Foto de entrada (izq), «El principe de los lirios, de Cnosos. Foto: Harrieta171. Foto derecha: Grifo, de Cnosos. Foto: Karl432 y Paginazero. Ambas CC BY-SA 3.0.
Arte minoico o cretense es el arte de la civilización minoica o cretense, una civilización prehelénica que se desarrolló en la isla de Creta entre el III milenio a. C. y el II milenio a. C..
La mayor colección de arte minoico está en el Museo Arqueológico de Heraclión, cerca de Cnosos en la costa norte de Creta. El arte minoico, con otros restos de la cultura material, especialmente la secuencia de estilos cerámicos, ha permitido a los arqueólogos definir las tres fases de la civilización minoica: minoico antiguo, minoico medio y minoico reciente.
Puesto que la madera y los textiles han desaparecido, los más importantes supervivientes del arte minoico son la cerámica como vasijas, copas o ánforas con motivos marinos: peces,pulpos, algas, caracoles; la arquitectura palacial con sus frescos, incluyendo los paisajes, petroglifos; y los elaborados sellos de piedra tallados.
Fresco de la taurocatapsia. Palacio de Cnosos. La taurocatapsia (del griego antiguo ταυροκαθάψια) era un ejercicio en el que los gimnastas realizaban demostraciones de agilidad, a pie o a caballo con la mediación de un toro salvaje. Aunque el término taurocatapsia se usó originalmente para describir los saltos del toro que se practicaban en Tesalia en la época clásica, el término se ha generalizado para abarcar los de otras épocas y lugares. Así, es un motivo del arte figurativo de la Edad del Bronce Media, y en particular del arte minoico, en donde aparecen escenas de esta actividad en numerosas ocasiones, tanto en la decoración de paredes como en sellos y en algunas figurillas. Foto: unknown ancient artist – ArtStudy version 2.0 (Saskia Ltd, Thomson Wadsworth). Dominio Público.
El arte minoico es una de las expresiones más fascinantes y refinadas del mundo antiguo. Nació en la isla de Creta hacia el tercer milenio antes de Cristo y alcanzó su máximo esplendor entre los años 2000 y 1450 a. C., durante la llamada civilización minoica, que se considera la primera gran cultura europea. Su nombre proviene del legendario rey Minos, aunque fue acuñado en tiempos modernos por el arqueólogo británico Arthur Evans, quien a comienzos del siglo XX descubrió el palacio de Cnosos y desenterró los restos de esta cultura tan singular.
A diferencia de otras civilizaciones contemporáneas, el arte minoico no estuvo centrado en templos o tumbas monumentales, sino en los palacios y en la vida cotidiana. Esto revela una sociedad más abierta, menos obsesionada con la muerte y más volcada en el disfrute de la existencia y del entorno natural. Los palacios de Cnosos, Faistos, Malia y Zakros eran complejos arquitectónicos extensos y laberínticos, con patios, almacenes, talleres, salas de culto y habitaciones decoradas con frescos de vivos colores. Estos edificios servían no solo como residencias de los gobernantes, sino también como centros económicos, administrativos y religiosos, auténticos núcleos de la vida cretense.
En la pintura mural minoica se aprecia un estilo libre, dinámico y lleno de movimiento. Los artistas utilizaban una paleta brillante de azules, rojos, amarillos y blancos, aplicados sobre yeso húmedo, lo que daba gran durabilidad y frescura a las imágenes. Los temas más frecuentes eran escenas de la naturaleza —delfines, flores, pájaros, monos— y actividades humanas como procesiones, bailes o rituales. Una de las representaciones más célebres es la de los jóvenes saltando sobre toros, que probablemente aludía a ceremonias religiosas o deportivas. A diferencia del arte egipcio o mesopotámico, en el arte minoico las figuras humanas aparecen con una graciosa sensación de ligereza, sin rigidez, transmitiendo vitalidad y armonía.
La escultura minoica fue más modesta en tamaño, pero muy expresiva. Destacan las pequeñas figurillas femeninas hechas en cerámica o marfil, muchas de ellas identificadas como “diosas de las serpientes”, símbolos de fertilidad y poder. También se realizaban delicadas tallas en piedra y marfil que muestran un dominio técnico refinado y una sensibilidad muy desarrollada hacia la forma y el detalle.
La cerámica minoica, por su parte, alcanzó un altísimo nivel artístico y técnico. Las formas eran elegantes, finamente modeladas y decoradas con motivos naturales, especialmente marinos: pulpos, conchas, peces o algas. Esta tendencia, conocida como estilo marino, expresa la estrecha relación de los cretenses con el mar Egeo y con su entorno insular. Con el tiempo, la cerámica se volvió más estilizada, incorporando motivos geométricos y líneas onduladas que evocan movimiento.
Otro campo en el que el arte minoico brilló fue la orfebrería. Se elaboraron joyas de oro y plata con una habilidad sorprendente, empleando técnicas avanzadas como el repujado, la filigrana y el granulado. Los temas decorativos, al igual que en otras artes, evocaban la naturaleza, los animales y los símbolos religiosos. Estos objetos reflejan no solo el gusto estético de los minoicos, sino también su prosperidad y su conexión con las rutas comerciales del Mediterráneo.
El arte minoico transmitía una visión del mundo optimista y vitalista. En él no hay escenas de guerra ni de violencia; en cambio, abunda la representación de la alegría, la danza y la comunión con la naturaleza. Esto sugiere una sociedad relativamente pacífica y equilibrada, donde el arte cumplía una función tanto estética como espiritual. Las mujeres aparecen frecuentemente representadas, lo que indica que tenían un papel destacado en la religión y quizá en la vida social, algo poco común en otras culturas antiguas.
El final del arte minoico se sitúa alrededor del 1450 a. C., cuando la isla de Creta sufrió la influencia y posteriormente la dominación de los micénicos, procedentes del continente griego. Aunque los micénicos adoptaron muchas formas artísticas minoicas, su espíritu era distinto, más militar y jerárquico. Con esa fusión se cerró una etapa brillante del arte mediterráneo, pero la herencia minoica perduró y se convirtió en una de las raíces más profundas del arte griego posterior.
En conjunto, el arte minoico representa un momento de extraordinaria armonía entre el ser humano y la naturaleza, entre la técnica y la belleza. Su frescura, su elegancia y su libertad creativa hacen de él una de las manifestaciones más bellas y originales de la Antigüedad.
Figurilla de marfil hallada en el palacio de Cnosos que representa un acróbata realizando el salto del toro. Se conserva en el Museo Arqueológico de Heraclión. Chris 73 / Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.
En Tesalia está atestiguada por testimonios numismáticos la celebración de la taurocatapsia al menos desde el siglo V a. C. En estas celebraciones, los saltadores cabalgaban sobre un caballo y desde allí saltaban sobre el cuello o el lomo del toro, agarraban sus cuernos y trataban de hacerle caer al suelo. Es posible que sobre el lomo del animal el saltador también hiciera acrobacias. Después de cortar la cabeza al toro, esta se otorgaría como ofrenda a una divinidad local.
Los más antiguos ejemplos de la existencia de celebraciones en el mundo minoico donde aparecen escenas de salto del toro se dan en representaciones en vasijas en la llanura de Mesara que se pueden fechar hacia 2200-2000 a. C.
Había saltos de diferentes tipos: el más conocido es el llamado «salto de Evans», que consistía en agarrar al toro por los cuernos e impulsarse realizando una acrobacia. En algunas variantes, el saltador no tocaba los cuernos del toro sino que saltaba sobre el lomo para realizar la acrobacia, o bien realizaba un salto lateral para caer al otro lado.
Algunas características de estos eventos no están claras. Algunos han defendido que el lugar donde se celebraban eran los patios centrales de los palacios pero, en contra de esta opinión, se ha argumentado que no hay pruebas de la existencia de barreras para que los asistentes a estos eventos estuvieran seguros —aunque podrían haberse colocado barreras de madera que, por tanto, no se hubieran conservado— y que las losas del pavimento de estos patios podrían hacer resbalar al toro. Hay dudas sobre la participación de las mujeres en estos espectáculos, dado que hay representaciones donde parecen apreciarse rasgos femeninos en los participantes, pero las ropas se consideran masculinas.
La función del ejercicio del salto del toro en la sociedad minoica ha tenido diferentes interpretaciones, desde considerarlas puramente festivas hasta atribuirles un fuerte carácter religioso. Se ha sugerido que podría haber sido un ritual de iniciación para adolescentes.9 Mediante este ejercicio los jóvenes adquirirían simbólicamente fuerza y fertilidad. Se ha propuesto también que podría tratarse de un rito de investidura de reyes, o una ceremonia funeraria que serviría para garantizar la supervivencia tras la muerte.
- Serrano Espinosa, Manuel (2002). Universidad Complutense de Madrid, ed. Taurokathapsia y juegos del toro desde sus orígenes hasta la época imperial romana. Madrid. pp. 167, 204, 314. Consultado el 8 de septiembre de 2018.
- No obstante, en las inscripciones, el nombre que se aplica a las celebraciones de Tesalia es Ταυροθηρία, y la inscripción más antigua donde se menciona la taurocatapsia procede de Esmirna (Corpus Inscriptionum Graecarum 3212). Cf. Serrano Espinosa 2002, pp.321-322.
- Serrano Espinosa, Manuel (2002). Taurokathapsia y juegos del toro desde sus orígenes hasta la época imperial romana. p. 314-316.
- Francisco Gracia Alonso (2018). «Arthur Evans. El hombre que creyó en la leyenda de Minos». Arqueología e historia (Madrid: Desperta Ferro Ediciones) (17): p.14. ISSN 2387-1237.
- Serrano Espinosa, Manuel (2002). Taurokathapsia y juegos del toro desde sus orígenes hasta la época imperial romana. p. 370-373.
- Susan Lupack (2018). «La religión minoica». Arqueología e historia (Madrid: Desperta Ferro Ediciones) (17): pp. 27-28. ISSN 2387-1237.
- Manuel Bendala (1988), Los albores de Grecia, pp.48-49, Colección Historias del viejo mundo nº 9, Grupo 16. ISBN 84-7679-100-3.
Arquitectura minoica. Los palacios
La arquitectura minoica, desarrollada en la isla de Creta durante la civilización minoica (aproximadamente 3000-1450 a.C.), es conocida por sus innovaciones y belleza.
Los palacios minoicos constituyen una de las manifestaciones arquitectónicas más notables del mundo antiguo y son el reflejo material de una civilización avanzada, organizada y estéticamente refinada. Surgieron en la isla de Creta hacia el segundo milenio antes de Cristo, en un contexto de prosperidad económica y estabilidad política que permitió el desarrollo de grandes centros urbanos. Estos complejos no eran simples residencias de reyes o gobernantes, sino auténticos centros administrativos, religiosos y comerciales que articulaban la vida de toda la región.
El ejemplo más famoso es el palacio de Cnosos, descubierto y reconstruido parcialmente por el arqueólogo británico Arthur Evans a comienzos del siglo XX. Su diseño, de apariencia laberíntica, dio origen al mito del laberinto del Minotauro. El palacio se extendía en varios niveles alrededor de un gran patio central, que era el núcleo de la vida ceremonial y comunitaria. A su alrededor se distribuían habitaciones residenciales, talleres artesanales, almacenes, santuarios y dependencias administrativas, conectados por pasillos, escaleras y terrazas. La ausencia de murallas defensivas sugiere que la sociedad minoica vivía en un periodo de relativa paz, confiada en su dominio marítimo y en la protección que ofrecía el mar Egeo.
Desde el punto de vista arquitectónico, los palacios minoicos sorprenden por su complejidad y por la racionalidad de su diseño. Las construcciones estaban adaptadas al terreno y aprovechaban la luz natural mediante patios, balcones y ventanas. Los arquitectos minoicos dominaban técnicas constructivas avanzadas y utilizaban materiales como piedra, madera y ladrillo recubierto de yeso. Las columnas, características por su forma invertida —más anchas en la parte superior que en la inferior—, eran de madera pintada de rojo o negro y sostenían techos planos o terrazas. Estas columnas, junto con las escaleras monumentales y los frescos que adornaban las paredes, daban a los palacios una sensación de amplitud, elegancia y movimiento.
El sistema de distribución interna revela una organización funcional sorprendente. En los niveles inferiores se encontraban los almacenes, donde se guardaban enormes tinajas de cerámica llamadas pithoi, destinadas a conservar aceite, vino, cereales y otros productos agrícolas. Estas reservas eran controladas por una administración centralizada, lo que demuestra el alto grado de planificación económica de la civilización minoica. También existían talleres donde artesanos elaboraban joyas, cerámicas y tejidos, lo que convierte a los palacios en verdaderos centros de producción y redistribución.
Las zonas residenciales y de culto se situaban en las partes más elevadas y luminosas. En las salas principales, conocidas como megarones, se celebraban ceremonias religiosas, banquetes o reuniones de carácter político. Los frescos que decoraban las paredes representaban escenas de la vida cotidiana, motivos florales, animales marinos o figuras humanas en actitud ritual, todo ello realizado con un sentido del color y del movimiento que aún hoy impresiona. La combinación de arquitectura, pintura y escultura dentro de los palacios daba lugar a un conjunto armonioso, donde arte y función se unían de manera natural.
El agua y el saneamiento fueron otro de los logros técnicos de los palacios minoicos. Cnosos, por ejemplo, contaba con un complejo sistema de tuberías de barro cocido que distribuía agua corriente a distintas dependencias y evacuaba aguas residuales, algo extraordinario para la época. También se han hallado restos de baños y letrinas, lo que muestra una preocupación por la higiene y el confort inusual en otras civilizaciones contemporáneas.
Cada palacio tenía su propio carácter, aunque compartían una estructura básica. El de Faistos destacaba por su equilibrio arquitectónico y por la pureza de su diseño; el de Malia tenía amplios patios y zonas de almacenamiento bien organizadas; el de Zakros, situado junto al mar, mostraba una clara orientación comercial y marítima. Estos palacios no eran copias unos de otros, sino variaciones sobre un mismo concepto arquitectónico que evolucionó a lo largo de los siglos, desde las primeras construcciones del periodo protopalacial hasta las más refinadas del neopalacial.
Los palacios minoicos no solo fueron obras de ingeniería, sino también expresiones simbólicas del poder y de la religión. En ellos se veneraban divinidades relacionadas con la naturaleza, la fertilidad y los ciclos de la vida. Los espacios sagrados, como los adyta o santuarios interiores, estaban reservados a los ritos y a las ceremonias, a menudo asociados a sacerdotisas o figuras femeninas de autoridad. Esta presencia constante de lo femenino en el arte y en la arquitectura refuerza la idea de que la religión minoica tenía un fuerte componente matriarcal.
El final de los grandes palacios llegó hacia el 1450 a. C., cuando una serie de catástrofes naturales y posiblemente invasiones micénicas pusieron fin a la hegemonía minoica. Sin embargo, el modelo palacial cretense dejó una huella profunda en la arquitectura del mundo egeo. Los micénicos adoptaron muchos de sus rasgos y los reinterpretaron en su propio estilo, más militar y monumental, transmitiendo así la herencia minoica a la cultura griega posterior.
En conjunto, los palacios minoicos representan un equilibrio perfecto entre utilidad, belleza y simbolismo. Su arquitectura no buscaba imponerse por la fuerza ni por la grandiosidad, sino por la armonía, la luz y la fluidez de los espacios. En ellos se refleja una civilización que amaba la vida, el color y el orden, y que entendía la arquitectura como una prolongación natural del paisaje y de la existencia humana. Por todo ello, los palacios de Creta siguen siendo una de las cumbres más admirables del arte y la técnica del mundo antiguo.
Palacios
Los palacios minoicos son las estructuras más emblemáticas de esta civilización. Los más conocidos son los de Cnosos, Faistos, Malia y Zakros. Características comunes incluyen:
- Patios centrales: Grandes patios abiertos que actuaban como centros de actividad y circulación.
- Complejidad: Laberintos de habitaciones, pasillos y escaleras que se extendían en múltiples niveles.
- Almacenamiento: Muchas habitaciones dedicadas al almacenamiento de alimentos y bienes.
- Administración: Espacios para actividades administrativas y religiosas.
Técnicas Constructivas
- Materiales: Uso de piedra, ladrillos de barro y madera.
- Columnas: Columnas de madera pintadas de rojo o negro, con fustes que se estrechan hacia abajo, y capiteles grandes y redondos.
- Mampostería: Muros de mampostería y estucos pintados.
- Techos: Planos o ligeramente inclinados, muchas veces con terrazas.
Decoración
- Frescos: Pinturas murales que representan escenas de la naturaleza, animales, figuras humanas y actividades cotidianas.
- Estucos: Superficies de estuco pintadas con diseños geométricos y naturales.
Colores: Uso de colores vivos como el rojo, azul, amarillo y blanco.
Funcionalidad
- Sistemas de agua: Avanzados sistemas de suministro y drenaje de agua, incluyendo tuberías de terracota.
- Ventilación y luz: Uso inteligente de la luz natural y la ventilación a través de patios, ventanas y puertas.
Urbanismo
- Ciudades y asentamientos: Además de los palacios, había ciudades y pueblos con viviendas bien planificadas, calles pavimentadas y plazas públicas.
Innovaciones
- Uso del espacio: Optimización del espacio disponible mediante la construcción en varios niveles.
- Tecnología: Innovaciones en técnicas de construcción y en la gestión del agua.
Ejemplos Destacados
- Palacio de Cnosos: El más grande y complejo, asociado con el mito del Minotauro y el laberinto.
- Villa de Hagia Triada: Conocida por sus frescos y arquitectura bien conservada.
- Palacio de Festo
La arquitectura minoica no solo refleja la habilidad técnica y artística de esta civilización, sino también su organización social y su capacidad para manejar recursos y tecnología avanzados para su época.
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Reconstrucción del aspecto del palacio de Cnosos. Deror_avi – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
A partir de 1900 el inglés Arthur Evans excavó las ruinas de Cnosos. Las de Festo y Hagia Triada fueron excavadas en la misma época por la Scuola Archeologica Italiana di Atene, dirigida por Federico Halbherr y Luigi Pernier. Las de Malia fueron excavadas a partir de 1915 por Iosif Hatzidakis, y posteriormente por la Escuela de Arqueología Francesa de Atenas. Las excavaciones de Zakros fueron iniciadas por D. G. Hogarth, de la British School of Archaeology at Athens, que las abandonó sin identificar los restos principales, hallados por Nikolaos Platón en 1961.
En los cinco lugares se hallaron restos de lo que los arqueólogos denominaron «palacios»: estructuras palaciales complejas, sin murallas defensivas, edificadas con piedra escuadrada y una estructura interna en torno a grandes patios y diferentes salas decoradas con pinturas al fresco, salas-almacenes con enormes tinajas, escaleras monumentales y soberbias plataformas.
Los llamados «cuernos de consagración», palacio de Cnosos. Storeye – Trabajo propio. Dominio Público.
«Cuernos de consagración» es una expresión acuñada por Arthur Evans para referirse a un símbolo, muy frecuente en la cultura minoica de la antigua Creta, que supuestamente representa los cuernos de un toro sagrado. Llegó a la conclusión, tras encontrar numerosos ejemplos en contextos minoicos y micénicos, de que los «cuernos de consagración» eran un «artículo más o menos convencional del instrumental ritual derivado de los cuernos reales del toro sacrificado».
Otros autores, entre los que se encuentran William Brede Kristensen, Wilhelm Gaerte y Nanno Marinatos, en cambio, han relacionado este símbolo con un ideograma egipcio parecido y han sugerido que lo que representa este símbolo no son cuernos de toro, sino montañas.
Los cuernos de consagración de piedra de arenisca porosa tan fotografiados de los Propíleos Este de Cnosos (imagen, derecha) son una restauración, pero se colocaban cuernos de consagración de piedra o arcilla sobre el tejado de los edificios de la Creta neopalacial, o en tumbas o santuarios, probablemente como signos de santidad de la construcción.
El símbolo aparece también en sellos minoicos, a menudo acompañados de dobles hachas y bucráneos, que forman parte de la iconografía del sacrificio minoico de toros. Los cuernos de consagración se encuentran entre las imágenes de culto pintadas en los baúles minoicos llamados lárnax, a veces en solitario; puede haber flores entre los cuernos, o bien dobles hachas.
Las ciudades minoicas estaban conectadas con caminos pavimentados de piedra, formados por bloques cortados con sierras de bronce. Las calles tenían alcantarillado y las instalaciones de aguas residuales estaban disponibles para las clases altas, mediante tuberías de arcilla.
Los muros inferiores eran construidos con piedra y escombros, y los muros superiores de adobe. Techos de madera sujetaban los tejados, de tejas planas. Había en cada palacio un vestíbulo y una gran sala para recepciones o asambleas que los griegos llamaban megaron. Las columnas figuraban en el vestíbulo y sala principal como soportes secundarios, siendo los primarios gruesos muros y en todo caso consistieron en soportes cuadrados o en columnas de madera las cuales disminuían de diámetro en la parte inferior y se coronaban con un capitel anular sencillo. Entre todos ellos, es célebre el edificio de Cnosos, que Evans llamó «Palacio de Minos» o «del Laberinto» (como si allí hubiese estado la corte del mítico rey Minos que ordenó construir el laberinto de Creta) y luego fue conocido como «Palacio del Hacha» o «del Hacha Doble» (labrys) porque se observa, esculpida por todas partes, en relieve o en bulto, esa doble hacha a la cual muy probablemente se le daba culto. Todos esos edificios, junto con los primeros teatros (semejantes a los posteriores de diseño griego) que también allí se descubrieron pertenecen a los tiempos de mayor apogeo de la civilización minoica, hacia el siglo XVII a. C. y fueron destruidas por una invasión micénica hacia el año 1400 a. C..
Los primeros palacios fueron construidos al final del minoico inicial en el tercer milenio a. C. (Malia). Mientras que antiguamente se creía que la fundación de los primeros palacios fue simultánea y se databa alrededor del 2000 a. C. (la fecha del primer palacio en Cnosos). Actualmente se propone que los palacios fueron construidos durante un período más largo, en ubicaciones diferentes, en respuesta a los desarrollos locales. Los principales palacios más antiguos son Cnosos, Malia y Festo.
Los palacios cumplieron una plétora de funciones: sirvieron como centros de gobierno, sedes administrativas, santuarios, talleres y espacios de almacenamiento (por ej. para cereal). Estas diferencias podrían haber parecido artificiales a los minoicos.
El uso del término «palacio» para los palacios más antiguos, representando una residencia dinástica y sede del poder, ha sido blanco de la crítica, y el término «edificio del tribunal» ha sido propuesto en su lugar. Sin embargo, el término original está probablemente demasiado bien arraigado para ser reemplazado. Las características arquitectónicas que han sido usados definir la arquitectura palaciega son el uso de mampostería y sillares, ortostatos, columnas, salas de audiencias públicas o tribunales, escaleras, etc.
La creencia convencional de que los palacios más recientes reconstruyeron los más antiguos, puede estar escondiendo las diferencias funcionales fundamentales. La mayoría de los palacios más antiguos tenían solamente una planta y no fachadas representativas. Tenían forma de U, con un gran patio central, que en general es más pequeño en los palacios posteriores. Los últimos palacios se caracterizaron por la multiplicación de los edificios y la construcción en varias plantas. Las fachadas del oeste se realizaban con sillares de arenisca. Cnosos es el ejemplo mejor conocido.
Maqueta que reconstruye el aspecto probable del palacio de Malia. Foto: Yu.Denisov. Dominio público.
Reconstrucción del salón del trono del palacio de Cnosos. Olaf Tausch. CC BY 3.0.
Infraestructura hidráulica del palacio de Hagia Triada. Olaf Tausch. CC BY 3.0.
Reconstrucción del aspecto de un patio interior del palacio de Cnosos. Foto: O. Mustafin. CC0.
La columna minoica
Una de las contribuciones más notables de los minoicos a la arquitectura es su columna característica, más ancha en la parte alta que en la parte inferior. Se la suele denominar columna minoica o «invertida», porque la columna griega es más ancha en la parte intermedia inferior (el éntasis, que crea una ilusión de mayor altura). Las columnas cretenses estaban también hechas de madera, y eran generalmente pintadas de rojo. Se elevaban sobre una simple basa de piedra y se remataban con un capitel en forma de moldura redonda, de aspecto similar a una almohada.
Arquitectura funeraria
Durante el periodo prepalacial (3000 a. C.-2000 a. C.) se conocen lugares de enterramiento en los que se practica el rito de la inhumación. Se han encontrado tumbas excavadas en la roca y estructuras circulares (tholos) con un basamento circular de piedra y una cubierta vegetal. También hay tumbas en cistas y silos de esta época, generalmente de carácter colectivo. Durante el periodo paleopalacial (2000 a. C.-1700 a. C.) se evolucionarán las tumbas de planta circular, prestando más atención a los ajuares funerarios en las vasijas de enterramiento.
En el periodo neopalacial (1700 a. C.-1400 a. C.) la forma más común será la tumba-edificio, que constaba de una serie de habitaciones en las que se depositaba el ajuar funerario (como la tumba real de Isopata) o la llamada tumba-templo, en la que un edificio religioso daba paso a un patio abierto al fondo del cual se abría una cripta. Sobre dicha cripta, una habitación columnada tendría la función de lugar de culto.
Ajuar funerario
Un ajuar funerario, en arqueología y antropología, se refiere a los objetos colocados con el cuerpo de los muertos en su tumba, ya sea mediante inhumación o cremación
Sugieren la creencia en alguna forma de vida después de la muerte, ya que, por lo general, son bienes personales, provisiones para allanar el camino del difunto en la otra vida o bien, son ofrendas a los dioses. El ajuar funerario es un tipo de ofrenda votiva. La mayoría de los ajuares funerarios recuperados por los arqueólogos son objetos inorgánicos, tales como cerámica y utensilios de piedra y metal, pero existen pruebas de que también se depositaron objetos orgánicos que se han deteriorado desde que se colocaron en las tumbas.
Higueras, Álvaro, Las jerarquías sociales y el estudio de patrones funerarios.
Pintura mural
La pintura mural minoica se ha documentado en Creta y en las islas Cícladas, continuándose en Micenas. Se inició en el Neolítico, con yeso pintado con pigmentos rojos y negros, y se comenzó a desarrollar una técnica de fresco diferente de la que se empleaba en Egipto o el Oriente Próximo. En el periodo palacial se perfeccionó la técnica y se añadieron pigmentos azul, gris, amarillo y blanco; inicialmente sólo con decoración geométrica sobre fondos claros, tanto en paredes como en suelos. Fue en Cnosos donde se inició la decoración figurativa, primero con temas florales, y se hizo más compleja la paleta, añadiendo pigmentos naranja y verde, y oscureciendo los fondos. (1) Los colores son planos y vivos, de gama reducida, conseguidos mediante pigmentos minerales.
Delfines, de Cnosos. Armagnac-commons. CC BY-SA 3.0. Ver mayor resolución.
Los conjuntos más importantes proceden del palacio de Cnosos y de las casas de Akrotiri, en Thera. La mayoría de los conservados son del final del periodo neopalacial, entre 1600 a. C. y 1480 a. C..
La pintura figurativa se desarrolló a partir de precedentes egipcios, sin embargo desarrolló formas originales. Incluso se especula con la posibilidad de una influencia en sentido opuesto (los llamados «frescos minoicos de Tell el-Daba -Avaris-).
Se considera que la función de la pintura minoica sería fundamentalmente religiosa. En cuanto a la temática destacan las escenas de la vida religiosa o cortesana, así como los paisajes. Las figuras humanas representan a personas jóvenes, con hombres atléticos con la piel rojiza o anaranjada solo vestidos con taparrabos o faldellines cortos y mujeres pálidas vistiendo el traje típico de falda larga de volantes y corpiño que deja al aire los pechos. En los paisajes se representan plantas cretenses o, en ocasiones, egipcias. Los animales son representados en movimiento, con el llamado «galope minoico».
Las pinturas más conocidas han recibido denominaciones específicas: el fresco de los lirios (también llamado de las azucenas), de una villa de Amniso, el fresco de la taurocatapsia; los portadores de ofrendas y las decoraciones del Megaron de la reina (a base de delfines) o del Salón del trono de Cnosos, (con grifos). Entre las figuras aisladas sobresalen La Parisienne, el príncipe de los lirios, el recolector de azafrán (el más antiguo descubierto, restaurado erróneamente con rasgos humanos, pero que originalmente representaría un mono azul -en Akrotiri hay unos recolectores de azafrán-), (2) o el Pájaro azul. (3)
Una de las últimas obras de la pintura cretense sería el sarcófago de Hagia Triada, en el que varios personajes realizan actos de culto, como sacrificios cruentos e incruentos, al son de instrumentos musicales.
El río, de Akrotiri. Fresco de un paisaje con río procedente de las excavaciones de la Edad del Bronce en Akrotiri, en la isla griega de Santorini.
Sarcófago de Hagia Triada. Foto: J. Ollé. CC BY-SA 3.0.
El sarcófago de Hagia Triada es una de las piezas más importantes y representativas del arte funerario de la civilización minoica. Fue descubierto en la localidad de Hagia Triada en Creta y data aproximadamente del siglo XIV a.C. Este sarcófago ofrece una valiosa visión de las prácticas religiosas y funerarias de los minoicos.
El sarcófago de Hagia Triada es una de las obras más enigmáticas y valiosas del arte minoico. Fue hallado en una tumba cerca de la localidad de Hagia Triada, en la isla de Creta, y data aproximadamente del siglo XIV antes de Cristo, durante el periodo neopalacial, cuando la civilización minoica alcanzaba sus últimas etapas bajo la influencia micénica. Se trata de un sarcófago de piedra caliza pintada, de unos 1,37 metros de largo, decorado con escenas de extraordinaria complejidad simbólica y refinamiento técnico. Su importancia radica no solo en su calidad artística, sino también en la información que ofrece sobre la religión, los rituales funerarios y la concepción de la vida y la muerte en la Creta minoica.
A diferencia de la mayoría de los sarcófagos contemporáneos, que solían ser de madera y carecían de decoración, este ejemplar está completamente pintado con frescos que narran ceremonias y ofrendas rituales. Las escenas muestran figuras humanas, animales, altares y símbolos religiosos, todos dispuestos con un sentido narrativo que sugiere la existencia de un elaborado ceremonial funerario. En una de las caras largas se observa una procesión en la que varias figuras humanas ofrecen sacrificios y libaciones ante un altar decorado con cuernos de consagración, símbolo sagrado de la religión minoica. En la otra cara aparecen dos carros tirados por animales, posiblemente cabras o grifos, que transportan a personajes divinos o al propio difunto en su tránsito al más allá.
La riqueza iconográfica del sarcófago de Hagia Triada ha suscitado numerosas interpretaciones. Algunos estudiosos consideran que las escenas representan el ritual de divinización del difunto, una ceremonia en la que el muerto era integrado en el mundo de los dioses a través de sacrificios y cantos. Otros piensan que se trata de una recreación simbólica del ciclo de la vida y la muerte, vinculada a las divinidades de la fertilidad y a la renovación de la naturaleza. Lo cierto es que las imágenes revelan una profunda espiritualidad y una visión religiosa muy desarrollada, donde la muerte no es un final, sino una transformación.
Desde el punto de vista artístico, el sarcófago muestra la madurez del arte minoico tardío. Las figuras están representadas con elegancia, movimiento y proporción. Los colores —ocres, azules y rojos— se mantienen sorprendentemente bien conservados y fueron aplicados con la técnica del fresco sobre el yeso húmedo, lo que permitió su permanencia a lo largo de los siglos. La composición de las escenas, el ritmo de las figuras y la combinación de elementos humanos, animales y simbólicos reflejan una sensibilidad plástica excepcional, comparable a la de los frescos de Cnosos o Akrotiri.
El contexto histórico también es relevante. Hagia Triada fue uno de los principales centros administrativos y residenciales de Creta durante el periodo neopalacial. Su relación con el cercano palacio de Faistos sugiere que allí vivían miembros de una élite poderosa, probablemente sacerdotal o aristocrática, con acceso a una cultura refinada y a un sistema religioso complejo. El sarcófago, por tanto, no es un objeto aislado, sino el testimonio de una sociedad culta, organizada y profundamente ritualizada.
El simbolismo de las escenas revela el carácter sincrético de la religión minoica en sus últimas fases, ya influida por el mundo micénico. Elementos típicamente cretenses, como los cuernos de consagración, las aves sagradas o las ofrendas de líquidos, conviven con rasgos más propios de la iconografía continental, como los carros o los personajes masculinos armados. Esta fusión de estilos y creencias anticipa la transición hacia la cultura micénica que dominaría el Egeo en los siglos posteriores.
El sarcófago de Hagia Triada ocupa un lugar privilegiado dentro de la historia del arte mediterráneo. Es uno de los pocos ejemplos conservados que documentan de forma directa los rituales religiosos de la civilización minoica, una cultura en la que el arte, la religión y la vida cotidiana formaban un todo inseparable. Además, constituye una prueba de la sofisticación técnica y simbólica alcanzada por los artistas cretenses, capaces de expresar con delicadeza tanto la solemnidad de los ritos como la esperanza de trascendencia.
En definitiva, el sarcófago de Hagia Triada no solo es una obra maestra del arte funerario minoico, sino también un documento visual de primer orden para comprender la espiritualidad y la visión del mundo de aquella civilización. A través de sus imágenes, se revela una sociedad que concebía la muerte como un paso ritual hacia la eternidad, una civilización que encontraba en el arte la forma más elevada de representar el misterio de la existencia y la continuidad entre el mundo humano y el divino.
Características del Sarcófago de Hagia Triada
Material y Construcción
- Material: Hecho de piedra caliza.
- Tamaño: Aproximadamente 137 cm de longitud, 50 cm de ancho y 91 cm de altura.
- Forma: Rectangular, con una tapa plana.
Decoración y Arte
- Pinturas: El sarcófago está ricamente decorado con frescos pintados, utilizando una paleta de colores vivos como rojo, azul, amarillo y blanco.
- Técnica: Las pinturas son de estilo fresco, aplicadas sobre una capa de yeso húmedo.
Motivos y Escenas Representadas
- Rituales Funerarios: Las escenas pintadas en el sarcófago representan rituales funerarios y ceremonias religiosas. Estas incluyen ofrendas, sacrificios y procesiones.
- Figuras Humanas: Las figuras humanas están representadas en diferentes actividades rituales, como llevando ofrendas, tocando instrumentos musicales y participando en sacrificios.
- Animales: También aparecen animales, posiblemente como parte de los sacrificios rituales.
- Elementos Mitológicos: La iconografía incluye elementos que pueden tener significados mitológicos o simbólicos, reflejando las creencias religiosas de los minoicos.
Importancia Religiosa y Cultural
- Rituales y Creencias: El sarcófago proporciona información sobre las prácticas religiosas y las creencias en el más allá de la civilización minoica. Las escenas de ofrendas y sacrificios sugieren la importancia de los rituales para honrar a los muertos y a los dioses.
- Simbolismo: Las decoraciones pueden tener significados simbólicos relacionados con la vida, la muerte y la resurrección.
Descubrimiento y Conservación
- Descubrimiento: Fue descubierto en una tumba en la localidad de Hagia Triada por arqueólogos italianos a principios del siglo XX.
- Ubicación Actual: Actualmente, el sarcófago se encuentra en el Museo Arqueológico de Heraclión en Creta, donde es una de las piezas destacadas de la colección minoica.
Importancia Histórica
El sarcófago de Hagia Triada es una pieza crucial para el estudio de la civilización minoica, ya que ofrece una rica fuente de información sobre sus prácticas funerarias, sus creencias religiosas y su arte. Además, muestra la habilidad técnica y artística de los minoicos en la creación de arte funerario.
El sarcófago de Hagia Triada es una obra maestra de la alfarería y la pintura minoica, y sigue siendo objeto de estudio e interés para arqueólogos, historiadores y entusiastas del arte antiguo. Sus detalladas escenas pintadas no solo embellecen la pieza, sino que también proporcionan una valiosa ventana a las prácticas y creencias de una civilización fascinante.
El príncipe de los lirios, de Cnosos. Photo prise par Harrieta171 – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.
Grifo, de Cnosos. photo by Paginazero. Ver archivo original. CC BY-SA 3.0.
La Parisienne, de Cnosos. anónimo – from Le musée absolu, Phaidon, 10-2012. Dominio Público.
Las jóvenes de azul, de Cnosos.
Desconocido – Flickr: The Ladies in Blue. Uploaded 25 de octubre de 2007
The Ladies in Blue. CC BY-SA 2.0
Detalle de la decoración de un friso, de Cnosos. Photo prise par Harrieta171 – File:Knossos frise pieuvre.JPG. Dominio Público.
Papiros, de Akrotiri. Fresco of papyrus plants from the bronze age excavations of Akrotiri on the greek island Santorini. Dominio Público.
El pescador, de Akrotiri.
Anónimo – from Le musée absolu, Phaidon, 10-2012
Fresco of a fisherman, Akrotiri, Santorini, Greece. Height: 1.10 m. Dominio público.
Los púgiles, de Akrotiri.
Desconocido – from Le Musée absolu, Phaidon, 10-2012
Young boxers fresco, Akrotiri, Greece. This fresco depicts two naken children wearing a belt and boxing gloves. Their head is shaved, excepted two long locks on the back, and two shorter on the forehead. Their dark skin indicates their gender. The boy at left is more reserved, and wears jewelry (bracelets, necklace) which indicates a high social status. Work from the same artist of the Antilops fresco. Room B1, building B in Akrotiri.
Cerámica minoica
La cerámica minoica es una de las expresiones artísticas más destacadas de la civilización minoica, que se desarrolló en la isla de Creta durante la Edad del Bronce, aproximadamente entre el 3000 y el 1100 a.C. Esta cerámica es conocida por su calidad, diversidad de formas y estilos decorativos, y refleja aspectos importantes de la vida y cultura minoica.
La cerámica minoica constituye una de las expresiones más refinadas y representativas del arte cretense, y es, sin duda, una de las principales fuentes para comprender la evolución cultural, técnica y estética de la civilización minoica. Su desarrollo abarca más de un milenio, desde el período prepalacial (alrededor del 3000 a. C.) hasta la decadencia de los palacios hacia el 1100 a. C. A lo largo de este extenso periodo, la cerámica cretense experimentó una notable evolución, tanto en la calidad técnica como en la riqueza decorativa, reflejando los cambios sociales, religiosos y artísticos de una de las civilizaciones más sofisticadas del Mediterráneo antiguo.
Desde sus orígenes, la cerámica minoica muestra una clara orientación hacia la funcionalidad y la belleza. Los primeros ejemplos, del período prepalacial, eran sencillos recipientes hechos a mano, de formas redondeadas y decoraciones incisas o pintadas con motivos geométricos simples. Sin embargo, ya desde estas etapas tempranas se percibe una preocupación por la armonía de las proporciones y por la decoración, lo que anuncia el gusto artístico que caracterizará toda la producción minoica posterior.
Con la aparición de los grandes palacios en torno al 2000 a. C., durante el período protopalacial, la cerámica alcanzó un nuevo nivel de perfección. Se introdujo el torno de alfarero, lo que permitió una mayor precisión en las formas y una producción más regular. Los artesanos cretenses, probablemente organizados en talleres vinculados a los centros palaciales, crearon una amplia variedad de recipientes destinados tanto al uso doméstico como al ceremonial y al almacenamiento. Entre las formas más comunes destacan las jarras, copas, ánforas, cántaros y las grandes tinajas llamadas pithoi, empleadas para guardar aceite, vino o cereales.
Durante esta etapa se desarrolló el estilo Kamares, llamado así por las cuevas del monte Ida donde se hallaron los primeros ejemplares. Este estilo representa la cúspide del arte cerámico minoico. Las piezas son ligeras, finamente torneadas y decoradas con una rica policromía sobre fondo oscuro. Los motivos, pintados en blanco, rojo y naranja, combinan formas geométricas, espirales, ondas, flores y líneas curvadas que transmiten movimiento y dinamismo. La elegancia y la perfección técnica de estas piezas indican que no eran simples objetos de uso cotidiano, sino productos de lujo destinados a las élites palaciales o al culto religioso.
Tras la destrucción de los primeros palacios alrededor del 1700 a. C., se inicia el período neopalacial, etapa de renovación y esplendor que marca el auge de la civilización minoica. En este tiempo, la cerámica evoluciona hacia una decoración más naturalista, inspirada directamente en el entorno marino y vegetal de Creta. Nace así el estilo marino, quizá el más característico y admirado del arte minoico. En él, los alfareros decoraban los vasos con pulpos de tentáculos ondulantes, conchas, peces, delfines, corales, algas y motivos vegetales que parecen flotar sobre la superficie curva de las vasijas. Esta representación libre y orgánica muestra la profunda relación que los minoicos mantenían con el mar y con la naturaleza, así como su sentido estético basado en la armonía y el movimiento.
La técnica en esta fase alcanzó un nivel muy alto. Las piezas eran modeladas con precisión, de paredes delgadas y cocidas a alta temperatura, lo que les confería resistencia y brillo. Los fondos eran de color claro o rojizo, y los motivos se aplicaban en tonos oscuros o viceversa, creando contrastes de gran belleza. En muchos casos, las composiciones eran asimétricas, lo que añade una sensación de espontaneidad y vida.
A partir del 1450 a. C., con la llegada de la influencia micénica, la cerámica minoica experimentó una transformación. Las decoraciones se volvieron más esquemáticas y rígidas, y los temas naturalistas fueron sustituidos por motivos geométricos y lineales. Este cambio refleja un proceso de helenización y de pérdida de la frescura creativa característica de la etapa anterior. Sin embargo, incluso en este periodo final, la cerámica cretense siguió siendo de gran calidad y mantuvo su influencia en el arte del Egeo.
En cuanto a su función, la cerámica minoica cumplía un papel central en la vida cotidiana, económica y religiosa. Los grandes pithoi servían para el almacenamiento de productos agrícolas, fundamentales en una economía palacial que dependía de la redistribución. Los vasos pequeños se utilizaban para servir alimentos y bebidas, mientras que otros, más elaborados, se destinaban a ritos sagrados y ofrendas. En muchos casos, los recipientes se encontraron en contextos funerarios, lo que sugiere que también formaban parte del ajuar de los difuntos y tenían un significado simbólico relacionado con la vida después de la muerte.
La decoración de las cerámicas no era puramente ornamental. Muchos de los motivos tenían un valor simbólico y religioso. Las espirales podían representar el movimiento del agua o del viento, los pulpos y los peces evocaban el poder del mar, las flores de loto y los lirios la fertilidad y la renovación. Así, cada pieza era una síntesis de técnica, arte y creencia, reflejo del pensamiento minoico, en el que la naturaleza y lo divino estaban profundamente entrelazados.
La cerámica minoica, en conjunto, se distingue por su elegancia, su equilibrio y su vitalidad. Los alfareros cretenses alcanzaron un dominio técnico comparable al de los grandes talleres de otras civilizaciones antiguas, pero lo hicieron con una sensibilidad única, más libre y lírica. En sus manos, la arcilla dejó de ser una simple materia útil para convertirse en un vehículo de expresión artística.
Hoy, las cerámicas halladas en Creta —en Cnosos, Faistos, Malia, Hagia Triada y otros yacimientos— se conservan en museos de todo el mundo y constituyen uno de los testimonios más valiosos del espíritu minoico. A través de ellas es posible sentir la continuidad entre arte, naturaleza y vida que definió a esta cultura. Su belleza no radica solo en la forma o el color, sino en la impresión de movimiento, libertad y armonía que transmiten. En cada vaso, jarra o copa minoica se encierra el eco de un mundo que supo conjugar técnica y sensibilidad, utilidad y belleza, humanidad y divinidad.
Características de la Cerámica Minoica
Períodos Principales
- Periodo Prepalacial (3000-1900 a.C.): Desarrollo inicial de técnicas cerámicas.
- Periodo Protopalacial (1900-1700 a.C.): Innovaciones en estilo y técnica con la construcción de los primeros palacios.
- Periodo Neopalacial (1700-1450 a.C.): Apogeo de la cerámica minoica con decoraciones más elaboradas.
- Periodo Postpalacial (1450-1100 a.C.): Declive y mezcla de estilos debido a la influencia micénica.
Formas y Tipos
- Kamares: Vasijas finas y ligeras con decoraciones en colores vivos sobre fondo oscuro, típicas del Periodo Protopalacial.
- Pithoi: Grandes vasijas de almacenamiento utilizadas para guardar aceite, vino y otros productos.
- Cántaros y Jarras: De diferentes tamaños, utilizados para almacenar y servir líquidos.
- Rhyton: Vasijas rituales en forma de cuerno, utilizadas en ceremonias religiosas.
Técnicas de Fabricación
- Torno de alfarero: Permitió la producción de vasijas más uniformes y simétricas.
- Decoración pintada: Uso de pigmentos minerales para crear diseños coloridos.
- Incisión y relieve: Técnicas decorativas que implicaban tallar o modelar la arcilla para añadir textura.
Estilos Decorativos
- Estilo Kamares: Decoración abstracta y geométrica con motivos espirales, ondulados y florales en colores rojo, blanco y amarillo sobre un fondo oscuro.
- Estilo Marino: Motivos marinos como pulpos, peces, delfines y algas, que reflejan la importancia del mar en la vida minoica.
- Estilo Floral: Motivos vegetales y florales, con representaciones naturalistas de flores, hojas y ramas.
- Estilo de Palacio: Más formal y estilizado, con representaciones simbólicas y ceremoniales.
Función y Uso
- Doméstico: Utensilios de cocina, almacenamiento de alimentos y líquidos, y servicio de comida.
- Ritual: Vasijas utilizadas en ceremonias religiosas, ofrendas y rituales funerarios.
- Comercial: Cerámica exportada a otras regiones del Mediterráneo, mostrando la red comercial minoica.
Ejemplos Destacados
- Jarra con Pulpo: Un ejemplo clásico del estilo marino, con un pulpo pintado que envuelve toda la superficie de la vasija.
- Vasija de Estilo Kamares: Con diseños abstractos y colores vivos sobre fondo negro, mostrando la habilidad en el uso del torno y la pintura.
- Rhyton en Forma de Cabeza de Toro: Utilizado en ceremonias religiosas, mostrando la importancia del toro en la iconografía minoica.
Importancia Histórica y Cultural
La cerámica minoica no solo es valiosa por su belleza y técnica, sino también porque proporciona información crucial sobre la vida cotidiana, las prácticas religiosas, las redes comerciales y las interacciones culturales de la civilización minoica. La evolución de los estilos y técnicas cerámicas refleja el desarrollo cultural y tecnológico de los minoicos a lo largo de los siglos.
Conclusión
La cerámica minoica es un testimonio de la sofisticación y creatividad de la civilización minoica. Sus diversas formas y estilos decorativos ofrecen una rica fuente de información sobre la cultura, la economía y la religión de esta fascinante civilización antigua.
Referencia: Open Ai (2025). Chat GPT. Plus (Gran Modelo de Lenguaje). https://chatgpt.com/chat.
Pithos, vasijas del tipo tinaja, de Cnosos.
Pithos o pitos, del griego antiguo πίθος (el plural es píthoi), es una vasija grande habitualmente de forma ovoide y panzuda, aunque también se han encontrado con forma de barril, esférica, piriforme, ovoide elongada, y con boca ancha o estrecha.
Antonio Caro, en su Diccionario de términos define pithos como tinaja grande y ovoidal empleada en Grecia para contener grano, aceite o vino y opcionalmente para usos funerarios.
Se utilizaban para conservar virtualmente cualquier cosa pero, sobre todo, cereales y aceite. Del tipo tinaja y fabricados con una decoración tosca o sin ella, los pitos podían alcanzar una altura superior a la humana. Como recipiente tipo tuvieron su continuación en el dolium de la alfarería romana. Típicos del periodo minoico, se hallaron en abundancia entre los restos del Palacio de Cnosos, pero también en el yacimiento arqueológico submarino del pecio de Uluburun, lo que parece certificar su uso en el transporte de mercancías.
Pithos también es el nombre dado a las vasijas cerámicas de gran tamaño utilizadas por los fenicios y púnicos para el almacenaje y transporte de mercancías. Son de forma esférica u ovoide, con boca ancha, y pueden llevar de dos a cuatro asas, geminadas y de sección circular.
Su decoración es variada, e incluye desde bandas pintadas con engobe rojo, enmarcadas en líneas negras, a simples líneas horizontales en negro. Tanto el tipo de decoración como su forma se difundieron rápidamente entre los poblados indígenas mediterráneos.
También se utilizaron las de tamaño grande en las necrópolis para depositar dentro los cadáveres en un tipo de inhumación más antigua que la posterior cremación y colocación de las cenizas y fragmentos óseos en urnas cinerarias; así por ejemplo, en la cultura ibérica de El Argar se utilizaron, durante su fase B (1500-1300 a. C.), en enterramientos.
Pithos, vasijas del tipo tinaja, de Cnosos. Harrieta171. CC BY-SA 3.0.
La Cerámica minoica es más que una útil herramienta para datar la civilización minoica. Su rápida secuencia de estilos artísticos revela el placer en la novedad, y además ayuda a los arqueólogos a asignar las fechas relativas de los estratos arqueológicos. Vasos conteniendo aceites y ungüentos, exportados desde siglo XVIII a. C. de Creta, han sido encontrados en sitios de las islas egeas y el continente griego, en Chipre, a lo largo de la costa de Siria y en Egipto, mostrando los altos contactos comerciales con los minoicos. La excelente cerámica llamada de Kamarés y la del Minoico final estampada de «estilo marino» son los puntos álgidos de la cerámica minoica.
En el periodo minoico antiguo las cerámicas se caracterizan por dibujos lineales de espirales, triángulos, líneas curvas, cruces. En el periodo minoico medio los diseños naturalistas de peces, calamares, pájaros y lirios eran comunes. En el periodo minoico reciente, las flores y animales eran los más característicos, pero aumentó la variación. El estilo palacial de la región alrededor de Cnosos se caracterizó por una fuerte simplificación geométrica de los temas naturalistas y el monocromatismo. Son significativas las similitudes entre el minoico reciente y el arte micénico.
Escultura y orfebrería
Durante el periodo prepalacial apenas hay indicios de escultura en Creta. Tan solo se han encontrado algunas figuras humanas bastante toscas, que podrían representar símbolos masculinos y femeninos.
Del periodo paleopalacial se ha encontrado la base de una estatua de culto en el templo de Anemospilia, primer caso minoico de una estatua de estas características. También han aparecido pequeños idolillos masculinos y femeninos. Los masculinos aparecen desnudos, llevando tan solo un cinturón ancho y una daga; los femeninos presentan faldas acampanadas y corpiños ajustados que dejan al aire los senos. Se han encontrado algunos objetos de orfebrería de metal noble.
En el periodo neopalacial se da un gran avance en la escultura, utilizando marfil, bronce y terracota. La representación más típìca de éste momento es la llamada «diosa de las serpientes», varias figuras de cerámica vidriada o loza y, alguna, de marfil y oro. Son figuras femeninas con la vestidura minoica típica que reciben su nombre de las serpientes que aparecen enroscadas en el cuerpo. También se han encontrado figuras de acróbatas en marfil.
Ritón con forma de cabeza de toro.
Un ritón o rhyton (en griego «ῥυτόν», rhyta en plural) es un recipiente de la Antigüedad usado para beber o bien para verter un líquido en alguna ceremonia como la libación. Su morfología evoluciona desde formas similares al cuerno o la cabeza de animal, hasta un tipo de ánfora con un asa semicircular.
La libación consiste en derramar parte del líquido sobre el altar, o en el suelo, mientras se pronunciaba una oración. La mayoría de las veces se ofrece vino mezclado con agua (la mezcla que se bebe habitualmente) pero, según los tipos de ritual, también vino puro, leche, o una mezcla de vino, agua y miel.
Hesíodo evoca las de la mañana y las de la noche. Homero habla de la que precede al sueño. También abren la comida: un gesto propiciatorio que tiene el mismo valor que la ofrenda de las primicias alimentarias. Con frecuencia señalan una partida o una llegada, colocando los actos familiares bajo la protección de los dioses que se convierten así en testigos o cómplices.
Caro Bellido, Antonio (2008). Diccionario de términos cerámicos y de alfarería. Cádiz: Agrija Ediciones. p. 201. ISBN 84-96191-07-9.
Fatás, Guillermo (2006). Diccionario de términos de Arte y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática. Madrid: Alianza Editorial. p. 355. ISBN 84-206-3657-6.
Vaso ritual zoomorfo. Andree Stephan– CC BY 3.0.
Joyas de oro con forma de labrys (doble hacha). Wolfgang Sauber.- CC BY-SA 3.0.
- La Edad del Bronce egea, Akal, 2000, ISBN 8446011999, pg. 199.
- Pintura. Civilización minoica, en Artehistoria.
- (ca. 1450), restaurado por Émile Gillieron (hijo), que fue identificado por el arqueólogo Arthur Evans (1928) como un Coracias garrulus.
- El Pájaro Azul Archivado el 1 de marzo de 2012 en Wayback Machine.. The Palce of Minos, citado en Identification of the rose, sage, iris, and lily in the «Blue Bird Fresco».
CONFERENCIA: «Forma, color y oro: del arte minoico al arte micénico» | Fátima Díez Platas
Esta segunda conferencia del ciclo dedicado a las civilizaciones del Egeo, impartida por la profesora de Historia del Arte Fátima Díez Platas, aborda el arte de la Creta minoica, con especial atención a la pintura mural y a las llamadas «artes menores» como sellos y gemas. Los frescos del palacio cretense de Cnosos –reconstruidos a comienzos del siglo XX– y los murales intactos de los palacios de la isla de Tera muestran la inspiración del arte minoico en la naturaleza, el interés por la representación de animales y figuras humanas y la preferencia por las formas curvilíneas. Para concluir, la conferencia aborda las relaciones del arte minoico con el arte micénico.
