El fénix que supera la Maison de la Louve en Bruselas. EmDee. (CC)
En la mitología griega, el fénix (en griego antiguo, φοῖνιξ[1][2]; romanización, phoînix) es un ave de larga vida que se regenera de las cenizas de su predecesor. Según algunas fuentes, el fénix muere en un espectáculo de llamas y combustión, aunque hay otras fuentes que afirman que el ave legendaria muere y simplemente se descompone antes de nacer de nuevo. [3] Existen diferentes tradiciones con respecto a la vida útil del fénix, pero en la mayoría de estas el fénix vive unos 500 años antes de su renacimiento. [4] Heródoto, Lucano, Plinio el Viejo, papa Clemente I, Lactancio, Ovidio, e Isidoro de Sevilla están entre los que han contribuido al recuento y transmisión del tema del Ave Fénix. En la antigua Grecia y Roma, el fénix se asoció con Fenicia, (moderno Líbano), una civilización famosa por su producción de tinte púrpura a partir de conchas y por su comercio marítimo a grandes distancias a través del mediterráneo.
En el registro histórico, el fénix «podría simbolizar la renovación en general, así como el sol, el tiempo, el Imperio, metempsicosis, consagración, resurrección, la vida en el Paraíso, Cristo, María, virginidad celestial, el hombre excepcional y ciertos aspectos de la vida cristiana».[5]
Presencia en las religiones
El tema del ave Fénix alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más allá, pues el Fénix se desvanece para renacer con toda su gloria. Según la religión del Antiguo Egipto, poseía varios dones extraños, como la virtud de que sus lágrimas fueran curativas, una fuerza sobrenatural, control sobre el fuego y gran resistencia física.
En el Antiguo Egipto se le denominaba Bennu y fue asociado a las crecidas del Nilo, a la resurrección, y al Sol. El fénix ha sido un símbolo del cuerpo físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, y de la inmortalidad. Para Heródoto, Plinio el Viejo y Epifanio de Salamina, esta sagrada ave viajaba a Egipto cada quinientos años, y aparecía en la ciudad de Heliópolis, llevando sobre sus hombros el cadáver de su padre, a donde este iba a morir, para depositarlo en la puerta del templo del Sol.
Probablemente la leyenda del fénix pasó de la tradición egipcia a la grecorromana a través del historiador Heródoto (484-425 a. C.), quien cuenta en sus historias que viajó a Egipto y también conoció a los sacerdotes egipcios de Heliópolise.
En adelante, el mito aparece en obras de autores clásicos diversos: el naturalista Plinio el Viejo (Naturalis Historia, Libro X, Cap. II7), el escritor Luciano, el retórico Séneca, el historiador Tácito (8) y los poetas Ovidio y Claudio Claudiano, o cristianos como el papa Clemente de Roma, Epifanio de Salamina o San Ambrosio.
El cristianismo también adoptó el Fénix como símbolo de muerte y metáfora de la resurrección de Cristo, de hecho la imagen de él se podía encontrar en las primeras lápidas cristianas. Según el Génesis del Antiguo Testamento [cita requerida], el ave fénix vivía en el paraíso del Jardín del Edén, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del fénix, haciendo que ardieran este y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, como el poder del fuego y la luz, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo el mismo ave fénix, siempre único y eterno; esto ocurría cada quinientos años.
Miniatura del ave fénix, en el Bestiario de Aberdeen. (Dominio Público).
Hay un ave, llamada fénix. Esta es la única de su especie, vive quinientos años; y cuando ha alcanzado la hora de su disolución y ha de morir, se hace un féretro de incienso y mirra y otras especias, en el cual entra en la plenitud de su tiempo, y muere. Pero cuando la carne se descompone, es engendrada cierta larva, que se nutre de la humedad de la criatura muerta y le salen alas. Entonces, cuando ha crecido bastante, esta larva toma consigo el féretro en que se hallan los huesos de su progenitor, y los lleva desde el país de Arabia al de Egipto, a un lugar llamado la Ciudad del Sol; y en pleno día, y a la vista de todos, volando hasta el altar del Sol, los deposita allí; y una vez hecho esto, emprende el regreso. Entonces los sacerdotes examinan los registros de los tiempos, y encuentran que ha venido cuando se han cumplido los quinientos años.Clemente de Roma. Epístola a los Corintios (XXV). (9)
Estatua de la Unión y el Fénix, en Santa Cruz de Tenerife (España). Koppchen. (CC)
Para San Ambrosio, el ave fénix muere consumida por el Sol, convertida en cenizas de las que renace, después de arder su cuerpo, como un pequeño animal sin miembros, un gusano muy blanco que crece y se aloja dentro de un huevo redondo, como si fuera una oruga que se vuelve mariposa, hasta que dejando de ser implume se transforma en un águila celeste que surca el firmamento estrellado.
Durante el reinado del emperador Claudio, un supuesto fénix fue capturado en Egipto y trasladado a Roma, donde este mandó exponerlo. Nadie se lo tomó en serio. (10) Henryk Sienkiewicz, en boca de Petronio durante el imperio de Nerón, menciona que «se me ha asegurado que en el alto Egipto ha aparecido una de estas aves, cosa que no ocurre sino una vez cada quinientos años.»
Claudio Claudiano (siglo IV), considerado el último de los grandes poetas romanos, comentaba:
«El fénix es un ave igual a los dioses celestes, que compite con las estrellas en su forma de vida y en la duración de su existencia, y vence el curso del tiempo con el renacer de sus miembros. No calma su hambre comiendo ni apaga su sed con fuente alguna.»
Claudio Claudiano
En la religión tradicional china el Fenghuang, aunque no tiene similitudes con el fénix, ha sido denominado el «Fénix chino» por algunos occidentales, siendo una criatura con cuello de serpiente, cuerpo de pez y la parte trasera de tortuga. Simboliza la unión del yin y el yang.
Bestiarios
Los bestiarios son colecciones de fábulas sobre animales, en especial de la literatura medieval. (11) Existen diversos bestiarios que recogen el Fénix entre sus páginas.
En las Etimologías de San Isidoro de Sevilla (José Oroz Reta, Manuel-A. Marcos Casquero, Manuel C. Días y Díaz, 2004, 953-955) se describe al fénix como un pájaro procedente de Arabia que cada quinientos años forma una pira (entendida como féretro y nido a la vez) con diversas ramas aromáticas y provoca un fuego con el batir de sus alas para finalmente renacer de entre sus cenizas. Asimismo, característico de este libro, el autor establece el origen de esta palabra en la raíz latina de la palabra fenicio (phoeniceus), que a su vez sabemos que deriva del griego Φοίνιξ, que significa lo mismo. Sin embargo, en griego esta palabra también designa el nombre de un color púrpura muy especial, uno que era exclusivo de fenicia. Así, vemos cómo enlaza realmente la palabra fénix en todo esto, pues se decía que esta ave mitológica tenía ese color tan característico en sus plumas. (12)
Etimologías (Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri viginti) es la obra más conocida de San Isidoro de Sevilla. Toma su nombre del procedimiento de enseñanza que utiliza, explicar la etimología de cada palabra relacionada con el tema. El título también puede provenir de la materia de la que trata uno de los veinte libros de los que se compone la obra (concretamente el décimo). Fue escrita por Isidoro poco antes de su muerte, en la plena madurez (627–630), a petición de Braulio, obispo de Zaragoza.
Descripción
Se trata de una inmensa compilación en la que se almacena, sistematiza y condensa todo el conocimiento de su tiempo. A lo largo de gran parte de la Edad Media fue el texto más usado en las instituciones educativas. También fue muy leído durante el Renacimiento (al menos diez ediciones fueron impresas entre 1470 y 1530). Gracias a esta obra, se hizo posible la conservación de la cultura romana y su transmisión a la España visigoda. Esta recopilación de la cultura clásica fue tan apreciada, que en gran medida sustituyó el uso de las obras de los clásicos cuyo saber recoge, de modo que muchas dejaron de ser copiadas y están perdidas, como por ejemplo las obras del gran erudito romano Marco Terencio Varrón. San Isidoro poseyó un gran conocimiento de los poetas griegos y latinos. Entre todos, cita ciento cincuenta y cuatro autores. Muchos de ellos los había leído en los textos originales y otros en las compilaciones en uso para su época. Puede tratarse perfectamente de la primera enciclopedia de la historia de Europa después de la antigüedad.
Por lo que respecta al estilo de la obra, es conciso y claro, y en cuanto a su orden, admirable. Braulio, a quien Isidoro la envió para su corrección, y a quien la dedicó, la divide en veinte libros. Los tres primeros libros introducen el trivium y el quadrivium.
Todo el primer libro está dedicado a la gramática, incluida la métrica. Imitando el ejemplo de Casiodoro y Boecio preservó la tradición lógica de la escuela reservando el segundo libro para la retórica y la dialéctica, y el tercero para las matemáticas.
San Isidoro debe mucho a las traducciones del griego de Boecio. Celio Aureliano, traductor latino e intérprete de autores griegos entre los que destacan Asclepíades de Bitinia y Sorano de Éfeso, es la fuente principal de la parte del cuarto libro que se dedica a la medicina. Lactancio es el autor más extensamente citado en el libro undécimo, dedicado al hombre. Los libros duodécimo, décimo tercero y décimo cuarto se basan en los escritos de Plinio el Viejo y Cayo Julio Solino. El plan general de la obra parece haberse basado en los Prata de Suetonio, hoy perdidos (se trataba de una historia natural).
Página de Etymologiae, manuscrito carolingio (siglo VIII), Bruselas, Biblioteca Real de Bélgica.
En el Bestiario de Aberdeen, similar a las Etimologías de San Isidoro, se declara que el fénix es un pájaro procedente de Arabia que cada quinientos años forma una pira con diversas ramas aromáticas y provoca un fuego con el batir de sus alas, por lo que se consume en su propio fuego y surge entre sus cenizas un gusano que irá creciendo en tamaño hasta recuperar la forma que tenía antes. (13)
El Bestiario de Aberdeen es un manuscrito iluminado hecho en Inglaterra durante el siglo xii, escrito en latín e incluye notas, bocetos y otras pruebas de la forma en que fue diseñado y ejecutado. Se considera una recopilación de obras similares, como el Physiologus griego e incluye además capítulos del Génesis, tal como los primeros días de la creación.
Historia del manuscrito «El Bestiario de Aberdeen»
Se sabe que el manuscrito data del siglo XII, sin embargo se desconoce exactamente en qué fecha y lugar fue creado, y su autor es desconocido. Al respecto hay dos teorías que especulan sobre su origen. Xénia Muratova sugiere su procedencia en la región central del nordeste de Inglaterra, mientras que Willene B. Clark señala que su origen corresponde al sur-este.
Muratova lleva a esa conclusión basada en los ambientes en que comúnmente circulaban los libros de lujo, tal como el bestiario de Aberdeen. Hacia mediados del siglo XII los bestiarios eran populares entre la familia real y entre los eclesiásticos de alto rango, quienes los ocupaban comúnmente para la exégesis teológica en las regiones de Lincolnshire y Yorkshire. Ella afirma que el bestiario de Aberdeen es producto del mismo ambiente artístico, por lo que probablemente pudo pertenecer a Geoffrey Plantagenet, quien para entonces era de la casa reinante, o a los obispos o arzobispos de York. No obstante tal afirmación no puede probarse, pero su medio cultural es un origen probable.
Por otro lado Clark argumenta a favor de un origen al sur de Inglaterra, ella se basa principalmente en la semejanza del estilo con otros escritos de la misma época, ubicados esencialmente en Canterbury y ciudades aledañas, igualmente, encuentra similitudes en el estilo de manuscritos en el noreste de Francia. Apoya su hipótesis en contra de Muratova, afirmando que si bien Lincoln y York fueron distinguidos centros de aprendizaje, hay poca evidencia de que ahí se hayan producido numerosos manuscritos de lujo, además los bestiarios eran igual de populares en el sur, prueba de ello es que en las bibliotecas monásticas de Canterbury se han hallado siete bestiarios completos, lo cual apoya su teoría de que posiblemente el bestiario de Aberdeen sea procedente del sur.4 En ninguno de los casos de puede afirmar el origen verdadero del bestiario de Aberdeen con ninguna de la dos.
No es sino hasta el año 1542 que se tiene registro del bestiario, en ese año fue catalogado en el inventario de la antigua Biblioteca Real del Palacio de Westminster, como No. 518 【13m】Liber de natura bestiarum. La biblioteca fue creada por Enrique VIII con la ayuda de John Leland un anticuario profesional, y se conformó de manuscritos y documentos rescatados de la disolución de los monasterios, y por obras que pertenecían a otras colecciones reales más antiguas. Sin embargo aún es ambigua la forma en que el bestiario llegó a esa colección, pudo haber pertenecido desde siempre a la familia real, quienes lo pudieron haber adquirido en cualquier etapa durante la Edad Media, o pudo haber sido obtenido de una biblioteca monástica recientemente disuelta, tal como la mayoría de las obras que la conformaban.
El libro permaneció en la biblioteca real por casi cien años, a principios del siglo XVII fue entregado junto con otros libros que escaparon de la biblioteca real a manos de otros colectores. Fue Patrick, hijo de James, quien tuvo un papel importante en el desarrollo de la colección real, él mantenía comunicación cercana con Thomas Reid, quien fue Regente del Marischal College y secretario de Latín de James VI, y le dio el libro. Este a la vez cedió el libro junto con cerca de 1,350 obras, entre ellas libros y manuscritos, al Marischal College en 1624/1625. Allí la biblioteca fue catalogada por Thomas Gray en el año 1670. El libro fue llamado Isidori phisiologia y fue signado 2.B.XV Sc. Posteriormente en la década de 1720 la biblioteca reorganizó los libros en prensas y en un catálogo estante llamado Ms M 72, en este catálogo las secciones se registraron por primera vez, estableciendo una última fecha para las adhesiones y desprendimientos del bestiario.
En 1860, el Marischal College se fusionó con la Universidad de Aberdeen, y el bestiario pasó a formar parte de la colección de la Universidad, en donde se encuentra hasta el día de hoy con el nombre Aberdeen MS 24.
Folio 55 verso: Phoenix ( Fénix ) renace de sus cenizas.
En el bestiario De Propietatibus rerum se nos cuenta del fénix algo similar a los anteriores bestiarios: procede de Arabia, es único, no existen más ejemplares, y añade que todo el mundo se quedaba maravillado cuando le veían meterse en la pira funeraria. Esto último lo describe con sumo detalle, contando como el ave decide por propia voluntad meterse en el nido ardiente y como el gusano que sale de las cenizas adquiere de nuevo el vigor que tenía. Además, afirma que Uzías, rey-sacerdote de Judá, hizo construir en Heliópolis (que en griego significa ciudad del sol) un templo a semejanza del fénix. En él encendió un fuego con ramas aromáticas y delante de todos descendió un ave fénix y ardió en el fuego del sacerdote. Este recogió las cenizas y, al tercer día el ave renació de ellas. (14)
Véase también
Referencias
- Liddell, Henry George; Robert Scott. «Fénix». An Intermediate Greek-English Lexicon (en inglés).
- Dictionary of Classical Antiquities entrada de «Phoenix»
- Van der Broek , 1972, p. 146.
- Van der Broek , 1972, pp. 67-70.
- Van der Broek , 1972, p. 9.
- Heródoto, Los nueve libros de la Historia: Libro II, cap. LXXIII.
- Historia Natural de Cayo Plinio Segundo (1964), Tomo I, p. 669.
- Anales de Cornelio Tácito, libro VI, XXVIII [1]
- John Fletcher; Ropero Alfonso: Historia general del cristianismo, del siglo I al XXI. Epístola a los Corintios, del Papa Clemente de Roma. ISBN 978-84-8267-519-0
- Grimal, P. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona, 1981.
- «Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. (Versión Electrónica 23.5). Primera acepción del término.».
- «Etimologías edición bilinüe, traducción realizada por José Oroz Reta, Manuel-A. Marcos Casquero, Manuel C. Díaz y Díaz (original de San Isidoro de Sevilla, hacia 634), Madrid, 2004, Biblioteca de Autores Cristianos, ISBN: 84-7914-726-1».
- «Recogido del folio 56r del bestiario de la Universidad de Aberdeen».
- «De Propietatibus Rerum, de Bartholomeus Anglicus, 1494, recogido de la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid, Libro XII, Capítulo XV, página 163.».
Enlaces externos
- VALTIERRA LACALLE, Ana: «El ave fénix: imagen simbólica y didáctica de la resurrección en la transición del arte antiguo al altomedieval» [2]
- LACTANCIO: Sobre el Ave Fénix o Poema del Fénix (De ave Phoenice).
- Texto español en PDF.
- CLAUDIANO: Fénix.
- Texto inglés en el sitio Theoi; traducción de M. Platnauer, 1922.
- CALLEJAS BERDONES, María Teresa: Confrontación del «De Ave Phoenice» de Lactancio y el «Phoenix» de Claudiano. Universidad Complutense de Madrid.
- Texto inglés en el sitio Theoi; traducción de M. Platnauer, 1922.
- THORNE, Carlos: Como el Ave Fénix.
- Logia Phoenix-31.
- Esta página Ave Fénix se editó por última vez el 10 mar 2024 por varios autores.
- El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución-Compartir Igual 4.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio aceptas nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, una organización sin ánimo de lucro. Licencia de Documentación Libre GNU.