Carlos Pedrós-Alió, investigador del CSIC: “Dado el ritmo acelerado de extinción de especies, la mayoría desaparecerán antes de que podamos describirlas”.
Carlos Pedrós-Alió publica el libro ‘Biodiversidad. ¿Con cuántos seres vivos compartimos la Tierra?’ (CSIC-Catarata)-.
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El especialista en microbiología explica en el libro ‘Biodiversidad. ¿Con cuántos seres vivos compartimos la Tierra?’ por qué existen tantas especies, por qué nos resulta tan difícil conocerlas y para qué sirve la biodiversidad.
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La biodiversidad: una red esencial para la vida en la Tierra
La biodiversidad no es simplemente un catálogo de especies, sino la manifestación más compleja y valiosa de la vida en el planeta. Se trata de la variedad de organismos vivos que habitan en todos los ecosistemas —desde las profundidades oceánicas hasta las cumbres montañosas— y comprende no solo las especies animales y vegetales, sino también los microorganismos, sus genes, y los complejos entramados ecológicos en los que interactúan. Esta riqueza biológica es resultado de millones de años de evolución, marcada por procesos de adaptación, extinción y cambio, y constituye la base misma del equilibrio de la biosfera.
La biodiversidad es fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas y para los servicios que estos prestan a la humanidad. La polinización, la fertilidad del suelo, el ciclo del agua, la regulación del clima, la prevención de enfermedades, la provisión de alimentos, medicinas y materiales son solo algunos de los beneficios que dependen directamente de sistemas biológicos sanos y diversos. Una pérdida significativa en la biodiversidad puede conducir al colapso de ecosistemas enteros, con consecuencias impredecibles y potencialmente irreversibles para la vida humana.
Hoy en día, sin embargo, la biodiversidad se encuentra amenazada a escala global. Las actividades humanas —como la deforestación, la sobreexplotación de recursos, la contaminación, el cambio climático y la introducción de especies invasoras— están erosionando rápidamente este capital natural. Miles de especies desaparecen cada año antes siquiera de ser conocidas por la ciencia, y muchas más ven reducidos sus hábitats a fragmentos dispersos y vulnerables.
Preservar la biodiversidad no es solo una responsabilidad ética, sino una necesidad ecológica, económica y social. La conservación de la vida silvestre y de los ecosistemas debe integrarse en las políticas de desarrollo, en la educación y en el modelo productivo global. Solo así será posible mantener la resiliencia de la naturaleza frente a las perturbaciones y garantizar un futuro habitable para las generaciones presentes y futuras.
En última instancia, proteger la biodiversidad es protegernos a nosotros mismos. La supervivencia de nuestra especie está íntimamente ligada a la salud del planeta. Reconocer este vínculo, actuar en consecuencia y revertir la pérdida acelerada de diversidad biológica es uno de los grandes desafíos del siglo XXI.