Jerusalén en 1837. Théodore Frère – Trabajo propio. Jérusalem et ses environs («Jerusalem from the Mount of Olives“), 1880. CC BY-SA 3.0.
El Levante Mediterráneo es una región que abarca la costa oriental del Mar Mediterráneo, incluyendo los territorios de la actual Israel, Palestina, Líbano, Siria y partes de Jordania. Esta región ha sido un cruce de caminos para diversas civilizaciones debido a su ubicación estratégica entre África, Asia y Europa.
Los viajantes de la época, en caravana de camellos por el desierto-. Didier Descouens and one more author. Public Domain.
Índice de temas tratados
A. Introducción. Primeros asentamientos. Entradas relacionadas. Poblaciones Cananeas. Los Amorreos. Pueblos Semitas.
B. Cronología
1- Edad del Bronce (3.300 a 1200 a.C)
- Bronce temprano
- Bronce tardío
2- Edad de Hierro I (1200-100 a.C)
Edad de Hierro II (1000-586 a.C)
3- Periodo Persa
4- Periodo Helenístico
5- Transición a época Romana
+ Bibliografía
+ Sobre el término Levante
+ Geografía breve
+ Clima
+ La tierra de Canaán
+ Ciudades históricamente importantes. Jericó, Ugarit, Jerusalem, Tiro, Sidón, Biblos, Damasco o Gaza.
+ Habitado por pueblos diversos: Amorreos, Jebuseos, Hicsos, Filisteos, Arameos, Fenicios o Hebreos.
+ Son pueblos semitas. (Ver referencia bíblica patriarca Sem)
+ Potencias de la época: Egipcios, Asirios, Babilonios, Hurritas, Hititas, Micénicos etc.
+ El comercio marítimo y terrestre como enclave estratégico.
+ Breve descripción de los pueblos de la época.
+ La zona de Canaán (Levante Mediterráneo) en la Bíblia. Abraham.
+ Aspectos culturales
+ El alfabeto
+ La religión
+ Sobre los pueblos semitas: Judios, Hebreos o Fenicios.
Tema- «La Edad del Bronce: Surgimiento y decadencia de las primeras civilizaciones.»
Tema- «Transición del final de la Edad del Bronce a la Edad de Hierro (1200 a 1000 a C).»
- 1. Colapso de las civilizaciones de la Edad del Bronce. (aprox. 1200 a.C).
- 2. La Edad del Hierro (1.100 a.C en adelante). Surjen nuevas potencias: Los Fenicios, el reino de Israel, la Grecia Clásica, Asiria, Imperio Persa, Reino de Babilonia.
- 3. Panorama político y cultural hasta el dominio Romano. ( 1000 hasta el 31 a.C).
- + Resúmen final
+ La Edad del Hierro en el Levante Mediterráneo antiguo. (Ver además «Historia del antiguo Israel», «Las 12 tribus». «La Edad del Hierro».)
+ Imperios Clásicos (Ver resúmen)
+ Edad Media. Época Islámica.
The golden calf at Bethel. Unknown author – The story of the Bible from Genesis to Revelation. Public Domain
Situada al sur de los montes Tauro, limitada por el mar Mediterráneo al oeste, el desierto árabe al sur y Mesopotamia al este. No incluye las montañas del Cáucaso ni parte alguna de la península árabe o Anatolia, aunque ocasionalmente se incluye Cilicia. La península del Sinaí también se incluye, pero como área marginal, como puente entre el Levante y el norte de Egipto. Ocasionalmente, los pueblos levantinos dominaron la región situada entre el Sinaí y el río Nilo, pero esa región se excluye del Levante geográfico.
Ha sido una zona comercial por excelencia, con distintas rutas comerciales uniendo la costa y Egipto con los países del Oriente Medio, lo que también ha provocado que fuese durante siglos el escenario de distintos conflictos bélicos entre los pueblos que intentaban mantener el control del lucrativo comercio que discurría por la zona.
El Levante es también el nombre de la cuenca oriental del mar Mediterráneo (mar Levantino). Sus fosas descienden hasta cerca de 3300 m (cerca de la isla de Creta). También ha sido un paso comercial importante, puesto que está en el cruce de varias vías de comunicación míticas: las antiguas de los fenicios, ruta de la seda, ruta marítima al Extremo Oriente por el canal de Suez, etc. Está limitado por Turquía, Chipre, Israel, Líbano, Siria y Egipto.
El Levante mediterráneo. (En Oriente Próximo). Autor: Diyako~commonswiki. CC BY-SA 3.0
Importancia Histórica de la Región. La región es fundamental en la historia antigua debido a su papel como lugar de desarrollo de civilizaciones avanzadas, sus intercambios culturales y comerciales, y por ser la cuna de religiones monoteístas como el judaísmo y el cristianismo.
Primeros Asentamientos y Culturas Prehistóricas
(ca. 10,000 – 3,000 a.C.)
+ Epipaleolítico y Neolítico
Natufiense (ca. 12,500 – 9,500 a.C.): Cultura epipaleolítica que muestra una transición hacia el sedentarismo y la agricultura.
Neolítico Precerámico A y B (ca. 9,500 – 6,500 a.C.): Desarrollo de la agricultura, domesticación de animales y construcción de aldeas permanentes. Las primeras ciudades como Jericó aparecen en esta época.
Esta región estaba habitada mayoritariamente por poblaciones cananeas, pertenecientes al gran tronco común de los semitas occidentales que, a lo largo del III milenio, se habían organizado ya en comunidades urbanas gobernadas por monarquías locales. En el territorio del actual Líbano, la ciudad de Biblos se convirtió muy pronto en el gran puerto de salida del comercio hacia el Mediterráneo oriental, logrando una prosperidad que se basaba en su situación estratégica y, sobre todo, en la demanda de madera de sus bosques de cedros, para los que Egipto era uno de sus mejores clientes.
Fuente: María Pilar González-Conde Puente (Universidad de Alicante). En Cervantes Virtual. Este enlace.
Establecimiento de la cultura cananea, caracterizada por una red de ciudades-estado independientes pero culturalmente conectadas. También se producen grandes movimientos de pueblos, invasiones y migraciones. De hecho, esta región desde el 3000 a.C se llamó Canaan. Movimientos de pueblos como los amorreos, que influyen en la política y la cultura de la región. En definitiva pueblos Semitas.
1. Edad del Bronce (ca. 3,300 – 1,200 a.C.)
1.1 Edad del Bronce Temprano (ca. 3,300 – 2,000 a.C.)
- Urbanización: Aparición de las primeras ciudades-estado en la región, como Ebla, Biblos y Ugarit.
- Interacción con Egipto y Mesopotamia: El Levante actúa como puente entre estas dos grandes civilizaciones, facilitando intercambios culturales y comerciales.
1.2 Edad del Bronce Tardío (ca. 1,550 – 1,200 a.C.)
- Dominios Egipcios: Control egipcio sobre gran parte de Canaán durante el Imperio Nuevo. Importancia de las cartas de Amarna como fuente histórica.
- Colapso del Bronce Tardío: A finales de este período, el Levante sufre una serie de crisis, invasiones y destrucciones que marcan el colapso de muchas civilizaciones de la Edad del Bronce.
2.- Edad del Hierro I (ca. 1,200 – 1,000 a.C.)
- Invasiones de los Pueblos del Mar: Estos grupos, incluyendo a los filisteos, se establecen en la región, contribuyendo al colapso de las ciudades-estado cananeas.
- Formación de los primeros reinos: Aparición de pequeños reinos como Israel, Judá, Moab y Edom en el interior, mientras que en la costa se establecen ciudades filisteas.
Edad del Hierro II (ca. 1,000 – 586 a.C.)
- Reinos de Israel y Judá:
- Monarquía Unida (ca. 1,020 – 930 a.C.): Según la tradición bíblica, los reyes Saúl, David y Salomón unificaron las tribus de Israel y establecieron un reino fuerte con capital en Jerusalén.
- División del Reino (ca. 930 a.C.): Tras la muerte de Salomón, el reino se divide en dos: Israel al norte y Judá al sur.
- Conflictos y alianzas: Estos reinos compiten y a menudo se alían con potencias extranjeras como Egipto, Asiria y Babilonia.
- Invasiones y caídas:
- Asiria: Destrucción del Reino de Israel en 722 a.C. por los asirios.
- Babilonia: Conquista de Judá y destrucción de Jerusalén en 586 a.C., llevándose a cabo el exilio babilónico.
3. Período Persa (ca. 539 – 332 a.C.)
+ El Retorno del Exilio
- Edicto de Ciro (538 a.C.): El rey persa Ciro el Grande permite a los judíos exiliados en Babilonia regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo (Segundo Templo).
+ Organización y Gobernanza
- Provincia de Yehud: Judá se convierte en una provincia persa con un grado de autonomía bajo el control de los persas.
- Reformas y reconstrucción: Bajo líderes como Zorobabel y Nehemías, los judíos reconstruyen sus instituciones religiosas y políticas.
4. Período Helenístico (ca. 332 – 63 a.C.)
+ Conquista de Alejandro Magno (332 a.C.)
- Helenización: Introducción de la cultura griega en la región tras las conquistas de Alejandro Magno.
- Dinastías Ptolemaica y Seléucida: Tras la muerte de Alejandro, la región se convierte en un campo de batalla entre estas dos dinastías helenísticas.
+ Rebelión Macabea (167 – 160 a.C.)
- Motivos de la rebelión: Resistencia judía contra la imposición de la cultura helenística y las prácticas religiosas griegas por los seléucidas.
- Éxito de los macabeos: Establecimiento de la dinastía asmonea, que gobernó Judea con un alto grado de independencia.
5. Conclusión: Transición a la Época Romana
Intervención Romana (63 a.C.)
- Pompeyo en Jerusalén: La llegada de Pompeyo marca el comienzo de la dominación romana en la región.
- Provincia de Judea: Finalmente, la región es organizada como la provincia romana de Judea, lo que culmina en una nueva etapa histórica marcada por la influencia romana y la posterior aparición del cristianismo.
Bibliografía Sugerida
Finkelstein, I. y Silberman, N. A. (2001). «La Biblia desenterrada: Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y sus textos sagrados.» HarperCollins.
Dever, W. G. (2017). «Has archaeology buried the Bible?» Eerdmans Publishing Co.
Kuhrt, A. (1995). «The Ancient Near East: c. 3000-330 BC.» Routledge.
Mazar, A. (1992). «Archaeology of the Land of the Bible: 10,000-586 B.C.E.» Doubleday.
Stern, E. (2001). «Archaeology of the Land of the Bible, Volume II: The Assyrian, Babylonian, and Persian Periods (732-332 B.C.E.).» Yale University Press.
Placa de mueble tallada en relieve con una figura masculina matando a un grifo. (Asiria). Siglos IX–VIII a.C. (No en exhibición.) Fuente: Museo Met de Nueva York. (Dominio Público). Este enlace.
Esta placa está tallada en bajorrelieve y muestra a una figura masculina de perfil, que lleva una túnica ceñida a la cintura, de longitud hasta la rodilla, con pliegues y flecos, y que empuña una lanza larga diagonalmente sobre su pecho, insertándola en la boca de un grifo. El grifo, una criatura híbrida con la cabeza y alas de un águila y el cuerpo y cola de un león, llena la placa, presionando sus patas traseras contra el marco y extendiendo sus alas más allá de los límites del marfil en una composición dinámica característica de los marfiles del norte de Siria. Dos espigas fragmentarias, una conservada sobre el borde superior y otra bajo el borde inferior, sugieren que esta pieza estaba originalmente incrustada en un marco, probablemente como parte de un mueble. Un agujero perforado en la espiga superior probablemente ayudó a asegurar la placa al marco mediante una clavija. Esta pieza exhibe características egipcias que se encuentran frecuentemente en los marfiles fenicios, incluyendo la corona pschent (la doble corona del Alto y Bajo Egipto) y el delantal con patrón de chevron que se extiende desde el pecho del grifo. Estas características se combinan con elementos estilizados tomados del arte del norte de Siria, como las plumas incisas en las alas extendidas del grifo, la túnica del hombre y su cabello corto y trenzado. Debido a que esta placa toma elementos de las tradiciones de tallado en marfil tanto fenicias como del norte de Siria, ha sido clasificada como del sur de Siria, un estilo que ocupa una posición intermedia entre ambos.
Construidos por el rey asirio Asurnasirpal II, los palacios y almacenes de Nimrud albergaban miles de piezas de marfil tallado. La mayoría de los marfiles servían como incrustaciones en muebles o pequeños objetos preciosos, como cajas. Mientras que algunos de ellos estaban tallados en el mismo estilo que los grandes relieves asirios que revestían las paredes del Palacio Noroeste, la mayoría de los marfiles muestran imágenes y estilos relacionados con las artes del norte de Siria y las ciudades-estado fenicias. Los marfiles de estilo fenicio se distinguen por su uso de imaginería relacionada con el arte egipcio, como esfinges y figuras que portan coronas faraónicas, y por el uso de técnicas de tallado elaboradas como el trabajo en celosía y la incrustación de vidrio coloreado. Los marfiles de estilo del norte de Siria tienden a representar figuras más robustas en composiciones más dinámicas, talladas como placas sólidas con menos elementos decorativos añadidos. Sin embargo, algunas piezas no encajan fácilmente en ninguno de estos tres estilos. La mayoría de los marfiles fueron probablemente recolectados por los reyes asirios como tributo de estados vasallos y como botín de enemigos conquistados, mientras que algunos pueden haber sido fabricados en talleres de Nimrud. Los colmillos de marfil que proporcionaron la materia prima para estos objetos eran casi con certeza de elefantes africanos, importados de tierras al sur de Egipto, aunque los elefantes habitaron varios valles fluviales en Siria hasta que fueron cazados hasta su extinción a finales del siglo VIII a.C.
El término Levante, del latín levare, comenzó a utilizarse con el sentido de al este de Italia alrededor de 1497, y hasta el siglo XIX incorporaba todas las regiones bajo el Imperio otomano, incluida Grecia.
Cuando el Reino Unido asumió el control de Palestina tras la Primera Guerra Mundial, los gobernadores adoptaron el término, y los mandatos franceses en Siria y Líbano desde 1920 a 1946 fueron llamados los estados de Levante. El término llegó a ser común entre los arqueólogos de la época para referirse a muchas excavaciones, por ejemplo Ebla, Qadesh y Ugarit. Puesto que estos sitios no se podían clasificar como mesopotámicos, norteafricanos o árabes, comenzaron a ser llamados levantinos.
El término Levante es utilizado hasta hoy por los arqueólogos y los historiadores para referirse a la prehistoria y a la historia antigua y medieval de la región.
El término también se emplea en ocasiones para referirse a los países y territorios que conforman la costa oriental del mar Mediterráneo, a saber, a Israel, Líbano, Palestina, Siria y la provincia turca de Hatay, además de Jordania y, en ocasiones, Chipre y una reducida franja costera de la península del Sinaí. De este modo se distingue claramente de la más amplia definición de Oriente Próximo, sobre todo al tratarse de acontecimientos modernos o contemporáneos, a la gente y a los Estados de la misma región.
Geografía. Abarca principalmente los países de Israel, Jordania, Líbano, Siria, y los Territorios Palestinos. En la zona convergen tres placas tectónicas importantes: africana, eurasiática y árabiga. Los límites entre las placas tectónicas siguen la línea Azores, Gibraltar, África del norte, mar Rojo, e Irán. La placa árabe se está moviendo hacia el norte contra la placa de Anatolia (Turquía) en la falla del este de Anatolia, y el límite entre la placa egea y la Anatolia del este es activo sismicamente.
- Beaumont, Peter; Blake, Gerald H.; Wagstaff, J. Malcolm (1988). The Middle East: A Geographical Study, p. 22. David Fulton.
- Muehlberger, Bill. «The Arabian Plate». NASA, Johnson Space Center (en inglés). Archivado desde el original el 6 de julio de 2007. Consultado el 19 de julio de 2008.
Clima. Los países del Levante son sobre todo áridos o semiáridos, sometidos a frecuentes sequías; no obstante, existen extensiones de bosques y valles fértiles. La región abunda en prados, dehesas, zonas desérticas y montañas. La escasez de agua es un problema en muchas partes, con una demanda de agua potable en aumento debido a que las poblaciones están en continuo crecimiento mientras que la salinización y la contaminación amenazan los ríos.
Ver fuente/Referencia: Watson, Robert T.; Zinyowera, Marufu C.; Moss, Richard H. «Chapter 7: Middle East and Arid Asia». IPCC Special Report on The Regional Impacts of Climate Change, An Assessment of Vulnerability (en inglés). Consultado el 19 de julio de 2008.)
«Water managed areas and irrigation». Food and Agriculture Organization (FAO) (en inglés).
La mayor fuente de agua es el mar de Galilea, desde el que se lleva agua para regar amplias zonas, como el desierto del Néguev. En Libia se ha realizado una gran obra de ingeniería, el Gran Río Artificial, que lleva agua por medio de acueductos hasta las ciudades, desde acuíferos originados en la última glaciación, desgraciadamente no renovables. El riego por inundación de surcos o por aspersión se utiliza extensivamente, cubriendo casi el total de terrenos destinados a la agricultura.
Las temperaturas oscilan entre −10 °C y 25 °C en enero, y entre 20 °C y más de 35 °C en julio. Las temperaturas anuales en la mayoría de la región no han sufrido casi ningún cambio durante el período 1901-1996, pero se prevé un aumento de 1 o 2 °C hacia el año 2030.
Véase también: Geografía de Asia
Reconstrucción de un telar de una vivienda israelita, con piezas de contrapeso hechas de cerámica. Periodo monárquico siglos X al VII a.C. ( Museo de Israel. Tel Avic. (Israel). Foto: Bukvoed – Own work. CC BY 4.0.
La tierra de Canaán
Canaán (en fenicio, Knʿn; en hebreo, כְּנַעַן Kanaʿan; en árabe, کنعان Kanaʿān; en griego, Χαναάν Janaán) es la denominación antigua de una región y civilización de Asia Occidental, situada entre el mar Mediterráneo y el río Jordán y que abarcaba parte de la franja sirio-fenicia conocida también como el Creciente fértil.
En la actualidad se corresponde con Israel, Palestina (la Franja de Gaza y Cisjordania), la zona occidental de Jordania y algunos puntos de Siria y Líbano. Sus límites comprenderían desde la antigua Gaza al sur hasta la desembocadura del río Orontes al norte, englobando todas las tierras no desérticas del interior hasta una profundidad de unos 150 km desde la costa del mar Mediterráneo hasta algunos kilómetros más allá de la ribera oriental del río Jordán.
El marco temporal para la utilización del término «Canaán» suele estar comprendido desde el año 3000 a. C. hasta que los romanos formaron una entidad llamada Siria-Palestina que fusionaba las regiones Galilea y Judea como represalia inmediata contra los hebreos tras sofocar su rebelión de los años 132 a 135 d. C.
El término Palestina tiene su origen en el pueblo filisteo, que se asentó en la zona en el siglo XII a. C., y al que los judíos aludían como «P’lishtim», los acadios «Palastu» y los egipcios «Palusata».
Existen otras denominaciones para referirse a la misma región, o partes de ella, si bien asociadas a las mismas entidades geográficas e históricas, tales como Galilea, Samaria, Judea, Fenicia, Siria, etc. También eran cananeos los fenicios e importantes ciudades que fundaron en el Mediterráneo occidental, como el caso de Cartago.
Cananeos cautivos. Azulejos de prisioneros de Ramsés III. Wolfman12405 – Trabajo propio. CC BY-SA 4.0
Sobre el propio nombre. La Toponimia. La etimología de «Canaán» es incierta. Las explicaciones mayormente aceptadas señalan que su origen etimológico se encuentra en la raíz semítica K-N-ʿ, cuyo significado es «humilde, subyugado, bajo». (Ver Wilhelm Gesenius, Hebrew Lexicon, 1833).
Algunos eruditos han sugerido que esto implica un significado original de «tierras bajas», en contraste con Aram «tierras altas».
Tristram, Henry Baker (1884). Bible Places: Or, The Topography of the Holy Land. p. 336. Consultado el 9 de octubre de 2018.
También se sugiere que signifique «subyugado» como nombre de la región del levante que Egipto tenía bajo control, y evolucionó hasta convertirse en nombre propio.
Ver referencia: Drews, 1998, pp. 47–49. :»De los textos egipcios parece que toda la provincia de Egipto en el Levante se llamaba ‘Canaán’, y tal vez no sería incorrecto entender el término como el nombre de esa provincia… Puede ser que el término comenzara como un Nombre común semítico del noroeste, «los sometidos, los subyugados», y que luego evolucionó hasta convertirse en nombre propio»
El Tanaj menciona la Maldición de Noé a Canaán, el texto reza;
¡Maldito sea Canaán!, ¡Siervo de siervos será a sus hermanos! Y añadió: ¡Bendito sea Yahweh, dios de Sem!, ¡Que Canaán sea su siervo!.
El texto se puede interpretar que el biblista relaciona la palabra Canaán con bajo o subyugado.
En el Diccionario hebreo Strong, «cananeo» recibe el significado de ‘mercader’, ‘traficante’. «Cananeo» llega a ser símbolo de ‘mercader’ (ver el Libro de los proverbios, 31:24 y el Libro de Job 41:6).
Representación pictórica de la victoria de Dios sobre sus oponentes y el inicio de lo que sería la nueva resurrección del hombre, el inicio del camino y su salvación. John Everett Millais – Originally uploaded on en.wikipedia by Paul Barlow (Transferred by lux2545). Public Domain.
Canaán es una zona con una larga historia. Su ocupación se remonta a las fases neolíticas más tempranas, y ha contado a lo largo de milenios con importantes asentamientos como Jericó, Ugarit, Jerusalén, Tiro, Sidón, Biblos, Damasco o Gaza. Ha sido habitada por pueblos muy diversos: amorreos, jebuseos, hicsos, filisteos, fenicios, arameos o hebreos, quienes conquistaron a varios de esos pueblos y tomaron posesión de la región.
(Ver referencia: Las fuentes fundamentales para su estudio son los datos de hallazgos arqueológicos y los escasos documentos escritos hallados, fundamentalmente fuera de Canaán. Entre estos, se destacan por su antigüedad los textos execratorios egipcios, y los que hablan en concreto de alguna ciudad fenicia, como Biblos, y, para los tiempos florecientes de la civilización cananea, los abundantes textos de Ugarit.)
A partir de la investigación de restos humanos, Tyler-Smith estableció que hace unos 4000 años los cananeos poblaron el actual Líbano, y que fueron los creadores de uno de los primeros alfabetos que se conocen.
Primeros semitas
A partir de la primera invasión semita en la región (ca. 3000 a. C.) existe unidad de organización, urbanismo, arte militar, etc., entre todas las ciudades de Canaán y las de la zona montañosa de Judea; su historia es común, con pequeñas vicisitudes peculiares de cada ciudad.
Cabe tener en consideración los trabajos de investigación arqueológica desarrollados por Israel Finkelstein, cuyos resultados forman parte de sus obras escritas y de varios vídeos documentales (como La Biblia desenterrada) que permiten contrastar información bíblica con datos reales descubiertos. Por ejemplo que Jericó sufrió distintas destrucciones por actividad sísmica, al estar enclavada en una línea de inestabilidad tectónica.
Estos ocupantes parece ser que entraron por el este. Las ciudades que conocemos a través de ellos, tanto en la zona montañosa como en las llanuras y costas, coinciden en la solidez de sus muros defensivos, como los de ’Ay, Tirsah, Jericó, Dotayn, etc.; además son de bastante extensión, lo que indica una población urbana numerosa con toda la complejidad de servicios y el consiguiente desarrollo económico.
En el trazado de las ciudades hay un destacado interés urbanístico: alcantarillados, calles rectas y bien trazadas, armonía de edificios públicos con las viviendas particulares, etc. Esta disposición urbanística es nueva por completo en Canaán y exige una fuerte autoridad interna.
Desgraciadamente faltan los documentos escritos que permitan reconstruir la historia durante los casi nueve siglos que duró esta civilización sin variantes.
Parece ser que la principal fuente de riqueza es la agricultura de los campos inmediatos a las ciudades: regadíos, como los de Jericó, o secano bien explotados, como en el caso de ‘Ay. Pero su posición era estratégica: era un enclave frente al Mediterráneo, y territorio de paso entre las diversas potencias: los egipcios, los asirios, los babilonios, los hititas... Esto propició una nueva fuente de riqueza: el comercio.
La gran destrucción de las ciudades habla de las conquistas guerreras de estas. Aun así, las destrucciones no suelen ser totales, y los mismos pobladores rehacen las partes dañadas de las ciudades al desaparecer el peligro que las aquejaba.
Los amorreos
Poco antes de finalizar el tercer milenio, una nueva incursión de gentes de vida nómada, al menos aparentemente, destruye casi por completo las ciudades de la zona montañosa, aunque las del llano, menos conocidas, puede que no sufrieran tanto, especialmente las bien conocidas de Fenicia, como Biblos. Normalmente se considera amorreos a los nuevos invasores.
Los descendientes de los pobladores, muy mermados en su número, pronto volvieron a reconstruir las antiguas ciudades de la zona montañosa, con otras técnicas defensivas y sin tanta atención urbanística.
Los documentos egipcios ya hablan de expediciones guerreras en Cana, aún no conocida por este nombre; entre estas expediciones hay que destacar la de Sesostris III (ca. 1850 a. C.)
Los hicsos
Durante los siglos XVII y XVI a. C. los hicsos dominaron Egipto, y controlaban también a Canaán; hasta se han hallado en los estratos correspondientes a su ocupación más escarabeos y cerámica suya que en las propias ciudades egipcias. Con los hicsos se introducen, por razones militares, nuevas técnicas en las ciudades; los muros, que ya no eran tan sólidos como en la época anterior, se refuerzan con los característicos glacis hicsos, y las puertas son de tenaza.
La opresión de los más poderosos sobre las mayorías se hace notar: es apreciable una mayor diferencia entre las viviendas de los nobles y las de los semi-siervos que las rodean. Con la decadencia de los hicsos coincide la llegada de una nueva oleada de pobladores, esta vez del norte y de origen indoeuropeo: los hurritas.
Los hurritas
Los hurritas llegarán a establecerse de tal forma en Canaán, que en los documentos egipcios de la época pasa a llamarse Huru (el país de los hurritas). El comercio florece y no solo de productos manufacturados, sino especialmente de materia prima para la industria artesana: los colorantes para la cerámica, los minerales metálicos traídos desde muy lejos; pero el bronce es usado principalmente para fines bélicos: armas y armaduras.
La prosperidad económica y el incremento de la población a lo largo de este periodo (1750 a. C.) es patente en las excavaciones de los estratos correspondientes. Y dado que el comercio es el motor de esa bonanza, se hacen más numerosas las ciudades. Algunas surgen totalmente de nuevo, otras se repueblan.
El dominio hurrita fue desmontado en Canaán por los grandes faraones egipcios del Imperio Nuevo. Tutmosis III, ya en el siglo XV a. C., invadió triunfalmente Canaán por el camino del mar, y ocupó Yajó (Joppe), Lidda, Gézer, Megiddo y Ta’ának, convirtiendo en feudatarias a todas las ciudades.
Los hititas
Pero otro imperio surge al norte, en Anatolia: los hititas, que saldrán al encuentro de los egipcios y aprovecharán cualquier debilidad del poder faraónico para llevar su influencia hacia el sur, estableciendo cabezas de puente incluso en Canaán y la parte montañosa de Judea. Cuando decaen los imperios, las rencillas entre los nobles cananeos y unos grupos misteriosos de hombres armados, los hapiru, impiden la paz: decae la cultura y reina el miedo. Se compra lo que la falta de paz no permite fabricar, aumentando las importaciones, incluso de cerámica.
Los egipcios
La descripción de Canaán en las cartas de Amarna, archivo de estado de Ajenatón (Amenofis IV), no puede ser más desoladora: la anarquía se apodera de Canaán en el siglo XIV a. C.
Los faraones de la dinastía XIX, a fines del siglo y principios del siguiente, intentan restablecer el dominio del vital paso de Canaán, pero el reino nuevo hitita les sale al paso hasta que Ramsés II consigue un tratado de paz perpetua, tras la batalla de Qadesh, con la delimitación de las mutuas esferas de influencia: el actual Nahar al-Kalb, río que desemboca entre Biblos y Beirut, separará las regiones dominadas por los hititas, al norte, de las feudatarias de Egipto, al sur; queda por tanto Canaán bajo la dominación faraónica una vez más. Pero este acuerdo había de durar poco por la decadencia respectiva de ambos imperios, que no tardó en llegar (ca. 1250 a. C.).
Los Pueblos del Mar
Nuevos invasores se presentan en Canaán: los «Pueblos del Mar» desembarcan en las costas y con sus armas de hierro, una vez deshecho el monopolio hitita al derrumbarse el imperio de Jattusas (Bogazköy), se adueñan de la costa de Canaán. Los estudiosos de la Biblia del siglo XIX identificaron la tierra de los filisteos (Filistea o Plesheth, con el significado hebreo de ‘invasores’) con Palastu y Pilista de las inscripciones asirias, según el Diccionario de la Biblia de Easton (1897). Otros grupos además de los filisteos eran los tjekker, dananeos y shardana; el contraataque de Ramsés III destruyó la mayoría de los sitios cananeos. El mismo faraón permitió más adelante a los filisteos y tjekker, y posiblemente también a los dananeos, reconstruir las ciudades del camino costero.
Los filisteos pronto asumieron las costumbres de los habitantes locales. Las ciudades filisteas dominaron la región hasta la conquista asiria de Tiglatpileser III en el año 732 a. C. Seguidamente, fueron sometidas a los imperios regionales y parecen haber asimilado progresivamente las culturas dominantes.
Las cinco ciudades filisteas principales eran Gaza, Ashdod, Ekron, Gath, y Ascalón. Los israelitas logran con el tiempo dominar todo el territorio, aunque precisamente el antiguo Canaán, la zona costera, será lo último en caer en sus manos. Con esta victoria finaliza la historia de antiguo Canaán.
Cananeos
Los resultados de estudios recientes de la Sociedad de Genética Humana de EE. UU. indican que los cananeos no fueron aniquilados y que su ADN siguió transmitiéndose de generación en generación y hoy es predominante en todos los libaneses.La Biblia identifica a Canaán con el Líbano (principalmente con la ciudad de Sidón) pero extiende la denominación «Tierra de Canaán» hacia el sur, a través de Gaza hasta el «Río de Egipto» y hacia el Este hasta el Valle del Jordán, todo lo cual coincide con la «Tierra Prometida» de los judíos.
Ya en la época de dominio persa, el nombre de «cananeo» pasó a designar al «fenicio de Tiro», como sinónimo de ‘negociante’ o ‘mercader’:
«¿Quién decretó esto sobre Tiro […] cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?»
Isaías 23:8
Los autores de la Torá crearon una genealogía para los pueblos cananeos: según la Biblia, los cananeos eran los descendientes de Canaán, hijo de Cam.
«No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; tampoco haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual os llevó.»
Levítico 18:3
Las cartas de Amarna (ca. 1480-1450 a. C.) han aportado los nombres cananeos de Yamir Dagan y Dagan Takala (gobernantes de Ascalón), lo cual da testimonio de la antigüedad del culto a Dagan entre los habitantes de Canaán, e introducida en Egipto en época de los hicsos. El culto al dios El era propio de los pueblos cananeos en el siglo XXII a. C. Luego se difundiría entre asirios y babilonios. Era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses.
Representación artística sobre los usos y costumbres de estos pueblos originarios, sus vestidos y cultura.
En la Biblia
Según el Tanaj (Antiguo Testamento) Canaán era hijo de Cam y nieto de Noé. Canaán recibe una maldición de su abuelo cuando Cam su padre, vio a Noé ebrio y desnudo. Génesis 9:20-27
Luego de la salida de Egipto, las tribus hebreas iniciaron la conquista de Canaán hacia 1400 a. C. Fue un proceso lento, que duró varios decenios. Jacob y sus descendientes (judíos y samaritanos) se caracterizarían por luchar contra el politeísmo cananeo y por el monoteísmo hebreo.
Entre los hebreos, decir «raza de Canaán» era equivalente a un insulto (véase el Libro de Daniel, 13:56). Durante siglos, el pueblo de Israel lucharía contra la idolatría (los «dioses del materialismo» como El, Baal, Asera…).
Se mencionan un duelo entre el profeta Elías y los sacerdotes de Jezabel (1 Reyes, 18, 20-39). Según el relato, ambos bandos ofrecieron un reto que consistía en prender la leña donde se había sacrificado un buey, el dios que invocando lograra prender el fuego sería el verdadero. Baal (cananeo) no logró encender el sacrificio de sus seguidores, en tanto Dios envió fuego del cielo que quemó el altar de Elías hasta convertirlo en cenizas, aún a pesar de que este había sido mojado con abundante agua. Acto seguido, la audiencia siguió las instrucciones de Elías y mató a los sacerdotes de Baal, lo cual llevó a que Yahveh decidiera volver a enviar lluvia al país después de una fuerte sequía.
Estas aseveraciones, sin embargo, no son concordantes con los hallazgos arqueológicos, en los cuales no se evidencia una invasión o cambio de población brusco, pues existe concordancia en los artefactos encontrados antes y después de esa época, además de identidad genética entre los pobladores antiguos y los actuales, por lo que los estudiosos creen que la cultura israelita es una subcultura de dentro de los demás pueblos semíticos de la zona.
El Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos destacan a Simón el Cananeo, refiriéndose al apóstol Simón (también conocido como «el zelote»), uno de los 12 discípulos directos de Jesucristo.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
La relación entre los semitas y la Biblia es profunda y tiene sus raíces en las narrativas bíblicas del Antiguo Testamento, especialmente en el libro del Génesis. El término «semitas» se refiere a los pueblos que hablan lenguas semíticas, como los hebreos, árabes, asirios y fenicios, entre otros. Esta designación proviene de Sem, uno de los tres hijos de Noé.
Sem y los Semitas en la Biblia
- El Patriarca Sem:
- Según el Génesis 10 y Génesis 11, Sem es uno de los tres hijos de Noé, junto con Cam y Jafet. Después del diluvio, se dice que los descendientes de Sem poblaron una región que abarcaba desde el Oriente Próximo hasta partes de Asia.
- La Biblia presenta a Sem como el antepasado de muchos pueblos importantes en la historia bíblica, especialmente los hebreos, que más tarde se identificarían como los israelitas.
- Descendientes de Sem:
- En Génesis 10:21-31, se enumeran los descendientes de Sem, que incluyen a Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram, entre otros. Arfaxad es particularmente importante porque de su linaje se deriva Eber, de quien se cree que proviene el término «hebreo».
- De la línea de Arfaxad viene Téraj, padre de Abraham. Abraham es una figura clave, ya que es el patriarca de los israelitas (a través de su hijo Isaac) y de los árabes (a través de su hijo Ismael).
- Tradición Yavista:
- La tradición yavista es una de las fuentes hipotéticas de la composición del Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia). Se caracteriza por el uso del nombre divino «Yahvé» (o Jehová) para referirse a Dios.
- Aunque esta tradición no se centra exclusivamente en Sem y sus descendientes, se ocupa de los relatos que incluyen las genealogías de Sem y el desarrollo de las promesas hechas a Abraham y sus descendientes. Según esta tradición, los israelitas, como descendientes de Sem a través de Abraham, son el pueblo elegido por Yahvé.
- Importancia de los Semitas en la Biblia:
- Los semitas, específicamente los descendientes de Abraham, ocupan un lugar central en la narrativa bíblica. Los israelitas se ven a sí mismos como el pueblo elegido por Dios, descendientes directos de los patriarcas Sem, Abraham, Isaac y Jacob.
- A lo largo de la Biblia, se subraya la relación especial entre Dios y los descendientes de Abraham (los semitas), y cómo esta relación forma la base de las promesas y los pactos que Dios hace con su pueblo.
Resumen
En resumen, la Biblia traza la genealogía de los semitas hasta Sem, uno de los hijos de Noé, y destaca a sus descendientes, especialmente los hebreos, como figuras clave en la narrativa de la relación entre Dios y la humanidad. La tradición yavista, aunque no se centra exclusivamente en Sem, es una de las fuentes que contribuye a la formación de las historias que destacan la importancia de los descendientes de Sem, particularmente los israelitas.
Abraham contempla las estrellas, por Lilien, 1908. Abraham
אַבְרָהָם. إبراهيم,. E. M. Lilien – The Books of the Bible, German edition. Dominio público. (Ilustración en estilo modernista incluida en la edición alemana de Los Libros de la Biblia).
Abraham o Abrahán Génesis (hebreo:אברהם ʾAḇrāhām, árabe: إبراهيم Ibrāhīm, griego: Ἀβραάμ Abraam, latín: Abraham) originalmente Abram (hebreo:אברם ʾʾAḇrām, griego: Άβραμ Abram, latín: Abramus) es el primero de los tres patriarcas del judaísmo. Su historia es contada en todos los textos sagrados de las religiones abrahámicas y juega un papel importante como ejemplo de fe en el judaísmo, cristianismo e islam. Su vida y obra se relata en el libro del Génesis cuya autoría se atribuye tradicionalmente a Moisés.
La narración gira en torno al origen del pueblo de Israel frente a las demás etnias; el Dios Yahveh, divinidad tutelar de los israelitas, aquí identificado como Ēl, se revela a un habitante de Mesopotamia y le ordena establecerse en la actual región del Levante, tierra ocupada por los cananeos, pero que Yahveh promete a Abraham y su progenie.
«Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande.»
Génesis 12
En el relato Abraham fue el padre de Ismael e Isaac, ancestros respectivamente del pueblo árabe de los ismaelitas y del pueblo de Israel por medio de Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham, quien tuvo doce hijos que fundaron las doce tribus de Israel. De tres de ellas, Judá, Benjamín y Leví, bisnietos de Abraham, procede el pueblo judío. De la línea de Judá descendió el rey David y, según los cristianos, Jesús de Nazaret.
En la tradición judía, Abraham se llama Avraham Avinu (אברהם אבינו) «nuestro padre Abraham», lo que significa que es el progenitor biológico de los judíos y el padre del judaísmo, el primer judío. (ref: Levenson, 2012, p. 3.).
En el cristianismo, es el progenitor espiritual de todos los creyentes judíos o no judíos y en el islam es visto como un eslabón en la cadena de profetas que comienza con Adán y culmina en Mahoma.
- Jeffrey, 1992, p. 10 writes «In the NT Abraham is recognized as the father of Israel and of the Levitical priesthood (Heb. 7), as the «legal» forebear of Jesus (i.e. ancestor of Joseph according to Matt. 1), and spiritual progenitor of all Christians (Rom. 4; Gal. 3:16, 29; cf. also the Visio Pauli)»
- En el Nuevo Testamento, Abraham es reconocido como el padre de Israel y del sacerdocio levítico (Hebreos 7), como el antepasado «legal» de Jesús (es decir, ancestro de José según Mateo 1), y como el progenitor espiritual de todos los cristianos (Romanos 4; Gálatas 3:16, 29; cf. también la Visio Pauli).
- Wright, 2010, p. 72.
Abraham no puede relacionarse con ninguna época histórica concreta, pues, según el consenso de los historiadores, la Era patriarcal, es una construcción literaria tardía, al igual que el Éxodo y el período de los Jueces. (McNutt, 1999, pp. 41–42.)
Contrariamente a lo que se suponía en la primera mitad del siglo xx, la investigación arqueológica no permite establecer con certeza la historicidad de Abraham ya que los hechos narrados en el Génesis corresponden a un marco de tiempo amplio; la historia de Abraham fue probablemente compuesta en el período persa temprano (finales del siglo vi a. C.) como resultado de las tensiones entre los terratenientes judíos que se habían quedado en Judá durante el cautiverio babilónico y los exiliados que basaban su derecho a la propiedad en Moisés y la tradición del Éxodo.
- Blenkinsopp, Joseph (2015). Abraham: The Story of a Life (en inglés). Wm. B. Eerdmans Publishing. pp. 1-2. ISBN 978-0-8028-7287-6.
- Ska, 2006, pp. 227–228, 260.
Aspectos culturales
Canaán se destaca por su cultura escrita y su literatura. En las excavaciones se han hallado documentos, prácticamente contemporáneos, escritos en egipcio, acadio, y dialectos semitas cananeos en distintos sistemas de escritura. Estos últimos procedimientos se caracterizan por simplificar los complejos métodos extranjeros, el jeroglífico egipcio y el silábico cuneiforme que tienen uno y dos millares de signos, respectivamente, y con frecuencia diversas lecturas para un signo. La primera simplificación es el silabario de Biblos, que totaliza un centenar aproximado de signos diferentes. (de hecho, etimológicamente, la propia palabra de Biblos es de donde procede la palabra libro y la palabra biblioteca).
Reconstrucción transversal de una vivienda tipo en el Israel antiguo. Edad de hierro 1200-586 a.C. Se exhibe en el Museo Semítico de la Universidad de Harvard. (Cambridge, Massachusetts, USA.). Foto: Daderot. CC0. Original file (5,472 × 3,648 pixels, file size: 10.01 MB).
El alfabeto
Pero el gran hallazgo es el alfabeto, al que se llega por dos caminos: el cuneiforme de Ugarit, con sus consonantes y el alef con los tres sonidos vocálicos, y el alfabeto del sur o cananeo propiamente dicho, que se inicia en las inscripciones encontradas en Serabit el-Jadim y dará origen, desde sus signos originariamente egipcios, al cananeo, o triangular o lineal, del calendario de Gezer o de la inscripción de Áhiram de Biblos. De este se derivarán el alfabeto griego y el abecedario latino. La lengua cananea es un dialecto arameo, muy próximo al hebreo. En los textos ugaríticos, muy abundantes se ve que conserva algún elemento enriquecedor, perdido por el hebreo, como son los casos del nombre, y que coinciden en líneas generales con las grandes lenguas semitas, árabe y acadio.
Religión
Artículo principal: Religión cananeaEl culto al dios El era propio de los pueblos cananeos en el siglo XXII a. C. Luego se difundiría entre asirios y babilonios. Era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses.
Dadas esas características, para algunos, El era el apelativo con que se designaba por antonomasia a Dagan (dios de los cereales).
A su vez era considerado como padre de Baal. La representación de Baal era también un toro joven (becerro). En Ugarit el templo de Dagan y el de Baal estaban juntos.
Baal (b’l, dueño o señor) era una designación general que pasó a constituir la denominación de Hadad, el dios de las lluvias, convertido en el «dueño» o «señor» por antonomasia en una sociedad agrícola que vive pendiente de las lluvias para lograr las cosechas. En las tablas de Ugarit figura también como el esposo (o hijo) de la diosa Asera (la madre de todos los dioses, la esposa celestial).
Las Cartas de Amarna (ca. 1480-1450 a. C.) han aportado los nombres cananeos de Yamir Dagan y Dagan Takala (gobernantes de Ascalón), lo cual da testimonio de la antigüedad del culto a Dagan entre los habitantes de Canaán, e introducida en Egipto en época de los hicsos.
Los antiguos hebreos habían vivido en Egipto bajo la influencia del culto al dios El (difundido por los hicsos). Esos dioses impregnaban la vida del pueblo (según el Libro de Ezequiel 20:8).
Una vez en su Tierra Prometida, los hebreos quedaron rodeados de pueblos que adoraban al mismo dios El-Il-Dagan y a su hijo Baal-Hadad-Hammon.
Los líderes hebreos justificaban sus guerras de aniquilamiento contra los pueblos vecinos como el único medio para desechar el culto pagano a «los Baales» para servir al Dios único Yahvé, que les permitiría vivir en un ámbito de justicia, verdad, rectitud y compasión, conceptos que los hebreos aplicaban a sí mismos, mientras afirmaban que los pueblos cananeos eran mercaderes acostumbrados al engaño para conseguir riquezas. Por eso afirmaban que Israel debía aniquilar a los demás pueblos vecinos.
Las fuentes fundamentales para su estudio son los datos de hallazgos arqueológicos y los escasos documentos escritos hallados, fundamentalmente fuera de Canaán. Entre estos, se destacan por su antigüedad los textos execratorios egipcios, y los que hablan en concreto de alguna ciudad fenicia, como Biblos, y, para los tiempos florecientes de la civilización cananea, los abundantes textos de Ugarit.
Distribución geográfica de los hablantes de lenguas semitas (en naranja) y de otras lenguas afroasiáticas en la actualidad. Rowanwindwhistler – Trabajo propio, basado en: Afroasiatic languages-en.svg de Miskwito. CC BY-SA 4.0
Los judíos, como pueblo, tienen orígenes semíticos y se consideran descendientes de los antiguos israelitas, que a su vez son una rama de los pueblos semitas. El término «semitas» se refiere a un grupo de pueblos que hablaban lenguas semíticas, incluyendo hebreos, arameos, asirios, y fenicios, entre otros, y que habitaron principalmente en el Medio Oriente.
Orígenes de los judíos: Semitas
Los judíos provienen de un grupo de pueblos semitas, los cuales hablaban lenguas semíticas y compartían ciertos aspectos culturales. Según la tradición bíblica, los judíos descienden de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob (Israel), que se consideran los fundadores del pueblo israelita.
Cananeos:
En cuanto a su relación con los cananeos, los israelitas, antecesores de los judíos, habitaron en la región de Canaán (que corresponde en gran parte a la actual Israel, Palestina, Líbano, y partes de Jordania y Siria). Algunos estudios sugieren que los antiguos israelitas podrían haber compartido un origen común con los cananeos o haber absorbido elementos culturales de estos pueblos.
Desarrollo en Canaán:
En la narrativa bíblica, los israelitas llegaron a Canaán después de su éxodo de Egipto, aunque arqueológicamente, es probable que los israelitas se formaran gradualmente como una identidad distinta en la región de Canaán, a partir de grupos semitas que ya vivían en la zona y posiblemente integrando algunos elementos culturales cananeos.
Resumen:
Los judíos son semitas por origen, descendientes de los antiguos israelitas. Mientras que los israelitas se establecieron en la región de Canaán y pudieron haber interactuado y asimilado algunos aspectos de la cultura cananea, su origen es semita, lo que significa que provienen de los pueblos de lengua y cultura semítica que habitaban el antiguo Medio Oriente.
Los hebreos son un grupo ancestral semita del que se derivan los israelitas y, posteriormente, los judíos. El término «hebreo» es una de las designaciones más antiguas para el pueblo que eventualmente se identificó como israelita.
Reconstrucción del aspecto de una casa Israelita o Hebrea de la época. CC BY 4.0. Fotos: Bukvoed + Talmoryair.
Origen y Significado del Término «Hebreo»:
- Semitas:
Al igual que los judíos, los hebreos son de origen semita, es decir, pertenecen a un grupo de pueblos que hablaban lenguas semíticas y que compartían ciertas características culturales y religiosas.- Nombre y Etnogénesis:
El término «hebreo» probablemente proviene del término «ʿivri» (עברי) en hebreo, que significa «el que cruza» o «el que viene de más allá». Esto podría referirse a los nómadas que cruzaron el río Éufrates y se asentaron en Canaán. En la Biblia, los hebreos son mencionados como descendientes de Éber, un antepasado de Abraham, lo que vincula a los hebreos con los patriarcas bíblicos.- Hebreos e Israelitas:
Los hebreos son generalmente identificados como los antepasados de los israelitas. La Biblia describe a Abraham como un «hebreo» (Génesis 14:13), y los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob (también conocido como Israel) se convierten en las tribus de Israel. Con el tiempo, el término «israelita» se volvió más común para describir a los descendientes de Jacob y a la nación de Israel.- Relación con Canaán y Otros Pueblos:
Los hebreos, al igual que los israelitas, se asentaron en Canaán. La historia bíblica sugiere que comenzaron como un grupo nómada antes de establecerse en la tierra que sería conocida como Israel. Durante este tiempo, habrían interactuado con los cananeos y otros pueblos de la región, absorbiendo algunas influencias culturales.Resumen:
- Hebreos es un término que se refiere a los antiguos semitas que son antepasados de los israelitas y, eventualmente, de los judíos.
- El término se asocia particularmente con los primeros patriarcas bíblicos, como Abraham, y es anterior al uso del término «israelita».
- Aunque compartían un origen común con otros pueblos semitas, los hebreos desarrollaron una identidad única que se consolidó en la nación de Israel.
En resumen, los hebreos son semitas y antecesores directos de los israelitas y judíos, y su historia está profundamente conectada con la tradición bíblica y la evolución de las culturas semíticas en el antiguo Medio Oriente.
Los Fenicios
Los fenicios fueron un pueblo semita antiguo que se ubicó en la región costera del Levante Mediterráneo, una zona que corresponde principalmente al territorio de los actuales Líbano, partes de Siria, y el norte de Israel. Esta región es una franja estrecha de tierra situada entre las montañas del Líbano y el mar Mediterráneo, lo que facilitó su desarrollo como una civilización marítima.
Contexto y Ubicación de los Fenicios en el Levante Mediterráneo.
Geografía:
- Ubicación: Los fenicios se asentaron en varias ciudades-estado a lo largo de la costa del Levante Mediterráneo. Las principales ciudades fenicias fueron Tiro, Sidón, Biblos (también conocida como Byblos), y Arwad.
- Territorio: Su territorio no era un estado unificado, sino una serie de ciudades-estado independientes que compartían una cultura y lengua común, pero cada una tenía su propio gobierno y administración.
Civilización Marítima:
- Comercio y Navegación: Los fenicios fueron conocidos como grandes navegantes y comerciantes. Desarrollaron una red de comercio marítimo que se extendió por todo el Mediterráneo, llegando a lugares tan lejanos como el norte de África (Cartago), las costas de la península ibérica (Cádiz), y las islas del Mediterráneo.
- Colonización: Además de su comercio, los fenicios establecieron colonias por todo el Mediterráneo, siendo Cartago en el norte de África la más famosa y poderosa de ellas.
Cultura e Influencia:
- Escritura: Los fenicios son especialmente célebres por desarrollar uno de los primeros alfabetos fonéticos, que sería la base del alfabeto griego y, posteriormente, de los alfabetos latinos y otros sistemas de escritura occidentales.
- Religión y Cultura: Compartían muchas características culturales con otros pueblos semitas del Levante, pero desarrollaron una cultura propia centrada en sus prácticas comerciales, religiosas, y artísticas.
Interacciones en el Levante:
- Relaciones con Otros Pueblos: Los fenicios interactuaron con otros pueblos de la región, como los israelitas, los asirios, y los egipcios. A menudo pagaban tributo a los grandes imperios vecinos para mantener su independencia.
- Influencia Cultural: Su influencia cultural y comercial se sintió ampliamente en toda la región, y su arte, religión, y arquitectura influyeron en otras culturas del Mediterráneo.
Resumen:
En el contexto del Levante Mediterráneo, los fenicios se ubicaron en la franja costera del actual Líbano y partes adyacentes de Siria e Israel. Fueron una civilización marítima y comercial influyente que extendió su presencia por todo el Mediterráneo a través del comercio y la colonización. Su legado más duradero incluye el desarrollo del alfabeto fenicio, que fue fundamental para la escritura en el mundo antiguo.
Fenicios, mercaderes y navegantes
Los fenicios fueron una antigua civilización semítica que habitó la región costera del actual Líbano, Siria y el norte de Israel. Conocidos por su habilidad en la navegación y el comercio marítimo, fundaron colonias por todo el Mediterráneo, incluyendo Cartago. Son célebres por desarrollar uno de los primeros alfabetos, que influyó en sistemas de escritura posteriores.
La Edad de Bronce: Surgimiento y Decadencia de las Primeras Civilizaciones
Durante el cuarto milenio a.C., las primeras ciudades comenzaron a formarse en el sur de Mesopotamia, marcando el inicio de la civilización urbana. En este período, las estructuras sociales y religiosas se desarrollaron, con cada ciudad gobernada por un rey sacerdote y dedicada a un dios patrono, cuyo templo central, conocido como zigurat, era el núcleo de la vida religiosa y social.
Avances Tecnológicos y Organización Social
Con el crecimiento de las ciudades, surgieron importantes avances tecnológicos, como la invención de la escritura y la rueda en el tercer milenio a.C. Las ciudades estado sumerias, como Ur y Uruk, evolucionaron hacia unidades políticas más grandes y complejas, con una creciente tendencia al politeísmo. Durante este proceso, el poder comenzó a secularizarse, aunque la adoración de los dioses seguía siendo fundamental.
Formación de los Primeros Imperios
Hacia el siglo XXIV a.C., Sargón de Acad y sus sucesores establecieron el primer gran imperio, dominando Sumeria y extendiendo su control hasta Siria. En paralelo, otras civilizaciones florecían en Egipto, en el valle del Indo y en otras partes de Mesopotamia. Sin embargo, a medida que avanzaba el tercer milenio, surgieron nuevas ciudades estado separadas por montañas, como los asirios, cananeos, minoicos y hititas.
Movimientos Migratorios y Conflictos
Durante los siglos XVII y XVI a.C., nuevas olas migratorias, incluidos los hititas y hicsos, trajeron consigo la tecnología del carro de guerra, lo que fortaleció a las aristocracias militares de estas regiones. Estas civilizaciones y sus conflictos se reflejan en obras épicas como la Ilíada y el Rāmāyana.
Colapso de las Civilizaciones de la Edad de Bronce
En el siglo XIII a.C., la mayoría de estos imperios colapsaron repentinamente, con ciudades saqueadas y reinos destruidos, como el imperio hitita y los reinos aqueos. Egipto, aunque debilitado, sobrevivió, mientras que Asiria logró escapar relativamente ilesa. Este colapso marcó el fin de la Edad de Bronce y la transición hacia la Edad de Hierro.
Este período de la historia es crucial para entender el desarrollo de las civilizaciones en el Mediterráneo y el Oriente Próximo, marcando el comienzo de la historia documentada y las bases de las culturas que dominarían en la Edad de Hierro y más allá.
Transición del Final de la Edad de Bronce a la Edad de Hierro (ca. 1200-1000 a.C.)
A. Colapso de las Civilizaciones de la Edad de Bronce (ca. 1200-1150 a.C.):
- Destrucción de Civilizaciones: Hacia el final de la Edad de Bronce, muchas de las grandes civilizaciones de la época, como el Imperio Hitita, la civilización micénica, y el Nuevo Reino de Egipto, sufrieron un colapso. Este período estuvo marcado por una combinación de factores, incluidos desastres naturales (terremotos, cambios climáticos), inestabilidad interna y el ataque de los llamados Pueblos del Mar, una confederación de pueblos de origen incierto que causaron estragos en la región del Mediterráneo oriental.
- Declive de Egipto y Asiria: Egipto, aunque sobrevivió a los ataques, quedó debilitado, y el Imperio Asirio también experimentó un período de decadencia antes de resurgir con fuerza en la Edad de Hierro.
B. Edad de Hierro (ca. 1000 a.C. en adelante):
- Surgen Nuevas Potencias:
- Fenicios: Aprovechando el vacío de poder dejado por el colapso de las grandes civilizaciones, los fenicios expandieron su influencia a través del comercio marítimo, estableciendo colonias por todo el Mediterráneo.
- Reino de Israel: En este período, surge y se consolida el Reino de Israel, con figuras bíblicas como el Rey David y el Rey Salomón, quienes contribuyen a la construcción de un reino fuerte en la región de Canaán.
- Griegos: Tras el colapso micénico, los griegos comenzaron a reorganizarse, entrando en un período conocido como la «Edad Oscura». Eventualmente, emergieron las polis griegas, como Atenas y Esparta, que sentaron las bases para la civilización griega clásica.
- Asiria: Después de un período de decadencia, el Imperio Neoasirio resurgió con gran fuerza, llegando a ser una de las potencias más poderosas de la región durante el primer milenio a.C.
- Imperio Persa: A mediados del primer milenio a.C., el Imperio Persa surgió bajo Ciro el Grande, conquistando gran parte del mundo conocido, incluyendo Babilonia, Egipto, y las polis griegas en Asia Menor.
- Reino de Babilonia: Tras el colapso del Imperio Asirio, Babilonia experimentó un renacimiento bajo Nabucodonosor II, que reconstruyó la ciudad de Babilonia y conquistó Jerusalén.
- Surgen Nuevas Potencias:
C. Panorama Político y Cultural Hasta el Dominio Romano (ca. 1000-31 a.C.):
Conflictos y Alianzas: El período fue testigo de constantes conflictos y alianzas entre estas potencias. Los griegos, por ejemplo, se enfrentaron a los persas en las Guerras Médicas, mientras que el Imperio Neoasirio y posteriormente el Imperio Neobabilónico dominaron vastas regiones del Levante.
Hegemonía Griega: Después de la derrota de los persas, Alejandro Magno (Macedonia) conquistó el Imperio Persa, difundiendo la cultura griega por gran parte del mundo conocido en un período conocido como la helenización.
Ascenso de Roma: Mientras tanto, en el oeste, Roma pasó de ser una pequeña ciudad-estado a dominar la península itálica y, finalmente, todo el Mediterráneo, derrotando a Cartago en las Guerras Púnicas y subyugando los reinos helenísticos, heredando así la hegemonía sobre el mundo mediterráneo.
Resumen Final:
- Colapso de la Edad de Bronce: Fue marcado por la destrucción de grandes civilizaciones debido a desastres naturales, conflictos internos y los Pueblos del Mar.
- Edad de Hierro: Surgieron nuevas potencias, como los fenicios, los griegos, el Reino de Israel, y el Imperio Persa.
- Panorama Político: Este período fue testigo de una gran competencia entre imperios, cambios culturales significativos, y el establecimiento de imperios que marcaron la historia del Mediterráneo, hasta que Roma se consolidó como la potencia dominante.
Este proceso culmina con el dominio absoluto de Roma sobre el Mediterráneo, tras la conquista de Grecia y Egipto, dando paso a la historia antigua tardía y el inicio de la era imperial romana.
Edad del Hierro en el Levante Mediterráneo antiguo
La destrucción del final de la edad de bronce dejó un número de reinos y de ciudades estados minúsculos detrás. Seguía habiendo algunos centros hititas en el norte de Siria, junto con algunos puertos fenicios en Canaán, que escaparon a la destrucción y se convirtieron en grandes potencias comerciales. En el siglo XII a. C., la mayoría del interior, así como Babilonia, estaba ocupado por los arameos, mientras que el litoral cayó en manos de los filisteos. A finales del x y principios del xi a. C., los hebreos conquistaron Canaán y se unieron bajo un solo rey.
Ver fuente: «Neohititas y Arameos». Archivado desde el original el 29 de marzo de 2008. Consultado el 6 de abril de 2008.
En este período, lo más notable fue el descubrimiento del hierro y el alfabeto fenicio, desarrollado por los fenicios o cananeos hacia el siglo XVI a. C. También en esta época surgió la primera gran religión monoteísta, el judaísmo.
Levante en el año 900 a. C. CC BY-SA 3.0. Fuente.
Durante el siglo IX a. C., los asirios comenzaron a reafirmarse contra las incursiones de los arameos, y desarrollaron durante los siglos siguientes un imperio de gran alcance y bien organizado. Sus ejércitos fueron los primeros en utilizar la caballería, que tomó el lugar de los carros, y tenían reputación de valientes y fieros.
En su época los asirios dominaron todo Siria, Israel, Egipto, y Babilonia. Sin embargo, el imperio comenzó a derrumbarse hacia el final del siglo VII a. C. y fue eliminado por la alianza entre un nuevo reino de Babilonia y los medos.
Ver referencia;: «Imperio Neoasirio». Archivado desde el original el 3 de abril de 2008. Consultado el 8 de abril de 2008.
El equilibrio subsecuente de poderes fue de breve duración. En el año 550 a. C. los persas se rebelaron contra los medos y conquistaron su imperio, y en fechas posteriores hicieron lo mismo con los reinos de Lidia (Anatolia), Babilonia, y Egipto, así como con la meseta iraní hasta casi la India. Este reino estaba dividido en varias satrapías y gobernado según el modelo asirio. En este tiempo el zoroastrismo se convirtió en la religión predominante en Persia.
Véanse también: Historia del antiguo Israel y Edad del Hierro.
Imperios clásicos
A partir del siglo v a. C., los persas hicieron varias tentativas fracasadas de conquistar Grecia. Allí la civilización había evolucionado desde que el final de la edad de bronce de forma diferente al Oriente Medio, manteniéndose las pequeñas ciudades estados protegidas por milicias ciudadanas. No obstante, se aliaron y probaron su capacidad de triunfar sobre grandes ejércitos.
En el siglo IV a. C., el poder de Persia había declinado. Las campañas de Jenofonte ilustran cuan vulnerable se había convertido para llegar a ser atacada por un ejército griego; las ciudades griegas se habían debilitado irremediablemente por sus luchas internas, y en el 338 a. C. Macedonia conquistó Grecia, y con Alejandro Magno se volvió hacia Asia y conquistó Persia en poco más que una década.
«Griegos contra Persas». Consultado el 8 de abril de 2008.
Alejandro no vivió lo suficiente para consolidar su reino, y a su muerte (323 a. C.) fue dividido por sus generales. Los antígonos se estableció en Macedonia, los ptolomeos en Egipto, y varios pequeños principados aparecieron en el norte de Anatolia. La mayor parte de oriente fue a manos de los seléucidas. Este período vio grandes descubrimientos en matemáticas, ciencia, arquitectura, y algunas de las ciudades fundadas por los griegos en el este se convirtieron en grandes metrópolis.
Provincia romana, siglo I. CC BY-SA 2.5
Los seléucidas adoptaron una postura prooccidental que molestó a los sátrapas y a los griegos que habían emigrado al este. (Ver: «Dinastía Seléucida»).
Durante el siglo II a. C., la cultura griega perdió terreno y el imperio comenzó a romperse. La provincia de Bactria se rebeló, y el Imperio parto se vio invadido por nómadas parnos. En 141 a. C. los parnos se habían establecido como imperio, siguiendo el modelo seléucida, y había conquistado todo Irán y Mesopotamia. El reino seleucida continuó declinando y el resto de sus provincias fueron anexionadas por el Imperio romano en 64 a. C. así como las provincias de Judea y Siria.
La nobleza parta reaccionó contra la cada vez mayor influencia romana en el cambio de milenio. Durante el siguiente siglo, hubo una expansión de su cultura junto con una pérdida de la autoridad central. En 114 el emperador Trajano ocupó temporalmente Mesopotamia, y hacia el final del gobierno de Adriano los dos poderes estaban en hostilidades casi constantes. Mesopotamia fue ocupada otra vez, pero los partos se recuperaron y conquistaron las provincias romanas. Poco después, Persia se sublevó y derrotó al último emperador parto en 224.
La nueva dinastía persa, la sasánida, restauró la autoridad central. En este período el zoroastrismo se convirtió en una religión organizada muy unida a los dirigentes del nuevo estado. Las varias sectas del cristianismo también se diseminaron a través de Irán, y el maniqueísmo se desarrolló a partir de ambas religiones; fue tolerado inicialmente, pero perseguido más adelante.
Los conflictos con Roma, y después con el Imperio bizantino, continuaron de forma intermitentemente.
Fuente: Prieto González, Isabel. «Sasánidas». Archivado desde el original el 31 de marzo de 2008. Consultado el 8 de abril de 2008.
En el año 391, comenzó la era bizantina, con la división permanente del imperio romano en dos, oriental y occidental. Constantino I ocupó la región. El Imperio romano de Occidente cayó en el año 476; el oriental se mantuvo hasta 1453 con la caída de Constantinopla.
El imperio bizantino alcanzó su punto más bajo durante el reinado de Focas, con los sasánidas ocupando el conjunto del mediterráneo oriental. En 610, Heraclio tomó el trono de Constantinopla y comenzó un contraataque, expulsando a los persas e invadiendo Media y Asiria. Incapaz parar su avance, Cosroes II fue asesinado y el imperio de sasánida cayó en la anarquía. Debilitados por sus peleas, ninguno de los dos imperios estaba preparado para ocuparse de la invasión de los árabes, unificados bajo la bandera del Islam e impacientes por predicar su fe. El control bizantino sobre Israel, Judá y otras partes del Levante duró hasta el 636, cuando se convirtieron en parte del Califato. En el 650, las fuerzas árabes habían conquistado Persia, Siria, y Egipto.
Ver: Castillo, Rolando. «El Cercano Oriente Bizantino». Archivado desde el original el 10 de octubre de 2002. Consultado el 8 de abril de 2008.
Véanse también: Imperio bizantino y Alejandro Magno.
Edad Media. Época islámica
Artículo principal: Historia del islam
La historia del islam es la historia de la fe islámica como religión. Como la mayoría de las religiones del mundo, el desarrollo histórico del islam ha tenido un impacto claro sobre la historia política, económica y militar tanto dentro y fuera de las zonas geográficas en que el Islam es mayoritario. Como con el cristianismo, el concepto de un «mundo islámico» puede ser más o menos útil al tratar diferentes períodos de la historia.
El islam surgió en la península arábiga en el siglo vii con el profeta Mahoma, que dio lugar a una expansión territorial que se prolongó hasta un siglo después de su muerte. Este imperio no se mantuvo unido por mucho tiempo; el nuevo sistema de gobierno pronto derivó en una guerra civil conocida para los historiadores del islam como la Fitna, y posteriormente en una Segunda Fitna. Después de esto, dinastías rivales reclamarían el califato, o liderazgo del mundo musulmán mientras muchos estados e imperios islámicos prestaban al califa una obediencia meramente simbólica.
Durante los califatos de Omar, Uthman ibn Affan y Ali Ibn Abi Talib, tres de los Califas bien guiados, el territorio bajo autoridad musulmana se amplió considerablemente. Las décadas de guerra entre los imperios persa y bizantino habían debilitado a ambos, que además subestimaron la potencia de sus enemigos, así como a sus excelentes militares y a su superior caballería.
En la batalla de Yarmuk (636), los ejércitos musulmanes conducidos por Khalid ibn al-Walid consiguieron una victoria total sobre los bizantinos, dejando libre el camino para la conquista de Siria y Palestina (634-640) y Egipto (642). Después de derrotar al Imperio sasánida en la batalla de al-Qadisiyya (637), los musulmanes invadieron el imperio, incluyendo Irak. Cinco años después, tras una rebelión durante la batalla de Nahavand, la conquista era total, incluyendo las tierras de Armenia, Transoxiana y el Turquestán chino. La plaga de Justiniano, un brote de peste bubónica que devastó Persia y Roma, pudo haber contribuido al rápido avance musulmán.
Ver: Rosen, William (2007). Justinian’s Flea: Plague, Empire, and the Birth of Europe. Viking. ISBN 0-670-03855-5.
A pesar de los éxitos militares, la atmósfera política no estaba en calma. Con Omar asesinado en 644, la elección de Uthman como sucesor tuvo muchos opositores que lo acusaron de nepotismo, favoritismo y de introducir innovaciones religiosas reprensibles, siendo asesinado a su vez en 656. El califato fue asumido por Ali, pero pronto estalló la guerra civil, la llamada primera Fitna, que acabó sin resultados. En 661 Ali fue asesinado por un jariyita, y Muawiya ibn Abi Sufyan, gobernador de Siria con Uthman, se convirtió en Califa tras llegar a un acuerdo con Hasan, el hijo de Ali, instaurando el califato Omeya, y trasladando la capital de Medina a Damasco. («Expansión del islam». Archivado desde el original).
Véase también: Expansión musulmana