Foto de una reproducción en tamaño completo de la Paleta Narmer contenida en el Museo Real de Ontario. No machine-readable author provided. Captmondo assumed. Public Domain.
El Período Arcaico de Egipto, también llamado Época Tinita (por su capital, Tinis) o Período Dinástico Temprano (c. 3150-2890 a. C.), es el comienzo de la historia dinástica del Antiguo Egipto.
Según el historiador egipcio Manetón (siglo III a. C.), la capital del Imperio durante este tiempo fue Tinis, o Tis.
En esta época gobernaron solo dos linajes de reyes, denominados primera y segunda dinastía; los primeros faraones se consideran los unificadores de Egipto.
Este periodo sigue inmediatamente después de la unificación de Egipto bajo el faraón Narmer y marca el comienzo de la historia faraónica con las Dinastías I y II.
Contexto Histórico del Período Arcaico:
Unificación de Egipto: Este período inicia tras la unificación del Alto y Bajo Egipto por Narmer (identificado con Menes por algunos historiadores), que es considerado el primer faraón de la Dinastía I. Esta unificación estableció la estructura política y religiosa que prevalecería en Egipto durante los siguientes milenios.
Organización Política y Social: Se desarrollaron estructuras gubernamentales centralizadas, con una fuerte figura del faraón como líder político y religioso. Se consolidaron las ciudades principales como Tinis, Menfis y Hieracómpolis.
Avances en Arquitectura y Cultura: En este periodo, se comenzaron a construir los primeros complejos funerarios en forma de mastabas para la nobleza y el faraón. También se desarrollaron técnicas de escritura jeroglífica y se estandarizó el sistema de administración.
Religión y Creencias: La religión se centraba en deidades locales que fueron progresivamente unificadas en un panteón estatal, y los faraones comenzaron a ser considerados dioses en vida.
Desafíos Internos: A pesar de la unidad política, las Dinastías I y II enfrentaron conflictos internos, lo que condujo a cambios de poder, rivalidades dinásticas y problemas en la sucesión.
Mastaba-Tumba del Rey Narmer (Naqada). Foto: Jacques de Morgan. Public doman.
Mastaba
Una mastaba es el lugar de entierro de muchos personajes egipcios principalmente durante el Periodo Arcaico de Egipto.
Durante la época del Imperio Antiguo de Egipto, los faraones comenzaron a ser enterrados en pirámides, en lugar de mastabas, aunque continuaron empleándose para otros personajes durante más de mil años.
La ubicación de las tumbas era muy importante, ya que se debían situar fuera del alcance de las crecidas del Nilo, y tenían que estar en la zona occidental de este río, en el desierto, por donde se ponía el Sol al atardecer, que era donde el difunto iniciaba su viaje hacia el Más Allá pues, según sus creencias, la entrada al inframundo, o Duat, estaba situada al occidente, denominándose «occidentales» a los espíritus de los difuntos.
Interior de la mastaba de Idou, Guiza. Foto: Diego Delso
Mastaba de Idou (G 7102), Giza, Egipto. CC BY-SA 3.0. Original file (3,888 × 2,592 pixels).
Las mastabas se construyeron en un principio con adobes (ladrillos de barro) y posteriormente de piedra, generalizándose entre los faraones y sus esposas principales durante la dinastía III, después de que Imhotep erigiera en piedra el complejo funerario de Saqqara para el faraón Dyeser (Zoser).
Primeras tumbas
Las más antiguas eran fosas excavadas en la tierra divididas en varias salas con muros de adobe. La sala central se reservaba para el difunto, y en las demás se colocaba el ajuar funerario y los víveres para la otra vida. En algunas, hay fosas en el exterior con los cuerpos de los esclavos sacrificados para el servicio de su señor en el más allá. Una vez depositado el cuerpo, se cegaba el acceso. La forma de cubrir de estas fosas se desconoce; posiblemente fuese una estructura de adobe y madera, de poca altura.
Esta construcción tiene dos niveles: el subterráneo, con la cámara sepulcral, a la que se accedía a través de largos pozos verticales que se cegaban después de depositar la momia, y el nivel superior, en el que estaba la capilla, que imitaba la casa del difunto, donde los familiares podían pasar para depositar ofrendas, con una o varias «falsas puertas» decoradas con relieves, situadas en la parte oriental, que servían para indicar al espíritu, al doble del difunto (llamado ba), el lugar por donde debía salir o entrar al edificio. Las más suntuosas disponían de varias salas ricamente decoradas y serdab…
Esquema de mastaba con doble foso.
Mastaba.jpg: Unknown. Originally uploaded by Oesermaatra0069 at 2006-03-12. derivative work: Master Uegly (talk) – Mastaba.jpg-,. CC BY-SA 3.0. Original file (SVG file, nominally 1,975 × 1,217 pixels).
Mastabas saítas
En el Periodo tardío de Egipto, durante la época saíta, las mastabas perdieron su forma original, consistiendo en sencillas construcciones de adobe elevadas sobre el suelo, y prescindieron de la cámara subterránea. En esta época, las mastabas contenían a veces un panteón familiar, colocándose unas tumbas encima de otras, disponiendo una escalera exterior para poder llegar hasta las más elevadas. Esta curiosa disposición fue habitual en el Bajo Egipto para resguardar a los cadáveres de la humedad propia de las inundaciones.
Existen miles de mastabas en Egipto, muchas de ellas con capillas interiores decoradas con bellas pinturas murales. A diferencia de los textos de las Pirámides, que sólo contenían fórmulas para la vida en el más allá, estas pinturas son una excelente fuente de información de la vida cotidiana.
Las pirámides egipcias se desarrollaron como evolución de las mastabas. La más antigua, la Pirámide escalonada de Saqqara, fue originalmente concebida como una única mastaba, pero el arquitecto Imhotep decidió superponer otras cinco, cuyas bases son progresivamente más estrechas.
- «Mastaba Tomb of Perneb | Old Kingdom | The Met». The Metropolitan Museum of Art, i.e. The Met Museum. Consultado el 14 de diciembre de 2016.
- «¿Cómo fue construida la primera pirámide de la historia?». National Geographic. 14 de agosto de 2014. Consultado el 20 de septiembre de 2020.
Pirámide de Saqqara. Charles J. Sharp – Trabajo propio, from Sharp Photography, sharpphotography. CC BY-SA 3.0. Original file (3,036 × 2,024 pixels).
La expansión de la monarquía
En los inicios de este período se empieza a vislumbrar el sistema de organización estatal que sería casi constante en toda la historia del Antiguo Egipto. En esta época parece ser que la capital se trasladó desde Nejen (en griego Hieracómpolis), capital antigua del Alto Egipto, hasta Menfis, situada cerca de donde el río Nilo se abre en varios brazos formando el delta.
La corona egipcia era uno de los símbolos más distintivos de los faraones y dioses del Antiguo Egipto.
El pskent o psent es el nombre helenizado de la corona doble, sejemty, portada por los faraones desde los albores de la época dinástica y significaba que poseían el poder en las Dos Tierras (Egipto).
Estaba formada por la superposición de dos coronas diferentes:
- El símbolo de las dos coronas superpuestas representaba la unión del antiguo reino del Bajo Egipto (Norte) con el del antiguo reino del Alto Egipto (Sur).
- La corona blanca o hedyet. Mitra blanca oblonga, corona de los reyes del antiguo reino del Alto Egipto (Sur), asociada al dios Seth.
- La corona roja o deshret. Corona con protuberancia rizada de los reyes del antiguo reino del Bajo Egipto (Norte), asociada al dios Horus.
El nombre egipcio de esta corona doble, sejemty, devino en pskent por deformación de pa-sejemty, «los dos poderes».
La monarquía poseía un destacado carácter militar, el rey en persona o sus delegados mantenían a la raya a los nómadas (en general libios de la frontera occidental), a su vez aseguraban, en el sur y el este, el control de las minas (de oro y piedras preciosas). Egipto avanzó hacia la Primera Catarata, absorbiendo las ciudades de Elefantina y Siena (actual Asuán), puntos estratégicos para la expansión hacia Nubia, de poco desarrollo agrario pero con importantes centros mineros y comerciales.
Del segundo faraón, Aha, se tiene constancia de expediciones a Nubia. En cuanto a los nómadas, se sabe que Aha recibió tributo de los libios, y que su sucesor Dyer realizó expediciones hasta el mar Rojo. Estas expediciones estaban generalmente vinculadas con la posesión de la explotación de las minas de la región. También constan campañas en época de Den al Sinaí para el control de las minas y contra los libios.
El Estado dirigía una política cultural hacia la asimilación mutua entre el Alto Egipto, de donde provenía la monarquía y el Bajo Egipto. Esto se realizaba mediante:
- La adopción por parte del faraón de simbolismos del norte y del sur, como la corona Roja del Bajo Egipto y la Blanca del Alto Egipto.
- Celebraciones simbólicas de la unificación, atestiguadas en el reinado de Aha.
- Alianzas matrimoniales: Dos reinas, Neithotep (de Aha) y Merytneit (de Dyer y regente de su hijo Dyet), poseen en su nombre el de la diosa guerrera Neit, oriunda de la ciudad de Sais, en el Bajo Egipto; tal vez se trataba de matrimonios mixtos entre el rey y miembros de la nobleza de Sais. Esto también es prueba del peso político y religioso de la ciudad de Sais. Los matrimonios mixtos también se realizaban entre la nobleza.
- Construcción de templos en el Bajo Egipto.
- Asimilación de estilos arquitectónicos del norte y del sur, especialmente en las tumbas reales. Estas se situaban tanto en Abidos (Alto Egipto) como en Saqqara (Bajo Egipto).
Copa color verde. (Material desconocido). Tamaño: 12,4 cm x 23 cms.). Periodo Tinita. Ismoon. CC BY-SA 4.0. Original file (2,126 × 1,417 pixels).
Período Histórico dentro de la Edad de los Metales:
El Período Arcaico de Egipto se sitúa principalmente dentro de la Edad del Cobre, también conocida como Calcolítico. Este período es una transición entre la Edad de Piedra y la Edad del Bronce.
- Edad del Cobre (Calcolítico): Aunque ya se trabajaba el cobre desde tiempos anteriores en Egipto, en este período se desarrollan técnicas avanzadas para su extracción y uso en herramientas y armas.
- Edad del Bronce: La Edad del Bronce comienza a manifestarse gradualmente hacia finales del Período Arcaico, especialmente en la Dinastía III y el Imperio Antiguo (a partir de 2.686 a.C.). Es en este momento cuando el bronce, una aleación de cobre y estaño, se empieza a utilizar de manera más común.
Recipientes para almacenar vino, de época tinita. Abidos. Rama y un autor más. CC BY-SA 2.0 fr. Original file (2,560 × 1,920 pixels).
Economía y sociedad
La economía egipcia está íntimamente vinculada con el aparato político. Los faraones promovían obras de canalización para riego, aumentando el rendimiento agrícola, posibilitado por un estado fuerte y unificado, aunque pronto se vería envuelto en guerras civiles, que serán detalladas más tarde. Según algunos autores, en un primer momento los nomarcas eran funcionarios que organizaban construcción de canales, aunque tienen apariencia de ser jefes locales más que funcionarios; en cualquier caso pronto se transformarían en gobernadores de las provincias o nomos. Las fuentes griegas posteriores recogen tradiciones que afirman la construcción de Menfis, la capital, por el primer faraón (llamado por ellos Menes); aunque el dato sea poco fiable, la arqueología atestigua la construcción de Menfis por esta época (c. 2900 a. C.), y por lo tanto el desarrollo urbano, lo que concuerda con el desarrollo agrario, que provoca mayor acceso a productos alimenticios y crecimiento de la población. Además, Saqqara, cerca de Menfis, era uno de los principales centros de enterramiento real. El comercio era cada vez más amplio, teniendo dos principales corrientes: Nilo arriba (Nubia) y hacia el llamado Levante (franja costera más oriental del Mediterráneo, que incluye los actuales Israel, Jordania, Líbano, Siria y los Territorios Palestinos). El comercio con Nubia era predominantemente terrestre, ya que las sucesivas cataratas impiden la navegación mucho más allá de Elefantina, en la frontera con Nubia. El Levante era su principal fuente de madera. Del final del período arcaico se hallaron restos de cerámica que muestran barcos con remos. De esto se podría deducir que en esta época se produjo una revolución tecnológica, y también el aumento del comercio, tanto porque los barcos servían para el transporte de mercancías, como porque la madera provenía del Levante (especialmente del actual Líbano). En cuanto a Nubia y el frente Sur y Este, la expansión militar aseguraba la explotación minera de la piedra y el oro.
El comercio internacional servía para satisfacer demandas de primera necesidad de madera, piedra y metales para producción de bronce, así como de artículos de lujo, incluidos metales y piedras preciosas. Además, por motivos sociales, como el culto funerario y la ostentación y políticos, como la demostración de poder, había gran demanda local para la construcción de objetos funerarios, estatuas reales y todo tipo de monumentos, que era satisfecha mediante la presencia militar en áreas productivas.
En cuanto a la satisfacción de las necesidades básicas de la población, la producción alimenticia llegaba en forma de impuestos al aparato político, almacenándose en los llamados silos reales, y posteriormente era distribuido entre la población no rural. En este sector se comenzaban a constituir los artesanos, dedicados en modo particular al trabajo de madera y metal. El resto de la población la constituía el sector dedicado al comercio – fluvial e internacional – y la que formaba parte del aparato político -ejército, burocracia, familia real.
En el Antiguo Egipto la tierra es propiedad del rey-dios encarnado, considerada en conjunto como unidad de producción, junto con el personal que la cultiva, los edificios, las herramientas, y el ganado. Estas unidades de producción se administran en el marco de ámbitos centralizados (los hut, «fortalezas») o ciudades (los niut), que pueden depender directamente de la administración real o asignarse a instituciones (templos, instituciones funerarias reales) o también a funcionarios como remuneración de los cargos ocupados al servicio del Estado.
- La propiedad privada no existe en principio, pero por medio de la herencia de los cargos y sobre todo de las dotaciones funerarias, no cabe duda de que muy pronto las grandes familias hayan podido monopolizar ámbitos importantes. Estos permanecen bajo la mirada de la administración, en caso de transmisión y siguen siendo personales, lo que no es el caso de los bienes puramente inmobiliarios (contratos de venta de residencias).
- La economía agrícola aparece a partir del III milenio a. C. Funciona sobre un sistema de cuotas concertadas por la institución de la que depende, pudiendo adquirirse el excedente y entonces servir para el consumo y el intercambio. Este sistema funciona también para la ganadería, la pesca y la artesanía. En este último caso, como para los funcionarios y entre las distintas instituciones, el Estado aplica salarios de redistribución.
- Si el Egipto faraónico nunca ha conocido la moneda, muy pronto los precios pudieron valorarse con relación a un patrón monetario (cobre, plata, oro).
- La fertilidad del valle, la riqueza y la diversidad de las producciones desarrolladas al inicio del III milenio a. C. permitieron con este sistema generar una economía de subsistencia y una determinada redistribución, donde la escasez y el hambre siguen siendo poco frecuentes.
Todos los intercambios exteriores son un monopolio de Estado. El suministro de materias primas (piedras preciosas, cobre, oro, madera) se realiza mediante expediciones de explotación temporales en los lugares de los yacimientos (Sinaí, montes Árabes, Nubia) o por expediciones comerciales a zonas más alejadas (Oriente). La abundancia en las tumbas del principio del III milenio a. C., en particular en la primera parte de la Dinastía I, de cerámica sirio-palestina (Bronce Antiguo II) dan pruebas de la intensidad de contactos. Para estos intercambios internacionales, el oro egipcio quizás desempeñó un papel fundamental.
Religión Egipcia
En esta época los dioses locales de las ciudades y centros religiosos comenzaron a tomar importancia nacional, muchas veces mediante el llamado sincretismo o asimilación de dioses y cultos de distintos orígenes. Uno de los casos más relevantes es el de Osiris, un dios benefactor relacionado con la fertilidad, el comercio y, sobre todo, la vida después de la muerte, originario de la ciudad bajo-egipcia de Busiris, que fue asimilado con un dios de características similares de la ciudad alto-egipcia de Abidos, ciudad que consolidó su autoridad como centro religioso y funerario (allí eran enterrados los faraones), más aún al adoptarse a Osiris y a su hijo Horus dentro del simbolismo de la realeza.
Posiblemente, en esta época se comenzó a gestar el mito de las guerras entre Osiris y Horus contra Seth, aunque su redacción definitiva es posterior.
Durante el Período Arcaico o la Primera Época Faraónica (c. 3.150-2.890 a.C.), la religión egipcia comenzó a establecer las bases de lo que sería una estructura religiosa compleja y profundamente ligada a la identidad del estado. En esta fase temprana, la religión no estaba completamente desarrollada como en épocas posteriores, pero ya se observaban elementos claves que persistirían durante milenios.
Características de la Religión en el Período Arcaico:
Politeísmo Local: La religión en este periodo se centraba en deidades locales, cada una adorada en su respectivo centro de culto. Aunque más adelante surgirían panteones nacionales, en esta época predominaban los cultos regionales. Algunos de estos dioses locales se unificaron gradualmente con la consolidación del estado egipcio, como Horus en el Alto Egipto y Wadjet en el Bajo Egipto.
El Faraón como Figura Divina: El concepto del faraón como una divinidad encarnada comenzó a desarrollarse en esta época. Los faraones eran vistos como la manifestación viva del dios Horus, asegurando la legitimidad de su gobierno. Esta asociación directa entre el faraón y Horus estableció la base para la teología faraónica que dominaría en períodos posteriores.
Culto Funerario y Prácticas Funerarias: La importancia del más allá ya era evidente, y se reflejaba en las primeras tumbas reales, conocidas como mastabas. Aunque en este periodo no existía aún la sofisticación de las pirámides o los textos funerarios desarrollados (como el Libro de los Muertos en épocas posteriores), se sentaron las bases para el culto a los muertos y la preservación del cuerpo como medio para asegurar la inmortalidad.
Sincretismo Religioso: Con la unificación de Egipto, los dioses de diferentes regiones comenzaron a fusionarse o a adoptar roles complementarios. Este sincretismo preparó el camino para la integración de las divinidades en un sistema más ordenado, con deidades como Ptah en Menfis o el mismo Ra, que tomaría mayor protagonismo en el Reino Antiguo.
Rituales y Templos: Aunque los templos no eran tan elaborados como en épocas posteriores, ya existían santuarios y centros de culto dedicados a deidades locales. Los rituales incluían ofrendas y ceremonias para mantener la maat (el orden cósmico), un concepto que se desarrollaría más plenamente con el tiempo.
Diferencias con Épocas Posteriores:
Estructura Religiosa Menos Compleja: En comparación con épocas posteriores, la religión en el Período Arcaico era más descentralizada y menos estructurada. Las prácticas religiosas estaban menos estandarizadas y dependían en gran medida de las tradiciones locales.
Menor Desarrollo del Panteón Nacional: Aunque algunos dioses nacionales comenzaron a emerger, como Horus, aún no existía un panteón unificado con roles claramente definidos como en el Reino Antiguo o el Reino Nuevo.
Ausencia de Textos Sagrados Desarrollados: Durante este periodo no existían textos funerarios elaborados como los Textos de las Pirámides (Reino Antiguo) o los Textos de los Sarcófagos (Reino Medio). Sin embargo, se usaban símbolos y fórmulas mágicas en las tumbas para asegurar la protección y el bienestar del difunto en el más allá.
Fusión Política y Religiosa en Desarrollo: Aunque el faraón ya era visto como un dios, la idea de la divinidad real y su relación con conceptos como el sol (Ra) o el orden cósmico (maat) aún no estaban plenamente desarrolladas como lo estarían en épocas posteriores.
Conclusión:
La religión en el Período Arcaico de Egipto sentó las bases para la compleja cosmovisión y sistema teológico que definiría a la civilización egipcia. Si bien este período muestra una estructura religiosa más simple y localista, las ideas centrales sobre la divinidad del faraón, la importancia del más allá y el sincretismo religioso empezaron a tomar forma, marcando el inicio de una tradición religiosa que perduraría por más de 3.000 años.
Osiris
Osiris es un dios y rey mítico del Antiguo Egipto. Según la mitología egipcia fue el inventor de la agricultura y la religión y su reinado fue beneficioso y civilizador. Murió ahogado en el Nilo, asesinado en una conspiración organizada por Seth, su hermano menor. A pesar del desmembramiento de su cuerpo, fue devuelto a la vida por el poder mágico de su hermana Neftis y su esposa Isis. El martirio de Osiris le valió para conquistar el mundo del más allá, donde se convirtió en juez soberano y supremo de las leyes del Maat.
Maat o Ma’at, símbolo de la verdad, la justicia y la armonía cósmica; también era representada como diosa, la hija de Ra en la mitología egipcia. Es fundamentalmente un concepto abstracto de justicia universal, de equilibrio y armonía cósmicos que imperan en el mundo desde su origen y es necesario conservar. Resume la cosmovisión egipcia, similar a la noción de armonía y areté, propia del mundo helénico, o a la idea de virtud, del mundo judeocristiano. También es conocida por su símbolo: la pluma de avestruz, con la cual, según la mitología egipcia, se pesa el alma y se decide si esta merece la vida eterna o a que Ammit se la coma.
La creencia en la maat proviene de muy antiguo en la cultura egipcia y es un elemento clave de ella, que da sentido a su carácter dualista. Ra, el dios solar, descendía cada anochecer al Inframundo, la Duat, y tras recorrerlo, aparecía de nuevo en el cielo al amanecer del día siguiente.
Para que este ciclo diario de regeneración del mundo no se detuviera, Ra debía enfrentarse con éxito, durante su paso por el reino de las Tinieblas, a Apofis, símbolo del Mal representado como una serpiente. Para simbolizar este triunfo de Ra sobre Apofis, es decir, del Bien sobre el Mal, los egipcios representaban el principio de la maat encarnado en una diosa que ayuda a Ra en su lucha.
Maat era para los egipcios la fuerza benefactora de la que se nutrían los dioses a quienes ellos adoraban. Por ello los sacerdotes hacían diariamente ofrendas y rituales de magia con el fin de garantizar su preponderancia, pues de ello dependía el mantenimiento del orden armonioso y justo del mundo.
Ver fuente: Maat
Durante el Imperio Medio de Egipto la ciudad de Abidos se convirtió en la ciudad del dios Osiris, atrayendo a muchos fieles en busca de la eternidad. La popularidad de esta ciudad se basaba en sus fiestas de Año Nuevo y en la posesión de una reliquia sagrada, la cabeza del dios.
Durante el primer milenio a. C. mantuvo su condición de dios funerario y juez de las almas. Sin embargo, su asociación a las crecidas del Nilo y, por ello, como dios de la fertilidad, adquirieron protagonismo, aumentando así su popularidad entre la población nilótica. Los colonos griegos que vivían en Menfis adoptaron su culto hacia el siglo IV a. C. en su forma local de Osiris-Apis, el toro sagrado muerto y momificado. Los gobernantes lágidos introdujeron este culto en su capital, Alejandría, en forma de Serapis, el dios sincrético grecoegipcio. Después de la conquista de Egipto por los romanos, Osiris e Isis se exportan a Roma y a su imperio, donde se mantienen, con altibajos, hasta el siglo IV d. C., cuando fueron finalmente desplazados por el cristianismo tras la prohibición del paganismo por el Edicto de Tesalónica.
Las primeras representaciones de Osiris se remontan al siglo XXV a. C. y su culto duró hasta el siglo VI d. C., cuando el templo de Isis en la isla de File, el último existente en Egipto, fue clausurado en torno al año 530 por orden del emperador Justiniano. (Ref. Fage y Oliver, 1975, p. 448).
Ani ante Osiris, juez del más allá. Papiro de Ani, dinastía XIX. Published by James Wasserman; facsimile made by E. A. Wallis Budge; original artist unknown – Scanned from The Egyptian Book of the Dead: The Book of Going Forth by Day by James Wasserman et al. Dominio público. Original file (2,372 × 1,904 pixels).
Osiris es una de las principales deidades del panteón egipcio. Sin embargo, los orígenes de su culto son todavía muy poco conocidos. Las primeras referencias de Osiris de las que se tiene constancia se remontan al siglo XXV a. C. y se sitúan a finales de la IV o principios de la dinastía V de Egipto. Su nombre Osiris se identifica por primera vez en una formulación de ofrenda dirigida a Osiris y Anubis por una probable hija de Kefrén, Hemetre, hija real y sacerdotisa de Hathor, que murió bajo el reinado del faraón Shepseskaf, el último gobernante de la dinastía IV; la inscripción aparece en el dintel de la entrada de su tumba en Guiza. (Ref.Osiris Mathieu, 2010).
Representación del dios Osiris. (derecha).
La primera representación de Osiris es incompleta, ya que aparece en un fragmento del templo alto del faraón Dyedkara Isesi; el dios aparece como una figura masculina con una larga peluca divina.
Otro de los testimonios arqueológicos más antiguos es una inscripción en la que figura el nombre de Osiris en el dintel de la tumba del sumo sacerdote de Ptah Ptahchepses, que murió bajo el reinado del faraón Nyuserra. Descubierto en Saqqara, la gran necrópolis de Menfis, el dintel se conserva en el Museo Británico de Londres.
Los Textos de las Pirámides, que contienen letanías y encantamientos recitados durante las ceremonias funerarias reales, grabados en las paredes de las cámaras funerarias del faraón Unis, último miembro de la dinastía V, no permiten asegurar dónde y cuándo apareció el culto a Osiris, sin embargo, el Capítulo 219 hace referencia a diversos lugares de culto ubicados en varias ciudades del valle del Nilo, incluidas Heliópolis, Busiris, Buto, Menfis y Hermópolis Magna. Sorprendentemente Abidos no se menciona en esta lista. El culto a Osiris fue introducido en esta ciudad durante la dinastía V y era el lugar de peregrinación osírica más importante del Imperio Medio de Egipto; los Textos de las Pirámides mencionan que el cuerpo del dios asesinado fue encontrado cerca de las orillas del Nilo en Nedit (o Gehesti), un territorio cerca de Abidos. (…) Ver más: Este enlace. Osiris.
Horus
Horus («halcón»; también «el elevado», «el distante») es una de las más importantes deidades del antiguo Egipto, que desempeñaba numerosas funciones, de manera más notable como dios de la realeza y del cielo en la mitología egipcia, así como de la guerra y de la caza. (Ver ref. B., Redford, Donald (2003, ©2002). The Oxford essential guide to Egyptian mythology. Berkley Books. ).
A veces se le consideraba como el iniciador de la civilización egipcia. Fue venerado al menos desde el Egipto prehistórico tardío hasta el Reino Ptolemaico y el Egipto romano. La historia registra diferentes formas de Horus, que los egiptólogos consideran dioses distintos. (Ver ref.Meltzer, Edmund S. (2003). Horus. En Donald B. Redford (ed.), The Oxford Guide: Essential Guide to Egyptian Mythology (pp. 164–168), Berkley, 2003).
Estas diversas formas pueden ser diferentes manifestaciones de una misma deidad con múltiples capas en las que se enfatizan ciertos atributos o relaciones sincréticas, no necesariamente opuestas, sino complementarias entre sí, en consonancia con la forma en que los antiguos egipcios veían las múltiples facetas de la realidad. (Ver ref: The Oxford Guide: Essential Guide to Egyptian Mythology», Edited by Donald B. Redford, p106 & p165, Berkley, 2003.).
A menudo se le representaba como un halcón coronado con el pschent, probablemente un halcón lanario o un halcón peregrino, o como un hombre hieracocéfalo (es decir, con cabeza de halcón). (Wilkinson, Richard H. (2003). The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt. Thames & Hudson. p. 202.).
Su nombre egipcio era Hor (Ḥr), también denominado Heru o Har; Horus es su nombre helenizado (Ώρος). (Ver ref. J. Hill (2008). Ancient Egypt online, ed. «Horus».). Claudio Eliano escribió que los egipcios llamaban «Horus» en su propia lengua al dios Apolo en el panteón griego. (Ver otra ref.«Eliano, Características de los animales, 10.14»). Sin embargo, Plutarco, profundizando en la misma tradición relatada por los griegos, especificó que el «Horus» que los egipcios equiparaban con el Apolo griego era en realidad «Horus el Viejo», que es distinto de Horus el hijo de Osiris e Isis (lo que lo convertiría en «Horus el Joven»). Plutarco – Moralia, De Iside et Osiride (Isis y Osiris), 12. (356A).
Estatua de Horus y Seth colocando la corona del Alto Egipto en la cabeza de Ramsés III. XX dinastía, principios del siglo XII antes de Cristo. A. Parrot – Trabajo propio. CC0. Original file (2,248 × 4,000 pixels)-
La forma más antigua de Horus de la que se tiene constancia es la deidad tutelar de Nejen (la «Ciudad del Halcón» o Hierakómpolis), en el Alto Egipto, que es el primer dios nacional del que se tenga conocimiento, específicamente relacionado con el faraón gobernante, que con el tiempo llegó a ser considerado como una manifestación de Horus en vida y de Osiris en la muerte. Desde el principio, Horus estuvo estrechamente asociado a la monarquía faraónica como dios protector y dinástico. Los seguidores de Horus son, pues, los primeros soberanos que se pusieron bajo su obediencia. A principios del periodo histórico, el halcón sagrado aparece en la paleta del rey Narmer y, a partir de entonces, se asocia constantemente con el poder real.
Relieve parietal de Her-ur en el templo de Edfu, Egipto. (Foto: I, Rémih). CC BY-SA 3.0. Máx. tamaño.
La relación familiar más comúnmente encontrada describe a Horus como hijo de la diosa Isis y el dios de la resurrección Osiris, y desempeña un papel clave en el mito de Osiris como heredero de Osiris y rival de Seth, el asesino y hermano de Osiris. En otra tradición, Hathor es considerada su madre y a veces su esposa. En el mito más arcaico, Horus y Seth forman una pareja divina caracterizada por la rivalidad, en la que cada uno hiere al otro. De este enfrentamiento surgió Thot, el dios de la Luna, considerado hijo común de ambos. Hacia finales del Reino Antiguo, este mito fue reinterpretado por los sacerdotes de Heliópolis integrando el personaje de Osiris, arquetipo del faraón muerto divinizado. Esta nueva teología marca la aparición del mito osiríaco en el que Horus se presenta como el hijo póstumo de Osiris nacido de los trabajos mágicos de Isis, su madre. En este contexto, Horus desempeña un papel fundamental. Como hijo bondadoso, lucha contra su tío Seth, el asesino de su padre, lo derrota y lo captura. Con Seth humillado, Horus es coronado faraón de Egipto y su padre entronizado como rey del más allá. Sin embargo, antes de poder luchar enérgicamente contra su tío, Horus no es más que un ser enclenque. Como dios-niño (Harpócrates), Horus es el arquetipo de niño pequeño sometido a todos los peligros de la vida. Estuvo a punto de morir en varias ocasiones, pero también es el niño que siempre supera las dificultades de la vida. Como tal, es un dios sanador y salvador muy eficaz contra las fuerzas hostiles.
Horus y los faraones. Desconocido – [1] ([2]), 1st version: [3]. The pharaoh with Horus and Hathor. From the tomb of Horemheb/Haremhab in the Valley of the Kings, Egypt. Scan of a postcard. Dominio público. Original file (1,536 × 1,012 pixels).
Además de sus rasgos dinásticos y reales, Horus es una deidad cósmica, un ser fabuloso cuyos dos ojos son el Sol y la Luna. El ojo izquierdo de Horus, u Ojo de Udyat, es un poderoso símbolo asociado a las ofrendas funerarias, a Thot, a la Luna y a sus fases. Este ojo, herido por Seth y curado por Thot, es la estrella nocturna que desaparece y reaparece constantemente en el cielo. Constantemente regenerada, la Luna es la mise en abyme de un renacimiento para todos los muertos egipcios.
En sus múltiples aspectos, Horus es venerado en todas las regiones egipcias. En el Templo de Edfu, uno de los templos ptolemaicos más bellos, el dios recibe la visita anual de la estatua de la diosa Hathor de Dendera y forma, con Harsomtus, una tríada divina. En Kom Ombo, Horus el Viejo (Haroeris) está asociado a Sobek, el dios cocodrilo. Con tal renombre, el culto a Horus se exportó fuera de Egipto, más concretamente a Nubia. A partir del periodo tardío, gracias a los cultos isíacos, la figura de Harpócrates se hizo muy popular en toda la cuenca mediterránea bajo la influencia helenística y luego romana.
Horus, en su templo de Edfu, con forma de halcón. Steve F-E-Cameron (Merlin-UK) – Trabajo propio. CC BY-SA 3.0. Original file (1,664 × 2,496 pixels).
Horus es una de las deidades egipcias más antiguas. Sus orígenes se pierden en las brumas de la prehistoria africana. Al igual que las demás deidades principales del panteón egipcio, está presente en la iconografía ya en el cuarto milenio a. C. En el antiguo Egipto coexistieron varias especies de halcones. Como las representaciones del pájaro de Horus suelen ser muy estilizadas, resulta bastante difícil identificarlo formalmente con una especie concreta. Sin embargo, parece que se puede ver una imagen del halcón peregrino (Falco peregrinus). Esta rapaz de tamaño mediano y llamada penetrante es conocida por su rápida caída en picado desde el cielo sobre sus pequeñas presas terrestres. Este halcón tiene además la particularidad de tener plumas oscuras bajo los ojos que forman una especie de media luna. Esta marca distintiva recuerda el diseño del ojo de Udyat asociado a Horus y a los demás dioses hieracocefálicos.
Horus era ya conocido en el periodo predinástico. Era un dios vinculado a la realeza que tutelaba a los monarcas tinitas, cuyo centro de culto era Hieracómpolis (o «ciudad del halcón» como los griegos llamaban a Nejen). Desde el Imperio Antiguo, el faraón es la manifestación de Horus en la tierra, aunque al morir se convertirá en Osiris, y formará parte del dios creador Ra. Durante el Imperio Nuevo se le asoció al dios Ra, como Ra-Horajti. Forma parte troncal de la Gran Enéada. Forma parte de la tríada osiriaca: Osiris, Isis y Horus.
El panteón egipcio cuenta con un gran número de dioses halcón; Socar, Sopdu, Hemen, Haurón (Horón), Dedun y Hormerty. Sin embargo, Horus y sus múltiples formas ocupan el primer lugar. Como dios polifacético, los mitos que le conciernen están entrelazados. Sin embargo, es posible distinguir dos aspectos principales: una forma juvenil y una forma adulta. En su plena potencia guerrera y madurez sexual, Horus es Horajti, el sol en su cenit. En Heliópolis, como tal, es adorado simultáneamente con Ra. En los Textos de las Pirámides, el faraón fallecido resucita bajo la apariencia de un halcón solar. En un sincretismo común en la religión egipcia, Horajti se fusiona con el demiurgo heliopolitano, bajo la forma de Ra-Horajty. En Edfu, es Hor-Behedety, el sol alado de los tiempos primordiales. En Kom Ombo, es Horus el Viejo (Haroëris), un dios celeste imaginado como un inmenso halcón cuyos ojos son el Sol y la Luna. Cuando estos astros están ausentes del cielo, se dice que este Horus está ciego. En Nejen (Hieracómpolis), la capital de los primeros faraones, este halcón celeste es Hor-Nejeni, cuyos aspectos guerrero y real son muy pronunciados
Horus y el faraón
Los Textos de las Pirámides (c. 2400-2300 a. C.) describen la naturaleza del faraón en diferentes personajes como Horus y Osiris. El faraón como Horus en vida se convirtió en el faraón como Osiris en la muerte, donde se unió a los demás dioses. Nuevas encarnaciones de Horus sucedieron al difunto faraón en la tierra en forma de nuevos faraones.
El linaje de Horus, producto eventual de las uniones entre los hijos de Atum, pudo haber sido un medio para explicar y justificar el poder faraónico. Los dioses producidos por Atum eran todos representantes de las fuerzas cósmicas y terrestres en la vida egipcia. Al identificar a Horus como el descendiente de estas fuerzas, luego identificándolo con Atum mismo y finalmente identificando al faraón con Horus, el faraón teológicamente tenía dominio sobre todo el mundo.
Además de sus rasgos dinásticos y reales, Horus es una deidad cósmica, un ser fabuloso cuyos dos ojos son el Sol y la Luna. El ojo izquierdo de Horus, u Ojo de Udyat, es un poderoso símbolo asociado a las ofrendas funerarias, a Thot, a la Luna y a sus fases. Este ojo, herido por Seth y curado por Thot, es la estrella nocturna que desaparece y reaparece constantemente en el cielo. Constantemente regenerada, la Luna es la mise en abyme de un renacimiento para todos los muertos egipcios.
En sus múltiples aspectos, Horus es venerado en todas las regiones egipcias. En el Templo de Edfu, uno de los templos ptolemaicos más bellos, el dios recibe la visita anual de la estatua de la diosa Hathor de Dendera y forma, con Harsomtus, una tríada divina. En Kom Ombo, Horus el Viejo (Haroeris) está asociado a Sobek, el dios cocodrilo. Con tal renombre, el culto a Horus se exportó fuera de Egipto, más concretamente a Nubia. A partir del periodo tardío, gracias a los cultos isíacos, la figura de Harpócrates se hizo muy popular en toda la cuenca mediterránea bajo la influencia helenística y luego romana.
Templo de Edfu
El Templo de Edfu es un templo de Antiguo Egipto ubicado en la ribera occidental del Nilo en la ciudad de Edfu que durante el periodo grecorromano fue conocida como Apolinópolis Magna, dedicada al dios de los dioses, Horus-Apolo. (ver ref.David, Rosalie. Discovering Ancient Egypt, Facts on File, 1993. p.99). Es el segundo templo más grande de Egipto después de Karnak y uno de los mejor conservados. El templo, dedicado al dios halcón Horus, fue construido durante el periodo helenístico entre 237 y 57 a. C. Las inscripciones en sus paredes proporcionan información importante sobre el lenguaje, la mitología y la religión durante el mundo grecorromano en Antiguo Egipto. En particular, sus textos inscritos sobre la construcción del templo «proveen detalles de su construcción y también conservan información sobre la interpretación mítica de este y otros templos como la Isla de la Creación». También existen «escenarios e inscripciones importantes del Drama Sagrado que relacionaron el conflicto antiquísimo entre Horus y Seth». Fueron traducidos por el Proyecto-Edfu alemán.
Ver entrada: Templo de Edfu
Fachada del templo de Edfu y planta del templo de Khonsu (grabado alemán de 1891). Foto: Immanuel Giel. Dominio Público.
Templo de Horus en Edfu. Patio. Atribución autor foto: Néfermaât (user). Original file (1,516 × 1,009 pixels).
Columnas del patio del Templo de Edfu. Néfermaât. Original file (1,009 × 1,516 pixels). CC BY-SA 2.5.
Templo de Horus en Edfu. Pilonos. Foto: Steve F-E-Cameron (Merlin-UK) – CC BY-SA 3.0. Original file (2,496 × 1,664 pixels,).
Conflicto entre Horus y Seth
Su madre, Isis, le dijo a Horus que protegiera al pueblo de Egipto de Seth, el dios del desierto, que había matado al padre de Horus, Osiris.Horus tuvo muchas batallas con Seth, no sólo para vengar a su padre, sino para elegir al legítimo gobernante de Egipto. En estas batallas, Horus fue asociado con el Bajo Egipto y se convirtió en su patrono.
(Ver ref. «The Goddesses and Gods of Ancient Egypt».).
Según Las contiendas de Horus y Seth, Seth intenta demostrar su dominio seduciendo a Horus y manteniendo relaciones sexuales con él. Sin embargo, Horus se mete la mano entre los muslos y atrapa el semen de Seth, arrojándolo después al río para que no se diga que ha sido inseminado por Seth. Horus (o la misma Isis en algunas versiones) esparce entonces deliberadamente su semen sobre una lechuga, que era la comida favorita de Seth. Una vez que Seth comió la lechuga, acudieron a los dioses para intentar zanjar la discusión sobre el gobierno de Egipto. Los dioses escucharon primero la afirmación de Seth de dominar sobre Horus, e invocaron a su semen, pero éste respondió desde el río, invalidando su pretensión. Luego, los dioses escucharon la afirmación de Horus de haber dominado a Seth, y llamaron a su semen, y éste respondió desde el interior de Seth.
(Ver ref. Scott David Foutz. «Theology WebSite: Etext Index: Egyptian Myth: The 80 Years of Contention Between Horus and Seth»), y (Fleming, Fergus, and Alan Lothian. The Way to Eternity: Egyptian Myth. Duncan Baird Publishers, 1997.)
Horus y Set unen el Alto y el Bajo Egipto. Foto: Soutekh67. Creative Commons.
Sin embargo, Seth seguía negándose a ceder, y los demás dioses se estaban cansando de más de ochenta años de luchas y desafíos. Horus y Seth se retaron a una carrera de barcas, cada uno en una barca de piedra. Horus y Seth aceptaron, y la carrera comenzó, pero Horus tenía ventaja: su barca estaba hecha de madera pintada para que pareciera piedra, en lugar de piedra de verdad. La barca de Set, al ser de piedra pesada, se hundió, pero la de Horus no. Horus ganó entonces la carrera, y Seth se retiró y dio oficialmente a Horus el trono de Egipto. Al convertirse en rey tras la derrota de Seth, Horus ofrece ofrendas a su difunto padre Osiris, reviviéndolo y manteniéndolo en la otra vida. Tras el Reino Nuevo, Seth seguía siendo considerado el señor del desierto y sus oasis.
(Ref: te Velde, Herman (1967). Seth, God of Confusion: A Study of His Role in Egyptian Mythology and Religion. Probleme der Ägyptologie 6 (en inglés) (2nd edición).
En muchas versiones de la historia, Horus y Seth se reparten el reino. Esta división puede equipararse a cualquiera de las diversas dualidades fundamentales que los egipcios veían en su mundo. Horus puede recibir las tierras fértiles alrededor del Nilo, el núcleo de la civilización egipcia, en cuyo caso Seth toma el desierto estéril o las tierras extranjeras que se asocian con él, u Horus puede gobernar la tierra mientras Seth mora en el cielo, o cada dios puede tomar una de las dos mitades tradicionales del país, el Alto y el Bajo Egipto, en cuyo caso cualquiera de los dos dioses puede estar relacionado con cualquiera de las dos regiones. Sin embargo, en la teología menfita, Geb, como juez, primero reparte el reino entre los reclamantes y luego cambia de opinión, otorgando el control exclusivo a Horus. En esta unión pacífica, Horus y Seth se reconcilian, y las dualidades que representan se han resuelto en un todo unido. Mediante esta resolución, se restablece el orden tras el tumultuoso conflicto.
Un Ojo de Horus personificado ofrece incienso al dios entronizado Osiris en una pintura de la tumba de Pashedu, siglo XIII a. C. Original file (2,288 × 1,728 pixels, file size: 1.27 MB). Fuente: Wilkinson, 1992, pp. 42–43.
Los egiptólogos han intentado a menudo relacionar el conflicto entre los dos dioses con acontecimientos políticos de los inicios de la historia o la prehistoria de Egipto. Los casos en que los combatientes se dividen el reino, y la frecuente asociación del binomio Horus y Seth con la unión del Alto y Bajo Egipto, sugieren que las dos deidades representan algún tipo de división dentro del país.
La tradición egipcia y la evidencia arqueológica indican que Egipto estaba unificado al principio de su historia, cuando un reino del Alto Egipto, en el sur, conquistó el Bajo Egipto en el norte. Los gobernantes del Alto Egipto se autodenominaron «seguidores de Horus», y Horus se convirtió en la deidad tutelar del sistema político unificado y de sus reyes. Sin embargo, Horus y Seth no pueden equipararse fácilmente con las dos mitades del país. Ambas deidades tenían varios centros de culto en cada región, y a menudo se asocia a Horus con el Bajo Egipto y a Set con el Alto Egipto. Otros acontecimientos también pueden haber afectado al mito.
Antes incluso de que el Alto Egipto tuviera un único gobernante, dos de sus principales ciudades eran Nejen, en el extremo sur, y Nagada, muchos kilómetros al norte. Se cree que los gobernantes de Nejen, donde Horus era la deidad patrona, unificaron el Alto Egipto, incluyendo Nagada, bajo su dominio. Seth estaba asociado con Nagada, por lo que es posible que el conflicto divino refleje vagamente una enemistad entre las ciudades en un pasado lejano. Mucho más tarde, a finales de la Segunda Dinastía (c. 2890-2686 a. C.), el faraón Seth-Peribsen utilizó el Set-animal para escribir su nombre del serej en lugar del jeroglífico del halcón que representaba a Horus.
Su sucesor Jasejemuy utilizó tanto Horus como Set en la escritura de su serej. Esta evidencia ha llevado a conjeturar que la Segunda Dinastía fue testigo de un enfrentamiento entre los seguidores del rey Horus y los adoradores de Seth liderados por Seth-Peribsen. La utilización por parte de Jasejemuy de los dos símbolos animales representaría entonces la reconciliación de las dos facciones, al igual que la resolución del mito. (Ref. Meltzer, en Redford, pp. 165–166). (…)
Conocido su culto desde la época predinástica, es probable que su culto tuviese origen en el delta del Nilo aunque fue venerado en todo Egipto con importantes templos en Hieracómpolis, Edfu y Letópolis.
Su culto se extendió por el Mediterráneo, como Harpócrates, vinculado a su madre, la diosa Isis. Destaca la veneración alcanzada en la Antigua Grecia, tanto en la forma de halcón, como de niño acompañado de Isis, o como amuleto protector relacionado con la divinidad, el llamado «Ojo de Horus«.
Desde la época predinástica incluyeron su nombre la mayoría de los faraones, formando parte de su titulatura como nombre de Horus y nombre de Hor-Nub.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Horus.
- El juicio de Horus y Seth, por Francisco López, en egiptologia.org
- La venganza de Horus, por Francisco López, en egiptologia.org
- Horus, por Rosa Thode, en egiptologia.org
- Elisa Castel: Gran Diccionario de Mitología Egipcia, en egiptologia.com Archivado el 11 de julio de 2016 en Wayback Machine.
- Ana M.ª Vázquez, Horus, en uned.es. Archivado el 7 de marzo de 2021 en Wayback Machine.
La diosa Isis
Isis es una de las principales diosas de la religión del Antiguo Egipto, cuyo culto se extendió por todo el mundo grecorromano. Aparece por primera vez durante el Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a. C.) como uno de los principales personajes del mito de Osiris, en el que resucita a su esposo asesinado, el divino rey Osiris, y engendra y protege a su heredero, Horus. Se creía que ayudaba a los muertos a entrar en la otra vida como había ayudado a Osiris y se la consideraba la madre divina del faraón, a quien se le identificaba con el dios Horus. Su ayuda materna fue invocada en encantamientos de curación para beneficiar a la gente común. En un principio desempeñó un papel limitado en los rituales reales y en los ritos de los templos egipcios, aunque fue más prominente en los ritos funerarios y en los textos mágicos. Por lo general, el arte la retrataba como una mujer que lucía en su cabeza un jeroglífico en forma de trono. Durante el Imperio Nuevo (c. 1550-1070 a. C.), al asumir rasgos que originalmente pertenecían a Hathor, la diosa predominante de épocas anteriores, Isis llegó a ser retratada con el tocado de Hathor: un disco solar entre los cuernos de una vaca.
En el primer milenio antes de Cristo, Osiris e Isis se convirtieron en las deidades egipcias más adoradas, e Isis asumió características de muchas otras diosas. Los gobernantes de Egipto y su vecino del sur, Nubia, comenzaron a construir templos dedicados principalmente a Isis y su santuario de File era un centro religioso para ambas regiones por igual. Su poder mágico era mayor que el de los demás dioses y se decía que protegía al reino de sus enemigos, gobernaba los cielos y el mundo natural y tenía poder sobre el propio destino.
Isis y Horus. Fuente foto: Desconocida. CC BY-SA 2.5. Original file (487 × 1,024 pixels).
Durante el período helenístico (323-30 a. C.), cuando Egipto fue gobernado y colonizado por los griegos, era adorada por ambos pueblos, junto con un nuevo dios, Serapis. Su culto se difundió por todo el mundo mediterráneo. Los devotos griegos le atribuyeron características tomadas de las deidades griegas, como la invención del matrimonio y la protección de los barcos en el mar, y mantuvo fuertes vínculos con Egipto y otras de sus deidades que eran populares en el mundo helénico, como Osiris y Harpócrates. Como la cultura helenística fue absorbida por Roma en el siglo I a. C., el culto a Isis pasó a formar parte de la religión romana. Sus devotos constituían una pequeña proporción de la población del imperio romano, pero se encontraban en todo su territorio. Sus seguidores desarrollaron fiestas propias como la Navigium Isidis, así como ceremonias de iniciación parecidas a las de otros cultos mistéricos grecorromanos. Algunos de sus devotos decían que abarcaba todos los poderes divinos femeninos del mundo.
Su culto terminó con el ascenso del cristianismo en los siglos IV y V d. C. y puede haber influido en sus creencias y prácticas, como la veneración a María, pero la evidencia de esta influencia es ambigua y a menudo controvertida. Isis sigue manifestándose en la cultura occidental, particularmente en el esoterismo y el neopaganismo, a menudo como personificación de la naturaleza o como el aspecto femenino de la divinidad. (…)
Ver fuente principal: Diosa Isis
Seth
Seth o Set es un dios ctónico, deidad de la fuerza bruta de lo tumultuoso, lo incontenible. Señor del caos, dios de la sequía y del desierto en la mitología egipcia. También es el hermano de Osiris.
Su nombre egipcio es Suty o Sutej (Setesh, Seteh), y el griego, Set (Seth). La deidad griega asociada fue Tifón.
Seth fue hermano del dios de la muerte, llamado Osiris. Osiris se casó con Isis, y se cree que fueron los primeros gobernantes egipcios. Según Manetón, reinó 29 años durante el período Protodinástico de Egipto En la mitología egipcia se dice que cuando Osiris fue asesinado por su hermano Seth, su esposa Isis lo revivió convirtiéndolo en el dios de la muerte (ya que fue el primer hombre que descendió al inframundo y revivió), pasando a ser Isis la diosa de la maternidad, el matrimonio y la salud.
Seth como dios protector
Seth fue asociado con las tormentas de arena, como dios del desierto, y protector de las caravanas que surcaban el país de los grandes faraones. Debido a la extrema hostilidad del clima desértico, Seth era visto como extremadamente poderoso, por lo tanto como una deidad principal.
Pese a ser considerado la antítesis de Osiris, muchas de sus acciones se deben más a su anormal fuerza y carácter que a su maldad. El asesinato de su hermano fue motivado por envidia, dado que en el reparto Seth recibe de Geb el terreno desértico, mientras que a Osiris le hace señor del Egipto fértil. Fue exiliado al desierto por su sobrino Horus, hijo de Osiris, en venganza por el asesinato de su padre.
Mientras que desde un principio se le acusa de ser el causante del robo del Sol y de traer la oscuridad se le considera un ser protector del faraón al final de la dinastía II, y durante la dinastía XV; a partir del Imperio Nuevo, también dios de la guerra y del ejército (dinastía XIX), aunque por breve tiempo.
También es el encargado de proteger la barca solar de Ra (el dios egipcio que simboliza al Sol), que desde la proa, combate diariamente a la temible serpiente Apofis.
Demonización de Seth
Según Herman te Velde, la demonización de Set tuvo lugar después de la conquista de Egipto por varias naciones extranjeras en el Tercer Período Intermedio y el Período tardío de Egipto.Set, que tradicionalmente había sido el dios de las fronteras, se le asoció con los opresores extranjeros, incluidos los imperios kushita y persa. Fue durante esta época que Set fue particularmente vilipendiado y su derrota ante Horus fue ampliamente celebrada.
Los aspectos negativos de Set se enfatizaron durante este período. Set fue el asesino de Osiris, habiendo cortado el cuerpo de Osiris en pedazos y dispersándolo para que no pudiera ser resucitado. Los griegos asociarían más tarde a Set con Tifón y Yavé, una fuerza monstruosa y maligna de la naturaleza furiosa (siendo los tres representados como criaturas parecidas a burros, clasificando a sus adoradores como «onólatras»). (…)
Ver artículo fuente: Seth
Seguimos secuencia de los hechos. Período Arcaico de Egipto, también llamado Época Tinita (por su capital, Tinis) o Período Dinástico Temprano (c. 3150-2890 a. C.) Dinastías I y II.
Bajo Egipto
Bajo Egipto se denominaba como el Antiguo Egipto a la zona norte del país, y abarca desde el mar Mediterráneo al sur de El Cairo. Comprende la fértil región del delta del Nilo.
El Bajo Egipto era conocido como Ta-Mehu que significa «tierra del papiro». Es «bajo» en relación con el curso del Nilo. Estaba representado por la corona Roja (Mhs, net, bit, deshret, uer) y la avispa. También el áspid, signo de la diosa Uadyet, era el símbolo del Bajo Egipto (el buitre lo era del Alto Egipto). En el trono del faraón estaba representado por plantas de papiro (el sur por lotos).
Actualmente, hay dos canales principales que surcan el delta: uno al oeste, que desemboca junto a Rashid y otro al este, en Damieta. Plinio el Viejo y Heródoto describen siete brazos del Nilo, gracias a los cuales y a los canales y brazos secundarios del Delta los egipcios tenían una red de transporte tal que nunca tuvieron necesidad de construir carreteras; esto facilitó la unión entre ellos y dificultó las invasiones exteriores.
Nomos del Bajo Egipto. Nomo se denomina a cada una de las subdivisiones territoriales del Antiguo Egipto. Este nombre es de origen griego (Νομός, ‘distrito’); la palabra equivalente egipcia era hesp o sepat, que designaba la superficie cultivable de los territorios. Redtony – File:Nomos bajo egipto.svg. CC BY-SA 3.0. Máx. tamaño.
Según Heródoto:
… a su paso por la ciudad de Cercasoro el Nilo se divide en tres brazos: al este el Pelusiaco, al oeste el canópico y el que es recto, sigue así: corre hacia arriba y llega al vértice del Delta; desde allí corta el Delta por el medio y se echa en el mar; no es el brazo que le aporta menor caudal ni es el menos célebre, y se llama brazo sebennítico. Hay aún otras dos bocas que se desprenden de la sebenítica y se dirigen al mar, llamadas la una saítica y la otra mendesia. El brazo bolbitino y el bucólico no son naturales sino excavados.Heródoto (Euterpe, capítulo 17)
El Bajo Egipto estaba dividido en veinte distritos llamados nomos, cuya organización experimentó cambios a lo largo de la historia. El clima es más suave que en el Alto Egipto, con temperaturas menos extremas y precipitaciones más abundantes.
Las localidades actuales más importantes del Bajo Egipto son:
Los yacimientos arqueológicos más importantes están en:
Otras regiones de Egipto
Alto Egipto
Alto Egipto se denomina a la zona sur del país, la que se extiende desde el sur de la antigua región de Menfis (cercana a El Cairo), hasta la primera catarata del río Nilo (en Asuán), pero durante la época faraónica se llamó schmau «tierra de la cebada».
La región del delta del Nilo recibe la denominación de Bajo Egipto. Abarca aproximadamente desde Alejandría en el oeste a Puerto Saíd en el este (en la costa del mar Mediterráneo) y hasta la ciudad de El Cairo por el sur.
Tanto el Alto Egipto como el Bajo Egipto están situados en el Bajo Nilo.
El Alto Egipto y sus nomos. Original file (865 × 1,297 pixels). Jeff Dahl Derivate work: JMCC1 – Derivate work from. CC BY-SA 4.0.
Sobre el Alto Egipto.
Durante el periodo predinástico de Egipto surgieron dos reinos independientes: el Alto y el Bajo Egipto. Fueron reunidos por el Faraón Menes, del Alto Egipto, bajo su mando, comenzando con este acontecimiento la historia dinástica de Egipto.
El Alto Egipto tenía un entorno excepcional: comprendía una llanura muy fértil gracias a los aluviones del Nilo, y producía excedentes alimenticios. A poca distancia, en el desierto colindante, había oasis desde los que se organizaban expediciones a los yacimientos mineros del desierto y a las montañas del Sinaí, para obtener metales y piedras preciosas.
Esta riqueza convirtió al país en un cruce de rutas comerciales, tanto por tierra desde Nubia al sur y el mar Rojo al este, la llamada ruta Uadi Hammamat, comercio que está confirmado por el hallazgo en Abidos de ánforas de vino procedentes de Canaán. Evidentemente, también existía la ruta fluvial del Nilo hacia el Delta. Esta riqueza del país se reflejaba en la de sus gobernantes, que emplearon parte de estas riquezas en sus tumbas.
Los primeros reyes del Alto Egipto consiguieron convencer a sus súbditos de dos sucesos fundamentales para ellos: que eran los responsables tanto de las crecidas del río, como de la unión con el Bajo Egipto, hechos que no se dejaron olvidar, manteniendo todo un rango de símbolos: el trono, la corona doble, los cetros, así como la identificación con los dioses; ya en tiempos predinásticos, el rey estaba «homologado» con Horus, que se encarnaba en cada faraón. El culto a Horus era practicado en todo Egipto.
El dios supremo del Alto Egipto era Seth y el símbolo la corona Blanca (Hedyet), la diosa buitre Nejbet y la flor blanca de loto; otro símbolo fue el junco, frecuentemente representado junto con la abeja del Bajo Egipto, precediendo al cartucho que contenía el nombre del faraón.
La corona Blanca se unificó, al inicio de la primera dinastía, con la Corona Roja del Bajo Egipto, originando la Corona Doble, principal símbolo de los faraones como reyes del Alto y Bajo Egipto.
La Tebaida
Véase también: Tebaida (Egipto)En la época de Estrabón, que visitó Egipto c. 25 a. C., Egipto estaba dividido en 37 nomos: 10 en el Bajo Egipto (delta del Nilo), 17 en Egipto Medio y otros tantos en el Alto Egipto: la Tebaida.
Según Plinio el Viejo, escritor del siglo I, el número de los nomos varió entre 37 y 47.
La Tebaida (en griego antiguo: Θηβαΐδα, Thēbaïda o Θηβαΐς, Thēbaïs) es la región del Antiguo Egipto que contiene los trece nomos situados más al sur del Alto Egipto, de Abidos a Asuán. Adquirió este nombre por su proximidad a la capital egipcia de Tebas.
Las localidades más importantes del Alto Egipto, desde Tebas hasta la primera catarata, son:
- Armant (Hermontis)
- Tod (Tuphion)
- Gebelein (Afroditópolis)
- Medinet el-Fayum (Cocodrilópolis)
- Esna (Latópolis)
- El Kab (Ilitiáspolis)
- El Kula
- Kom el-Hamar (Hieracómpolis)
- Edfu (Apolinópolis Magna)
- Gebel el-Silsila
- Kom Ombo (Ombos)
- Elefantina
- Asuán (Siena)
- Isla de File
- Isla de Biga
Ánforas de vino de la época tinita. Abidos. Museo del Louvre. anónimo – Med. CC BY-SA 1.0. Original file (1,600 × 1,200 pixel).
Véase también
- Bajo Egipto
- Egipto Medio
- Alto y Bajo Egipto
- Nomos de Egipto
- Ciudades del Antiguo Egipto
- Pirámides de Egipto
- Visir
Bibliografía
- Martos, José y Porlan, Alberto, María José Rodríguez (2007). Faraón. Aguilar.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Alto Egipto.
- Soria Trastoy, Teresa: Ciudades del Alto Egipto y sus restos arqueológicos
Indicios de conflictos internos
Parecen relacionarse, en un modo simplificado, con una oposición del Bajo Egipto al centralismo de la monarquía del Alto Egipto. Ya se comienzan a evidenciar en el reinado de Adyib, quien al parecer tuvo que enfrentar rebeliones en el Bajo Egipto, a pesar de algunas señales de acercamiento, como su matrimonio con una menfita. Su sucesor, Semerjet, parece ser un usurpador. Ambos reyes, así como un tercero, Qaa, fueron enterrados, como sus antecesores, en Abidos (Alto Egipto); además de Qaa se conoce una estela en la que utiliza símbolos como el dios Horus (hijo de Osiris y por lo tanto relacionado con Abidos) y la Corona Blanca del Alto Egipto, en lugar de la Corona Doble.
Todo ello evidencia una inclinación de la monarquía hacia el Alto Egipto y un proceso de sedición por parte del Bajo. Si bien estos indicios se diluyen en los reinados de sus sucesores Hotepsejemuy (quien incluso fue enterrado en Saqqara, en el Bajo Egipto) y Nebra, serían antecedente de disturbios más graves ocurridos algo más tarde.
Peribsen eliminó al dios Horus de la simbología real y lo reemplazó por el dios Seth, lo recuerda al mito de la guerra entre Horus y Seth. Así, da la impresión que la guerra civil desencadenada bajo su sucesor Jasejem poseía un marcado carácter religioso, siendo una guerra entre seguidores de uno y otro dios.
La rebelión llegó a atacar la ciudad de Nejet, antiguo centro religioso de la monarquía del Alto Egipto, lo que da una idea de su magnitud. Finalmente Jasejem se impuso, como lo demuestran los relieves de las bases de dos estatuas, en las que se muestran los enemigos muertos y en las que el rey es representado significativamente con la Corona Blanca del Alto Egipto. Tanto el cambio de nombre de Jasejem (que significa «un poder») a Jasejemuy («dos poderes»), como el regreso a la simbología de Horus tras las modificaciones de Peribsen, nos inducen a pensar que los rebeldes del norte tomaban como emblema al dios Seth, en contraposición al Horus de la monarquía.
El origen de las ciudades del mundo mediterráneo
La historia de Egipto se inicia con el desarrollo de poblados agrícolas y ganaderos en el fértil valle del Nilo, en las mesetas cercanas al río, que paulatinamente se transformaron en asentamientos fluviales con el fin controlar los sistemas de irrigación. El río Nilo era la gran vía de comunicación constituyendo el principal elemento vertebrador del territorio.
Estas ciudades se conformaron con calles paralelas al río, cruzadas por otras perpendiculares que desembocaban en él, casi siempre formando ángulos rectos, originando, de forma natural, los primeros trazados urbanos ortogonales (plan hipodámico).
En el milenio III a. C. surgen en Egipto más de treinta ciudades, a lo largo del valle y el delta del Nilo. Este es el nombre actual, o helenizado, de estas nuevas ciudades (o sus necrópolis), por orden alfabético:
Abidos, Abu Gurab, Abu Roash, Abusir, Ajmin, Acoris, Amra, Armant, Asiut, Atribis, Bet Jalaf, Beni Hassan, Buhen, Buto, Coptos, Dendera, Edfu, Elefantina, El Badari, El Kab, Gerzeh, Guiza, Heliópolis, Heracleópolis, Hermópolis, Hermontis, Hieracómpolis, Hiu, Kom Abu Billo, Kom el-Hisn, Kom Ombo, Menfis, Naqada, Qina, Qus, Saqqara, Siena, Tasa, Tarjan, Tebas, Tinis y Tod.
Cronología del periodo arcaico de Egipto
Cronología estimada por los siguientes egiptólogos:
Primer faraón: (Menes)
- Narmer
- 3150-3125 (Grimal);
- Aha
- 3007-2980 (von Beckerath),
- 3000-2980 (Schneider y Krauss),
- 2972-2939 (Malek).
Último faraón:
- Jasejemuy
- c. 2740 (Krauss),
- 2714-2687 (Redford),
- 2709-2682 (von Beckerath),
- 2690-2663 (Dodson),
- 2674-2647 (Malek).
https://informacionmanu.es/2024/05/periodo-predinastico-de-egipto/
Dinastía I de Egipto
La Dinastía I de faraones egipcios forma parte, junto con la Dinastía II, del Periodo Arcaico o Tinita, porque tienen su origen en Tinis (en griego, Tis en egipcio), próxima a Abidos, en el Alto Egipto.
El periodo coincide con el final del periodo denominado Naqada III (final del Semaniense), y transcurre desde el 3050 a. C. hasta el 2890 a. C., aproximadamente, variando esta cronología en las fuentes bibliográficas en función de los métodos de datación adoptados.
Los primeros faraones consolidan la unificación del Alto y Bajo Egipto bajo su poder, comenzando la Historia del Antiguo Egipto faraónico y por tanto de la Primera Dinastía de Egipto. A pesar de la unificación, se mantuvieron a efectos administrativos los estados locales, origen de los futuros nomos: son anteriores a la tercera dinastía 16 nomos del Alto Egipto y 10 del Bajo Egipto.
Casita de marfil encontrada en una tumba de Abu Roash (cerca de El Cairo) de la época del faraón Den (periodo tinita). Museo del Louvre.
Anónimo – Guillaume Blanchard, Juillet 2004, Fujifilm S6900. CC BY-SA 3.0. Original file (714 × 627 pixels).
Historia. La I Dinastía
La Primera Dinastía comienza con la unificación de las Dos Tierras, el Alto y el Bajo Egipto, atribuida por el historiador egipcio Manetón (siglo III a. C.) a Menes, quien ha sido identificado con Narmer (o Aha).
Estela de la tumba de la dama real Nacht-Neith (primera dinastía egipcia). Foto: de:Benutzer:Nephiliskos
Menfis fue elegida como la residencia real. Saqqara se convirtió en la necrópolis real; un gran número de mastabas de la dinastía se encuentran en el borde noreste de la meseta de Saqqara. Un tazón de piedra grabado con el nombre de Narmer se encontró bajo la pirámide escalonada de Dyeser. Sin embargo, también se han encontrado tumbas reales de la época dinástica temprana en Abidos, y se cree que Narmer está enterrado allí. Además de Abidos, Hieracómpolis, la capital del Alto Egipto, también siguió siendo un centro religioso. El sucesor de Aha fue Dyer, cuya tumba en Abidos se consideró más tarde como la tumba del dios Osiris. Dyer logró una importante victoria sobre Nubia, como se muestra en un relieve tallado en las rocas cercanas a la segunda catarata del Nilo.
Tablilla epónima del faraón Den describiendo su Heb Sed, hallada en su tumba de Abidos. British Museum. Foto: CaptMondo. CC BY 2.5. Original file (1,519 × 1,029 pixels).
Den fue el primer faraón que llevó el título de Rey del Alto y el Bajo Egipto. Varios objetos de marfil y ébano han sido encontrados en su tumba en Abidos; en uno de ellos hay una escena que es probablemente una ilustración del festival Sed del rey, con la primera representación de la doble corona del Alto y el Bajo Egipto. Hechos importantes durante este período son la división del país en nomos para facilitar el gobierno y los primeros viajes marítimos a gran escala al Líbano para recolectar madera, que se encuentran entre otros lugares en la construcción de la tumba de Aha (o uno de sus altos funcionarios) en Saqqara. Los pueblos extranjeros rebeldes fueron rechazados con éxito, pero al final de la dinastía la situación interna era inquietante, principalmente porque todavía existían conflictos entre el Bajo Egipto conquistado y el Alto Egipto victorioso.
Faraones de la Dinastía I. Cronología
Narmer o Menes
Narmer, Menes de Tis según Manetón, el unificador de Egipto, primer faraón de la dinastía I de Egipto. Tanto la I dinastía como la II dinastía son llamadas también tinitas, ya que sus faraones eran originarios de la ciudad de Tinis, en el Alto Egipto. El reinado de Narmer (Menes), puede fecharse sin demasiada exactitud en torno al 3100 a. C. A este faraón le atribuye la tradición egipcia posterior la fundación de Menfis y la construcción del templo de Ptah en esta ciudad. Murió por las heridas recibidas durante una cacería.
Narmer (también llamado Nar; Hor-nar-mer , Hor-nar-meher o Horn-nar) fue un rey del Antiguo Egipto durante el periodo arcaico de Egipto. Los egiptólogos lo consideran como el probable sucesor de los reyes protodinásticos Horus Escorpión II y/o Horus Ka, siendo considerado por algunos el unificador de Egipto y fundador de la dinastía I.
La identidad de Narmer es tema de debates en curso, aunque la opinión dominante entre los egiptólogos identifica a Narmer con el faraón Menes de la dinastía I, a quien también se le acredita la unificación de Egipto como el primer faraón. siendo citado en varias fuentes. Esta conclusión se basa en la paleta de Narmer, una placa que muestra a Narmer como unificador de Egipto, y los dos sellos de la necrópolis de Abidos que lo muestran como el primer rey de la dinastía I.
Pese a la controversia sobre su reinado, existe el consenso de que Narmer impulsó enormemente la cultura de su tierra y allanó el camino para convertir a Egipto en el gran imperio que llegó a ser años después. La fecha probable de su reinado se calcula alrededor del 3100 a. C. o 3075 a. C
Detalle de la paleta de Narmer, que muestra al rey egipcio. Desconocido – Nekhen (Hierakonpolis), 31st century BC-. Dominio público. Original file (1,555 × 1,600 pixels).
Reinado de Narmer
La famosa paleta de Narmer, descubierta por James Quibell en 1898 en Hieracómpolis, (Ref. Narmer 20) muestra a Narmer portando las insignias tanto del Alto como del Bajo Egipto, lo que da lugar a la teoría de que él unificó ambos reinos. Desde su descubrimiento se ha debatido si la paleta de Narmer representa un acontecimiento histórico (21,22) o era puramente simbólica. (23) (24) (25). Sin embargo Günter Dreyer descubrió en 1993 en Abidos una inscripción que describe el mismo acontecimiento de la paleta de Narmer, lo que demuestra que esta representa un acontecimiento histórico real. (26) (27).
Detalle de la inscripción de Narmer en una vasija de alabastro de Abydos. Foto: Heagy1
El consenso egiptológico que identifica a Narmer con Menes no es general. Algunos egiptólogos sostienen que Menes es la misma persona que Aha y que heredó de Narmer un Egipto ya unificado; (28) otros sostienen que Narmer comenzó el proceso de unificación, pero no lo finalizó o solo lo hizo parcialmente, siendo Menes quien lo completó. El argumento de que Narmer y Menes son la misma persona se debe a su aparición en una impresión de sello de barro hallada en Abidos en conjunción con el jeroglífico de «mn», que parece ser un registro contemporáneo del rey, aunque no está probado. (29), (30).
Otra teoría es que Narmer fue el sucesor inmediato del rey que logró unificar a Egipto (quizás Horus Escorpión II, cuyo nombre aparece en una cabeza de maza ceremonial, también descubierta en Hieracómpolis), pero adoptó los símbolos de la unificación que quizás ya habían sido utilizados durante una generación. (31)
Cabeza de un rey en piedra caliza. Según Petrie podría ser Narmer. Conservado en el Museo Petrie de Arqueología Egipcia, Londres. Limestone head of a man. Thought by Petrie to be Narmer. Bought by Petrie in Cairo, Egypt. 1st Dynasty. The Petrie Museum of Egyptian Archaeology, London. With thanks to the Petrie Museum of Egyptian Archaeology, UCL. Original file (4,367 × 3,731 pixels).
Osama Shukir Muhammed Amin FRCP(Glasg) – Trabajo propio. CC BY-SA 4.0.
El nombre de Narmer aparece en dos sellos de barro que enumeran a los reyes recientemente encontrados en las tumbas de Den y Qa’a (ambos en Abidos), donde aparece como el fundador de la dinastía I, y sucedido por Aha. El sello de Qa’a muestra a los ocho reyes de la dinastía I en el orden correcto, empezando con Narmer. (32), (33) Menes no es mencionado en ninguna lista de reyes porque en ese momento el nombre generalmente usado en los monumentos era el nombre de Horus, mientras que Menes era un nombre personal.34 Durante su reinado apareció el cargo de Chaty o visir en el Antiguo Egipto que era el encargado de atender los asuntos de gobierno y administración, dejando para el faraón únicamente los asuntos de estado.
Hasta hace poco se pensaba que la esposa de Narmer era Neithotep, cuyo nombre significa «Neith está satisfecha». De acuerdo con esta teoría habría sido una princesa del Bajo Egipto. Las inscripciones que llevaban su nombre fueron encontradas en tumbas pertenecientes a Aha, sucesor inmediato de Narmer, así como a Dyer, hecho tomado por los egiptólogos para sugerir que era la madre de Aha. (35) Sin embargo el descubrimiento en 2012 de inscripciones sobre roca en el Sinaí durante una expedición bajo la autoridad de Pierre Tallet plantea dudas sobre esta teoría.
Menes era originario de Tinis, la capital del Alto Egipto, y estaba casado con Neithotep, originaria de Naqada, lo que parece indicar que este matrimonio selló la alianza entre ambas ciudades.
Fue el primer gran faraón y unificó los territorios egipcios bajo su mando, según reflejan los relieves de su Paleta y reconocieron sus sucesores. La fundación de Menfis, a cientos de kilómetros al norte de Tinis, fue una demostración de poder sobre el Bajo Egipto, al que, según se desprende de la Paleta, veía como pueblo conquistado. Menfis tenía una situación ideal para controlar todo el delta, así como las importantes rutas comerciales al Sinaí y Canaán. Bajo su reinado también se realizaron expediciones hacia el Reino de Kush (actual Nubia).
Heródoto
Los sacerdotes egipcios contaron al escritor griego Heródoto —a quien se considera fundador de la historia como disciplina científica— que para construir la ciudad, Menes ordenó desviar el cauce del Nilo y levantar un dique de contención:
El nombre de Narmer aparece en fragmentos de cerámica en la región del Delta, e incluso en Canaán, lo que es prueba evidente del comercio entre estas zonas. La riqueza agrícola resultado de agrandar el Delta del Nilo mediante diques llenó la tierra desértica de limo, (kemet) una tierra negra rica en minerales provenientes del Alto Egipto y la confluencia de diversas rutas comerciales a lo largo del Nilo ayudaron a levantar un gran imperio.
La tradición de dividir la historia egipcia en treinta dinastías se inicia con Manetón, historiador egipcio del siglo III a. C., que durante el reinado de Ptolomeo II compuso en griego la Aigyptiaka, obra desgraciadamente perdida pero transmitida y comentada parcialmente por Flavio Josefo, Julio Africano, Eusebio de Cesarea y el monje Jorge Sincelo.
Construcciones de su época
Además de ordenar construir un dique para desecar las zonas pantanosas de Menfis y desviar el cauce del Nilo hacia un lago (se cree que se refiere al Lago Moeris, el primer lago artificial del mundo) Lago Birket Qarun y de edificar la ciudad de Shedet, hoy llamada Al-Fayum. Erigió en Menfis un grandioso templo a Vulcano «Ptah» (Heródoto).
Se atribuye a Narmer la tumba B17-18 en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos, excavada por Flinders Petrie, situada al lado de la tumba de Aha. También es posible que fuera enterrado en Saqqara, o en la necrópolis de Tarjan, aunque podría tratarse de cenotafios (tumbas simbólicas).
Estatua de babuino con el nombre de Narmer inscrito en la base. Altes Museum, Berlín. unknown Egyptian sculptor – own photo in Berlin, Ägyptisches Museum. Dominio público.- Original file (1,468 × 2,826 pixels).
Datos arqueológicos
Se ha encontrado el nombre de Narmer inscrito en jeroglíficos en:
- La Maza ceremonial de Narmer, en Nejen (Hieracómpolis).
- La llamada Paleta de Narmer, del templo de Horus en Nejen.
- La estatua del babuino, custodiada en el Altes Museum de Berlín.
- Serej de Narmer en un fragmento de cerámica de una vasija de vino, en Tell Ibrahim Auad.
- Sellos cilíndricos, en Naqada, delta oriental del Nilo y en el sur de Canaán.
También se ha encontrado su nombre en muchos lugares del Alto y Bajo Egipto, como en el valle de Nilo, en el Delta, en los desiertos occidentales y orientales, y en el sur de Canaán (Rafiah, En Besor, Arad, Tell Erani). (37).
Sucesores de Narmer
Varios eruditos consideraban que Narmer era el último rey del Periodo Protodinástico de Egipto, diferente del faraón Menes, y otros lo asociaban con el rey Aha, pero después del descubrimiento de Dreyer (1985-95) de varias marcas de sellos encontradas en las tumbas de los faraones Den y Qaa en Umm el-Qaab, Abidos, se puede determinar con seguridad que es exacta la sucesión dinásticaː Narmer, Aha, Dyer, Dyet, Merytneit, Den, Adyib, Semerjet, Qaa. (38).
Referencias Narmer
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Enlaces externos
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Aha
Aha fue el segundo faraón de la dinastía I de Egipto, c. 3007-2980 a. C.
Etiqueta de marfil con el serekh de Hor-aha Informa de la victoria sobre los «pueblos que utilizan el arco» (centro) y la visita al dominio «Horus prospera con el ganado» (derecha). By Weneg, CC BY-SA 3.0
Llamado Atotis por Manetón, según Sexto Julio Africano y Eusebio de Cesárea, Ateti en la lista Real de Abidos e it(t) en el Canon Real de Turín.
Manetón le otorga 57 años de reinado, según Julio Africano, o 27 años (Eusebio de Cesárea).
Aha le sucede, llamado Iti en la Lista Real de Abidos, Atotis por Manetón. Su nombre significa «el guerrero». Peleó contra los nubios y edificó un templo a la diosa Neit en Sais, en el recientemente anexionado Bajo Egipto. Posee una tumba en Abidos y un cenotafio en Saqqara. (Es identificado con Menes por Emery).
Sucesor de Narmer
Impresiones de sellos descubiertos por G. Dreyer en Umm el-Qaab en las tumbas de Merytneit y Qaa, identifican a Aha como el segundo faraón de la primera dinastía.6 Su predecesor, Narmer, había unido el Alto y el Bajo Egipto en un solo reino. Aha probablemente ascendió al trono a finales del siglo XXXII a. C. o principios del XXXI. Según Manetón, se convirtió en faraón a los treinta años y gobernó hasta que tenía unos sesenta años de edad.
Política interior
Parece haber llevado a cabo muchas actividades religiosas. Una visita a un santuario de la diosa Neit, que se encuentra en el noreste del delta del Nilo, en Sais, ( Wilkinson: op. cit. p. 291) es mencionada en varias tablillas de su reinado.(Petrie: op. cit. Taf. X,2; XI, 2.). Por otra parte, la primera representación conocida de la sagrada Henu, barca del dios Socar, se encuentra grabada en una tablilla datada en su reinado.(Wilkinson: op. cit. p. 301.).
Inscripciones en vasijas, rótulos y sellos de las tumbas de Aha y la reina Neithotep sugieren que esta reina murió durante este reinado. Él arregló para su entierro una magnífica mastaba, excavada por Jacques de Morgan. (ref.Morgan: op. cit.). La reina Neithotep es plausible que fuese la madre de Aha. (Roth: op. cit. pp. 31–35). La selección del cementerio de Naqada como el lugar de descanso de Neithotep es un fuerte indicio de que ella fuera originaria de esta provincia. Esto, a su vez, apoya la opinión de que Narmer se casó con un miembro de la antigua línea real de Naqada para reforzar el dominio de los reyes tinitas sobre la región.
Lo más importante, la mastaba más antigua en la necrópolis de Saqqara Norte de Memfis se remonta a su reinado. La mastaba pertenece a un miembro de élite de la administración que puede haber sido un pariente del faraón, como era costumbre en la época. Esta es una fuerte indicación de la creciente importancia de Menfis durante el reinado de Aha.
Construcciones de su época
- Mandó edificar un palacio en Menfis (Manetón)
- En Sais, en el Bajo Egipto, mandó erigir un templo dedicado a Neit
En tiempos del reinado de Aha se fechan dos grandes complejos funerarios en Naqada y Saqqara
- Una monumental mastaba (base de 53 m x 26 m), en Naqada, perteneciente al rey o su esposa.
- La tumba S3357 en Saqqara, previamente atribuida a Aha, parecida a una mastaba (base de 41,6 m x 15,5 m y 5 m de altura)
Probablemente fue enterrado en la tumba B10-B15-B19, en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos.
Tumba en Naqada.
De Morgan.Jacques de Morgan – «Recherches sur les origines de l’Egypte II. Ethnographie préhistorique et tombeau royal de Negadah» (1897). Original file (1,431 × 1,587 pixels)
Tombe de Nagada (Egypte). Dominio público.
Dyer (faraón)
Dyer fue el tercer faraón de la dinastía I del Periodo Dinástico Arcaico Temprano de Egipto. Dyer reinó aproximadamente entre los años 2980-2941 a. C.
Los dos primeros faraones de esta dinastía I del Imperio antiguo fueron Narmer (primero) y Hor-Aha, el padre de Dyer.
Dyer fue enterrado en la tumba (O) de la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos.
Dyer guerreó tanto en el Sinaí como en Nubia, adentrándose hasta la segunda catarata, tal y como muestra un grabado encontrado cerca de lo que luego sería la fortaleza de Buhen. Es posible que dirigiese una campaña contra los libios. Su consorte fue Merytneit, de la cual se conoce su tumba. La tumba de Dyer fue descubierta en Abidos, enterrado junto a más de trescientos criados, presuntamente sacrificados para que le sirviesen en la otra vida.
Estela de Dyer. Foto: Udimu – Cairo, Egyptian Museum. CC BY-SA 3.0.
Duración de su reinadoAunque el sacerdote egipcio Manetón, que escribió en el siglo III a. C., declaró que Dyer gobernó durante 57 años, la investigación moderna subraya que la piedra de Palermo, casi contemporánea y, por lo tanto, más precisa, atribuye a Dyer un reinado de 41 años completos y parciales. Eusebio de Cesarea indica que reino 39 años. Se señala que los 10 primeros años del reinado de Dyer se conservan en el registro II de la Piedra de Palermo, mientras que los años intermedios del reinado de este faraón se registran en el registro II del fragmento de piedra de El Cairo C1. Durante su reinado se realizó el primer censo de la historia del antiguo Egipto.
Testimonios de su época. Construcciones
- La tumba y el recinto funerario en Abidos (la tumba y el complejo funerario del rey). Su sepultura es la tumba O, en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos, considerada en épocas posteriores la tumba de Osiris, llegó a ser centro de culto y destino de peregrinaciones, especialmente en tiempos del Imperio Nuevo.
- Dos sepulturas con forma de grandes mastabas
- La S3471 y QS2185 en Saqqara.También posiblemente la mastaba S3503 atribuida a la reina Merytneith en Saqqara.
Cuchillo ceremonial con el nombre del faraón Dyer inscrito en la empuñadura. Royal Ontario Museum, Toronto, Canadá. Keith Schengili-Roberts – Own Work (photo). CC BY-SA 3.0. Original file (1,998 × 867 pixels,).
La reina Merytneit
Merytneit es una figura controvertida. Puede que accediese al trono a la muerte de Dyer y es posible que se trate de la primera gobernante de Egipto, corregente con Dyet. Tuvo, como es habitual entre los reyes de esta época, una tumba y un cenotafio, en Abidos y Saqqara. Ambas son de rango real por su tamaño y estructura. Según han señalado algunos egiptólogos, podría tratarse de una reina corregente con Dyet o, lo que ha suscitado mayor consenso, con Den (Edwars-Wilkinson), durante su minoría de edad. El nombre significa «amada de Neit» una diosa del Bajo Egipto, lo que muestra el grado de unión que había alcanzado Egipto entre sus dos regiones en apenas unas décadas. (Fuente: Wikipedia).
Merytneit o Merneit, fue una reina gobernante de la dinastía I de Egipto, ca. 2930 a. C. según las menciones contemporáneas y hallazgos arqueológicos.
Ella y, en un caso similar, su predecesora Neithotep, serían las primeras reinas-faraón de Egipto y las primeras reinas gobernantes registradas en la historia.
Estela de la tumba de la dama real Nacht-Neith (primera dinastía egipcia). Foto: de:Benutzer:Nephiliskos. CC BY-SA 3.0 de
Merytneit era la madre del rey Den, que la sucedió. Tiene su propia gran tumba en el cementerio de los reyes de Abidos y se la menciona en la lista de sellos de la necrópolis, entre los reyes Narmer y Den. Esta evidencia indica que ella pudo haber gobernado durante algunos años como la reina regente o incluso como reina gobernante.
Probablemente, era la esposa del faraón Dyer y la madre de Dyet y Den (Udimu), siendo la primera reina gobernante del Antiguo Egipto, no como regente, durante la minoría de edad de su hijo Dyet porque su nombre en un sello de Saqqara aparece dentro del serek, tal como se hacía entonces con los nombres de los reyes. Su nombre Merytneit, significa «Amada de Neit» una diosa del Bajo Egipto.
Fue enterrada en una gran mastaba, situada en la necrópolis de Saqqara, en la época del reinado de su hijo Den.
En octubre de 2023 se descubrió con la excavación de vinos que esta reina estuvo a cargo del gobierno central, además el análisis de su tumba en Abydos revela que esta hecha con ladrillos de barro, arcilla y de madera y alrededor de su tumba se pueden encontrar 41 tumbas que pertenecieron a personas de su séquito.
Detalle de una de las dos estelas erigidas frente a la tumba de la reina Mer-Neith en Abydos, Umm el Qaab, tumba Y (Tumba de la reina Mer-Neith ahora en el Museo Egipcio, JE 34450. bibliografía: Petrie, W.M. Flinders 1900. Las tumbas reales de la primera dinastía. Juan R. Lazaro – Photo by Juan R. Lazaro source. CC BY 2.0.
Testimonios de su época
- Tumba Y de Umm el-Qaab, en Abidos (Petrie).
- Tumba S 3504 de Saqqara Norte con vasos de piedra y sellos cilíndricos con su nombre. Tiene entierros subsidiarios compartimentados de sirvientes, una fosa con una «barca solar», y recinto funerario (Emery).
- Se encontró una estela con su nombre en la tumba Y en Umm el-Qaab, Abidos (Petrie).
- Su nombre se encontró en marcas de sello en la tumba T de Umm el-Qaab, con los nombres de los monarcas de la dinastía I de Egipto (Kaiser y Dreyer).
- Vasijas de cerámica y piedra y elementos de tocador.
- Una estatua de un babuino en granito de Asuán con el nombre de Merytneit (Colección Michailidis).
En la Piedra de Palermo, Merytneit es mencionada como la madre de Hor-Udimu (Kaplony: 1963, I, 495).
Flinders Petrie la denominó Mery-Neit (nombre masculino) cuando descubrió su tumba, en Umm el-Qaab, Abidos, pensando que se trataba de un gobernante masculino, por la importancia de su entierro; pero, cincuenta años después, Emery encontró otra sepultura de Merytneit en Saqqara Norte, confirmando que se trataba de una mujer.
Tumba de Merytneit en la necrópolis de Umm el-Qaab donde se encuentran faraones de la I y II dinastías de Egipto, Abidos.
Foto: Ummal-qaab.png: User:GDK derivative work: JMCC1 (talk) – Ummal-qaab.png. CC BY-SA 3.0.
Tumbas de Abidos y Saqqara
En Abidos, la tumba de Merytneit se halló en una zona asociada a otros faraones de la I dinastía, Umm el-Qa’ab. En el lugar se encontraron dos estelas de piedra que identificaban la tumba como suya.
Plano de la cámara principal de la tumba de Merytneit.
Josiane d’Este-Curry, according to W. Kaiser and G. Dreyer – Dieter Arnold: Lexikon der ägyptischen Baukunst, Patmos Verlag, 2000, S. 11. Foto en dominio Público.
En 1900, Flinders Petrie descubrió la tumba de Merytneit y, por su naturaleza, creyó que pertenecía a un faraón desconocido hasta entonces. La tumba fue excavada y se demostró que contenía una gran cámara subterránea, revestida de ladrillos de barro, que estaba rodeada de hileras de pequeños enterramientos satélites, con al menos 40 tumbas subsidiarias para sirvientes.
Se creía que los sirvientes ayudaban al gobernante en la otra vida. El entierro de sirvientes con un gobernante era una práctica constante en las tumbas de los faraones de principios de la I dinastía. En su complejo funerario también se enterraban grandes cantidades de bienes de sacrificio, otro honor concedido a los faraones que proporcionaba al gobernante animales poderosos para la vida eterna. Este complejo funerario de la I dinastía era muy importante en la tradición religiosa egipcia y su importancia creció a medida que perduraba la cultura.
En el interior de su tumba, los arqueólogos descubrieron una barca funeraria que le permitiría viajar con la deidad solar en la otra vida. (Ver ref. Egyptian solar boat. En Solar Navigator.).
Abidos fue el emplazamiento de muchos templos antiguos, incluyendo Umm el-Qa’ab, la necrópolis real, donde fueron enterrados los primeros faraones. («Tombs of kings of the First and Second Dynasty». Digital Egypt. UCL.) Estas tumbas empezaron a considerarse enterramientos de gran importancia y, en épocas posteriores, se hizo deseable ser enterrado en la zona, lo que hizo crecer la importancia de la ciudad como lugar de culto.
En Saqqara, la tumba de Merytneit exhibe características que posiblemente anticipan a los constructores de la III dinastía. Oculta dentro de la mastaba rectangular normal de la fachada del palacio de la tumba de Merytneit en Saqqara se encuentra la base de una estructura escalonada, una yuxtaposición de dos métodos de construcción diferentes. Tal vez sea indicativo de la fusión de los estilos septentrional y meridional que conduciría, en última instancia, a la pirámide escalonada de Zoser, o influyó en el diseño de la estructura de la III dinastía.
En septiembre de 2023, se han encontrado en su tumba de Umm el-Qaab cientos de tinajas que contienen restos de vino de hace 5.000 años, muchas de las cuales están en buen estado de conservación y algunas permanecen sin abrir con sus tapas aún intactas.
Referencias Merytneit
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- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Merytneit.
- Merytneit, en egiptologia.com Archivado el 25 de noviembre de 2009 en Wayback Machine.
- Merytneit en Digital Egypt for Universities. University College London.
Den
Den, o Udimu, fue el quinto faraón de la dinastía I de Egipto de c. 2930-2910 a. C..
Manetón le denomina Usafais, según Sexto Julio Africano y Eusebio de Cesarea y le atribuyen 20 años de reinado. Aunque Kaplony cree que pudo llegar hasta 45 años.
Es el rey del que tenemos más datos. Su nombre de Nebty (una de las titulaturas) fue Semti, y ha sido identificado con Hesepti en la lista Real de Abidos y con Usaphaidos de las crónicas de Manetón. Este rey organizó varias campañas al Sinaí, para defender las minas de malaquita que ya explotaban los beduinos nómadas. Durante su reinado se celebró una fiesta Sed, lo cual hace pensar que reinó al menos treinta años, una edad nada desdeñable teniendo en cuenta la esperanza de vida de aquella época. Este dato hizo pensar que llegó al trono siendo muy joven y afianzó la hipótesis de que su madre gobernase como regente. Durante su reinado se hizo un censo de ganado. El rey cazó un hipópotamo y visitó el lago Herishef en Heracleópolis. En su reinado aparece un alto funcionario llamado Hemaka, cuyas atribuciones eran similares a las de los visires de épocas posteriores. La tumba de Abidos es relativamente pequeña y tiene 130 tumbas adyacentes de criados. La tumba del norte nunca ha sido investigada en profundidad, y es atribuida tanto a Hemaka como al propio faraón.
Tablilla ritual del faraón Den que representa al faraón golpeando a un enemigo. Encontrada en Abidos y fechada 2985 a. C. La tablilla ritual del faraón Den (o la placa MacGregor, también conocida como la etiqueta de la sandalia del faraón Den) es un importante artefacto egipcio, probablemente procedente de la mastaba del faraón Den, de la Dinastía I de Egipto, que reinó durante más de cuarenta años a partir del 2970 a. C. Según las inscripciones, la placa se colocó originalmente en una sandalia del soberano. El artefacto aparece en A History of the World in 100 Objects. CaptMondo – Trabajo propio (photo). CC BY 2.5.
Adyib
Merbapen en la lista de Abidos y Miebidos para Manetón, es el primer rey de la Lista Real de Saqqara, aunque su nombre fue borrado parcialmente por su sucesor, lo cual sugiere una época de conflictos dinásticos. Este dato parece ser confirmado por el reducido tamaño de su tumba de Abidos. La tumba de Saqqara contiene elementos arquitectónicos más evolucionados, reflejando el avance de las técnicas de construcción.
Adyib (o Anedyib) fue el sexto faraón de la dinastía I de Egipto, gobernando de c. 2910-2904 a. C..
Reinado
En los epítomes de Manetón lo denominan Miebidos (Sexto Julio Africano) o Niebais (Eusebio de Cesarea) quien comenta que reinó 6 años.
En el Canon Real de Turín se le llama Mergeregpen y le asignan 74 años. Figura como Merbiap en la Lista Real de Abidos y es el primer rey registrado en la Lista Real de Saqqara como Merbiapen. Adyib es su nombre de Horus, su Serej es representado por una vara y un corazón.
Prácticamente todos los egiptólogos rechazan estas cifras a favor de un reinado muy corto, debido a la escasez de datos de este faraón en los registros. Toby Wilkinson, en su reconstrucción de la Piedra de Palermo (casi contemporánea suya), le da una duración de 10. (Ref. Wilkinson, 1999, p. 79.).
El año penúltimo y final de Adyib es registrado en el registro III del fragmento de El Cairo.
Cierto que se sabe que Adyib realizó un festival Sed, algo que normalmente no ocurría hasta que el faraón había reinado durante algún tiempo considerable, pero lo justifica por el hecho de que «Adyib era adulto cuando sucedió a Den, y la celebración de un festival Sed fue considerado algo propicio para renovar el poder de un rey cuyo tiempo había pasado».
La memoria del faraón Adyib fue borrada por su sucesor, quien mandó destruir todas sus estatuas y registros de su gobierno condenándolo al olvido eterno.
Familia
Manetón comenta que es el hijo del anterior faraón, Den. Una de sus esposas fue Batirites (Betrest), la que se cree pudo haber sido madre del siguiente faraón: Semerjet, que generalmente es considerado como un usurpador.
Den, su predecesor, disfrutó de un largo reinado de más de 30 años, lo que implica que Adyib era muy mayor cuando asumió el poder. Documentos contemporáneos sugieren que gobernó Egipto durante una época de inestabilidad política y conflictos dinásticos entre el Bajo y Alto Egipto. Se presume que Adyib procedía del Alto Egipto, concretamente de la ciudad de Abidos, donde se le recuerda como Merbiap, faraón tinita, en la lista de Saqqara encontrada en la tumba de Tunery. (ref. Clayton, 2006, p. 24.).
Adyib se vio obligado a controlar varios levantamientos en el Bajo Egipto. Se le considera un faraón, severo, violento o voluble. Fue padre del príncipe Sabu (nomarca), el cual murió a edad temprana de causas inciertas, por lo cual no pudo heredar el trono de su padre.
La Piedra de Palermo menciona que realizó una expedición militar contra los nómadas y le cita como fundador de varias ciudades. Frecuentemente, su serej se encuentra borrado en las inscripciones de la época, hecho atribuido a su sucesor Semerjet, lo que indicaría un período de inestabilidad política. Los arqueólogos Nicolas Grimal y Wolfgang Helck encontraron grabado en las paredes y escalones de su pabellón funerario la palabra (ksn) que significa kesen la cual fue traducida por Ernest Wallis Budge como maldad, calamidad o violencia, pues se sabe que en ese período hubo un grave problema de sucesión real.
La Piedra de Palermo es el mayor fragmento de una losa de piedra negra (basalto) que tiene grabados en jeroglífico un conjunto de acontecimientos desde los últimos años del predinástico hasta la dinastía V de Egipto (Imperio Antiguo), tales como ceremonias, censos de ganado, nivel anual de la crecida del Nilo, y el nombre de los reyes y faraones. Debe su nombre a la ciudad de Palermo, Italia, donde fue inicialmente expuesta, siendo ahora mostrada en el Museo Arqueológico de Roma.
El fragmento mide unos 43 cm de alto por 30 cm de ancho, aunque proviene de una losa que mediría unos dos metros de largo por 60 cm de alto. Otros fragmentos más pequeños de este documento, u otro similar, se encuentran en el Museo Egipcio de El Cairo y en el Museo Petrie de Londres.
El texto está dividido en tres registros horizontales:
- el superior muestra el nombre del faraón de ese periodo,
- el intermedio los acontecimientos destacados: fiestas, recuentos de ganado, etc.,
- el inferior indica el mayor nivel anual de la inundación del río Nilo.
En la franja superior se encuentran los nombres de varios reyes predinásticos (Imperio Arcaico) del Bajo Egipto: «…pu», Seka, Jaau, Tiu, Tyesh, Neheb, Uadynar, Mejet, y «…a».
La piedra de Palermo (fechada en el siglo VI a. C., copiando un original del Imperio Antiguo) y los otros seis fragmentos encontrados (cinco en el Museo Egipcio de El Cairo y uno en Londres) son probablemente los únicos textos históricos conocidos de los reyes y faraones desde el año 3050 a. C. La piedra de Palermo se supone que estuvo en Heliópolis.
Dicha piedra fue comprada por un abogado siciliano, Fernando Guidano, en 1859 y ha permanecido en Palermo desde 1866. El 19 de octubre de 1877 fue presentada al museo arqueológico de Palermo donde permanece desde entonces. Fuente: Guidano Family (Brignolle- Sanzio).
Ver también: Listas Reales de Egipto
La piedra de Salerno. Foto: G.dallorto.
La cosiddetta «Pietra di Palermo» («Palermo stone»), ampio frammento in caratteri geroglifici di un elenco di faraoni egiziani, di grande importanza per la cronologia egizia. Museo archeologico regionale di Palermo, 28 settembre 2006. Foto di Giovanni Dall’Orto.
Heb Sed
Heb Sed, Fiesta Sed o Fiesta de renovación real fue posiblemente la más importante celebración de los soberanos del antiguo Egipto. El propósito de esta festividad parece haber sido la renovación de la fuerza física y la energía sobrenatural del faraón y estaba asociada a la longevidad y la renovación de su capacidad para gobernar.
Está documentada, junto a otras fiestas egipcias, en la Piedra de Palermo desde tiempos de la primera dinastía, perdurando hasta el periodo Ptolemaico, cuando esta ceremonia fue traducida al griego como «fiesta de los treinta años». Algunos faraones, como Amenhotep III y Ramsés II, parecen haber celebrado su primer Heb Sed durante el año 30.º o 31.º de su reinado y posteriormente cada tercer año, estimándose que fue la norma general para celebrar la fiesta, aunque hubo algunas excepciones.
No perdura ningún manuscrito que relate claramente esta fiesta quedando solo inscripciones pictóricas como únicos testimonios, donde se representan diversos episodios pero sin especificar el orden de los acontecimientos. Uno de los conjuntos de escenas mejor preservados se encontró en el Templo Solar del faraón Nyuserra-Iny, en Abu Gurab, aunque los bajorrelieves del templo se hallan dispersos en varias colecciones.
Las fiestas Sed se celebraban el primer día del mes de Tybi en la estación de Peret, más o menos el primer mes de invierno y duraban 10 días.
Bajorrelieves mostrando el Heb Sed de Seneferu. MMNY. Foto: Keith Schengili-Roberts. CC BY-SA 2.5. Original file (985 × 500 pixels).
Características Principales del Heb-Sed:
Propósito y Significado: El festival tenía como objetivo rejuvenecer al faraón, tanto espiritual como físicamente, permitiéndole continuar su reinado con plena fuerza. Se consideraba una renovación simbólica del poder real, asegurando que el faraón siguiera siendo apto para gobernar Egipto y mantener el orden cósmico, conocido como maat.
Cuándo se Celebraba: Tradicionalmente, el Heb-Sed se celebraba después de 30 años de reinado y luego a intervalos regulares (cada tres años, por ejemplo). Sin embargo, algunos faraones que reinaban por menos tiempo decidieron celebrar el festival antes de los 30 años, como una muestra de poder y legitimidad.
Rituales y Actividades: Durante la ceremonia, el faraón participaba en varias pruebas simbólicas para demostrar su vigor y capacidad. Algunos de estos rituales incluían:
- Correr en un recinto sagrado: El faraón corría en una especie de carrera ritual, simbolizando su habilidad física para seguir gobernando ambas partes de Egipto (el Alto y el Bajo Egipto).
- Renovación de Títulos y Símbolos Reales: El faraón recibía nuevos títulos y vestía ropas ceremoniales específicas, a menudo incluyendo la corona doble que representaba la unificación de Egipto.
- Ofrendas y Ritual de Maat: Se hacían ofrendas a los dioses para asegurar la continuidad de la armonía cósmica y la prosperidad del país.
Simbolismo del Trono y la Dualidad: El festival también reafirmaba la dualidad de la autoridad del faraón sobre el Alto y el Bajo Egipto. Se realizaban rituales donde el faraón se sentaba en dos tronos, representando las dos tierras, y realizaba actos simbólicos que consolidaban su dominio sobre todo el país.
Importancia en la Arquitectura: Los recintos de las pirámides y templos incluían a menudo instalaciones diseñadas específicamente para el Heb-Sed. El complejo de Djoser en Saqqara, uno de los más antiguos y famosos, tiene un área dedicada a la celebración de este festival.
Comparación con Otros Rituales:
El Heb-Sed es único en la tradición egipcia por su carácter de renovación, diferenciándose de otros rituales más comunes como las fiestas de coronación o funerarias. Era un recordatorio visual y simbólico del poder inquebrantable del faraón, mostrando su habilidad para seguir protegiendo y guiando a Egipto.
En resumen, la Heb-Sed era un festival crucial para la monarquía egipcia, simbolizando la renovación del poder del faraón y asegurando que se mantuviera en armonía con el orden cósmico, lo que era esencial para la estabilidad y prosperidad de Egipto.
Referencia: Open Ai (2024). Chat GPT. (Gran Modelo de Lenguaje). https://chatgpt.com/chat.
Semerjet
Semerjet, sucesor de Adyib, es poco conocido. Celebró una fiesta Sed. Su tumba se halla en Abidos, pero no se ha encontrado su cenotafio en Saqqara.
Fue el séptimo faraón de la Dinastía I de Egipto, c. 2904-2895 a. C. Se le considera un usurpador porque llevó a la práctica la damnatio memoriae con su predecesor Adyib, borrando deliberadamente su nombre de numerosos objetos, y su propio nombre fue omitido en la lista real de Saqqara por orden de su sucesor, Qaa.
Estela de la tumba de Semerkhet. Foto: Iry-Hor-. CC BY-SA 3.0
Según Manetón reinó 18 años, y lo denomina Semempses (según Sexto Julio Africano y Eusebio de Cesarea), o Mempses (en la versión armenia de Eusebio). En la Lista Real de Abidos figura como Semsu. En el Canon Real de Turín se le llama Semsem, dando la cifra de 72 años.
Estas cifras se consideran menos fiable que la Piedra de Palermo, mucho más cercana en el tiempo. Toby Wilkinson, en su análisis de la Piedra encontró en el fragmento I de El Cairo, registro III: «Semerjet 81/2 años (esta cifra es cierta, ya que todo el reino se registra [aquí]». Dado que esto coincide con una inscripción con su serej escrito en su año 9.º, Wilkinson concluye que reinó algo menos de 9 años.
Los únicos eventos que aparecen en la Piedra de Palermo, por su corto reinado parecen ser religiosos. Existe una tablilla de marfil que cita su nombre, así como el de Henuka, un dignatario que parece haber servido a Semerjet y a su sucesor, Qaa. En el mencionado fragmento de El Cairo también se habla de Batirites, madre del faraón.
Manetón afirmó que era hijo del anterior faraón, Adyib, y que durante su reinado «ocurrieron numerosos prodigios y una gran calamidad (asociada a plagas o epidemias) cayó sobre Egipto», pero alega que ello se debió a que Semerjet era un usurpador del trono. También le considera hijo de la reina Batirites, esposa de Adyib pero algunos dudan de ello, pues al parece no era el heredero designado, (puesto que se le consideró usurpador). En la traducción de uno de los fragmentos complementarios de la Piedra de Palermo llamado la Piedra del Cairo (C1) realizada en 1997 por el arqueólogo John D. Degreef, documento que en el registro III, cartucho II, indica que al inicio de su gobierno Egipto fue destruido, (nadie sabe a ciencia cierta a que se refiere dicha destrucción) pero se cree que tiene que ver con las numerosas calamidades (ksn) ocurridas en el primer año de su gobierno o a la inestabilidad política ocurrida en tiempos de su predecesor.
Faraón Qaa
Qaa, el último faraón de la primera dinastía, Kebeh en la lista de Abidos, Bienekes para Manetón, del cual se conoce muy poco, su tumba está en Abidos y su cenotafio en Saqqara.
Estela de Qaa en el Museo de Arqueología y antropología de la universidad de Pennsilvania (Philadelphia). Chipdawes – en Wiki. Dominio Público.
Qaa (o Qa’a) fue el último faraón de la dinastía I de Egipto, c. 2895-2890 a. C..
Según Manetón reinó durante 26 años, y lo denomina Bienekes (Sexto Julio Africano), Ubientes (Eusebio de Cesarea) o Vibentis (versión armenia de Eusebio).
En la Lista Real de Abidos figura como Qebeh, y en la Lista Real de Saqqara como Qebehu.
El Canon de Turín indica que el reinado de …beh fue de 63 años (fragmento).
La Piedra de Palermo está partida en este periodo y sólo muestra el primer año de reinado. Celebró dos fiestas Heb Sed, en las que se renovaba el poder real por periodos de treinta años.
Suprimió el nombre de su predecesor Semerjet de los monumentos, al que consideró usurpador del trono, de igual forma que este lo había hecho con su antecesor Adyib.
Construcciones de su época
- Su complejo fúnebre en Saqqara es el primero en la historia egipcia que incluye el Templo funerario, llegando a ser parte imprescindible del conjunto sacro de los faraones posteriores.
- Su sepultura, la tumba Q, bastante amplia para su época, está localizada en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos.
El amanecer de la civilización faraónica
Los primeros signos de una compleja cultura empiezan a manifestarse con el surgimiento de pequeñas ciudades a lo largo del río Nilo y en la región del delta.
Para facilitar las relaciones culturales, comerciales o de dominación:
Comienza a desarrollarse la escritura jeroglífica.
Se redacta el primer tratado de anatomía, atribuido por Manetón al faraón Atotis (Aha).
Empiezan a registrarse anales reales.
Se celebra la primera «Fiesta Sed» conocida.
Organizan enterramientos rituales en las necrópolis reales de Abidos y Saqqara
Hay un gran desarrollo de la arquitectura, construida con adobes, en Hieracómpolis, Abidos y Saqqara
Azada de cobre datada durante la primera dinastía. British Museum.
Original file (500 × 667 pixels). Fuente: Jon Bodsworth. Este enlace. Copyrighted free use
Economía de Estado en el Antiguo Egipto
- En el Antiguo Egipto la tierra es propiedad del rey-dios encarnado, considerada en conjunto como unidad de producción, junto con el personal que la cultiva, los edificios, las herramientas, y el ganado. Estas unidades de producción se administran en el marco de ámbitos centralizados (los hut, «fortalezas») o ciudades (los niut), que pueden depender directamente de la administración real o asignarse a instituciones (templos, instituciones funerarias reales) o también a funcionarios como remuneración de los cargos ocupados al servicio del Estado.
- La propiedad privada no existe en principio, pero por medio de la herencia de los cargos y sobre todo de las dotaciones funerarias, no cabe duda de que muy pronto las grandes familias hayan podido monopolizar ámbitos importantes. Estos permanecen bajo la mirada de la administración, en caso de transmisión y siguen siendo personales, lo que no es el caso de los bienes puramente inmobiliarios (contratos de venta de residencias).
- La economía agrícola aparece a partir del III milenio a. C. Funciona sobre un sistema de cuotas concertadas por la institución de la que depende, pudiendo adquirirse el excedente y entonces servir para el consumo y el intercambio. Este sistema funciona también para la ganadería, la pesca y la artesanía. En este último caso, como para los funcionarios y entre las distintas instituciones, el Estado aplica salarios de redistribución.
- Si el Egipto faraónico nunca ha conocido la moneda, muy pronto los precios pudieron valorarse con relación a un patrón monetario (cobre, plata, oro).
- La fertilidad del valle, la riqueza y la diversidad de las producciones desarrolladas al inicio del III milenio a. C. permitieron con este sistema generar una economía de subsistencia y una determinada redistribución, donde la escasez y el hambre siguen siendo poco frecuentes.
- Todos los intercambios exteriores son un monopolio de Estado. El suministro de materias primas (piedras preciosas, cobre, oro, madera) se realiza mediante expediciones de explotación temporales en los lugares de los yacimientos (Sinaí, montes Árabes, Nubia) o por expediciones comerciales a zonas más alejadas (Oriente). La abundancia en las tumbas del principio del III milenio a. C., en particular en la primera parte de la Dinastía I, de cerámica sirio-palestina (Bronce Antiguo II) dan pruebas de la intensidad de contactos. Para estos intercambios internacionales, el oro egipcio quizás desempeñó un papel fundamental.
Lista Real de Abidos. Cartuchos 1-8. Rudolf Ochmann – Trabajo propio. CC BY 2.5. Original file (3,504 × 587 pixels).
Dinastía II de Egipto
La Dinastía II o Segunda Dinastía de faraones egipcios transcurre de c. 2890 a 2700 a. C., y forma parte, junto con la dinastía I, del Periodo arcaico.
Estela de Nebra. Keith Schengili-Roberts – Own Work (photo). CC BY-SA 2.5. Original file (740 × 1,648 pixels).
No se aprecia una clara ruptura entre la primera y la segunda dinastía. Algunos indicios hacen suponer la pacificación lograda entre las Dos Tierras, el Alto Egipto y el Bajo Egipto, como refleja el nombre del primero de sus reyes, Hetepsejemuy «los dos poderes están en paz».
La segunda dinastía cierra el período Arcaico o Tinita (nombre dado del lugar de donde procedían los primeros faraones de las dos primeras dinastías, Tinis, This en egipcio, cerca de Abidos).
Historia
Esta dinastía marca un reforzamiento del poder absoluto basado en una organización centralizada y la utilización más intensiva de la escritura (aumento de burocracia). Menfis se convierte en la capital del reino del norte con Uneg y Sened.
Hay indicios de una crisis de rivalidad entre Tinis y Menfis, reflejada en la estela de Peribsen, donde el «Nombre de Seth» sustituye al «Nombre de Horus». Los reyes de la segunda dinastía deben luchar contra los nubios y lograr la pacificación del norte del país, que solo la conseguirá Jasejemuy, al final de la dinastía.
Al comienzo de esta dinastía, el acento político y cultural se situó más en el Bajo Egipto. Los faraones fueron enterrados en Saqqara. Fue un momento de inestabilidad política, con algunos faraones solo reconocidos en el Bajo Egipto. Los gobernantes al inicio de este período fueron Hetepsejemuy, Nebra, Ninecher, Uneg y Sejemib. Después de ellos llegaron varios «rebeldes» del Bajo Egipto, cuyos nombres solo se conocieron mucho más tarde, y tal vez de manera incorrecta: Neferkara, Neferkaseker y un rey que puede haber sido llamado Hudyefa. La contraparte del Alto Egipto de estos faraones fue Peribsen, quien se consideraba a sí mismo como el representante de Set de Naqada, y por lo tanto también llevaba un nombre de Set. Fue sucedido por Jasejemuy. Este rey unió a los dos dioses en su nombre de Horus-Set (reemplazado por un nombre de Horus en Hierakónpolis, donde se adoraba a Horus) y también pudo reunir las Dos Tierras. A partir de ahora, Horus fue considerado el protector del Bajo Egipto y Set el del Alto Egipto. Dado el énfasis en el dominio de Horus, está claro que el Bajo Egipto desempeñó el papel más importante de ahora en adelante.
Faraones de la Dinastía II en las Listas reales. Foto: PLstrom – Trabajo propio. CC0. Original file (1,000 × 1,080 pixels).
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La Dinastía II de Egipto (c. 2.890-2.686 a.C.) es un período de la historia egipcia que sigue al auge de la Dinastía I y precede a la Dinastía III, que marca el inicio del Reino Antiguo. A pesar de ser menos conocida y estar menos documentada, fue una etapa importante en la consolidación del poder faraónico y en el desarrollo de la civilización egipcia.
Contexto Histórico
La Dinastía II se caracteriza por una cierta inestabilidad política y religiosa. Los registros de este periodo son escasos y en algunos casos contradictorios, lo que ha dificultado a los egiptólogos reconstruir con precisión los eventos y los reinados de los faraones que gobernaron en este tiempo.
Principales Faraones de la Dinastía II
Hotepsejemuy (c. 2.890-2.873 a.C.):
- Fue el primer faraón de la dinastía y su nombre significa «Las Dos Potencias están en paz», lo que sugiere que su reinado pudo haber iniciado con la reconciliación de conflictos entre el Alto y Bajo Egipto.
- Se esforzó por mantener la estabilidad en el país y consolidar la unificación del territorio.
Raneb (o Nebra) (c. 2.873-2.857 a.C.):
- Probablemente fue hijo de Hotepsejemuy. Durante su reinado, se dio mayor énfasis al culto al dios Ra, señalando una posible transición religiosa hacia la adoración solar, que se haría más prominente en el Reino Antiguo.
Ninetjer (c. 2.857-2.825 a.C.):
- Gobernó por un largo periodo y se cree que durante su reinado se produjo una división temporal del reino en dos partes, posiblemente para gestionar mejor la administración. Esto podría haber derivado en tensiones políticas y conflictos internos.
Senedj (c. 2.825-2.799 a.C.):
- Hay cierta confusión en torno a su reinado, ya que algunos egiptólogos sugieren que fue parte de la continuación de un periodo dividido entre el Alto y Bajo Egipto.
- Los registros de su gobierno son ambiguos, lo que hace difícil evaluar su impacto.
Período de Confusión:
- Tras Senedj, la sucesión parece volverse aún más incierta. Se mencionan gobernantes como Peribsen y Sekhemib, quienes podrían haber intentado restaurar el orden en medio de divisiones territoriales y rivalidades dinásticas.
Peribsen (c. 2.799-2.780 a.C.):
- Es uno de los faraones más intrigantes de la dinastía, ya que abandonó la veneración de Horus (el dios tradicional asociado al faraón) y adoptó a Seth como su deidad tutelar. Este cambio es inusual y sugiere un conflicto religioso o político en su reinado.
- Su tumba se encuentra en Abydos y es un ejemplo significativo de la arquitectura funeraria de la época.
Jasejemuy (c. 2.780-2.686 a.C.):
- Fue el último faraón de la Dinastía II y es considerado un unificador, ya que su nombre significa “Las Dos Potencias están en paz nuevamente”. Logró restaurar la estabilidad, consolidando nuevamente el poder central.
- Jasejemuy también es notable por sus monumentos en Abydos, donde se han encontrado inscripciones que sugieren que derrotó a rivales o rebeldes.
Copa Calcita Largo 26,5 cm; ancho 26,7 cm; H. Período Arcaico o Tinita.
Ismoon (talk) 16:51, 26 September 2020 (UTC) – Own work.. CC BY-SA 4.0. Original file (1,897 × 1,417 pixels).
Características del Periodo
Conflictos Internos y Divisiones: Este periodo fue marcado por conflictos entre el Alto y Bajo Egipto. La evidencia sugiere que en algún momento el reino pudo haberse dividido temporalmente, lo que explicaría la inestabilidad política y las dificultades en la sucesión.
Transiciones Religiosas: Durante esta dinastía, la religión egipcia experimentó cambios significativos. La adopción de Seth como la deidad principal por parte de Peribsen es un claro ejemplo de tensiones religiosas, algo que no se volvería a ver de manera tan drástica en períodos posteriores.
Consolidación y Preparación para el Reino Antiguo: Aunque fue una época de dificultades, hacia el final de la dinastía, bajo Jasejemuy, Egipto parece haber recobrado la estabilidad necesaria para el florecimiento del Reino Antiguo, lo que dio paso a la Dinastía III y el periodo de las grandes pirámides.
Legado y Conclusión
La Dinastía II es vista como un periodo de transición. Aunque menos próspero y menos documentado que otros periodos, fue crucial para la formación de la estructura política y religiosa que definiría a Egipto en épocas posteriores. La superación de los desafíos políticos y la reunificación lograda hacia el final del periodo permitieron que Egipto entrara en la etapa dorada del Reino Antiguo.
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