La Edad de los Metales es una de las tres grandes etapas tecnológicas en las que tradicionalmente se ha subdividido a la prehistoria euroasiática. Es un periodo que abarca aproximadamente el tercer milenio, el segundo y el primer milenio a.C. Es el periodo que siguió al Neolítico y fue justo antes de la llamada Edad antigua. Esto se hace como una manera de facilitar su estudio. Por definición, es el periodo que siguió a la Edad de Piedra y durante el cual el ser humano empezó a fabricar objetos de metal fundido. (1) La existencia de procesos metalúrgicos es indispensable para adscribir una cultura arqueológica a esta etapa, ya que los metales nativos eran trabajados por martilleado desde las fases iniciales del Neolítico. (2) Siguiendo este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras evidencias de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los montes Zagros) y acabaría con la progresiva entrada en la historia de cada región (en Europa esto se produjo durante el I milenio a. C.). En Mesopotamia y Egipto coincide ya con el desarrollo de la escritura y por tanto la metalurgia allí es plenamente histórica. (3), (4).
Los primeros indicios de metalurgia en Europa proceden de la península de los Balcanes, alrededor del 4500 a. C., y son de origen autóctono. Para el resto del continente, las evidencias aparecen durante la segunda mitad del IV milenio a. C., aunque su generalización y el consecuente abandono de la piedra como elemento básico para la fabricación de artefactos solo se materializó con la llegada del hierro. En el Egipto faraónico, debido a la escasez de materia prima, esta sustitución nunca se llegó a producir. (2)
La definición de Edad de los Metales, sin embargo, no es de uso académico común en todos los países e idiomas. En inglés se suele referir al conjunto de las tres edades como the metal ages (‘las edades de los metales’, sin un nombre concreto). La división en dos grupos del período prehistórico se centra en los límites entre el Pleistoceno y el Holoceno, y entre la protohistoria y la prehistoria. En este artículo, dado que no existen rupturas en el desarrollo de las tecnologías metalúrgicas entre la prehistoria, la protohistoria y la historia a partir de la Antigüedad, se incluyen procesos que se dieron en periodos claramente históricos.
Sepultura 43 de la Necrópolis de Varna, el primer oro trabajado del mundo.(5) Foto: Maqueta de la sepultura 43. I, Yelkrokoyade. CC BY-SA 3.0.
La Necrópolis de Varna (en búlgaro: Варненски некропол), también conocido como el cementerio de Varna, es un yacimiento arqueológico funerario que se encuentra en la parte occidental de la zona industrial de Varna, en Bulgaria. Datado a finales del Calcolítico (4600-4200 a. C.), según varios expertos esconde la cuna de la civilización europea, así como el primer oro trabajado del mundo.
La cultura de Varna se desarrolló durante el Eneolítico tardío en la actual provincia de Varna, en el norte del territorio de Bulgaria. Suele datarse entre el 4600 y el 4200 a. C., por lo que es contemporánea del período llamado Karanovo VI, en el sur de Bulgaria. Se caracteriza por su cerámica policromada y sus ricos cementerios, entre los que destacan la Necrópolis de Varna, el sitio arqueológico que da nombre a la cultura; y el complejo de Durankulak, con el mayor cementerio prehistórico del sudeste de Europa (con 1200 tumbas), con un asentamiento neolítico adyacente, y un asentamiento calcolítico todavía no completamente excavado.
La cultura dejó los trabajos en oro más antiguos del mundo.
En las cerca de trescientas tumbas analizadas se han hallado collares, brazaletes, cetros, amuletos e incluso, un supuesto falo de oro.
La cultura parece haber llegado hacia 4100 a. C. a un final repentino, que Henrietta Todorova atribuye a un drástico cambio climático.
- «Varna (Museo Arqueológico)». ViaMichelin. Archivado desde el original el 17 de abril de 2010. Consultado el 9 de mayo de 2010.
- «Tesoros tracios». Guiarte.com. Consultado el 9 de mayo de 2010.
- «La Caixa saca de un largo olvido al enigmático pueblo tracio», artículo en el sitio web Terra.es, del 15 de septiembre de 2005; consultado el 9 de mayo de 2010.
- «Un barco hallado en el Mar Negro sería el más antiguo», artículo en el periódico La Nación (Buenos Aires) del 4 de septiembre de 2001; consultado el 9 de mayo de 2010
Recreación histórica sobre la tumba de Varna. Autor: desconocido.
La Edad del Cobre, también conocida como Calcolítico o Eneolítico, es un período crucial en la prehistoria humana que marca la transición entre la Edad de Piedra y la Edad del Bronce. Esta etapa se caracteriza por el uso generalizado del cobre en la fabricación de herramientas y objetos, aunque todavía se utilizaban herramientas de piedra en gran medida. La Edad del Cobre es un período amplio que varía en fechas según las regiones y las culturas, pero generalmente se sitúa entre el final del Neolítico y el comienzo de la Edad del Bronce, abarcando aproximadamente desde el 3500 a.C. hasta el 2000 a.C. en algunas partes del mundo.
Durante la Edad del Cobre, se produjeron importantes desarrollos tecnológicos y sociales que sentaron las bases para las civilizaciones posteriores. Uno de los avances más significativos fue el descubrimiento de la metalurgia, que permitió a las sociedades humanas fundir y trabajar el cobre para crear herramientas, armas, utensilios y objetos ornamentales. Esta habilidad marcó un cambio radical en la forma en que las personas interactuaban con su entorno y entre sí, ya que la metalurgia amplió enormemente las capacidades humanas para la manipulación de materiales y la creación de objetos duraderos y especializados.
En la Edad del Cobre, se desarrollaron y florecieron diversas culturas en diferentes partes del mundo. En Europa, por ejemplo, la cultura de los vasos de embudo (también conocida como la cultura del vaso campaniforme) fue una de las más destacadas, caracterizada por la cerámica decorada con patrones en forma de embudo y la presencia de enterramientos megalíticos. En el Oriente Medio, el Creciente Fértil fue testigo del surgimiento de civilizaciones tempranas como la sumeria en Mesopotamia y la egipcia en el valle del Nilo, que utilizaron extensamente el cobre en su artesanía y tecnología.
La agricultura y la domesticación de animales también continuaron siendo fundamentales durante la Edad del Cobre, aunque estas prácticas ya habían sido establecidas durante el Neolítico. El uso del cobre complementó y fortaleció estas actividades, ya que las herramientas de metal permitieron una mayor eficiencia en la labranza del suelo, la construcción y el procesamiento de alimentos.
En resumen, la Edad del Cobre fue un período de transición y desarrollo crucial en la historia de la humanidad, marcado por el avance tecnológico de la metalurgia y el uso generalizado del cobre en la fabricación de herramientas y objetos. Este período sentó las bases para las futuras civilizaciones de la Edad del Bronce y más allá, y dejó un legado duradero en términos de tecnología, arte, sociedad y cultura.
Europa, Oriente Medio y Asia.
Edad del Cobre
La Edad del Cobre, también llamada Calcolítico (gr. χαλκός, jalkós ‘cobre’; gr. λίθος, líthos ‘piedra’) o Eneolítico (lat. aenĕus ‘cobre’; gr. λίθος, líthos ‘piedra’), es un período de la prehistoria ubicado entre el Neolítico (Nueva Edad de Piedra) y la Edad de Bronce.
El cobre fue uno de los primeros metales que usó el hombre, utilizándolo inicialmente en su estado natural, el cobre nativo, ya que desconocía los mecanismos por los cuales se podía fundir el mineral. En estos primeros tiempos lo moldeaba gracias a las técnicas del martillado o del batido en frío, por lo que esta fase no es considerada todavía calcolítica sino neolítica. El perfeccionamiento de las técnicas cerámicas le permitió la experimentación con los procesos metalúrgicos, comenzando así a comprenderlos. Cuando ya los controlaba empezó a realizar diversas aleaciones con otros minerales, siendo las más habituales la mezcla con arsénico, primero, y la posterior con estaño, la cual dio lugar al bronce. También fueron usados el oro y la plata.
Índice Edad del Cobre o Calcolítico
Introducción
Contextualizando el calcolítico
Calcolítico inicial en Próximo Oriente
Balcanes en el IV milenio a.C: primeros protoestados europeos.(Karanovo VI -Gumelnitsa; Vinça, Cultura de Cucuteni y Tiszapolgar.)
Pueblos de los Kurganes
El Egeo entre el IV y el III milenio a. C: el alba de las culturas clásicas.
Malta: Primeros templos megalíticos
Foco autóctono peninsular: Vila Nova y Los Millares.
Mediodía francés.
Herederos de los protoestados Balcánicos. (Cerdanova, Cultura de Baden, Boleraz y Vucedol.).
Vaso Campaniforme
Cerámica Cordada.
Expansión del Megalitismo.
Mineral de cobre. Foto: Daniel Stucht – own work. CC BY-SA 3.0.
Introducción a la Edad del Cobre
Anteriormente al VI milenio a. C. se han encontrado artefactos de cobre en el sur de Turquía y norte de Irak, pero, posiblemente, habían sido trabajados en frío o calentados ligeramente para conseguir algo de ductilidad. En la cueva de Shanidar (montes Zagros, Irak) se han hallado colgantes hechos con cuentas de cobre en niveles correspondientes al 9500 a. C., o sea, del Neolítico inicial. (1) Pero las primeras evidencias claras de fundición (señaladas por la presencia de escorias de cobre) se han hallado en Çatalhöyük, en Anatolia, y corresponden a un momento cercano al 6000 a. C. A lo largo del VI milenio aparecen más pruebas metalúrgicas por todo el sur de Anatolia, Irak y los Zagros iraníes, de lo cual se ha deducido que el sur de Anatolia y el Kurdistán (zonas ricas en minerales de cobre) pudieron ser las áreas nucleares donde se consiguió su fundición por primera vez. (2) En Pakistán se fundía el cobre hacia el 4000 a. C. y, poco después, también en el norte de la India, Israel y Jordania. (3) En Egipto y en los Balcanes se encuentran artefactos de cobre nativo no fundidos correspondientes al V milenio a. C., pero es durante el IV milenio a. C. cuando se produjo el auge de la metalurgia calcolítica balcánica, en un proceso de características autóctonas que terminó por expandirse a la Grecia continental y, posteriormente, a buena parte del resto de Europa, gracias a las redes de intercambio (de objetos e ideas) existentes desde el Neolítico. En el sur de la península ibérica se han detectado también procesos metalúrgicos de origen autóctono durante el III milenio a. C., relacionados con las culturas arqueológicas de Los Millares y Vila Nova.
En América hay constancia de la fundición del cobre desde principios del I milenio a. C. en los Andes (4), realizándose aleaciones de este metal con plata y oro desde el 500 a. C. en los actuales territorios de Colombia y Perú para fabricar objetos que tenían, en su mayoría, un uso ritual o de prestigio, siendo pocos los artefactos utilitarios encontrados. Solo a partir del Periodo Horizonte Medio (600-1000 d. C.) se usó el cobre para fabricar objetos de bronce arsenical, estañífero o en aleación con estaño y níquel. (5)
Contextualizando el Calcolítico
Aunque el Calcolítico debe su nombre y siempre se ha identificado con el uso de los primeros metales por parte del hombre, hay muchos otros procesos de cambio asociados que son incluso más importantes que la propia metalurgia:
- la intensificación de la producción;
- los nuevos modelos de ocupación del territorio;
- la especialización artesanal;
- el incremento de los intercambios;
- la estratificación social.
Todos ellos juntos provocaron a partir del V milenio a. C. en el entorno del Mediterráneo oriental un fenómeno que se ha denominado emergencia de las primeras sociedades complejas. Dentro de este conjunto de procesos la metalurgia fue únicamente una innovación tecnológica relativa, ya que fundir minerales cupríferos no requiere de técnicas especiales, sino solo de un cierto perfeccionamiento de los métodos utilizados para la fabricación de cerámica: la fusión del cobre se realiza a 1083 °C, temperatura que había sido casi alcanzada por algunas comunidades ceramistas en el Neolítico. (2)
El aumento de la productividad en la agricultura se debió conseguir gracias al uso del arado; en el Mediterráneo, además, con las técnicas de regadío y la domesticación de la vid y del olivo, de todo lo cual se han encontrado indicios. Así, se pudieron ampliar las superficies en explotación y, gracias a la aparición del carro, transportar los excedentes producidos para su intercambio. En la ganadería se produjo lo que se ha venido a denominar revolución de los productos derivados, consecuencia del aprovechamiento de la fuerza motriz del ganado, de la leche (y sus derivados) y de la lana. (6)
Para Renfrew, Chapman y sus seguidores, la complejidad social fue el resultado del incremento y diversificación de la producción y los intercambios. Marginados actualmente los modelos difusionistas, el debate se ha centrado últimamente en la importancia que tuvieron en la transmisión cultural los contactos entre grupos humanos, probados por abundantes evidencias. Gracias a los intercambios se generalizó el uso de la rueda y del carro por Europa central y occidental, mientras que la metalurgia del cobre se extendió acompañando la expansión del vaso campaniforme. La uniformidad y extensión de los fenómenos campaniforme, cordado y globular suele ser interpretada como resultado del comercio a larga distancia. (7)
Lingote de cobre minoico. Hallado en Zakros. (Creta). Chris 73 / Wikimedia Commons. CC BY-SA 3.0.
Todos estos cambios provocaron el paso del modo de producción doméstico neolítico, autárquico y dirigido por grandes hombres, a una serie de economías integradas e interdependientes, controladas por jefes estables, que, ejerciendo la coerción, se apropiaban de los excedentes, con lo cual comenzaron a generarse las primeras grandes desigualdades en el seno de las sociedades. Asimismo se produjo un claro crecimiento demográfico, que provocó la expansión, estabilización y nuclearización de las poblaciones, que, sobre todo en el área mediterránea, alcanzaron niveles considerados como proto-urbanos, con estructuras suntuarias, cierto urbanismo y una incipiente jerarquización de los asentamientos. A estas sociedades se les ha dado el calificativo de pre-estatales. (8), (6).
El carácter transformador de la metalurgia probablemente debió incidir en las mitologías calcolíticas generando divinidades demiúrgicas (modificadoras de la materia), y la estratificación social se debió reflejar también en unos panteones más jerarquizados, regidos por deidades masculinas y guerreras, que desplazaron a las diosas madre neolíticas. (6)
Virtualmente cada aspecto de la vida en el calcolítico está asociada a lo ritual. Se llevaban adelante ceremonias para honrar a los Dioses y a los cuerpos celestiales. Es en esta Edad que emerge el concepto de «santuario» —la morada terrenal de los Dioses—. Tres santuarios del calcolítico han salido a la luz: al Oeste del mar Muerto, en Ein Guedi, en Teleilat el-Ghassul, Jordania, y en Gilat, parte Norte del desierto del Néguev.
Referencias del Calcolítico:
Calcolítico inicial en el Próximo Oriente
El cobre comenzó a ser fundido en el sur de Anatolia durante el VI milenio a. C. para realizar adornos y/o complementos mientras se seguían utilizando las mismas herramientas líticas (o de otros materiales) del Neolítico, ya que los artefactos fabricados en este metal (sin ningún tipo de aleación) eran menos eficaces que los de sílex u obsidiana. Las primeras evidencias proceden de Çatalhöyük, pero en niveles correspondientes a los años centrales del milenio aparecen también en Hacilar algunas piezas de cobre fundido como punzones, agujas y adornos.
En Mesopotamia la metalurgia del cobre (y del plomo) se detecta en las culturas de Samarra (Irak) y Tell-Halaf (Siria), hacia mediados del VI milenio a. C. En ambas se había empezado a practicar la agricultura de regadío y se elaboraron cerámicas hechas a mano de alta calidad, sobre todo los grupos halafienses, que construyeron santuarios, realizaron pequeñas esculturas y utilizaban sellos. En el sur mesopotámico destaca el yacimiento de Eridu (para los sumerios la ciudad más antigua, con estratos pertenecientes al principio del V milenio a. C.), que participó inicialmente de las anteriores culturas y donde se construyó un templo de pequeño tamaño. De la misma época El Obeid (4800-3700 a.C), se realiza una expansión en toda Mesopotamia y Oriente próximo. Se realizan avances técnicos que evolucionan el desarrollo de Mesopotamia (azada, regadío, etc). Los templos son centros de almacenamiento de productos, los cuales dirigen la vida económica y política de estas comunidades. Después fue la fase de Uruk (3700-3100 a.C) y posteriormente el periodo de Jemdet-Nasr en el que sobresale una arquitectura religiosa (zigurats), se sofistica la glíptica, surgen esculturas de gran valor artístico y crean magníficos vasos para ofrendas. Este periodo además se considera el paso intermedio entre la protohistoria y las historia antigua. Aparece también en documentos escritos, el título de «en» que es un jefe temporal, que parece tener funciones políticas y a la vez tiene carácter religioso. Aparece un consejo de ancianos y una asamblea de guerreros. Surge el palacio (residencia del «en»). Se consolidan los excedentes de producción, que trae como consecuencia el surgimiento de gremios de artesanos
Desde el 5000 a. C. en Ugarit (Siria) y desde el 4500 en Palestina y Biblos (Líbano) comenzaron a manufacturarse pequeñas cantidades de objetos metálicos que en el caso de Biblos no solo fueron de cobre sino también de oro y plata.
En el valle del Nilo se desarrolló a partir del 4000 a. C. la cultura de Nagada, correspondiente al período predinástico y conocedora ya de la metalurgia, aunque la mayoría de los objetos encontrados se fabricaron en piedra. Ha sido considerada un protoestado, con agricultura de regadío y una extensa necrópolis con claras diferencias sociales. Durante esta época aparecieron las convenciones artísticas (10) y los signos religiosos (de inicial carácter totémico) que estructuraron posteriormente el Egipto faraónico. Asimismo, se desarrolló una importante artesanía que utilizó de manera limitada los minerales de cobre, oro y plata (procedentes seguramente de la península del Sinaí) para crear alfileres, amuletos y otros adornos. (11).
(9). Lara Peinado, 1994, pp. 10-12.
(10). Jiménez González, 2011, pp. 14-16.
(11). Delibes y Fernández-Miranda, 1993, pp. 21-47.,
https://informacionmanu.es/2024/05/periodo-predinastico-de-egipto/
Balcanes en el IV milenio a. C.: primeros protoestados europeos
La región de los Balcanes, históricamente, ha sido considerada como un área geográfica ubicada en el sureste de Europa, que comprende los países de la península de los Balcanes. Esta región es conocida por su diversidad étnica, cultural y geográfica, así como por su importancia histórica y geopolítica.
Históricamente, los Balcanes han sido un crisol de civilizaciones y culturas, con influencias de las antiguas civilizaciones griega, romana, bizantina y otomana, entre otras. La región ha sido testigo de numerosos conflictos y cambios de poder a lo largo de la historia, debido a su ubicación estratégica entre Europa, Asia y el Mediterráneo.
Los países que comúnmente se consideran parte de la región de los Balcanes incluyen Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Grecia, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Eslovenia. Sin embargo, la definición exacta de qué países y territorios conforman los Balcanes puede variar dependiendo del contexto histórico, cultural, político y geográfico.
«Cabeza de un ídolo» correspondiente al grupo de Gumelnitsa. Foto: CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Hasta los años 70 del siglo XX los modelos difusionistas establecían que la metalurgia llegó a Europa como consecuencia de la influencia de Troya, Eutresis o las Cícladas, ligadas a las civilizaciones orientales, supuestamente más desarrolladas. Pero las series de carbono-14 demostraron que la metalurgia balcánica era casi un milenio más antigua que la de sus supuestos inspiradores. (12) Así, en el 2008 se encontró un hacha de cobre en el yacimiento de Plocnik (Serbia), en un contexto del V milenio a. C. (13) Las investigaciones establecieron que, hacia el 4000 a. C., en los Balcanes había surgido de manera autóctona una potente industria minero-metalúrgica del cobre, asociada a una orfebrería impresionante, en un entorno social que algunos autores han llegado a denominar la primera civilización europea. Situados entre el Danubio y Tesalia, los focos principales fueron Vinça, Gumelnitsa, Salcuta, Cucuteni y Tiszapolgar, contemporáneos de los grupos neolíticos griegos. El grupo de Vinça se extendió por la actual Serbia; el de Gumelnitsa por Bulgaria y Rumania; el de Salcuta, muy ligado al anterior, por el oeste de Bulgaria; Cucuteni por Besarabia, Moldavia y Ucrania; Tiszapolgar por la cuenca de los Cárpatos. (12).
Los elementos de cobre más fabricados fueron herramientas tipo hachas, perforadas y de doble uso (hacha-pico, martillo o azada), así como adornos (anillos, brazaletes y alfileres). Mas todo ello era únicamente para la ostentación de sus poseedores, no de uso utilitario, ya que los artefactos fabricados en piedra eran mucho más fuertes y duraderos. Los metales sirvieron básicamente para afianzar la posición de las élites emergentes, como expresión de su estatus social, de su poder, algo que refleja claramente la necrópolis calcolítica de Varna. Allí se han encontrado hasta 3000 objetos de oro, la mayoría de pequeño tamaño; unos cincuenta elementos de cobre; millares de cuentas y brazaletes de conchas; hojas de sílex; cuentas de cuarzo; ídolos de hueso y cerámicas pintadas tipo Gumelnitsa. La gran mayoría de estos objetos estaban asociados a unas pocas tumbas y cenotafios, denominados principescos, más ricos los masculinos que los femeninos; un segundo grupo de enterramientos que cuentan con unas pocas piezas preciosas y útiles de cobre han sido asociados con una élite de artesanos especializados; un tercer grupo más numeroso dispone de un único adorno o pieza utilitaria, además de cerámica; finalmente, la mayoría de las sepulturas solo tienen como ajuar un solitario vaso cerámico o incluso nada. En esta necrópolis se advierte la estructura piramidal de una sociedad compleja, en la cual unos pocos individuos ostentaban el liderazgo del grupo, acaparaban las riquezas y lo manifestaban a través de unos símbolos exclusivos de su clase social: el oro, el cobre y las conchas procedentes del mar Egeo. (14).
La excavación de numerosos asentamientos de nueva creación hace suponer que la demografía experimentó un importante auge: se ha estimado que solo en la actual Bulgaria hubo unos 1000 poblados, de muy distintas dimensiones, habitados por cerca de 100 000 personas. Además, la planificación previa de muchos de estos asentamientos, con planta rectangular o circular, fortificaciones, orientados a los puntos cardinales y con dos calles principales que se cruzan en el centro, nos indica que estamos ante un estadio social protourbano. La aparición de viviendas singulares (diferenciadas de las demás) y de edificios reservados al culto (abundantes en ofrendas, tesoros y figurillas), además de talleres cerámicos y/o metalúrgicos, nos aproximan a un escenario definido como propio de una civilización. Por si esto no fuera suficiente, se han hallado en Vinça y Gumelnitsa tabletas de arcilla, cerámicas y un sello grabados con ideogramas, considerados el primer intento europeo de escritura. Pero todo este brillante proceso cultural quedó bruscamente interrumpido hacia el 3000 a. C. sin que se sepan exactamente las causas: quizás una crisis ambiental o las «invasiones» kurganas, o una mezcla de ambas. (15).
Karanovo-Gumelnitsa. Cultura Gumelnita.
En el territorio de las actuales Bulgaria y Valaquia, se desarrolló desde mediados del V milenio a. C. la cultura arqueológica de Karanovo-Gumelnitsa, en la cual se aprecia un cierto urbanismo con el diseño y construcción de redes de calles y estructuras defensivas. La vivienda seguía en la tradición danubiana de casas hechas con postes y arcilla, tejados a doble vertiente y ventanas redondas, albergando en ocasiones talleres domésticos de herramientas, bisutería y tejidos. Las industrias del sílex, cerámica y cobre aparecen muy desarrolladas, lo que denotaría una fuerte especialización tanto artesanal como minera que, a su vez, requeriría de una clara jerarquización social.
La cultura Gumelnitsa sucedió a la cultura de Boian. Se extendió desde la llanura danubiana en Rumania a la Bulgaria oriental hasta los Balcanes y con diversas fases de desarrollo. Sus estaciones arqueológicas tiene el aspecto de tell, formado por una superposición de asentamientos sucesivos.
La cultura gumelniţa dura desde la segunda mitad del quinto milenio a. C. hasta el inicio del segundo milenio a. C. Es contemporánea, al menos en parte, la cultura transilvánica de Petreşti.
El excedente productivo atraía expediciones de saqueo, como muestra el gran número de armas de sílex que caracteriza todo el complejo cultural.
Vaso cerámico de Gumelnitsa. Foto: CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Estatuilla de la cultura Gumelnitsa-Karanovo. Cristian Chirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Están documentadas la ganadería y la agricultura, aunque la caza y la pesca debían tener gran importancia, ya que se ha hallado un gran número de arpones de hueso y cuerno.
Esta cultura tiene poblados de tipo tell, con viviendas rectangulares de adobe y tapial, ocupadas por gentes agricultoras y ganaderas. Los tejados de las casas son a doble vertiente y las ventanas redondas. Conocemos estos datos por las miniaturas de las casas halladas en las excavaciones. Los poblados se organizan ortogonalmente, siendo un buen ejemplo Potianitsa, poblado fortificado con tres líneas de empalizada paralelas, planta rectangular de 45 × 30 metros con una entrada por cada lado. La planta es rectangular y con dos o tres habitaciones. Perdura durante todo el Calcolítico, con ocho fases de construcción.
Tell (plural: tells), también escrito como tall o tel (en árabe تلّ, tall, y en hebreo תל, tel, ‘colina’ o ‘montículo’), es un término que designa un yacimiento arqueológico con forma de montículo de tierra que resulta de la acumulación y la subsecuente erosión de materiales depositados por la ocupación humana durante largos períodos. Un tell consiste fundamentalmente en la acumulación de ladrillos de adobe y otros elementos constructivos, con una alta proporción de piedra o margas, así como una menor cantidad de restos domésticos. La distribución geográfica de este fenómeno se extiende desde el valle del Indo hacia el este hasta el sudeste de Europa hacia el oeste.
La palabra se usa habitualmente como un término general arqueológico, particularmente en la arqueología del Próximo Oriente. En ocasiones se utiliza también como topónimo —es decir, como parte del nombre de una ciudad o localidad—. El ejemplo más conocido de ello es el de la ciudad de Tel Aviv (en hebreo, ‘La colina de la primavera’), si bien Tel Aviv no se encuentra realmente sobre un tel. En el Próximo Oriente, a menudo una ciudad moderna se encuentra localizada en las cercanías de un antiguo montículo, muchas veces con un nombre de tell similar; por ejemplo, la ciudad de Arad se halla a unos pocos kilómetros de una antigua colina denominada Tel Arad. La ciudad de Mosul, en Irak, está cercana a Tell Hassuna, uno de los yacimientos arqueológicos con evidencias más antiguas de cerámica en Mesopotamia. Un empleo más adecuado del término es el caso del tell de Akka, una loma sobre la cual se sitúa la actual ciudad israelí de Acre.
En ocasiones la palabra tell se aplica erróneamente a un yacimiento arqueológico cuya forma no garantiza tal designación. El de Amarna, en Egipto central, frecuentemente mal llamado Tell el-Amarna, es el mejor ejemplo de ello.
La palabra ‘tell’ procede de la acadia tilu, «montículo». Sus equivalentes que describen los montículos de ciudades en Egipto, Persia y Turquía son, respectivamente, kom, tepe y hüyük. La palabra turca correspondiente es höyük, como en Çatalhöyük, o tepe. Los topónimos que indican montículos de habitación en la zona de los Balcanes se traducen a menudo como ‘tumba’: magoula o toumba (debido a que los pequeños tells pueden confundirse con facilidad con túmulos o enterramientos) en Macedonia y Tesalia. La palabra mogilă se usa en Bulgaria, gomilă en Eslovenia y măgură en Rumanía.
Real Academia Española. «tell». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Las cerámicas e ídolos recuerdan a los de Vinça, pero la alfarería se individualiza por su acabado peculiar, con superficies lustrosas conseguidas con la aplicación de grafito y la cocción a temperaturas muy elevadas. Hay que mencionar la vasija pintada.
La metalurgia está plenamente consolidada. Hay hachas-escoplo planas, anzuelos de alambre, alfileres con cabeza de doble espiral y con hachas-pico de perforación transversal, para enmangar, de tipo Vidra. Los adornos de oro se consideran hasta cierto punto definidores de la cultura de Gumelnitsa.
Si en Vinča se hablaba de las minas de Rudna Glâva, ahora hay que mencionar las minas búlgaras de Ai Bunar, que debieron ser fuente de la mayor parte del mineral utilizado en el Calcolítico de la región. Las labores de explotación consisten en trincheras a cielo abierto, habiéndose documentado hasta once, que llegan a medir en superficie hasta 110 metros de largo y 10 de ancho, alcanzando profundidades de hasta 20 metros.
El fuego, aunque no está constatado, no se descarta. En Ai Bunar debieron extraerse a lo largo de la Edad del Cobre, millares de toneladas de mineral, corriendo su extracción a cargo de los habitantes de siete poblados mineros que se encontraban en un radio de 15 km en torno a la mina. En ellos se han localizado algunos stocks de mineral reducidos a polvo y yacimientos con hachas-martillo de cobre, mazas de piedra, etc. Se estima que del 55 al 60 % de los cobres que en Bulgaria se asocian a la cultura de Gumelnitsa, proceden de las minas de Ai Bunar. Constituyen también la materia prima de las ricas series metálicas de la necrópolis de Varna. Estos cobres han sido exportados hacia el norte, a lo largo de las orillas del mar Negro, hasta las regiones del Dniéper y el Don.
En el territorio de las actuales Bulgaria y Valaquia, se desarrolló desde mediados del V milenio a. C. la cultura arqueológica de Karanovo-Gumelnitsa, en la cual se aprecia un cierto urbanismo con el diseño y construcción de redes de calles y estructuras defensivas. La vivienda seguía en la tradición danubiana de casas hechas con postes y arcilla, tejados a doble vertiente y ventanas redondas, albergando en ocasiones talleres domésticos de herramientas, bisutería y tejidos. Las industrias del sílex, cerámica y cobre aparecen muy desarrolladas, lo que denotaría una fuerte especialización tanto artesanal como minera que, a su vez, requeriría de una clara jerarquización social.
Esta se evidencia en necrópolis como la de Varna (ver supra), datada hacia el 4500 a. C. (13) y en cuyas tumbas encontramos grandes diferencias entre los ajuares, que evidencian caracteres hereditarios y denotan la existencia de una élite principesca. Por lo general las inhumaciones mantenían el rito tradicional (en posición fetal), aunque aparecen algunos cadáveres en posición estirada, así como cenotafios (tumbas simbólicas sin cuerpo, pero con ajuar).
La religión aparece reflejada a través de ciertos edificios considerados templos, que albergan en su interior altares decorados en rojo sobre blanco con motivos solares y espirales. Se supone que sería una religión solar, asociada al culto de la Diosa madre, cuyos ídolos (muy esquematizados) aparecen en abundancia. También se encuentran figurillas votivas con rasgos individuales, tanto femeninas como masculinas y de parejas.
En la fase Karanovo VI (hacia 3600 a. C.) se explotaban las minas de calcopirita de Ai Bunar en Stara Zagora, de las que se conocen 11 pozos de 20 m de profundidad. Se utilizaba el fuego para resquebrajar las rocas y extraer el mineral. Este era convertido en polvo en las aldeas cercanas, para después transportarlo a los lugares donde se fundía. (13) La cerámica es como la de la última fase de Boian, pintada al grafito, apareciendo después nuevas formas como copas de borde grueso sin decorar, recipientes finos de dos asas y los «askoi».
Cultura de Vinča
La cultura de Vinča (Vincha) fue una de las culturas más tempranas de Europa (entre el VI y III milenio a. C.), cuyo asentamiento se encontraba a lo largo del Danubio en Serbia, Rumanía, Bulgaria y Macedonia, aunque huellas de esta cultura se pueden encontrar en los Balcanes, varias zonas de Europa Central y Asia Menor.
Los poblados continúan la tradición de Starcevo, lo que vincula este grupo a la llamada Cultura Tell.
Se han encontrado muchos pueblos bien organizados, con cerámica, figurillas de arcilla antropomorfas y zoomorfas y objetos que muestran numerosos signos que podrían constituir la más antigua protoescritura conocida.
Aunque la cultura Vinča es todavía neolítica y no se considera que forme parte propiamente de la Edad del Cobre, sin embargo los restos más antiguos conocidos de la metalurgia del cobre fueron descubiertos en esta cultura.
Situación de los focos culturales en Europa sobre el 4.000 a.C. (Europa del Sudeste). CC BY-SA 3.0.
La cultura de Vinča obtuvo su nombre del pueblo de Vinča, ubicado en las orillas de Danubio, a 14 km de Belgrado, donde yace uno de los más grandes y más importantes asentamientos neolíticos de Europa Oriental, descubierto en 1908 por el equipo arqueológico de Miloje M. Vasić, el primer arqueólogo de Serbia.
Gracias a los esfuerzos de Vasić, se excavó la parte central y al mismo tiempo la parte más importante del Vinča prehistórico entre los años 1908 y 1934. La labor de Vasić fue interrumpida varias veces por las guerras y los problemas económicos, pero también fue ayudado por el Instituto Arqueológico de Rusia Imperial, así como por el patrón británico, Sir Charles Hyde. Vasić desenterró una gran colección de objetos de arte prehistórico que actualmente se encuentran en los museos y universidades en todo el mundo. Muchos hombres cultos de esa época visitaron la excavación: Veselin Čajkanović, Charles Hyde, J. L. Myres, W. A. Hurtley, Bogdan Popović y Gordon Childe.
Divinidad doméstica sentada de arcilla (4500 a. C.—4000 a. C.) de Vinča-Belo brdo, conservada en el Museo Británico. Michel wal. CC BY-SA 3.0.
Cronología: Por aquel tiempo, tanto los arqueólogos yugoslavos como los rumanos creían que la cultura de Vinča había surgido alrededor de 2700 a. C. Sin embargo, la datación por radiocarbono determinó la fecha de aparición de esta cultura antes de 4000 a. C.
En el VI milenio a. C., la cultura de Vinča cubría el área de los Balcanes centrales, limitando con los montes Cárpatos en el norte, con Bosnia en el oeste, la llanura de Sofía en este y el valle de Skopie en el sur.
La cultura Vinča puede dividirse en dos fases, estrechamente vinculadas con las de su tipo en el yacimiento de Vinča-Belo brdo.
Reconstrucción de una casa vinca. S.sanja de Wikipedia en serbio. Dominio público.
Se trata de agrupaciones de casas de barro y madera rectangulares con varias habitaciones, una de las cuales, la central, suele contar con un horno para el pan.
El punto de partida de Vinča, o fase A, puede considerarse Neolítico, una variante de la cultura de Starcevo-Körös. Las etapas B y C son calcolíticas, la D corresponde al horizonte de Vinča-Plocnik, que toma ese nombre de un escondrijo de objetos metálicos y coincide con la Edad del Bronce.
Los elementos más característicos de la cultura de Vinča son las cerámicas oscuras, con decoración acanalada en relieve, así como sus idolillos de barro y piedra con rostros de cabeza de ave.
Durante la fase Vinča-Plocnik se explotó la mina de Rudna Glâva; cuenta con varios pozos verticales y otros secundarios que se ramifican lateralmente siguiendo las vetas de malaquita. Los testimonios arqueológicos, como las herramientas de asta y más de un centenar de martillos sobre guijarros con estrangulamiento central para el enmangue, se mantienen tal como fueron abandonados por los mineros calcolíticos, lo que permite conocer como se realizó la explotación del mineral.
La roca que contenía los minerales se calentaba mediante hogueras para ser después regada sobre la marcha con agua almacenada en tinajas, lo que provocaba la aparición de grietas. A continuación, se clavaban en estas grietas ciertos picos de asta de ciervo con los que se desgajaban los bloques, que eran trasladados a la superficie. Una vez allí, mediante martillos de minero se desgajaba la ganga del mineral, desmenuzándose este último mediante morteros.
Enlaces externos Cultura de Vinça
Escritura Vinča
La escritura Vinča, también llamada alfabeto Vinča o Escritura europea antigua, es el nombre dado a un tipo de marcas encontradas en una serie de artefactos prehistóricos hallados en el sureste de Europa. Algunos consideran las marcas como un sistema de escritura, atribuible a la cultura de Vinča, que habitó la región hacia 6000-4000 a. C. Otros dudan que las marcas representen una escritura, citando la brevedad de las inscripciones encontradas y lo escaso de símbolos repetidos.
Reproducción de la tablilla circular de Tărtăria. (Rumanía), y datadas hacia el 4500 a.C. Foto: I, Mazarin07. CC BY-SA 3.0,
Las tablas de Tărtăria son tres tablillas de arcilla descubiertas en Tărtăria (Rumanía). Muestran una serie de símbolos grabados que han sido objeto de considerable controversia entre los arqueólogos, en tanto que según algunas opiniones podrían ser una de las primeras formas de escritura del mundo. Se han propuesto dataciones que oscilan entre 5300 a. C. y 3800 a. C.
Las tablillas fueron encontradas en 1961 en Tărtăria, localidad situada a 30 km aproximadamente de Alba Iulia. Nicolae Vlassa, un arqueólogo del Museo de Cluj, desenterró tres tablillas con 26 símbolos, junto con un brazalete y varios restos de huesos humanos. Dos de las tablas son rectangulares y la tercera es circular.
En las tres tablillas solo presenta símbolos una de las caras. Símbolos similares se han hallado en utensilios localizados en las excavaciones de Vinča en Serbia y otros lugares del sur de los Balcanes, por lo que podrían estar relacionados.
Véase también
Cultura de Cucuteni (Cucuteni-Tripolje.)
La cultura de Cucuteni representa la fase culminante del Neolítico final y el Calcolítico de la Europa sudoriental. Floreció entre el 4500 a. C. y el 3000 a. C. Es una cultura arqueológica que se desarrolló en el área de las actuales Rumania, Moldavia y Ucrania, donde alcanza hasta los valles del Bug y el Dniéster en la región del Dniéster-Dniéper.
Su nombre proviene del yacimiento de Cucuteni, situado en la población del mismo nombre, en el distrito de Iaşi, Moldavia rumana, excavado por el paleoetnólogo H. Schmidt a principios del siglo XX.
La cultura de Cucuteni representa la fase culminante del Neolítico final y el Calcolítico de la Europa sudoriental. Floreció entre el 4500 a. C. y el 3000 a. C. Es una cultura arqueológica que se desarrolló en el área de las actuales Rumania, Moldavia y Ucrania, donde alcanza hasta los valles del Bug y el Dniéster en la región del Dniéster-Dniéper.
Su nombre proviene del yacimiento de Cucuteni, situado en la población del mismo nombre, en el distrito de Iaşi, Moldavia rumana, excavado por el paleoetnólogo H. Schmidt a principios del siglo XX.
A la fase inicial de producción llamada pre-Cucuteni y vinculada aún a la Bandkeramik (cerámica de bandas) danubiana sigue el pleno desarrollo de la fase Cucuteni A, con elegantes vasos, decorados con espirales, meandros y motivos en S.
La ornamentación, marcada con un sentido dinámico de la línea y un gusto vivo del color, juega sobre el contraste cromático entre el fondo blanco amarillento y el rojo oscuro de los elementos decorativos, delimitados por un contorno negro.Sucesivamente, el negro adquiere un papel más importante, mientras aparecen las primeras representaciones zoomórficas esquemáticas.
En la última fase los motivos están repartidos en frisos, que subrayan la estructura del vaso, distinguiendo el cuerpo del cuello y del pie.
Ídolos femeninos de terracota y figurillas de animales atestiguan relaciones con el Asia Menor y el Egeo. Pero ya a finales de la primera fase puede observarse también una penetración de elementos del este europeo, documentada por otra clase de cerámica con decoración en forma de peine.
El mismo fenómeno se manifiesta más al sur, en el área cultural de Gulmenita, y se acentúa en la fase final, primera etapa de la evolución hacia la Edad del Bronce.
En este proceso se difunden las tumbas de ocre, análogas a las del Ponto septentrional.El arqueólogo estadounidense J. P. Mallory (1945-) afirma :
La cultura está atestiguada en más de mil sitios, desde pequeños pueblos a vastos asentamientos, que constaron de cientos de vivienda rodeadas por múltiples zanjas.
Estaba centralizada en la mitad del curso alto del río Dniéster llegando por el noreste hasta el Dniéper.
Está presente una cultura urbana, quizás la primera de Europa. La agricultura está atestiguada, tan bien como el ganado, vacuno principalmente, pero de cabras/ovejas y cerdos hay también evidencias. Una parte de los restos es de animales salvajes.
Se conoce desde 1884 en Rumania, y las primeras excavaciones empezaron en 1909.
El primer asentamiento descubierto fue en el norte de Rumania, por tanto el nombre de la cultura proviene de un pueblo rumano. Algunos han sugerido que el centro estaría cerca del pueblo ucraniano de Trypillia, descubierto en 1897. Pero más tarde, se han descubierto más lejos artefactos que indican que el centro geográfico de la cultura probablemente esté más al norte, quizás en la República de Moldavia. Puede ser una cultura indoeuropea. Al menos, la cerámica está conectada con la cultura de Cerámica lineal.
La gran colección de objetos de la cultura de Cucuteni puede ser encontrada en el Museo de Historia y Arqueología en Piatra Neamţ (Rumania).
Hasta 2003 se han identificado más de 2000 emplazamientos de la cultura tripiliana.
Se ha propuesto introducir la reserva de Trypillia en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Reconstrucción de una cabaña tripilia, en el museo de Tripilia (Ucrania).
Fuente foto: Petro Vlasenko (ua.vlasenko.net) – Este enlace. Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Los grandes asentamientos del sur de Ucrania, cerca de los ríos Prut, Dniéster y Bug, solían estar en lugares estratégicos y protegidos por trincheras y terraplenes, llegando a contener entre 1200 y 1700 estructuras (viviendas, almacenes o talleres), que acogerían a varios miles de habitantes. Los edificios seguían un plan urbanístico, ordenados en círculos concéntricos sucesivos, con callejones radiales que partían del centro de la población y aprovechando al máximo el espacio disponible. Hay documentados barrios enteros de artesanos especializados, que disponían de hornos complejos y del torno alfarero, lo que les permitiría producir en serie su cerámica. En Rumanía y Moldavia los asentamientos fueron algo menores, pero aun así, de dimensiones considerables, como el de Petreni, con unas 500 estructuras que pudieron acoger a entre 2000 y 4000 personas. La existencia de asentamientos estables fortificados, la inusual importancia del sector secundario en esta época (en Europa) y la aparición de edificios singulares ha llevado a muchos investigadores a afirmar que las fases más recientes de Cucuteni-Tripilia podrían constituir las más antiguas evidencias europeas de proto-estados.
Cerca de la localidad ucraniana de Nebélivka fueron encontrados restos de un asentamiento de 238 hectáreas con 1.200 edificaciones, 50 calles, un templo y objetos diversos, principalmente de cerámica, que datan de hace aproximadamente 6.000 años. El templo era un edificio de dos pisos de, madera y de barro, rodeado por un patio con galería; la planta superior estaba dividida en cinco salas; dentro de las ruinas hay restos de ocho plataformas de arcilla, que pueden haber sido utilizadas como altares y la plataforma en la planta superior contiene numerosos huesos quemados de cordero, asociados con sacrificio; los pisos y las paredes de las cinco habitaciones de la planta superior fueron» decorados con pintura roja.
Religión y ritual de la cultura Cucuteni-Trypillia
El estudio de la religión y el ritual de la cultura Cucuteni-Trypillia (1) ha proporcionado importantes conocimientos sobre el principio de la historia de Europa. La cultura Cucuteni-Trypillia, que existió en las actuales naciones del sudeste europeo de Moldavia, Rumania y Ucrania durante el Neolítico y la Edad del Cobre, desde aproximadamente 5500 a. C. hasta 2750 a. C., dejó tras de sí miles de ruinas de asentamientos que contienen una gran cantidad de artefactos arqueológicos que atestiguan sus características culturales y tecnológicas. (2).
Para una descripción general de esta cultura, véase el artículo principal de la Cultura de Cucuteni; este artículo trata de sus aspectos religiosos y rituales. Se han encontrado algunas comunidades de Cucuteni-Trypillia que contienen un edificio especial ubicado en el centro del asentamiento, que los arqueólogos han identificado como «santuarios sagrados». Se han descubierto artefactos dentro de estos santuarios, algunos de los cuales han sido intencionalmente enterrados en el suelo dentro de la estructura y que son claramente de naturaleza religiosa, y han proporcionado una visión de algunas de las creencias, y tal vez algunos de los rituales y la estructura que tenían los miembros de esta sociedad. Además, también se han encontrado artefactos de aparente naturaleza religiosa en muchos hogares de Cucuteni-Trypillia.
Altar Cucuteni. CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Muchos de estos artefactos son figurillas o esculturas de arcilla. Los arqueólogos han identificado muchos de ellos como fetiches o tótems, que se cree que están imbuidos de poderes que pueden ayudar y proteger a las personas que los cuidan. Estas figurillas de Cucuteni-Trypillia se han conocido popularmente como «Diosas», sin embargo, este nombre, es en realidad equivocado desde el punto de vista científico. Se han descubierto tantas de estas llamadas Diosas de barro en los yacimientos de Cucuteni-Trypillia que muchos museos de Europa del Este tienen una colección considerable de ellas y, como resultado, han llegado a representar uno de los marcadores visuales más fácilmente identificables de esta cultura para muchas personas. Algunos historiadores como Marija Gimbutas afirman que:
… el desnudo rígido es representativo de la muerte sobre la base de que el color blanco está asociado con el hueso (lo que se muestra después de la muerte). Se pueden encontrar desnudos rígidos en las culturas Hamangia, Karanovo y Cucuteni. (3).
Artefactos arqueológicos. A partir del período Precucuteni III (circa 4800-4600 a. C.), en los asentamientos Cucuteni-Trypillia empezaron a aparecer edificios especiales de santuarios comunales. Continuaron existiendo durante los períodos Cucuteni A y Cucuteni A/B —correspondientes a Trypillia B— (circa 4600-3800 a. C.), pero luego, por alguna razón, estos santuarios comenzaron a desaparecer, hasta el período Cucuteni B (Trypillia C) (circa 3800-3500 a. C.) solo se han descubierto algunos ejemplos procedentes de la exploración arqueológica. Estos santuarios fueron construidos en una arquitectura de estilo monumental e incluían estelas, estatuas, altares y numerosos otros artefactos ceremoniales y religiosos, a veces empaquetados en paja dentro de cerámica. (4).
Diosa del «Reloj de Arena» de la cultura Cucuteni. CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Representación antropomórfica. CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Miniaturas de cerámicas. CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Algunos de estos artefactos originalmente parecían representar temas que son ctónicos (del inframundo), y celestiales. Durante una excavación en 1973 en el sitio de Cucuteni-Trypillia en Ghelăiești, cerca de la ciudad de Neamț, Rumania, el arqueólogo Ștefan Cucoș descubrió una casa en el centro del asentamiento que era el santuario de la comunidad. El siguiente relato escrito por la arqueóloga croata Marina Hoti describe los hallazgos dentro de este santuario:
«En la esquina sureste de la casa se encontró un jarrón rodeado de seis jarrones debajo del piso. El jarrón central estaba al revés, cubriendo otro recipiente con una tapa, en el que se encontraron cuatro figuras antropomórficas, dispuestas en una cruz y mirando a los cuatro lados del mundo. Dos figuras estaban decoradas con líneas y tenían cabezas y patas completamente negras; los otros dos no eran de color, pero tenían rastros de rojo-ocre.» (5).
En mitología y religión, y en particular en la griega, el término ctónico (del griego antiguo χθόνιος khthónios, ‘perteneciente a la tierra’, ‘de tierra’) designa o hace referencia a los dioses o espíritus del inframundo, por oposición a las deidades celestes. A veces también se los denomina telúricos (del latín tellus).
La palabra griega χθών khthốn es una de las varias que se usan para ‘tierra’ y se refiere típicamente al interior del suelo más que a la superficie de la tierra (como hace γαίη gaie o γῆ ge) o a la tierra como territorio (como hace χώρα khora). Evoca al mismo tiempo la abundancia y la tumba.
Las divinidades ctónicas pertenecen a un viejo sustrato mediterráneo, identificado más obviamente con Anatolia. Los ciclos de la naturaleza, los de la vida y la supervivencia tras la muerte están en el centro de las preocupaciones que traducen.
La arqueología revela, especialmente en los lugares de posibles santuarios y en las tumbas de la época neolítica y de la Edad de Bronce, los ídolos actualmente calificados de Grandes Madres o Madres-Tierra, supuestamente relacionados con los cultos a la fecundidad y la fertilidad. La relación de estos objetos con los de otros sitios (notablemente Anatolia) sugiere que esta antigua religión mediterránea asociaba esta diosa con un toro o un cordero, tema que permanecerá largamente en la región.
En Creta, el supuesto culto a esta Gran Diosa se transforma durante el II milenio a. C. a medida que aparecen nuevos actores: diversos animales, plantas, etcétera. Toda una muchedumbre de demonios guía a los dioses, tales como los Curetes o los Dáctilos, que se expanden en esta época y tendrán numerosos descendientes en la mitología griega (quimeras, gorgonas, sirenas, etcétera). La misma Diosa Madre se duplica sin duda como madre e hija, como será más tarde el caso de sus herederas Deméter y Perséfone.
El santuario de los Grandes Dioses de Samotracia albergaba un culto mistérico dedicado a un panteón de divinidades ctónicas, de las que la más importante era la Gran Madre.
En Acragas (actual Agrigento) hay un templo dedicado a las divinidades ctónicas.
Mientras otros términos como «deidad terrestre» suelen tener implicaciones más dramáticas, los términos khthonie y khthonios tienen un significado más técnico y preciso en griego, refiriéndose ante todo a la forma en que se ofrecían sacrificios al dios en cuestión.
Algunos cultos ctónicos practicaban el sacrificio ritual, que a menudo se realizaba de noche. Cuando el sacrificio era una criatura viva, el animal se ponía en un bothros (βοθρος, ‘pozo’) o megaron (μεγαρον, ‘cámara hundida’). En otros cultos, por el contrario, la víctima era sacrificada sobre un bomos (βομος, ‘altar’) elevado. Las ofrendas eran normalmente quemadas íntegramente o enterradas en vez de ser cocinadas y repartidas entre los devotos.
No todos los cultos ctónicos eran griegos, ni todos ellos practicaban el sacrificio ritual: algunos hacían sacrificios en efigies o quemaban ofrendas vegetales.
Aunque las deidades ctónicas tenían una relación general con la fertilidad, no tenían un monopolio sobre esta, ni eran los dioses olímpicos totalmente indiferentes a la prosperidad de la tierra. Así, aunque tanto Deméter como Perséfone cuidaban varios aspectos de la fertilidad de la tierra, la primera tenía un culto típicamente olímpico mientras que el de la segunda era ctónico.
Para mayor confusión, Deméter era adorada junto a Perséfone con idénticos ritos, e incluso esta era ocasionalmente clasificada como una olímpica en la poesía y los mitos. Se ha sugerido que la absorción de algunos cultos anteriores en el nuevo panteón, frente a los que se resistían a ser asimilados, hizo que los mitos más recientes parecieran confusos.
Las categorías olímpica y ctónica no eran, sin embargo, totalmente estrictas. Algunos dioses olímpicos, como Hermes y Zeus, también recibían sacrificios y diezmos en algunos lugares. Los héroes deificados Heracles y Asclepio podían ser adorados como dioses o como héroes ctónicos, dependiendo del sitio y la época de origen del mito.
Más aún, algunas pocas deidades no son fácilmente clasificables bajo estos términos. A Hécate, por ejemplo, era costumbre ofrecerle cachorros en las encrucijadas, lo que con toda seguridad no era un sacrificio olímpico, pero tampoco una ofrenda típica a Perséfone o a los héroes. Debido a sus funciones en el inframundo, Hécate es, sin embargo, clasificada generalmente como ctónica.
Nota: En psicología analítica, el término «ctónico» se usó a menudo para describir el espíritu de la naturaleza interior, los impulsos terrestres inconscientes del Sí-mismo, las profundidades materiales de uno, pero no necesariamente con connotaciones negativas.
Por ejemplo: «La envidia, la lujuria, la sensualidad, la mentira y todos los vicios conocidos son el aspecto negativo y “oscuro” del inconsciente, que puede manifestarse de dos formas. En el sentido positivo, aparece como un “espíritu de la naturaleza”, animando creativamente al Hombre, las cosas y el mundo. En el sentido negativo, el inconsciente (ese mismo espíritu) se manifiesta como un espíritu de maldad, como un instinto destructor».
En estas dos imágenes se puede obtener una representación visual de las cuatro figurillas dentro del jarro o la olla volcada enterrada en el santuario del sitio de Ghelăiești. El análisis posterior de este descubrimiento ha llevado a una serie de interpretaciones de varios estudiosos a lo largo de los años. Ștefan Cucoș, quien descubrió el artefacto, incluyó otros símbolos descubiertos en Ghelăiești, incluyendo representaciones en forma de serpiente, la forma de cruz de los altares y diseños de esvásticas, concluyó que estaba asociado con un ritual de fertilidad dedicado a la diosa, asociando el negro -figuras pintadas con temas ctónicos, y las figuras pintadas de rojo ocre con temas celestiales. (6) El arqueólogo húngaro János Makkay también apoyó una interpretación ritual de fertilidad. Marija Gimbutas, arqueóloga lituana y autora de La civilización de la diosa, interpretó este descubrimiento como una representación dualista del verano y el invierno, que representa el ciclo de la vida y la muerte en la naturaleza. (3).
Sin embargo, el análisis posterior de este descubrimiento incorporó todo el escenario en el que se encontraron estas figuras: específicamente, que fueron enterradas debajo de un recipiente de cerámica volcado. Comparando este hallazgo con otros descubrimientos similares de las culturas contemporáneas en Isaiia y Poduri. (7).
Los estudiosos desarrollaron una teoría de que el cuadro tomado en su lugar, enterrado bajo el piso del santuario, y con las cuatro figuras mirando hacia las cuatro direcciones cardinales, representaba un medio para proteger el santuario y el asentamiento del mal. Las cabezas negras de las figurillas se asociaron con la muerte, y el ocre rojo se pintó en las figurillas en las partes precisas del cuerpo que la cultura Cucuteni-Trypillia pintaba en las partes del cuerpo de sus difuntos antes del entierro. Estas figuras, por lo tanto, probablemente representaban almas difuntas, o seres del inframundo (tierra de los muertos). Al encerrarlos en un recipiente volcado y enterrar todo este conjunto debajo del piso del santuario, estaban protegiendo el asentamiento de las influencias malvadas que representaban estas figuras creando un sigilo mágico de protección.
Un sigilo (del latín sigillum, que significa sello) es un símbolo utilizado en magia.
El término se refiere generalmente a un tipo de firma gráfica de una entidad espiritual. En el uso moderno, especialmente en el contexto de la magia del caos, se refiere a una representación simbólica del resultado deseado del mago.
En la Biblia, en el libro de la Revelación (Apocalipsis) se cuenta que un rollo con dichos sellos desata a los jinetes del apocalipsis.
En la cultura popular, en diferentes programas de fantasía se presentan a los sellos como una forma de atacar con la magia o como una manera de imposibilitar el uso de la magia.
El sigilo como es conocido en el mundo del ocultismo o más específicamente en la magia del caos, se refiere según la directora de audiolibros y Creadora Digital Paola Rebollo,1 a la práctica mágica, que mediante símbolos se llama al deseo de que suceda algún acontecimiento u obtener un beneficio guiado por la manifestación de la práctica «sigilo» ejecutada.
Estatuillas de la Diosa Madre en la cultura Balcánica de Cucutemi
Como evidencia de arqueología, se han descubierto miles de artefactos del Neolítico europeo, principalmente en forma de figuras femeninas. Como resultado, se ha producido una teoría de la diosa. La historiadora principal fue Marija Gimbutas, aun así, esta interpretación es un tema de gran controversia en arqueología debido a sus muchas inferencias sobre los símbolos en los artefactos. (3).
Algunos investigadores consideran que los símbolos utilizados para representar la feminidad son el «rombo de la fertilidad» y el «triángulo» como símbolo de la fecundidad. (8) La cruz, que simboliza el poder de fertilidad y renovación de la naturaleza, a veces se usaba para representar la masculinidad, así como las fases de la luna. (9).
Diseño de Diosa Madre en una cerámica. CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Pendientes de Diosa Madre.
Petro Vlasenko (ua.vlasenko.net) – http://ua.vlasenko.net/trypillia/p1010238.jpg . CC BY-SA 3.0
Diseño en rombo usado como símbolo de la fertilidad. CristianChirita. CC BY-SA 3.0.
Representación de una Diosa Madre.
Este archivo fue subido con Commonist. Cristian Chirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0
Figuras del «Círculo de Diosas»
Estas reuniones rituales se realizaban con un jarrón que tenía una forma muy anómala al estilo Precucuteni y se encontraba lleno de tierra y paja. Los objetos de culto se exponían y se adoraban durante las ceremonias mágico-religiosas. El uso repetido de los mismos está demostrado por la presencia de algunas pequeñas roturas de desgaste. Cuando no estaban en servicio del ritual, probablemente se almacenaban en este recipiente especial. La presencia de tierra debajo de algunas estatuillas guardadas en el jarrón, y la evidencia de cariósidos en la superficie de dos estatuillas y cuatro taburetes, llevó a algunos investigadores a formular la hipótesis de que las piezas habían sido depositadas en tierra y paja con fines mágicos: se habían dejado para brotar. todas las estatuas eran distintas. Algunas de ellas llevan decoraciones geométricas. Se observaron estatuillas maduras —que ya habían dado a luz—, estatuillas jóvenes —que todavía no han dado a luz—, y un bebé. Únicamente las estatuillas maduras podían sentarse a la derecha en los taburetes de arcilla. (10).
Estatuillas de Diosa de los Pájaros
Según algunos investigadores como Gimbutas y Lazarocici, para las comunidades de Precucuteni, los pájaros míticos posiblemente encarnaban un principio solar y el renacimiento de la vida, sirviendo como un símbolo de prosperidad y protección.
Diosas de los Pájaros.
CristianChirita – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Cucuteni Bird Goddess. Piatra Neamt Museum.
Ritos funerarios
Una de las preguntas sin respuesta con respecto a la cultura Cucuteni-Trypillia es el pequeño número de artefactos asociados a los ritos funerarios. Aunque los arqueólogos han explorado asentamientos muy grandes, la evidencia de la actividad funeraria es casi invisible. El arqueólogo estadounidense Douglass W. Bailey escribe que se distingue entre la región oriental de Trípoli y la occidental de Cucuteni-Trypillia:
No hay cementerios de Cucuteni, y los de Trípoli que se han descubierto son muy tardíos. (11)
El descubrimiento de cráneos es más frecuente que otras partes del cuerpo, sin embargo, debido a que aún no se ha realizado un estudio estadístico exhaustivo de todos los restos óseos descubiertos en los yacimientos de Cucuteni-Trypillia, no se puede determinar con precisión, en este momento, el análisis posterior a la excavación de estos descubrimientos.
Algunos historiadores han contrastado las prácticas funerarias de la cultura Cucuteni-Trypillia con la vecina cultura de la cerámica de bandas, que existió desde 5500-4500 a. C. en la región de la actual Hungría y que se extiende hacia el oeste hasta el centro de Europa, haciéndola coincidir con las Fases Precucuteni a Cucuteni A. Las evidencias arqueológicas de los sitios de cerámica lineal o de bandas, han demostrado que practicaban la cremación, así como la inhumación (o entierro). Sin embargo, parece que en la cultura de la cerámica de bandas se hacía una distinción en cuanto al lugar de enterramiento de los cuerpos, basada en el género y la dominación social. Las mujeres y los niños fueron encontrados enterrados bajo el piso de la casa, mientras que los hombres estaban desaparecidos, lo que indica que alguna otra práctica estaba asociada con la forma en que trataban los cadáveres de los hombres. Una de las conclusiones extraídas de esta evidencia fue expuesta por Marija Gimbutas, autora de The civilization of the Goddess: the world of Old Europe (‘La civilización de la diosa: el mundo de la vieja Europa’) en la que teoriza que las mujeres y los niños estaban asociados con el hogar y en el hogar, por lo que serían enterrados bajo la casa, como un acto de conectar sus cuerpos a su hogar. (12).-
En conjunto, tomando en consideración estas características de la cultura vecina de la Cerámica de bandas, los estudiosos han teorizado que pueden encontrarse otros sitios Cucuteni-Tryilianos, incluyendo lugares que pueden estar separados de los asentamientos principales, donde puede haber evidencia de la práctica de la cremación. Los arqueólogos han discutido la ampliación de las áreas de búsqueda alrededor de los asentamientos Cucuteni-Trypillia conocidos para cubrir un área mucho más amplia, y para emplear técnicas modernas para ayudar a tratar de encontrar evidencia de sitios periféricos donde se podría encontrar actividades funerarias. (13)
Además de la cremación y el entierro, se han sugerido otros métodos posibles para disponer de los cuerpos de los muertos. Las arqueólogas rumanas Silvia Marinescu-Bîlcu y Alexandra Bolomey sugieren una práctica común de abandono del cuerpo a merced de la Madre Naturaleza, (14) una práctica que puede ser algo similar a la tradición del zoroastriana de colocar los cuerpos de los muertos sobre una torre del silencio (o Dakhma), que luego son alimentados por las aves carroñeras.
La arqueóloga rusa Tamara Grigorevna Movsha propuso una teoría, en 1960, para explicar la ausencia de algunos huesos, que se considera que tienen poderes mágicos y se dispersaron a propósito en todo el asentamiento. (15)
Otros han sugerido las prácticas de canibalismo, —conocida también como antropofagia—, o excarnación, que es la práctica de quitar la carne y los órganos de los muertos, dejando únicamente los huesos. El arqueólogo rumano Sergiu Haimovici escribe sobre este descubrimiento:
…Alexandra Bolomey… hizo una revisión, (16) de una serie de… restos humanos, (y) encontrados… al menos en parte, (que) tienen un carácter de culto del sacrificio humano y tal vez incluso… una antropofagia de tipo sectario. (17)
Esto indicaría que tal vez se practicaba algún tipo de canibalismo ritualista entre las tribus Cucuteni-Trypillia.
La única conclusión que se puede sacar de las pruebas arqueológicas es que en la cultura Cucuteni-Trypillia, en la gran mayoría de los casos, los cuerpos no fueron formalmente depositados dentro del área de asentamiento.
Incluso en uno de los pocos sitios donde los investigadores han encontrado un número significativo de restos humanos (Poduri Dealul Ghindaru en Rumania), parece posible, al analizar los hallazgos, que en los primeros tiempos de la Cultura de Cucuteni, los niños y los bebés eran inhumados cerca de las casas o incluso bajo el piso de la casa. (18).
Cremación
Varios investigadores tienen algunas hipótesis sobre los rituales del Cucuteni:
- Ritual de incineración de las casas Cucuteni-Trypillya, lo más probable asociado con el entierro y la inmolación.
- Un ritual, que considera el sacrificio enterrado bajo las casas o en el asentamiento, de los animales, sus cabezas o otras partes, posiblemente asociado con la ceremonia de inmolación. (19).
- Un ritual, que consiste en enterrar bajo las viviendas o en el asentamiento cráneos humanos, huesos, a veces quemados, de los fallecidos, posiblemente también se asociaba con la inmolación.
- Los rituales, asociados con el uso del fuego, cuando están en el pozo o fosa, con exclusión de las cenizas, para obtener diversas cosas, probalidades de algún rito de restos de inmolación. También algunos investigadores argumentan que en algunos rituales de la cultura de Cucuteni se han usado figurillas de arcilla antropomorfas, zoomorfas y vasijas binoculares. (20).
Las torres del silencio (también conocidas como dakhma, dokhma o doongerwadi) son edificios funerarios de la religión zoroástrica, ubicados principalmente en Bombay, India, pertenecientes a los parsi, y en Yazd y Kermán en Irán, pertenecientes a los zoroastristas iraníes.
Ver: Tomás Alcoverro, La Vanguardia (1 de diciembre de 2004). «Las torres del silencio zoroastras». Archivado desde el original el 27 de septiembre de 2007. Consultado el 28 de diciembre de 2007.
La religión zoroástrica considera al cadáver humano como un elemento impuro, por lo que está prohibido permitir que estos contaminen a los elementos clásicos de tierra y fuego. Por esta razón los cuerpos son llevados a las torres del silencio, donde su carne es consumida por los buitres. Una vez que los huesos toman el color blanco, por la intervención del sol y del viento, son arrojados al osario ubicado en la parte central del edificio.
Jivanji Jamshedji Modi (1928). «The Funeral Ceremonies of the Parsees, Their origin and explanation».
En la tradición zoroastriana iraní, las torres del silencio son construidas en la cima de colinas o pequeñas montañas en zonas desérticas distantes de centros poblados. A comienzos del siglo XX los seguidores de esa fe abandonaron esta tradición y comenzaron a sepultar a sus muertos en cementerios, e incluso algunos han llegado a cremarlos.
El avesta, que es un conjunto de textos sagrados de la antigua Persia, pertenecientes a la religión zoroastriana y redactadas en avéstico, que es una de las lenguas más antiguas de la familia indoeuropea, encuadrado en el primer milenio antes de Cristo. Habla sobre ceremonias funerarias, pero no así los gathas ( Los Gathas (en avéstico, Gāθās, «cantos») son los 17 himnos, agrupados en cinco cantos religiosos, llamados yasnas que se han atribuido al profeta Zaratustra (Zoroastro), que resultan ser la parte más antigua del Avesta y que están considerados como los textos más sagrados de la fe zoroástrica. ).
Dentro de la tradición de los parsis, las torres son edificios achatados rodeados por bosques y jardines, a los cuales solo tienen acceso unos pocos y elegidos cargadores o portadores de los cuerpos. Los cuerpos son depositados en estas torres en cada uno de los tres círculos que la componen: en la parte externa los hombres, en la central las mujeres y en la más céntrica los niños.
En los últimos años se ha producido un grave descenso en la población de buitres en la India, producto del uso de diclofenaco, medicamento utilizado en mamíferos para reducir el dolor (incluido el ser humano). Esta sustancia se acumula en el cuerpo como parte normal del tratamiento, y cuando el buitre consume el cuerpo del mamífero, el diclofenaco ingresa de forma indirecta al organismo del buitre, provocándole un fallo renal. El uso del diclofenaco fue prohibido en India a partir del 2005 como medida para protección del ave; de hecho, la disminución de la población de buitres ha originado que se clasifiquen como una especie sumamente vulnerable. Esto ha llevado a las comunidades parsis a considerar seriamente la posibilidad de llevar a cabo planes de reproducción asistida de estos animales con el fin de poder continuar con sus ritos funerarios.
- Tomás Alcoverro, La Vanguardia (1 de diciembre de 2004). «Las torres del silencio zoroastras». Archivado desde el original el 27 de septiembre de 2007.
- Jivanji Jamshedji Modi (1928). «The Funeral Ceremonies of the Parsees, Their origin and explanation».
- The Hindu (21 de julio de 2002). «A Zoroastrian Tapestry».
- El Mundo (8 de julio de 2006). «La India pierde a sus buitres». Consultado el 28 de diciembre de 2007.
Un dibujo del siglo XIX de las torres del silencio de Bombay. Fuente dominio Público: Cornelius Brown – Engraving from 1886 book «True Stories of the Reign of Queen Victoria» by Cornelius Brown. Scanned from original copy by Infrogmation (talk).
Tower of Silence, Mumbai
Referencias cultura Cucutemi (Los Balcanes desde el IV milenio a.C)
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- Bolomey, Alexandra (1983). «Noi descoperiri de oase umane într-o așezare Cucuteniană». Cercetǎri arheologice. Colecția Istorie și civilizație (en rumano) (Bucarest: Bucuresti Glasul Bucovinei) 6: 159-173. OCLC 224531079.
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- Piatra Neamt exposición permanente.
- «THE SACRAL WORLD AND THE MAGIC SPACE». Iananu.kiev.ua. Consultado el 20 de diciembre de 2014.
Enlaces externos
- EL PARQUE ARQUEOLÓGICO DE CUCUTENI 2002 – 2003 Archivado el 23 de septiembre de 2021 en Wayback Machine.
- La cultura cucuteni (eolítica o calcolítica).
- The Institute of Archaeomythology La página web del Instituto de Arqueomitología, es una organización internacional de estudiosos dedicada a fomentar un enfoque interdisciplinario de la investigación cultural con especial énfasis en las creencias, los rituales, la estructura social y el simbolismo de las sociedades antiguas. Gran parte de su enfoque cubre temas relacionados con la cultura Cucuteni-Trypillian (en inglés).
- The Vădastra Village Project Un museo de historia viva en Rumania, apoyado por muchas instituciones internacionales.
Resumiendo, y para terminar el tema del proto-estado balcánico de Cucuteni, diremos que:
En las actuales Ucrania occidental, Moldavia y parte de Rumania, se desarrolló esta cultura arqueológica identificada a través de sus recipientes globulares y sus enormes poblados rodeados por fosos y terraplenes. En ella se practicaba el enterramiento en postura extendida. Los cultos a la Diosa madre y a las divinidades animales adoptaron formas más definidas, construyéndose templos y altares al aire libre, así como fosas rituales en las que aparecen (junto a restos animales, vasos, cenizas y trozos de adobe) huesos humanos, lo cual hace pensar en posibles sacrificios rituales de personas. La aparición de cerámica impresa a cordón evidencia contactos con Sredny Stog.
Los grandes asentamientos del sur de Ucrania solían estar en lugares estratégicos y protegidos por trincheras y terraplenes, llegando a acoger entre 5000-8000 personas. Los edificios seguían un plan urbanístico, ordenados en círculos concéntricos sucesivos, con callejones radiales que partían del centro y aprovechaban al máximo el espacio disponible. Hay documentados barrios enteros de artesanos especializados, que disponían de hornos complejos y del torno alfarero, lo que les permitiría producir en serie su cerámica. En Rumanía y Moldavia los asentamientos fueron algo menores, pero aun así, de dimensiones considerables, como el de Petreny, que pudo tener entre 2000 y 4000 habitantes. (17)
Tiszapolgar
La cultura de Tiszapolgar, de tradición tesalia, desarrolló la metalurgia y con esta la estratificación social, visible a través de sus ajuares, que incluyen hachas «mágicas», nódulos de sílex importado y hachas martillo de cobre.
Pueblos de los kurganes
Los grupos de los kurganes fueron asociados por Marija Gimbutas a la expansión por Europa de los idiomas indoeuropeos. Estos grupos eran una amalgama de pueblos diferentes que habitaban las estepas euroasiáticas al norte del mar Negro y que compartían algunos rasgos culturales comunes como los enterramientos en túmulos (kurganes), el uso del caballo o una economía ganadera.
La cultura yamna, también conocida como cultura de las Tumbas de Fosa, se caracterizaba por sus tumbas en forma de túmulo o «kurgán», apareciendo hacia 3500 a. C. al este del Volga y por todo el Turquestán. Instalaban sus pueblos en alturas, fortificándolos a menudo. Su economía era mayoritariamente agropecuaria, con rebaños de ovejas sobre todo. Desarrollaron la metalurgia del cobre y una cierta especialización profesional, aunque las jerarquías no se reflejan con claridad antes del 3000 a. C. Enterraban a sus difuntos bajo túmulos o kurganes (que a veces están rodeados de lajas de piedra) en posición flexionada sobre su espalda, espolvoreando los cadáveres con ocre o yeso y acompañándolos de ofrendas de carne y vasos cerámicos. Cada túmulo suele contener varios enterramientos, lo que les daría carácter de mausoleos familiares.
Simultáneamente, al oeste del Volga se produjeron considerables transformaciones que afectaron a la cultura de Sredny Stog II: a la gran importancia que adquirió el caballo, habría que añadir una clara jerarquización social y la aparición de la decoración cerámica mediante la impresión de cuerdas (cerámica cordada, ver infra). En Crimea y el Cáucaso se distinguen facies regionales, y un ejemplo excelente de una tumba principesca, la de Maykop, quizás un caudillo que dominó una amplia región. En la cuenca del alto y medio Dniéper se diferencia el grupo de Sofijevka, caracterizado por sepulturas de incineración a menudo muy próximas entre sí con una ocasional presencia de ocre en las tumbas.
El origen del término cultura de los kurganes se debe a la arqueóloga lituana Marija Gimbutas (1921-1994), que lo utilizó en 1956 para englobar a una amplia variedad de comunidades originarias de las estepas del medio y bajo Volga, que, según ella, habrían invadido la Europa central modificando su carácter étnico y cultural. Esta teoría ha sido criticada y matizada.
El término kurgán proviene de la palabra rusa (de origen turco) que designa un enterramiento provisto de un túmulo, debajo del cual está la cámara funeraria, normalmente construida en madera. Este fue el método de enterramiento usado por muchos pueblos de las estepas euroasiáticas desde el IV milenio a. C. (los grupos kurganes de Gimbutas) hasta los siglos V y VI d. C. (cuando los utilizaron los hunos y los nómadas magiares).
Referencias: Paloma González Marcén, Vicente Lull y Robert Risch, Arqueología de Europa, 2250-1200 a. C. Una introducción a la Edad del Bronce, Madrid: Síntesis, 1992, pág. 31–32.
Los kurganes son tumbas típicas de la Edad del Bronce ―desde el macizo de Altái hasta el Cáucaso, Rumania y Bulgaria―. A veces son estructuras muy complejas, con subdivisión del espacio y cámaras interiores, que conforman una macrotumba con diferentes habitaciones. En la cámara mortuoria, en el centro de la estructura, se enterraba a miembros de la élite dirigente con ajuares y ofrendas rituales, con frecuencia cadáveres de caballos y carros, pero también vasijas, armas, etc. Aunque son más frecuentes en los territorios europeos y centroasiáticos, el enterramiento tumular se expandió más allá de estos lugares. Los túmulos son de medidas variables, desde 7 a 8 metros de diámetro, por 2 metros de alto, hasta tamaños tan considerables como los 500 metros de diámetro de base para los kurganes de Siberia, por 20 metros de alto, y los 350 metros de base, por 76 metros de alto para el Mausoleo de Qin Shi Huang.
Kurgán de Sarmacia del siglo IV a. C. en Filipovka, al sur de los Urales, Rusia. Este kurgán fue excavado bajo la dirección del Instituto de Arqueología de la Academia Rusa de Ciencias, por el catedrático L. Yablonsky, en el verano de 2006. Fue el primer kurgán completamente destruido y vuelto a reconstruir con su aspecto original. Foto: Barefact. Dominio público.
Periodización y arqueología cultura Yamna
Los kurganes fueron construidos básicamente durante la protohistoria (Edad del Cobre, del Bronce y del Hierro), pero también en época clásica.
Cultura yamna (3200-2300 a. C.)
La cultura iamna data del Calcolítico tardío y el Bronce inicial, y se encuentra en las estepas pónticas (región del Bug-Dniéster-Urales). Fue predominantemente nómada, pero se practicaba la agricultura en las orillas de los ríos y había algunos poblados fortificados. La característica principal de la cultura son las inhumaciones en tumbas excavadas en el suelo y con un túmulo (kurgán). El cuerpo se encuentra en posición de decúbito supino con las piernas dobladas. Los cuerpos aparecen cubiertos de ocre, por eso se la ha llamado la cultura de las tumbas de ocre. Las ofrendas y ajuares de los inhumados consisten en ganado sacrificado, como cerdos, ovejas y, mucho más importante, caballos. Esta cultura fue considerada durante mucho tiempo por los difusionistas como el origen de los protoindoeuropeos tardíos, así como su localización fue considerada el sitio de nacimiento (urheimat) de la lengua indoeuropea.
Oleg siendo velado por sus guerreros, pintura de Víktor Vasnetsov en 1899. Este rito de enterramiento, con túmulo funerario, fue típico tanto entre los escandinavos como en los nómadas de Eurasia. Viktor Vasnetsov.
La cultura yamna (yama significa ‘hoyo’ en ruso, yamna significa del hoyo en ucraniano) o «cultura del sepulcro» es una de las últimas culturas del final de la Edad del Cobre (o Era Calcolítica) y comienzos de la Edad del Bronce, en la región del Bug, Dniéster, Ural (Estepa del Ponto, Caspio). La cultura yamna estuvo activa entre el siglo XXXVI a. C. y el siglo XXIII a. C. Esta cultura era predominantemente nómada, aunque practicaban algo la agricultura cerca de ríos y de algunos castros (fortificaciones).
Mapa que muestra la ubicación de la cultura yamna en el 3500 a. C. en el Viejo Mundo. Se mencionan las culturas de la Cerámica del Peine, Maikop y otras adyacentes. Foto: Yamna-nl.svg: Joostik (discusión · contribs.) derivative work: Rowanwindwhistler (discusión). CC BY-SA 4.0.
Orígenes de la cultura yamna
Se piensa que la cultura yamna podría haberse originado en la zona media del río Volga a partir de la cultura Jvalynsk y en el río Dniéper medio a partir de la cultura Sredny Stog. En su zona occidental, fue sucedida por la cultura de las catacumbas; y en el este, por la cultura de Poltavka y la cultura de Srubna.
En la hipótesis de los kurganes de Marija Gimbutas (1921-1994), la cultura yamna se identifica con los últimos protoindoeuropeos. El pueblo yamna es un candidato —junto con el pueblo Sredny Stog— a ser el lugar de origen (urheimat) del idioma protoindoeuropeo.
La teoría de continuidad paleolítica asocia a las culturas de los kurganes (‘túmulos’) yamna y de Sredny Stog con los pueblos túrquicos. La hipótesis anatoliana y la teoría del diluvio del Mar Negro niegan el origen indoeuropeo propuesto por Gimbutas sobre la hipótesis de la invasión kurgana calcolítica.
La cultura yamna se puede relacionar de manera casi directa con un complejo cultural indoeuropeo (o más específicamente, indoiranio): la cultura andrónovo, que es el complejo arqueológico más antiguo que se puede identificar con un grupo lingüístico indoeuropeo particular. (1)
Algunos no ven a los yamnas como ancestros de los indoeuropeos, sino solo de los indoiranios (migrados hacia el sureste). (2).
Características de la cultura Yamna
Son características de esta cultura las inhumaciones en kurganes (túmulos), en sepulcros tipo hoyo en los que se introducía el cuerpo en posición de decúbito supino con las rodillas dobladas. Los cuerpos eran cubiertos con ocre. En estos kurganes se han encontrado sepulcros múltiples, a menudo con inclusiones posteriores. Se ha descubierto que realizaban ofrendas de animales (ganado, cerdos, ovejas, cabras y caballos), una característica que se asocia tanto a los pueblos protoindoeuropeos como protoindoiranios.
Los restos más antiguos encontrados en la Europa Oriental de un carro con ruedas fueron hallados en el kurgán Storozhova Mohyla (Dnipró, Ucrania), que fue realizado por personas pertenecientes a la cultura yamna. El sitio de sacrificio recientemente descubierto en la Cresta Merguéleva se considera una colina-santuario en la que se practicaban sacrificios humanos.
El genetista David Reich, de la Universidad de Harvard, ha adelantado que conforme a un estudio (3) basado en el análisis de ADN de los restos de 153 individuos, existe evidencia de que hace unos 4500 años descendientes de los yamna invadieron la península ibérica con un importante y perdurable impacto genético. Según dicho genetista, al cabo de algunas generaciones, el ADN del cromosoma Y masculino de los invasores habría reemplazado en un 100% el de los hombres locales (4), una interpretación bajo polémica. (5), (6).
Enterramiento de la cultura de tumbas yamna, en el óblast de Volgogrado. Foto: XVodolazx . CC BY-SA 3.0.
Ánforas encontrada durante las excavaciones. Foto: EvgenyGenkin –CC BY 2.5.
Ornamentos y objetos (de hueso y dientes caninos) encontrados durante las excavaciones. Fotografía de 2008, de una exposición en el Museo del Hermitage de San Petersburgo (Rusia). EvgenyGenkin. CC BY 2.5.
Cultura de Andrónovo (2300-1000 a. C.)
La cultura de Andrónovo es una colección de varias culturas que florecieron en la Edad del Bronce final en Siberia y las estepas asiáticas. Se han identificado como mínimo 4 subculturas:
- Sintashta-Petrovka-Arkaim (2200-1600 a. C.).
- Alakul (2100-1400 a. C.).
- Alekseyevka (1300-1100 a. C.) y
- Fedorovo (1500-1300 a. C.).
Como se ha dicho, su límite por el oeste corresponde con el territorio de la cultura de Srubna, por el norte con la taiga (desierto de coníferas), por el este con la depresión Minusinsk y por el sur hasta el Tienshan, la cordillera del Pamir y Koppet Dag.
Era un pueblo de nómadas pastores, identificados con la cultura del caballo, como casi todos los pueblos de Asia. Los kurganes de esta región seguían una tradición proveniente de la Edad del Bronce y con continuidad en la Edad del Hierro. El túmulo podía ser de piedra o tierra y tenía siempre una o varias cistas en piedra (cofre) en el interior, cada una con una sepultura. Los diámetros podían ser entre 7 y 13 metros, y una conservación del túmulo de entre 0.55 y 2.5 metros. Las fosas eran ovales o rectangulares, y los cuerpos se orientaban del noroeste al sureste, y se enterraban a profundidades de 2.3 metros. El individuo se colocaba en decúbito dorsal, con el cráneo en la orientación noroeste, los brazos estirados al lado del cuerpo y las piernas paralelas (Bendezu-Sarmiento, 2006). En el Hierro final se conocen aún kurganes en Kazajistán, con cofre de piedra y túmulo de piedra o tierra, pero es una tradición en decadencia que va desapareciendo a lo largo de este periodo.
La cultura andrónovo (en ruso Андро́новская культу́ра) se desarrolló del 2000 a. C. al 1200 a. C. Se han hallado restos arqueológicos en el norte de Asia central y el suroeste de Siberia. En la región de Minusinsk se superpuso con la cultura afanásievo. (1)
La cultura de Andrónovo se extendió sobre un gran territorio desde la Siberia meridional al noreste, hasta el río Sir Daria al sur, y de este a oeste entre la cordillera de Altái y los montes Urales. (2) El sitio epónimo se encuentra ubicado en las coordenadas 55°53′N 55°42′E, a orillas del río Yeniséi.
Esta cultura pasó por tres períodos diferentes:
- fase antigua (siglos XVII a XVI a. C.).
- fase desarrollada (XV a XIV a. C.) y
- fase reciente (XIII a IX a. C.).
Los portadores de la cultura andrónovo practicaban la agricultura de cereal (trigo y cebada) y una ganadería sedentaria, que devino trashumante en la Fase Reciente. El caballo era especial objeto de cría; este equino fue utilizado por los andrónovos para la monta y para arrastrar carros de dos ruedas, (3) encontrados en las necrópolis de esta cultura.
Culturas arqueológicas asociadas con la cultura de Andrónovo (según la enciclopedia EIEC (Enciclopedia de cultura indoeuropea): * Cultura Yaz, * Cultura BMAC (complejo arqueológico Bactria Margiana), * Cultura del río Swat, * Cultura del Cementerio H, * Copper Hoard (cultura de los depósitos de cobre) * Painted Grey Ware (cultura de la cerámica gris pintada).
Los andrónovos desarrollaron una notable metalurgia2 (principalmente en bronce), gracias a la riqueza mineral del territorio donde se asentaban; también destinaban parte de la producción mineral al comercio con las poblaciones protourbanas de las cultura Namazga (en el actual Turkmenistán y en la Bactriana) y con los pueblos del Complejo Arqueológico Bactria-Margiana. Su cerámica fue especialmente elaborada entre los siglos XV y XIII a. C., con dos estilos diferenciados provenientes de dos centros artesanales en Alakul y en Fedorovo.
En la Fase Antigua los asentamientos de los andrónovo estaban constituidos por pequeñas aldeas fortificadas. Con el tiempo estas fortificaciones (que eran principalmente recintos de leños y barro) desaparecieron y las poblaciones se organizaron en aldeas de planta circular.
Los pastores de la cultura andrónovo fueron los primeros en utilizar la yurta.
La cultura andrónovo es sobre todo conocida por sus sepulturas, que estaban constituidas principalmente por los túmulos, llamados luego en turco-tártaro (y posteriormente en ruso) kurganes.
Reconstrucción del vestuario y joyería de una mujer de la cultura andronovo entre los siglos XVII a XIII a. C. Foto: Interfase. D. Público.
Se considera muy posible que la cultura andrónovo fuese indoeuropea. Esto se deduce por los numerosos rasgos culturales que ulteriormente existieron en las poblaciones iranias: importancia casi sagrada —o directamente sagrada— del caballo, de la ganadería y del pastoreo, el culto al fuego y el culto al Sol (en la cultura andrónovo se constata la presencia de un culto a una deidad solar muy semejante a Mitra). También resulta muy probable que los andrónovos junto a los afanásievos fueran los ancestros de los tocarios.
Véase también
- Anthony, David; Vinogradov, Nikolai (1995), «Birth of the Chariot», Archaeology 48 (2): 36–41.
- Mallory, J.P. (1989), In Search of the Indo-Europeans: Language, Archaeology, and Myth, London: Thames & Hudson.
- Mallory, J. P. (1997), «Andronovo Culture», Encyclopedia of Indo-European Culture, Fitzroy Dearborn.