Luperca amamantando a los gemelos Rómulo y Remo, la leyenda más difundida acerca de la fundación de Roma. Autor foto: Desconocido – Jastrow (2006).
En español, como en todas las lenguas de cultura occidentales, es frecuente el empleo de locuciones latinas por parte de los hablantes cultos. Se trata de expresiones pluriverbales fijas en latín, que se utilizan en contextos específicos, especialmente en el lenguaje académico, científico, jurídico y político —aunque algunas han pasado también a la lengua general—, con un sentido más o menos cercano al significado literal latino.
La mayoría son de carácter adverbial o adjetivo, como ab initio (‘desde el inicio’), ad calendas graecas (‘para las calendas griegas’, es decir, ‘para un momento que no ha de llegar’), ad hoc (‘para esto’, es decir, ‘adecuado o a propósito para la ocasión’), ad infinitum (‘hasta el infinito, indefinidamente’), ad libitum (‘a voluntad, a discreción’), ad nauseam (‘hasta la náusea’, es decir, ‘en exceso, hasta resultar molesto’), ad quem / a quo (‘hasta el cual’/‘desde el cual’, tras el término o fecha que señala el final/ el inicio de un periodo o un proceso), a posteriori / a priori (‘con posterioridad/anterioridad a un hecho o una circunstancia determinados’), corpore insepulto (‘con el cuerpo sin sepultar’, dicho de la misa o funeral que se celebra con el cadáver presente), cum laude (‘con alabanza, con elogio’, dicho de la máxima calificación académica para encarecer aún más su distinción), de facto / de iure (‘de hecho’, esto es, ‘sin reconocimiento jurídico, por la sola fuerza de los hechos’/‘de derecho’, es decir, ‘con reconocimiento jurídico, legalmente’), ex abrupto (‘de repente, de improviso’), ex aequo (‘en pie de igualdad’, esto es, ‘con igual mérito para compartir un premio o distinción’), ex cathedra (‘desde la cátedra o silla de san Pedro, desde la que se considera que el papa habla de modo infalible para sentar doctrina’ y, en general, ‘con autoridad’), grosso modo (‘aproximadamente o a grandes rasgos’), honoris causa (‘por razón o causa de honor’, dicho de la distinción o título, generalmente un doctorado, que se concede como reconocimiento a los méritos de quien lo recibe), in albis (‘en blanco’), in articulo mortis (‘en el momento de la muerte, a punto de morir’), in extenso (‘por extenso, ampliamente’), in extremis (‘en el último momento’), in illo tempore (‘en aquel tiempo’, esto es, ‘en otros tiempos, hace mucho tiempo’), in memoriam (‘en memoria, en recuerdo’, aludiendo a una persona ya fallecida), in pectore (‘en el pecho’, para referirse a la persona que ya ha sido designada para un cargo, pero cuyo nombramiento no se ha hecho público todavía), in situ (‘en el sitio, sobre el terreno’), ipso facto (‘por el hecho mismo’, esto es, ‘inmediatamente o en el acto’), manu militari (‘militarmente, por la fuerza de las armas’), motu proprio (‘con movimiento propio’, esto es, ‘voluntariamente o por propia iniciativa’), mutatis mutandis (‘cambiando lo que se deba cambiar’), nemine discrepante (‘sin que nadie discrepe’, esto es, ‘por unanimidad, sin oposición’), post mortem (‘después de la muerte’), sine die (‘sin día’, esto es, ‘sin fijar una fecha o plazo’), sine qua non (‘sin la cual no’, dicho de la condición que resulta indispensable para algo), sub iudice o sub judice (‘bajo el juez’, es decir, ‘pendiente de resolución judicial’), sui generis (‘de su género o especie’, esto es, ‘singular o peculiar’).
Algunas son locuciones o fórmulas de carácter oracional, como nihil obstat (‘nada se opone’, fórmula que emplea la censura eclesiástica para aprobar la publicación de un libro, que se usa también como sustantivo), vade retro (‘ve atrás, retrocede’, usada como expresión interjectiva para instar a alguien a alejarse o para manifestar rechazo) o velis nolis (‘quieras o no quieras’, esto es, ‘por las buenas o por las malas’).
Pero también las hay de carácter nominal, como alter ego (‘otro yo’, para referirse a la persona en quien otra tiene absoluta confianza y, por ello, puede hacer sus veces sin restricción alguna), casus belli (‘caso o motivo de guerra’, para referirse al motivo que desencadena un conflicto), curriculum vitae (‘carrera de la vida’, para designar la relación de los datos personales, formación académica, actividad laboral y méritos de una persona), delirium tremens (‘delirio tembloroso’, para referirse al síndrome de abstinencia que sufren los alcohólicos crónicos, caracterizado por delirio acompañado de temblores y alucinaciones), deus ex machina (‘dios [bajado al escenario] por medio de una máquina’, para referirse a la persona o situación que dentro de una obra de ficción resuelve de modo inesperado y, por lo común, inverosímil una situación difícil o que ha llegado a un punto muerto, o, en general, a la persona o cosa capaz de resolver con facilidad una situación crítica), horror vacui (‘horror al vacío’, para referirse, en arte —y, por extensión, en otros contextos—, a la tendencia a llenar todos los espacios de elementos decorativos), lapsus calami o lapsus linguae (‘error de la pluma’ o ‘error de la lengua’, para referirse al error involuntario que se comete al escribir o al hablar), modus operandi (‘modo de obrar o de actuar’), numerus clausus (‘número cerrado’, para referirse a la limitación en el número de plazas establecido por un organismo o institución, por lo general de carácter docente), peccata minuta (‘faltas pequeñas’, para referirse a un error o falta leve, o a un asunto menor o sin importancia), rara avis (‘ave rara’, para referirse a una persona o cosa excepcional o difícil de encontrar), rigor mortis (‘rigidez de muerte’, para referirse a la rigidez que adquiere un cadáver a las pocas horas de la muerte), statu quo (‘en el estado en que’, para referirse al estado de un asunto o cuestión en un momento determinado) o vox populi (‘voz del pueblo’, para referirse a una noticia o rumor que corre en boca de todos).
Por la misma razón que las voces latinas simples, esto es, para facilitar su correcta lectura y pronunciación a los hablantes poco familiarizados con el latín, ha sido costumbre tradicional del diccionario académico incorporar las locuciones latinas en letra redonda y con las tildes resultantes de aplicarles nuestras reglas de acentuación gráfica. Sin embargo, cuando se empleen en textos escritos en español, lo más adecuado, en consonancia con el uso culto mayoritario, es que las locuciones latinas reciban el mismo tratamiento que las de otras lenguas (v. § 2.1.2) y, por tanto, se escriban en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que estos no existen en la escritura latina:
«Tan falso como suponer que un japonés es siempre el mismo, un mismo ejemplar repitiéndose ad infinitum en las catedrales y museos del orbe» (Collyer Pájaros [Chile 1995]).
«El gran abúlico pidió a los dioses la merced de desdoblar de sí mismo un alter ego activo, un gemelo ejecutivo y diligente» (SchzFerlosio Años [Esp. 1993]).
«El primer espacio es bidimensional; funciona como un lienzo asaltado por el horror vacui» (RdgzJuliá Cruce [P. Rico 1989]).
«Von Laue había sido una rara avis entre los físicos alemanes de su generación» (Volpi Klingsor [Méx. 1999]).
«La concepción de Kant es, en términos modernos, una concepción sui generis del sistema universal de seguridad» (Fabelo Valores [Cuba 2004]).
«Pero ya se sabe, es “vox populi” que en los hoteles se come fatal» (PzMerinero Días [Esp. 1981]).
Eso no impide que de algunas locuciones o expresiones latinas se creen, con el tiempo, palabras que se incorporan, como latinismos adaptados, al léxico español, según ilustran los casos de adlátere (‘persona que acompaña habitualmente a otra, a la que suele estar subordinada’, de la loc. lat. a latĕre ‘al lado’), etcétera (expresión que se usa para cerrar enumeraciones incompletas, de la fórmula lat. et cetĕra ‘y lo demás’), exabrupto (‘dicho inesperado e inconveniente’, de la loc. lat. ex abrupto ‘de improviso’), exlibris (‘sello que se estampa en un libro para hacer constar el nombre de su propietario’, de la loc. lat. ex libris ‘de [entre] los libros de’), exvoto (‘objeto que se deposita en un santuario o iglesia en agradecimiento a un bien concedido’, de la loc. lat. ex voto ‘por voto’), verbigracia (‘por ejemplo’, de la loc. lat. verbi gratia ‘por gracia de la palabra’) o viacrucis (‘camino dividido en catorce paradas o estaciones, en cada una de las cuales se conmemora un episodio de la pasión de Cristo’ y, en sentido figurado, ‘situación de sufrimiento intenso y prolongado’, de la loc. lat. via crucis ‘camino de la cruz’).
Como ilustra este último ejemplo, la cercanía formal de muchas locuciones latinas a nuestros moldes lingüísticos propicia que aquellas que se generalizan en el uso acaben por adaptarse a nuestra lengua tomando todos sus rasgos característicos, entre ellos las tildes, si les corresponde llevarlas. Así, la locución latina via crucis pasó a escribirse con tilde, vía crucis, y hoy se escribe en una sola palabra, viacrucis, como es normal en las locuciones españolas cuyo primer elemento se hace átono y funcionan, a todos los efectos, como una sola palabra (campo santo > camposanto; tío vivo > tiovivo, etc.; v. cap. V, § 2.1).
Siguiendo estas mismas pautas, nada impediría, por ejemplo, que una locución latina como sui generis, que ha pasado al uso general con el sentido adjetivo de ‘singular o peculiar’ y se pronuncia [suijéneris], esto es, con el valor fonológico que corresponde a la g ante e en español, acabe por escribirse en una sola palabra y con tilde, como de hecho ya se documenta en el uso, aunque aún de forma minoritaria:
«Es un catolicismo suigéneris» (Asturias Carta [Guat. 1950]); «Don Daniel Eduardo, como cariñosamente se le denominaba en el ambiente médico, era una persona suigéneris»
(Avendaño Perfiles [Perú a1974])].
Como es lógico, también deben marcarse gráficamente (en cursiva o entre comillas) las frases o dichos latinos no traducidos, se mencione o no a su autor:
«Al fin tomaste posesión del segundo rellano, alea jacta est, ya no
había forma de retroceder» (GGalán Bobo [Esp. 1986]).
«¡Ahí lo tiene usted, Argensola! Como diría un escolástico: quod erat demostrandum» (Savater Sinapia [Esp. 1983]).
Por su parte, las citas extensas de un autor latino dentro de un texto escrito en español serán tratadas como cualquier cita textual, es decir, aparecerán entre comillas y en letra redonda, tal como se ha señalado también para las citas de textos en cualquier otra lengua (v. § 2.1.2):
«Ildefonso Fernández Osorio, por ejemplo, en su Oratio funebris de 1642, escribe:
“Sed provisis honeste sumptibus, quibus nihil umquam, quod effici virtute deberet, vir continentissimus tentavit”» (Osorio Eco [Méx. 1989]).
Real Academia Española. Biblioteca Gonzalo de Berceo.