«Dama de Micenas», fresco del siglo XIII a. C. procedente de la «casa del sumo sacerdote» de Micenas que probablemente representa una diosa, Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Desconocido – from Le musée absolu, Phaidon, 10-2012
La Dame de Mycènes, fresque, hauteur : 53 cm. L’expression sérieuse et pensive de la déesse révèle la solennité du moment, alors qu’elle accepte une offrande — un collier qu’elle tient serré dans sa main droite. Elle porte un corsage à manches courtes sur un chemisier qui souligne sa poitrine. Sa coiffure complexe retient l’attention de même que ses riches bijoux — bracelets et colliers. Dominio público.
Entre el IV y el III milenio a. C., el mar Egeo fue escenario de una transformación silenciosa pero decisiva en la historia del Mediterráneo oriental. En esta vasta región surcada por archipiélagos, costas fragmentadas y rutas marítimas naturales, comenzó a gestarse un mundo humano nuevo, caracterizado por la progresiva sedentarización, la diversificación de las formas de vida y la aparición de las primeras manifestaciones culturales complejas que, con el tiempo, darían lugar a las grandes civilizaciones clásicas. Este periodo, que abarca desde los albores del 3000 a. C. hasta el umbral del 2000 a. C., se inscribe plenamente en el contexto de la Edad del Cobre y los inicios de la Edad del Bronce, un momento crucial en la historia de la humanidad en el que el dominio del metal comienza a modificar radicalmente las técnicas, la economía y la organización social de las comunidades.
En este marco temporal, las poblaciones que habitaban el mundo egeo desarrollaron culturas distintas pero conectadas, como la civilización cicládica en las islas del centro del mar Egeo y los primeros núcleos minoicos en la isla de Creta, mientras en el continente griego se gestaban las bases del mundo heládico. Aunque todavía no se puede hablar de ciudades-estado ni de escritura formalizada, sí se percibe un avance significativo en las formas de organización social, en la arquitectura de los asentamientos, en la producción cerámica y en los intercambios comerciales, que empiezan a alcanzar ámbitos extrarregionales como Anatolia, Egipto o el Levante mediterráneo. Estos contactos permitieron a los pueblos egeos asimilar innovaciones técnicas, como la metalurgia del bronce, y bienes de prestigio, al tiempo que contribuyeron a la circulación de símbolos, formas artísticas y creencias religiosas que lentamente irían configurando una cultura propia.
Lo que distingue al Egeo de este periodo es su condición de espacio fluido, en el que la geografía favoreció el intercambio y la movilidad más que el aislamiento. Las islas no fueron barreras, sino nodos de una red cultural en constante movimiento. La navegación costera, los primeros vínculos comerciales y las migraciones internas crearon un entramado que, aunque todavía carente de grandes centros políticos o estructuras palaciales, anunciaba ya la complejidad del mundo micénico que surgiría más tarde. Esta etapa es, por tanto, un umbral, un momento de transición desde formas neolíticas de vida hacia una organización más jerarquizada y especializada, en la que el mar desempeñó un papel unificador y estimulante.
En relación con otras culturas contemporáneas, como las de Egipto predinástico, Sumer en Mesopotamia o las culturas del Indo, el Egeo presenta un desarrollo más modesto en términos de monumentalidad o escritura, pero comparte con ellas la tendencia hacia la complejidad social, la especialización del trabajo y el surgimiento de elites. Sin embargo, el Egeo añade a este proceso una dimensión marítima distintiva, que sería fundamental en la posterior expansión de la civilización griega. Por eso, hablar del Egeo entre el IV y el III milenio a. C. es hablar del alba de las culturas clásicas, no como un pasado remoto y desconectado, sino como el humus del que brotarían muchas de las ideas, formas y mitos que siglos después formarían el núcleo de la tradición helénica y, con ella, de la civilización occidental.
Prehelénico
El término prehelénico no designa simplemente un tiempo anterior a la Grecia clásica, sino un universo cultural profundo y diverso que se despliega en las aguas y tierras del Egeo mucho antes del esplendor de Atenas y Esparta. Hablar de lo prehelénico es adentrarse en un mosaico de pueblos, lenguas, creencias y tecnologías que, sin ser aún propiamente “griegos”, sembraron las bases de lo que más tarde sería reconocido como civilización helénica. En los milenios IV y III antes de nuestra era, las islas, las costas y los valles del mar Egeo fueron testigos de una transformación lenta pero decisiva: comunidades agrícolas se volvieron complejas, surgieron formas tempranas de organización social, se erigieron centros fortificados y se elaboraron cerámicas de notable factura. No estamos aún ante los nombres célebres de la historia griega, pero sí ante sus raíces más profundas, ante un mundo en ebullición donde la diversidad de tribus, la movilidad de los grupos humanos y el contacto entre culturas distintas dieron lugar a una rica amalgama que preparó el terreno para el nacimiento de las grandes culturas del Egeo, como la cicládica, la minoica o la micénica. Entender lo prehelénico es, por tanto, abrir los ojos a un pasado más amplio, menos definido por los cánones clásicos, pero igual de fascinante en su complejidad y en su capacidad de anticipar lo que vendría después.
Prehelénico es un conjunto de términos utilizado por la arqueología, la historiografía y la historia del arte de Europa para designar al periodo anterior a la civilización griega clásica. Comprende tanto periodos prehistóricos (el Neolítico en Grecia) como protohistóricos e históricos: las civilizaciones egeas (la civilización cicládica, la civilización minoica o cretense y la civilización micénica) y la denominada Edad Oscura (en la que llegan al espacio griego los pueblos helénicos —aqueos, dorios, jonios, eolios—).
Uso bibliográfico de los términos «prehelénico» «pre helénico» y «pre-helénico»; en Google books. Términos de significado idéntico, como preheleno o pregriego son mucho menos usados («preheleno», «pregriego»).
Su localización temporal iría desde el III milenio a. C. (a partir del que puede hablarse de civilizaciones protohistóricas en el espacio griego) hasta aproximadamente el siglo VIII a. C. (a partir del cual puede hablarse de período orientalizante y época arcaica). Su localización espacial (el espacio griego) se extendería por la Grecia continental, las islas del mar Egeo y del mar Jónico, la costa de Asia Menor, las islas de Creta y Chipre y las zonas objeto de colonización griega, como las costas del mar Negro, Sicilia y Magna Grecia y la costa norte del Mediterráneo Occidental. Para estos territorios, el término prehelénico tiene un significado paralelo al del término prerromano.
Lenguas prehelénicas
Las lenguas prehelénicas constituyen un territorio enigmático y fragmentario dentro del estudio del Egeo antiguo. No se trata aún del griego propiamente dicho, sino de un conjunto de hablas que precedieron a su consolidación y que dejaron huellas apenas perceptibles en los registros arqueológicos y en los préstamos léxicos posteriores. En Creta, por ejemplo, durante el periodo minoico, se utilizó una escritura llamada Lineal A, aún no descifrada, que da testimonio de una lengua claramente no griega y de origen desconocido. Lo mismo ocurre con otras expresiones culturales de las Cícladas o del continente, donde, aunque no se conserven textos, se supone la existencia de lenguas indígenas propias, habladas por pueblos que interactuaban entre sí y con los primeros grupos de hablantes de protogriego. Estas lenguas prehelénicas, hoy en su mayoría desaparecidas sin dejar rastro escrito, fueron sin duda portadoras de visiones del mundo, de nombres de dioses, de objetos, de técnicas y paisajes que más tarde influirían en el imaginario helénico. Así, el griego naciente no emergió en un vacío, sino que se fue modelando lentamente en contacto con este fondo lingüístico multiforme que lo precedió y con el que convivió durante siglos en el crisol cultural del Egeo.
En lingüística y en filología, se habla de substrato prehelénico para designar a una o varias lenguas hipotéticas, presumiblemente no indoeuropeas, habladas en Grecia antes de la llegada de los pueblos indoeuropeos. Se han propuesto diversos orígenes para los topónimos y nombres propios prehelénicos. Las posibles fuentes serían lenguas relacionadas con el minoico, lenguas relacionadas con el luwita (indoeuropeo) o lenguas tirsénicas. En substrato o sustrato prehelénico se entiende a una o varias lenguas hipotéticas, presumiblemente no indoeuropeas, habladas en Grecia antes de la llegada a la península griega de pueblos indoeuropeos a principios del III milenio a. C. A veces se usa el término lenguas pelásgicas o egeas para denominar a dicho sustrato, dado que los escritores de la antigua Grecia usaron el término Πελασγοί (Pelasgoí) para referirse a poblaciones prehelénicas de Grecia. Algunas lenguas que podría haber estado relacionadas con las lenguas pelásgicas son el eteocretense, el eteochipriota.
Localización de las lenguas preindoeuropeas documentadas: Península anatolia: hático, hurrito-urartiano, Grecia y Chipre: lemnio, eteocretense, eteochipriota.


Civilización egea, en torno al Mar Egeo. La Hélade, comprende todo este periodo Prehelénico, esto es anterior a la Antigua Grecia.
Civil egea o, en plural, civilizaciones egeas, son denominaciones historiográficas para la designación de un grupo de civilizaciones prehelénicas (es decir, anteriores a la civilización griega) que se desarrollaron en la protohistoria en el espacio en torno al mar Egeo. Son las civilizaciones cicládica (en torno a las islas Cícladas), minoica (isla de Creta) y micénica (Grecia continental europea -particularmente el Peloponeso-). También se ha especulado de una cuarta civilización, la luvita.
Reinos luvio-arameos
Los reinos luvitas, reinos luvio-arameos o reinos sirio-hititas, (conocidos según la historiografía tradicional como neohititas) fueron un conjunto de estados, surgidos después de la caída del imperio hitita en el 1200 a. C., que adquirieron importancia desde el año 1000 a. C. en adelante. Su hegemonía duró un par de siglos, luego fueron conquistados por Asiria a fines del siglo VIII a. C., jugando un papel muy importante en el Cercano Oriente ya que ayudaron a otros reinos como Egipto, Israel, los reinos de la Transjordania como Moab y Amón, las ciudades de los fenicios etc., a conservar su autonomía de Asiria durante unos siglos.
Los reinos luvio-arameos aparecen como consecuencia del colapso de los imperios hitita y mitanio, durante la gran crisis durante la transición de la Edad de Bronce Mediterránea a la Edad de Hierro en el Mediterráneo oriental. Durante ese período aparecieron los llamados pueblos del mar, un calificativo impreciso para diversos grupos que realizaron incursiones militares en el Mediterráneo oriental.
Conviene destacar que estas culturas no solo compartieron un espacio geográfico común en torno al mar Egeo, sino que también participaron de un mismo dinamismo marítimo, comercial y cultural que las conectó entre sí y con otras regiones del Mediterráneo oriental. La civilización cicládica destaca por su arte escultórico en mármol de formas abstractas y refinadas, considerado uno de los primeros grandes logros estéticos del mundo prehelénico. La minoica, centrada en Creta, alcanzó un alto grado de sofisticación en la arquitectura palacial, la organización social y el arte, además de desarrollar un sistema de escritura aún no descifrado, el Lineal A, que evidencia una lengua no griega. Por su parte, la civilización micénica, que se expandió sobre el continente, especialmente en el Peloponeso, adoptó muchas influencias minoicas pero utilizó el Lineal B, un sistema de escritura que sí ha sido descifrado y representa una forma arcaica del griego. La posible existencia de una cuarta civilización, la luvita, se relaciona con los contactos y migraciones desde Anatolia, lo que sugiere que el mundo egeo era un espacio abierto a influencias exteriores y no una realidad aislada. Estas civilizaciones, aunque distintas entre sí, forman un entramado que preludia el surgimiento de la Grecia antigua y constituyen la base material y simbólica sobre la cual se asentará la cultura clásica.
Origen del término Heládico
A raíz de los descubrimientos de Arthur Evans de la civilización cretense de la Edad del Bronce, apareció un sistema de periodización que designaba con el término «Minoico» al material de la Edad del Bronce hallado en el Egeo.
Sin embargo en las primeras décadas del siglo XX también se estaban realizando descubrimientos arqueológicos en otras partes de Grecia que incluían abundante material previo a la civilización micénica y que no tenía relación con la civilización minoica. Así, el origen del uso del término «Heládico» se debe a los autores Alan Wace y Carl Blegen, que lo emplearon a principios del siglo XX para ayudar a la clasificación del material arqueológico que pertenecía específicamente al área continental griega. (ver ref. fuente. Dickinson, Oliver (2000), La edad del bronce Egea, pp.14-15, Ediciones AKAL, ISBN 8446011999.).
El período heládico o simplemente Heládico es un término arqueológico moderno que designa un conjunto de períodos que caracterizan la cultura de la Grecia continental durante la Edad del Cobre y la del Bronce. Se usa tanto en arqueología como en historia del arte.
Con el surgimiento de las culturas griega y del Oriente Próximo, las tierras que rodeaban este mar fueron la sede de civilizaciones muy distintas, y la cultura de las islas del Egeo se identificó con la de toda Grecia.
En la periodización arqueológica se localizan en el Heládico (III y II milenios a. C.), que en la clasificación tecnológica de edades corresponde a la Edad del Bronce, tras el Calcolítico o Edad del Cobre. Desde la periodización propuesta por Arthur Evans, se utilizan los nombres de Heládico Antiguo, Cicládico Antiguo y Minoico Antiguo (3000-2100 a. C.), Heládico Medio, Cicládico Medio y Minoico Medio (2000-1550 a. C.), Heládico Reciente, Cicládico Reciente y Minoico Reciente (1550-1100 a. C.) Cada uno de ellos se divide en subperiodos numerados del I al III. La diferenciación es únicamente geográfica (Heládico para el continente europeo, Cicládico para las islas del Egeo y Minoico para Creta).
La otra clasificación periódica es:
- Heládico antiguo I: 3000-2500 a.C
- Heládico antiguo II: 2600-2300 a.C
- Heládico antiguo III: 2300-1950 a C.
- Heládico Medio I: 1950-17850 a.C
- Heládico Medio II: 1850-1700 a. C.
- Heládico Medio III: 1700-1550 a.C
- Heládico Reciente I: 1550-1500 a.C
- Heládico Reciente II: 1500-1400 a.C
- Heládico Reciente III: 1400-110 a.C
Algunos estudiosos hacen responsables a los pueblos del mar del hundimiento de esta civilización y la del Imperio hitita, a finales del siglo XIII a. C., dando lugar al comienzo de la Edad Oscura, pero esta hipótesis es controvertida.
La utilización posterior del término se amplió, bien a todo el territorio de la Grecia europea, bien a todo el territorio habitado por griegos, bien a la totalidad de lo griego, incluyendo los aspectos intelectuales. El concepto tiene una dimensión espacial difícil de delimitar, dada la extensión que alcanzó la civilización griega con las colonizaciones y con el imperio de Alejandro (dividido a su muerte en los reinos helenísticos). No menos extenso es su alcance intelectual, ampliado posteriormente con la helenización de la Antigua Roma, que convirtió el arte y la cultura clásica en el fundamento de la civilización occidental.
Los territorios de la Hélade compartían:
- La lengua: el griego, con sus variedades dialectales.
- El panteón religioso.
- Sistema de valores, costumbres y tradiciones: Homero, pilar de su educación; festivales panhelénicos.
- Habitaban en polis: inicialmente en la península balcánica, islas del Egeo y costa egea de Asia Menor. Más tarde, entre los siglos VIII y VI a. C. principalmente, se extendieron fundando colonias por las costas del Mediterráneo y mar Negro.
El nombre actual del país en griego moderno es Ελλάδα (Elláda). Por su parte, Ελλάς (Ellás) es una derivación del antiguo Ἑλλάς (Hĕllás), y también es el nombre literario y en katharévousa para Grecia.
El prehelenismo y el período Heládico (Heládico Antiguo, Medio y Reciente) se refieren a las etapas tempranas de la civilización griega, antes del surgimiento de la Grecia Clásica. Estas etapas abarcan desde el Neolítico hasta el final de la Edad del Bronce. Aquí te proporciono una explicación detallada de cada una, enfocándome en el sustrato cultural, los desarrollos arqueológicos y sus características distintivas.
Prehelenismo
El término «prehelenismo» se utiliza para describir las culturas que precedieron a la civilización griega clásica. Incluye las culturas neolíticas y las primeras culturas de la Edad del Bronce en la región que más tarde se conocería como Grecia.
Características del Prehelenismo:
- Neolítico (c. 7000-3200 a.C.):
- Asentamientos Agrícolas: Las comunidades neolíticas en Grecia eran principalmente agrícolas, con asentamientos como Sesklo y Dimini en Tesalia.
- Arquitectura: Las viviendas eran generalmente de adobe y piedra, con estructuras circulares y rectangulares.
- Cerámica: La cerámica estaba decorada con motivos geométricos y meandros.
- Economía y Sociedad: La economía estaba basada en la agricultura, ganadería y caza. Las sociedades eran probablemente igualitarias, aunque existen indicios de diferenciación social hacia finales del período.
- Edad del Cobre (c. 3200-2600 a.C.):
- Tecnología: Introducción del uso del cobre, aunque la piedra seguía siendo el material predominante para herramientas y armas.
- Comercio: Aumento del comercio a larga distancia, especialmente de metales y obsidiana.
Heládico Antiguo (c. 3200-2000 a.C.)
El periodo Heládico Antiguo, que se extiende aproximadamente entre el 3200 y el 2000 a. C., representa una de las fases más tempranas del desarrollo cultural en la Grecia continental y marca el inicio del largo proceso que conducirá, muchos siglos después, al surgimiento de la civilización griega propiamente dicha. Esta etapa, enmarcada dentro del horizonte prehelénico, corresponde a un tiempo en el que las comunidades agrícolas se transforman progresivamente en sociedades más complejas, con asentamientos estables, jerarquización social incipiente y una creciente especialización en la producción artesanal. Se observa una evolución significativa en la arquitectura doméstica, con casas de planta rectangular, y en la cerámica, que adquiere formas y técnicas más elaboradas. Cronológicamente, este periodo se inserta en el marco de la Edad del Bronce, cuando el uso del metal comienza a expandirse lentamente, aunque aún convive con herramientas de piedra. Desde el punto de vista sociocultural, el Heládico Antiguo es testigo de la formación de redes de intercambio regionales e incluso interregionales, lo que permite la circulación de bienes, ideas y estilos artísticos, tanto con las Cícladas como con Creta y Anatolia. No se trata todavía de una civilización unificada ni centralizada, sino de un mosaico de comunidades autónomas distribuidas por el territorio continental de la futura Hélade, pero ya se perciben ciertos rasgos que anuncian el surgimiento de estructuras sociales más organizadas. El Heládico Antiguo es, en definitiva, una etapa fundacional y poco visible para el gran público, pero clave para comprender la gestación de las primeras civilizaciones egeas y el complejo cruce de culturas que caracterizó al mundo prehelénico.
Supone el comienzo de la Edad del Bronce en Grecia. Se estima que en la parte meridional de Grecia se produjo una evolución más rápida que en la septentrional dado que en esa zona meridional se aprecia más frecuentemente la aparición de nuevos asentamientos que sustituyeron a los de época anterior. Las casas por regla general presentaban un aspecto más primitivo que las que había en las islas en esta misma época. Algunos autores creen que a partir del Heládico Antiguo II algunos de los asentamientos estaban amurallados. La población se dedicaba principalmente a la agricultura —producían grano, aceite, vino y fruta— y ganadería —vacas, ovejas y cerdos— y también había actividades artesanales relacionadas con los productos animales, la cerámica y el trabajo de metales. Con respecto a sus costumbres funerarias, se aprecian enterramientos en cavidades de roca, tinajas o pequeñas fosas.
Se cree que los intercambios con el exterior los realizaban a través de los minoicos y cicládicos, dado que sus barcos eran muy primitivos. Algunos de los asentamientos más importantes de la época se han encontrado en Lerna, Eutresis o Egina.
El Heládico Antiguo abarca el período inicial de la Edad del Bronce en Grecia continental.
Características del Heládico Antiguo:
Desarrollo de Asentamientos:
- Arquitectura: Aparecen las primeras construcciones complejas, incluyendo casas de corredor y edificios públicos. Lerna en el Peloponeso es uno de los sitios más conocidos, con su Casa de los Tejidos.
- Cerámica: La cerámica Helladic Early está decorada con motivos incisos y estampados, y se caracteriza por formas simples como las jarras y las tazas.
Economía y Sociedad:
- Agricultura y Ganadería: La economía seguía basándose en la agricultura y ganadería, pero con un aumento en la producción y el almacenamiento de excedentes.
- Comercio y Contactos: Intensificación del comercio con las islas Cícladas, Anatolia y el Levante. Importancia del comercio de obsidiana y metales.
Referencias:
- Dickinson, Oliver (2000), La edad del bronce Egea, pp.14-15, Ediciones AKAL, ISBN 8446011999.
- García Iglesias, Luis (2000), Los orígenes del pueblo griego, p. 25, Madrid: Síntesis, ISBN 84-7738-520-3.
- Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pp. 67-68
- Bendala, Manuel (1988), Los albores de Grecia, p.56, Colección Historias del viejo mundo n.º 9, Grupo 16. ISBN 84-7679-100-3.
- Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pp. 68-72
- Piquero Rodríguez, Juan (2020), La civilización micénica, pp. 80-82, Madrid: Síntesis, ISBN 978-84-1357-025-9.
- Juan Piquero Rodríguez, La civilización micénica, p. 228.
Heládico Medio (c. 2000-1600 a.C.)
El Heládico Medio, que abarca aproximadamente del 2000 al 1600 a. C., constituye una etapa de transición fundamental en la evolución cultural de la Grecia continental y un eslabón clave entre las formas de vida más sencillas del Heládico Antiguo y la complejidad palacial que caracterizará al periodo micénico. Durante estos siglos, las comunidades heládicas experimentaron transformaciones significativas tanto en lo social como en lo material. Los asentamientos, aunque todavía de tamaño reducido, muestran signos de mayor planificación y estabilidad, con estructuras comunales y viviendas más sólidas que reflejan una organización interna más cohesionada. La cerámica se diversifica y mejora en calidad, destacando el estilo conocido como “Minyan”, caracterizado por su superficie pulida y sus formas austeras, que revela una nueva sensibilidad estética y una cierta estandarización de la producción. En este periodo, aunque aún no se desarrollan los grandes palacios, se empieza a percibir una mayor diferenciación social, visible en el ajuar funerario y en la aparición de enterramientos colectivos más elaborados. También se intensifican los contactos con otras regiones del Egeo, especialmente con Creta, lo que sugiere una red de intercambios más activa y la influencia creciente de la cultura minoica. El Heládico Medio no es un tiempo de esplendor, pero sí de maduración, de consolidación de estructuras que más adelante permitirán el surgimiento de los poderosos centros micénicos. Su aparente discreción no debe hacer olvidar su importancia como etapa de gestación de muchas de las formas que definirán la civilización griega en sus primeras manifestaciones históricas.
El Heládico Medio marca una transición hacia una mayor complejidad social y el desarrollo de estructuras jerárquicas.
Características del Heládico Medio:
Asentamientos y Arquitectura:
- Casas de Corredor: Evolución de las casas de corredor a estructuras más complejas. Los sitios como Malthi en Mesenia muestran una mayor planificación urbana.
- Fortificaciones: Construcción de murallas defensivas en algunos asentamientos, indicando conflictos y la necesidad de protección.
Cerámica:
- Cerámica Minyana: Conocida por su superficie lisa y brillante, en colores gris y amarillo, a menudo en formas simples pero refinadas.
Sociedad y Cultura:
- Estratificación Social: Evidencia de una mayor diferenciación social, posiblemente reflejada en la aparición de tumbas de pozo y tumbas tholos.
- Rituales y Religión: Desarrollo de prácticas rituales más complejas, aunque nuestra comprensión sigue siendo limitada.
Algunos autores sitúan en el inicio de este periodo o en la parte final del periodo precedente la llegada de inmigrantes, que serían los primeros griegos, pero no hay total acuerdo entre los especialistas acerca de esta cuestión. Por otra parte, se aprecia un aumento demográfico aunque acompañado de una aparente disminución de asentamientos. Algunos de los nuevos asentamientos de este periodo se situaban en zonas de fácil protección, como colinas. Por otra parte, Tebas contaba con una muralla en esta época. En otros lugares, como Lerna, se aprecian influencias procedentes de Creta. En la parte final del Heládico Medio la influencia cretense fue más intensa en diversas zonas. No obstante, en líneas generales, el desarrollo económico y social en este periodo en Grecia continental es muy inferior al de Creta y otras islas del Egeo.
Los habitantes siguieron siendo predominantemente agricultores y ganaderos, y la artesanía no experimentó grandes avances. Con el término minia se define un tipo de cerámica bruñida que aparece en este momento en algunos lugares como en Orcómeno.
Los usos funerarios incluían enterramientos en jarras, en cista, bajo las casas, en túmulos y en cámaras. Los ajuares funerarios eran escasos, aunque también hay que señalar que algunas sepulturas de este periodo han sido saqueadas. (ver ref: Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pp. 68-72).
Heládico Reciente (c. 1600-1100 a.C.)
El Heládico Reciente, comprendido entre aproximadamente 1600 y 1100 a. C., es el periodo en el que florece la civilización micénica, una de las culturas más avanzadas de la Edad del Bronce en el mundo egeo y la primera expresión plenamente desarrollada de una sociedad griega en términos lingüísticos, políticos y culturales. A lo largo de estos siglos, los centros palaciales del continente, como Micenas, Tirinto, Pilos o Tebas, alcanzan un notable grado de organización, articulando complejas redes administrativas, estructuras jerárquicas claramente delimitadas y un activo sistema económico basado en la redistribución de recursos. Es en este periodo cuando se generaliza el uso del Lineal B, una escritura silábica que ha permitido descifrar una forma temprana del griego y conocer detalles de la vida cotidiana, la religión y el aparato burocrático micénico. El paisaje se transforma con la construcción de palacios fortificados, tumbas monumentales y almacenes destinados al control de la producción agrícola, textil y artesanal. A nivel cultural, el Heládico Reciente es también el tiempo en que se consolidan muchas de las leyendas y mitos que luego nutrirán la épica griega, como la guerra de Troya, reflejo mítico de las tensiones y contactos entre el mundo micénico y el oriente mediterráneo. Hacia finales de este periodo, en torno al 1200 a. C., los grandes centros palaciales comienzan a decaer de forma abrupta por causas aún debatidas —conflictos internos, invasiones, catástrofes naturales— lo que marca el colapso del sistema micénico y la entrada en una fase de desestructuración que desembocará en los llamados siglos oscuros. Aun así, el legado del Heládico Reciente perdurará en la memoria mítica y material de la antigua Grecia, que verá en esta etapa un pasado heroico y fundacional.
En este subperiodo es cuando floreció la Grecia micénica, cuyos reinos empezaron a formarse entre finales del Heládico Medio y los inicios del Heládico Reciente. Algunos de los factores que contribuyeron a ello fueron el aumento de intercambios comerciales con los minoicos y la aparición de una élite dominante —probablemente heredera de la clase dominante de la época anterior— que basaba su prestigio en la caza y en la guerra. El hallazgo de ricos ajuares funerarios en enterramientos bien organizados confirma estos aspectos.
Un tipo de arquitectura de la época es el mégaron, un edificio rectangular que consta de un porche, una antesala y una habitación central con un hogar y rodeada de cuatro columnas. Hay que indicar, sin embargo, que este tipo de edificio tuvo su origen en épocas precedentes.
Algunos centros micénicos sufrieron destrucciones en la transición entre el Heládico Reciente II y el Heládico Reciente III —en torno al 1400 a. C. Se ha sugerido que pudieron ser debidas a acciones bélicas de los oligarcas de algunas zonas que pretendían ampliar sus territorios.
A la civilización micénica pertenecen las tablillas de barro con inscripciones en lineal B, una escritura silábica que ha sido descifrada como una forma arcaica del idioma griego.
El Heládico Reciente, o Edad del Bronce Tardía, es el período que corresponde a la civilización micénica, famosa por sus palacios y su impacto cultural.
Características del Heládico Reciente:
Asentamientos y Arquitectura:
- Palacios: Construcción de grandes palacios en sitios como Micenas, Tirinto y Pilos. Estos palacios eran centros administrativos, económicos y religiosos.
- Arquitectura Monumental: Estructuras megalíticas, como las murallas ciclópeas de Micenas y las tumbas tholos (p. ej., el Tesoro de Atreo).
Cerámica:
- Cerámica Decorada: Kylixes, cráteras y otros tipos de vasijas con complejos motivos geométricos y naturalistas, reflejando una sofisticación artística y técnica.
- Producción Masiva: Incremento en la producción y distribución de cerámica, a menudo exportada a otras regiones del Mediterráneo.
Sociedad y Cultura:
- Organización Social: Sociedad fuertemente jerarquizada, con una élite guerrera y una economía palacial centralizada.
- Escritura: Uso de la escritura Lineal B para la administración palacial. Esta forma de escritura fue descifrada en el siglo XX y se reconoció como una forma temprana de griego.
- Religión y Rituales: Prácticas religiosas complejas, con evidencia de sacrificios y ofrendas en contextos tanto palaciales como domésticos.
Contactos y Comercio:
- Redes Comerciales: Extensas redes comerciales que conectaban a los micénicos con Egipto, el Levante, Anatolia y las islas del Egeo.
- Influencia Cultural: Influencia significativa en la cultura material de las regiones vecinas, como se evidencia en las tumbas y el arte.
Tras un periodo de expansión, una serie de destrucciones que tuvieron lugar en los centros palaciales en el periodo Heládico Reciente III B (hacia el 1200 a. C.), por causas que son objeto de debate, colapsaron los centros administrativos micénicos y produjeron movimientos de población que no afectaron por igual a todas las regiones. Incluso se estima que algunos centros pudieron recuperarse parcialmente. El Heládico Reciente III C es el último periodo asignado a la civilización micénica. A este le siguió la llamada «Época oscura».
Artículo principal: Civilización micénica.
Los períodos Heládicos (Antiguo, Medio y Reciente) representan una evolución significativa en la prehistoria griega, desde asentamientos agrícolas simples hasta la compleja civilización micénica. Cada etapa muestra avances en tecnología, organización social, arquitectura y comercio, formando la base sobre la cual se desarrollaría la Grecia Clásica. Las influencias interculturales y el desarrollo interno de estos períodos establecieron los cimientos de muchas de las características distintivas de la civilización griega posterior.
Megaron
El Megaron (en griego antiguo: μέγαρον, vocablo probablemente derivado de la palabra griega μέγας, «grande») es el Gran Salón que se encontraba en los palacios de las civilizaciones micénica y minoica, en Grecia y Anatolia. Solía estar a un lado del patio central y frente al altar. Constaba de tres partes: el pórtico (πρόπυλο) abierto con dos columnas in antis; el vestíbulo (πρόδομος), también llamado pronaos (πρόναος); y la sala principal (Μέγαρον), también llamada cella o naos (ναός).
El megarón, elemento arquitectónico característico de las culturas pregriegas y especialmente de la civilización micénica, no fue solo una forma constructiva, sino también una manifestación simbólica del poder, la jerarquía y la centralidad del liderazgo dentro de las comunidades del Egeo durante la Edad del Bronce. Su estructura, compuesta habitualmente por un pórtico, un vestíbulo y una sala principal con un hogar central y cuatro columnas que sostenían el techo, expresaba una clara voluntad de orden y control del espacio, al mismo tiempo que organizaba la vida social y ritual en torno a una figura de autoridad, probablemente el wanax o rey. El megarón no era una simple residencia; era el núcleo simbólico del palacio, el corazón desde el cual se articulaban tanto el poder administrativo como las funciones religiosas y ceremoniales. Su fuego central y su arquitectura axial remiten a un concepto de centro cósmico, un punto de contacto entre lo humano y lo divino, lo cotidiano y lo sagrado. En este sentido, el megarón puede entenderse como una expresión material de la cosmovisión pregriega, en la que el jefe o soberano no solo era un líder político, sino también un intermediario con las fuerzas superiores, y su morada debía reflejar esa condición excepcional. Además, el megarón dejó una huella duradera en la arquitectura griega posterior, inspirando el diseño de los templos clásicos, lo que confirma su profundo significado como arquetipo del espacio ordenado, sagrado y representativo del poder ancestral.
Plano esquemático del complejo de un megaron. 1: Vestíbulo, 2: Sala principal, 3: Columnas del pórtico y de la sala principal. MesserWoland . CC BY-SA 3.0.

Función del Megaron
Esta edificación es el ancestro del templo griego y a lo largo de su historia fue utilizado para diversos fines. El megaron principal estaba compuesto de un único local generalmente de dimensiones relevantes, en el cual los soberanos recibían a sus huéspedes, llevaban a cabo los banquetes rituales, escuchaban en privado las presentaciones de aedos (cantores épicos) y rapsodas y celebraban consejos de guerra.
Después de la invasión doria (también conocida como “retorno de los Heráclidas”) el megaron fue utilizado para dar culto a los dioses y probablemente para depósito de exvotos. La sala que antes albergaba al rey y a sus huéspedes, pasó a ser la morada de los dioses representados allí, mediante esculturas o imágenes.
Megaron in antis
Con el tiempo, el megaron sufrió grandes transformaciones hasta hacerlo apenas reconocible en los grandes templos griegos. Una forma común en el desarrollo arquitectónico de esta estructura, fue el megaron in antis, llamado así porque las dos columnas del pórtico quedaban enmarcadas por las paredes laterales llamadas antas.
Estilo y materiales
Las primeras edificaciones fueron construidas a base de ladrillos, grandes vigas de madera y tejas de terracota para el techo. Eran muy coloridas y a su estilo arquitectónico se le llama “orden minoico”. En el centro de la naos se encontraba un hogar u hoguera, circundada por cuatro columnas (colocadas en los vértices del cuadro ideal en el que estaría inscrito el fuego) en las que eventualmente se colgaban las armas e inclusive los instrumentos musicales de los aedos. Estas cuatro columnas coronaban el techo con un lucernario que permitía la entrada de luz a la sala y la salida de los humos de la hoguera.
Megaron en la Odisea de Homero
En la Odisea se hace referencia al «sombrío mégaron» del Palacio de Odiseo Laertíada. Es en ese lugar donde se reúnen los pretendientes de Penélope y a donde llega Odiseo haciéndose pasar por un forastero ante todos, para consumar su venganza. Este lugar, sin duda, formaba una parte muy importante de la vida en el palacio. Homero menciona también el megaron del palacio de la hechicera Circe, y el del palacio del “héroe Alcínoo”. Nausícaa, dirigiéndose a Odiseo, describe el megaron de este último:
Y una vez que te cobijen la casa y el patio, cruza rápidamente la sala (mégaron) para llegar hasta mi madre; ella está sentada en el hogar a la luz del fuego, hilando copos purpúreos… apoyada en la columna. Y sus esclavas se sientan detrás de ella. Allí también está el trono de mi padre apoyado contra la columna, en el que se sienta a beber su vino como un dios inmortal.
Odisea, Canto VI
Yacimientos arqueológicos relevantes.
Además de las referencias en la Odisea, existen lugares arqueológicos en los que se han descubierto restos de edificaciones que corresponden al megaron minóico y micénico.
- Megaron del rey y de la Reina en el Palacio de Knossos: A ras de tierra, dos pilares marcan una sala iluminada por agujeros donde se han encontrado vestigios de un trono sobre un baldaquín colocado sobre cuatro columnas, y que se supone era la sala de audiencias. Una puerta al sur de la sala lleva a un corredor que llegaba al megaron de la reina donde se hallan los frescos más conocidos, de los delfines, que hoy día son reproducciones, en el muro norte, y al otro lado está el fresco de la danzarina.
- Megaron de Sesklo: Se cree que es la primera estructura de megaron aunque el yacimiento arqueológico está actualmente en revisión. Esta edificación es, según el arqueólogo E. Stamelou, la estructura más impresionante del período neolítico en toda Tesalia
- Mégaron absidial de Micenas.
- Megaron de Micenas: Situado en la acrópolis, se accedía a él por un patio. Se piensa que tenía un tejado plano al estilo de la arquitectura minoica (algunos lo habían reconstruido con un tejado a dos aguas). Tiene dos columnas «in antis» que soportan un pórtico, seguida de una antecámara y una cámara con cuatro columnas en torno a una estructura circular central.
- Megaron de Tirinto: Otro megaron famoso está en la gran sala de recepciones del Rey en el palacio de Tirinto, en cuyo salón principal había un trono adosado a la pared derecha y el espacio central estaba bordeado por cuatro columnas de madera de estilo minoico que daban soporte al techo. Data de entre 1400 y 1200 a. C.
- Megaron de Pilos: También con hogar central.
- Megaron de Atenas: Situado aproximadamente donde se encuentra el actual Erecteión.
Uno de los emblemas del palacio de Cnosos en la isla de Creta: los llamados «cuernos de consagración».
«Cuernos de consagración» es una expresión acuñada por Arthur Evans para referirse a un símbolo, muy frecuente en la cultura minoica de la antigua Creta, que supuestamente representa los cuernos de un toro sagrado. Arthur Evans llegó a la conclusión, tras encontrar numerosos ejemplos en contextos minoicos y micénicos, de que los «cuernos de consagración» eran un «artículo más o menos convencional del instrumental ritual derivado de los cuernos reales del toro sacrificado».
Otros autores, entre los que se encuentran William Brede Kristensen, Wilhelm Gaerte y Nanno Marinatos, en cambio, han relacionado este símbolo con un ideograma egipcio parecido y han sugerido que lo que representa este símbolo no son cuernos de toro, sino montañas.
Los cuernos de consagración de piedra de arenisca porosa tan fotografiados de los Propíleos Este de Cnosos (imagen, derecha) son una restauración, pero se colocaban cuernos de consagración de piedra o arcilla sobre el tejado de los edificios de la Creta neopalacial, o en tumbas o santuarios, probablemente como signos de santidad de la construcción.
Referencias
- Por ejemplo en Evans, «Mycenaean tree- and pillar-cult and its Mediterranean relations», The Journal of Hellenic Studies 31 (1901) pp 107, 135-38, «§15- The Horns of Consecration».
- Evans 1901:137; hay cuernos de consagración junto a toros en muchas decoraciones de lárnakes del Minoico tardío IIIA2 reproducidos por L. Vance Watrous, «The Origin and Iconography of the Late Minoan Painted Larnax» Hesperia 6.3 (Julio 1991), pp. 285-307).
- Nanno Marinatos, La Diosa del sol y la realeza en la Antigua Creta, pp.173-174, Madrid: Machado (2019), ISBN 978-84-7774-331-6.
- Geraldine C. Gesell, Town, Palace, and House Cult in Minoan Crete (SIMA, Göthenburg) 1985, p. 62.
- Un ejemplo es el sello ilustrado en Evans, «The Palace of Knossos», BSA 7 (1900/01), fig. 9, y fig. 1 en Karl Kerenyi, Dionysos: Archetypal Image of Indestructible Life (Princeton) 1976, y en Joseph Campbell, Occidental Mythology: The Masks of God (1964) 1970, fig. 12.
- Watrous 1991, passim.

Megaron de la reina en Cnosos. Arne Nordmann (norro), Germany – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0.

Gran cuenco del periodo Heládico Medio que sirvió de enterramiento de dos niños. Se expone en el Museo Arqueológico de la Antigua Corinto. Schuppi – Trabajo propio. CC BY-SA 4.0.

Vasija con decoración de pulpo, Rodas, Heládico Reciente III C1, c. 1200-1110 a. C. (Louvre). Jastrow (2006). Dominio Público.

El entorno natural, el Mar Egeo
l mar Egeo no fue solo el escenario geográfico donde surgieron las primeras culturas prehelénicas, sino el verdadero protagonista de su desarrollo histórico y cultural. Este mar, sembrado de islas, ensenadas, estrechos y costas irregulares, ofrecía una geografía propicia para la navegación, el intercambio y el contacto entre pueblos diversos, convirtiéndose en una red natural de comunicación que unía el continente griego, las islas Cícladas, Creta y las costas de Asia Menor. Lejos de ser una barrera, el Egeo actuó como un puente dinámico que favoreció la circulación de bienes, ideas, lenguas y formas de vida, y dio origen a una civilización marcada por el movimiento, el comercio y la interacción constante con otras culturas del Mediterráneo oriental. En este contexto, los pueblos prehelénicos desarrollaron una identidad marítima profundamente arraigada, en la que el mar no solo representaba una vía de subsistencia o expansión, sino también un espacio simbólico asociado al misterio, lo lejano y lo divino. Las civilizaciones cicládica, minoica y micénica no pueden entenderse sin esta íntima relación con el mar, que modeló su economía, su arte, su religión y su modo de habitar el mundo. El Egeo fue, así, cuna y catalizador de las primeras expresiones de lo que más tarde se convertirá en la civilización griega, una civilización insular, anfibia, abierta y conectada desde sus orígenes más remotos.
El mar Egeo (en griego: Αιγαίο Πέλαγος; en turco, Ege Denizi) es la parte del mar Mediterráneo comprendida entre Grecia y Turquía. Se considera que este mar está delimitado al sur por un arco que atraviesa, en dirección oeste-este, las islas de Citera, Anticitera, Creta, Kasos, Kárpatos y Rodas. Por lo arbitrario de su «límite» sur, es difícil atribuirle una superficie exacta, siendo su valor aproximado de 180.000 km². De norte a sur, su extensión máxima es de 600 km, y de 400 km de este a oeste.
Etimología
Su nombre proviene del legendario rey ateniense Egeo, quien, al creer que su hijo Teseo había sido devorado por el Minotauro en su laberinto, se arrojó a este mar desde el Cabo Sunión.
En la mitología griega, Egeo (Αἰγεύς / Aigeús) era el noveno rey de Atenas, hijo de Pandión II y Pilia, y hermano por tanto de Niso, Palas y Lico.
Egeo nació en Mégara, en el istmo de Corinto, ciudad adonde se había exiliado su padre después de que los hijos de Metión le hubieran usurpado el trono. Otras versiones afirman que Egeo era realmente hijo de Escirio o Femio, un habitante de Megara, y que Pandión lo adoptó al poco de llegar a la ciudad.
Ver: APOLODORO: Biblioteca mitológica III,15,
Cuando Pandión murió, Egeo y sus hermanos atacaron Atenas y expulsaron de ella a los hijos de Metión, repartiéndose entonces entre los cuatro el dominio sobre el Ática: Egeo (que por ser el primogénito reclamó la mejor parte) recibió Atenas, Niso reinó sobre Mégara, Lico sobre Eubea y Palante sobre el sur de la región.
Egeo, sin embargo, no estaba dispuesto a compartir el poder, y decidió adueñarse de las partes que le habían correspondido a sus hermanos. Expulsó a Lico de su territorio, obligándole a refugiarse en Mesenia. Hizo lo mismo con Palante, que inició una revuelta con sus cincuenta hijos para reconquistar su reino, pero que fueron derrotados por Teseo, el hijo de Egeo. De Niso no se tuvo que preocupar Egeo, pues ya había sido derrotado por Minos de Creta, que se había aprovechado de la traición de una hija de Niso para conquistar Megara.
En una versión tardía y referida por Servio, Palante no era hermano, sino hijo de Egeo, y por tanto hermano de Teseo, por quien fue expulsado del Ática. (ver: Servio: comentario sobre la Eneida de Virgilio VIII, 54).
Imagen satelital del Mar Egeo, con multitud de islas. Satellite image of the Aegean Sea. NASA. Dominio Público. Grecia
Turquía.

La mayoría de las numerosas islas del mar Egeo pertenecen a Grecia, pero Turquía también tiene cientos de islas e islotes, aunque solamente unas pocas están permanentemente habitadas, como Bozcaada y Gökçeada. La dificultad de limitar las respectivas áreas de soberanía entre Grecia y Turquía genera frecuentes conflictos diplomáticos entre los dos países.
El turismo es la actividad económica principal de estas islas, que representan la quinta parte de la superficie de Grecia, pero la mitad de su capacidad hotelera.
Muchas de las islas del Egeo tienen puertos y bahías seguros. En la antigüedad, la navegación por el mar era más fácil que atravesar el accidentado terreno de la Grecia continental y, en cierta medida, las zonas costeras de Anatolia. Muchas de las islas son volcánicas, y en otras se extrae mármol y hierro. Las islas más grandes tienen algunos valles y llanuras fértiles.
La dinastía de reyes armenios aqueménidas construyó una de las mayores carreteras del mundo antiguo. Su nombre era «camino real», su longitud era de 2.400 km, y estaba situada entre el Imperio Persa y el mar Egeo. Una parte de la carretera pasaba por el suroeste de Armenia, lo que daba una excelente oportunidad de participar en el comercio internacional.
De las principales islas del mar Egeo, dos pertenecen a Turquía: Bozcaada (Tenedos) y Gökçeada (Imbros); el resto pertenecen a Grecia. Entre los dos países hay disputas políticas sobre varios aspectos del control político del espacio del Egeo, como el tamaño de las aguas territoriales, el control aéreo y la delimitación de los derechos económicos sobre la plataforma continental. Estas cuestiones se conocen como el conflicto del Egeo.(…)
Véase también
Turismo en la actualidad
Las islas del mar Egeo son importantes destinos turísticos. El turismo a las islas del Egeo aporta una parte importante del turismo en Grecia, especialmente desde la segunda mitad del siglo XX. Un total de cinco lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO se encuentran en las islas del Egeo; entre ellos, el Monasterio de San Juan el Teólogo y la Cueva del Apocalipsis en Patmos, el Pitagoreón y el Heraion de Samos en Samos, el Nea Moni de Quíos, la isla de Delos y la Ciudad Medieval de Rodas.
Grecia es uno de los países más visitados de Europa y del mundo, con más de 33 millones de visitantes en 2018, y la industria del turismo alrededor de una cuarta parte del producto interior bruto de Grecia. Las islas de Santorini, Creta, Lesbos, Delos y Mykonos son destinos turísticos habituales. Se calcula que unos 2 millones de turistas visitan Santorini cada año. Sin embargo, en los últimos años han surgido preocupaciones relacionadas con el exceso de turismo, como los problemas de infraestructuras inadecuadas y la masificación. Junto a Grecia, Turquía también ha tenido éxito en el desarrollo de zonas turísticas y en la atracción de un gran número de turistas, lo que ha contribuido al turismo en Turquía. La expresión «Crucero Azul» se refiere a los viajes de recreo a lo largo de la Riviera Turca, incluso a través del Egeo. La antigua ciudad de Troya, Patrimonio de la Humanidad, se encuentra en la costa turca del Egeo.
Tanto Grecia como Turquía participan en el programa de certificación de playas con Bandera Azul de la Fundación para la Educación Ambiental. La certificación se otorga a las playas y los puertos deportivos que cumplen con estrictas normas de calidad que incluyen la protección del medio ambiente, la calidad del agua, la seguridad y los criterios de servicios. En 2015, la Bandera Azul se había concedido a 395 playas y 9 puertos deportivos en Grecia. Las playas del sur del Egeo en la costa turca incluyen Muğla, con 102 playas galardonadas con la bandera azul, junto con İzmir y Aydın, que tienen 49 y 30 playas galardonadas respectivamente.
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Turistas en la ciudad de Mykonos, que forma parte de las islas Cícladas. Radosław Botev– CC BY 3.0 pl.

Museo Arqueológico de Corinto, Corintia, Grecia: Cerámica de Zygouries. Jean Housen – Own work. CC BY-SA 4.0.
- 50-54: Kylixes micénicas de Zygouries de la casa B en Zygouries. (LH III B, 1300-1180 a.C.).
- 38-49: Cerámica del Heládico Temprano (3250-2000 a.C.).
- 38: Copa o cáliz con al menos dos filas de cruces. Encontrada en una hondonada cerca del sitio (Z112)
- 39: Cuenco poco profundo (Z398)
- 40-42: Cucharones (Z395, Z242, Z402)
- 43: Jarra (Z113)
- 44: Askos bajo con asa en forma de cesta y pico vertical, quizás precursor de la jarra de estribo (Z205)
- 45 (arriba a la derecha): Base plana con impresión de estera en la parte inferior (Z817)
- 46 (arriba a la izquierda): Base plana con impresión de estera en la parte inferior, 2 piezas (Z816)
- 47 (en el centro): Fragmento de cerámica con patrón impreso formado por figuras en forma de abanico (Z818)
- 48 (abajo a la izquierda): Base plana con impresión de estera en la parte inferior (Z814)
- 49: Impresión de hoja en la base de un recipiente (Z820).


Ambos recipientes provienen de la Edad del Bronce Temprana (3200-2400 a.C.) y fueron encontrados en el yacimiento de Thermi en Lesbos. KureCewlik81. CC BY-SA 4.0.

Early and Middle Bronze Age pottery and tools, ca 3000 to 1600 BC. Ancient Agora Museum at Athens. Zde – Own work. CC BY-SA 4.0

Pottery of the Peloponnese, 4500-2000 BC. Archaeological Museum of Nafplio. Zde – Own work. CC BY-SA 4.0.

Pottery of the final phase of the Early Bronze Age, Early Helladic III period, first-second phase. Aegina, Town IV (2300-2200 BC) – Town V (2200-2050 BC). Archaeological Museum of Aegina. Zde – Own work. CC BY-SA 4.0.

Véase también
- El Egeo entre el IV y el III milenio a.C.: el alba de las culturas clásicas.
- Civilización Cicládica
- Civilización Minoica
- Civilización Micénica
- Antigua Grecia. Introducción
- Lineal B (Documental UNED)-.
Referencias
- Dickinson, Oliver (2000), La edad del bronce Egea, pp.14-15, Ediciones AKAL, ISBN 8446011999.
- García Iglesias, Luis (2000), Los orígenes del pueblo griego, p. 25, Madrid: Síntesis, ISBN 84-7738-520-3.
- Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pp. 67-68
- Bendala, Manuel (1988), Los albores de Grecia, p.56, Colección Historias del viejo mundo n.º 9, Grupo 16. ISBN 84-7679-100-3.
- Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pp. 68-72
- Piquero Rodríguez, Juan (2020), La civilización micénica, pp. 80-82, Madrid: Síntesis, ISBN 978-84-1357-025-9.
- Juan Piquero Rodríguez, La civilización micénica, p. 228.
- Juan Piquero Rodríguez, La civilización micénica, pp. 237-238.