Max Scheler (22 de agosto de 1874 – 19 de mayo de 1928), filósofo alemán inspirador de la teoría de los valores. Su pensamiento tuvo gran importancia en el desarrollo de la fenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión. Fue uno de los primeros en señalar el peligro que implicaba para Alemania el advenimiento del nazismo.
Max Scheler dijo:
-«Es siempre el amor lo que nos despierta para conocer y querer, más aún, la madre del espíritu y de la razón.»
-«Todo lo que podemos conocer de moralmente valioso en un hombre tiene que reducirse de una manera especial de organización de sus actos de amor.»
-«Nada contribuye tan decisivamente a la bondad humana como la contemplación inmediata de la bondad en otro ser humano.»
Max Scheler nació en Munich, hijo de padre luterano y de madre judía. Enseñó en las universidades de Jena, Múnich y Colonia.Sus trabajos reflejaron la influencia de la fenomenología de su compatriota Edmund Husserl. En «La naturaleza de la simpatía» (1913), aplicó el método de Husserl de la descripción fenomenológica detallada a las emociones sociales que relacionan a los seres humanos unos con otros, especialmente el amor y el odio. Partiendo del concepto husserliano de reducción fenomenolífica, distinguió las esencias de lo intangible, lo que le llevó a la afirmación de la independencia de los valores eternos e inmortales.
Fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de la fenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión. Fue uno de los primeros en señalar el peligro que implicaba para Alemania el advenimiento del nazismo. Hijo de padre luterano y de madre judía, se convirtió inicialmente al catolicismo, del que se apartó al final de su vida.
A este libro le siguió su obra más famosa, «El formalismo en la ética y teoría material de los valores» (1913), un estudio en dos volúmenes de ética en el que criticaba el enfoque ético formal del filósofo alemán Immanuel Kant y lo sustituía por un estudio de los valores específicos como se presentan de un modo directo a la conciencia.
Después de su conversión al catolicismo en 1920, escribió «De lo eterno en el hombre» (1921) para justificar su conversión (fue llamado el Nietzsche católico), seguido por un importante estudio de la sociología del conocimiento, «Formas de conocimiento y sociedad» (1926).
Más tarde rechazó el catolicismo y desarrolló una filosofía, basada en la ciencia, en la que todo conocimiento abstracto y valores religiosos son considerados sublimaciones de los instintos básicos humanos, que expuso en su último libro, «El puesto del hombre en el cosmos» (1928).