esos productos mediterráneos.
Las incursiones parecen ser llevadas por hordas guerreras. Las ciudades en la península italiana están prosperando y representan un botín deseable. Es difícil distinguir por la arqueología si fueron hombres armados o grupos inmigrantes. Podrían ser incursiones de guerreros como significado de migración tribal. Se enriquecían y volvían o se asentaban en las nuevas tierras. Algunos al norte de Italia. Las fortunas se hacían mediante incursiones, no comerciando. En la zona de Hungría no puede hablarse de grandes fortunas. Las incursiones en Grecia no dejan muchas huellas tampoco. Sin embargo se establecerían en Panonia (Hungría), Britania (Inglaterra) y Anatolia (Turquía) lo que demuestra que habían alcanzado un excedente poblacional importante para empujar a varios pueblos o nutridos segmentos de estos a buscar nuevos territorios más fértiles, o menos disputados, como lo harían casi mil años después los germanos y eslavos en el llamado período de las grandes migraciones.
Cultura material
Hay cierta uniformidad en cultura material en el continente. Enterramientos y objetos enterrados. Patente en las armas de tumbas masculinas. El hierro es más común. El 75 % de las tumbas incluyen largas espadas y puntas de hierro de lanzas. También restos de escudos e, incluso, cascos. El hierro iba desplazando al bronce, pero sigue empleándose, sobre todo, para objetos de lujo (fíbulas y brazaletes). Poco se sabe de cerámicas porque la mayoría de elementos son metálicos. Sí se conoce que empieza a generalizarse en Europa central el torno de alfarero. Por esto, la calidad de productos, menos los de hierro, declina. Además no existen centros productores o comerciales.
Poblados
Son comunidades autosuficientes a un nivel local. Se aprecian cambios en los modelos de habitación. En el III es en lugares abiertos. Radovesice es el posible modelo en la región de Bohemia. De dos a cuatro aldeas con una población de entre 30 y 80 personas. Paisaje marcado por la proliferación de asentamientos rurales. Clasificación de Waldhausen que distingue granjas agrícolo-pastoriles y aldeas con actividades artesanales y de transformación de alimentos. En la zona norte se ha visto que el artesanado local es bastante frecuente y difícil encontrar sus productos fuera del área local.
Dürrnberg es otro posible modelo de comunidad de la época en zona austríaca, bastante peculiar por ser el continuador del hábitat por parte de las gentes del poblado de Hallstatt.
Enterramientos
La distribución de las tumbas es parecida a la de las de fase inicial del hierro. Casi todas contienen pocos objetos. Las tumbas más ricas sólo tenían unas docenas de objetos, pobre en comparación de las del Hallstatt D, y con pocos objetos exclusivos. Las pocas excepciones son de principios de la II Edad del Hierro. La única tumba rica es una en la que encontramos un collar de oro, pareja de brazaletes, una sítula de bronce de Italia y algunos elementos decorativos de bronce de un carro de dos ruedas. Otro lugar nos muestra una tumba excepcional, la 44/2. Sólo tiene dos brazaletes de oro, otros adornos de oro, una espada de hierro, dos puntas de lanza de hierro, una sítula, un casco de bronce, una kilix de cerámica ática y elementos de hierro de un carro.
El incremento de armas puede representar la importancia de la guerra en la sociedad. Pero no hay que olvidar la posibilidad de significados problemáticos. Hay una tendencia a la homogeneidad en la distribución de las tumbas, coincidiendo con un nuevo ritual funerario, las inhumaciones. Estos túmulos son diferentes en tamaño y profundidad. No se genera la misma riqueza y de ahí que no se encuentren tantos metales preciosos. Se han encontrado pocos depósitos metálicos. El más importante es el de Duchou, con un caldero de bronce junto a 200 objetos también de bronce, de finales del IV. Se puede definir esta sociedad como guerrera. Los libres consiguen bienes de las razzias y hay una jerarquía basada en jefaturas locales.
Los cementerios han aportado mucha información sobre la sociedad. Del III al IV en el norte de Bohemia se calculan unos 30 000 hombres. A la cabeza hombres con ajuares guerreros. Sociedad por tanto con aristocracia guerrera sobre una amplia base de civiles.
La Tène D. (130-18 a. C.)
Se producen unos acontecimientos que preludian su entrada en el Imperio romano. La más característica son las primeras ciudades de la Europa Templada o poblados protourbanos (oppida). Por toda la Europa llamada céltica y no solo se desarrollan actividades productivas sino también la manufactura y el artesanado. Se desarrollan amplias actividades comerciales, aparecen elementos característicos de un mundo más civilizado: escritura y moneda entre otros. A finales del II se producen cambios significativos. Del poblamiento disperso de carácter rural se pasa a núcleos fortificados con diseño urbano. Son conocidos como oppida por Julio César en su guerra de las Galias. Oppidum es señalado como esos núcleos conocidos en las Galias entre el 58-50 a. C. Ahora se aplica a todos ellos en general en las centurias inmediatamente posteriores al cambio de era. Va del centro de Francia a Hungría.
De los Hill Forts a los oppida
En algunos casos se ha insistido en que no existe hiato entre los Hill Forts y oppida. Sería entonces un proceso continuo. Wells justifica su aparición en el artesanado y el mercado. Sería un proceso sin fisuras con la etapa anterior. Estas comunidades se forman por la misma razón que las ciudades comerciales antiguas, para aumentar su producción y poder importar. Sus rasgos comunes hacen pensar que recibieron el mismo estímulo y tuvieron las mismas necesidades. Los oppida crecieron y la riqueza atrajo más gente todavía, a cambio de producir muchos objetos para el comercio, las gentes recibirían parte de las importaciones (como son las joyas de bronce o brazaletes de hierro). Cuanta más gente llegaba para desarrollar actividades productivas se necesitaba gente que si se dedicase a la producción alimenticia. Las innovaciones técnicas facilitan las labores, como son la mejor de molienda de trigo por un nuevo molino. Todo ello permite que más gente se alimentase aún con menos productores de alimentos. Wells termina con otro factor, crecimiento de comercio de esclavos con romanos. Impulsaría razzias que darían inseguridad en los territorios, por eso la gente se agregaría a los oppida, abandonando aldeas.
Centralización o urbanización del campo
Otros piensan en un mundo no tan lineal. En grandes áreas el nacimiento de los oppida es una novedad. No todos piensan lo mismo: unos piensan en un proceso de centralización de áreas rurales densamente pobladas en las que se fusionan los núcleos y los que consideran que son nuevas fundaciones, resultado de una acción consciente que quiere urbanizar el campo. Entre los que piensan en la centralización están Collis y Champion. Collis, aún valorando el sinecismo, considera básicos los motivos de defensa que justifican su construcción debido a la inestabilidad social. En algunos grupos la aparición de los oppida es tardía y por eso sería efecto de una debilidad social y económica. Cahmpion piensa que 3 hechos lo fuerzan, presión demográfica, complejidad económica y competencia agresiva.
Otros pensaban que su necesidad es debido a una idea consciente. Para ellos es el nacimiento de las ciudades de Centroeuropa, urbanización del campo. A esta idea oppida=ciudad se niegan muchos al no tratarse de ciudades de modelo mediterráneo.
Una Europa rural
Frente a los oppida mayores esta Europa no era urbana sino preeminentemente rural. Los oppida eran excepcionales. Sólo unos pocos viven en ellos; los mayores, como Manching o Bibracte, tienen unos 2000 o 3000 habitantes. La mayoría viven en granjas y pueblos de menos de 100 personas. Algunos eran simples granjas familiares y otros aldeas pequeñas de unas 20 personas. Generalmente carece de defensas y se dedicaban a producir el sustento cotidiano. La mayoría producen su propia cultura material, sin depender de los oppida. Son materiales parecidos a los de los grandes poblados. También acuñan monedas. Poseen unas viviendas rectangulares de 150 m² con poste central vertical.
Innovaciones
Se producen innovaciones técnicas: introducción de la reja de hierro en el arado, palas de hierro y la guadaña. Contamos con el testimonio de Posidonio sobre los alimentos, habla de la riqueza agrícola y de mucha productividad. Según Estrabón, destacan las piaras de cerdos y el ganado. Producen mucha leche, carne y queso. Ateneo indica que impresiona la cantidad de comida que consumen, señalando el pescado y el vinagre entre otros productos. También junto a Diodoro Sículo nos cuentan la afición por la cerveza y el hidromiel. Los clásicos nos relatan la importancia del comercio del vino, bebida que ya fue importante, la preferida por la élite. A su vez, remarcan la forma incivilizada de beber vino porque lo bebían en abundancia y sin mezclar con agua, pues podía conducir a la locura. Son restos de un etnocentrismo griego.
Un gran cambio fue la incorporación de la reja de hierro que permitía profundizar más y arar más tierra. La guadaña se hace común, haciendo más fácil recolectar cereales. Gran papel el que juega el forraje de las bestias. La estabulación de los grandes rebaños puede estar relacionada con esto.
Hierro y cerámica
Los materiales que más información dan son el hierro y la cerámica. En el 200 a. C. hay una gran cantidad de hierro por toda Europa. Empieza a usarse para herramientas e instrumentos especializados. Se utiliza para las más diversas actividades productivas. En este momento hay diversificación y especialización del artesanado. Instrumentos de herreros, carpinteros, trabajo textil, cerámica, agricultura, aseo, cocina, arneses, clavos (para el murus gallicum)… El hierro se trabaja y funde en comunidades grandes y pequeñas. El horno más usual es el redondo, con forma de hoyo excavado con chimenea de cerámica. Puede que algunos metalúrgicos se especializarán en diversos objetos por las grandes diferencias entre los elaborados. Sin embargo, no se confirma, no hay unanimidad y la arqueología no lo respalda. El comercio del hierro se solía hacer con lingotes de doble punta. Se sospecha que pudiesen ser unidades de valor. La distribución no refleja la del hierro, quizás un almacenamiento para más tarde estar disponibles.
La cerámica es otro elemento significativo. Vemos una uniformidad de tipologías en los 4 grupos encontrados en Manching. Está hecha por especialistas para toda la comunidad.
Economía monetaria incipiente
Se introduce una economía monetaria por una posible mayor interacción con Roma y la complejidad de la economía local. No hay fuentes escritas del comienzo de las relaciones con Roma. La arqueología muestra que es en el II a. C. con el dominio romano del norte italiano. Testimonio de ello son: primeras ánforas viniarias de mediados del II. Abundante es en Francia, evidenciando la facilidad del transporte fluvial por el Ródano. Aunque hay menos al Este, no quiere decir que llegue menor vino itálico sino que este camino requiere recipientes más ligeros, mencionados por Estrabón como los pellejos.
Hay muchas vasijas de bronce a principios del siglo I a. C. Distribución más o menos uniforme. En tierras altas de Centroeuropa, el sur de la llanura europea, entre el Sena interior y los Alpes. Cerámicas campanienses del siglo II a. C.. Las principales importaciones serían materiales perecederos. Un ejemplo el vino. Es difícil de rastrear pero más aún lo exportado a Italia. Hay huellas indirectas como en el 120 a. C. en Magdalensberg, que establece un pacto comercial con Roma. Nos encontramos con cientos de inscripciones en yeso en las paredes de las bodegas utilizadas por los mercaderes. Se leen las mercancías (herramientas y vasijas de metal), ciudades (Apuleya, Roma y Bolonia), las cantidades y las fechas de transacciones. Son fechas distintas al año, lo que nos da una visión de un comercio a lo largo del año.
Lo más requerido por los romanos es el hierro. Tienen un ejército que necesita este material para los pertrechos militares. Otros elementos para la construcción en los campamentos castrenses. Importancia de la piel en la confección de uniformes, tiendas, sandalias, correas… Estrabón también nos cuenta de la importancia del esclavismo romano y su compra. Se utilizarán vías fluviales en barcazas a través del Ródano. En cuanto a los Alpes, Estrabón de los mismos transportes y de carros. Diodoro Sículo señala los carros y en sitios impracticables debemos imaginar el uso de bestias de carga.
La moneda se acuñará de forma regular del siglo II al siglo I a. C. Los centroeuropeos la conocen al trabajar como mercenarios. Se dan cuenta de sus ventajas y la acaban adoptando. Como modelo se toma el estatero macedonio. Cuando más circula es del 120 hasta la conquista romana. A diferencia de las acuñaciones celtíberas no lleva una leyenda con el nombre de la ceca por lo que se identifica por la iconografía. Hay que tener en cuenta también su zona de dispersión, en especial con las de menor valor pues las de mayor valor pueden utilizarse para grandes transacciones. Los patrones monetales son al sur el rhode y al norte la dracma. Otra moneda de plata también servirá, el denadiodenario. La moneda es poca y circula poco. No es una economía monetaria en sí, la moneda es una forma de acumular riqueza. Se encuentran muchos depósitos monetales por esta época, planteándonos problemas. Hay diversas interpretaciones, puede ser tomado como objeto votivo o como un enterramiento para guardarlo en épocas de peligro. Hay diferencias con los del bronce final pues hay herramientas de metales preciosos y monedas. De aquí proceden la mayoría de monedas de esta zona. La moneda sustituirá la función del lingote.
Sociedad
Las necrópolis, los textos y los asentamientos nos dan una idea de la organización social. Nos acerca a grupos étnicos definidos. En el s. II a. C. las riquezas materiales se encuentran en tumbas de formas más o menos iguales. Pocas son muy ricas. A partir del II hay cambios en el ritual, la inhumación es sustituida por la cremación. Está hecha en hoyo practicado en el suelo. Pocos objetos son encontrados en las tumbas por eso. En el I las inhumaciones cada vez son más escasas. La mayoría de Europa central no aporta necrópolis sino grupos aislados de tumbas. No hay necrópolis asociadas a yacimientos. Además estas tumbas de cremación son difíciles de detectar. Algunos de los grandes túmulos de Hallstatt A fueron descubiertos recientemente. Es posible que no se encuentren por la difícil tarea que significa. En Renania y cercanías se aprecian necrópolis pequeñas con escasas diferencias de riqueza.
Los textos clásicos hablan de los diferentes grupos étnicos que tienen una jerarquización explícita. Algunos grupos son dependientes de otros mediante tributos o compromisos políticos o militares. En cada grupo hay una jerarquía interna. Era fácil conseguir riqueza. Algunos pueblos presentan reyes y otros una asamblea de ancianos con un individuo que ejerce la autoridad de forma anual. El componente aristocrático de los dirigentes es muy marcado. A esta élite pertenecen los druidas. La aristocracia tiene un carácter guerrero, posee tierras y ganado y campesinos que tributan. Los guerreros eran libres junto a los artesanos. Después habría un grupo esclavo o dependiente.
Rowlands propone que la organización en clases se desarrollaría con la manipulación de relaciones de parentesco resultando mecanismos de diferenciación de estatus como clientelas al margen de las relaciones parentales. Se producen diferencias entre clases y se distancian las élites con el pueblo. Los pobres eran clientes cada vez más dependientes de la élite, que tiene tierras, riqueza, alianzas dinásticas, orden genealógico y conocimiento ritual. Kristiansen lo denominó sociedades estratificadas, con una fuerte diferenciación económica y social con énfasis en el control de la tierra. Nuevas relaciones de poder. Se consolida el pago de tributos, se formaliza la explotación económica y con un poder militar que les apoya. Sociedad que Rowlands ya llama estatales aunque les falta el desarrollo pleno de una burocracia.
- Hildebrand, Hans (1876): «Sur les commencements de l’âge du Fer en Europe», artículo publicado en el Congreso Internacional de Antropología y de Arqueología Prehistórica (Estocolmo), págs. 592-601. Estocolmo: Norstedt, 1874. Ficha en el sitio web Google Académico.
Bibliografía
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- COLLIS, J., La Edad del Hierro en Europa, Ed. Labor, Barcelona, 1989.
- CHAMPION, T. et alii, Prehistoria de Europa, Ed. Crítica, Barcelona, 1988.
- KRISTIANSEN, K., Europa antes de la Historia. Los fundamentos prehistóricos de la Europa de la Edad del Bronce y la Primera Edad del Hierro, Ed. Península, Barcelona, 2001.
Características principales de la cultura de La Tène:
1. Evolución de la metalurgia: Una de las principales características de la cultura de La Tène es el progreso en la metalurgia, especialmente el trabajo con hierro. Los pueblos de esta cultura perfeccionaron las técnicas de fundición y forjado de metales, produciendo herramientas, armas y joyas de alta calidad. Las espadas de hierro, las lanzas, los cuchillos y las yelmos son algunos de los objetos más representativos. La habilidad para trabajar con hierro permitió a estas comunidades mejorar sus capacidades tanto en la agricultura como en la guerra.
2. Estilo artístico: La cultura de La Tène es conocida por su arte distintivo, especialmente en la decoración de objetos de metal y cerámica. Los diseños incluyen motivos geométricos y curvas estilizadas, como espirales, círculos y líneas entrelazadas. Este estilo artístico es claramente diferente del de la cultura de Hallstatt, más sobria, y tiene una fuerte influencia de las tradiciones celtas que se expandieron por Europa.
3. Organización social: La sociedad de La Tène parece haber sido jerárquica, pero menos centralizada que en la cultura de Hallstatt. La organización social estaba probablemente basada en clanes o tribus, y la cultura de La Tène es conocida por una mayor interacción entre diferentes grupos. Las elites controlaban la producción de objetos de lujo, pero también había una clase media que producía bienes más cotidianos. Los guerreros y líderes tribales desempeñaban un papel central en la vida social, y el poder parece haberse basado en las habilidades militares y el comercio.
4. Fortificaciones y asentamientos: Durante la fase de La Tène, se construyeron muchos asentamientos fortificados, lo que sugiere que las comunidades vivían en un contexto de tensión o competencia. Estas fortificaciones eran a menudo construcciones de madera y tierra, y muchas de ellas se ubicaban en puntos elevados o estratégicos. Las oppida (grandes asentamientos fortificados) fueron una característica de la fase final de La Tène y se consideran precursores de los primeros asentamientos urbanos celtas.
5. Desarrollo del comercio: La cultura de La Tène estaba muy conectada con otras partes de Europa a través del comercio. El intercambio de bienes como sal, piedras preciosas, metales, vino y cerámica favoreció la expansión de la cultura. La Tène tuvo contacto con otras culturas como la griega, la etrusca y la romana, lo que permitió la introducción de influencias mediterráneas en las regiones celtas. Los mercados y las rutas comerciales fueron esenciales para la economía de los pueblos de La Tène.
6. Religión y creencias: La religión celta de la cultura de La Tène estaba muy vinculada a la naturaleza, los dioses y los espíritus. Los elementos religiosos se reflejaban en los objetos rituales, como figuras y altares, y en la práctica de ofrendas en lugares sagrados, como lagos y bosques. Las creencias en el más allá y el culto a los ancestros eran comunes en la sociedad celta.
7. Declive y contacto con Roma: Hacia el final de la cultura de La Tène, en el siglo I a.C., la expansión del Imperio Romano llevó al colapso o la absorción de muchos de los pueblos celtas. Las guerras galas, en las que los galos fueron derrotados por Julio César, marcaron el fin de la cultura celta en gran parte de Europa Central. No obstante, muchas de las tradiciones y el legado de la cultura de La Tène sobrevivieron en las regiones celtas incluso después de la conquista romana.
Importancia de la cultura de La Tène:
La cultura de La Tène es fundamental para entender el auge y la expansión de los pueblos celtas en Europa antes de la romanización. Sus logros en la metalurgia, su arte distintivo, sus estructuras sociales y su capacidad para adaptarse y comerciar con otras civilizaciones dejaron una huella duradera en la historia de Europa. Además, las influencias de esta cultura se pueden rastrear en las sociedades celtas posteriores, como los galos, los británicos y los pueblos celtas de la península Ibérica.
Europa del sur y oeste
En la península itálica, es probable que la tecnología del hierro fuera introducida por primera vez por la cultura de Villanova, aunque esta era propiamente una cultura de la Edad del Bronce. La Edad del Hierro propiamente dicha comienza con la civilización de los etruscos, que acabó abruptamente con la conquista de su última ciudad, Volsinii, por parte de la naciente República romana en el año 265 a. C.
En la península ibérica encontramos la cultura de Tartessos, que arranca ya en torno al 1200 a. C., como así lo demuestran yacimientos como Setefilla, Carmona y La Tablada (Sevilla) o El Berrueco (Cádiz). Estos cogen el testigo de la cultura argárica, desaparecida de manera misteriosa alrededor del 1500 a. C. y que fue el primer protoEstado de la Europa occidental, sitos en una amplia zona en el sureste de la península. Los siguen cronológicamente por los iberos. La influencia de los celtas desplazados en sus migraciones desarrolló en la península una nueva cultura, los celtíberos.
Mientras en la actual Francia aparecerían los pueblos galos.
En las islas británicas, la Edad del Hierro duró desde el siglo V a. C. hasta la conquista romana, y hasta bien entrado el siglo V en las zonas no romanizadas. En ellas se encuentran también restos de clara influencia celta, lo que permite concluir unas raíces culturales comunes de origen celta en todo el oeste de Europa. Las estructuras defensivas fechadas en esa época suelen ser muy impresionantes, como los brochs del norte de Escocia y los castros que salpican el resto de las islas.
Vivienda reconstruida de la edad de hierro en el castro vetón del Raso, Candeleda, Ávila. Foto: Nachosan. CC BY-SA 3.0. Original file (3,648 × 2,056 pixels, file size: 2.86 MB).
Europa del norte
La Edad del Hierro se divide, según los historiadores de la zona, en una Edad del Hierro Pre-Romana y una Edad del Hierro Romana, seguida por un período de migración. El norte de Alemania y Dinamarca fueron dominados por la Cultura de Jastorf, mientras que en la zona más al sur de Escandinavia se encontraba la muy similar Edad del Hierro Gregan. Hay que tener en cuenta que, frente a otras zonas de Europa, la región escandinava no entró en la que conocemos como Edad del Hierro hasta el 500 a. C., fecha tardía en especial si la comparamos con el área mediterránea, si bien las primeras pruebas de manipulación de metales corresponden a unos trescientos años antes. (23)
Las primeras producciones de hierro escandinavas se hacían mediante la recolección manual de mineral de hierro. La península escandinava, Finlandia y Estonia conservan restos arqueológicos correspondientes a una temprana producción de hierro a pequeña escala, aunque resulta imposible datarla con seguridad.
Los brochs como el de Dun Carloway (Isla de Lewis, Escocia) son construcciones de la Edad de Hierro tardía. Foto: Mlm42~commonswiki .
Los brochs se encuentran principalmente en las islas del norte de Escocia y en algunas áreas costeras del norte de Gran Bretaña. Se construían con grandes bloques de piedra sin mortero (muro seco) y a menudo eran rodeados de un foso o murallas externas para aumentar su protección.
Dentro de los brochs, se solían encontrar pisos o niveles de almacenamiento, y a veces incluso se han descubierto detalles de estructuras interiores como escaleras y pasillos. Aunque no se sabe con certeza el propósito exacto de estos edificios, se cree que los brochs servían tanto como fortificaciones como centros de poder local, residencia de elites o de familias importantes, y centros comerciales.
Algunos ejemplos notables de brochs incluyen el broch de Gurness en las islas Orcadas y el de Clickhimin en las islas Shetland.
África subsahariana
La cultura Nok fue la primera sociedad que refinaba hierro mediante fundición en África Occidental antes del año 1000 a. C. Luego el uso del hierro y el bronce se extendieron hacia el sur por el continente, alcanzando el extremo sur hacia el año 200 d. C.
El uso extendido del hierro revolucionó las comunidades granjeras bantúes que lo adoptaron, expulsando a las sociedades de cazadores-recolectores propias de la Edad de Piedra que fueron encontrando en su expansión para cultivar extensiones mayores de sabana. Los bantúes, tecnológicamente superiores, se expandieron por todo el sur de África y se convirtieron en el pueblo autóctono más rico y poderoso, produciendo hierro en cantidades industriales para su uso en armas y herramientas. (1)
Referencias
- Miller y Van Der Merwe, 1994; Stuiver y Van Der Merwe, 1968
- Duncan E. Miller y N. J. Van Der Merwe: «Primeros trabajos en metal en el África subsahariana», en la Revista de Historia de África, 35, págs. 1-36, 1994. Stuiver Minze y N. J. Van Der Merwe: «Cronología de radiocarbono de la Edad del Hierro en África subsahariana», en Current Anthropology, 1968.
- Roland Oliver; Brian M. Fagan (1975). Africa in the Iron Age : c. 500 B.C. to A.D. 1400 (en inglés). Cambridge University Press. p. 10. ISBN 0521099005. «It is clear, then, that by the middle of the first millenium B.C., northern Africa, from Mauretania in the west to Ethiopia in the east, as at a threshold of a new age.»
- PERÚ, NOTICIAS EL COMERCIO (18 de enero de 2013). «Descubren herramienta prehispánica de plomo en Chan Chan | SOCIEDAD». El Comercio Perú. Consultado el 18 de diciembre de 2021.
- «La Edad del Hierro comenzó antes de lo creído en el nordeste de la península Ibérica» (html). Noticias de la Ciencia. 10 de abril de 2019. Archivado desde el original el 11 de abril de 2019. Consultado el 11 de abril de 2019.
- Los orígenes del trabajo del hierro en la India: Nuevas evidencias de la llanura central del Ganga y las Vindhyas Orientales, por Rakesh Tewari (Director, U.P. State Archaeological Department) (en inglés)
- Stanley J. Alpern, History in Africa, volumen 2
- Jane. C. Waldbaum (1978), «From Bronze to Iron. Vol. Studies in Mediterranean Archaeology» (LIV. Paul Astroms Forlag, Goteburg.)
- John Collis (1989), «The European Iron Age» (reimpreso por B. T. Batsford, Londres.)
- A.M. Snodgrass (1967), «Arms and Armour of the Greeks» (Thames & Hudson, Londres)
- A.M. Snodgrass (1971), «The Dark Age of Greece» (Edinburgh University Press, Edimburgo).
- Early Antiquity por I. M. Drakonoff., 1991. University of Chicago Press. ISBN 0-226-14465-8. pg 372
- Patrick Olivelle (trad.): Upanisads. Londres: Oxford University Press, 1998. ISBN 0-19-283576-9. pg xxix
- The New Cambridge History of India, J. F. Richards, Gordon Johnson, Christopher Alan Bayly. 2005. Cambridge University Press. ISBN 0-521-36424-8. pg 64
- Juleff, 1996
- Kim 2002; Taylor 1989
- Taylor 1989; Yoon 1989
- Kim 2002
- Barnes 2001; Taylor 1989
- Lee 1998
- Gran Enciclopedia Rusa, 3a edición, entrada sobre «Железный век», disponible online (en ruso)
- Christian, D., Historia de Rusia, Asia Central y Mongolia, Blackwell Publishing, 1998, p. 141, disponible online (en inglés)
- Kouri, E., & Olesen, J. (Eds.). The Cambridge History of Scandinavia. Cambridge, Cambridge University Press, 2016, p. 24.
Bibliografía
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- Lee, Sung-joo. 1998. Silla – Gaya Sahoe-eui Giwon-gwa Seongjang [El auge y caída de las sociedades Silla y Gaya]. Hakyeon Munhwasa, Seúl.
- Taylor, Sarah. 1989. The Introduction and Development of Iron Production in Korea. World Archaeology 20(3):422-431.
- Yoon, Dong-suk. 1989. Early Iron Metallurgy in Korea. Archaeological Review from Cambridge 8(1):92-99.
- Duncan E. Miller y N.J. Van Der Merwe, ‘Early Metal Working in Sub Saharan Africa’ Journal of African History 35 (1994) 1-36
- Minze Stuiver y N.J. Van Der Merwe, ‘Radiocarbon Chronology of the Iron Age in Sub-Saharan Africa’ Current Anthropology 1968.
- Gordon Childe, Vere. Qué sucedió en la Historia. 1977.
- Collis, J. La Edad del Hierro en Europa. Labor. 1989.
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