Los hospitales hispanomusulmanes
Tras definir el carácter de la asistencia a los enfermos en el entorno del Islam, el paso siguiente es preguntarse ¿qué entendem os por hospital?. La semántica del término en el ámbito cristiano viene contaminada por el hospitium del derecho romano, pasando por la evolución que le adjudicaron los posteriores siglos de cristianismo. Una primera respuesta válida para el entorno del Islam es: un lugar —o más genéricam ente espacio (funcional)—destinado para la estancia de los enfermos; con mayor precisión: un espacio en el cual, o se reúne a los enfermos para una mejor asistencia médica, o se propicia ésta colegiadamente, o se recluye a un determinado tipo de enfermos. En este caso sería el médico quien se desplaza a ver los pacientes a estos centros asistenciales o casas de curas, siendo los enfermos quienes se quedan en estos espacios fundados para ellos. Desde bien pronto a esta com binación de: lugar + asistencia médica se le añadió un plus conceptual de caridad/espiritualidad.
Cuando añadimos al espacio una organización asistencial, no sólo de médicos y especialistas, sino de administradores de las rentas a ellos destinados, le adjuntamos edificios específicos, farmacia y huertos dependientes, es cuando trasciende a una realidad asistencial superior y hablamos del hospital-institución. Con éste es con el que se identifica el maristan.¿Por qué surgen estos espacios dedicados a los enfermos, cuando lo habitual era que el paciente acuda, incluso desde muy lejos, a ver al facultativo? En la multiplicidad de respuestas a esta, en apariencia, simple pregunta hallaremos la variedad regional que del hospital islámico hallamos en los textos.
El Bimáristán en Oriente: Institución y plurifuncionalidad
El maristán se origina y es en esencia una institución del Oriente musulmán. Ausentes en época omeya, son un elemento más que la dinastía ‘abbásí sucesora íntegra de la rica herencia sasánida. La cultura y la administración persas son asumidas con interés por un estado en construcción necesitado de soluciones u regentes. Por ello es lógico que, asumido ya el pasado helenístico en el período omeya, se busquen soluciones de corte persa para las nuevas necesidades. Así, es asumido desde el nom bre (blmar, enfermo + stn, lugar de), hasta la propia estructura y peculiaridades com o institución. Es una consecuencia más del concepto de estado implantado por los ‘abbásíes, que busca la centralización y el control exhaustivo de los recursos y las personas, al estilo de la administración persa.
El máristán surge como medio para el control de: la administración de la medicina, de la formación de los médicos, de los enormes recursos en forma de habices instituidos con destino a los enfermos en Oriente, y finalmente, de la sanidad y del gran número de enfermos de las grandes ciudades orientales, que convenía centralizar. Es una inteligente solución a múltiples problemas de salud pública, de calidad en el ejercicio de la medicina, de control de los enfermos, y de las rentas a ellos destinadas. Una medida de centralización comprensible si se considera que los problemas de las ciudades orientales son proporcionales a su tamaño. Ahora bien, la multiplicación de los hospitales por Oriente se debió, más que al aumento de las necesidades médicas, a la multiplicación de las dinastías a lo largo del mundo islámico desde fines del s. III/IX : cada soberano quiso dotar de estos timbres de gloria a sus reinos, para asociar así su nom bre a unas obras públicas/de caridad que les reportaran fama por todo el islam.
Se ha afirmado que el hospital sasánida de Gundisapur (Yunday-Sabür) fue el modelo original, pero recientem ente se ha planteado si no se ha exagerado el papel en la historia de la medicina árabe de la influencia de la escuela de Gundisapur; se tiende a pensar en una poligénesis de sus orígenes, a pesar de lo que afirmen las fuentes árabes. En concreto, se hace derivar del xenodochion sirio, el eco más cercano del hospital bizantino. El primer hospital del Islam parece ser el fundado por el califa Walld I (86-91 /705-710); citado por todos los autores, desconocemos cuál serían sus peculiaridades y funcionamiento, hay quien afirma sería una leprosería, y quien piensa que era un servicio de guías para los enfermos, de criados para los inválidos, de asistencia m onetaria para los leprosos, y quien piensa que ya poseía la estructura de los hospitales posteriores.
A partir del s. IX estos hospitales-institución se expanden por todo el orbe islámico; así en poco más de cien años se crean cinco en Bagdad. Hárün al-Rasíd (786-809) será quien ordena edificar el prim er hospital de Bagdad, mientras que el erigido por el visir buyi’A dud ad-Dawla (949-983) también gozará de gran renom bre. Inaugurado en 372/ 982, sabemos que tenía 24 médicos, entre los que se contaban especialistas en oftalmología, cirugía y traumatología; además todos ellos desempeñaban una importante labor de docencia de la medicina; poseía abundantes recursos, que aseguraron su gran longevidad.
En Persia el hopital fue una realidad cotidiana. Citem os sólo el antiguo hospital de Rayy, dirigido por al-Razí antes de su partida para Bagdad. C on posterioridad surgieron otro buen núm ero de ellos. También en Turquía florecieron los hospitales en el s.V II/X III.
De estas descripciones puede extraerse una idea bastante precisa sobre sus peculiaridades y heterogeneidad. A ún así, todos están sujetos a una organización médica y a una vida cotidiana bastante similares. Éstas y otras descripciones posteriores de los renombrados hospitales orientales, así como las noticias de primera mano que trajeron los médicos andalusíes que estudiaron allí, son las que conformaron la información que los andalusíes y magrebíes disponían de ellos. Por ello, cuando leemos la descripción que Ibn al-Jatlb hace del maristán de Granada, no deja de evocarnos estas otras de los hospitales orientales.