EL MIOCENO Y LOS PRIMEROS HOMINIDOS
El Mioceno fue una época geológica que se extendió desde hace 23 millones de años hasta hace 5 millones de años, aproximadamente. Es la primera época del período Neógeno dentro de la era Cenozoica. Se caracteriza por un clima cálido y húmedo, con una gran diversidad de flora y fauna, incluyendo los primeros primates modernos.
Algunos de los eventos más importantes del Mioceno incluyen:
• Elevación de cordilleras: Los Alpes, los Pirineos y el Himalaya comenzaron a elevarse durante el Mioceno.
• Cierre del mar Mediterráneo: El mar Mediterráneo se secó por completo durante parte del Mioceno, lo que provocó cambios importantes en la flora y fauna de la región.
• Diversificación de mamíferos: Los mamíferos modernos, como los caballos, los mastodontes y los primates, se diversificaron enormemente durante el Mioceno.
• Aparición de los primeros homínidos: Los primeros homínidos, como Oreopithecus, aparecieron en África a finales del Mioceno.
El Mioceno se divide en dos subépocas:
• Mioceno temprano: (23-16 millones de años atrás)
• Mioceno tardío: (16-5 millones de años atrás)
El Mioceno fue una época de grandes cambios en la Tierra, y tuvo un impacto significativo en la evolución de la vida.
LAURISILVA EUROPEA EN EL MIOCENO
La laurisilva es un tipo de bosque subtropical húmedo que se encuentra principalmente en las Islas Canarias, Madeira, Azores y en algunas regiones de la costa atlántica de África. Estos bosques son conocidos por su exuberante vegetación, dominada por árboles lauráceos, helechos, musgos y líquenes.
Es un ecosistema único y diverso que alberga una amplia variedad de especies vegetales y animales, muchas de las cuales son endémicas de estas regiones. Además de su valor ecológico y biológico, la laurisilva también es importante culturalmente y a menudo es objeto de protección y conservación debido a su fragilidad y biodiversidad.
Evidencias fósiles han demostrado que las laurisilvas europeas del Mioceno estaban compuestas por una gran variedad de árboles y arbustos, incluyendo laurel, laurel de cera, olmo, roble, nogal, tilo y muchas otras especies que hoy en día podemos encontrar en las laurisilvas de las Islas Canarias y Madeira.
La fauna de las laurisilvas europeas del Mioceno también era muy diversa e incluía primates antropomorfos, como Dryopithecus, Ouranopithecus y Ankarapithecus, que son considerados ancestros de los homínidos.
Sin embargo, a finales del Mioceno, hace entre 9 y 10 millones de años, una crisis climática provocó un cambio drástico en las condiciones ambientales de Europa. El clima se volvió más seco y estacional, con inviernos más fríos y veranos más cálidos.
Este cambio climático provocó la extinción de la mayoría de las laurisilvas europeas y de la fauna que dependía de ellas. En su lugar, se extendieron bosques templados y praderas herbáceas.
CAMBIO CLIMATICO
A finales del Mioceno, hace entre 9 y 10 millones de años, se produjo un cambio significativo que afectó a los habitantes de las laurisilvas europeas. Este cambio resultó en una reducción drástica de la diversa fauna de primates antropomorfos, como los Dryopithecus, Ouranopithecus y Ankarapithecus, que se extinguieron. En Europa Oriental, fueron reemplazados por monos colobinos, mientras que, en Asia Central y Oriental, algunos como el Oreopithecus, Sivapithecus y Lufengpithecus lograron persistir.
La crisis no solo afectó a los antropomorfos, sino también a otros habitantes de las laurisilvas, incluyendo cerdos salvajes, rinocerontes, tapires y ciervos. La diversidad de roedores se redujo considerablemente, siendo reemplazados por los múridos, como ratas y ratones. Los carnívoros dominantes, como los “perros-oso” y los barbourofélidos “dientes de sable”, también se extinguieron, dejando su nicho a los verdaderos félidos “dientes de sable”.
La causa de este declive parece estar relacionada con la reducción de las zonas boscosas y el avance de las zonas áridas en Europa Occidental y Central. Sin embargo, la situación fue más compleja, ya que no se observó una adaptación de los antropomorfos a un medio más abierto, como ocurrió en África con la evolución hacia la locomoción bípeda.
Un hallazgo en la cuenca del Vallès-Penedès reveló una flora fósil que indicaba un cambio hacia un clima con mayor estacionalidad, con inviernos más secos y fríos. Esto llevó a la extinción de especies frugívoras y, consecuentemente, de los herbívoros y depredadores que dependían de ellas.
Los cambios climáticos y geológicos globales, incluyendo la elevación del Himalaya y la Meseta Tibetana, contribuyeron a la extensión de las zonas áridas y al aumento de la estacionalidad. Al sur del Himalaya, el fenómeno del monzón permitió la persistencia de condiciones subtropicales, lo que favoreció la supervivencia de ciertas especies de laurisilvas asiáticas.
Finalmente, una nueva crisis climática global llevó a la expansión de praderas dominadas por gramíneas, afectando a la fauna y dando lugar a grandes rebaños de herbívoros pastadores. En Europa, esto resultó en un cambio sustancial en los ecosistemas terrestres, con una fauna caracterizada por hipariones y una gran diversidad de bóvidos y jiráfidos adaptados a las nuevas condiciones ambientales.
LOS PRIMEROS HOMÍNIDOS
La evolución y migración de los primeros homínidos durante el Mioceno se caracterizó por una diversificación significativa y la expansión geográfica más allá de África. Los homínidos del Mioceno medio y tardío, ancestros tanto de nuestra especie Homo como de los grandes simios, estaban presentes no solo en África sino también en partes de Eurasia.
El primer Hominini, que incluye a los seres humanos modernos y a sus parientes más cercanos, apareció aproximadamente entre 6 y 7 millones de años atrás, durante el Mioceno tardío y el Plioceno temprano, en el continente africano. La evidencia genética sugiere que los chimpancés y seres humanos divergimos de un ancestro común hace aproximadamente unos 6 millones de años.
En cuanto a la migración, se cree que el Homo erectus, uno de los primeros homínidos en migrar, salió de África hacia Asia y Europa hace unos 1.5 millones de años, en una primera ola de migración. Dentro de África, habría emergido el Homo sapiens a partir de las poblaciones de H. erectus que se quedaron en el continente.
Es importante destacar que el registro fósil es muy fragmentado y que la historia de la migración humana es compleja y sujeta a revisiones a medida que se descubren nuevos fósiles y se realizan estudios genéticos más precisos.
Como se mencionó anteriormente, en Eurasia también existieron homínidos, pero en su gran mayoría, el cambio climático los llevó a la extinción.
Los únicos homínidos que sobrevivieron a esta crisis climática fueron los que se encontraban en refugios insulares, como Oreopithecus en Cerdeña y los Sivapithecus en algunas regiones de Asia.
. Oreopithecus bambolii: Este homínido insular evolucionó de forma independiente a los homínidos africanos y asiáticos, y se extinguió hace unos 8 millones de años.
Sus fósiles han sido hallados en Italia, especialmente en Toscana y Cerdeña, y en el este de África. De momento se han encontrado los restos de como mínimo 50 individuos en las minas de Montebamboli– sitio de donde recibe la denominación taxonómica
-Sivapithecus: Estos homínidos asiáticos sobrevivieron en refugios forestales hasta hace unos 7 millones de años, cuando también se extinguieron. Sus fósiles, datados entre 12,5 a 8,5 millones de años de antigüedad (Serravalliense a Tortoniense, Mioceno), han sido hallados desde el siglo xix en Siwalik Hills, en lo que actualmente es India y Pakistán. Cualquiera de las especies de este género podrían ser ancestros del orangután moderno.
GÉNESIS EN ÁFRICA
La crisis de aridez que afectó a África hace 7-8 millones de años provocó cambios significativos en la fauna del continente. Antes de esta crisis, la fauna africana compartía muchas similitudes con la de Europa y la provincia greco-iraní, incluyendo especies como Deinotherium, Tetralophodon, y Brachypotherium. Sin embargo, la evidencia fósil de antropomorfos africanos de esta época es escasa, destacando la gran radiación evolutiva de antropoides cuadrúpedos como Turkanapithecus y Proconsul a principios del Mioceno, y Kenyapithecus a mediados del Mioceno.
Los primeros antropomorfos conocidos en África son Nakalipithecus y Chororapithecus, este último sugiere un linaje que se remonta a 10 millones de años, anterior a lo indicado por la biología molecular. La aparición de praderas herbáceas hace 8 millones de años llevó a la expansión de las sabanas y al reemplazo de gran parte de la fauna de grandes mamíferos por especies que aún habitan las sabanas africanas, como elefantes, rinocerontes, hipopótamos y una diversidad de antílopes.
Este cambio ambiental también afectó a las comunidades de primates, con la diversificación de los cercopitecos y la aparición de los primeros homínidos bípedos. La biología molecular y el registro fósil sugieren que nuestro linaje se separó de los chimpancés hace 7-8 millones de años, coincidiendo con estos cambios ambientales. A pesar de la escasez de fósiles de finales del Mioceno, Sahelanthropus, uno de los homínidos más antiguos conocidos, proporciona evidencia de esta divergencia evolutiva.
FUENTES:
– Agustí, J., & Antón, M. (2013). La gran migración : la evolución humana más allá de África. Grupo Planeta (GBS).
– Carbonate Systems during the Oligocene-Miocene Climatic Transition Wiley-Blackwell. (2010). Wiley-Blackwell.
– Bermúdez de Castro, J. M., Martinón-Torres, M., Carbonell, E., Lozano Ruiz, M., Gómez-Robles, A., & Sarmiento, S. (2006). Origen y filogenia de los primeros homínidos de Europa.
– Lorenzo, C. (2005). Primeros homínidos. Géneros y especies. Homínidos: Las primeras ocupaciones de los continentes. Barcelona: Ariel, 103-125.