«La nota más trivial, pero a la vez la más importante de la vida humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo para sostenerse en la existencia. La vida nos es dada, puesto que no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de pronto y sin saber cómo. Pero la vida que nos es dada no nos es dada hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya. La vida es quehacer. Y lo más grave de estos quehaceres en que la vida consiste no es que sea preciso hacerlos, sino, en cierto modo, lo contrario —quiero decir que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo determinado, que no nos es impuesto este o el otro quehacer, como le es impuesta al astro su trayectoria o a la piedra su gravitación. Antes que hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo que va a hacer. Pero esta decisión es imposible si el hombre no posee algunas convicciones sobre lo que son las cosas en su derredor, los otros hombres, él mismo. Sólo en vista de ellas puede preferir una acción a otra, puede, en suma, vivir»
Historia como sistema,
José Ortega y Gasset
La obra «Historia como sistema» de José Ortega y Gasset, publicada en 1941, es una de sus contribuciones más importantes al campo de la filosofía de la historia. En esta obra, Ortega busca ofrecer una interpretación del devenir histórico como un proceso que no se puede entender simplemente como una sucesión de hechos aislados, sino como un sistema de relaciones entre distintas esferas del conocimiento y la acción humana. Ortega se enfrenta al desafío de dar una nueva visión de la historia en un contexto de crisis social y política, en un momento en que Europa estaba sumida en las devastaciones de la Segunda Guerra Mundial y los efectos del totalitarismo, particularmente en España.
La concepción de la historia como un sistema
El enfoque de Ortega sobre la historia está marcado por su convicción de que la historia no es un simple relato cronológico de eventos, sino un sistema. Para él, la historia debe ser vista como un conjunto interconectado de elementos, una totalidad que da sentido a los acontecimientos humanos. La historia no se puede reducir a la suma de sus partes, sino que debe entenderse como un proceso dinámico en el que intervienen factores sociales, políticos, culturales y científicos, además de las decisiones y las acciones individuales.
Ortega rechaza la concepción tradicional de la historia como una sucesión de hechos aislados o como una acumulación de datos que solo pueden ser comprendidos de forma fragmentada. En cambio, sostiene que la historia es el producto de una realidad interrelacionada y en constante evolución, donde cada elemento afecta a los demás. La historia no es algo externo o ajeno al ser humano, sino que es el resultado de las acciones humanas, que a su vez se ven influenciadas por el contexto histórico.
Un concepto central en «Historia como sistema» es el de «la vida como proceso histórico». Ortega sostiene que el ser humano es, por naturaleza, un ser histórico. La vida humana, al igual que la historia, está marcada por el continuo cambio y la transformación. La historia, en su concepción, no es un proceso lineal ni predecible, sino que está llena de contingencias y decisiones que dependen de las circunstancias particulares de cada momento histórico.
La importancia del hombre como sujeto histórico
Uno de los puntos clave de Ortega es que la historia debe ser entendida desde el punto de vista del hombre. En sus escritos, Ortega va a poner al ser humano en el centro de la reflexión histórica. Para él, la historia no es una serie de hechos o acontecimientos que ocurren en un vacío, sino que es la acción humana la que da forma a la historia. Esta acción no es necesariamente consciente o racional en todo momento, pero sí tiene un impacto significativo en el curso de los eventos.
Ortega enfatiza la idea de que la historia está vinculada a la libertad del individuo, y aunque el hombre está condicionado por su entorno, sus decisiones y su capacidad para actuar en libertad son las que permiten que se produzca el cambio histórico. La historia, entonces, no es solo el relato de lo que sucedió, sino también el estudio de las fuerzas humanas que la conforman.
La idea del «radicalismo histórico»
Ortega también introduce el concepto de «radicalismo histórico» como una forma de pensar la historia desde un enfoque que no se limita a la tradición ni a las interpretaciones anteriores. Este enfoque radical busca romper con las concepciones convencionales de la historia, que a menudo caen en la mera repetición de eventos y en la búsqueda de determinaciones fijas. Ortega invita a los historiadores y pensadores a replantear continuamente la historia y a vivirla como una experiencia vital y contemporánea.
Ideas principales del pensamiento filosófico de Ortega y Gasset
Las ideas de Ortega son fundamentales en el contexto de la filosofía de la historia, la filosofía existencial y la filosofía política. A continuación, se destacan algunas de sus principales ideas filosóficas:
- El concepto de «yo y mi circunstancia»: Ortega argumenta que el ser humano no puede ser comprendido de manera aislada, sino en relación con su circunstancia. La existencia humana está marcada por la interacción entre el individuo y el entorno. El «yo» es inseparable de su contexto y solo en interacción con él puede alcanzar su pleno desarrollo.
- La vida como proyecto: Ortega considera que la vida humana es un proyecto abierto. La vida no es algo dado, sino que debe ser construida a través de las decisiones del individuo. El ser humano tiene una relación activa con el futuro, ya que está en constante creación de su propio destino.
- La razón vital: Para Ortega, la razón no debe entenderse como una capacidad abstracta e independiente, sino como una herramienta que el hombre utiliza para adaptarse y superar los retos de su circunstancia. La razón debe estar al servicio de la vida, y no al revés.
- El perspectivismo: Ortega es conocido por su perspectivismo, que sostiene que todo conocimiento está condicionado por la perspectiva desde la cual se observa la realidad. Esto implica que no hay una visión única y absoluta de la realidad, sino que toda interpretación es parcial y relativa a la perspectiva de quien la realiza.
Semblante biográfico y contexto histórico
José Ortega y Gasset (1883-1955) fue un filósofo y ensayista español que destacó por su influencia en la filosofía contemporánea, especialmente en los campos de la filosofía de la historia, la epistemología y la política. Fue una figura crucial en el pensamiento europeo de principios del siglo XX, influenciado por corrientes como el existencialismo y la filosofía fenomenológica, pero también por la filosofía alemana, particularmente por Nietzsche y Dilthey.
Ortega vivió en una época marcada por profundos cambios políticos y sociales en España y Europa, lo que le llevó a desarrollar una filosofía que abordaba cuestiones de libertad, razón, y modernidad. Su obra se ve influenciada por la Generación del 98, un grupo de escritores y pensadores españoles preocupados por el declive de España y su lugar en la modernidad europea.
A lo largo de su vida, Ortega se enfrentó a los desafíos de la dictadura franquista, pero también a las tensiones políticas que precedieron y acompañaron la Guerra Civil Española. Su obra refleja una profunda preocupación por la decadencia política de España y su relación con la modernidad europea.
Principales obras de José Ortega y Gasset
- «Meditaciones del Quijote» (1914)
- «La rebelión de las masas» (1930)
- «Historia como sistema» (1941)
- «El tema de nuestro tiempo» (1933)
- «La idea de principio en Leibniz» (1916)
- «La deshumanización del arte» (1925)
- «El hombre y la gente» (1939)
Resumen del pensamiento de Ortega en su contexto vital
El pensamiento de Ortega y Gasset se desarrolló en un contexto histórico convulso, marcado por el declive del imperio español, las tensiones políticas de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, y el ascenso de regímenes totalitarios en Europa. Ortega se preocupó profundamente por la crisis de la modernidad y la deshumanización de las sociedades contemporáneas. Enfrentado a un mundo en crisis, su obra reflexiona sobre la capacidad del ser humano para encontrar sentido a su vida a través de la acción, la libertad y la reflexión crítica sobre la historia.
Ortega se distingue por su enfoque existencialista, por su énfasis en la libertad individual y por su reflexión sobre el proyecto humano como algo que debe ser comprendido en sus propios términos históricos y sociales. A través de sus escritos, Ortega buscó ofrecer una interpretación filosófica que pudiera ayudar a la humanidad a comprenderse a sí misma en un momento histórico de incertidumbre y transformación.
«La nota más trivial, pero a la vez la más importante de la vida humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo para sostenerse en la existencia. La vida nos es dada, puesto que no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de pronto y sin saber cómo. Pero la vida que nos es dada no nos es dada hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya. La vida es quehacer. Y lo más grave de estos quehaceres en que la vida consiste no es que sea preciso hacerlos, sino, en cierto modo, lo contrario —quiero decir que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo determinado, que no nos es impuesto este o el otro quehacer, como le es impuesta al astro su trayectoria o a la piedra su gravitación. Antes que hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo que va a hacer. Pero esta decisión es imposible si el hombre no posee algunas convicciones sobre lo que son las cosas en su derredor, los otros hombres, él mismo. Sólo en vista de ellas puede preferir una acción a otra, puede, en suma, vivir»
Historia como sistema,
José Ortega y Gasset